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"Capitalismo, corrupción y el dios dinero. Para terminar, recordamos lo que decíamos en una nota de 2013 sobre la condición social que subyace a la corrupción: “Nunca debería perderse de vista que la sociedad capitalista tiende a la mercantilización de todas las relaciones. Por eso, en última instancia, las virtudes y la decencia, incluidos votos de parlamentarios, y sentencias judiciales, se compran y venden, como cualquier otra mercancía. (…) La triste esclavitud en que el dinero mantiene al burgués se trasluce claramente en el mismo lenguaje de la burguesía. Es el dinero el que da valor al hombre. … Quien tiene dinero es respetable, figura en la “mejor clase de gente”, escribía Engels (en La situación de la clase obrera en Inglaterra). Y Marx: “el dinero es la deidad visible que se encarga de trocar todas las cualidades generales y humanas en lo contrario de lo que son, la confusión y la inversión general de las cosas…. el dinero es la ramera universal, la alcahueta universal de los hombres y los pueblos” (Manuscritos económico-filosóficos de 1844). (…) ¿Qué me importa la gente sin trabajo ni recursos? ¿Qué me importa todo esto, si yo me enriquezco de la noche a la mañana? ¿Qué me importa si “el dinero convierte la lealtad en felonía, el amor en odio y el odio en amor, la virtud en vicio y el vicio en virtud, el siervo en señor y al señor en siervo, a la estupidez en talento y al talento en estupidez”? Ésta es la civilización burguesa “en acto”; y es la razón última de la corrupción generalizada.
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MILEI, TRUMP.
Y LUMPENBURGUESÍA.
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Por | 26/02/2025 | Economía.
Fuentes. Revista Rebelión miércoles 26 de febrero del 2025.
Javier Milei
está en el centro de la tormenta por haber promovido el memecoin $LIBRA. Repasamos brevemente los hechos. El viernes 14 de febrero se
creó $LIBRA con una página web que
no brindaba mayor información, y un mail de contacto. Al momento de su
lanzamiento el 82% de los token estaba controlado por solo cinco billeteras
digitales. No había siquiera un conocimiento medianamente claro de quiénes eran
los creadores de la memecoin –no tiene respaldo en valor real alguno- ni de sus
propósitos. El dominio del sitio vívalalibertadproject.com era del mismo día y $LIBRA había sido creada en ese
momento.
Con esos elementos, no había forma de que su precio despegara. Sin embargo, tres
minutos después del lanzamiento de $LIBRA
Milei posteó un tuit “Viva la Libertad
Project” que vinculaba el token a políticas de desarrollo y fomento de
pequeñas empresas y emprendedores argentinos. Lo cual no tenía el menor
sustento. Ni siquiera se explicaba cómo se operaría tal fomento, ni quién lo
dirigiría. Pero esto no importó a los inversores. Con el tuit de Milei el precio de $LIBRA se disparó desde US$0,25 a US$5,5. Su capitalización de mercado subió hasta los US$4500
millones (aunque era ficticia, ya que solo circuló una parte pequeña del total
de los token). Llegado el precio a los US$5,
hubo ventas por US$1500 millones y
el precio se derrumbó a US$0,2.
Pasada la medianoche Milei borró el
tuit y publicó un post diciendo que no estaba interiorizado de los pormenores
del proyecto.
El resultado fueron grandes pérdidas para muchos de inversores – más de 70.000, según algunas estimaciones- y
unos 80 millones de dólares en ganancias para los insiders (operan en base a
información privilegiada, lo cual es ilegal), tenedores de la mayoría de los
tokens. Fue lo que se llama en el mundo de las criptomonedas una estafa “rug-pull”: los desarrolladores
crean un memecoin, acuerdan con un influencer –preferentemente
una celebridad- para que lo promueva y suba su precio; y luego venden
masivamente, (“tiran de la alfombra”)
capitalizando las ganancias. El rol influencer (con
el que se arregla generalmente una retribución económica) entonces es clave
para el éxito de la maniobra.
En el caso que nos ocupa, el influencer fue nada menos que el presidente de Argentina. Quien, para colmo, se presenta como un experto en Economía. Por eso el constitucionalista Gil Domínguez dice que lo actuado por Milei “choca contra la ética pública y varios tipos penales”. La defensa ensayada por Milei –que actuó a título personal- “no tiene ningún tipo de sentido legal” (Gil Domínguez). La realidad es que el posteo de Milei inducía al error. Fundamentalmente porque disimulaba el verdadero contenido de $LIBRA (no tiene valor real, ni respaldo) bajo la pantalla de un proyecto de desarrollo de la economía argentina. Subrayamos: no había la menor referencia o explicación de cómo podía ocurrir el mentado fomento de la economía. Milei fue, pues, partícipe necesario del fraude.
Otros datos para incluir en el análisis
Todo indica que la promoción (difusión,
dice ahora Milei) de $LIBRA fue
arreglada en encuentros previos. Fundamentalmente con el estadounidense Hayden Davis (no es su verdadero
nombre), presidente de Kelsier Ventures,
co-creador de $LIBRA y responsable de su lanzamiento; y con el
singapurense Julian Peh, CEO de KIP
Protocol, que desarrolló el proyecto “Libertad”.
Milei se reunió con Davis
el 30 de enero, en la Casa Rosada.
El mismo Davis explicó que se había acordado el apoyo presidencial al token,
pero el problema fue, siempre según Davis,
que Milei dio marcha atrás,
desatando el pánico y la retirada de los inversores (en realidad, Milei bajó su tuit “promocional” cuando
$LIBRA ya se había derrumbado). Lo
destacable: es absolutamente verosímil
que haya habido un acuerdo previo para promover $LIBRA. Lo cual
significa un respaldo a una operación sustentada en información privilegiada, y
en componenda con la cabeza de Estado.
No hay otra manera de interpretarlo, tratándose, además, de un “experto” que ha dictado cursos
para traders en
criptomonedas.
En cuanto a KIP Protocol, la
empresa de Peh, fue la creadora de “Viva
la Libertad Project”. Milei lo conoció en el evento Tech Forum LATAM, de octubre de 2024. Días
después de ese encuentro Peh subió a la web una nota que llevaba por título “Momento histórico para KIP: despega la
expansión LATAM en Argentina”. El mensaje era que la intervención de
estos operadores del mundo cripto estaba “al
servicio del desarrollo económico argentino”. Peh también tuvo extensas reuniones con Karina Milei en Olivos y Casa Rosada.
Asimismo, hay que destacar el rol
Mauricio Novelli y de Mauro Terrones
Godoy, que acercaron a Davis y Peh
al gobierno. Novelli y Terrones Godoy organizaron Tech Forum, que se realizó en octubre del año pasado, y tuvo como
orador principal a Milei (lo que
potenció un encuentro que estaba destinado a pasar casi desapercibido). Por
otra parte, Milei dictó clases en los cursos para traders,
organizados por N&W Traders, de Novelli. Todavía en noviembre de 2023 –o sea, ya siendo presidente
electo- Milei dio una charla (que
Novelli publicó en Instagram) recomendando
esos cursos. Además, en el último año Novelli se reunió repetidas veces con los hermanos Milei. Según La Nación, entre enero y septiembre de 2024
tuvo al menos nueve encuentros. Y Novelli
fue sponsor de la cuenta de Instagram de Milei mientras fue diputado.
Denuncias de coimas
Davis acaba de decir que pagaba
coimas a Karina Milei, con
el fin de influenciar en las decisiones del Presidente.
Diógenes Casares, experto en criptomonedas
y cofundador de Stream Finance, habló de maniobras de sobornos y pagos ilícitos a funcionarios del Gobierno
nacional con el objetivo de que Milei
promocionara $LIBRA. Charles
Hoskinson, empresario creador de Ethereum y Cardano, denunció que le
pidieron dinero para reunirse con Milei durante su visita a Argentina, en 2024. La periodista Cristina Pérez (esposa del actual Ministro de
Defensa, Luis Petri) denunció que funcionarios cercanos al Presidente
cobran dinero para gestionar
encuentros. Según Pérez,
esta intermediación fue denunciada por distintas fuentes. «… por lo menos tres fuentes me hablaron
de situaciones de este tipo».
Todo esto trae a la memoria las denuncias, en 2023, sobre la venta de candidaturas en las boletas electorales de La Libertad Avanza. Ventas justificadas por Milei (“La Libertad Avanza se financia con esfuerzo propio”; sic).
Antecedentes de la estafa $LIBRA
Milei no puede aducir desconocimiento de lo que es el mundo de las
cripto o de qué trata un esquema Ponzi.
No solo por los cursos que dictaba en la consultora
de Novelli, sino también por sus incursiones anteriores en la materia. Destacan dos: la de Vulcano y la de COINX.
En 2021 Milei promocionó el token de
la empresa de videojuegos Vulcano, que estaba dirigida por Novelli. Dijo que se trataba de
un proyecto “sostenible en el tiempo a
diferencia de la gran mayoría”. De esa manera indujo a gente a invertir en el proyecto. Y poco después
de esa declaración de Milei, el
precio de $VULC cayó a cero. Hubo
denuncias de fraude, pero el asunto
no se investigó.
Luego, en 2022, y ya siendo diputado, recomendó invertir en COINX, una plataforma de criptodivisas. La Semejantes rendimientos solo podían
ser parte de un esquema Ponzi empresa ofrecía ganancias de entre el 5
y 8% mensual en dólares. Pero a Milei
no le importaba y recomendaba COINX
porque
“están
revolucionando la manera de invertir para ayudar a escapar de la inflación. (…)
Escríbanles de parte mía así los asesoran con lo mejor.” Muchas personas
confiaron en el “experto libertario” y perdieron mucho dinero. La Comisión
Nacional de Valores finalmente cerró COINX.
Todo esto nos lleva a ubicar socialmente a Milei y su círculo en lo que, a partir de Marx, en la izquierda hemos llamado lumpenburguesía. Una categoría que el marxista Samuel Farber aplica al posiblemente mayor referente de Milei, Donald Trump.
Trump como un caso de lumpenburguesía, según Samuel Farber
En2018 el marxista
cubano-estadounidense Samuel Farber publicó una
interesante nota, titulada “Donald
Trump, un lumpencapitalista” (en Sin
permiso, 4/11/2018) en la que destacaba que el actual
presidente de EEUU es un tipo particular de capitalista, un
capitalista lumpen. Citamos a Farber:
“En su La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850, Marx escribió que la aristocracia financiera de ese tiempo ‘en su
modo de adquisición, así como en sus placeres, no es otra cosa que
el renacimiento del lumpemproletariado
en las alturas de la sociedad burguesa’. El pensador marxista Hal Draper esclareció que la ‘aristocracia financiera’’ de Marx
no se refería al capital financiero
que juega un rol esencial en la economía
burguesa, sino a los “buitres y
carroñeros’’ que se mueven entre la especulación y la estafa y que son los
casi-criminales o excrecencias extralegales del cuerpo social de los ricos, de
la misma manera que el lumpemproletariado es la excrecencia de los pobres” (enfatizado nuestro).
Efectivamente, en La lucha
de clases en Francia Marx
describe a la aristocracia financiera
que dominaba el Gobierno francés y se
enriquecía con la especulación, las estafas al Estado, el déficit y los empréstitos que se renovaban
periódicamente, las operaciones de Bolsa:
“Cada nuevo empréstito daba una nueva ocasión para saquear al público que colocaba sus
capitales en valores del Estado, mediante operaciones de Bolsa en cuyos secretos estaban iniciados el Gobierno y la mayoría
de la cámara. En general, la inestabilidad del crédito del Estado y la
posesión de sus secretos daban a los banqueros y a sus asociados en las cámaras
y en el trono la posibilidad de provocar oscilaciones extraordinarias y súbitas
en la cotización de los valores del Estado, cuyo resultado tenía que ser
siempre, necesariamente, la ruina de una masa de pequeños capitalistas y el
enriquecimiento fabulosamente rápido de los grandes especuladores”. Se
sumaban los contratos de suministros para el Estado, “que eran otras tantas
estafas, para sobornos, malversaciones y granujadas de todo género”.
Estafas que se repetían al nivel de la obra pública. La construcción de ferrocarriles era otra fuente de especulación, fraude, enriquecimiento.
Lumpemburguesía siglo XXI
y la teoría de la dependencia.
Milei y su círculo poseen muchos de los rasgos
que definen a la lumpemburguesía,
un término que también utilizaron marxistas
o autores heterodoxos vinculados a la corriente de la dependencia. Sin
embargo, existe una diferencia entre el sentido
que damos a la calificación de lumpenburgués y la noción de lumpenburguesía utilizada por Paul Baran o André Gunder Frank en las décadas de 1950 a los 1970.
Por el lado de Baran,
utilizó el término para referirse a la
absorción, por parte de la clase mercantil, de parte del excedente que
correspondía a los terratenientes,
empresas extranjeras e industriales nativos. Ese excedente, seguía Baran,
no se volcaba a la producción, sino al acaparamiento
de tierras que producían renta, a los negocios de importación y exportación, al préstamo de dinero y a la especulación.
Era un “estrato parásito” que
disminuía la acumulación de capital
(véase La economía política del
crecimiento, 1957).
Por su parte Gunder Frank calificó de lumpenburguesía
a la clase social que, en los países
subdesarrollados, era instrumento de la industria y el comercio extranjeros y sacaba ventajas de
mantener el atraso económico. La lumpenburguesía
era socia menor del imperialismo y,
en función de sus propios intereses,
optaba por políticas que profundizaban la subordinación y dependencia del
imperialismo, renovando el lumpendesarrollo,
o subdesarrollo. Fundamentalmente, no
se asentaba en la explotación de su propio proletariado (véase Lumpenburguesía: lumpen desarrollo.
Dependencia, clase y política en Latinoamérica, 1973). Mucha gente de izquierda sigue utilizando
el término en este sentido.
Por nuestra parte, pensamos que Milei y su
grupo encajan más en la caracterización de lumpenburguesía “a lo Marx”
que en el sentido en que lo emplearon Baran
y Frank. Esencialmente porque se trata de una fracción de la burguesía que busca enriquecerse en base a maniobras especulativas,
utilización del Estado, fraudes con
la obra pública, etcétera, pero desde
una posición no subordinada al capital extranjero, a Washington o el FMI.
O sea, no se trata de una fracción
de la clase dominante que opere como. Más aún, en las operaciones de
fraude y corrupción mediadora de una
relación colonial pueden estar involucrados
tanto sectores del “campo nacional y
popular” (arquetipos como Kirchner
y Lázaro Báez); como de la derecha
y la ultraderecha. Todo depende de en qué relación con respecto al Estado se encuentren en un momento
dado. Sus ingresos son parte de la plusvalía que genera el trabajo productivo de un país, pero no la obtienen a partir de la explotación directa
de los obreros. No son expertos en dirigir empresas capitalistas,
sino en realizar todo tipo de desfalcos,
y con una desfachatez sin par, dicho
sea de paso.
Milei es un caso extremo del lumpenburgués siglo XXI. Es en este sentido que decimos que esta escoria social no está sometida a poderes coloniales extranjeros, como muchas veces se caracteriza en la izquierda. Su conexión principal es con una clase capitalista con raíces propias, y un Estado independiente. Y desde esa posición la lumpenburguesía tiene su parte en el capital dinero globalizado. Por ejemplo, cuentas en paraísos fiscales; o inversiones inmobiliarias; o en casinos y hoteles para lavar dinero, etcétera. Y conexiones y operaciones concertadas con otros elementos de la lumpenburguesía globalizada (por caso, dedicados a las estafas con criptomonedas).
Relación con el establishment capitalista
Dada su característica
social –medra con la apropiación de plusvalía, pero no es dueña de los medios de producción ni asume las
funciones del capitalista activo- la lumpen
burguesía suele mantener relaciones
hasta cierto punto contradictorias con el capital “en general”. La
ausencia de raíces en la propia
relación capitalista, su carácter
aventurero, el oportunismo sin límites, todo los lleva a ser elementos
impredecibles para la burguesía y,
en determinado punto, hasta
disfuncionales para los negocios del capital. Por ejemplo, Farber señala que Trump
“ha sido un
destructor empedernido de las reglas “normales’’ del comportamiento
político esencial para la función de ser un
árbitro fiable y responsable para el conflicto intra-capitalista.
(…) ha ignorado muchas reglas políticas
del juego, especialmente aquellas que mantienen el “civismo’’ esencial para la estabilidad política y para la alternancia
en el poder armoniosa entre republicanos
y demócratas”.
En el plano económico, medidas como la imposición de elevadas barreras arancelarias encuentran resistencias en sectores
del capital más fuerte y globalizado.
Los cuestionamientos a Trump de medios
como The Wall Street Journal,
o The New York Times, expresan
esa desconfianza. Farber escribe:
“La conducta
política de Trump es un impedimento
para la función política más importante del estado capitalista: actuar como
unificador y árbitro de la clase capitalista”.
Algo de esto se aplica a Milei
y sus secuaces. Milei es funcional a la
clase capitalista –en tanto aplica el ajuste,
baja los salarios de estatales y jubilaciones, facilita la precarización del
trabajo, hace la apología del
individualismo, etcétera- pero mantiene una relación de tensión con muchas posturas que se
consideran más o menos normales,
a aceptables, en el establishment. Por ejemplo, cuando Milei anuncia que Argentina se retirará del Acuerdo de París
contra el cambio climático (suscrito
por Macri y por 196 países), no
necesariamente está expresando los
intereses del capital “en
general”. Algo similar puede
decirse sobre el abandono de Argentina
de la Organización Mundial de la Salud; de los ataques a los homosexuales; de la propuesta de borrar la figura jurídica del femicidio;
de la propuesta (hoy borrada) de cerrar el Banco Central; de la venta de puestos
en las boletas electorales; del pago
de coimas para acceder a Milei,
para mencionar algunos ejemplos significativos.
Capitalismo, corrupción y el dios dinero
Para terminar, recordamos lo que decíamos en una nota de 2013 sobre la
condición social que subyace a la corrupción:
“Nunca debería perderse de vista que la sociedad capitalista tiende a la
mercantilización de todas las relaciones. Por eso, en última instancia, las virtudes y la decencia, incluidos
votos de parlamentarios, y sentencias judiciales, se compran y venden, como
cualquier otra mercancía. (…) La triste
esclavitud en que el dinero mantiene al burgués se trasluce claramente en
el mismo lenguaje de la burguesía.
Es el dinero el que da valor al hombre. … Quien tiene dinero es respetable,
figura en la “mejor clase de gente”,
escribía Engels (en La situación de la clase obrera en Inglaterra). Y Marx: “el dinero es la deidad visible que se encarga de trocar
todas las cualidades generales y humanas en lo contrario de lo que son, la
confusión y la inversión general de las cosas…. el dinero es la ramera universal, la alcahueta universal de los hombres y los pueblos” (Manuscritos
económico-filosóficos de 1844). (…) ¿Qué me importa la gente sin trabajo ni recursos? ¿Qué me importa todo esto, si yo me enriquezco
de la noche a la mañana? ¿Qué me importa si “el dinero convierte la lealtad en felonía, el amor en odio y el
odio en amor, la virtud en vicio y el vicio en virtud, el siervo en señor y al señor en siervo, a la estupidez en talento y al talento en estupidez”? Ésta es la civilización burguesa “en acto”; y es la razón última de la corrupción generalizada.
Rolando Astarita. Profesor de economía en la Universidad
Nacional de Quilmes y la Universidad de Buenos Aires.
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