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La causa principal de la situación depresiva, afirman las sesudas
mentes privilegiadas que escriben estos editoriales,
es, sin duda, “el hundimiento del empleo”. No
sólo: “influye también la subida imparable de los precios, al menos hasta
2012, y la estructura de los recibos de algunos servicios domésticos
esenciales”. ¡El problema es la
estructura! El teléfono o la luz tienen un suelo de coste para los hogares que
no se puede reducir: para “las familias con rentas bajas o medias-bajas es
imposible superar la barrera de los costes fijos y generar algún tipo de
ahorro”. Satisfacer las necesidades
básicas de un hogar (luz, calefacción, comunicación, no incluyen alquiler o
hipotecas) “puede alcanzar un coste de unos 250 euros mensuales”, sin contar
con los costes variables de esos servicios “en los que sí puede ahorrarse”. Las estadísticas, prosigue el editorial,
reflejan de forma inmisericorde la pobreza energética de sectores de la
ciudadanía: “En 2012 las compañías eléctricas cortaron la luz a casi un millón y medio de viviendas, el doble que antes de
la crisis. Desde 2007 el recibo de la luz ha subido el 60% —la electricidad
española es la tercera más cara de Europa— mientras que la renta ha caído en torno al 8,5%”.
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La Ciudadanía española, hoy representa la dirección y liderazgo de la organización, movilización, lucha y resistencia ante la avalancha salvaje y violenta de las políticas fascistas de la derecha y los ultra-conservadores en el gobierno.
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La creciente
pobreza ciudadana y las soluciones de "El País".
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Salvador López Aranal.
Rebelión MARTES 3 DE DICIEMBRE
DEL 2013.
“Hogares sin defensa” es el título
del segundo editorial del global-imperial del pasado lunes 2 de diciembre [1].
El estilo y contenido de la entradilla del texto no tiene desperdicio: “La
presión de los precios de los servicios sobre la renta familiar eleva el riesgo
de pobreza”. ¡Vaya por Dios! ¡Qué cosas que descubren los del País a estas
alturas de la crisis-estafa en la que estamos inmersos! ¡Presión de los
precios!
La intensidad de la
recesión en la economía española, que parece haber terminado, señala el
editorial, en términos macroeconómicos en el tercer trimestre de este año
-¡incremento positivo del PIB de un 0,1%!- ha supuesto una dura prueba para las
familias... ¿Para las familias? Será para algunas familias como es sabido y
conocido.
¿Por qué una dura prueba?
Porque, señalan, “las encuestas de condiciones de vida indican que la renta
media del país se ha situado en niveles previos a 2006”, porque “el 37% de los
hogares tiene dificultades para llegar a fin de mes”, porque “casi el 10% no
puede pagar las facturas básicas (hipoteca, gas, electricidad...)”, porque “el
22% de los españoles se aproxima al umbral de la pobreza (14.700 euros para
hogares con dos personas)”, porque “un tercio de los españoles declara que se
queda sin dinero después de pagar la luz, el teléfono, el gas y la mensualidad
de la casa”.
La causa principal de la
situación depresiva, afirman las sesudas mentes privilegiadas que escriben
estos editoriales, es, sin duda, “el hundimiento del empleo”. No sólo: “influye
también la subida imparable de los precios, al menos hasta 2012, y la
estructura de los recibos de algunos servicios domésticos esenciales”. ¡El
problema es la estructura! El teléfono o la luz tienen un suelo de coste para
los hogares que no se puede reducir: para “las familias con rentas bajas o
medias-bajas es imposible superar la barrera de los costes fijos y generar
algún tipo de ahorro”. Satisfacer las necesidades básicas de un hogar (luz,
calefacción, comunicación, no incluyen alquiler o hipotecas) “puede alcanzar un
coste de unos 250 euros mensuales”, sin contar con los costes variables de esos
servicios “en los que sí puede ahorrarse”. Las estadísticas, prosigue el
editorial, reflejan de forma inmisericorde la pobreza energética de sectores de
la ciudadanía: “En 2012 las compañías eléctricas cortaron la luz a casi un
millón y medio de viviendas, el doble que antes de la crisis. Desde 2007 el
recibo de la luz ha subido el 60% —la electricidad española es la tercera más
cara de Europa— mientras que la renta ha caído en torno al 8,5%”.
Hasta aquí, con alguna
ayudita más crítica por parte del firmante de esta nota, la descripción de lo
realmente existente. Vienen ahora las recetas… Antes de ello, para hablar por
hablar: ¿se imaginan alguna referencia a la justicia, a la equidad, a las
desigualdades sociales insoportables, a la falta de solidaridad, a las ansias
insaciables de beneficios, al descontrol de los mercados, al incremento abyecto
de las rentas más altas,…? No, efectivamente, nada de eso, nada de nada.
¿Qué hacer entonces? La
receta anti-leninista del global-imperial-sionista:
1. Una gotas de demagogia
neoliberal como entrante: “Romper la presión de los precios monolíticos y
crecientes sobre las rentas menguantes es condición inexcusable para la
recuperación económica”.
2. La apelación al
dios-mercado como primer plato: ”Los mercados de servicios deben liberalizarse
de verdad, y no solo sobre el papel”.
3. Unos átomos de caridad
como segundo plato: “hay que encontrar soluciones comunitarias -acuerdos con
las compañías suministradoras, sobre todo- para evitar que haya familias que
queden prácticamente a la intemperie en invierno, con las viviendas a oscuras y
sin posibilidades de calefacción.”
Y ya está, sin postres.
Hacia la marcha triunfal de la superación de la recesión con la receta de los
del global: ¡capitalismo ultra-neoliberal, mercados a tope, liberación de todos
los servicios, con
algún traje de necesaria caridad cristiana los domingos por la mañana! “Amén”,
que diría Costa Gavras.
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