sábado, 30 de abril de 2016

KEYNES EL SUBVERSIVO. KEYNES Y LA PARADOJA DE LOS PRECIOS.

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La obra de Keynes se basa en el principio de la demanda efectiva: la producción de mercancías se ajusta o depende de la demanda de mercancías. Esta idea implica una transformación radical: la actividad económica está determinada por la demanda, no por las limitaciones que pudieran encontrarse por el lado de la oferta (dotaciones de recursos o por la tecnología). La idea choca radicalmente con la ley de Say y el establishment no tardó en darse cuenta del peligro de este mensaje subversivo. Keynes identificó los dos componentes de la demanda agregada, el consumo y la inversión. El consumo es más o menos estable, pero es insuficiente porque la propensión a consumir (cuando aumenta el ingreso) crece menos que proporcionalmente. La inversión, por su lado, puede colmar la brecha para alcanzar el pleno empleo (los inversionistas también demandan bienes y servicios para sus proyectos). Sin embargo, la inversión es inestable porque depende de las expectativas de los inversionistas y está condicionada por la incertidumbre, otro personaje clave en la obra de Keynes”.


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KEYNES EL SUBVERSIVO.

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Alejandro Nadal.

La Jornada sábado 30 de abril del 2016.


El primer día de 1935 encontró a John Maynard Keynes escribiendo una carta para George Bernard Shaw. En la misiva señaló: Creo estar escribiendo un libro sobre teoría económica que revolucionará en gran medida la manera en que el mundo piensa sobre los problemas económicos. Mostrando cierta cautela agregaba en un paréntesis que ese resultado no se dejaría sentir inmediatamente, pero sí en los próximos 10 años. Quién le iba a decir que pasado el decenio, él estaría a punto de morir de manera prematura (a los 62 años) y que ya se habría iniciado un proceso contrarrevolucionario para distorsionar y aniquilar los principales descubrimientos de su obra.

Keynes tenía razón. Su obra fue revolucionaria. Y el mensaje central fue juzgado subversivo por la clase política y por la mayoría de sus colegas en el mundo académico. Ese mensaje puede sintetizarse en una frase: las economías capitalistas son intrínsecamente inestables y pueden mantener niveles de desempleo socialmente inaceptables durante largos periodos de tiempo.

La teoría de Keynes no se hizo en un día. La evolución puede resumirse en una de sus frases más célebres: el problema no está en las nuevas ideas, sino en escapar de las viejas formas de pensar que se ramifican, para nosotros que hemos sido educados en sus tradiciones, hasta ocupar todos los rincones de nuestra mente.

El mundo anterior a Keynes rechazaba la posibilidad de una crisis económica generalizada. Dominaba la idea según la cual la venta de mercancías sirve para financiar la compra de otras mercancías. Es decir, cuando una persona vende una mercancía lo hace para inmediatamente comprar otra mercancía con el ingreso obtenido. Esta idea recibe el nombre de ley de Say (por el economista francés del siglo XIX), y de aquí se desprende que todo el ingreso se gasta y lo que no se gasta se ahorra. De ahí que Keynes la redujo a la frase la oferta crea su propia demanda. Podría haber un problema de desequilibrio en un mercado particular, pero, a nivel de toda la sociedad, lo que deja de gastarse en un mercado se gastará en otro y siempre habrá, en el agregado, un equilibrio.

La obra de Keynes se basa en el principio de la demanda efectiva: la producción de mercancías se ajusta o depende de la demanda de mercancías. Esta idea implica una transformación radical: la actividad económica está determinada por la demanda, no por las limitaciones que pudieran encontrarse por el lado de la oferta (dotaciones de recursos o por la tecnología). La idea choca radicalmente con la ley de Say y el establishment no tardó en darse cuenta del peligro de este mensaje subversivo.

Keynes identificó los dos componentes de la demanda agregada, el consumo y la inversión. El consumo es más o menos estable, pero es insuficiente porque la propensión a consumir (cuando aumenta el ingreso) crece menos que proporcionalmente. La inversión, por su lado, puede colmar la brecha para alcanzar el pleno empleo (los inversionistas también demandan bienes y servicios para sus proyectos). Sin embargo, la inversión es inestable porque depende de las expectativas de los inversionistas y está condicionada por la incertidumbre, otro personaje clave en la obra de Keynes.

En 1932 Keynes pudo reconocer la relación de identidad entre los agregados macroeconómicos inversión y ahorro. Es uno de los más importantes descubrimientos de Keynes y hoy el análisis monetario permite identificar no sólo la naturaleza, sino el mecanismo a través del cual se explica esta identidad. Por la creación monetaria de los bancos privados, ya no se necesita una reducción en el consumo para tener un ahorro que pueda invertirse. El crédito bancario genera los depósitos y un incremento en la inversión provoca crecimiento del ingreso. Aquí se invierte la relación de causalidad. Hoy sabemos que el ahorro no precede a la inversión. El alto nivel de consumo, no del ahorro, es lo que lleva a mayor inversión y al crecimiento del ingreso.

Keynes mostró que aún con plena flexibilidad de precios en todos los mercados el desempleo puede mantenerse durante largos periodos de tiempo. Aun así, hoy se puede decir que el mundo de la macroeconomía se divide entre aquéllos que acompañan el análisis de Keynes y los que siguen insistiendo en que el problema del desempleo está provocado por algún tipo de rigidez. Típicamente se buscan las fuentes de rigidez en el mercado laboral (serían los sindicatos los villanos) o en las intervenciones del gobierno (que vendrían a distorsionar la bella obra de los mercados con precios flexibles). Frente a esta tontería se yergue la obra de Keynes: los precios flexibles en el mercado no sólo no resuelven el problema del desempleo, sino que pueden agravarlo.

Varios mensajes de Keynes irritan a los economistas convencionales e ignorantes. Pero hay uno que les parece intolerable porque atenta contra su creencia sacrosanta de que la esfera de lo económico es autónoma y no debe ser perturbada por nadie porque tiene la capacidad de autoregulación. Keynes demostró, por el contrario, que se necesita la intervención externa para poder estabilizar el funcionamiento de una economía capitalista.


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KEYNES Y LA PARADOJA DE LOS PRECIOS.

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Robert Skidelsky.

Project Syndicate.

Jueves 26 de febrero del 2015.

En 1923, John Maynard Keynes se refirió a una cuestión económica fundamental, que todavía es válida, con las siguientes palabras: “(…) la inflación es injusta y la deflación es inconveniente. De ambas, tal vez la deflación sea (…) lo peor; porque es peor (…) generar desempleo que frustrar las esperanzas del rentista. Pero ambos males no son necesariamente equiparables”. La lógica del argumento parece irrefutable. Como muchos contratos son “inflexibles” (es decir, no son fáciles de revisar) en términos monetarios, tanto la inflación como la deflación producen daño en la economía. El aumento de precios reduce el valor de ahorros y pensiones, mientras que la caída de precios reduce las expectativas de ganancias, alienta el ahorro desmedido y aumenta el peso real de las deudas. La frase de Keynes se ha convertido en un mandamiento de política monetaria (uno de sus pocos consejos que perduró). La tesis comúnmente aceptada es que los gobiernos deben buscar la estabilidad de precios con un ligero sesgo inflacionario para estimular los “espíritus animales” [expectativas económicas] de empresarios y consumidores.

En los diez años que precedieron a la crisis financiera de 2008, los bancos centrales independientes fijaron una meta de inflación de alrededor del 2%, a fin de dar a las economías un “ancla” para la estabilidad de precios. Nadie debía esperar una desviación respecto de la meta, a menos que fuera temporal. Se eliminaría de los cálculos empresariales la incertidumbre respecto de la trayectoria futura de los precios. Desde 2008, la Junta de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo no pudieron cumplir la meta del 2% de inflación en ningún año; el Banco de Inglaterra sólo lo logró en uno de siete. Además, en 2015 se prevé una caída de precios en Estados Unidos, la eurozona y el Reino Unido. ¿Qué queda del ancla inflacionaria? ¿Y qué supone la caída de precios para la recuperación económica? Lo primero que debe tenerse en cuenta es que el “ancla” siempre fue tan insegura como la teoría monetaria en la que se basaba. El nivel de precios en un momento cualquiera depende de muchos factores, de los que la política monetaria tal vez sea el menos importante.

En la actualidad, es probable que el derrumbe de precios del crudo sea el principal factor que impide alcanzar la meta de inflación, así como en 2011 su encarecimiento tuvo el efecto contrario. Como señaló el economista británico Roger Bootle en su libro de 1996 La muerte de la inflación, el efecto abaratador de la globalización influyó mucho más sobre el nivel de precios que las políticas antiinflacionarias de los bancos centrales. De hecho, la experiencia poscrisis con la flexibilización cuantitativa evidencia la relativa incapacidad de la política monetaria para compensar la tendencia deflacionaria global. De 2009 a 2011, el Banco de Inglaterra inyectó 375.000 millones de libras (578.000 millones de dólares) en la economía británica, para “volver a la meta de inflación”. En un lapso algo mayor, la Reserva Federal inyectó tres billones de dólares. Como mucho, esta enorme expansión monetaria sólo produjo un “pico” inflacionario temporal. Como dice el dicho: “Uno puede llevar el caballo al agua, pero no obligarlo a beber”. No se puede forzar a la gente a gastar dinero si tiene buenos motivos para no hacerlo. Es improbable que las empresas inviertan en un contexto de negocios incierto y que las familias se pongan a consumir cuando están enterradas en deudas. Es una verdad que el BCE descubrirá muy pronto con su propio programa de expansión monetaria por un billón de euros con el que busca estimular la estancada economía de la eurozona. ¿Qué pasará con la recuperación si caemos en lo que a modo de eufemismo algunos llaman “inflación negativa”?

La opinión comúnmente aceptada indica que el efecto sobre la producción y el empleo ha de ser perjudicial. Keynes lo explicó en 1923: “el hecho de la caída de precios perjudica a los empresarios; en consecuencia, el temor a la caída de precios los lleva a protegerse limitando sus operaciones”. Pero a muchos analistas no les preocupa una reducción de precios, ya que distinguen entre “desinflación benéfica” y “deflación dañina”. Lo primero supone aumento del ingreso real para prestamistas, pensionados y trabajadores, además de abaratamiento de la energía para la industria. Todos los sectores de la economía gastarán más y eso impulsará la producción y el empleo (al tiempo que sostendrá el nivel de precios). En cambio, la “deflación dañina” supone un aumento de las deudas en términos reales. Los deudores están obligados por contrato a pagar cada año una suma fija en concepto de interés.

Si el dinero se revaloriza (al caer los precios), el interés que pagan les cuesta más (medido por los bienes y servicios que podrían comprar con ese dinero) que si los precios se hubieran mantenido. (En el otro sentido, el caso inflacionario, los intereses les costarán menos.) De modo que la deflación de precios implica inflación de deudas; y a mayor endeudamiento, menos gasto. Con las enormes deudas que aún tienen los sectores público y privado, la deflación dañina sería, como señala Bootle, “una pesadilla indescriptible”. ¿Cómo evitar que la desinflación benéfica se convierta en deflación dañina? Los apóstoles de la expansión monetaria creen que basta con acelerar la máquina de imprimir billetes. Pero si no funcionó estos últimos años, ¿por qué va a hacerlo en el futuro? Para evitar la deflación (y así sostener la recuperación económica) parece necesaria una de dos condiciones: un veloz retroceso del abaratamiento de la energía o una política deliberada tendiente a elevar la producción y el empleo por medio de la inversión pública (algo que, paralelamente, produciría un aumento de precios). Pero esto obligaría a abandonar el objetivo prioritario de reducir el déficit. Lo primero es una eventualidad impredecible; lo segundo, ningún gobierno está dispuesto a hacerlo. Así que lo más probable es que sigamos viendo más de lo mismo: una economía semiestancada por tiempo indeterminado.

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viernes, 29 de abril de 2016

LOS GREMIOS ARMAN UN MAYO FRANCÉS. SINDICATOS RECHAZAN PROYECTO DE REFORMA LABORAL DE HOLLANDE.

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Hace exactamente un mes, en nuestro Editorial del día, nuestra Opinión sobre la Ley Laboral neoliberal presentada por el gobierno socialista - que traicionó su programa original - decíamos lo siguiente:

NUEVAS MANIFESTACIONES EN FRANCIA CONTRA EL PROYECTO DE LEY LABORAL.- OTRO PAÍS QUE SE HUNDE POR LA TRAICIÓN DE SUS DIRIGENTES POLÍTICOS. Un Presidente Socialista que traicionó su Programa de Gobierno y se sometió a la imposición de las políticas de la austeridad absoluta de la Canciller alemana Angela Merkel, las políticas neoliberales de la Troika, irresponsablemente intervino en Siria, Libia, Túnez, - desde el anterior gobierno y él siguió, militarmente, con otras potencias Occidentales) , resultado el terrorismo en el centro de París la respuesta del Ejército Islámico, EI (terroristas étnico-religiosos-musulmanes-nacionalistas-militaristas); y millones de migrantes, con una crisis migratoria NO, mucho más, una crisis humanitaria, además, camino a una crisis de la Civilización, junto a la profunda crisis económica-financiera multidimensional (social, política, cultural, ambiental, institucional) impuesta por el neoliberalismo y ahora en la final de su gobierno desea imponer una Ley laboral, Ley de Flexibilización laboral, (puro Consenso de Washington, hoy Bruselas) o desregulación del mercado laboral (miles o millones de trabajadores, serán despedidos sin derecho alguno, millones que supervivan se quedarán sin derecho o recortados en sus derechos sociales-laborales y los miles que ingresen lo harán sin derechos sociales, hoy como es característica de las políticas neoliberales en los países de la euro-zona, economías emergentes del Sudeste asiático (China, India, Tailandia, Singapur, Hong-Kong, Taiwán, etc.) o en América en su conjunto. Ahora veamos el cable….

Estudiantes y trabajadores franceses se manifiestan en contra del proyecto de ley laboral presentado por el gobierno, el 24 de marzo de 2016 en París Estudiantes y trabajadores franceses manifestaban nuevamente el jueves en París y otras ciudades del país contra el proyecto de ley laboral presentado por el gobierno socialista. Las manifestaciones dieron lugar a actos de violencia en varias ciudades. Varios vehículos fueron incendiados y 24 personas fueron detenidas, indicaron las autoridades. La policía utilizó granadas lacrimógenas en París y en Nantes (oeste) para dispersar a grupos de jóvenes, algunos de los cuales estaban encapuchados. Desde principios de marzo, cientos de miles de personas se manifestaron ya en dos días de acción contra ese texto, que fue aprobado el jueves en Consejo de Ministros.

Numerosos establecimientos de enseñanza estaban bloqueados el jueves por la mañana, entre ellos el emblemático Instituto de Ciencias Políticas de París. "Queremos el retiro de la ley, pero además decirle que estamos hartos al gobierno", que "precariza nuestro futuro", explicó Marius, estudiante secundario de 15 años. Una gran manifestación empezó a primeras horas de la tarde en París, en un ambiente tenso. Los estudiantes encabezaban el cortejo enarbolando una banderola en la que podía leerse "La noche es para follar, no para trabajar". Por la mañana, tuvieron lugar manifestaciones en varias otras ciudades del país, como Rennes (oeste) y Marsella (sur). Cuando falta un año para la elección presidencial, el temor a un gran movimiento social llevó al gobierno a hacer concesiones sobre varios puntos del proyecto de ley, de inspiración liberal. Pero siete sindicatos y organizaciones estudiantiles consideraron insuficientes esas modificaciones y reclaman el retiro de la ley. Después de las manifestaciones de este jueves, sindicatos y organizaciones estudiantiles llamaron a una gran movilización, con huelgas y manifestaciones, el 31 de marzo. Pablo Raúl. Viernes 25 de marzo del 2016.
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OTRO MAYO FRANCÉS SE VIENE AHORA EN NUESTRA HISTORIA. Miles de sindicalistas, jóvenes estudiantes y ciudadanos franceses se movilizan contra la reforma laboral, neoliberal impuesta por el presidente, el falso "socialista" Hollande. 
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LOS GREMIOS ARMAN UN MAYO FRANCÉS.
Una Nueva protesta Convocada por siete Sindicatos rechazó el Proyecto de Reforma Laboral de Hollande.
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La jornada de movilización de ayer, la séptima que se organiza en menos de tres meses, fue considerada como una prueba para medir el malestar social con la reforma laboral que será debatida en el Parlamento el martes

Página /12 viernes 29 de abril del 2016.

El descontento con el proyecto de reforma laboral impulsado por el gobierno del presidente François Hollande, que será debatido el martes próximo, dejó ayer un centenar de manifestantes detenidos en una nueva movilización convocada por siete sindicatos. Al menos 170.000 personas participaron en las marchas en todo el país, 15.000 sólo en París, según datos de la prefectura gala. El principal sindicato, la Confederación General del Trabajo (CGT), informó que hubo 60.000 manifestantes en la capital y 500.000 en todo Francia. El ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, informó en Lyon que se registraron 124 detenciones en varias ciudades, en el marco de las protestas. y que “24 policías o gendarmes resultaron heridos”. La Unión Nacional de Estudiantes de Francia (Unef), principal sindicato estudiantil, condenó el “uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía” –hubo manifestantes heridos– y su presidente, William Martinet, recordó que manifestarse es un derecho. Al gobierno socialista le espera un “Mayo caliente”, anticipó ayer en un comunicado el sindicato estudiantil.
Al final de la tarde, los enfrentamientos continuaban en París, mientras que en Rennes, la prefectura informó de al menos tres policías y un manifestante heridos. “Todo el mundo detesta a la policía”, gritaban jóvenes con el rostro cubierto en Nantes y París, donde las vitrinas y marquesinas de las paradas de colectivos fueron destrozadas. La policía respondió en Rennes con gases lacrimógenos y balas de goma a las latas de humo y proyectiles lanzados por los manifestantes. La jornada de protestas de ayer, la cuarta en un mes y la séptima que se organiza en menos de tres meses, fue considerada como una prueba para medir la determinación de los opositores a esta última gran reforma laboral del gobierno del mandatario socialista, cuando falta un año para las elecciones presidenciales.
La manifestación nacional de la intersindical contra el proyecto de ley impulsado por la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, buscó incrementar la presión para que se retire el texto del Ejecutivo. La reforma, según los siete sindicatos de trabajadores y estudiantes convocantes, “contiene grandes peligros para el mundo laboral”, y provocó igualmente malestar en la patronal francesa Medef, que amenazó con romper las negociaciones con los agentes sociales si no se modifica.
La reforma incluye medidas que otorgarían más flexibilidad a las empresas para contratar y despedir a los trabajadores, en un intento por doblegar el desempleo, que ronda el 10 por ciento y que afecta, principalmente, a los jóvenes, con un 24 por ciento de desocupación en esa franja. Según una encuesta elaborada por el instituto Elabe, el 78 por ciento de los franceses considera que existe “un alto riesgo de estallido social” en el país galo. Los opositores, en tanto, exigen que el proyecto de reforma laboral sea retirado de la discusión parlamentaria, iniciativa a la que consideran demasiado favorable para las empresas y un factor de precariedad laboral para los trabajadores, especialmente para el sector de los más jóvenes.
La anterior convocatoria, realizada el 9 de abril, convocó a 120.000 manifestantes en Francia, según datos de las autoridades. El momento más álgido de la movilización tuvo lugar el 31 de marzo, cuando marcharon 390.000 personas, según las autoridades, y 1,2 millones, según cifras de los sindicatos. Jean-Claude Mailly, secretario general del sindicato Fuerza Obrera, aseguró que la movilización “no pierde fuerza, porque esta ley plantea verdaderos problemas”. El líder sindical remarcó además en la cadena parlamentaria LCP que “siempre condenamos ese tipo de violencia, pero ellas tuvieron lugar antes de la manifestación”, al tiempo que reprochó a las autoridades el “excesivo uso de la fuerza de los agentes”. “Somos partidarios de una reforma que esté a favor de los trabajadores, no de las empresas”, explicó a la prensa el sindicalista de la CGT, Reynald Kubecki, quien insistió en la revocación del texto actual.
Los manifestantes tienen previsto expresar de nuevo su rechazo durante la tradicional movilización del 1 de Mayo, protesta que esperan repetir el 3 de mayo, cuando comience a tratarse el proyecto de ley en el Parlamento francés. Además de las manifestaciones que se desarrolaron en todo el país, las huelgas parciales en los transportes provocaron la anulación de un 20 por ciento de los vuelos en el aeropuerto parisino de Orly y el retraso de varias partidas y arribos en el aeropuerto de Charles de Gaulle.
La movilización comenzó el 9 de marzo y dio surgimiento, a fines de ese mes, al movimiento ciudadano Nuit Debout” (Noche en Pie), que busca expresar su descontento con la política tradicional. Los opositores a la reforma laboral fueron acompañados por los llamados “intermitentes del espectáculo” —profesionales de este sector en Francia que trabajan de manera discontinua— que actualmente mantienen negociaciones sobre sus subsidios de desempleo. Los intermitentes manifestaban desde el lunes frente al teatro del Odeón, en París, y extendieron su movimiento de ocupación de salas a otras ciudades de Francia. Aunque llegaron ayer de madrugada a un acercamiento con la patronal del espectáculo y el entretenimiento, el acuerdo aún no fue firmado por todas las partes.

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jueves, 28 de abril de 2016

ECONOMÍA MUNDIAL: CONSECUENCIAS DE UN RIESGO GLOBAL INMINENTE.

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PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA. JOSEPH STIGLITZ: LAS POLÍTICAS MONETARIAS AUMENTARON LA DESIGUALDAD ECONÓMICO-SOCIAL.- El ganador del Premio Nobel Joseph Stiglitz dijo que las políticas monetarias exacerbaron la desigualdad económico-social y es necesario reencaminarlas para que apunten mejor a hacer que fluya dinero hacia las economías y a ayudar a las pequeñas y medianas empresas. En una entrevista con Bloomberg Television este martes con Francine Lacqua y Michael McKee en Nueva York, dijo que políticas como la flexibilización cuantitativa eran una “versión de la economía del derrame” y que el aumento posterior de los precios de los activos sólo afectó a los miembros más ricos de la sociedad. “El problema principal es el acceso al crédito para pequeñas y medianas empresas, es llevar ese flujo de dinero a la economía real”, dijo Stiglitz.

Está “bien tener una burbuja en el mercado bursátil si uno tiene muchas acciones. Pero si uno forma parte del 80 por ciento inferior de Estados Unidos, tiene pocas acciones y no salta de alegría ante el aumento de las acciones. Admitámoslo, la enorme mayoría de nuestro mercado accionario es propiedad del 1 por ciento”, de multimillonarios – corporaciones transnacionales, grandes bancos globales, aseguradoras mundiales, monopolios en sanidad, educación, seguridad, pensiones, mega-corporaciones de economía de la guerra, etc. -.

Los comentarios de Stiglitz (si las políticas monetarias exacerban, originan mayor desigualdad económico-social en el propio Estados Unidos en beneficio del 1% de esa población de multimillonarios,- entre ellos los banqueros - se imaginan, lo que está sucediendo en el mundo), llegan en un momento en el que algunos bancos centrales del mundo se ven obligados a echar más mano a sus herramientas de política económica para contribuir a sostener sus economías. Como a las autoridades económicas les cuesta salir del malestar económico, algunos hasta llegaron a proponer la idea del “dinero helicóptero”, que busca dar el dinero directamente a los consumidores. El profesor de la Universidad de Columbia, que dijo que la Reserva Federal puede hacer más para “encauzar” dinero hacia las pequeñas empresas y la economía, también criticó las tasas negativas, en parte debido a su posible impacto sobre el crédito.

“Los peligros de las tasas de interés negativas —si uno no las administra extraordinariamente bien; algunos países lo están haciendo razonablemente bien, otros no— es que de hecho debilitan el sistema bancario”, dijo Stiglitz. “Si debilitan el sistema bancario, los bancos van a otorgar aún menos crédito. Si bien pueden tener cierto efecto sobre los mercados financieros, en lo que realmente debe preocuparnos, que es el flujo de crédito a las empresas, no funcionan”.


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ECONOMÍA MUNDIAL: CONSECUENCIAS DE UN RIESGO GLOBAL INMINENTE.
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La Izquierda Diario.

Rebelión jueves 28 de abril del 2016.

El crecimiento económico mundial está resultando “demasiado lento por demasiado tiempo”, había advertido la directora del FMI, Christine Lagarde. Días más tarde el organismo anunciaba un nuevamente revisado a la baja crecimiento mundial para el año en curso del 3,2% mientras advertía sobre mayores riesgos para la estabilidad financiera. Por su parte y hace unos días el G-20 (que aglutina a las veinte mayores economías del mundo) reunido en Washington, coincidía en pronosticar un modesto crecimiento global con tendencias a la baja para este año. También la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) emitió un alerta por la desaceleración de las grandes economías avanzadas en particular Estados Unidos, Inglaterra y Japón, junto con la pérdida de impulso de la economía alemana.

Los riesgos -sin duda alguna muy reales- expresados como insistente coincidencia de los organismos internacionales, se asemejan a un gran lobby sobre la Reserva Federal norteamericana para evitar una eventual y altamente riesgosa suba de tasas. Entre tanto, en esa gran pajarera que es la Fed, se moderaba la riña entre “palomas” y “halcones”, al tiempo que la “voz de aura” de la presidencia llamando a la “cautela” parecía marcar un norte bastante claro.

Temores por un nuevo 2008.

Como señalamos en otra oportunidad –y en parte, a diferencia de 2008- los factores que se entremezclan y amenazan con un nuevo estallido y/o una nueva recesión resultan múltiples y bastante inasibles. Formulados un tanto caóticamente: la cuestión china, el riesgo de Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea), la caída del precio de las materias primas y en particular las cuestiones petrolera y bancaria, la reversión del flujo de capitales hacia el centro, la aguda crisis de Brasil, los problemas de deuda en los llamados “emergentes” que se agudizan con la inversión de la ruta de los capitales y los primeros síntomas de contracción de las ganancias en Estados Unidos, son algunos de los más destacados. Todos ellos amenazan con magnificarse y traducirse en un eventual nuevo 2008 si efectivamente la Fed retomara su programa de incremento progresivo de tasas de principios de año.

Pero pase lo que pase en la coyuntura económica internacional –si hay algo que pueda llamarse así- en gran parte las cartas ya están echadas si se piensa en el más largo plazo. China no volverá a crecer a las ya afamadas “tasas chinas” y ello quita sustento “real” a las políticas monetarias expansivas (los capitales retornan a “casa”) poniendo de manifiesto su costado “ineficaz”. Y esta contradicción se hace presente en el corto plazo de un modo múltiple: por un lado las políticas de dinero barato devienen una amenaza potencial mayor para la economía norteamericana, por el otro aparecen como una de las mayores preocupaciones si una nueva recaída se produjera y finalmente –lo que más preocupa al “ahora” de los organismos internacionales- que el remedio -su incremento- podría resultar mucho peor –¡“Dios” sabe cuánto!- que la enfermedad.

¡A las tasas…!

Como también señalamos hace un tiempo, los límites de la “sinergia” entre políticas monetarias y sus fuentes “reales” -o sea fuentes para la creación de valor y plusvalor, léase China y “emergentes”- hicieron sonar las alarmas. Hace rato que los alertas sobre el riesgo inminente de una suba de tasas, se acompañan de voces crecientes que reclaman “políticas fiscales” expansivas en las economías centrales.

El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, acusando recibo de la situación y sumándose a la “cruzada internacional”, mantuvo la tasa de interés en cero, enfrentó con dureza al ministro de finanzas alemán –Schaüble “el terrible”- y prometió para junio una para nada “progre” aunque “anticíclica” –eso sí- compra de deuda corporativa de empresas que no sean bancos, incluyendo a las compañías aseguradoras. SegúnThomas Fazi se trata de una medida sin precedentes, un gran regalo a las multinacionales que hará que el Banco Central inyecte dinero directamente en las grandes empresas no financieras. Tampoco se privó Draghi –el “Supermario”, como lo llaman- de pedir reformas y sobre todo “inversión en infraestuctura” a nivel europeo y nacional.

La doble cruzada por mantener políticas monetarias expansivas e implementar políticas fiscales (inversión pública, fundamentalmente) que aúna al FMI, al Banco Mundial y a la OCDE, entre otros, tiene su jerarquía. Y como de costumbre es pragmática. Lo primero es lo primero… “¡A las tasas! (bajas)” es la voz de mando. Lo otro -la inversión pública en los países centrales- es un hipotético y poco convincente sustituto de verdaderas fuentes “reales”, aunque podría tomar cuerpo en algún país o en varios, en un futuro, según la magnitud y derivaciones políticas que adopte la crisis.


Josetxo Ezcurra


“Demasiada capacidad instalada”.

Lo dijimos pero vale la pena insistir. Llama la atención que tras tantos años de bajo crecimiento de la inversión y la productividad en el “centro”, recién ahora, los organismos internacionales se muestren tan preocupados por el carácter “insuficiente” o “ineficaz” de las políticas monetarias expansivas para estimular la economía real. Incluso, no es que el amplio degradé que compone el ala de los economistas neokeynesianos como Stiglitz, Krugman y hasta Summers, no lo haya mencionado. Lo hicieron, pero muy tímidamente y mientras apoyaban políticas de tasas bajas como “mal menor”.

Sin embargo ahora sus exponentes más de “izquierda”, como Stiglitz, irrumpen denunciando la ausencia de una relación positiva entre bajas tasas de interés e inversión –una verdad a gritos. Señala que durante los últimos años, tasas -incluso negativas en términos reales- acompañaron caídas en el crecimiento de la inversión integrada mayoritariamente por plantas y equipos. Remarca Stiglitz que según datos de la OCDE en Estados Unidos, la inversión cayó desde el 8,4% del PBI en el 2000 al 6,8% en 2014 y en la UE del 7,5 al 5,7 en igual período. Agrega que manifiestamente es absurda la idea de que las corporaciones estarían dispuestas a realizar un gran número de proyectos si solamente las tasas se redujeran en otros 25 puntos básicos y que a decir verdad las corporaciones están sentadas sobre cientos de miles de millones de dólares porque ya tienen demasiada capacidad instalada –hemos insistido sobre este punto.

Pero para Stiglitz, el verdadero problema reside en que las empresas pequeñas y medianas –las que necesitan crédito de los bancos- no pueden tomar préstamos a la misma tasa de interés de los bonos del tesoro. Remarca que por más negativas que sean las tasas, existe una gran brecha –spread- entre la tasa de interés que fijan los bancos y la tasa de los bonos del tesoro. Por lo que concluye que los bancos no desempeñan ningún papel en el modelo económico que los formuladores de política monetaria vienen implementando. En definitiva, y siempre según Stiglitz, mientras la capacidad de las políticas monetarias para restaurar una economía en declive son limitadas, confiar en el “modelo equivocado” evita que los bancos centrales contribuyan en la medida de sus posibilidades, pudiendo incluso causar un empeoramiento de la situación.

Sin pretender desarrollar aquí una polémica con Stiglitz es preciso remarcar que su fundamentación contiene como mínimo tres puntos extremadamente débiles. El primero es una simple contradicción en los términos: suponiendo que las pequeñas y medianas empresas tuvieran efectivamente acceso al crédito barato ¿dónde invertirían si –como bien señala- las corporaciones que manejan todas las palancas de la economía tienen capacidad instalada excedente? Si existiera “espacio virgen” para la inversión lucrativa, sería utilizado por las grandes corporaciones…El segundo, guarda la enorme ingenuidad –por decir lo menos- de presuponer que el problema de los bancos centrales reside en sus “esquemas teóricos” desactualizados…El tercero, derivado del segundo, consiste en disfrazar de “error teórico” los maravillosos salvatajes -fundamentalmente bancarios- que los estados de los principales países centrales vienen operando post 2008 sin olvidar el regalo a las multinacionales no financieras que el Banco Central Europeo está prometiendo para junio próximo.

No se trata ni de “errores” ni de “excesos”…Son políticas destinadas a salvar al gran capital concentrado que, como está inscripto en la propia lógica del desarrollo del sistema capitalista, es el que tiene la sartén por el mango. Pero el asunto es que las políticas de salvataje son eficaces mientras en alguna parte se esté creando valor y plusvalor. Dicho de otro modo, mientras existan sectores de la economía o alguna economía que ostente niveles de crecimiento real capaz de absorber al menos parte de las masas de capital que no encuentran lugar para su valorización productiva. Ese rol durante los últimos años, lo cumplieron –aún de manera parcial- China, los “emergentes”, las materias primas y en particular el sector “shale” gasífero y petrolero en Estados Unidos.

Son las limitaciones que todos estos sectores unánimemente están presentando, las que ponen nerviosa a una gama muy amplia de actores. Gama que tuvo poco que decir en tanto el esquema funcionaba, incluso con muy bajo crecimiento de la inversión, la productividad y la economía en los países centrales. De todos modos y en el mientras tanto, sospechan que el retiro de las políticas monetarias sería mucho peor que la enfermedad. Por ello el objetivo consiste en demorar lo más posible una eventual recaída dramática logrando algún nivel más o menos sostenible de estabilización económica. Esa la apuesta. Veamos.

Objetivos no descartables (o el “mal menor”).

La intención de la Reserva Federal norteamericana de abandonar las políticas monetarias expansivas arrastra un doble objetivo. Por un lado y primordialmente busca enfriar un mercado bursátil que ha estado acusando cada vez más el impacto de la reversión del flujo de capitales. Por el otro, persigue recuperar la herramienta de la política monetaria en caso de desencadenarse una crisis aguda.

La idea fundamental para la primera meta es que si la Fed sube la tasa de referencia, ello debería traducirse en el mercado de bonos bajo la forma de incremento del interés que rinden estos instrumentos. Una tal situación debería convertir a este mercado en más atractivo y frenar las sumas de dinero que se dirigen hacia la bolsa sobrevaluando permanentemente las acciones y agudizando las tensiones financieras. Pero lo cierto es que a pesar del retiro del quantitave easing (políticas de expansión cuantitativa), de la propaganda sobre el incremento de tasas y de su primer aumento a principios de año, la afluencia de dinero hacia la bolsa continuó incrementándose.

Una nota reciente de Financial Times se pregunta por qué los rendimientos de los bonos continúan en mínimos históricos y aún más bajos de lo que estaban hace un año, siendo que la Fed llevó a cabo su primer incremento de tasas y la idea de profundizar la suba no salió de su discurso. El artículo resalta que aún cuando se registraron fuertes caídas durante los primeros meses del año, el valor promedio de las acciones representa un poco menos de 2,8 veces su valor de libro -el valor de los activos en el balance menos los pasivos-. Relación que fue más o menos la que ostentaban las acciones en su punto más alto antes del crack de 2007-2009. Según la nota, el problema tiene una doble respuesta. La primera es que el mensaje de la Fed respecto de la suba de tasas se ha vuelto cada vez más ambiguo durante los últimos meses respondiendo al incremento de los riesgos globales. De hecho el mercado de futuros de los bonos de la Fed reconoce hoy una probabilidad de sólo 50% de que aumenten las tasas nada más que una vez en el curso del año. La segunda respuesta sería de origen “económico”: Estados Unidos puede exhibir crecimiento pero la ira del electorado muestra que no se trata de nada demasiado emocionante.

Supongamos que Estados Unidos adopta una política decidida hacia la suba de tasas. Probablemente el interés de los bonos se incremente y amainen las cotizaciones en el mercado de valores. Sin embargo y en paralelo, el petróleo retomaría el rumbo descendente junto con el resto de las commodities, la presión sobre los “emergentes” se incrementaría y en China la salida de capitales presionaría por una devaluación del yuan. Y esto sin hablar de los efectos sobre la economía mundial. Es en este entramado complejo que los organismos internacionales confluyen en su cruzada para exigir que se mantengan las tasas y resulta muy probable que la Fed consume las expectativas. El objetivo: una estabilización temporaria en la que el precio del petróleo prosiga una recuperación leve –allende la falta de acuerdos en la OPEP- y los precios del resto de las materias primas se estabilicen –sin descartar incluso algún incremento suave. Si efectivamente Estados Unidos mantiene las tasas sin cambios durante todo el año, la reversión del flujo de capitales podría detenerse e incluso mostrar un retorno –moderado y senil, de más está decirlo- hacia el mundo “emergente”. En este contexto sería altamente probable que China tras sus pasos hacia la internacionalización del yuan –y manteniendo un crecimiento estable de alrededor del 6,9%- evite nuevas devaluaciones de su moneda.

De cumplirse este escenario no puede descartarse algún nivel de estabilización de corto plazo. Pero el problema central es que no hay estabilización posible de largo plazo sin nuevas fuentes “reales” para la acumulación de capital. Y es este asunto de carácter estratégico el que, sean cuales fueran los escenarios coyunturales, mantiene latente la probabilidad de una nueva recesión mundial.


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miércoles, 27 de abril de 2016

ESPAÑA TENDRÁ QUE VOLVER A LAS URNAS EN JUNIO.

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El 6 de febrero del presente año, en nuestro Editorial,  expresamos lo siguiente --- un fracaso político, Sí importa...?.
PEDRO Y PABLO. EL PSOE Y PODEMOS. LOS “SOCIALISTAS” Y LA “NUEVA” IZQUIERDA, INTENTAN RECONSTRUIR LA POLÍTICA ESPAÑOLA.- España. Continúa el "rompecabezas político". “un mar de incertidumbres políticas”. Dos jóvenes provenientes del gran “escenario político del socialismo”, Pedro el Economista y Pablo el Politólogo, tienen hoy en sus manos la gran responsabilidad política - encargada por el Rey – de formar gobierno, según la Constitución, pero parece que Pedro y Pablo ( Pedro Sánchez del PSOE – parte de la política del viejo bipartidismo político de España, “enterrado” políticamente por las elecciones de diciembre último, así como Pablo, - Pablo Iglesias – Líder de la “nueva izquierda” española del Podemos; hasta hoy parece que los puntos principales, sobre política – mirando al futuro – un  gobierno de izquierda, no tienen “consenso político”, tomando como referencia que Pedro insiste en considerar como integrante de este “pacto político” por un “nuevo Gobierno” a los representantes del centrista y nuevo movimiento político, como es Ciudadanos. La situación política de crisis prolongada, la crisis económica – que destruye el sistema – el desempleo generalizado, el aumento del movimiento separatista-autonomista, regional crece como una inmensa ola, por encima de la crisis, situación que agrava la propia crisis estructural. El tiempo juega en contra de las “radicales” condiciones políticas para formar gobierno, que se resume en dos grandes alternativas políticas, hasta hoy irreconciliables:

Un gobierno de izquierda, con el PSOE en la Dirección, Podemos como fortaleza social y política principal y al apoyo de Izquierda Unida y otros grupos regionales, nos parece una propuesta viable y manejable políticamente; en cambio la segunda alternativa, incluye a toda la izquierda e insisten los “socialistas” que debe ser parte del “nuevo gobierno” al movimiento “centrista” de la nueva clase media ascendente, como es Ciudadanos. Alternativa, que no solo busca ampliar la base de apoyo y el escenario político que deben definir las políticas de Estado, mirando al futuro. Los plazos políticos vencen si tenemos un “diálogo” interminable, un diálogo de “sordos”, no llegamos a forjar ningún acuerdo, la incertidumbre de la ciudadanía y la falta de responsabilidad política de la “clase política” nos pueden conducir hacia un escenario sumamente peligroso, una anomia social sin futuro, pero sí de mucha violencia; pero, si realmente asumimos el compromiso político y la gran responsabilidad institucional, que deben presentarse políticas de gobierno, negociables, viables para asumir el “compromiso político de formar nuevo gobierno, convencidos en la coyuntura inestable políticamente, ese debe ser el camino, para forjar acuerdos de consenso en un mundo multipolar, ello si es posible. Pero, cuidado los tiempos políticos exigen políticas de consenso, recuperar la confianza de la ciudadanía en la política y sacar las políticas radicales y anti- con la finalidad de realmente Formar Gobierno. Sin duda alguna será el camino político, hacia la forja y construcción de la Gobernabilidad Democrática. Pablo Raúl sábado 6 de febrero del 2016.


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Los "líderes" políticos en España, fracasaron en su intento de formar "nuevo" Gobierno. La voluntad de las Urnas del mes de diciembre está en deuda, mientras la crisis estructural se profundiza. Deben de realizarse nuevas elecciones en el mes de Junio y todo en poder del Rey. Increíble la democracia española.
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ESPAÑA TENDRÁ QUE VOLVER A LAS URNAS EN JUNIO.
Expiro el plazo para formar gobierno, tras los fragmentados Comicios de Diciembre.
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El rey no pudo proponer un candidato a la presidencia por no contar ninguno con los apoyos suficientes. Las elecciones se repetirán el 26 de junio, tras haber fracasado toda posibilidad de acuerdo entre los partidos.
Flor Ragucci.

Página/12 En España
Desde Barcelona miércoles 27 de abril del 2016.
Este era el último intento de evitar la repetición de elecciones en España, y fracasó. En su tercera ronda de consultas para conseguir un candidato capaz de ser investido presidente, el rey Felipe VI tuvo que admitir que no queda más alternativa que ir a las urnas el próximo 26 de junio y que los ciudadanos decidan nuevamente a quién quieren al mando del Estado. “No cuento con más de 131 escaños”, le dijo Pedro Sánchez -el líder del partido socialista (PSOE)- al monarca al iniciarse la reunión que mantuvieron ayer por la tarde, luego de que ya se hubieran producido los encuentros con el resto de formaciones y una hora antes de que la ronda se cerrara con la visita de Mariano Rajoy a la Zarzuela.
“Estamos abocados a nuevas elecciones”, reconoció Sánchez en rueda de prensa, a la vez que cargó directamente contra Pablo Iglesias por haber sido, en su opinión, el culpable del “bloqueo”. Los partidos de izquierda tuvieron casi en tiempo de descuento una última oportunidad de formar una alianza que les permitiera la mayoría necesaria de apoyos en el Congreso pero no prosperó, como tampoco lo hicieron las diversas iniciativas que, desde los comicios del 20 de diciembre, se sucedieron infructuosamente. Según el secretario general de los socialistas, su partido dijo “sí con matizaciones” a la propuesta hecha este lunes por la formación valenciana Compromís para crear un gobierno en coalición con Podemos, sus confluencias en el territorio español, Compromís e Izquierda Unida (IU), pero para estos grupos de izquierda las condiciones impuestas por Sánchez eran inasumibles.
Los socialistas aceptaron 27 de las 30 medidas presentadas por la organización valenciana aunque se negaron a formar parte de la coalición que este documento proponía, exigiendo un gobierno presidido por ellos, con la participación de “independientes”. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, lamentó la respuesta del PSOE y suscribió a la opinión de la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, quien consideró “un insulto” la contraoferta recibida a su documento de treinta medidas, entre las que destacaban la protección contra los desalojos por impago a la banca, la implantación de una renta básica de ciudadanía, la lucha contra la corrupción y la derogación de las reformas laborales. “Era una propuesta que iba en la línea de lo que llevamos proponiendo durante varios meses. Era un esfuerzo que nos hubiese gustado que se hiciera realidad, pero, por desgracia, he visto el no del PSOE. Creo que el señor Sánchez ha dicho demasiados no. Dijo no a la propuesta del Gobierno de coalición y cuando dije que me quitaba de en medio, dijo también que no”, recalcó Iglesias en la rueda de prensa posterior a su encuentro con el rey.
En el mismo diálogo imposible que se viene repitiendo desde el comienzo de las negociaciones en enero, ayer Iglesias culpó a Sánchez y Sánchez culpó a Iglesias de tener que volver a las urnas. Mientras que el número uno de Podemos acusaba al PSOE de “poco serio” por “perder otra oportunidad”, el líder socialista afeaba a Podemos por “haber traicionado el valor con el que nació” que, a su juicio, era “el cambio”. Desde el punto de vista de Sánchez, fue Iglesias el que “ha cerrado la puerta y ha echado el candado a esa contrapropuesta que hemos ofrecido” al documento de la coalición valenciana y enfatizó su agradecimiento a Mónica Oltra y Joan Baldoví – los líderes de Compromís– por haber intentado llegar a un acuerdo.
“Podemos es el que siempre ha dicho que no”, remarcaba Sánchez. “Ha antepuesto los sillones al cambio en este país. El señor Iglesias nunca quiso pactar, nunca quiso ver a un presidente socialista al frente de la Moncloa”, expresó indignado en una conferencia de prensa que tuvo el ataque a Podemos como protagonista. El secretario general del PSOE no solo arremetió contra la formación violeta por no haber accedido a apoyar su pacto con el partido de centroderecha Ciudadanos, sino que aprovechó la supuesta “crisis interna” de Podemos para descalificarlos: “Ganó el ala dura y perdió la de Errejón”, dijo Sánchez en un momento de la rueda de prensa. “Allí donde no está el señor Iglesias hemos llegado a acuerdos. La pena es que Errejón no sea una persona de peso en Podemos para intentar llegar a acuerdos”, señaló, aunque después matizó el comentario agregando que él es “respetuoso” con la vida orgánica del resto de partidos.
Sánchez insiste en que muchas de las medidas pactadas con Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, eran “perfectamente compatibles” con el resto de fuerzas de izquierda que las rechazaron pero tanto Podemos como Izquierda Unida siguen siendo tajantes al respecto. Este fue uno de los escollos centrales que impidieron el acuerdo para un gobierno de coalición y que condujeron al fracaso de la investidura de Pedro Sánchez en la votación del Congreso los pasados 2 y 4 marzo. En ambas jornadas, el candidato socialista solo obtuvo los apoyos de su partido, de Ciudadanos y de Coalición Canaria, los cuales eran insuficientes para superar la mayoría simple en la segunda votación que necesitaba para constituirse en presidente.
Desde entonces, las posiciones de todos los partidos se hallan enrocadas y a nadie sorprende que, finalmente, el rey proceda el próximo martes 3 de mayo a firmar la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones, de acuerdo a los plazos fijados por la Constitución que otorgaban dos meses desde la sesión de investidura. De hecho, la campaña que teóricamente empezará el 10 de junio para los comicios del día 26, ya lleva por lo menos una semana en marcha. Mariano Rajoy salió triunfante este domingo a hablarle a las juventudes de su partido, proclamando estar “en forma, con ganas y dispuesto una vez más a dar la batalla por el Partido Popular, por España y por los españoles”, mientras que insistía en culpar al PSOE y a Ciudadanos de haber impedido la “gran coalición” a tres bandas que él postulaba para evitar la repetición de comicios.
Pablo Iglesias, por su parte, aprovechó la Fiesta de la Primavera que el domingo pasado celebró su partido en Madrid para reimpulsar su camino hacia la presidencia de cara a nuevas elecciones generales. Iglesias prometió ser “generosos” si quedan por delante del PSOE, persuadido de que hay muchos socialistas que “se mueren de vergüenza” por su pacto con Ciudadanos y que preferirían estar gobernando con Podemos. “A esa gente le vamos a tender la mano siempre y si dentro de unos meses hay una coyuntura en la que tenemos que liderar el gobierno del cambio, les tenderemos la mano y les hablaremos de igual a igual. Ojalá que rectifiquen y no vuelvan a pactar con los que hasta hace nada llamaban las derechas”, concluyó ante los miles de asistentes al acto, calentando motores para la nueva edición de esta interminable carrera hacia la Moncloa.

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