La democracia de la
extrema pobreza en Honduras, los golpes de estado, el
último hace 10 años – contra el Presidente Zelaya – y el apoyo directo de
las políticas del imperio, han llevado al país, hoy a tener un Presidente
Ilegal – Hernández – que sigue los dictados de las políticas del FMI.
Fondo Monetario Internacional y el producto de las políticas neoliberales, sumado a las dictaduras civiles de los últimos
años y hoy un gobierno ilegal, corrupto y represivo. Crece y aumenta la
extrema pobreza - la Desigualdad Económico-social, donde
“15 familias controlan el 80% de la riqueza” espantosa realidad, salvaje e
inhumana consecuencias de las políticas imperiales – para el Imperio, América
latina – para los Americanos y Centro América sigue siendo el patio trasero,
y en general todo América hoy cuando se cuenta con el “servilismo político”
de la OEA –El ministerio de las colonias yanquis y su servidor Almagro - -
en todo América latina, mientras crece y aumenta el discurso populista de
extrema derecha, xenofobia, racista del Presidente TRUMP y sus políticas genocidios
contra los Niños (as) y sus Familias que hoy fugan de la extrema pobreza de
los países de Centro América en busca del
"sueño americano" y sigue el terrorífico Muro del Imperio.
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La democracia de la extrema pobreza en Honduras, producto de las políticas neoliberales, la dictaduras civiles de los últimos años y hoy un gobierno ilegal, corrupto y represivo. Crece y aumenta la extrema pobreza - la Desigualdad Económico.social - en todo América latina, mientras crece y aumenta el discurso populista de extrema derecha, xenofobia, racista del Presidente Trump y sus políticas genocidios contra los Niños y sus Familias que hoy fugan de la extrema pobreza de los países de Centro América en busca del "sueño americano" y sigue el terrorífico Muro del Imperio.
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HONDURAS LA “DEMOCRACIA” DE LA POBREZA.
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Hedelberto López Blanch,
Rebelión viernes 5 de julio del 2019.
Para Estados Unidos que siempre ha tratado a América
Latina como su patio trasero o para decirlo mejor, como el dueño de sus
riquezas materiales y humanas, Honduras es una de sus semicolonias donde impera
la “democracia” pese a los graves problemas que padecen sus
habitantes.
Hace diez años, Estados Unidos con el apoyo de la
derecha hondureña provocó un golpe de Estado contra Manuel Zelaya, el único
presidente en la historia moderna de esa nación centroamericana (2006-2009) que
laboró por llevarle a su pueblo beneficios de los cuales nunca había
disfrutado.
En ese corto período la nación centroamericana se
integró en 2008 al mecanismo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América (ALBA).
Esa decisión puso en tensión a todas las fuerzas de la
ultraderecha y a las transnacionales como la estadounidense Chiquita, antigua
United Fruit, que exporta desde esa nación 8 000 000 de cajas de piña y 22 000
000 de cajas de plátanos; o a las farmacéuticas que proveen el 80 % de las
medicinas que se comercian en el país.
El golpe de Estado con apoyo del ejército no se hizo
esperar; Zelaya fue expulsado del país e inmediatamente comenzó la represión
contra las grandes masas de la población que apoyaban al destituido presidente
con saldo de varios muertos y heridos.
Tras el golpe a Zelaya, fueron impuestos en el poder
Roberto Micheletti y seguidamente Porfirio Lobo, quienes eliminaron el ciento
por ciento de las leyes que se habían acordado en ese corto período en
beneficio del pueblo.
Entre las más perjudiciales estuvieron la congelación
de la Ley del Salario Mínimo, pérdida de 300 000 empleos, fragmentación de las
jornadas laborales, derogación de los acuerdos con el ALBA, restitución de
privilegios a las compañías transnacionales, impulso de las privatizaciones, entre
estas, la estatal Hondutel en la cual Micheletti era consejero.
Los hondureños, cansados de pasar miseria y
represiones, primero optaron por irse del país y tratar de llegar a Estados
Unidos en busca del propagandizado “sueño americano” lo que ha sido impedido
por las políticas adoptadas por la administración de Donald Trump que hasta
quitó el pequeño apoyo financiero que daba a El Salvador, Guatemala y Honduras
porque estos no controlaban la salida de sus ciudadanos.
Ahora se vuelven a suceder las masivas protestas las
que han sido reprimidas con violencia por el régimen de Juan Orlando Hernández,
reelegido en septiembre de 2018 con numerosas denuncias de fraude electoral,
pues además Hernández controlaba al Tribunal Superior Electoral, encargado del
conteo de los votos.
Datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística
de Honduras publicados por el diario La Prensa, informa que casi seis millones
(71 %) de los 8,5 millones de habitantes del país son pobres.
De esa cifra, 4,2 millones están en situación de
extrema pobreza que tratan de sobrevivir con solo un dólar al día.
Se estima que después del golpe de 2009, otras 500 000
personas pasaron a integrar esa categoría, sobre todo en las zonas urbanas con
un 77,8 % de pobreza e indigencia.
La desigualdad también ha ido creciendo en espiral
debido a las políticas neoliberales impulsadas por los últimos regímenes lo que
han ayudado a que 15 familias controlen el 80 % de las riquezas, mientras que
el 80 % de la población recibe menos del 10 %.
En octubre del pasado año, las finanzas públicas se
encontraban en un estado deplorable, con un déficit fiscal de 8 % y una deuda
pública superior a los 8 000 millones de dólares, más de la mitad de su
Producto Interno Bruto (PIB).
A esto se suman otros dos gravísimos problemas: la
violencia incontrolable que deja diariamente más de 30 muertos con numerosas
pandillas que aterrorizan pueblos y ciudades; y un alto nivel de traficantes
pues cerca del 80 % de la cocaína que va a Estados Unidos desde Sudamérica pasa
por ese territorio.
En las recientes protestas, el presidente Hernández
autorizó la represión de los estudiantes que rechazaban la crisis nacional en
los sectores de Salud y Educación. Por primera ocasión la Policía Militar (PM)
irrumpió en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras
(UNAH) en Tegucigalpa, lanzando bombas lacrimógenas y disparando a los
estudiantes con saldo de varios heridos.
Esa es la “democracia” de la pobreza que desea
Estados Unidos en la región las que impulsa con la ayuda de gobiernos
neoliberales afines, pero sin políticas sociales justas que mejoren la calidad de
vida de los ciudadanos continuarán las protestas y las constantes migraciones.
HEDELBERTO LÓPEZ BLANCH, periodista,
escritor e investigador cubano.
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