LA NUEVA RUTA DE LA SEDA. China tiene en marcha un Megaproyecto
transnacional que reactiva las antiguas transacciones comerciales por tierra y mar, como ya hizo a partir del siglo II a. c. Como bien dice
el antiguo proverbio chino: 要想富,先修路 (Yào xiǎng fù, xiān xiū lù), “si quieres ser rico, primero tienes que construir el
camino”. China está trabajando para reactivar las antiguas rutas comerciales de la Ruta de la
Seda y la Ruta de la Seda Marítima en virtud de su mega proyecto transnacional denominado como Belt and Road Initiative (BRI).
China comenzó a convertirse en
una potencia mundial a partir del segundo siglo antes de Cristo cuando se creó la “ruta de la seda” que conectó la ciudad de Xi’an con países de
Occidente a través de tierra y mar. La exportación de la seda y del té desde China, abrió un comercio global que
reconoció a esta como una superpotencia. Hoy
en día, el presidente, Xi Jinping, quiere
retomar el concepto de la ruta de la seda a través de una monumental inversión
de US $ 900 mil millones planificada para construir ferrocarriles, puertos y otras infraestructuras en 65 países a lo largo
de las rutas; conociendo la BRI como la
estrategia de inversión más grande de la historia.
LA ESTRATEGIA. Reúne el 30% del PIB mundial. Este plan es un esfuerzo ambicioso para mejorar la
cooperación regional y la conectividad en una escala transcontinental que
apunta a fortalecer los vínculos de
infraestructura, comercio e inversión entre China y esos 65 países que
representan colectivamente más del 30
por ciento del PIB mundial.
Llegada a Madrid del tren inaugural de la nueva ruta de la seda
proveniente de Yiwu. (EFE)
El “belt” consiste en
el “cinturón económico de la ruta de la seda” que unirá a China con Asia
Central, Rusia, Europa, el Mediterráneo, el Golfo Pérsico, y el sudeste de Asia, el sur de Asia y el Océano
Índico. Por otra parte, el “road” consiste
en la ruta marítima diseñada para unir
costas de China con Europa y África a través del Mar de China Meridional y el
Océano Índico en una ruta, y a través del Océano Pacífico Sur en otra ruta. La nueva Ruta de la Seda
beneficiará a China en gran medida
pues conectará a la mayor nación comercial del mundo con Europa, su mayor
mercado de exportación y África.
POLÍTICA. Relanzamiento
de la moneda china. La expansión de mercados servirá para promocionar el
Renminbi (la moneda usada en China) como
moneda internacional con fines de fomentar su uso en centros financieros
internacionales a través de proyectos de infraestructura. Adicionalmente,
esta expansión reducirá fricciones comerciales, como los impuestos, tarifas y
costes de transporte, pues mejorará las relaciones entre China y sus países
vecinos. Mientras tanto, la inversión en
los países a lo largo de la Ruta de la Seda podría crear nuevos mercados - aparte
de Europa y África - y ayudar a las empresas chinas, como las empresas de
construcción, ferrocarriles y telecomunicaciones, a expandirse en el
extranjero.
Si se implementa con éxito, el BRI podría ayudar a reorientar una gran parte de la
economía mundial hacia China. El
aumento de comercio, inversión y conectividad entre China y los 65 países mencionados también hará que estas naciones
sean más dependientes de la economía
China, lo que aumentará la
influencia económica de China sobre ellos. A pesar de ser un plan a largo
plazo, algunas acciones ya han sido implementadas, como el ferrocarril y las autopistas que conectan Xinjiang de China con el
puerto de Gwadar en Pakistán, el “puerto seco” de Khorgos en la frontera
entre China y Kazajistán que maneja el tráfico de trenes de carga a Europa, y el enlace
ferroviario de alta velocidad destinado a la conexión de el puerto de propiedad China de El Pireo en Grecia a Europa Central y Oriental.
Además, el Banco Mundial ya ha
invertido un total de US $ 80 mil millones para la construcción de
infraestructuras en todos los países partícipes en BRI. La Ruta
de la Seda hizo de China una superpotencia. Ahora con la capacidad
económica y de innovación, la Ruta del
siglo XXI permitirá a China pasar del comercio de té y seda a artículos
mucho más sofisticados. Ser la “fábrica del mundo” es lo que ha fomentado el
crecimiento de la economía en China, sin embargo, este plan les permitirá ir más allá y ser la innovación
del mundo, superando a EEUU. Fuente La Vanguardia abril
2019.
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LA RUTA DE LA SEDA ENVUELVE A EEUU EN AMÉRICA LATINA.
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Raúl
Zibechi.
Sputnik.
Revista
Globalización julio 2019.
Ya son 19 países latinoamericanos los que han suscrito
la Ruta de la Seda promovida por China. El Gobierno
peruano firmó un memorándum de entendimiento para unirse a la ambiciosa
iniciativa de infraestructura, en el marco del II Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional,
que se clausuró el último sábado de abril en Pekín.
En todo el mundo la Ruta suma 173 acuerdos de
cooperación con 125 países, desde su inicio en 2013. La
propuesta china ha crecido de forma rápida en Asia y África, gana terreno en América
Latina y tiene dificultades en los países
centrales de Europa, donde Italia es el único país del G-7 en sumarse a la iniciativa.
La reciente incorporación de Perú
es importante para el proyecto. Panamá
fue el primer país latinoamericano en unirse y después se han sumado Uruguay, Ecuador, Venezuela, Chile,
Bolivia, Costa Rica, Cuba, Antigua y Barbuda, Trinidad y Tobago, y Guyana.
China es el segundo mayor socio comercial de
América Latina. En
2018, el valor total de las importaciones y exportaciones
entre el país asiático y la región alcanzó los 307.400 millones de dólares, una subida del 18,9% respecto al mismo
período del año anterior. China se ha
convertido en el mayor socio comercial de Perú y
el comercio entre ambos alcanzó la cifra récord de 23.000 millones de dólares
en 2018.
Xulio Ríos, director del
Observatorio de Política China, destaca en las relaciones con los países
latinoamericanos,
"el tono constructivo empleado por las delegaciones presentes en el
evento y muy especialmente debe significarse la decisión de Lima de suscribir
el memorándum de la Iniciativa".
En
su opinión, el hecho es más relevante aun
"tras una nueva gira por la región del secretario de Estado, Mike
Pompeo, cargando a diestro y siniestro contra China", lo que le lleva a
concluir que "el patio trasero ya no es lo que era".
Aunque
ha avanzado notablemente en la región latinoamericana, China todavía no consigue inducir a
los grandes países a integrarse a la Ruta. En efecto, Brasil, Argentina, México y
Colombia no forman parte del proyecto, aunque Buenos Aires mantiene
excelente relaciones con Pekín y los
acuerdos van a más, como lo demuestra la firma de
la Carta de Intención bilateral para la construcción de la cuarta central
nuclear con un préstamo chino de 10.000 millones de dólares.
Aunque China avanza en la región, la
pregunta principal es cómo enfrenta el obstáculo que le imponen esos
cuatro países que aún no se deciden a sumarse a la Ruta de la Seda.
La respuesta tiene dos partes.
La primera es que China no tiene prisa, avanza donde tiene menos resistencias
y va practicando el tradicional juego de
'go', que, a diferencia del ajedrez, no consiste en un enfrentamiento frontal
(dando jaque mate), sino en ir rodeando al enemigo, ganando territorios hasta
aislarlos. China ya tiene acuerdos con
varios países del Pacífico (todos los sudamericanos menos Colombia) que son claves para el
comercio con esta región.
Hasta
ahora, había sumado países pequeños,
como los del Caribe, pero en noviembre de 2018 se incorporó Chile (con quien había firmado el primer TLC de
la región en 2005) y ahora Perú, dos estrechos aliados de Washington. Son los dos mayores países
incorporados, lo que indica que el
dragón avanza de lo pequeño hacia lo grande, de la periferia hacia el
centro.
"El despliegue de toda la artillería diplomática china constata la
innegable expansión del proyecto y muestra el verdadero rostro de su renovado poder en el mundo. La
apuesta por el comercio y la inversión sumada a las infraestructuras, la industrialización o la innovación sugiere un
nuevo paradigma de desarrollo que cada actor debe enfrentar procurando tirar
provecho sin abdicar de sus intereses", sostiene Ríos.
Un
punto central son las relaciones con Brasilia. El Gobierno de Jair Bolsonaro se ha expresado de forma contradictoria. El mandatario viene criticando al
dragón desde la campaña electoral de 2018, pero el vicepresidente Hamilton Mourao ha insistido en que China es un
socio estratégico de su país. Es el primer socio comercial de Brasil, y éste se beneficia de un
amplio superávit.
Más aún, China es una las principales fuentes de
inversión extranjera directa en el gigante suramericano,
"con destaque para los sectores de energía y minería, siderurgia y
'agrobusiness'", con una importante diversificación de las inversiones
hacia "segmentos como telecomunicaciones, automóviles, máquinas, servicios
bancarios e infraestructura", según detalla Wesley
Guerra, director del Centro de Estudios de las Relaciones Internacionales
de Brasil.
En el 'go', todo es cuestión de tiempo.
Mientras en el ajedrez
el aspecto principal es la guerra, anular la pieza del adversario, el 'go' es
pura estrategia con fichas iguales que sólo se diferencian en el color blanco o
negro. Ocupar espacios es lo decisivo. Mientras Washington se empeña en derribar Gobiernos que considera enemigos, China va llenando huecos hasta que las
grandes piezas acepten su propuesta.
Tanto
con Chile como con Perú, China se
convirtió primero en socio comercial mayoritario para luego ir a más,
diversificando las inversiones y potenciando en cada país centros de comercio
para toda la región.
"Queremos transformar a Chile en un verdadero centro de negocios para
las empresas chinas, para que ustedes puedan, desde Chile, llegar también a
toda América Latina".
Frente a Brasil el dragón tiene varias 'piezas' para
mover. La primera es la soja. China acaba de anunciar que comprará
soja de EEUU para mejorar las relaciones con Trump y los poderosos
empresarios sojeros del país suramericano se echaron a temblar y ya recelan del presidente que ayudaron a
elegir.
La segunda baza
son las importantes inversiones
brasileñas en China, en sectores como el aeronáutico (Embraer), minería,
alimentos, motores, autopartes, siderurgia, papel y celulosa, y servicios
bancarios. La
tercera es la creciente relación de Pekín con países de África, como Angola y Mozambique, que son
estratégicos tanto para el Gobierno como para el empresariado brasileño.
China enseña que las relaciones entre Estados no
pueden guiarse por ideologías sino por el
interés mutuo. En eso, no tiene rivales. Por eso la
creciente desesperación de Washington.
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LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE
NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
Sputnik
Mundo.
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