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“México y Vietnam desempeñan roles
complementarios en
la estrategia económica china, pero desde perspectivas diferentes. Vietnam
actúa como un satélite estratégico en Asia, integrado profundamente en las
cadenas de suministro tecnológicas y textiles de China.
En contraste, México, con su proximidad geográfica a Estados Unidos y su participación en el Tratado
entre México, Estados Unidos y Canadá, o T-MEC, se convierte en un punto clave para
la reexportación de productos chinos hacia el mayor mercado del mundo. En 2023, México aumentó sus
exportaciones en U$S 52.900 millones de dólares, gran parte de ellos vinculados a
cadenas productivas chinas. Sin embargo, la relación entre México y China también ha
generado tensiones. Aunque el 20% de las importaciones mexicanas provienen de China, el gobierno
mexicano ha tenido que equilibrar cuidadosamente estas relaciones frente a la
presión estadounidense por limitar la influencia china en la región.
“La política de aranceles de Estados Unidos, que incluye tasas de hasta el 25%
a productos chinos, y propuestas para gravar con hasta
un 200% ciertos bienes, busca frenar esta
estrategia de evasión. Sin embargo, estas medidas tienden a
trasladar el costo a los consumidores estadounidenses, aumentando la inflación. En este contexto, México y Vietnam no solo representan oportunidades
económicas para China, sino que también desafían el orden
comercial global liderado por Estados
Unidos. Mientras Washington
endurece las reglas de origen y revisa tratados, la influencia china
sigue adaptándose, redefiniendo rutas comerciales y fortaleciendo su posición
en un mundo multipolar.
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Fuentes: El tábano economista [Imagen: el megapuerto chino de Chancay en Perú]
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ESTRATEGIAS
CHINAS PARA SORTEAR ARANCELES: EL ROL DE MÉXICO Y VIETNAM.
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Por Alejandro Marcó del Pont | 29/11/2024 | Economía
Fuentes Revista Rebelión viernes 29 de noviembre del
2024.
China no solo produce. Construye rutas, moderniza
puertos y aprovecha países para mantener su dominio global
En 2019 la estatal China
Cosco Shipping Ports adquirió el 60% del
puerto de Chancay a una minera peruana por 225 millones de dólares. Esta compra marcó el
inicio de una inversión colosal de 3.500
millones de dólares —16 veces el
monto inicial— destinada a modernizar el puerto y transformarlo en un eje
estratégico para las rutas
comerciales entre
Asia y América Latina.
La primera fase del proyecto no solo
acorta el tiempo de envío entre Perú
y China de
35 a 23 días, ahorrando más del 20% en costos logísticos,
sino que también fortalece una estrategia más amplia: la diversificación de rutas comerciales para sortear los crecientes aranceles
impuestos por Estados Unidos.
En el contexto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, muchas empresas de este último país
han adoptado la estrategia de “deslocalización
cercana”, ensamblando
productos semiacabados en países estratégicos y etiquetándolos como «Hecho en Vietnam» o «Hecho
en México».
Esta práctica permite reexportarlos a mercados clave como Estados Unidos y Europa, evitando los altos aranceles y
aprovechando acuerdos comerciales.
Por ejemplo, la fábrica de muebles Man Wah en Monterrey, México, produce lujosos sofás «Made
in Mexico» destinados a cadenas
estadounidenses como Costco y Walmart. Sin embargo, la compañía es de capital chino, y su planta
fue construida bajo esta lógica estratégica. Según la Asociación de Parques
Industriales de México (AMPIP), todos los espacios industriales programados para 2027 ya han sido vendidos,
reflejando el auge de este modelo.
Vietnam,
por su lado, ha experimentado un crecimiento similar, en gran parte impulsado
por la reconfiguración de las cadenas
de suministro liderada por empresas chinas. Durante los años
de la presidencia de Donald Trump, el superávit comercial de Vietnam con Estados Unidos pasó de 38.343 millones de dólares
en 2016 a más
de 120.000 millones
en 2023,
consolidando su rol como un engranaje clave en la red industrial de China. Este incremento no
se debe solo a la competitividad vietnamita, sino a su integración como satélite en la cadena de suministro
china, especialmente
en sectores como el textil, la electrónica y la industria
fotovoltaica.
China
domina más del 90%
del mercado mundial de energía fotovoltaica. Sin
embargo, las barreras comerciales impuestas por Europa y Estados Unidos,
que incluyen aranceles del 25% a productos chinos bajo la Sección 301 de la Ley de Comercio
de 1974, han
impulsado la construcción de fábricas en Vietnam. Empresas como Jinko Energy y Longi Green Energy
ensamblan módulos fotovoltaicos semiacabados en Vietnam, los cuales luego
son exportados a mercados occidentales aprovechando beneficios arancelarios.
Lo mismo sucede con la industria textil.
A pesar de su crecimiento, entre el 55% y 60% de los insumos textiles
y materiales auxiliares todavía provienen de China, lo que subraya la dependencia del
país como extensión industrial china. En sectores como los textiles
de alta gama, Vietnam
carece de autonomía tecnológica e
industrial, manteniéndose como un eslabón subordinado en la cadena de valor global.
México y Vietnam desempeñan roles complementarios en
la estrategia económica china, pero desde perspectivas diferentes. Vietnam
actúa como un satélite estratégico en Asia, integrado profundamente en las
cadenas de suministro tecnológicas y textiles de China.
En contraste, México, con su proximidad geográfica a Estados Unidos y su participación en el Tratado
entre México, Estados Unidos y Canadá, o T-MEC, se convierte en un punto clave para
la reexportación de productos chinos hacia el mayor mercado del mundo. En 2023, México aumentó sus
exportaciones en U$S 52.900 millones de dólares, gran parte de ellos vinculados a
cadenas productivas chinas.
Sin embargo, la relación entre México y China también ha generado tensiones. Aunque
el 20% de las importaciones mexicanas
provienen de China, el gobierno mexicano ha tenido que
equilibrar cuidadosamente estas relaciones frente a la presión estadounidense
por limitar la influencia china en la región.
La política de aranceles de Estados Unidos, que incluye tasas de hasta el 25%
a productos chinos, y propuestas para gravar con hasta
un 200% ciertos bienes, busca frenar esta
estrategia de evasión. Sin embargo, estas medidas tienden a
trasladar el costo a los consumidores estadounidenses, aumentando la inflación.
En este contexto, México y Vietnam no solo representan oportunidades
económicas para China, sino que también desafían el orden
comercial global liderado por Estados
Unidos. Mientras Washington
endurece las reglas de origen y revisa tratados, la influencia china
sigue adaptándose, redefiniendo rutas comerciales y fortaleciendo su posición
en un mundo multipolar.
La competencia entre China y Estados Unidos por el dominio comercial global
no solo está transformando cadenas de suministro y patrones de inversión, sino
que también redefine las dinámicas de poder en economías
intermedias como México y Vietnam. En este nuevo orden multipolar, el desafío para estos países será
equilibrar los beneficios económicos de su integración en cadenas globales
con las presiones políticas y comerciales de las dos principales potencias del siglo.
De todas maneras, en el caso mexicano, Estados Unidos y Canadá intentan sacar ventajas con datos
falsos acusando a México de ser el mayor receptor de inversión extranjera directa
del gigante asiático. Lo cierto es que entre 2016
y 2023, según la información difundida, China ha invertido en América del Norte alrededor
de 395 mil millones
de dólares, de los cuales 269 mil millones de dólares (68.1%)
tuvieron como destino Estados Unidos; 124 mil
639 millones (31.5%), Canadá, y sólo mil 684 millones de dólares (0.3%)
México.
Estados Unidos recibe 160 veces más
inversión extranjera directa (IED)
de China que
México.
Esto no convenció a Doug
Ford, primer ministro de
Ontario, Canadá, quien insinuó que su país debería
avanzar en un acuerdo comercial
bilateral con
EU si
México
no toma medidas enérgicas contra las importaciones de autos chinos que ingresan a América del Norte.
El verdadero motivo, BYD,
el fabricante chino que más coches
eléctricos
vende, – competencia directa de Tesla – pondría una planta en México.
El movimiento de BYD muestra cómo los fabricantes de coches eléctricos chinos están buscando vías alternativas para
acceder al mercado estadounidense como dijimos. Si la inversión fuera a Estados Unidos o Canadá, no habría
quejas.
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