Siendo así, la universalización del recalcitrante ideario burgués de la llamada “modernidad dura” y, ahora, en la época de la globalización neoliberal, “modernidad fluida” o “líquida”, no ha podido destruir y diluir a la “otredad” cultural que ha resistido, en múltiples variantes, el desarraigo, la desestructuración, la desidentidad y la homogenización, durante siglos de opresión, explotación y humillante marginación, hasta alzarse hoy, en las coordenadas de la globalización cultural, con voluntad, ideas y voz propia, en busca de espacios propios de intelección, participación y representación;
La cumbre del Abya Yala: la “otredad” en despliegue
Escribe: Luis F. Vilcatoma Salas Opinión - 01 jun 2009
Durante estos cinco días últimos, Puno y el Perú se han puesto en el foco de atención del mundo por la realización aquí de la IV Cumbre Continental del Abya Yala, nombre genérico con el que se conocían las tierras de América antes de que los barbados españoles pusieran aquí sus pies y sus ambiciones.
Escribe: Luis F. Vilcatoma Salas Opinión - 01 jun 2009
Durante estos cinco días últimos, Puno y el Perú se han puesto en el foco de atención del mundo por la realización aquí de la IV Cumbre Continental del Abya Yala, nombre genérico con el que se conocían las tierras de América antes de que los barbados españoles pusieran aquí sus pies y sus ambiciones.
Años previos a la Cumbre en Puno, se han realizado la de México en el año 2000, la de Ecuador en el 2004 y la de Guatemala en el 2007, convocando a cientos y miles de seres humanos provenientes de diferentes países, etnias y nacionalidades, como en el caso de esta IV Cumbre donde encontramos, reunidas en las instalaciones de la Universidad Nacional del Altiplano, emblemática a partir de este momento, a cientos de personas originarias de Canadá, EEUU, México, Guatemala, Bolivia, Brasil, Chile y, por supuesto, el Perú, así como invitados de otros lugares del mundo, haciendo gala con orgullo y simpatía de su propia vestimenta y lengua y, sobre todo, de su inmarcesible cultura que la globalización neoliberal y el capitalismo mediático no han conseguido destruir.
Esta Cumbre, seguramente como las anteriores cumbres, ha supuesto eventos previos en diferentes provincias de Puno, en coordinación con diferentes instancias involucradas en la realización del evento, donde se hallan el Comité organizador, la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, la Coordinadora Nacional de Comunidades Afectadas por la Minería, el Consejo Comunitario de Quechuas y Aymaras, además de tenientes gobernadores y de ronderos, denotando la significativa convergencia, interés y compromiso de organizaciones de la sociedad civil.
Quienes gobiernan oficialmente el país, desde sus más empinadas esferas hasta sus más pedestres comisionados, en cambio, no han dicho nada o han dicho poco ante este acontecimiento, en una explicable reacción visceral ante todo aquello que lesiona sus grandes intereses que, al final de cuentas, son los grandes intereses económicos de los poderes fácticos que ven en la autonomía de los pueblos y la defensa de sus recursos culturales y naturales, un peligro a la lógica de acumulación irracional impuesta por siglos de colonización y neocolonización salvaje. Además, ¿qué se le puede pedir y reclamar a la derecha política y económica en el Perú que nunca, y menos ahora, ha podido hilvanar un discurso propio sobre el país, una lectura orgánica sistemática y creíble con sentido universalista y hegemónico?. ¿Qué se le puede exigir a los romeros de la economía y otros grandes mercantilistas de las finanzas en el país, que han cebado sus faltriqueras con la ayuda de un estado patrimonialista puesto de espaldas a las grandes mayorías sociales?; y ¿qué se les puede exigir a los redivivos Fujimori, Toledo, Flores y García esterilizados de toda chispa, siquiera, de nacionalismo y peruanidad; de patriotismo y amor por lo nuestro?. Nada, absolutamente nada, que no sea con los gritos encendidos en las calles, plazas y carreteras, y la voz tronante de la multitud enardecida, como el único lenguaje que, según parece, la derecha política acuartelada en el desprestigiado Congreso y el Ejecutivo, está acostumbrada a sintonizar y obedecer.
La globalización, como la manifestación más reciente del sistema-mundo capitalista trae aparejadas múltiples contradicciones y antinomias imposibles de ser resueltas por los potentados del capital y sus acólitos cerebros privilegiados de las universidades del “primer mundo”, porque ello es parte de su naturaleza y, consiguientemente, de la racionalidad con la que sobrevive y se reproduce el capitalismo. Siendo así, la universalización del recalcitrante ideario burgués de la llamada “modernidad dura” y, ahora, en la época de la globalización neoliberal, “modernidad fluida” o “líquida”, no ha podido destruir y diluir a la “otredad” cultural que ha resistido, en múltiples variantes, el desarraigo, la desestructuración, la desidentidad y la homogenización, durante siglos de opresión, explotación y humillante marginación, hasta alzarse hoy, en las coordenadas de la globalización cultural, con voluntad, ideas y voz propia, en busca de espacios propios de intelección, participación y representación; sin clausurarse ni maniatarse tontamente en un fundamentalismo cultural y político maximalista y esencialista irreal y de perspectiva histórica cero, en un mundo cada vez más plural e intercultural.
Esta realidad contradictoria y compleja del sistema capitalista, en consecuencia, ata y combina en acerados nudos lo clasista, estamental e identitario, respondiendo a la multiplicidad de sujetos culturales y políticos que aparecen y reaparecen en la escena política, y a la variedad de problemas transversales que afectan a los países del “tercer mundo” y a sus clases sociales y poblaciones no privilegiadas; dando una nota de explicación ello, por ejemplo, a la participación, en la Cumbre, de personas, personalidades y movimientos vinculados, también, con la izquierda política del país y el continente. Para la derecha mediática simplona, mezquina y alucinante, por el contrario, el acercamiento de lo clasista con lo estamental e identitario, no pasa de ser un desliz oportunista; no entendiendo, ni por los forros, por ejemplo, el apoyo de la CGTP y la clase trabajadora nacional a las reclamaciones de las etnias selváticas, igualmente presentes en la Cumbre, por el respeto a sus tierras comunales, a la diversidad natural y al medio ambiente y el rechazo al modelo neoliberal.
La Cuarta Cumbre del Abya Yala deja en nosotros importantes lecciones, inspiraciones y motivaciones y, también, la reflexión dura de que “hermanos, hay mucho que hacer”.
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