sábado, 31 de mayo de 2025

CULTURA. DESCUBREN CIUDAD MAYA DE CASI 3 MIL AÑOS EN NORESTE DE GUATEMALA.

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TIKAL, CIVILIZACIÓN MAYA.  (que significa «lugar de las voces») es uno de los mayores yacimientos arqueológicos y centros urbanos de la civilización maya. Está situado en el municipio de Flores, en el departamento de Petén, en el territorio actual de la República de Guatemala, y forma parte del Parque Nacional Tikal, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979. Según los glifos encontrados en el yacimiento, su nombre maya habría sido Yax Mutul. Tikal fue la capital de un estado beligerante, que se convirtió en uno de los reinos más poderosos de los antiguos mayas.Aunque la arquitectura monumental del sitio se remonta hasta el siglo iv a. C., Tikal alcanzó su apogeo durante el Período Clásico, entre el 200 y el 900 d. C. Durante este tiempo, la ciudad dominó gran parte de la región maya, en el ámbito político, económico y militar; mantenía vínculos con otras regiones, a lo largo de Mesoamérica, incluso con Teotihuacán, en el lejano valle de México.  “El sitio arqueológico de Tikal cuenta con alrededor de 5,000 edificios prehispánicos en un área de aproximadamente de 16 km², de los cuales únicamente el 5% se encuentra restaurado y habilitado para su exploración. El área residencial de Tikal cubre aproximadamente 60 km², gran parte de los cuales aún no han sido despejados, cartografiados o excavados. La ciudad representa una antigua capital maya que dominó un vasto territorio durante el período Clásico. El nombre de Tikal significa Lugar de las Voces, sin embargo, su nombre original pudo haber sido Yax Mutul o Mutual.

“Tikal se caracteriza por la monumentalidad de sus edificios, con una ocupación continua de 1,500 años (del 600 a. C. al 900 d. C.), época durante la cual ejerció un papel protagónico en la organización social y política de las tierras bajas. Tikal es uno de los máximos exponentes del estilo arquitectónico típico de las tierras bajas centrales mayas, mostrando exquisitos ejemplos de templos en forma de pirámides escalonadas tales como, el Gran Jaguar, el Templo de las Máscaras, el Templo de la Serpiente Bicéfala o el Templo V, también sus plazas, conjuntos conmemorativos del Mundo Perdido, juegos de pelota, complejos de pirámides gemelas, una enorme colección de monumentos tallados y gran cantidad de sitios periféricos a su alrededor. Tikal es la mejor conocida de todas las grandes ciudades mayas de las tierras bajas, con una larga lista de gobernantes dinásticos, el descubrimiento de las tumbas de muchos de los gobernantes y la investigación de sus monumentos, templos y palacios. Fuente Wikipedia Enciclopedia Libre.  

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Imagen cedida por el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala del 17 de agosto de 2023 de piezas bautizadas como "Los Abuelos" descubiertas en el yacimiento arqueológico de Uaxactún, en la Reserva de la Biosfera Maya, departamento de Petén, Guatemala. Foto Xinhua.

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CULTURA. DESCUBREN CIUDAD MAYA DE CASI 3 MIL AÑOS EN NORESTE DE GUATEMALA.

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Fuente. Sputnik.

La Jornada, Ciudad de México sábado 31 de mayo del 2025.

 

Montevideo. Un equipo de arqueólogos de Guatemala y Eslovaquia halló una ciudad maya de casi 3 mil años en el noreste de Guatemala con figuras, observatorios y altares que podrían indicar el origen de la religión de esta antigua civilización centroamericana, informaron el jueves las autoridades​​​.

"Se trata de un sitio único que puede servir mucho para el estudio del culto y figuras mitológicas de la primera ocupación maya de la región", dijo en conferencia de prensa el arqueólogo eslovaco Milan Kovac, director del proyecto de excavación, junto a representantes del Gobierno.

El área en que se trabaja es de 1 mil 200 kilómetros cuadrados, en el noreste de Petén, cerca de la frontera con México, y en ella se han descubierto unos 176 asentamientos.

Los más importantes, llamados Los Abuelos, Cambrayal y Petnal, forman un triángulo, con una distancia de cinco kilómetros entre cada uno.



El sitio Los Abuelos, descubierto en 2023 y de 16 kilómetros cuadrados de superficie, debe su nombre a dos figuras halladas por los expertos sentadas sobre un pequeño altar

El lugar tiene tres núcleos de varias épocas y el más importante data del período preclásico medio, es decir, de los años 900-800 a.C dijo Kovac.

El equipo halló un observatorio astronómico de alrededor del 600-500 a.C. con la misma forma y orientación que el que se encuentra en el sitio arqueológico cercano de Uaxactún, aunque más antiguo.

También encontró un altar, frente al observatorio, con un fogón y debajo una vasija como ofrenda, fechada en el 500 a.c.

Sobre el altar fue grabado un sign que según la evolución posterior de la escritura maya significa nube.

"Por eso creemos que el altar fue dedicado al dios de la lluvia, también en su cercanía encontramos un altar en forma de rana que también seguramente estaba relacionado al dios de la lluvia", explicó el experto.

En el sitio también se hallaron fragmentos de estela con grabaciones y tallados del preclásico medio, en las que se aprecia por ejemplo la figura de un dios con un caracol en la espalda.

"Rara vez se ven tantos fragmentos del preclásico medio eso sí nos llama mucho la atención (…) Seguramente es su primera imagen de este tipo de dios y es importante para el estudio del inicio de ideas religiosas de los mayas de Petén", dijo Kovac.



Pero lo más importante son las dos figuras de piedra de aproximadamente un metro, sentadas mirando al oeste sobre un templo de un metro y medio de alto y 20 metros de ancho, del preclásico medio.

Representan un hombre y una mujer y no hay otras figuras por el estilo en el resto del sitio, aunque sí en Uaxactún.

"Ya tenemos dos ejemplos de este culto que consideramos es un culto ancestral y que podrían representar progenitores o el origen de la humanidad o el origen de las familias o clanes del mismo sitio", explicó el arqueólogo.

También podrían representar a muertos envueltos en una mortaja porque no tienen rasgos en la cara.

A los pies de la figura fueron halladas ofrendas de cerámicas rotas de todas las fases del período preclásico.

"Eso significa que el pequeño templo funcionó casi por 1 mil años, luego fue abandonado y después lo encontraron en el clásico tardío, aproximadamente en el 800 d.C. y siguieron el culto", dijo Kovac.

Además, se halló un entierro con un cráneo completo de un hombre de unos 30-40 años, con una ofrenda que data del 500 a.C. y otro del 800 d.C.

En el sitio los expertos encontraron fragmentos de cerámica con glifos que representan cacao, nombres de personas y el nombre del lugar, aunque incompleto, así como un fragmento de un tambor con letras que dicen "sonidos de tambor" no conocidas anteriormente.

"Se encontraron otras iconografías y epigrafías que representan un alto nivel de arte y que los habitantes eran de clase alta", explicó el científico.

Además, se hallaron cuatro altares en forma de rana que son similares a los encontrados en la costa del país, a casi 700 kilómetros de distancia y que evidencia el contacto que tenían las regiones.

En Petnal, considerado el centro político de la región descubierta, se halló una pirámide de 33 metros de altura con un cuarto que tiene restos de pintura que datan del fin del preclásico, es decir entre el 100 y 250 d.C., así como altares en forma de rana.

En tanto, en el tercer lugar, Cambrayal, también se hallaron figuras e iconografías similares a las de la costa, del clásico tardío, y en el palacio central un sistema de canales de 57 metros de largo que habría sido un desagüe.



El sistema va desde la cima del palacio, de lo que supuestamente es una piscina de 24 metros de largo, 70 centímetros de profundidad y 2,5 metros de ancho, atraviesa la fachada y termina en la parte trasera del edificio.

Los canales tienen 50 por 40 centímetros.

"Todavía es un enigma cuál fue su función y por qué fueran tan grandes", dijo Kovac.

Los mayas ocuparon el sur de México y el norte de Guatemala, así como partes de Belice, El Salvador y Honduras, desde el 2000 a.C. con su auge entre el 400 y 900 d.C.

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viernes, 30 de mayo de 2025

LA GUERRA DE LOS RICOS Y EL SALARIO UNIVERSAL.

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“El descubrimiento de América y el saqueo de recursos de ultramar fue el disparador y el sustento necesario del desarrollo europeo se continuó con el destrozo, saqueo y parasitación de otros continentes, parasitación que continúa hoy en día, aunque de una forma menor por parte de los moribundos, pero siempre violentos imperios occidentales. Lo mismo podemos decir de la libertad de expresión: permítanles seguridad económica a los ciudadanos del mundo y verán cuántas verdades salen a la luz y desplazan los mitos de las clases y de los países dominantes. Naturalmente que estas verdades no son un producto automático de un sistema, porque siempre se necesitarán espíritus realmente libres (libres de pensar, libres de codicia), pero sin duda que la diferencia con lo que sufrimos actualmente sería astronómica. Gran parte de la crítica y los miedos sobre el salario universal se basan en el miedo a que la gente deje de trabajar en masa. Este miedo procede de una corrupción propia del capitalismo: nadie se mueve si no es por dinero. El Salario universal es una propuesta tan modesta que ni siquiera propone la abolición del dinero ni de la pasión capitalista por hacer más dinero. Esto debería venir en una etapa superior de la humanidad, si es que somos capaces de algo mejor que esto. Diferente a los planes sociales que los beneficiarios pierden si mejoran sus condiciones de vida, el salario universal tiene la virtud de estimular el trabajo y la creatividad.

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LA GUERRA DE LOS RICOS Y EL SALARIO UNIVERSAL.

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Por Jorge Majfud | 30/05/2025 | Opinión

 

Fuentes. Revista rebelión viernes 30 de mayo del 2025.

 

Fuentes: Rebelión

Ni la democracia ni el capitalismo hicieron más ricos y desarrollados al Noroccidente. Lo hizo el imperialismo. La diferencia entre el capitalismo y la democracia radica en sus principios éticos, ideológicos y de valores sociales. Uno se define por su objetivo de distribución del poder (de la libertad y de los beneficios de las sociedades) y el otro por su contrario: por su concentración en una minoría progresivamente más pequeña y más poderosa.

Como todo sistema dominante, el capitalismo no sólo se especializó en secuestrar bienes materiales sino también simbólicos, desde la política, la ideología, la ética, la estética, la narrativa de sus medios propagadores y los medios periodísticos hasta los medios culturales a través de la industria de la cultura. Como todo sistema dominante, se reproduce como un fractal en cada individuo, en cada sociedad y en el orden global. En los tres niveles existe y ha existido siempre una relación parasitaria de una minoría sobre una mayoría. De la misma forma que dentro de una sociedad la clase trabajadora es parasitada (física e intelectualmente) por las clases dirigentes, así también ha ocurrido siempre con la mayoría de los países y los imperios parásitos.

Para encubrir o justificar una posición de dominio y explotación, el esclavista debe demonizar, desmoralizar, desacreditar y “de-nigrar” al esclavo. Esta moral también es parasitaria, ya que una vez inoculada en el organismo del oprimido se alimenta y reproduce en ese mismo organismo hasta producir esclavos en plenitud, defensores incondicionales de sus amos. Esclavos que quieren ser amos, oprimidos que sueñan con ser opresores ricos y apenas si llegan a opresores pobres.



Entre muchos dogmas, uno que continúa siendo popular reza que “los pobres son pobres porque quieren”, porque “no se esfuerzan lo suficiente”, “porque se drogan o beben alcohol”, “porque no trabajan”, como si entre las clases dirigentes, empresariales y políticas no existieran drogadictos, alcohólicos, perezosos y desocupados, y no por eso se caen de la escala de privilegios sociales y mucho menos terminan viviendo en la pobreza. Luego, ante cualquier movilización por justicia social, los herederos de los esclavistas y sus remedos de segunda sacan su látigo clasista: “vayan a trabajar, manga de vagos”. Del mismo eran acusados los indígenas que trabajaban en las minas de estaño en Bolivia y morían a los treinta años, no sólo porque todos sufrían de neumoconiosis (“pulmón negro”), sino porque cuando tenían un domingo libre, los desarraigados iban a los bares de los pueblos a emborracharse y a imaginarse el amor con una prostituta para el escándalo del cura del pueblo y de las señoras de la clase alta. Lo mismo los negros esclavos en Brasil. Lo mismo los mexicanos en Estados Unidos, los recogedores de bananas en América central y los gauchos blancos en Argentina, según Domingo Sarmiento. Los pobres esclavos o rebeldes libertos eran degenerados, holgazanes, corruptos e inmorales.

Esta relación material-simbólica no ha cambiado desde entonces. Sólo se ha transformado. El viejo mito se choca de narices contra la realidad y sobrevive siempre. Porque los pobres, los necesitados, los atados a un salario miserable y al terror de perderlo son presas fáciles de la esclavitud, física y moral y, por si fuese poco, son una necesidad del mercado: cuanto más adoctrinados, cuanta menos educación, cuanta menos independencia, los obreros y consumidores incrementan los beneficios del capital. Esto ha sido así desde los tiempos de las repúblicas bananeras hasta el metaverso virtual de las inversiones y el dinero virtual. Pero como toda ley, como toda decisión judicial, como todo dinero es simbólico sin una fuerza de coerción, este mundo virtual debe ser sostenido por la antigua brutalidad militar, está de más decir. Esto se prueba con un simple dato: erradicar la pobreza en un país como Estados Unidos es barato. Con el uno por ciento del PIB nacional (25% del presupuesto anual del Pentágono; menos del tres por ciento de lo gastado en la guerra en Afganistán) se erradicaría la pobreza completamente.

Erradicar la pobreza en todo el mundo costaría entre 70.000 y 325.000 millones de dólares al año, es decir, menos del 0,5 por ciento del PIB de los países de la OCDE. Con todo, los expertos coinciden en que, para luchar contra la pobreza de forma más eficiente, mejor que un plan para los pobres es un plan universal.

Exactamente la misma lógica se aplica no sólo para mantener los salarios y las posibilidades de las pequeñas empresas eternamente deprimidas, sino para impedir o postergar la gran amenaza que pende sobre las elites parasitarias, por nombrar un solo factor que acelerará la revolución del siglo XXI: el salario universal. La Gran Revolución de este siglo está siendo postergada por la reacción fascista, último recurso del capitalismo y de los imperios, violentos, genocidas y moribundos.



Un estudio del Banco Mundial demostró que, en su abrumadora mayoría, los pobres que recibieron salarios gratis no lo gastaron ni en alcohol ni en tabaco. Por el contrario, luego de un tiempo el consumo de esos estimulantes disminuyó. Claro que estos datos no son bienvenidos para aquellos que se sienten con algún privilegio amenazado o no son reverenciados lo suficiente por los impuestos que pagan. Otro estudio de la Universidad de Ohio publicado en 2009 recogió la crítica más común contra los programas de redistribución:

En Nicaragua circularon otras opiniones negativas y malentendidos sobre el RPS. Una funcionaria de alto rango del Ministerio de la Familia informó que el RPS solo daba dinero en efectivo, y que los esposos esperaban el regreso de sus esposas para quedarse con el dinero y gastarlo en alcohol.” 

En mayo de 2014, el mismo Banco Mundial se hizo eco de esta idea y terminó rebatiéndola en un estudio que incluyó decenas de estudios de campo. El informe respondió a la pregunta central en el mismo título:

¿Los pobres desperdician dinero en alcohol y cigarrillos? No”. De hecho, aunque no de una forma significativa, el consumo de estos estimulantes disminuyó. La conclusión del estudio del Banco Mundial fue “Deberíamos dejar de preocuparnos por el mal uso que los pobres les dan a sus ingresos por transferencias. No lo gastan en alcohol y cigarrillos sino en chocolates”. 

Diversos estudios y experimentos estatales han demostrado una verdad que, por simple, no se considera como tal sino como una mera tautología:

la principal razón por la cual los pobres son pobres es porque no tienen dinero”. Cada vez que uno menciona este “descubrimiento” articulado por varios sociólogos e historiadores contemporáneos, tiene que reservar unos segundos hasta que las risas dejen lugar a un silencio más reflexivo. Un estudio de The Lancet en Namibia concluyó que cuando los pobres reciben un salario sin condiciones, tienden a trabajar más fuerte que si les dicen qué deben hacer para merecerlo.

Como ya lo analizamos en Moscas en la telaraña, la propuesta de un Salario Universal tiene un antecedente contradictorio y paradójico. Durante la Segunda Guerra mundial, Juliet Rhys-Williams, miembra del Partido Liberal (por entonces la izquierda en Inglaterra), propuso un “impuesto negativo” por el cual todos aquellos quienes tuviesen un ingreso por debajo de una línea mínima de subsistencia deberían recibir un subsidio en relación inversa a su ingreso. Es decir, si consideramos una curva de ingresos ascendentes y la atravesamos con una recta horizontal definiendo un mínimo de subsistencia, todos aquellos que queden por debajo de la recta deberían recibir tanto como sea necesario para alcanzar el mínimo, mientras los demás deberían pagar tanto más cuanto más altos sean sus ingresos. Obviamente que los impuestos progresivos son un criterio conocido y practicado desde hace mucho tiempo, pero no la primera parte. En su libro Where Do We Go from Here Chaos or Community? (1967), Martin Luther King había entrevisto la solución:

Debemos crear pleno empleo o crear ingresos. Estoy convencido de que el enfoque más simple demostrará ser el más efectivo: la solución a la pobreza es abolirla directamente mediante una medida ahora ampliamente discutida: el ingreso garantizado”.

En 1964, al mismo tiempo que Lyndon Johnson radicalizaba su guerra imperialista contra Vietnam y la CIA hacía lo mismo con África y América Latina, como suelen hacer los demócratas (la izquierda imperialista), se mostraban más humanos fronteras adentro. El programa “Guerra contra la pobreza” incluyó experimentos sociales muy similares al ingreso universal, algo que ni el gurú del neoliberalismo, el economista Milton Friedman se oponía. Más bien lo contrario, cuando propuso su “impuesto negativo”.



Los resultados fueron positivos, aunque tuvieron una lectura negativa. Hubo un nueve por ciento menos de trabajo asalariado, pero entre madres jóvenes y jóvenes pobres, la tasa de graduación de la secundaria aumentó un 30 por ciento. Los investigadores encontraron que aún ese nueve por ciento estaba inflado―probablemente debido al miedo de las personas a perder el beneficio, a diversos trabajos en sus propias casas y, más probablemente, porque muchos jóvenes habían optado por continuar estudiando, tal como se refleja en el porcentaje de graduación anterior.

La idea de eliminar la pobreza a través de programas financiados por el Estado federal alcanzó un apoyo popular y mediático superior a la idea de poner un hombre en la Luna. Claro que no todos estuvieron de acuerdo y en 1978 ocurrió el milagro que muchos esperaban. Uno de los casos de estudio, Seattle, registró un incremento del 50% de incremento en los divorcios. La libertad económica suele producir esas cosas. Las mujeres se estaban haciendo a la idea de demasiada libertad. Solo esta posibilidad cambió el curso del experimento, y éste no se corrigió cuando poco después se descubrió que el 50% se había debido a un error de cálculo estadístico.

Probablemente el experimento social más sistemático sobre ingreso universal fue realizado en 1973 en la pequeña ciudad de Dauphin, Canadá. Pocos años atrás, el historiador holandés Rutger Bregman (un defensor del capitalismo amable, por ahora) lo popularizó en su libro Utopía for realists. Desde 1974 a 1978, mil familias de Dauphin recibieron un salario equivalente a 20 mil dólares anuales de hoy sin condición. En las elecciones generales, cuatro años después, ganaron los conservadores y el proyecto fue abandonado. No hubo presupuesto ni siquiera para analizar la masa de datos recogida. Los políticos concluyeron, por su propia cuenta, que el experimento había fracasado. Los investigadores pusieron todos los datos recogidos en dos mil cajas y el proyecto fue olvidado. Treinta años después fue descubierto en un ático y rescatado de una destrucción inminente. La investigadora que descubrió este tesoro, la economista Evelyn Forget, comparó los datos recogidos por el proyecto con otras realidades y concluyó que el experimento había sido un rotundo éxito, contradiciendo todos los argumentos en contra: las familias no se dedicaron a tener más hijos (hace unas décadas no existía el miedo decimonónico de los blancos sin hijos sino de los pobres con hijos) y los hijos aumentaron su rendimiento escolar. La violencia doméstica cayó y las hospitalizaciones por otras razones se redujeron en 8,5%. 

Los experimentos sobre salario universal no terminaron ahí. Se multiplicaron con los mismos resultados. En el año 2009, la ciudad de Londres concluyó que había gastado, entre policías y trabajadores sociales, más de medio millón de libras en trece personas en situación de calle. Cuando se le ofreció tres mil libras a cada uno de forma incondicional, el resultado no fue solo que la ciudad pasó a gastar solo 50.000 libras en los mismos indigentes, sino que más de la mitad de ellos terminaron saliéndose de ese círculo de miseria. De forma voluntaria, invirtieron en sus propias necesidades, como higiene, casa y, en algunos casos, clases de jardinería. Experimentos similares fueron realizados en Namibia, Ruanda, Kenia y Uganda, donde hombres y mujeres en condiciones de extrema pobreza recibieron dinero en efectivo, la mayoría de las veces de forma incondicional, con  resultados positivos: muchos lo invirtieron en pequeños negocios, como comprarse una moto para dar un servicio de taxi, lo cual, a su vez, facilitó la comunicación y el transporte a otros habitantes de las aldeas, lo cual multiplicó el ingreso no sólo del beneficiado directo sino de sus vecinos también.

Como lo demuestran los investigadores de la University of Manchester, en otros casos la sola reducción de la malnutrición en los niños se tradujo en un incremento en la estatura física y en el coeficiente intelectual; aumentó el rendimiento escolar, y redujo la pobreza y el crimen en decenas porcentuales. Naturalmente, también redujo el trabajo infantil y la esclavitud moderna que siempre benefició a los más ricos de esas sociedades y del mundo, como es el caso, por ejemplo, de la actual esclavitud masiva practicada en las minas de cobalto en el Congo. Experiencias similares fueron reproducidas en decenas de otros países, desde América Latina hasta Asia, con la misma resistencia y desacreditación de las políticas y relatos de las clases altas y de los países imperiales, hoy en decadencia.



¿Cuál es secreto? La respuesta me resuena en la memoria de mi propia experiencia en Mozambique en 1996. Los pobres no recibieron un plan de vida por parte de cooperantes, nacionales o extranjeros (blancos), quienes suelen hacer un trabajo similar al de los misioneros enseñándoles cómo dejar de ser pobres, sino que recibieron recursos económicos (dinero) que ellos mismos pudieron administrar según lo que ellos consideraban necesidades propias. Nadie (si no ha cruzado las fronteras del delirio o de la disfuncionalidad social debido a años de deshumanización) sabe más de sus propias necesidades (inmediatas y, luego, a largo plazo) que quienes las sufren. En otras palabras, el problema de los pobres no es cultural; es económico y, en su raíz, es político. Esta realidad material luego se transforma en una cultura que los detractores de las clases más bajas toman como causa de la pobreza y la corrupción.

Lo mismo hemos insistido por años sobre las posibilidades de desarrollo de cualquier país: primero debe dejar de ser colonia y luego debe ser independiente: a más independencia más desarrollo. Algo que se prueba a lo largo de la historia global, incluso sólo considerando la diferencia de desarrollo de los países latinoamericanos desde el siglo XIX: cuanto más ricos, más deseados por los imperios y, por ende, menos desarrollados.

La misma lógica aplica a algo que hemos analizado en estudios anteriores (y en esto tampoco hemos descubierto la rueda): el capitalismo nace como consecuencia del descubrimiento europeo de América por parte de españoles y portugueses. Nace con el masivo saqueo de capitales (oro, plata, cobre, hierro, guano, carne, trigo y todo tipo de materias primas necesarias) que hicieron posible la existencia de las nuevas clases sociales en Europa ―comerciantes primero en los Países Bajos y proletarias después en Inglaterra. Fue este mismo saqueo, que no sin ironía fue realizado e impuesto por los ideólogos del “libre mercado” que hizo posible otro nacimiento: la Revolución Industrial inglesa, un siglo después de destruir las naciones más prósperas de su tiempo (India, Bangladesh, más tarde China y gran parte de Medio Oriente) a fuerza de cañón, droga y cipayaje. La Revolución industrial europea nace generaciones después de abortar el nacimiento de las revoluciones industriales en Asia.

El descubrimiento de América y el saqueo de recursos de ultramar fue el disparador y el sustento necesario del desarrollo europeo se continuó con el destrozo, saqueo y parasitación de otros continentes, parasitación que continúa hoy en día, aunque de una forma menor por parte de los moribundos, pero siempre violentos imperios occidentales.

Lo mismo podemos decir de la libertad de expresión: permítanles seguridad económica a los ciudadanos del mundo y verán cuántas verdades salen a la luz y desplazan los mitos de las clases y de los países dominantes. Naturalmente que estas verdades no son un producto automático de un sistema, porque siempre se necesitarán espíritus realmente libres (libres de pensar, libres de codicia), pero sin duda que la diferencia con lo que sufrimos actualmente sería astronómica.

Gran parte de la crítica y los miedos sobre el salario universal se basan en el miedo a que la gente deje de trabajar en masa. Este miedo procede de una corrupción propia del capitalismo: nadie se mueve si no es por dinero. El Salario universal es una propuesta tan modesta que ni siquiera propone la abolición del dinero ni de la pasión capitalista por hacer más dinero. Esto debería venir en una etapa superior de la humanidad, si es que somos capaces de algo mejor que esto. Diferente a los planes sociales que los beneficiarios pierden si mejoran sus condiciones de vida, el salario universal tiene la virtud de estimular el trabajo y la creatividad.

Jorge Majfud, mayo 2025. Del libro La mejor democracia que el dinero puede comprar: Reflexiones sobre la Anti-Ilustración y la agonía de las democracias liberales.

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jueves, 29 de mayo de 2025

UNA TORMENTA EN OCCIDENTE: EL PARADIGMA INTELECTUAL LIBERAL ESTÁ ROTO.

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“El conservadurismo estadounidense, al parecer, se está reconstruyendo como algo más duro, más mezquino y mucho menos sentimental. Aspira también a emerger como algo más centralizado, coercitivo y radical. Con muchas familias en Estados Unidos y Europa al borde de la bancarrota y la posible desposesión ante la implosión de la economía real, este segmento de la población —que ahora incluye una proporción cada vez mayor de la clase media— desprecia tanto a los oligarcas como al establishment y se acerca cada vez más a una posible respuesta violenta. Entonces, la guerra cultural se trasladará del ámbito público al campo de batalla callejera. La actual administración estadounidense está apegada, sobre todo, a la antigua noción de grandeza: a la grandeza individual y a las contribuciones que esa grandeza hace a toda la civilización.

“El individuo transgresor, por ejemplo, juega un papel importante en las teorías de Ayn Rand sobre el industrial y el genio (en sus novelas, siempre hay un fuerte elemento del outsider, siendo este tipo de transgresor criminal que trae una nueva medida de energía, que los de adentro no pueden proporcionar), escribe el politólogo Corey Robin. En resumen, existe una afinidad no tan secreta entre el conservadurismo populista actual y el radicalismo. Sin embargo, como señala Emily Wilson en su libro La Ilíada, la pérdida de «grandeza» rara vez se recupera fácilmente. No se puede escapar de la analogía de La Ilíada para hoy, en la que Trump busca recuperar la "grandeza" de su país (y en el proceso lograr un kleos (reputación) personal imperecedero). Hoy, podríamos referirnos a ello como el "legado" de uno. En La Ilíada, es definitorio y da a los líderes mortales la capacidad metafórica de superar la muerte a través del honor y la gloria.

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UNA TORMENTA EN OCCIDENTE: EL PARADIGMA INTELECTUAL LIBERAL ESTÁ ROTO.

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Héctor es engañado para entrar en combate y muere bajo las murallas de Troya. Trump bien podría entender la moraleja de la historia de La Ilíada.

 

Por. Alastair Crooke, Strategic Culture

Fuente. Jaque al Neoliberalismo.

Jueves 29 de mayo del 2025.

 

El año pasado, en San Petersburgo, me pregunté: ¿Saldrá Occidente de su guerra cultural como un socio potencial más receptivo? ¿O se desintegrará y recurrirá a la belicosidad para intentar mantener la paz?

Bueno, eso era entonces. La «contrarrevolución» está ahora en marcha bajo la forma de la «tormenta» de Trump. Y Occidente ya se ha desmoronado: el Proyecto Trump está poniendo patas arriba a Estados Unidos, y en Europa hay crisis, desesperación y una furia por derrocar a Trump y a «toda su obra».

¿Es esto entonces «todo»? ¿La rebelión anticipada contra la imposición cultural «progresista»?

No. Este no es el alcance de los sigilosos y estruendosos cambios que se están produciendo en Estados Unidos. Estos están provocando cambios políticos mucho más complejos. No será un simple duelo entre republicanos y demócratas. Porque aún queda otro golpe por dar, más allá de la revolución MAGA.

La verdadera acción en Estados Unidos no se desarrolla en seminarios en Brookings ni en artículos de opinión del New York Times. Sucede entre bastidores, fuera de la vista; fuera del alcance de la alta sociedad y, en su mayoría, fuera de guion. Estados Unidos está experimentando una transformación más parecida a la que sufrió Roma en la época de Augusto.
Es decir, el acontecimiento principal es el colapso de un orden elitista paralítico y el consiguiente desarrollo de nuevos proyectos políticos.

El colapso del paradigma intelectual del liberalismo global —sus delirios, junto con la estructura tecnocrática de gobernanza asociada— trasciende el cisma rojo/azul en Occidente. La absoluta disfuncionalidad asociada a las guerras culturales occidentales ha puesto de relieve la necesidad de transformar por completo el enfoque de la gobernanza económica.



Durante treinta años, Wall Street vendió una fantasía, y esa ilusión se hizo añicos. La guerra comercial de 2025 ha dejado al descubierto la verdad: la mayoría de las grandes empresas estadounidenses estaban unidas por cadenas de suministro frágiles, energía barata y mano de obra extranjera. ¿Y ahora? Todo se está desmoronando.

Francamente, las élites liberales simplemente han demostrado su incompetencia y profesionalismo en materia de gobernanza. Y no comprenden la gravedad de la situación a la que se enfrentan: la arquitectura financiera que solía generar soluciones fáciles y prosperidad sin esfuerzo ha caducado.

El ensayista y estratega militar Aurelien ha escrito en un artículo titulado La extraña derrota, donde «derrota» consiste en la «curiosa» incapacidad de Europa para comprender los acontecimientos mundiales:

Es decir, la disociación casi patológica del mundo real que [Europa] muestra en sus palabras y acciones. Sin embargo, incluso a medida que la situación se deteriora, no hay indicios de que Occidente se vuelva más realista en su comprensión, y es muy probable que siga viviendo en su interpretación alternativa de la realidad, hasta que sea expulsado por la fuerza.

Sí, algunos entienden que el paradigma económico occidental de consumismo hiperfinanciado y endeudado ha llegado a su fin y que el cambio es inevitable; pero están tan comprometidos con el modelo económico anglosajón que permanecen paralizados en la telaraña. «No hay alternativa» (TINA, por sus siglas en inglés) es el lema.

De este modo, Occidente se ve continuamente superado y decepcionado cuando trata con Estados que al menos hacen el esfuerzo de mirar hacia el futuro de forma organizada.

Occidente está en crisis, pero no como piensan los progresistas ni los tecnócratas burocráticos. Su problema no es el populismo, la polarización ni la "cosa de moda" de la semana en los principales programas de entrevistas. El problema más profundo es estructural: el poder está tan disperso y fragmentado que ninguna reforma significativa es posible. Todos los actores tienen poder de veto, y ninguno puede imponer coherencia. El politólogo Francis Fukuyama nos dio el término para esto: "vetocracia": una situación en la que todos pueden bloquear, pero nadie puede construir.

El comentarista estadounidense Matt Taibbi observa:

En un sentido más amplio, la retirada nos enfrenta a una crisis de competencia en este país. Ha tenido un enorme impacto en la política estadounidense.

En cierto sentido, la falta de conexión con la realidad —con la competencia— está arraigada en el neoliberalismo global actual. En parte, esto puede atribuirse al aclamado mensaje de Friedrich von Hayek en Camino de Servidumbre, según el cual la interferencia gubernamental y la planificación económica conducen inevitablemente a la servidumbre. Su mensaje se difunde con frecuencia cada vez que se plantea la necesidad de un cambio.



El segundo puntal (mientras Hayek luchaba contra los fantasmas de lo que él llamaba “socialismo”) fue el de los estadounidenses sellando una “unión” con la Escuela de Monetarismo de Chicago, cuyo hijo sería Milton Friedman, quien escribiría la “edición estadounidense” de Camino de servidumbre, que (irónicamente) llegó a llamarse Capitalismo y libertad.

El economista Philip Pilkington escribe que la ilusión de Hayek de que los mercados equivalen a «libertad» se ha generalizado hasta el punto de saturar por completo todo discurso. En público y en compañía, uno puede ser de izquierdas o de derechas, pero siempre será, de una u otra forma, neoliberal; de lo contrario, simplemente no se le permitirá el acceso al discurso.

“Cada país puede tener sus propias peculiaridades, pero en principios generales siguen un patrón similar: el neoliberalismo impulsado por la deuda es, ante todo, una teoría de cómo rediseñar el Estado para garantizar el éxito del mercado y el de sus participantes más importantes: las corporaciones modernas”.

Sin embargo, todo el paradigma (neo)liberal se basa en esta noción de maximización de la utilidad como pilar central (como si las motivaciones humanas se definieran reductivamente en términos puramente materiales). Postula que la motivación es utilitaria —y solo utilitaria— como su engaño fundamental. Como han señalado filósofos de la ciencia como Hans Albert, la teoría de la maximización de la utilidad descarta a priori la correspondencia con el mundo real, lo que la hace inverificable.

Su engaño reside en subordinar el bienestar humano y comunitario a los mercados y presupone que el exceso de "consumo" compensa suficientemente el vasallaje inherente. Esto fue llevado al extremo con Tony Blair, quien afirmó que, en su época, la política no existía. Como primer ministro, presidió un gabinete de expertos técnicos, oligarcas y banqueros, cuya competencia les permitió dirigir el Estado con precisión. La política había terminado; dejémosla en manos de los tecnócratas.

El gobierno conservador británico elegido en 1979 decidió, en lugar de imitar a los exitosos competidores británicos, hacer lo contrario y, esencialmente, confiar en la magia. Así, todo lo que el gobierno tenía que hacer era crear el entorno mágico adecuado (bajos impuestos, pocas regulaciones) y que los "espíritus animales" de los empresarios hicieran el resto espontáneamente, mediante la "magia" (curiosa elección de palabras) del "mercado". Sin embargo, el mago, tras haber invocado estos poderes, debía asegurarse de mantenerse alejado de sus operaciones, como escribió Aurelien.

Las ideas fueron tomadas de la izquierda estadounidense, pero el cosmopolitismo las extendió por toda Europa.

“La fijación anglosajona (ahora más ampliamente occidental) con los empresarios heroicos arquetípicos y los desertores universitarios ha oscurecido el hecho histórico de que ninguna industria significativa ni ninguna tecnología clave se ha desarrollado jamás sin cierto nivel de planificación y estímulo gubernamental”.

Es evidente que estos sistemas de ideas liberales globalistas son ideológicos (si no mágicos), más que científicos. Y una ideología, cuando ya no sea eficaz, será reemplazada en el futuro por otra.

La lección aquí es que, cuando un estado se vuelve incompetente, alguien acaba surgiendo para gobernarlo. No por consenso, sino por coerción. Una cura histórica para tal esclerosis política no es el diálogo ni el compromiso; es lo que los romanos llamaban proscripción: una purga formalizada. Sila lo sabía. César lo perfeccionó. Augusto lo institucionalizó. Hay que tomar los intereses de la élite, negarles recursos, despojarlos de sus propiedades y obligarlos a obedecer... ¡o si no!



Como lo predijo el crítico político y cultural estadounidense Walter Kirn:

Así que, de cara al futuro, la pregunta es: ¿qué querrá la gente? ¿Qué valorará? ¿Qué valorará? ¿Cambiarán sus prioridades? Creo que cambiarán drásticamente...

Predigo que [los estadounidenses] querrán preocuparse menos por cuestiones filosóficas o incluso políticas a largo plazo como la equidad, etc.; y querrán establecer una expectativa mínima de competencia. En otras palabras, este es un momento en que las prioridades cambian y creo que se avecina un gran cambio: un gran cambio, porque parece que hemos estado lidiando con problemas de lujo, y ciertamente hemos estado lidiando con los problemas de otros países, Ucrania o quien sea, con una financiación masiva.

¿Qué opina Bruselas de todo esto? Absolutamente nada. La tecnocracia de la UE sigue fascinada por los Estados Unidos de la era Obama: una tierra de poder blando, políticas identitarias y capitalismo neoliberal cosmopolita. Esperan (y esperan) que la influencia de Trump desaparezca en las elecciones legislativas de mitad de mandato del próximo año. Las capas dirigentes de Bruselas aún confunden el poder cultural de la izquierda estadounidense con poder político.

El conservadurismo estadounidense, al parecer, se está reconstruyendo como algo más duro, más mezquino y mucho menos sentimental. Aspira también a emerger como algo más centralizado, coercitivo y radical. Con muchas familias en Estados Unidos y Europa al borde de la bancarrota y la posible desposesión ante la implosión de la economía real, este segmento de la población —que ahora incluye una proporción cada vez mayor de la clase media— desprecia tanto a los oligarcas como al establishment y se acerca cada vez más a una posible respuesta violenta. Entonces, la guerra cultural se trasladará del ámbito público al campo de batalla callejera.



La actual administración estadounidense está apegada, sobre todo, a la antigua noción de grandeza: a la grandeza individual y a las contribuciones que esa grandeza hace a toda la civilización.

El individuo transgresor, por ejemplo, juega un papel importante en las teorías de Ayn Rand sobre el industrial y el genio (en sus novelas, siempre hay un fuerte elemento del outsider, siendo este tipo de transgresor criminal que trae una nueva medida de energía, que los de adentro no pueden proporcionar), escribe el politólogo Corey Robin.

En resumen, existe una afinidad no tan secreta entre el conservadurismo populista actual y el radicalismo. Sin embargo, como señala Emily Wilson en su libro La Ilíada, la pérdida de «grandeza» rara vez se recupera fácilmente.

No se puede escapar de la analogía de La Ilíada para hoy, en la que Trump busca recuperar la "grandeza" de su país (y en el proceso lograr un kleos (reputación) personal imperecedero). Hoy, podríamos referirnos a ello como el "legado" de uno. En La Ilíada, es definitorio y da a los líderes mortales la capacidad metafórica de superar la muerte a través del honor y la gloria.

Sin embargo, no siempre termina bien: Héctor, el protagonista, también en busca de Kleos, es engañado para entrar en combate y muere bajo las murallas de Troya. Trump bien podría prestar atención a la moraleja de la historia de La Ilíada.

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