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Los promotores de esta campaña, que lleva por lema “Copa sem Povo, Tô na Rua de Novo”, vertebra sus reivindicaciones a partir de seis ejes, con los que simbólicamente pretende equiparar los retos sociales del
país con las seis copas ganadas por la selección brasileña. Uno de esos
ejes básicos es el de la vivienda.
De hecho, uno de los grupos de manifestantes fue el del Movimiento de
Trabajadores Sin Techo (MTST) que
reivindicó la construcción de viviendas
sociales en un terreno de 68.000 metros cuadrados ocupado en São Paulo por esta
organización. Los organizadores
exigen además el control de los precios
de los alquileres y
la formación de una comisión nacional para la prevención de los desalojos
forzados. Este protagonismo tuvo sus frutos cuando la presidenta Rousseff se reunió durante 20 minutos con Guillerme
Boulos, uno de los líderes del MTST
de São Paulo. Otro de las reivindicaciones de los colectivos es mejoras en el sistema de salud pública.
Para ello reclaman que se destine el 10%
del PIB al sistema público de salud y que se ponga fin a las
subvenciones estatales a los planes de salud privados y a las privatizaciones
de servicios. El precio y la mejora del transporte público,
que fue el detonante de las grandes manifestaciones de junio pasado, también
está en la agenda de los manifestantes que reclaman la creación de un fondo federal para reducir el coste de los pasajes hasta llegar a una tarifa cero
bajo control público. Igualmente, los
movimientos sociales también exigen que se haga efectivo la financiación del sistema público de educación
con el 10% del PIB, la ampliación y construcción de nuevas guarderías
y el
mantenimiento del sistema de cuotas en las universidades que garantice la presencia de las minorías.
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MOVIMIENTOS
SOCIALES EXIGEN MEJORAS SOCIALES Y DENUNCIAN EL GASTO DEL MUNDIAL.
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José Manuel Rambla.
Otramérica sábado 10 de mayo del 2014.
Diferentes movimientos
sociales brasileños abrieron ayer (8 de mayo) con una manifestación en São
Paulo un programa de movilizaciones que se prolongará hasta el inicio de la
Copa, con el que pretende reclamar derechos básicos, al tiempo que denuncian el
esfuerzo que la organización del Mundial ha supuesto para las arcas públicas.
Entre los participantes en
estas acciones se encuentra más de un
millar de miembros del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) que
llegaron a la ciudad el día anterior dentro de su jornada Nacional de Lucha
por la Reforma Agraria.
Los manifestantes
realizaron diversos cortes de tráfico
en diversos puntos de la ciudad, incluida la céntrica avenida Paulista, y ocuparon simbólicamente las sedes de varias de
las principales empresas beneficiadas
por las obras de la Copa. La protesta se produjo precisamente el mismo
día que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, llegaba a São Paulo
para inaugurar el estadio de Itaquerão donde el próximo 12 de junio se celebrará la ceremonia de
apertura del Mundial.
Los promotores de esta
campaña, que lleva por lema “Copa sem Povo, Tô na Rua de Novo”,
vertebra sus reivindicaciones a partir de seis ejes, con los que simbólicamente
pretende equiparar los retos sociales
del país con las seis copas ganadas por la selección brasileña. Uno de
esos ejes básicos es el de la vivienda.
De hecho, uno de los grupos de manifestantes fue el del Movimiento de
Trabajadores Sin Techo (MTST) que
reivindicó la construcción de viviendas
sociales en un terreno de 68.000 metros cuadrados ocupado en São Paulo por esta
organización. Los organizadores exigen además el control de los precios de los alquileres y la formación de una
comisión nacional para la prevención de los desalojos forzados. Este
protagonismo tuvo sus frutos cuando la presidenta
Rousseff se reunió durante 20 minutos con Guillerme Boulos, uno de los
líderes del MTST de São Paulo.
Otro de las
reivindicaciones de los colectivos es
mejoras en el sistema de salud pública. Para ello reclaman que se destine el 10% del PIB al sistema público
de salud y que se ponga fin a las subvenciones estatales a los planes de
salud privados y a las privatizaciones de servicios. El precio y la mejora del transporte público, que fue el detonante
de las grandes manifestaciones de junio pasado, también está en la agenda de
los manifestantes que reclaman la creación de un fondo federal para reducir el coste de los pasajes hasta
llegar a una tarifa cero bajo control público. Igualmente, los movimientos
sociales también exigen que se haga efectivo la financiación del sistema público de educación con el 10% del PIB, la
ampliación y construcción de nuevas guarderías y el mantenimiento del
sistema de cuotas en las universidades
que garantice la presencia de las minorías.
En el ámbito de la
justicia, la campaña plantea la reclamación de una comisión nacional que
estudie la violencia de Estado en las
favelas y periferias urbanas, la desmilitarización
de la policía militar y la eliminación de las medidas especiales contra
manifestaciones y protestas. Por último, los manifestantes exigen que se
permita la presencia de vendedores
informales en las inmediaciones de los estadios durante la Copa, prohibida y
restringida por imposición de la FIFA y una prevención efectiva de la explotación
sexual.
Otro trabajador muerto en
accidente
La plataforma de
movimientos sociales también pide que se garantice una pensión vitalicia para
los familiares de los trabajadores muertos o heridos durante las obras de
preparación del Mundial. Una reivindicación que ayer vuelve a estar
plenamente de actualidad tras el
accidente que se cobró la vida de un operario que trabajaba en las obras del
estadio de Cuiabá, una de las sedes del Mundial. El fallecido, de 32
años, murió como consecuencia de una descarga eléctrica. Este es el noveno
trabajador que pierde la vida durante los trabajos preparatorios del
Mundial.
El Mundial de Fútbol de
Brasil comenzará el próximo 12 de junio. La
preparación del mundial, así como de las Olimpiadas que en 2016 se celebrarán en
Rio de Janeiro, ha supuesto una inversión de 25.600 millones de reales (unos
8.200 millones de euros), de los cuales 8.900 millones de reales (unos
2.870 millones de euros) se corresponden con la construcción y remodelación de
estadios. Solo en el caso de los estadios, el coste de la inversión ha sido un 300% superior al inicialmente
previsto. Además, las obras de infraestructuras y reurbanización han supuesto el desplazamiento a más de
200.000 personas, en su mayoría residentes en favelas y comunidades irregulares.
En los últimos tiempos se
están incrementando los actos de protesta contra la Copa del Mundo. Sin
embargo, hasta el momento su impacto está siendo mucho menor que el de las
grandes movilizaciones del pasado año que sacaron a la calle a millones de
brasileños. Por el momento, el movimiento está promovido por colectivos
progresistas, vinculados a movimientos sociales tradicionales. No obstante, en
los últimos tiempos también se están incrementando los llamamientos a través de
las redes sociales autodefinidos de apolíticos, pero con un perfil conservador,
aunque su plasmación en la calle está siendo hasta ahora nula. Pese a todo, el
gobernante Partido dos Trabalhadores está incrementando también sus iniciativas en las redes sociales en apoyo
de la Copa, en un intento de contrarrestar las críticas a un evento cuya
cuenta atrás para su comienzo ya ha empezado.
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