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“Otra parte muy interesante de su libro es cuando explica que el derecho de la propiedad es
una construcción social. En España tenemos un grave problema de acceso a la
vivienda. Las personas con rentas bajas o los jóvenes tienen serios problemas para
acceder a una vivienda mientras que los más ricos o los fondos de inversión
acaparan cientos y miles de viviendas en propiedad. ¿Sería legítimamente moral
limitar el derecho a la propiedad para asegurar el derecho a una vivienda?
Cuando
digo que los derechos de propiedad son una construcción
social, es como las leyes. Los decidimos como sociedad a través de procesos
democráticos. Las sociedades pueden
decidir cómo organizar sus derechos de propiedad, aunque ahora la forma en que
lo hacemos es ineficiente. Tenemos que crear comunidades en las que todos
puedan convivir y disponer de vivienda es fundamental para el funcionamiento de
la sociedad. Se puede limitar la propiedad o su disponibilidad
de varias maneras. Por ejemplo, a través de las infraestructuras y el
transporte público. De este modo, la gente puede vivir más lejos y desplazarse,
ya que el suelo es muy escaso en el centro. Es
más barato vivir más lejos. Si se dispusiera de un buen transporte público,
la gente estaría dispuesta a vivir más lejos.
Por lo tanto, la vivienda no sería un problema tan grave si se dispusiera de
buenas infraestructuras. Otro ejemplo, en el centro de la ciudad de Nueva York, que tiene los inmuebles
más caros del mundo, hay muchos apartamentos vacíos, que son de oligarcas rusos
o chinos ricos. Quieren tener inmuebles en Estados
Unidos tanto para blanquear dinero
como para tener un refugio seguro. Creo que deberíamos gravar los apartamentos vacíos con impuestos muy altos
para desincentivar que sigan vacíos, pero si permanecen vacíos, al menos se
pueden utilizar los ingresos para construir viviendas a precios asequibles. Deberíamos gravar los apartamentos vacíos con impuestos muy altos
para desincentivar que sigan vacíos, pero si permanecen vacíos, al menos se pueden utilizar los ingresos para construir viviendas a precios
asequibles
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«TRUMP QUIERE SER UN DICTADOR»
Entrevista al Premio Nobel de Economía
Joseph E. Stiglitz.
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Por Rodrigo Ponce de León | 13/06/2025 | Economía
Fuentes. Revista Rebelión viernes 13 de junio del 2025.
El
premio Nobel de Economía vino a España para dar una conferencia sobre los
peligros de la desinformación, organizada por el Observatorio de Medios, en la
que también participó elDiario.es
“La libertad de llevar un fusil AK-47 para algunos es la pérdida de
libertad por el miedo de otros”. Con este ejemplo fácil de entender, el Nobel de Economía de 2001 Joseph E.
Stiglitz (Estados Unidos, 1943) tumba los argumentos falsos de una derecha
entregada a un concepto falso de libertad que, al final, se traduce en la ley
de la selva. Defensor acérrimo de un capitalismo progresista donde la
regulación debe ordenar las finanzas para acabar con las desigualdades,
argumenta que “los mercados sin restricciones no serían libres, acabarían en
monopolios”. Stiglitz defiende en su
libro Camino de libertad (Editorial Taurus) que
“la idea de que deberías ser libre de hacer lo que quieras para construir algo
suena bien hasta que te das cuenta de que a menudo es más fácil ganar dinero
explotando a otros. Sin embargo, si restringes que alguien pueda explotar a los
demás, canalizas las energías de la sociedad hacia formas constructivas para
conseguir una economía mejor”.
Este economista no esconde que “hay un miedo abrumador en Estados Unidos” con
el presidente Donald Trump, que está
conduciendo al país a
“un tipo diferente de autoritarismo”. “Lo que está sucediendo hoy en
Estados Unidos con Trump es el
debilitamiento total de la democracia”, reitera. Y lanza un aviso: “Esperemos
que lo que está sucediendo en Estados Unidos sea una llamada de atención para
Europa, porque podría ocurrir en cualquier lugar”.
Su libro se titula Camino de libertad. ¿Podría
ser el concepto de libertad el más utilizado para destruir la libertad de
millones de personas en un sistema como el capitalismo neoliberal que nos tiene
secuestrados en una falsa libertad?
El motivo por el que escribí el libro
es el abuso del término “libertad”.
En Estados Unidos, el grupo de
derecha del Partido Republicano
llamado Freedom Caucus hace un abuso
constante del término: libertad económica, libre empresa, mercados libres. Lo que
intento señalar es que en la derecha no se dan cuenta de cómo somos
interdependientes en la sociedad. De manera que la libertad de una persona
puede quitarle la libertad a otra. Por ejemplo, la libertad de portar un AK-47 te puede quitar la libertad de
vivir. En Estados Unidos, tenemos
contantemente asesinatos, muchos de ellos en escuelas. Los padres se preocupan
por si sus hijos volverán a casa, han perdido la libertad por el miedo. Así que
la libertad de llevar un fusil AK-47
para algunos es la pérdida de libertad por el miedo de otros. La libertad de no
llevar mascarilla durante la COVID-19
significaba que otras personas iban a morir o la libre empresa y su libertad
para contaminar va a incrementar las consecuencias del cambio climático. La
derecha asegura que la regulación es perjudicial porque limita la libertad.
Pero una simple normativa da más libertad a todo el mundo. Así que restringir
la libertad de alguna manera puede ampliarla de una forma más significativa.
Usted escribe en su libro que “resulta sorprendente
que, a pesar de todos los fallos y las desigualdades del sistema actual, tanta
gente siga defendiendo la economía del libre mercado”. ¿Cómo han conseguido
engañar a la gente?
En
primer lugar, el
sistema económico es muy complicado. Entender cómo encajan todas las piezas es
muy difícil. Además, hay un concepto muy atractivo en la idea de espíritu
libre, de poder hacer lo que uno quiere. Suena bien, pero todos los juegos
requieren reglas y normas. Si no, sería un caos. Los economistas ya han estudiado
ese impacto: los mercados sin restricciones no serían libres, acabarían en
monopolios. Una de las cosas que le dije a Milton
Friedman cuando escribió un libro titulado Libre para elegir fue que el libro realmente
debería haberse titulado Libre para
explotar. Los mercados no funcionan bien cuando alguien se aprovecha de las
personas. Por ejemplo, en 2008, los bancos estadounidenses se dedicaron a
conceder préstamos abusivos, con tipos de interés muy elevados, que las
personas realmente no tenían capacidad de pagarlos. El resultado fue una gran
crisis financiera, todo habría colapsado si el Gobierno no hubiera intervenido
para rescatarlos.
Escribí
este libro es para
intentar explicar de forma sencilla que la idea de que deberías ser libre de
hacer lo que quieras para construir algo suena bien hasta que te das cuenta de
que a menudo es más fácil ganar dinero explotando a otros. Sin embargo, si
restringes que alguien pueda explotar a los demás, canalizas las energías de la
sociedad hacia formas constructivas para conseguir una economía mejor. Hay
gente que pensaba que el afán de lucro impulsa a las personas a fabricar
mejores productos, pero lo cierto es que, sin regulaciones, tendrán un
incentivo para aprovecharse de otras personas.
Cuando lo entrevisté en 2020, le pregunté qué se
puede hacer con ese 1% de ricos que usted apuntaba que en EEUU “iba
evolucionando hacia una economía y una democracia del 1%, para el 1% y por el
1%”. Su respuesta fue “frenar su poder político”. Con el resultado de las
últimas elecciones en EEUU parece claro que no ha sido suficiente.
¿Quién hubiera pensado que el mundo estaría hablando de oligarcas estadounidenses? Antes hablábamos de los oligarcas rusos como símbolo de lo que había fallado en la sociedad rusa. Creo que lo que ha salido mal es que durante 40 años no prestamos suficiente atención a la desigualdad. Creíamos que liberar el mercado conduciría a un mayor crecimiento y el goteo económico garantizaría que a todos llegarían los beneficios. Pero lo que obtuvimos fue un débil crecimiento y solo se beneficiaron los más ricos. No funcionó. Pero el neoliberalismo fue la religión económica del momento, no basada en la ciencia económica. Varios economistas, entre los que me encuentro, ya habíamos explicado que el neoliberalismo no funcionaría. Pero con la política de la persuasión, Milton Friedman, que era un gran retórico, al igual que Ronald Reagan, convencieron a los estadounidenses y a buena parte de los europeos. Se tragaron la historia, siguieron esperando a que se produjera el goteo de la riqueza, pero no se produjo, lo que dio lugar al descontento. Esta desilusión y descontento hizo que muchos ciudadanos se volvieran anti sistemas y antigubernamentales, aunque sin el gobierno iban a estar aún menos protegidos.
Es una especie de círculo vicioso donde la
desigualdad hace que los populistas neoliberales ganen elecciones que ponen en
marcha políticas que acrecientan esa desigualdad, que los progresistas no
terminan de solucionar cuando están en el Gobierno, que hace que los neoliberales
vuelvan a ganar y la desigualdad no para de crecer.
Totalmente
de acuerdo. Lo que está
sucediendo hoy en Estados Unidos con
Trump es el debilitamiento total de la democracia.
En cierta manera, Donald Trump es la
conclusión lógica de este círculo vicioso. Lo más decepcionante es que los
ciudadanos están tan desilusionados que dicen que la democracia no es tan
importante. Así que no les molesta que Trump
haya violado el estado de derecho o los principios básicos de la democracia.
Creen que lo importante es asegurar que se escuche su voz, porque piensan que
nadie los ha escuchado durante 40 años.
Esperemos que lo que está sucediendo en Estados
Unidos sea una llamada de atención para Europa, porque podría ocurrir en cualquier lugar.
Parecía que el debate de la austeridad estaba
definitivamente enterrado, que las lecciones de la crisis de 2008 habían
enseñado cómo la austeridad solo acentuó el desastre económico y agravó la
situación para millones de personas. Sin embargo, el paso por la Administración
estadounidense de un personaje como Elon Musk solo ha sido para hacer recortes.
Es
diferente. No se puede
describir como austeridad lo que está haciendo Trump, aunque tiene cosas en común. Hay muchos recortes
presupuestarios en áreas que son muy importantes para el crecimiento, socavando
la investigación científica o las universidades, que son una de las bases de la
fortaleza de Estados Unidos. Así que
está matando explícitamente a la economía de una manera peor que en Europa. La austeridad europea se basaba
en la creencia de querer reducir el déficit, pero Trump solo ha conseguido un aumento del déficit. Está destruyendo
áreas de inversión pública para dar más dinero a los oligarcas o para tener más
margen para reducir los impuestos a los ricos.
Trump solo ha conseguido un aumento del
déficit. Está destruyendo áreas de inversión pública para dar más dinero a los
oligarcas o para tener más margen para reducir los impuestos a los ricos
Usted destaca el papel de la educación liberal como
fórmula para crear sociedades más justas. Se entienden así los ataques de Trump
a una universidad como Harvard.
Las
sociedades democráticas
necesitan controles y contrapesos, no solo en el gobierno, también en la
sociedad. No se puede permitir la concentración de poder, ya sea económico o
mediático. Ahora hay demasiado poder en manos de unas pocas personas, los oligarcas. Trump se opone a cualquier cosa que interfiera con lo que él quiere
hacer, quiere ser un dictador. Acusa
a la prensa de ser enemiga del pueblo por publicar las ilegalidades que comete.
Con la libertad académica ocurre más o menos lo mismo. La sociedad crea estas
instituciones educativas para seguir desarrollando ideas. Trump odia las universidades porque no quiere ideas
que desafíen sus teorías erróneas.
Pero
hay otra razón por
la que Trump y muchos en la derecha
detestan las universidades. Ven a
los jóvenes que salen de las universidades
pensando de una manera diferente a como él piensa ahora. En parte es porque los
jóvenes deben pensar por sí mismos, y Trump
culpa a las universidades, no quiere
que la gente piense con rigor. Por eso tiene tanta animadversión y tanta ira
hacia nuestras universidades, pero atacando a las universidades está destruyendo el activo más importante de Estados Unidos.
Trump
odia las universidades
porque no quiere ideas que desafíen sus
teorías erróneas.
La derecha en España no tiene otra política
económica que bajar impuestos. Usted diferencia claramente entre los ingresos
del mercado, que carecen de legitimidad moral, frente a los impuestos, que son
un acto moral. ¿Lo podría explicar?
Una
de las afirmaciones de
la derecha es que tienes derecho a
todos los ingresos que ganas, sin tener
que pagar impuestos. Pero la realidad es que no habrías podido ganar esos
ingresos si no se hubiera construido una sociedad sobre los impuestos que
ofrezca educación, infraestructuras, seguridad, etc. Es un
acto moral pagar impuestos. En segundo
lugar, los salarios, los tipos de interés y los precios surgen en una economía de mercado que reflejan la distribución de la riqueza y
el poder en la sociedad, aunque no tenga legitimidad moral. Por ejemplo, si
tenemos una sociedad en la que la mayor parte de los ingresos están en manos de
personas que explotan a otras, serán ellas las que determinen los salarios,
independientemente de que alguien reciba un salario alto o bajo. En Estados Unidos, está muy claro que gran
parte de la riqueza se remonta a la esclavitud,
al poder de mercado, al tráfico de drogas
o al comercio de opio con China, que
no es que tengan una legitimidad moral.
Otra parte muy interesante de su libro es cuando
explica que el derecho de la propiedad es una construcción social. En España
tenemos un grave problema de acceso a la vivienda. Las personas con rentas
bajas o los jóvenes tienen serios problemas para acceder a una vivienda
mientras que los más ricos o los fondos de inversión acaparan cientos y miles
de viviendas en propiedad. ¿Sería legítimamente moral limitar el derecho a la
propiedad para asegurar el derecho a una vivienda?
Cuando
digo que los derechos de propiedad son una construcción
social, es como las leyes. Los decidimos como sociedad a través de procesos
democráticos. Las sociedades pueden
decidir cómo organizar sus derechos de propiedad, aunque ahora la forma en que
lo hacemos es ineficiente. Tenemos que crear comunidades en las que todos
puedan convivir y disponer de vivienda es fundamental para el funcionamiento de
la sociedad.
Se
puede limitar la propiedad o su disponibilidad
de varias maneras. Por ejemplo, a través de las infraestructuras y el
transporte público. De este modo, la gente puede vivir más lejos y desplazarse,
ya que el suelo es muy escaso en el centro. Es
más barato vivir más lejos. Si se dispusiera de un buen transporte público,
la gente estaría dispuesta a vivir más lejos.
Por lo tanto, la vivienda no sería un problema tan grave si se dispusiera de
buenas infraestructuras. Otro ejemplo, en el centro de la ciudad de Nueva York, que tiene los inmuebles
más caros del mundo, hay muchos apartamentos vacíos, que son de oligarcas rusos
o chinos ricos. Quieren tener inmuebles en Estados
Unidos tanto para blanquear dinero
como para tener un refugio seguro. Creo que deberíamos gravar los apartamentos vacíos con impuestos muy altos
para desincentivar que sigan vacíos, pero si permanecen vacíos, al menos se
pueden utilizar los ingresos para construir viviendas a precios asequibles.
Deberíamos
gravar los apartamentos vacíos con impuestos muy altos para desincentivar que
sigan vacíos, pero si permanecen vacíos, al menos se pueden utilizar los ingresos para construir viviendas a precios
asequibles
Usted también apunta a las cadenas de la deuda, y
señala que para resolver esta crisis, basándose en el principio de que la
sostenibilidad de la deuda no debe lograrse a costa del desarrollo humano, ya
que las actuales políticas de deuda en muchos países en desarrollo están al
servicio de los mercados financieros, no de las personas. ¿Cómo solventamos el
problema de la deuda?
Hay
dos partes:
cómo se evita que se acumule un exceso de deuda y qué ocurre cuando ya hay un
exceso de deuda. Todos los países tienen
una ley de quiebras que reconoce que a veces las personas se endeudan en exceso.
Es tanto un problema del prestamista como del prestatario. Reconocer que la gente a veces no
puede pagar es la razón por la que existe la quiebra. Es necesario un
sistema de quiebras más humano, que permita a la gente saldar su deuda sin
abusos. ¿Qué hacemos con el exceso de
deuda cuando se produce ex ante? Un buen
sistema de quiebra desincentiva el exceso de préstamos. Pero aun así es
necesario contar con una buena normativa para disuadir a las entidades
financieras que concedan préstamos abusivos. Hay que promulgar leyes que aumenten la transparencia para que se sepa
claramente la deuda en la que se mete la gente… No se puede impedir del todo, pero sí desalentar los créditos abusivos.
Usted ha cuestionado varias veces el compromiso con
la democracia de economistas como Friedrich Hayek o Milton Friedman. Ambos
ganaron el Nobel de Economía. ¿No es un mensaje aterrador que personas que no
defiendan la democracia puedan ganar este premio y, en definitiva, ser
referentes para la sociedad?
Se tendría que haber discutido más. Las políticas que defendían no eran
muy democráticas. Por ejemplo, Milton
Friedman estuvo muy vinculado al dictador chileno Augusto Pinochet. Friedman no tuvo reparos en utilizar a este
dictador para imponer políticas de libre mercado y sin utilizar medios
democráticos, lo que resultó ser un desastre para Chile…. Friedman y Hayek trataron de hacer un argumento moral a
favor de los mercados libres y un argumento de que la libertad económica era necesaria e imperativa para la libertad
política, pero no estaban realmente comprometidos con la libertad política.
Usted escribe en su libro que “los mercados libres
y desatados defendidos por Hayek, Friedman y tantos otros representantes de la
derecha nos han puesto en el camino del fascismo”. ¿Cuánto de cerca estamos
realmente de sucumbir a este nuevo fascismo?
Creo
que en Estados Unidos
estamos muy cerca. No es lo mismo que el fascismo
del siglo XX en Italia, España o Alemania. El trumpismo es un tipo diferente del autoritarismo. Estamos hablando mucho sobre si los
tribunales serán capaces de frenar a Trump,
pero hay un miedo abrumador sobre hacia dónde vamos. En la última semana ha
enviado a la Guardia Nacional y a
los militares por las manifestaciones contra las deportaciones. El miedo es enorme.
La globalización supuso una integración de los
mercados aunque la gobernanza de esos mercados era muy débil. ¿Hacia dónde nos
dirigimos ahora?
Vamos
a redefinir la globalización en el mundo después de Trump
porque ya ha destruido el derecho
internacional. Europa y a otros países se tienen que dar cuenta de que las
fronteras nacionales importan, ya no es como después de la Segunda Guerra Mundial, cuando trabajábamos por un mundo sin
fronteras. Estamos abandonando la
ambición de un mundo sin fronteras y con reglas globales que gobernaran a todo
el mundo. Tendremos que trabajar más para crear normas donde sea más
importante, será una globalización
más centrada en asuntos importantes, con instituciones multilaterales para el cambio climático, la cooperación para las pandemias del cambio climático y organizar el comercio, pero reduciremos nuestra ambición respecto a lo que ha dominado la agenda multilateral los últimos 80 años.
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