“Ecuador todavía sin planes contra la contaminación ambiental En el
contexto de Suramérica, Ecuador a fines
de 2017 las emisiones de dióxido de
carbono derivado del consumo de energía fueron de 37,5 millones de toneladas métricas por encima de Bolivia, Paraguay y Uruguay, pero por
debajo de Colombia, Chile y Perú Las
autoridades tanto a nivel nacional como a nivel local no han diseñado un
plan nacional y/o local a mediano y largo plazo con objetivos, metas, estrategias, proyectos viables y el financiamiento
correspondiente, para reducir drásticamente las emisiones de gases tóxicos que
generan las actividades productivas.
Ecuador
tiene una de las constituciones más avanzadas en cuanto al tema ambiental, reconoce los derechos de la naturaleza.
El artículo 397 de la Carta Magna
establece como uno de los principios ambientales lo siguiente: “En
caso de daños ambientales el Estado actuará de manera inmediata y
subsidiaria para garantizar la salud y la restauración de los ecosistemas. Además
de la sanción correspondiente, el Estado
repetirá contra el operador de la actividad que produjera el daño las
obligaciones que conlleve la reparación integral, en las condiciones y con los
procedimientos que la ley establezca. La
responsabilidad también recaerá sobre las servidoras o servidores responsables
de realizar el control ambiental”.
A su vez, el Código Orgánico
Integral Penal, en
el artículo 253, referente a la contaminación del aire, dispone: “La persona que, contraviniendo la normativa vigente
o por no adoptar las medidas exigidas en las normas, contamine el aire, la
atmósfera o demás componentes del espacio aéreo en niveles tales que resulten daños graves a los recursos
naturales, biodiversidad y salud humana, será sancionada con pena privativa
de libertad de uno a tres años”.
La
Constitución Política, Código Orgánico Ambiental, Código Orgánico Integral
Penal,
protegen la
biodiversidad y el medio ambiente. Sin embargo, en el país no hay una cultura
en la administración de justicia y en amplios segmentos de la población para el
cumplimiento de las leyes en general. El
numeral 4 del artículo 9, que aborda los principios ambientales, del Código
Orgánico Ambiental establece:“El que contamina paga. Quien realice o promueva una actividad que
contamine o que lo haga en el futuro, deberá incorporar a sus costos de
producción todas las medidas necesarias para prevenirla, evitarla o reducirla. Asimismo, quien contamine estará obligado
a la reparación integral y la indemnización a los perjudicados, adoptando medidas
de compensación a las poblaciones afectadas y al pago de las sanciones que
correspondan.”
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ECUADOR.
¿A MAYOR CONTAMINACIÓN AMBIENTAL MAYOR MORTALIDAD?
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Isaías
Campaña C.
ALAI.
América Latina en Movimiento.
Martes 30
de julio del 2019
El cambio climático
A medida que
las actividades económicas se desarrollan, concomitantemente se genera cada vez
más gases tóxicos que contaminan el medio ambiente. Los sectores de transporte
vehicular, aéreo y marítimo, industrial, agrícola, ganadero, así como la
ampliación de la frontera agrícola, deforestación, incendios son los mayores
causantes de la contaminación ambiental.
Las
actividades humanas provocan el llamado “efecto
invernadero”, que es un fenómeno en el cual la luz solar es absorbida por
la superficie terrestre, vuelve a la atmósfera en forma de calor, ahí los gases
de efecto invernadero retienen parte de ese calor; cuando más gases de
invernadero hay, más calor es retenido.
El dióxido de carbono (CO2) es
responsable del 53% del calentamiento global que es resultado del empleo de combustibles fósiles,
deforestación, producción de cemento y otros bienes. Su permanencia en la
atmosfera es variable, el 80% puede durar hasta 200 años y el 20 % restante
puede permanecer hasta 30.000 años (Sostenibilidad, 2019).
El metano es
otro de los gases de efecto invernadero que mayor incidencia tiene en el calentamiento global, 15%, es provocado
por actividades como ganadería, agricultura, tratamiento de aguas residuales,
distribución de gas natural y petróleo, minería de carbón, empleo de
combustibles y emanación de vertederos. Tiene una permanencia promedio
en la atmosfera de 12 años (Ibídem).
El ozono es el causante
aproximadamente del 11% en el calentamiento global, es consecuencia de la reacción entre
los gases monóxido de carbono (CO),
dióxido de nitrógeno (NO2) y
compuestos orgánicos volátiles, emitidos en la quema de combustibles. Su
permanencia en la atmosfera es muy corta, meses.
El óxido nitroso contribuye con el
11% al calentamiento global.
Su emisión se origina en la quema de
combustibles fósiles, uso de fertilizantes, producción química y tratamiento de
aguas residuales. Su permanencia en la atmósfera es larga, alcanza hasta
114 años (Ibídem).
Los países industrializados son los que en mayor medida generan
gases de efecto invernadero y en menor proporción los estados en desarrollo. China, Estados Unidos, Rusia, India y Japón
encabezan el ranking en la generación de CO2 a la atmósfera, representan
más del 57% de las 36 gigatoneladas generadas en el mundo en 2016 (Ambientum,
2018).
El
calentamiento global se manifiesta en el incremento de la temperatura,
desregularidad de los ciclos estacionales, que
se traducen en sequías e inundaciones, huracanes, tornados, deshielo de los
glaciales, mueren árboles y plantas, destrucción de la biodiversidad,
desaparecen aves y peses.
El avance de las sequías y
desertificación afecta a las actividades agrícolas y ganaderas. Las radiaciones
solares también
afectan la salud de las personas, pueden provocar cáncer de piel. El aumento de
la temperatura en determinadas ciudades de Europa
y Medio Oriente han superado récord
históricos, más de 43 grados, ha
causado decenas de fallecidos de personas vulnerables, especialmente de la
tercera edad.
El crecimiento del
parque automotor en Ecuador
En los últimos diez años, el sector
de transporte vehicular,
que genera la mayor cantidad de gases tóxicos que contaminan el medio ambiente,
creció aceleradamente como resultado de las políticas públicas, tales como exoneración de aranceles y compensaciones
económicas a taxis, subsidios a buses y combustibles, libre importación de
vehículos.
En 2008, estaban matriculados
918.908 vehículos,
diez años después, a fines de 2017,
subieron a 2´237.264, registrando una tasa de crecimiento de 143,5% en el
periodo (Ver gráfico Nº 1). En Pichincha estaban matriculados 511.782
vehículos, Guayas 480.977, Manabí 189.512 y Azuay 141.848 (INEC, 2017).
Del total del parque automotor, el
91,1% corresponde a vehículos particulares, 7,5% vehículos
de alquiler, 1,5% al Estado.
Según su clase, el 31,7% a automóviles,
23,7% motocicletas, 18,9% camionetas, 16,1% jeeps, 4,7% camiones,
entre otros (Ibídem).
A nivel nacional, el número de defunciones en 2017 ascendió a 69.247
personas, de las cuales 3.017 fueron causados por accidentes de tránsito,
equivalente el 4,4% del total de
fallecidos, amén de decenas miles de heridos.
El elevado número de fallecidos motivó a que
el Primer Mandatario disponga la instalación de fotorradares en todo el
territorio nacional. Sin embargo, en Huaca, en la ruta E-35 que une Imbabura
con Carchi por presión de los transportistas y usuarios sorprendentemente el
Ministerio de Transporte resolvió el retiro de los fotorradares.
Los gremios de los
transportistas también han estado cabildeando en la Asamblea Nacional para las reformas a la Ley de
Tránsito y Trasporte Terrestre, entre otras cosas, piden la eliminación del
sistema de puntos de la licencia que se aplica desde 2008, y reemplazar con
trabajo comunitario.
Verbigracia, es conocido que en la
capital de la República se realiza la revisión vehicular en varios sectores, junto a ellos hay talleres
automotrices especializados en regular la emanación de gases para que puedan
pasar la revisión momentáneamente. No se explica cómo pasan la revisión
vehicular los llamados metrobuses,
articulados, buses, furgonetas, camiones, que emanan como locomotoras gran
cantidad de gases tóxicos que dejan impregnado de hollín los parterres de vías,
pasos a desnivel, fachadas de casas y edificios.
Incluso,
muchos transportistas de taxis, buses y
volquetas realizan la revisión vehicular en otros cantones porque no
existen centros de revisión vehicular, como resultado de ello el Patrimonio Cultural
de la Humanidad se ha constituido en
una de las ciudades más contaminadas del país.
En los
últimos siete años se han dado cinco prórrogas a los cantones para que instalen
los centros de revisión vehicular. “Pese a eso, 159 de los 221 municipios del
país aún no implementan los centros de Revisión Vehicular, como exige la
normativa de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT)” (El Comercio, 2019).
La revisión
vehicular se lo ha venido haciendo únicamente en forma visual en la mayoría
absoluta de los cantones del país. No se revisa el motor, líquidos, aceite,
alineación, luces, balanceo, emanación de gases contaminantes, como
consecuencia de ello se registran miles de accidentes de tránsito.
Los efectos de la
contaminación ambiental en la salud.
Los
vehículos con motores de combustión emiten
gases tóxicos y micropartículas como el dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NxOy), compuestos de plomo, anhídrido sulfuroso y
partículas sólidas.
Los motores a gasolina emiten
especialmente monóxido de carbono, la exposición excesiva de una persona conduce al
envenenamiento y a la muerte. El dióxido
de carbono no es letal en concentraciones pequeñas y se encuentra en forma
natural en la atmosfera, sirve para el proceso de fotosíntesis de las plantas.
No obstante, en concentraciones altas provoca el “efecto invernadero” que eleva
la temperatura del planeta y el altera los ciclos estacionales.
Los vehículos con motor a diésel emiten gases contaminantes como
óxidos de nitrógeno, partículas de
hollín, benzopirenos, anhídrido sulfuroso, entre otros. Los óxidos de
nitrógeno surgen de la mala combustión en los cilindros del motor, si se unen al CO2 o a la humedad se forman los
nitratos que son compuestos químicos inorgánicos muy peligrosos para las
personas y además provocan el efecto invernadero.
Los gases tóxicos afectan al
corazón, pulmones, al sistema nervioso y provocan la muerte prematura de las
personas. Los
óxidos de nitrógeno están asociados con bronquitis, enfermedades respiratorias
crónicas, parto prematuro, accidentes cerebrovasculares, coágulos de sangre,
presión arterial alta.
Según la Organización Mundial de la
Salud (OMS), los
gases de los vehículos con motor a diésel son cancerígenos para los seres
humanos. La OMS estima que en 2016 la contaminación ambiental del aire causó
4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo por año, el 90 por ciento
de los fallecimientos fueron en los países en desarrollo.
El organismo especializado
de Naciones Unidas estima que en 2016 la contaminación ambiental provocó:
“…
aproximadamente el 58% de las muertes prematuras relacionadas con la
contaminación atmosférica se debieron a cardiopatías
isquémicas y accidentes cerebrovasculares, mientras que el 18% de las muertes se debieron a enfermedad pulmonar obstructiva
crónica e infecciones respiratorias agudas, y el 6% de las muertes se debieron
a cáncer de pulmón”
(OMS, 2019).
Además, el Organismo Mundial de la
Salud señala que
algunas muertes pueden atribuirse a más de un factor de riesgo al mismo tiempo.
“Por
ejemplo, tanto el consumo de tabaco como la contaminación del aire ambiente
pueden provocar cáncer de pulmón” (Ibídem).
Los efectos de la
contaminación ambiental en la mortalidad
En Ecuador, las muertes de personas han crecido sostenidamente en los
últimos años atribuidas a la
contaminación ambiental generada, a su vez, por las actividades industriales, agricultura, ganadería, incendios forestales
y, sobre todo, por el crecimiento exponencial del transporte
vehicular.
En el año 2000, el número de
defunciones en Ecuador fue de 56.420 personas, diez años después, en 2009, sube a 59.714 y en 2017
se sitúa en 69.247. En este último año, 22.891 fallecimientos están directamente relacionados con las
causas derivadas de la contaminación ambiental, equivalente al
33,1%, descrita por la Organización Mundial de la Salud.
Las muertes causadas por
enfermedades isquémicas del corazón fueron 7.404 personas que representó el
10,7% del total de
las defunciones en el país. La mortalidad provocada por enfermedades cerebrovasculares alcanzó a 4.300, equivalente al
6,2%. Los decesos generados por
enfermedades hipertensivas 3.409, 4,9%. Los fallecimientos originados por influencia y neumonía 3.800, 5,5%.
Las muertes derivadas por enfermedades
crónicas de las vías respiratorias 1.824, 2,6% (Ver cuadro Nº 1).
Seguramente la falta de información
acerca de los daños en la salud
de las personas que provoca las emisiones de gases tóxicos del transporte
vehicular en sus distintas modalidades puede ser la causa que explica la indiferencia de la población frente a
este problema crónico presente en las principales ciudades del país.
Los movimientos ambientalistas
radicales tampoco
se han pronunciado mayormente sobre el problema
de la contaminación ambiental generada por el parque automotor, sus actividades se
han focalizado en la actividad minera a gran escala que se encuentra en pleno desarrollo en el país.
¿Las leyes ambientales
han quedado como letra muerta?
A nivel internacional, se han
realizado varios convenios, conferencias, acuerdos para disminuir la emisión de dióxido de carbono. En 2015, se realizó la Conferencia Mundial
del Cambio Climático en París, donde se reconoce como un problema vital
para la humanidad y la necesidad de tomar medidas urgentes.
El Acuerdo de París
aprobado por 197 países compromete
a los estados a tomar medidas de carácter financiero, geopolítico, energético y
social, a fin de reducir las emisiones
de CO2 y unificar los esfuerzos para mantener por debajo de los 2 grados el
aumento de la temperatura. Se resolvió crear un fondo de ayuda de USD 100.000 millones para apoyar a los países en
desarrollo con el propósito de mitigar los efectos del cambio climático.
El gobierno de Estados Unidos, a
través del Secretario de Estado, John Kerry, firmó el Acuerdo de París. Sin embargo, el gobierno de Donald Trump en junio de 2017 anunció
la retirada de Estados Unidos del
Acuerdo. El inquilino de la Casa
Blanca considera el cambio climático como “un cuento
chino”.
Ecuador
inicialmente no firmó por su posición crítica con el texto del Acuerdo de París por considerarlo poco
ambicioso o deficiente en las ayudas a los países en desarrollo, no obstante, el 26 de julio de 2016, el presidente
de aquel entonces, Rafael Correa,
finalmente firmó (La Vanguardia, 2016).
De los 197 países que firmaron el
Acuerdo de París, 185
lo han ratificado, incluido la República Popular China, el mayor contaminante a nivel mundial, Unión Europea, Japón, Canadá.
Entre los países que no ha ratificado el Acuerdo
está Rusia, uno de los mayores exportadores de petróleo y gas natural.
Sin embargo,
del conjunto de países que han ratificado el Acuerdo, únicamente 17 han definido planes de acción nacionales de
reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en el marco de los
compromisos adquiridos.
En el ámbito de América Latina se
considera que Chile lidera la lucha contra el cambio climático, uno de los primeros países en la
región en fijarse como objetivo obtener el
20% de su energía de fuentes renovables no convencionales, como la eólica y
solar, para el 2025. También lanzó
el primer bono verde de la región que canaliza la inversión hacia proyectos
ambientalmente sostenibles (El País, 2019).
El Gobierno de Chile para combatir
la contaminación del aire en Santiago,
“…creó incentivos
impositivos para reducir las emisiones de dióxido de carbono en el transporte
público. Hoy la capital cuenta con una flota de 200 autobuses eléctricos como
parte de un plan para que 80% de sus autobuses funcionen a baterías para el
2022” (Ibídem).
Ecuador todavía sin
planes contra la contaminación ambiental
En el
contexto de Suramérica, Ecuador a fines
de 2017 las emisiones de dióxido de
carbono derivado del consumo de energía fueron de 37,5 millones de toneladas métricas por encima de Bolivia, Paraguay y Uruguay, pero por
debajo de Colombia, Chile y Perú (Ver cuadro Nº 2).
Las autoridades tanto a nivel
nacional como a nivel local
no han diseñado un plan nacional y/o local a mediano y largo plazo con objetivos, metas, estrategias, proyectos
viables y el financiamiento correspondiente, para reducir drásticamente las
emisiones de gases tóxicos que generan las actividades productivas.
Ecuador tiene una de
las constituciones más avanzadas en cuanto al tema ambiental, reconoce los derechos de la naturaleza.
El artículo 397 de la Carta Magna
establece como uno de los principios ambientales lo siguiente:
“En caso de daños ambientales el Estado actuará de manera inmediata
y subsidiaria para garantizar la salud y la restauración de los ecosistemas.
Además de la sanción correspondiente, el
Estado repetirá contra el operador de la actividad que produjera el daño
las obligaciones que conlleve la reparación integral, en las condiciones y con
los procedimientos que la ley establezca. La
responsabilidad también recaerá sobre las servidoras o servidores responsables
de realizar el control ambiental”.
A su vez, el Código Orgánico
Integral Penal, en
el artículo 253, referente a la contaminación del aire, dispone:
“La
persona que, contraviniendo la normativa vigente o por no adoptar las medidas
exigidas en las normas, contamine el aire, la atmósfera o demás componentes del
espacio aéreo en niveles tales que resulten
daños graves a los recursos naturales, biodiversidad y salud humana, será
sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años”.
La Constitución
Política, Código Orgánico Ambiental, Código Orgánico Integral Penal, protegen la biodiversidad y el
medio ambiente. Sin embargo, en el país no hay una cultura en la administración
de justicia y en amplios segmentos de la población para el cumplimiento de las
leyes en general.
El numeral 4 del artículo 9, que aborda los principios
ambientales, del Código Orgánico Ambiental establece:
“El
que contamina paga. Quien realice o promueva una
actividad que contamine o que lo haga en el futuro, deberá incorporar a sus
costos de producción todas las medidas necesarias para prevenirla, evitarla o
reducirla. Asimismo, quien contamine
estará obligado a la reparación integral y la indemnización a los
perjudicados, adoptando medidas de compensación a las poblaciones afectadas y
al pago de las sanciones que correspondan.”
A su vez, el numeral 10 del artículo
27, que describe
las facultades de los Gobiernos
Autónomos Descentralizados, Metropolitanos y Municipales, del Código Orgánico
Ambiental, establece como una de sus obligaciones en el área urbana:
“Controlar el
cumplimiento de los parámetros ambientales y la aplicación de normas técnicas
de los componentes agua, suelo, aire y ruido.”
que incluyó
el impuesto a la contaminación vehicular, fue enviado a la Asamblea La Ley de Fomento Ambiental y Optimización
de los Ingresos del Estado, La Asamblea
Nacional con el carácter económico urgente, entró en vigor por el
Ministerio de la Ley en 2011. El impuesto a la contaminación vehicular estaba
en función del cilindraje y del número de años del vehículo. El Servicio de
Rentas Internas (SRI), desde 2012 hasta 2018, por el “impuesto verde” llegó a recaudar más de USD 760 millones.
La Ley de Fomento Ambiental no llegó a especificar el destino
de los recursos, por lo que ingresaban al Presupuesto
General del Estado, específicamente a gastos permanentes, tales como pago
de sueldos y salarios, pago de intereses de la deuda pública, entre otros
gastos. La Asamblea Nacional en vez
de corregir ese vacío legal -por ejemplo, hubiese destinado a la importación de
buses eléctricos para el transporte público-, haciéndose eco de las protestas
de grupos de propietarios de vehículos, y en un estado de penuria de recursos
fiscales, derogó el “impuesto verde” y la prescripción de sus deudas.
Propuestas alternativas
En la línea de mitigar los efectos
del cambio ambiental se debería establecer multas contra las personas cuyos vehículos emitan gases
contaminantes más allá de los estándares permitidos, boten basura y materiales de construcción en calles, avenidas, ríos,
lagunas y en general en espacios públicos, como se realiza en los países
desarrollados.
Adicionalmente, se
debe seguir sustituyendo progresivamente las centrales térmicas por centrales
hidroeléctricas,
cuya construcción se encuentran paralizadas; promover la generación de energías no convencionales como la eólica y solar; reemplazar los vehículos
con motor de combustión por autos eléctricos; restringir
progresivamente las importaciones de vehículos con motor a diésel; ejecutar un
plan nacional de reforestación a escala nacional.
Sin duda, en las condiciones
actuales es poco viable que las autoridades a nivel nacional o local tomen drásticas medidas contra la emisión de gases contaminantes; con las
excepciones del caso, los políticos priorizan sus intereses personales y/o grupales a los intereses de la nacionales
o locales, trabajan para reelegirse en las funciones que desempeñan, esa ha
sido una constante en el país.
Según el Primer Mandatario, la
inmigración de venezolanos
al país, sin mayor control, ha alcanzado a 500.000
personas, cuyo costo asciende a USD 500 millones anuales, ha derivado en el
incremento exponencial de la informalidad y la virtual toma de calles,
avenidas, plazas y espacios públicos en general, como ocurre en la
capital de la República, evidenciado la desidia y la falta de planificación y
organización de las autoridades para enfrentar este problema.
En los últimos años, cientos de
funcionarios que ocupaban altos cargos en las instituciones del Estado -a nivel Ejecutivo, Legislativo, empresas públicas y Gobiernos Autónomos Descentralizados-,
han estado involucrados en actos de corrupción en colusión con ciertos grupos empresariales, nacionales y extranjeros,
perjudicando al Estado en miles de USD
millones como resultado de los sobreprecios en la construcción de obras públicas, y paradójicamente sigue
imperando la impunidad.
A pesar del deterioro de la
economía, de los altos niveles de desempleo y subempleo, altos porcentajes de
pobreza y extrema pobreza,
amerita citar el refrán popular que
dice “No mal que
dure cien años ni cuerpo que lo resista”. También tiene plena vigencia la frase
“Siembre hay una luz al final del túnel”.
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