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Sin bien Pekín es reacia -por cuestiones
estratégicas, económicas y culturales- a ocupar el primer plano en la
globalización, también es cierto que
imagina una reducción del poder norteamericano. A esto se lo llama la "desamericanización".
"Hay que crear las bases para
apoyar la «desamericanización» del
mundo. Hay que instaurar un nuevo
orden mundial", escribió meses atrás el periodista chino Liu Chang en la agencia oficial
Xinhua, que se considera la voz del Partido Comunista Chino. Si bien el
artículo es de un periodista particular y no de un vocero oficial, la
publicación en Xinhua muestra un aceptación tácita del gobierno central. Y en
ese nuevo equilibrio hay algunos puntos de principal interés para Pekín. Un aspecto fundamental para el
gobierno tiene que ver con la internacionalización del yuan y la reducción de
la importancia del dólar. Hoy el 15%
del comercio exterior chino se lleva a cabo en yuanes. El objetivo es que para 2020 esa cifra alcance el 30%. Pekín se empeña en firmar acuerdos con bancos
de distintas naciones para que el yuan sea utilizado como moneda de cambio.
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Mundo Multipolar. El Multilateralismo, surgido de las entrañas de la crisis global estructural del capitalismo en el 2007-2008 - es multidimensional, por la propia naturaleza de su contenido, como producto del "Cambio de Época, Histórica". En lo económico-financiero-comercial las economías BRIChS, las economías neo-emergentes y las economías desarrolladas de los países globalizadores hoy en Poli-crisis sistémica, las organizaciones Regionales como MERCOSUR, UNIÓN EUROPEA, o la OCDE. El político tenemos el G-8 (G-7), el G-20, el G-77 (Con más de 130 países más China) y la construcción de una "Nueva Arquitectura Institucional Mundial". En lo cultural - la llamada globalización cultural - representa millones de culturas locales (hoy en proceso del llamado "Desenclave Cultural", cerca de 7 mil entre lenguas y culturas vivas.) la Cultura Davos del mundo capitalista o del Foro Económico Mundial; la cultura de los países africanos, la cultura latina, la cultura asiática, la cultura del mundo Musulmán. La globalización de las Industrias Culturales.La globalización de la Innovación Tecnológica y las Redes Sociales de la Comunicación. Podríamos seguir poniendo ejemplos en todo el escenario mundial de la globalización por su carácter multidimensional.
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CHINA
BUSCA UNA GLOBALIZACIÓN MULTIPOLAR PARA CONTENER A ESTADOS UNIDOS.
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Con Alianzas,
Acuerdos energéticos y soft power, Pekín apunta a restringir el dominio norteamericano.
Por Natalia
Tobón Tobón. China Files.
La Nación.com
El Mundo domingo 1 de junio del 2014.
PEKÍN.- China se mueve, y no sólo en
economía. Va por un mundo multipolar. Aunque apuesta por la mesura y elude la
etiqueta de primera potencia económica a la que avanza sin pausa, también tiene
bien claro que no quiere el dominio mundial absoluto de Estados Unidos.
Y según lo visto en las
últimas semanas, en particular desde un histórico acuerdo de gas con Rusia
, las autoridades trabajan en varios frentes: posicionar al yuan como moneda de cambio
internacional, fortalecer la alianza con
los países emergentes y sustentar el llamado soft power como vidriera de China más allá de las fronteras.
Por lo pronto, esas
ambiciones se superponen con problemas más cercanos. China vive hoy un momento de tensión con sus vecinos. Con Vietnam tiene fuertes disputas por el
mar del Sur, por lo que la semana pasada debieron relocalizarse 4000 ciudadanos
chinos que vivían en Hanoi. A eso se
le suman los repetidos conflictos con Japón y las tensiones separatistas en la
región de Xinjiang, que están aumentando en frecuencia.
No obstante, a largo plazo
la intención es jugar un papel importante en el concierto de las naciones. "El papel de China en la globalización
actual es crucial. Es difícil concebir la globalización sin China. Basta pensar
en las cadenas de producción complejas en las que China actúa como factor
principal. Esta cadena de producción que China encabeza mueve mercancías,
dinero y personas", dijo Richard
Rigby, director del Centro de Estudios Asiáticos de la Universidad de
Australia.
Sin bien Pekín es reacia -por cuestiones
estratégicas, económicas y culturales- a ocupar el primer plano en la
globalización, también es cierto que imagina una reducción del poder
norteamericano. A esto se lo llama la "desamericanización".
"Hay que crear las bases para apoyar la «desamericanización» del mundo.
Hay que instaurar un nuevo orden
mundial", escribió meses atrás el periodista chino Liu Chang en la agencia oficial Xinhua, que se considera la
voz del Partido Comunista Chino. Si bien el artículo es de un periodista
particular y no de un vocero oficial, la publicación en Xinhua muestra un
aceptación tácita del gobierno central.
Y en ese nuevo equilibrio
hay algunos puntos de principal interés para Pekín. Un aspecto fundamental para el gobierno tiene que ver con la
internacionalización del yuan y la reducción de la importancia del dólar.
Hoy el 15% del comercio exterior chino se lleva a cabo en yuanes. El
objetivo es que para 2020 esa cifra
alcance el 30%. Pekín se empeña en
firmar acuerdos con bancos de distintas naciones para que el yuan sea utilizado
como moneda de cambio.
Otro punto al que apuesta
en el nuevo orden global es su alianza con los países emergentes, desde los
colegas del BRICS hasta Uzbekistán, Kazakhstán, Kirguistán o
Tayikistán. Dentro de ese nuevo conjunto de alianzas se busca un sistema de
cooperación más allá de los organismos centrales, como el OMC o el FMI, creados por Occidente. China firmó, por ejemplo,
nuevas alianzas comerciales con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático
(Asean).
Idioma y cine. "La globalización del soft power".
No menos importante para China es la globalización de su soft
power. Por ello ha multiplicado en todo el mundo los institutos Confucio, dedicados a
enseñar la lengua y cultura chinas.
Al mismo tiempo, brinda cada vez más becas
para que estudiantes del mundo entero vayan a estudiar a China, sobre todo, el idioma.
A eso se le suma una fuerte
apuesta por el cine, donde Pekín ve el corazón de su soft power.
En ese sentido se han gastado millones de yuanes
y se han creado en el país los más modernos estudios cinematográficos.
El soft power es una prioridad al menos
desde 2007, cuando el entonces presidente Hu
Jintao lo proclamó como valor en el XVII Congreso del Partido Comunista
Chino. Sin embargo, a juzgar por la mirada de David Kearn, especialista en
estrategia internacional de la Universidad St. John's, de Nueva York, los
jerarcas chinos tienen trabajo por delante.
"La principal carta de presentación de
China es su economía, pero su modelo, a diferencia de lo que sucedió con
Estados Unidos, es difícilmente exportable. El modelo chino es totalmente
singular e irrepetible, eso le quita poder de soft power", dijo Kearn.
Y más allá de las fuerzas
simbólicas, China ha dado claves
materiales de cómo imagina el nuevo equilibrio global. El acuerdo firmado hace
dos semanas entre China y Rusia por
exportaciones de gas puede ser otro punto para entender el mundo al que aspira.
Se trata de un acuerdo que la prensa local llamó "el pacto del siglo", y que se piensa como una fase
fundamental en la ambición de cambiar el equilibrio geopolítico y económico del
mundo.
La crisis en Ucrania, que como se veía venir
posicionó a la Unión Europea y Estados Unidos del mismo bando, hizo acelerar
las negociaciones por este acuerdo que llevaba diez años sobre la mesa. Se
trata de un acuerdo que también consagra una política de proximidad sino-rusa,
y cuya firma dejó a China como el
principal mercado para el gas ruso por los próximos treinta años.
Y como todo buen acuerdo,
las dos partes salieron beneficiadas. Uno para salir de la encerrona a la que
lo sometían Europa y las potencias europeas, que lanzaron sanciones económicas
contra Moscú por su nada disimulada
ayuda a los separatistas para desestabilizar a su vecino. Y otro para
consolidar su presencia de jugador internacional. Moscú será el proveedor de un cuarto de la energía para China, la principal consumidora
energética del mundo, es decir, 38.000 millones de metros cúbicos de gas a
partir de 2018. La cifra del acuerdo alcanza los 400.000 millones de dólares.
La economía rusa se encaminaba hacia una
mini-rrecesión, por lo que tuvo que pisar el acelerador, escrutar en los
alrededores, y ahora puede considerar a China su mayor mercado. O su mayor
aliado.
Para David Kearn, "China imagina un mundo con varios focos de poder y siente
instintivamente mayor confianza hacia los países emergentes ya que se sintió
víctima de Japón, Estados Unidos y Europa."
Pekín escribe su propio libreto
La misión es construir un
contrapeso relevante
- A DÓNDE VA
Casi arriba
Como segunda economía
mundial, y camino a ser la primera, China podría aspirar a un papel de
supremacía en asuntos comerciales y financieros
Muchas voces
Al menos por el momento, la
mirada de Pekín parece apuntar a contener el dominio de Estados Unidos,
apostando por un mundo multipolar
- OBSTÁCULOS
Marea alta
Mientras mira de reojo a
Estados Unidos, no deja de atender los conflictos limítrofes con Vietnam en el
Mar del Sur y por las islas en disputa con Japón
El problema interno
Pekín también debe confrontar,
puertas adentro, los repetidos y crecientes intentos separatistas de la región
de Xinjiang
- AVANCES
Economía
Dos de las medidas más
significativas son de carácter económico: hacer del yuan una moneda de cambio
internacional y la compra de gas a Rusia
El otro poder
Pekín también se ocupa de labrar
una presencia cultural en el exterior, con la difusión de becas, cursos de idioma
chino y la producción de contenidos, con énfasis en el cine.
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