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“EEUU se ha mostrado preocupado por el escalamiento tecnológico chino, particularmente
desde la creciente confrontación de 2018. Mike
Pence, quien fue vicepresidente de EEUU durante
la primera presidencia de Trump, llamó la atención
al respecto y para sectores específicos: robótica, biotecnología
e inteligencia artificial, entre otros. La administración Biden buscó
desde 2020-21, mediante varios programas, promover cadenas
globales de semiconductores, grandes baterías eléctricas, minerales
y materiales críticos, así como de productos farmoquímicos y
farmacéuticos. Sin
embargo, la Comisión
Económica y de Seguridad de EEUU-China del Congreso
de EEUU publicó en noviembre de 2024 en un detallado reporte
de casi 800 páginas que China ya había logrado
importantes avances en la competencia con EEUU y
particularmente en las tecnologías emergentes: semiconductores avanzados,
energía, computación en la nube, inteligencia artificial y datos para la IA, tecnologías
cuánticas, biotecnología y baterías avanzadas. En varios rubros
China ya cuenta
con ventajas significativas (incluso antes de que se dieran a conocer
los avances de DeepSeek). Para el reporte, la competencia
con China es un tema de seguridad nacional que EU
debiera encarar con aliados o unilateralmente debido a que
el país asiático ya cuenta con ventajas o ha logrado
cerrar las brechas tecnológicas en forma
significativa recientemente.
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ESCALAMIENTO
TECNOLÓGICO EN CHINA.
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En varios rubros China ya cuenta con
ventajas significativas (incluso antes de que se dieran a conocer los avances
de DeepSeek)
Enrique Dussel Peters, La Jornada.
Fuente. La Jornada. Ciudad de México
sábado 3 de mayo del 2025.
Empresas chinas como Huawei, Alibaba,
WeChat, Didi, BYD, ZTE, CATL, TikTok y, más recientemente DeepSeek, han destacado periódicamente en las noticias en el último
lustro, particularmente debido a sus innovaciones tecnológicas y su creciente liderazgo en comparación con otras empresas competidoras,
particularmente de EEUU. ¿A qué se debe esta tendencia, es una
coincidencia?
Una de las principales obsesiones de Deng
Xiaoping después de iniciar el
proceso de reforma y apertura a
finales de la década de 1970 fue el desarrollo tecnológico, además de la educación. Desde entonces China ha vertido enormes recursos –impensable para un país pobre en los años 70 y 80– en el desarrollo tecnológico
nacional: el propio Banco Mundial
reconoce que el gasto en ciencia y
tecnología con respecto a su PIB aumentó de niveles inferiores a uno por ciento hasta 2001 para representar 2.43 por ciento en 2021; para EEUU, América Latina y el Caribe y México
el coeficiente fue de 3.46, 0.61 y 0.27 por ciento, respectivamente; el presupuesto anual en CyT de China fue de alrededor de 667 mil 600 millones de dólares y el de EEUU
de poco más de 800 mil millones de
dólares.
Es decir, China cuenta con décadas de múltiples programas –a nivel del gobierno central, provincias, ciudades y municipios– de desarrollo tecnológico para fomentar a sus propias empresas en aras de reducir la dependencia de las importaciones, particularmente las estadunidenses. No son entonces casualidad los avances tecnológicos en la red 5G (y anuncios de una 6G satelital), trenes a 450 km/h, autos eléctricos, baterías eléctricas cada vez más sofisticadas, la creciente robotización de su aparato productivo y avances significativos en la inteligencia artificial. Según recientes estudios, China gradúa anualmente en la actualidad a más de 4.5 millones de estudiantes en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, más que la suma de los cuatro siguientes países (India, EEUU, Rusia e Irán). DeepSeek no ha sido una casualidad y habrá que acostumbrarse a múltiples futuras empresas chinas que destaquen a nivel internacional. No es tampoco casualidad que China utilice más robots industriales en su aparato productivo que Japón, EEUU, Corea del Sur y Alemania combinados.
EEUU se ha mostrado preocupado por el escalamiento
tecnológico chino,
particularmente desde la creciente
confrontación de 2018. Mike Pence, quien
fue vicepresidente de EEUU durante
la primera presidencia de Trump, llamó la atención al respecto y para sectores
específicos: robótica, biotecnología e inteligencia artificial, entre otros.
La administración Biden buscó desde 2020-21, mediante varios programas,
promover cadenas globales de
semiconductores, grandes baterías
eléctricas, minerales y materiales críticos, así como de productos farmoquímicos y farmacéuticos.
Sin embargo, la
Comisión Económica y de Seguridad de EEUU-China del Congreso de EEUU publicó en noviembre
de 2024 en un detallado reporte de casi 800 páginas que China ya había logrado
importantes avances en la competencia con EEUU y particularmente en las tecnologías emergentes:
semiconductores avanzados, energía, computación en la nube, inteligencia
artificial y datos para la IA, tecnologías cuánticas, biotecnología y
baterías avanzadas.
En varios rubros China ya cuenta con ventajas significativas
(incluso antes de que se dieran a conocer los avances de DeepSeek). Para el reporte,
la competencia con China es un tema de seguridad nacional que EU debiera encarar
con aliados o unilateralmente debido
a que el país asiático ya cuenta con
ventajas o ha logrado cerrar las brechas
tecnológicas en forma significativa recientemente.
Existe un consenso respecto a la crítica importancia
de semiconductores sofisticados para
todas estas industrias emergentes: EEUU presupuestó 53 mil millones de
dólares desde 2022 para atraer a
proveedores a EEUU, pero el reporte del
Congreso estima diversos programas chinos desde 2014 por casi 200 mil millones
de dólares en aras de fabricar
semiconductores complejos e independizarse
de sus importaciones estadunidenses. Empresas como Alibaba, Baidu, Huawei y Tencent
son de particular relevancia en
semiconductores y otras industrias emergentes como el cómputo en la nube.
Todo lo anterior nos lleva a que, si bien la reciente presidencia de Trump todavía no ha definido estrategias tecnológicas, de seguridad nacional y hacia China, con certeza la competencia tecnológica entre las dos principales economías se intensificará drásticamente. América Latina, el Caribe y México requerirán de un enorme pragmatismo y conocimiento para lidiar en las futuras nuevas relaciones triangulares y no caer en la tentación de una decisión holística de EEUU o China. Por el momento México ha logrado un importante equilibrio en su relación con ambas potencias tecnológicas, no obstante, la clara predominancia estadunidense en México. No obstante, China ha logrado una enorme presencia en el comercio de México, inversiones y proyectos de infraestructura, todos con creciente nivel tecnológico.
El énfasis de China
durante más de cuatro décadas en ciencia
y tecnología también sienta un precedente
relevante para América Latina, el
Caribe y México, aunque en éstos el
presupuesto con respecto al PIB ha
ido a la baja y representa un mínimo respecto a China. ¿Será que se logren consensos políticos y presupuestales al respecto?
La experiencia china no es irrelevante.
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