"La Comuna surgió espontáneamente, nadie la preparó de modo
consciente y sistemático. La desgraciada guerra con Alemania,
las privaciones durante el sitio, la desocupación entre el proletariado y la
ruina de la pequeña burguesía, la indignación de las masas contra las clases
superiores y las autoridades, que habían demostrado una incapacidad
absoluta, la sorda efervescencia en la clase obrera, descontenta de su
situación y ansiosa de un nuevo régimen social; la composición reaccionaria de
la Asamblea Nacional, que hacía temer por el destino de la República, todo
ello y otras muchas causas se combinaron para impulsar a la población de París
a la revolución del 18 de marzo, que puso inesperadamente el poder en manos de
la Guardia Nacional, en manos de la clase obrera y de la pequeña burguesía, que
se había unido a ella. Fue un acontecimiento histórico sin
precedentes. Hasta entonces, el poder había estado, por regla general, en manos de los terratenientes y de los
capitalistas, es decir, de sus apoderados, que constituían el llamado gobierno.
Después de la revolución del 18 de marzo, cuando el gobierno del señor
Thiers huyó de París con sus tropas, su policía y sus funcionarios, el
pueblo quedó dueño de la situación y el poder pasó a manos del proletariado. Pero
en la sociedad moderna, el proletariado, avasallado en lo económico por el
capital, no puede dominar políticamente si no rompe las cadenas que lo atan al
capital. De ahí que el movimiento de la Comuna debiera adquirir
inevitablemente un tinte socialista, es decir, debiera tender al derrocamiento
del dominio de la burguesía, de la dominación del capital, a la
destrucción de las bases mismas del régimen social contemporáneo".
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Las Barricadas - forma de lucha efectiva de la clase obrera - en las principales calles de París en marzo de 1871. Fueron bastiones de lucha en tiempos de la Revolución Francesa 1789, e igualmente se convirtieron en verdaderas trincheras de defensa y lucha del proletariado francés, en tiempos de la revolución "burguesa" de febrero de l848, cuando el proletariado luchaba juntamente con sus enemigos contra los enemigos de sus enemigos".
***
Marx sobre la Comuna de París, de 1871.- La describió como el
primer ejemplo concreto de una dictadura del proletariado. En la que el Estado
es tomado por el proletariado, cuando los trabajadores “tomaron por asalto el
cielo”. Los heroicos obreros de París, Marx
expresó: “¡Qué flexibilidad, que iniciativa histórica y que capacidad de
sacrificio tienen estos parisienses!”. “La Historia no conoce todavía
ejemplo de heroísmo semejante”. “valientes hasta la locura” y “dispuestos
tomar el cielo por asalto”.
“Han pasado
cuarenta años (Marzo de 1911) desde la proclamación de
la Comuna de París. Según la costumbre
establecida, el proletariado francés honró con mítines y manifestaciones la
memoria de los hombres de la revolución del 18 de marzo de 1871. A finales de mayo volverá a llevar coronas de
flores a las tumbas de los communards
fusilados, víctimas de la terrible “Semana de Mayo”, y ante ellas volverá a
jurar que luchará sin descanso hasta el total triunfo de sus ideas, hasta dar cabal cumplimiento a la
obra que ellos le legaron”. V.I. Lenin.
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LA COMUNA Y LA
DEMOCRACIA. PARÍS 1871.
“ASALTAR LOS
CIELOS”.
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Juan Carlos Monedero.
La Marea lunes 9 de junio del 2014.
La Comuna nació porque se
daban las condiciones objetivas. Las aventuras imperiales del Segundo Imperio
francés (1852-1870) se zanjaron con fracasos, pobreza y represión. La necesidad
de abrir la mano hizo que prosperara una oposición republicana y el naciente
movimiento obrero pudo desarrollar su fuerza histórica. No fue menor la
importancia de las reformas de París,
que al lado de mejoras urbanas buscaban terminar con la posibilidad de hacer
unas barricadas de cada pequeña
callejuela. De esta manera, se abrieron las avenidas a los cañones y las cargas
de caballería y, al tiempo, se expulsó a los sectores populares que perdieron
sus casas y vieron como los alquileres se multiplicaban por culpa de una
creciente especulación.
El desarrollo tecnológico devoró
a los artesanos y los grandes almacenes arruinaron a los pequeños comerciantes.
Fue un momento histórico donde las
desigualdades se exacerbaron. Los ya ricos aumentaban su hacienda y los
trabajadores se veían abocados a condiciones de vida y laborales cada vez más
penosas que les llevaba necesariamente a asociarse. La memoria histórica fue también esencial.
El recuerdo de la represión
de 1848 había hecho a los
trabajadores más conscientes y descreídos de la institucionalidad republicana
(y, por consiguiente, más predispuestos a buscar su propia lucha). Es el
momento de encuentro de la tradición socialista
utópica, de un muy presente anarquismo
(Proudhom, Blanqui), de la ayuda mutua y del acceso revolucionario al
poder. El momento en donde la Comuna escogió como símbolo de su lucha la bandera roja
(que ondearía en la sede de Gobierno). Una Comuna que también -algo ausente en España por
la ausente construcción de una nación federal- era patriota, pues los sectores
populares sintieron como una afrenta que las tropas prusianas desfilaran por
los Campos Elíseos para ejemplificar
su victoria en la guerra. En el aire se estaba gestando la necesidad de un
cambio revolucionario.
Además de la discusión
acerca de las condiciones objetivas (recordemos que Marx pensó que la Comuna
se precipitaba, especialmente al estar Francia
en lucha y París cercada por las tropas prusianas), otro de los grandes
debates fue el de la dictadura del
proletariado. Que no significa violencia (aunque la Comuna ejecutó a
rehenes de la alta jerarquía eclesiástica, militar, empresarial y aristocrática
cuando Versalles hizo lo mismo con
comuneros presos), sino desterrar la ingenuidad frente al enemigo. Cuando se
está intentando cambiar el régimen ¿hay que darles oxígeno a los que quieren
frenar los cambios? ¿Podía derrotarse al antiguo régimen represor dejándoles
intactos sus órganos de influencia y de financiación? Parece evidente que por
no llevar la insurrección a sus últimas consecuencias, la Comuna selló su ya desde el principio amenazada suerte.
Sin embargo, la Comuna había nacido de un acto de
fuerza contra el corazón del Estado (el
ejército). Versalles, derrotada por Bismarck,
quiso recuperar los cañones que tenía en su poder la Guardia Nacional
(conformada por sectores populares que elegían a sus propios oficiales). Un
grupo de mujeres impidió el traslado y los soldados enviados a reprimir se
unieron a los insurgentes. Luego se
tomaron los centros de poder y la rebelión triunfó.
El poder financiero.
Pero los que querían
regresar al régimen de Versalles
pudieron seguir operando. Y el enemigo no era ingenuo. Una controvertida
decisión de la Comuna fue convocar elecciones para legitimar la
insurrección (en vez de avanzar con la ofensiva militar). Pero París no era Francia ni
la ciudad era el campo. Ni siquiera París era París porque en los burgueses
barrios del oeste no se apoyaba el levantamiento. Que no se nacionalizara el Banco de Francia (una queja amarga de Marx) dejó intacto el poder financiero
del gobierno de Thiers y hurtó una
herramienta que habría servido para consolidar las comunas que estaban
surgiendo en otras ciudades de Francia.
Versalles ganó el tiempo que
necesitaba para organizar un poderoso ejército. ¿Fue un error querer legitimar la insurrección por las urnas? Bismarck,
que acababa de derrotar a los franceses, viendo el poder de los insurrectos
liberó a los prisioneros en su poder para que combatieran a los comunards.
Para la burguesía alemana era más peligroso el contagio revolucionario que la
lucha entre estados. El enemigo de la burguesía alemana no era la
burguesía francesa sino los trabajadores. Esos soldados franceses
liberados, campesinos conservadores envenenados de propaganda, descargaron su
odio sobre París. Los prusianos
ayudaron en la matanza sin mayor problema.
Los comuneros eran también una expresión
del nacimiento de la clase obrera
(que aún no tenía los contornos que alcanzaría en el siglo XX) y del
empobrecimiento de los artesanos
tradicionales. En la expresión de Rougerie
recogida por Roberto Cemeamos, la Comuna
era crepúsculo y no aurora. Pero marcaron aspectos que aún a día de hoy
forman parte de las demandas de la democracia ausente en el siglo XXI.
La lista de los logros de
la Comuna, que marcan una senda de
futuro democrático, es espectacular: el
pueblo en armas (todos los ciudadanos debían formar parte de la Guardia
Nacional) que no delega en nadie la defensa de su poder constituyente; el revocatorio de los mandatos, enemigo
principal de la democracia representativa (presente en el artículo 67.2 de la
Constitución Española) y la limitación de los sueldos de los representantes; la memoria y el castigo a los
represores del pueblo (el general Lecomte, que había mandado disparar contra la
gente que impedía que se llevaran los cañones en Montmartre, fue fusilado junto a otros criminales en Montmartre); la importancia de la intendencia
cotidiana durante y después de la revolución (vivienda -con confiscación de inmuebles y condonación de deudas por
alquileres-, asilos, hospitales, comedores populares, mercados y abastos,
mataderos, cooperativas de consumo, hornos de pan económicos, elección por sufragio universal
-masculino- de todos los funcionarios; el federalismo y la municipalidad como
gestión descentralizada; lucha contra la
corrupción y la especulación; establecimiento de bases de igualdad en la aplicación de la justicia; iguales derechos a los extranjeros; autogestión
de los trabajadores y dignidad del trabajo; reducción decidida de las desigualdades
de género; recaudación eficaz y progresiva de impuestos; apuesta decidida por
la educación, la cultura y el acceso
popular a las mismas (se inventaron las noches blancas y se abrieron las
escuelas); separación de iglesia y
estado y expropiación de los bienes eclesiásticos. Y recuperación de la memoria histórica.
Los masacraron. Quizá 20.000 muertos. De una fila de
communards detenidos, un general a caballo mandó sacar a los que tuvieran el
pelo gris. Los fusiló allí mismo.
Dijo que eran, por edad, los que recordaban los levantamientos de 1848. El antiguo régimen parece que suele tener
siempre más memoria que nosotros.
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