miércoles, 31 de octubre de 2018

ALTERNATIVAS REALES FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO.

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CAOS CLIMÁTICO, CAPITALISMO Y GEOINGENIERÍA.
Se acaba de hacer público un nuevo informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, referencia científica de Naciones Unidas en el tema) que alerta sobre la necesidad urgente de cambios y reducciones drásticas de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para detener el calentamiento global y que no sobrepase 1.5 o C respecto a niveles preindustriales. El informe es una advertencia importante e insoslayable en cuanto a la gravedad del cambio climático y las reducciones que son necesarias. Ya con el aumento de 1 o C sufrimos extremos climáticos devastadores en muchas regiones del mundo. Cada décima de grado implica nuevos riesgos, amenazando de extinción ecosistemas enteros.

El IPCC señala claramente las causas del cambio climático a nivel global: la emisión de GEI debido principalmente a que la energía, la industria y la agricultura industrial se basan en combustibles fósiles: petróleo, gas y carbón. Sin embargo, el informe falla en las propuestas sobre los caminos a tomar, ya que no cuestiona el statu quo económico ni la inequidad global sobre quiénes han provocado y deben hacer inmediatamente una fuerte reducción de emisiones. Por evitar cuestionar los temas de fondo, incluye en sus propuestas tecnologías de alto riesgo, como las de geoingeniería, que no son ninguna solución e incluso podrían empeorar el desequilibrio climático.

Se evidencia así la relación entre la geoingeniería y la preservación del capitalismo: para poder seguir con el modelo de “desarrollo” y producción industrial que ha provocado el desastre climático, se plantea usar tecnologías de alto riesgo para que algunos puedan sobrevivir conservando sus privilegios, aunque implique toda una serie de nuevas amenazas ambientales y sociales para millones de otras personas. Por ello y coincidiendo con el informe del IPCC, 110 organizaciones internacionales y nacionales y 6 premios nobel alternativos, publicaron un Manifiesto contra la geoingeniería , en el que grandes redes como Amigos de la Tierra Internacional, La Vía Campesina, la Red Indígena Ambiental, la Alianza de Justicia Climática, la Marcha Mundial de Mujeres, exigen un alto a la geoingeniería y a los experimentos propuestos, varios de ellos sobre territorios indígena, tanto por los impactos en la biodiversidad, las comunidades y pueblos, como por la desviación que significa de la atención hacia soluciones verdaderas. (https://tinyurl.com/yakb6ghb)

Pese a que hay tecnologías de geoingeniería contempladas en tres de los cuatro escenarios planteados por el IPCC, el Panel también reconoce en su primer escenario que es posible limitar la temperatura sin usar esas tecnologías, que existen otras vías, como proteger y restaurar ecosistemas naturales y realizar cambios en la agricultura y otros sectores, que evitan emisiones y pueden absorber y retener los gases de efecto invernadero. En ese escenario ­­–el único justo– el IPCC plantea la necesidad de reducir las emisiones de CO2 en 45% hasta 2030. Esta cifra parece alta, pero hay que recordar que solamente 10 países, con Estados Unidos a la cabeza, son los responsables históricos de dos tercios de los gases emitidos, y que actualmente, diez países son responsables de más del 70 por ciento de las emisiones, entre los cuales se mantienen Estados Unidos y la Unión Europea. Esos diez países emiten dos veces más GEI que la totalidad de otros 175 países……. Silvia Ribeiro Investigadora del Grupo ETC

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ALTERNATIVAS REALES FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO.
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Silvia Ribeiro.

ALAI. América latina en Movimiento.

Miércoles 31 de octubre del 2018.


Existen alternativas reales, justas y saludables para frenar el cambio climático y estudios científicos recientes lo demuestran, contrariamente a los que proponen opciones especulativas, teóricas y altamente riesgosas como la geoingeniería climática.

El informe Missing Pathways to 1.5 (Caminos que faltan para 1.5 grados), muestra que garantizar los derechos indígenas y campesinos, restaurar bosques naturales y la transición hacia áreas de cultivo agroecológico, junto con un cambio hacia dietas con menos carne, puede reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2050. Estiman un potencial de reducción de cerca de 23 gigatoneladas anuales de dióxido de carbono o equivalente, lo cual elimina la supuesta necesidad de usar técnicas de geoingeniería. Son además cambios positivos para la biodiversidad, las comunidades indígenas y campesinas, y para la salud de todas y todos. (https://tinyurl.com/y8l4wgfr)

Se basa en una amplia y detallada revisión de documentos científicos recientes y fue publicado en octubre 2018 por una coalición de 38 organizaciones que trabajan por la justicia ambiental y social, el derecho a la tierra y a la alimentación y por la agroecología y la conservación de bosques. Las autoras principales son Kate Dooley y Doreen Stabinsky, con la revisión y colaboración de la alianza CLARA (Climate Land, Ambition and Rights Alliance).

El estudio sale al mismo tiempo que el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) publica un nuevo informe sobre cómo limitar el calentamiento global a 1. 5 º C con respecto a niveles preindustriales, un límite que plantean crucial para evitar un cambio climático catastrófico. En tres escenarios, el IPCC considera el uso de técnicas de geoingeniería para remover dióxido de carbono de la atmósfera, pero en otro plantea que con medidas basadas en las funciones de los ecosistemas –algunas como las que plantea el estudio de CLARA- sería posible también alcanzar esa meta. (Ver más en "Caos Climático, capitalismo y geoingeniería")  

Más de la mitad de las reducciones de gases de efecto invernadero planteadas en el estudio de CLARA vendría de la restauración y protección de bosques naturales y turberas (un tipo de humedal que retiene altas cantidades de carbono y nitrógeno orgánicos). El resto se puede lograr con cambios en la agropecuaria industrial –que es el mayor factor de deforestación y destrucción de humedales–, con la recuperación de suelos y agro-ecosistemas, a través de disminuir el uso de fertilizantes sintéticos, apoyar sistemas agroecológicos y locales, y de parte de los consumidores, cambiar la dieta.

El informe afirma que los

“derechos comunitarios sobre la tierra y bosques, son la acción climática más efectiva, eficiente y equitativa que los gobiernos pueden ejercer para reducir su huella de carbono y proteger los bosques del mundo”. Enfatiza la necesidad de afirmar los derechos a tierra y al territorio de las comunidades y pueblos indígenas para lograr los objetivos planteados. Todos los bosques del mundo están habitados por comunidades indígenas, que son las principales cuidadoras de los bosques. A nivel global, la mitad de esos territorios tienen reclamos de tenencia por parte de comunidades, pero solamente el 20 por ciento tiene reconocimiento legal.

Cuestiona también el uso del concepto de “emisiones negativas”, un término absurdo que no existe en ningún idioma. Fue inventado para justificar mantener la emisión de gases de efecto invernadero, que se contrarrestarían, supuestamente, con medidas tecnológicas para remover el carbono de la atmósfera (geoingeniería). Una opción de alto riesgo que carga el problema a las generaciones futuras, colocándolas en dependencia con los dueños de las tecnologías.

En contraposición, este informe plantea formas de evitar las emisiones antes de que se generen, y remover el excedente de carbono ya acumulado en la atmósfera a través de expandir los bosques naturales con especies nativas y aumentar la agro-forestería comunitaria, entre otras medidas.

Con respecto al sistema agroalimentario, que es el factor de mayores emisiones de GEI, plantea reducir los desperdicios (que la FAO estima hasta en 40 por ciento de lo cosechado), disminuir los transportes de alimentos, aumentar la producción y consumo local, disminuir el uso de fertilizantes sintéticos y agroquímicos; reducir y mejorar la ganadería, terminando con la cría confinada de vacas, cerdos y aves, y basarla en alimentación de pradera. Complementariamente, ven como esencial reducir el consumo de carne, que es muy desigual en el mundo por lo que se dirigen especialmente a los que más consumen. La gran mayoría de la producción industrial y consumo de carnes se concentra en sólo 6 países.

Señalan también el error de enfocarse solamente en limitar la temperatura, planteando la crisis climática como fenómeno aislado. Necesitamos respuestas holísticas a las crisis ambientales, sociales, de salud y otras. Solamente los enfoques múltiples y sinérgicos aportarán las verdaderas soluciones, tal como demuestra este estudio.

- Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC.

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martes, 30 de octubre de 2018

AMÉRICA LATINA. EL POPULISMO. EL PROB LEMA SON LOS LÍDERES.

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EL POPULISMO DE IZQUIERDA ES UNA IDEOLOGÍA POLÍTICA que combina política de izquierda con retórica populistas. En este contexto, el populismo no es equiparable a demagogia, sino en el sentido académico de apoyo a los derechos y el poder de las personas en su lucha contra una élite privilegiada. La retórica de populismo de izquierda a menudo consta de sentimientos anti elitistas, oposición al sistema y hablar para la "gente". Los temas importantes para la izquierda populista normalmente incluyen anticapitalismojusticiasocialpacifismo y antiglobalización, mientras que la Ideología de la clase social  o la Teoría Socialista no es tan importante como para los partidos de la izquierda tradicional. La crítica al capitalismo y a la globalización estás ligadas al antiamericanismo a raíz de acciones de guerra de Estados Unidos impopulares, especialmente las de Oriente Próximo. Se ha considerado que la izquierda populista no excluye a los demás y confía en los ideales igualitarios. Algunos estudiosos señalan también a movimientos populistas de izquierda nacionalista, una característica exhibida por el kemalismo en Turquía por ejemplo. Para el apoyo de los partidos populistas de izquierda  a los derechos de las minorías entre otros, se ha usado el término "populismo inclusivo". Con el ascenso  del griego Syriza y el español Podemos durante la crisis de deuda europea, ha habido un creciente debate sobre el nuevo  populismo de Izquierda en Europa.

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Estamos en la plena obligación Política de establecer hoy - una clara diferencia Ideológica y Política- entre los Líderes Latinoamericanos de los primeros quince años del Nuevo Milenio, con la finalidad hoy de tener el argumento necesario  de la RESPONSABILIDAD POLÍTICA entre los Líderes POPULISTAS DE IZQUIERDA y los Líderes de IZQUIERDA REVOLUCIONARIA. Que hicieron política, social y en lo económico en sus países, con  el objetivo estratégico de deslindar responsabilidades en  la Historia Política de Nuestra América y asumir plena y objetivamente  compromisos políticos frente al ascenso de FASCISMO, VÍA la Asfixiada Democracia Electoral, Liberal, Representativa.
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AMÉRICA LATINA. EL POPULISMO. 
EL PROBLEMA SON LOS LÍDERES.
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Juan J.Paz y Miño Cépeda.

ALAI. América latina en Movimiento.

Martes 30 de octubre del 2018.


La sociología histórica trató como populistas a varios procesos políticos sucedidos en América Latina: Getulio Vargas (1930-1945; 1951-1954) en Brasil, Lázaro Cárdenas (1934-1940) en México, Juan Domingo Perón (1946-1955; 1973-1974) en Argentina; además se incluyó a otros partidos y caudillos como el APRA fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre (1930) en Perú, y también a la Revolución Nacional de Bolivia (1952). En Ecuador habría que incluir a Concentración de Fuerzas Populares (CFP) fundado (1949) por el “capitán del pueblo” Carlos Guevara Moreno y a José María Velasco Ibarra, aunque en forma relativa, pues sus dos últimos gobiernos, a partir de 1960, no encajan en los populismos clásicos. He sostenido que también habría que incluir a los gobiernos de la Revolución Juliana (1925-1931).

El populismo clásico se caracterizó no solo por los liderazgos personales y la movilización de masas, sino porque esencialmente marcó el momento decisivo de la ruptura y superación del régimen oligárquico, frente al cual el desarrollo del capitalismo ya era un paso de avance y progreso, que es lo que no comprendieron los marxistas tradicionales, que atacaban a los populistas como simples expresiones de la modernización capitalista y del fortalecimiento de las burguesías.

Pero el término “populismo” fue adquiriendo distintos significados que igualmente se referían a diversas circunstancias, como puede advertirse en el capítulo que sobre el tema ofrece el libro Teoría, acción social y desarrollo en América Latina (1976), de Aldo Solari, Rolando Franco y Joel Jutkowitz una de las más serias síntesis sobre la ciencia social latinoamericana hasta la década de los setenta.

Hoy se califica como “populista” a cualquier expresión política que utilice el discurso con apelación a lo popular; pero el populismo actual no es más que una simple forma de hacer la política mediante acciones de reclutamiento, movilización, clientelismo o simple discurso. El término ha sido vaciado del contenido científico originario. Solo expresa fórmulas de captación social, al servicio de cualquier tendencia, desde la izquierda hasta la derecha.

Sin embargo, una obra como la de Axel Kaiser y Gloria Álvarez (El engaño populista, 2016) solo concibe la “ruina” de los países latinoamericanos como fruto del “populismo” de izquierda, que lo contraponen al proyecto de la “libertad” encarnado en la economía neoliberal, sin ver el desastre social que este tipo de “modelo” ha provocado en todos los países donde se ha implantado y éste sí en forma contraria a lo que ha ocurrido en los países de los “populismos” izquierdistas, en los que el Estado ha garantizado modernización y servicios a los ciudadanos, contra la hegemonía del capital.

Francis Fukuyama, el afamado politólogo que previó el “fin de la historia” en la era de la globalización, en su reciente libro Identity: The Demand for Dignity and the Politics of Resentment (2018), realiza un análisis especialmente significativo para el tiempo actual. Ha sostenido que no habría escrito este libro si Donald Trump no triunfaba. Y señala que el populismo ha sido útil en el pasado, aunque el problema son los líderes, pues Trump representa a los “oportunistas” que toman ventaja del descontento y de los miedos de muchos ciudadanos.

En pasadas entrevistas, Fukuyama subrayó que el auge del populismo “es sólo un aspecto en la evolución de la democracia moderna. Pero no cuestiona nada seriamente”; y, además, ubicó al presidente Andrew Jackson (1829-1837) como un ejemplo del “peor” populismo, pues durante su mandato (y mucho tiempo después) los EEUU tuvieron administraciones deficientes y corruptas. Pero en su libro cita como populismo “constructivo” al de Franklin Delano Roosevelt (1933-1945) y su política de New Deal. Un tipo de populismo “útil” en Ecuador sería el de la Revolución Juliana, cuyos gobiernos ejecutaron un programa social parecido al de Roosevelt.

En la línea argumental de Fukuyama, el ciclo de los gobiernos progresistas de América Latina bien podría tenerse como el de los populistas constructivos y útiles; en cambio serían los peores, los populismos neoliberales impulsados en la región en las décadas finales del siglo XX. El triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil igualmente puede tenerse como el inicio del populismo nefasto para ese país y para América Latina. Y el “populismo cuántico” del Ecuador como otra experiencia de lo peor que le toca vivir al presente.

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Ecuador, lunes 29 de octubre de 2018 

- Juan J. Paz y Miño Cepeda, historiador ecuatoriano, es coordinador del Taller de Historia Económica. Blog Historia y Presente.

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