&&&&&
España. Finales del 2013.- El empleo tampoco
muestra una evolución que se pueda considerar positiva ni definitivamente
mejorada, como también se quiere hacer creer. A
finales del tercer trimestre de 2013 había disminuido el número de activos (lo
que permite que pueda registrarse una mejora aparente de la tasa de paro) al pasar de 22,92 millones a finales de
2012 a 22,72 millones. También ha descendido en ese periodo el número de ocupados (de 16,95 millones a 16,82
millones), el de ocupados a tiempo
completo (de 14,35 millones a 14,23 millones), el de asalariados con contrato indefinido (de 10,72 millones a 10,4
millones) y el total de asalariados (de
13,92 millones a 13,74 millones). El número total de parados ha disminuido ligeramente
(de 5,96 millones a 5,9 millones) pero han aumentado los parados con más de dos
años en esta situación (de 1,92 millones a 2,17 millones).
También ha bajado en lo que llevamos de 2013 el
índice de comercio al por menor, el índice de producción industrial, la utilización de la capacidad productiva, el indicador de cifra de
negocios en la mayoría de las actividades económicas y se prevé que en 2014 siga produciéndose el cierre de un gran número
de empresas y un aumento del número de concursos. La deuda pública, por
último no ha dejado de aumentar y ha pasado de representar el 84,2% del PIB a finales de 2012
al 93,4% al terminar el tercer trimestre de 2013.
/////
Página dedicada en el Nuevo Año 2014, a todos los políticos "miserables" que se olvidaron de los Ciudadanos que confiaron en ellos, y hoy asumen la defensa absoluta de los bancos y las corporaciones transnacionales. Esta crisis no es eterna, los pueblos del mundo hoy luchamos por construir en Democracia un Nuevo Amanecer. Otro Mundo, Socialista si es posible.
***
ESPAÑA VISIÓN
ECONÓMICA. EL PULSO DEL 2013 Y LA INFLEXIÓN DEL 2014.
*****
Juan Torres López.
Rebelión lunes 30 de
diciembre del 2013.
Si tuviésemos
gobiernos decentes pondrían los datos sobre la mesa con transparencia para
mostrar que la situación económica va bien o que hay problemas. Pero no es eso
lo que tenemos.
En 2008, Zapatero ya empezó
pidiendo patriotismo frente a quienes, en su opinión, solo se dedicaban a
sembrar "alarmismo injustificado" cuando advertían de que estábamos
en una crisis profunda. Y desde hace semanas, Rajoy y todos sus ministros se
dedican a convencer a la población de que enseguida se comenzará a crear empleo
y actividad económica porque la crisis se ha acabado y comienza, gracias a
ellos, una nueva senda de crecimiento y bienestar.
Los datos, sin embargo, no
permiten valorar tan positivamente lo que viene sucediendo.
El Producto Interior Bruto
está estancado. Se nos dice que hemos salido de la recesión porque en el tercer
trimestre de 2013 se registró un crecimiento del 0,1% respecto al anterior.
Pero se trata de un avance tan exiguo que está por debajo de lo que se debería
considerar como margen de error y la variación interanual sigue siendo negativa
en los tres trimestres de 2013.
Además, los motores de la
economía siguen perdiendo fuelle. El consumo de los hogares (corregido de
efectos estacionales y de calendario) ha bajado de 148.090 millones de euros a
finales de 2012 a 147.982 millones a finales del tercer trimestre de 2013 (una
caída que es mucho mayor en términos corrientes). La inversión también ha
bajado, de 49.006 millones de euros a 45.932 millones. Han aumentado levemente
las exportaciones (en menor cantidad a medida que ha ido avanzando el año
porque la demanda de los países europeos se ha deteriorado) y también las
importaciones, y la consecuencia de todo ello es que la renta nacional
disponible bruta también ha bajado de 263.572 millones de euros a 241.139
millones.
El empleo tampoco muestra
una evolución que se pueda considerar positiva ni definitivamente mejorada,
como también se quiere hacer creer.
A finales del tercer trimestre
de 2013 había disminuido el número de activos (lo que permite que pueda
registrarse una mejora aparente de la tasa de paro) al pasar de 22,92 millones
a finales de 2012 a 22,72 millones. También ha descendido en ese periodo el
número de ocupados (de 16,95 millones a 16,82 millones), el de ocupados a
tiempo completo (de 14,35 millones a 14,23 millones), el de asalariados con
contrato indefinido (de 10,72 millones a 10,4 millones) y el total de
asalariados (de 13,92 millones a 13,74 millones). El número total de parados ha
disminuido ligeramente (de 5,96 millones a 5,9 millones) pero han aumentado los
parados con más de dos años en esta situación (de 1,92 millones a 2,17
millones).
También ha bajado en lo que
llevamos de 2013 el índice de comercio al por menor, el índice de producción
industrial, la utilización de la capacidad productiva, el indicador de cifra de
negocios en la mayoría de las actividades económicas y se prevé que en 2014
siga produciéndose el cierre de un gran número de empresas y un aumento del
número de concursos.
La deuda pública, por
último no ha dejado de aumentar y ha pasado de representar el 84,2% del PIB a
finales de 2012 al 93,4% al terminar el tercer trimestre de 2013.
La evaluación general que a
mi juicio merecen estos datos y otros de más o menos la misma índole y que
seguramente serán confirmados cuando se conozcan los del ejercicio completo
podrían resumirse en tres ideas principales.
Noviembre del 2012. Millones de Ciudadanos protestan contra las consecuencias inhumanas de la crisis estructural multidimensional de la cual es víctima el pueblo español. Los políticos en alianza con los bancos - la bancocracia - y su dependencia política de las corporaciones transnacionales, en que ha mejorado la situación económico-social en nada, muy por el contrario sus políticas fascistas de austeridad absoluta los conduce inexorablemente hacia su propia destrucción.
***
En primer lugar, que es muy
aventurado, por no decir que irresponsable y carente de rigor, afirmar que
hemos salido de lo peor y que la economía española está ya encaminada hacia la
recuperación. Sobre todo, si se tiene en cuenta que en Europa los datos están
empeorando y que no puede descartarse un rebrote recesivo en los próximos
trimestres.
En segundo lugar, que es
cierto que algunos indicadores (como los de destrucción de empleo, entrada de
capitales, ciertos gastos de consumo, exportaciones, o incluso el de variación
trimestral del PIB) muestran que no se han dado las caídas de momentos anteriores,
lo que podría interpretarse como que en 2013 se ha tocado fondo. Pero como eso
no va acompañado de muestras significativas y globales de mejoría podrís ser
más realista pensar que lo que hemos vivido en el ejercicio que acaba han sido
las primeras muestras de una etapa depresiva tras la sacudida de la crisis.
Finalmente, parece también
claro que esos síntomas de mejoría que se puedan observar reflejan que se trata
de una recuperación solamente relativa a ciertas actividades o grupos de
población pero no al conjunto de la economía.
Sin embargo, el hecho de
que las cosas no vayan tan bien como dice el gobierno y los banqueros no quiere
decir que no estemos en un punto de inflexión muy relevante y que seguramente
consolide un notable cambio de situación en 2014.
A lo largo de 2013 el
gobierno y los grandes grupos de poder han seguido ganando el pulso que echan
desde 2010 a la inmensa mayoría de la sociedad española para saldar la crisis a
su favor, imponiendo nuevas reglas de juego no solo en el terreno económico
sino también en el político y social.
Lo que se está solventando
en España no es salir o no de la crisis porque de cualquier crisis se sale
tarde o temprano, aunque sea con los pies por delante, sino la situación que va
a quedar tras el momento de convulsión. Y lo que hemos podido comprobar
claramente a lo largo de 2013 es que la extrema derecha y los grandes grupos
económicos y financieros están terminando de imponer su voluntad al resto de la
sociedad y, en esa misma medida, han ido ganando confianza.
Lo que con toda seguridad
está sucediendo, y a expensas de poder comprobarlo cuando se publiquen datos
para todo el año y en relación con mayor número de variables, es que los grupos
sociales más poderosos y determinantes de la actividad económica se han puesto
en movimiento después de bastantes trimestres de atonía. Por un lado, por puro
instinto de supervivencia porque, como decía Joan Robinson, los capitalistas
ganan lo que gastan. Por otra, porque han surtido efecto las reformas y medidas
gubernamentales orientadas a darles más poder e influencia y eso ha aumentado
su beneficio y confianza (el número de trabajadores cubiertos por los convenios
registrados han caído casi el 60% con respecto a 2010 y la subida salarial
pactada ha sido, en términos reales, el 15% de la del año anterior) . Y,
finalmente, porque el discurso del gobierno y de los grandes focos de opinión
ha logrado convencer a mucha gente de que la situación es mejor y de que se
puede acabar ya con el retraimiento y la desconfianza de meses o incluso de
años anteriores.
Vivimos así una situación
paradójica. La extraordinaria concentración de la renta y la riqueza que existe
en España y que se está agudizando en los últimos seis años de crisis
constituye un freno estructural al desarrollo de nuestra economía y más
concretamente para que salgamos de la crisis con más bienestar y seguridad
(entre otras razones, provoca que el consumo privado se deteriore a pasos de
gigante y que se deprima la actividad productiva al reducirse el gasto total).
Pero la paradoja consiste en que los grupos de mayor renta y las empresas
oligopolistas tienen tanta incidencia en nuestra economía y sociedad que en
cuanto han movido pieza han podido dar la impresión de que es toda la economía
la que se está transformando.
Esos cambios son los que
marcan el cambio de tendencia que se produce cuando se está dando paso más
abiertamente al nuevo modelo en que esos grupos de poder quieren asentar la
economía española. Un nuevo modelo basado en el gasto de las clases altas, en
entradas de capital principalmente vinculadas a una nueva reventa de activos
españoles, en la extraversión de la actividad empresarial hacia los mercados
extranjeros basada en salarios muy bajos y en una clase trabajadora ya
completamente desarmada, y en la mayor eliminación posible de
"inútil" gasto público.
Esta es la estrategia por
la que han apostado claramente y la que les ha dado confianza, pero se trata de
una opción suicida porque no resuelve los problemas que han provocado nuestros
grandes desequilibrios. La deuda (y no solo la pública sino sobre todo la de
las empresas) es ya hoy día materialmente imposible de pagar y va a seguir
creciendo hasta acabar con una estrategia incapaz de generar ingresos
suficientes para afrontarla. También crecerá la morosidad y la atonía del
consumo. Las empresas y familias van a seguir sin disponer de financiación
suficiente y solo nuevas trampas y favores contables y fiscales podrán seguir
disimulando la insolvencia generalizada de la banca.
Por mucho que se quiera, la
economía española no podrá salir adelante por mucho tiempo con el simple motor
de un sector exportador del que hoy por hoy solo forma parte el 5% de las
empresas y que además se enfrenta a una demanda exterior en declive. Es una
estrategia que equivale a querer salir del hoyo tirándose de los pelos, un
imposible, pues no se puede salvar a una economía como la española limitándose
a salvaguardar los beneficios (incluso improbables) de unos pocos, de los
sectores oligopolistas, y los privilegios de la oligarquía, por muy amplia que
sea su dominación política.
Precisamente porque son
plenamente conscientes de la inestabilidad y frustración que comporta esa vía,
los grupos de poder y el gobierno apuestan principalmente por controlar el
conflicto y el más mínimo síntoma de respuesta social y política, y ahí es
donde va a radicar la clave de año que se avecina.
Si se sigue imponiendo,
como hasta ahora, su respuesta a la crisis se irá consolidando la victoria
pírrica que conlleva, es decir, la mejoría de los grupos privilegiados y más
protegidos que se traducirá en exiguos incrementos de la actividad en algunos
sectores acompañados de empobrecimiento general y de una gran atonía en la
inmensa mayoría de la vida económica y, por tanto, de gran desempleo y trabajo
cada vez más precario y de falta de ingreso. Salvo que la movilización social
se imponga y frene la involución económica y política que todo ello conlleva y
que solo nos puede llevar a revivir problemas (no solo económicos) de otras
etapas de nuestra historia.
2014 es año de elecciones y
de rebrotes recesivos en bastantes países europeos y posiblemente también en
España. Será en el año que comienza cuando veamos hacia qué lado se resuelve
finalmente el pulso que está suponiendo la crisis, aunque nada de lo que ocurra en un sentido u
otro estará libre de dificultades y convulsiones.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario