"EL ‘EFECTO AMAZON’ CAMBIA LA ECONOMÍA. EL
COMERCIO ELECTRÓNICO EMPUJA LOS PRECIOS A LA BAJA A PESAR DE LAS POLÍTICAS
MONETARIAS QUE BUSCAN ELEVAR LA INFLACIÓN. La Economía
de Internet, lleva dos décadas transformando la manera de consumir.
Ahora también está truncando la política económica. El paro cae y los negocios venden más bienes y servicios. Pero los
precios y los salarios siguen sin subir, ni como en el pasado ni como se
esperaba. Cada vez más dedos señalan como principal sospechoso de este
quebradero de cabeza al espectacular crecimiento de las compras online. El ya bautizado como efecto Amazon fue
uno de los puntos centrales de los debates del simposio de banqueros centrales
que organiza la Reserva Federal de Kansas City en un hotel de montaña en
Jackson Hole, en el Estado de Wyoming. El tema sobre el que rotó la discusión
es cómo los responsables de definir la política monetaria deben adaptarse a una
economía cambiante, para así poder lograr el objetivo de la estabilidad de
precios".
"Pero la inflación sigue baja a pesar
del esfuerzo desplegado por la Fed y otros bancos centrales, que han desplegado
programas masivos de compra de bonos para impulsar el alza de los precios. Cada
vez más economistas afirman que la causa de la baja inflación actual no tiene que ver tanto con la política
monetaria. Se lleva tiempo discutiendo sobre el efecto de la tecnología en los
salarios y en la productividad. Ahora se presta cada vez más atención al papel
que está jugando Internet en la evolución de los precios y cómo está creando
una verdadera carrera competitiva hacia los precios más bajos. Antes de la
irrupción de Amazon en el negocio del comercio minorista, las tiendas
tradicionales no tenían tanta presión para hacer ofertas, salvo que tuvieran un
rival como Walmart en las proximidades".
Almacén que Amazon tiene en Nueva Jersey.
"Amazon, gracias a Internet y a su infraestructura
logística, ha
logrado esquivar esa necesidad de tener una tienda física; ahora cualquier cadena o tienda
tradicional está forzada a competir con ella en precios. La transparencia que
aporta la tecnología permite a los cazadores de gangas comparar precios al
instante y en paralelo; eso crea más presión. Las nuevas generaciones lo ven
como algo normal. “Los millennials se sienten cómodos con la idea de una
inflación permanentemente baja”, señala Jessica Rabe, economista de Convergex,
en una nota que dirigió a Janet Yellen cuando presidía la Fed, en la que
explica que este grupo de población espera, precisamente, que la innovación
siga reduciendo aún más los costes: “Vivimos en una economía basada en la
tecnología”. Pero la medición del efecto del comercio electrónico en la
inflación plantea un reto".
"Amazon opera, además, con costes más bajos que un
competidor físico. Esa eficiencia también provoca presión a la baja en los
precios. A esto se le suma que hay una mayor concentración de las empresas, lo
que afecta a los salarios y, de paso, también a la política económica, porque
crea menos presión del lado de la inflación. Hasta ahora, el efecto sobre la
inflación se ha notado especialmente en los productos de entretenimiento,
dispositivos electrónicos y artículos de lujo. Pero el fenómeno empieza a tomar
cuerpo en otros sectores, como los alimentos. También comienza a ser más uniforme geográficamente, gracias al tamaño
de Amazon y de plataformas electrónicas rivales como las de Walmart, Best Buy o
Safeway"............. Fuente. Sandro Pozzi. 25 septiembre 2018.
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LOS 25 AÑOS DE AMAZON: DE UNA IDEA EN UN GARAJE AL GIGANTE DEL BILLÓN DE
DÓLARES.
"EL NUEVO IMPERIO BILLONARIO. LA ACUMULACIÓN DE RIQUEZA, PRODUCTO DE LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA".
"EL NUEVO IMPERIO BILLONARIO. LA ACUMULACIÓN DE RIQUEZA, PRODUCTO DE LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA".
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Hace un cuarto de siglo, Jeff Bezos inauguraba la que ahora es la
compañía de comercio electrónico más grande del mundo
Sandro
Pozzi.
Nueva
York viernes 5 de julio del 2019.
La idea hace 25 años era una locura.
Eran los inicios de Internet. Solo unos
privilegiados tenían acceso a la red en sus trabajos o en sus casas, por no
mencionar lo lento que era conectarse y navegar por los portales. Los
ordenadores eran verdaderos armatostes y los móviles empezaban a utilizarse en
la vida corriente. Pero Jeff Bezos entendió que en ese universo paralelo se podía hacer
negocio, dejó su trabajo de tiburón de Wall
Street y con la que ahora es su exmujer, McKenzie, creó en un garaje en Seattle el pulpo que se conoce como
Amazon.
La compañía de comercio
electrónico se registró oficialmente el 5 de julio de 1995. El portal, rudimentario por aquella época, empezó
vendiendo libros y artículos electrónicos. De ahí, conforme los usuarios de Internet crecían
exponencialmente por Estados Unidos, se expandió hasta el punto de llegar a
transformar la manera en la que los consumidores hacen sus compras por todo el
mundo. Y en ese proceso, Bezos se convirtió en la mayor fortuna del planeta.
La historia cuenta que el
estadounidense, de 55 años, creó la compañía con una
inversión inicial de 10.000 dólares.
Para dotarse de liquidez con la que financiar su expansión decidió dar el salto
a Wall Street dos años después, con
un valor de mercado inicial de 300
millones de dólares. Parte de su estrategia de negocio se basó en
reinvertir todo el dinero que ganaba en alimentar su propio crecimiento, para
ampliar el alcance de sus tentáculos. El
beneficio fue prácticamente cero hasta 2015.
Amazon vende ahora de todo. Desde un simple enchufe para cargar el móvil,
zapatillas de deporte y muebles, artículos para el cuidado de los bebés, hasta
una especie de iglú para leer en el jardín sin que te piquen los mosquitos en
verano. Entre las compañías que controla se encuentran la cadena de
supermercados Whole Foods, Zappos, Audible o Ring. El gran bazar electrónico
ofrece además sus propios contenidos audiovisuales y domina el negocio de gestión de datos.
Jeff Bezos cambió la
psicología de compra de la misma
manera que Sam Walton lo hizo con
Walmart. La gran cadena de hipermercados sigue ahora sus pasos para poder competir y sobrevivir. El éxito de Amazon, de hecho, fue escalando al mismo
ritmo que lo hicieron las críticas contra su voraz modelo de negocio. La candidata presidencial Elizabeth Warren cree que acumuló tanto poder, que argumenta que
debería partirse. Antes lo hicieron Donald Trump y
Bernie Sanders.
Amazon tiene una
capitalización de mercado próxima al billón de dólares. El pasado ejercicio registró ingresos de 232.900 millones. Esa cifra de negocio
le aportó un beneficio de 10.100
millones, el triple que un año antes. La mitad de la facturación la genera
el portal de comercio electrónico.
Casi una quinta parte de su cifra de negocio la obtiene con servicios logísticos a vendedores terceros.
Aunque la unidad más rentable y que más crece es Amazon Web Services.
El poder de Amazon está, como en Alphabet y otros
titanes en la era de Internet, en que cuenta con un negocio muy diversificado.
Es, además, una máquina de generar efectivo que permite saciar la visión de
Bezos, al que no importa arriesgar en la búsqueda de nuevas oportunidades de
crecimiento. Aunque lo que explica el éxito de la plataforma es su
infraestructura logística. Recientemente acaba de anunciar la compra de 15 aviones para expandir su flota.
Amazon es, en definitiva, un ecosistema que entra en
la rutina diaria del consumidor desde que el asistente de
voz Alexa hace sonar el
despertador hasta que apaga las luces por la noche al volver a la cama para
dormir. Un cambio radical si se piensa que hace 25 años el ordenador se
utilizaba para leer el correo electrónico o que no había un sistema fiable para
hacer pagos online. Pizza Hut permitía hacer pedidos a través
de su portal, pero había que pagar en efectivo.
Ni siquiera la Casa
Blanca contaba entonces con su propio portal en Internet. Pocos, como
Bezos, pasarán a la historia como uno los grandes pioneros en la era de la
nueva economía. Amazon fue rompedora y su poder es ahora su principal enemigo.
Además de los ataques contra su tamaño, las condiciones de trabajo en sus centros logísticos, la ingente fortuna de su patrón o las artimañas
fiscales, se le presiona para que contribuya más a la batalla contra el cambio
climático.
Bezos tiene un patrimonio
estimado en 159.000 millones. Es
como haber ganado 17,5 millones cada día durante 25 años, aunque el grueso de
su fortuna lo generó en los últimos cinco años. Con esta cantidad ingente de
dinero queda en nada los 1.000 millones que destina al año para financiar la
compañía espacial Blue Origin, su gran pasatiempo. También es dueño del grupo que edita el The Washington Post. Son dos negocios independientes al de Amazon.
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