Una visión política sobre el “capitalismo del siglo
XXI” de Thomas Piketty, Su libro publicado en marzo ya es "best
seller" y
su impacto ha sido comparado con el que tuvo Adam Smith, Marx y
Keynes. El libro tiene unas 650 páginas, fue publicado en inglés el
10 de marzo, trepó al puesto número uno
de la lista de best sellers de
Amazon en Estados
Unidos en abril y su impacto ha sido comparado con el que tuvo Adam Smith en el siglo XVIII, Karl Marx en el XIX y John Maynard Keynes en el XX. En el
presente artículo de J. F. Coloane, “La crisis
el Estado Liberal”, formula una visión política del trabajo de Pikety en
relación a la crisis política, la crisis del Estado liberal y la crisis política
en relación a separación, pérdida con el sistema económico del libre mercado global.
Libro, elogiado por los premios Nobel de
Economía, Paul Krugman
y Joseph Stiglitz, encomiado por el influyente editor del diario Financial Times, Martin Wolf,
y analizado en profundidad por el semanario The Economist. "Capital in the 21st
Century",
del economista francés Thomas
Piketty, contiene un duro ataque al capitalismo
y un rasgo que considera inherente a su funcionamiento: una creciente
desigualdad que tarde o temprano será "intolerable". El mensaje
recuerda (al igual que el título de la obra) las predicciones de Karl Marx sobre el inevitable
antagonismo entre una minoría cada vez más rica y una mayoría cada vez más
relegada. No en vano The Economist apodó a Piketty "el moderno
Marx", pero entre las sorpresas de este supuesto heredero
del autor de Das
Kapital y el "Manifiesto Comunista" está el hecho de
que fue recibido simultáneamente
por la Casa Blanca y el Fondo
Monetario Internacional para
que explicara sus tesis. En su reseña para The New York Review Paul
Krugman buscó sintetizar el interés que despierta el libro. "Presenta un
nuevo modelo que integra el concepto de crecimiento económico con el de
distribución de ingresos salariales y riqueza. Cambiará el modo en que pensamos sobre la
sociedad y la economía", escribió Krugman.
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“El
fundamento para la tesis principal del libro, de Thomas Piketty, sostenida con
un voluminoso examen de datos de los últimos 300 años, es que la riqueza ha aumentado a mayor velocidad que
el crecimiento económico en estos tres siglos y que eso ha impactado en la
desigualdad que, de seguir así, será en este siglo XXI semejante a la que
existía en el victoriano siglo XIX. La crítica más sólida que se ha hecho a
esta tesis viene por izquierda y es que, lejos de exagerar el estado de cosas,
Piketty subestima la real dimensión de la desigualdad”.
***
LA
CRISIS DEL ESTADO LIBERAL Y THOMAS PIKETTY (PARTE I).
*****
Juan
Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)
Lunes
2 de junio del 2014.
En las últimas tres décadas, desde
las bases del Estado liberal,
principalmente aquellas que fortalecen la independencia de los poderes del
estado y la justicia social, no ha sido posible sustentar políticamente el
sistema económico impuesto en la década
de 1980 y su instrumento central: ajuste estructural con acento en la
privatización, la desregulación y apertura indiscriminada del mercado global.
Todo llevado a cabo además con
cierto desenfreno, como si el mundo se fuera a acabar. Por esa ruta se llegó a
liquidar los pactos sociales que generaron el llamado Estado de bienestar haciendo aumentar la desigualdad, uno de los
objetos de análisis del popular libro de Thomas Piketty (TP) “El Capitalismo del Siglo 21”.
Desde John Maynard Keynes y posteriormente Joseph A. Schumpeter, que no aparecía un economista difundido con
tanto entusiasmo por los medios. Su asunto es la desigualdad producida por la
acumulación de capital como fenómeno histórico que se arrastra por varios
siglos. No solo aborda el rasgo primordial de esa acumulación, sino que atisba
la desigualdad política que
pareciera ser irreversible, al menos se transforme el actual modelo económico.
Tanto Keynes como Schumpeter tuvieron
impacto en las políticas públicas, y en el caso de Piketty no debería ser diferente, en teoría.
Una conclusión es que el capitalismo
se ha fatigado de la desigualdad que
ha producido, gestando al mismo tiempo una crisis
política que le cuesta administrar. El
libro ha generado una corriente de detractores en la corriente más
conservadora y no escasean desde la izquierda
los que observan un filo aséptico en la ideología
de su discurso. Todo eso está bien porque
reabre el debate del futuro destino del capitalismo sin una institucionalidad
política o de entidades fuera del circuito del capital, que lo pueda sustentar.
En breve, la crisis del Estado liberal que siempre se escurre en el debate.
Esta formidable obra de historia económica que se populariza
con la velocidad de un rayo es la oportunidad para afirmar aquel aspecto clave
de un sistema económico que se quedó sin
un sistema político que lo legitime y que no sea con formas coercitivas o
autoritarias que nacen en la economía y se insertan en los mecanismos para
gobernar bajo la apariencia de una democracia.
El marco de relaciones impuesto por el ajuste económico estructural de la década de 1980 ha sido concentrador de poder y de riqueza y al mismo tiempo ha levantado un temor a la pérdida del orden y la fragmentación de opciones políticas. Al ampliarse el rango de representatividad con el pluralismo político creado con la modernización, el modelo de una estructura de libre mercado desatado y rector de opciones políticas, en definitiva ha acabado por amenazar a la política en el sentido liberal. De allí la ola de conservadurismo que asola a Europa y otras zonas del globo.
El marco de relaciones impuesto por el ajuste económico estructural de la década de 1980 ha sido concentrador de poder y de riqueza y al mismo tiempo ha levantado un temor a la pérdida del orden y la fragmentación de opciones políticas. Al ampliarse el rango de representatividad con el pluralismo político creado con la modernización, el modelo de una estructura de libre mercado desatado y rector de opciones políticas, en definitiva ha acabado por amenazar a la política en el sentido liberal. De allí la ola de conservadurismo que asola a Europa y otras zonas del globo.
El tema central del dilema del Estado
liberal con el actual sistema económico, es su inclinación de concebir la democracia con altos grados de calidad
en la representatividad. Entiéndase por calidad, la aceptación de altos grados
de tolerancia al pluralismo, a la solidaridad y a la igualdad de derechos y
obligaciones. El sistema político liberal ha evolucionado hasta un punto en que
el sistema económico implantado en los años 80 e impuesto a espaldas del desarrollo de mayor libertad y
solidaridad, se ve retrógrado y señala una
involución del propio sistema capitalista.
De allí que surja la necesidad de
gobernar a través de grandes consensos o
pactos, no entre Estado y sociedad, sino entre competidores por el poder político para proteger la falta
de sincronía entre sistema económico y sistema político. Es aquí donde yace el
problema mayor que consiste en que el sistema económico impuesto socava las bases
mismas del Estado liberal.
Es importante anotar que el trabajo
del economista francés hacer
recordar la tradición analítica de economistas
indios como Kkrishna Bharadwaj,
Sukhamoy Chacravarty, Amiya Kumar Bagchi, por mencionar algunos nombres en
una sana tradición en India de revisar constantemente las perspectivas del
capitalismo. La diferencia entre TP y
los analistas Indios consiste en que éstos no solo abordan materias
económicas desde la Economía Política,
sino que lo hacen con la mirada puesta en la sustentabilidad política a partir
de la naturaleza
y la trasformación del Estado, como principal garante (político) de
la mantención de un sistema.
Pero ojo, el caso de India es emblemático. A pesar de la
vasta influencia del progresismo analítico por más de cinco décadas en las
políticas de desarrollo en India,
esta inmensa nación también ha caído en la ola conservadora. Al elegir
recientemente a Narendra Modi como
jefe de Estado, representando una coalición que invoca un nacionalismo hindú exacerbado y un reduccionismo sectario en la
imposición de ciertos valores, indica que algo pasó en India en el desarrollo de las ideas progresistas que al asumir el
control del estado tampoco han podido administrar las demandas sociales.
El desafío en el análisis de Thomas Piketty no está en cuestionar
los supuestos errores de cálculo en la desigualdad
histórica que le atribuyen, sino en posicionar la crisis del Estado liberal con todas sus letras sin la ambigüedad
analítica que ha prevalecido hasta ahora. En general, la crisis política del Estado
liberal se analiza a retazos y no en forma integral en concomitancia con la aplicación
del llamado modelo neoliberal en los años 80, que de liberal tiene muy poco.
*****
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“En
su "Historia del siglo XX", el recientemente fallecido historiador
Eric Hobsbawm aporta otro ángulo que lleva a la misma conclusión: “Una de las
ironías del siglo XX fue que la Revolución de Octubre, que tenía como objeto la
eliminación del capitalismo, terminó salvándolo al obligarlo a reformarse y
planificar su economía con políticas redistributivas como el New Deal,
escribía el historiador británico a principios de los 90. Con la caída del Muro
de Berlín, el capitalismo volvió a sus viejas raíces del laissez faire,
hoy rebautizadas como neoliberalismo”.
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LA CRISIS DEL ESTADO LIBERAL Y THOMAS
PIKETTY. ( parte II).
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Juan
Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)
Miércoles
4 de julio del 2014.
Al observar las características
actuales de los sistemas políticos y los
partidos políticos, nos encontramos con el dilema de fondo del Estado
liberal en las actuales condiciones del sistema económico, que se encapsula a
veces con el fenómeno más general de la globalización. Es la realidad de un
sistema económico en búsqueda de un nuevo
sistema político porque el actual ya no le sirve.
Los
referéndums
realizados en Francia y los Países Bajos
en 2005 rechazando esa constitución única han sido indicadores emblemáticos
de la crisis del Estado liberal en el corazón territorial del liberalismo.
Diversas expresiones políticas en Europa como la dificultad de realizar
referéndums para asentar la constitución
única europea, así como la ola de conservadurismo y el fortalecimiento de
la extrema derecha en las últimas elecciones en Gran Bretaña, Francia, Alemania y Dinamarca, ilustran la falta de
sincronía entre sistema económico y sistema político.
En
Estados Unidos
el avance de la extrema derecha se
ha hecho sentir en las dificultades que ha tenido Barack Obama para desarrollar su programa de reformas social
demócratas, para muchos más inocuas que “en la medida de lo posible”. Todo da
cuenta de un sistema político que se
embotella y no está dando cuenta de la diversidad de posiciones que enfrenta el
sistema económico.
El caso de Chile también es significativo porque siendo un alumno privilegiado de las medidas del ajuste estructural de los años 80 y con una trayectoria de 30 años de implementarlas, exhibe un sistema político de representatividad cuestionado e incapaz de abordar las reformas al modelo que los movimientos sociales exigieron en 2011 y 2012. En un círculo vicioso digno de una manual de Sociología de la frustración, en Chile la derecha y el conservadurismo durante casi la totalidad de los 25 años post dictadura, han gobernado a través de una social democracia condicionada por el peso del gran capital transnacional y sus inversiones.
El caso de Chile también es significativo porque siendo un alumno privilegiado de las medidas del ajuste estructural de los años 80 y con una trayectoria de 30 años de implementarlas, exhibe un sistema político de representatividad cuestionado e incapaz de abordar las reformas al modelo que los movimientos sociales exigieron en 2011 y 2012. En un círculo vicioso digno de una manual de Sociología de la frustración, en Chile la derecha y el conservadurismo durante casi la totalidad de los 25 años post dictadura, han gobernado a través de una social democracia condicionada por el peso del gran capital transnacional y sus inversiones.
El actual gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, apoyado por una
nueva coalición de centro izquierda llamada Nueva Mayoría, sufre también los embates de esa ola ultraconservadora que surge
justamente cuando el Estado liberal entra en etapas de mayor crisis. Sucedió en
la década de 1970 y se prolongó
hasta década siguiente que es cuando se aplica el ajuste económico que tenía
como propósito, no solo el libre mercado
desatado, sino la virtual destrucción de la
política y su sustento mayor, que es la
legitimidad del Estado como el único gran mediador.
Es en la ola conservadora donde se refugia el gran capital en la actual
crisis del Estado liberal. Se sostiene sobre los sistemas rígidos de
reproducción de liderazgo y que permanecen protegidos al cambio mostrando
facetas de confrontación y división que se confunde con debate y democracia. La crisis revitaliza las doctrinas
conservadoras que recurre a los remanentes de la guerra fría donde prevalece la cultura del control y la desconfianza para dominar, con el uso
de redes que se superponen a las personas que eligen representantes. Más que redes, se trata de infiltrar
las bases de la ciudadanía, en sus
niveles más básicos de autonomía política para someterse al dictamen de los
órganos del poder, entre ellos, los partidos políticos dominados por el gran
capital. No hay mucho de misterio en esto y la tonada es monótona.
La
estructura de los partidos políticos consolidada en la era pos segunda guerra mundial y
orientada a defender el gran capital, ha conformado estancos rígidos de poder
con partidos blindados absorbiendo todo el clima de la confrontación. Se
benefician partidos cuyos objetivos consisten en acceder a cuotas de poder y
mantenerse en un sistema corporativo del
poder político, económico y militar, formando el sistema mayor que se
expresa en el gobierno y el estado. Charles Wright Mills, lo describe
magistralmente en un clásico, La Elite del Poder (The Power Elite.1956), apoyo
sociológico indispensable y que al parecer desapareció de las lecturas
regulares en el estudio de la política.
Los
sistemas políticos y de partidos en este escenario de poder corporativo, ven reducidas
las posibilidades de representatividad efectiva y real en el sentido de no
poder expresar la diversidad de
necesidades en una población cada vez más multifacética y con intereses más
complejos. La ausencia de un sistema político más horizontal y participativo
que lo sustente, es en el fondo la ventaja del actual sistema económico, porque
con horizontalidad pierde eficacia y en donde la representatividad solo puede
aplicarse con verticalidad.
Una
matriz analítica
más amplia se hace cada vez más necesaria y bien por Thomas Piketty, el economista que ha denunciado la desigualdad
histórica como ninguno otro. Qué mejor oportunidad para introducir la crisis
política del Estado liberal en el debate en una perspectiva más masiva. Para
que los detentores del actual modelo que sofoca palpen la amenaza real y no
solo en la abstracción del análisis o, en el peor de los casos, en un sistema
político que ya no presta los servicios requeridos. No es solo la cooptación
del sistema político, es más que eso. Es el fracaso del estado liberal frente a ese gigantesco
mundo corporativo del gran capital cooptando las pocas garantías que ofrece de
justicia social.
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