lunes, 30 de noviembre de 2020

MILLONES DE NUEVOS POBRES ESTÁN EN CAMINO ¿A QUIÉN LE IMPORTA?

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LISTA DE FORBES 2019: CONOCE A LO 10 MULTIMILLONARIOS MAS RICOS DEL MUNDO- (Bienvenido el Covid-19, para los ricos del mundo, en tiempos de Cuarentena han aumentado en forma gigantesca su fortuna (Amazon más del 30% del total)

Este 2019, 2.153 millonarios en el mundo tienen, al menos, 1.000 millones de dólares en su haber… Son los llamados billonarios (al modo anglosajón), aquellos dignos de aparecer en la Lista Forbes 2019 de los más ricos del mundo. En el caso de España, los más ricos son en 2019 un 1% más ricos de lo que eran en 2018. En cuanto a las mujeres, nos fijamos en las que no tienen marido: estas son las siete jóvenes solteras más ricas del mundo. Y si nos fijamos en sus hijos, estos son los herederos de los más ricos del mundo. La Pandemia del Covid 19 los ha hecho más ricos de lo que eran a finales del 2019. En varios de ellos – en especial a los de la era Tecnológica-digital (Cuarta y Quinta Revolución Industrial) igualmente hizo crecer sus fortunas de las Empresas Negociadoras de la VACUNA contra el Covid 19 acumulando una fortuna por adelantado de 13 billones de dólares.

De hecho, es el único requisito para aparecer en la Lista Forbes. El indicador más popular del mundo para localizar a los más ricos del planeta.

Huidizos e impredecibles, la mayoría (intentan) gestionar su fortuna con la mayor de las discreciones… Algo que no pueden hacer los más populares de la Lista Forbes 2019: si estás en el top ten, es difícil que se escape algún detalle de tu vida, ya sea pública… O privada. Y si no que le pregunten a Jeff Bezos.

Un Jeff Bezos que, con o sin divorcio, sigue el 1º (y ya van dos) en la Lista Forbes de los más ricos del mundo. Bezos hizo historia en 2018 convirtiéndose en la primera persona en sobrepasar la barrera de los 100.000 millones de dólares.

Actualmente, la supera con holgura: 131.000 millones es su patrimonio según la Lista Forbes 2019.

Eso sí, una fortuna compartida con su familia… Ante el inminente divorcio de Jeff Bezos y su mujer Mackenzie, Forbes ha decidido añadir «y familia» detrás del nombre de Jeff Bezos.

1. Jeff Bezos… Y familia (=). 54 años. Patrimonio en 2019: 131.000 millones de dólares. Compañía Amazon, Nacionalidad Estadounidense. Puesto en 2018: 1º.

2. Bill Gates (=). 63 años. Patrimonio en 2019: 96.500 millones de dólares (). Compañía: Microsoft.  Nacionalidad:  estadounidense. Puesto en 2018: 2º.

3. Warren Buffett (=). 88 años. Patrimonio en 2019: 82.500 millones de dólares (). Compañía: Berkshire Hathaway. Nacionalidad: estadounidense. Puesto en 2018: 3º.

4. Bernard Arnault (y familia). 69 años. Patrimonio en 2019: 76.000 millones de dólares (). Compañía: LVMH. Nacionalidad: francés. Puesto en 2018: 4º.

5. Carlos Slim (y familia) (). 78 años. Patrimonio en 2019: 64.000 millones de dólares (). Compañía: América Móvil. Nacionalidad: mexicano. Puesto en 2018: 7º.

6. Amancio Ortega (=). 82 años. Patrimonio en 2019: 62.700 millones de dólares (). Compañía: InditexNacionalidad: español. Puesto en 2018: 6º.

7. Larry Ellison (). 73 años. Patrimonio en 2019: 62.500 millones de dólares (). Compañía: Oracle. Nacionalidad: estadounidense Puesto en 2018: 10º.

8. Mark Zuckerberg (). 33 años. Patrimonio en 2019: 62.300 millones de dólares (). Compañía: Facebook. Nacionalidad: estadounidense. Puesto en 2018: 5º.

9. Michael Bloomberg (). 77 años. Patrimonio en 2019: 55.500 millones de dólares (). Compañía: Bloomberg Nacionalidad: estadounidense. Puesto en 2018: 11º.

10. Larry Page (). 45 años. Patrimonio en 2019: 50.800 millones de dólares (). Compañía: GoogleNacionalidad: estadounidense. Puesto en 2018: 12º.

Para todos ellos ha sido Bienvenido la Crisis Sanitaria Mundial, del Covid 19 han aumentado, en forma vertiginosa sus fortunas, gigantesca es la concentración de la riqueza, en especial en los 8 meses de Cuarentena Global. El modelo mundial neoliberal se hunde, está destruido, pero sigue haciendo más millonarios a los más ricos del planeta. La DESIGUALDAD Económico-Social se ha convertido más brutal, salvaje e inhumana.

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MILLONES DE NUEVOS POBRES ESTÁN EN CAMINO ¿A QUIÉN LE IMPORTA?

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Por Roberto Savio| 30/11/2020 |Economía.

 

Rebelión lunes 30 de noviembre del 2020.

 

La pobreza estructural es una jaula que no deja salir a los que están dentro de ella.

La reciente reunión del G20, prevista para celebrarse en Riad pero celebrada de forma virtual debido a la pandemia de coronavirus, ha sido un ejemplo elocuente de cómo el mundo va a la deriva, en medio de una crisis de liderazgo. Fue, en cierta medida, una vidriera. Todo el mundo tuvo que aceptar la imagen del anfitrión de la reunión, el enfermo Rey Salman de Arabia Saudita, acompañado en las pantallas de la televisión por su aparente heredero, el Príncipe Mohamed bin Salman, que es, obviamente, el autor intelectual del brutal asesinato, desmembramiento y desaparición del cuerpo del periodista disidente saudita Jamal Khashoggi.

Mohamed bin Salman se salió con la suya, también gracias al apoyo de Donald Trump, quien, durante su intervención en el video, afirmó, entre otras perlas, que nadie en la historia de los EE. UU. había hecho tanto como él por el medio ambiente (como cuando dijo que nadie desde Abraham Lincoln había hecho tanto como él por los negros estadounidenses). Después de eso, Trump se fue rápidamente a su campo de golf e ignoró el debate.

La razón de ser, la realpolitik, las restricciones diplomáticas siempre han sido parte de la historia. El hecho de que el G20 fuera virtual puede ocultar, en parte, la realidad: los políticos ahora aceptan las declaraciones más absurdas sin pestañear porque todo se ha vuelto aceptable y legítimo. En Arabia Saudita, el Príncipe bin Salman es muy popular y, en los Estados Unidos, aquellos que viven en el mundo paralelo de Trumpland le siguen a ciegas.

Biden va a tener una vida muy difícil. Al menos un tercio de los estadounidenses creen que un fraude masivo ha privado a su ídolo de la presidencia. Ídolo que tiene una Corte Suprema formada por sus nominados. Y, a menos que los demócratas ganen los dos escaños para el Senado en Georgia el 5 de enero, este permanecerá en manos de Mitch McConnell, quien bloqueará cada proyecto de Biden que requiera la aprobación del Senado. Añádase a esto una campaña electoral permanente de Trump durante los próximos cuatro años, probablemente con su propio canal de televisión, y es difícil predecir que la vicepresidenta de Biden, una mujer y además negra, pueda repetir su hazaña en 2024.

Me disculpo por la distracción. El verdadero objetivo de este artículo es mostrar la asombrosa falta de responsabilidad de los líderes que se reunieron virtualmente y que, además de hacer declaraciones totalmente rituales sobre la pandemia y el cambio climático, cuando se enfrentaron al tema del impacto de la COVID-19 en los pobres del mundo, simplemente decidieron extender por un año la moratoria de los intereses de la deuda externa de los países más pobres. Se trata de una deuda que, en muchos casos, ha sido ampliamente saldada con el pago de los intereses acumulados.

Ahora bien, es ciertamente difícil de creer que los dirigentes de Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, el Reino Unido, India, China y Canadá, así como el presidente del Consejo Europeo y el presidente de la Unión Europea —dejando de lado a los Estados Unidos— ignoren los datos impactantes sobre el aumento de la pobreza proporcionados por todas las organizaciones internacionales. La creación del G7 y del G20 ha sido el intento más visible de las grandes potencias para desplazar los debates y decisiones sustanciales de las Naciones Unidas. No fue ciertamente por falta de información que ignoraron el llamamiento del Secretario General de la ONU, António Guterres, cuando imploró acción durante una intervención contra el drama que viven hoy los pobres del mundo, que está anulando todos los progresos realizados en las dos últimas décadas.

Los datos que el G_20 ignoró del todo conducen a dos conclusiones: el impacto del virus de la COVID-19 es más fuerte de lo que se esperaba y provocará un desequilibrio social mundial que tendrá consecuencias duraderas en varios millones de personas, de hecho, en unos 300 millones de personas.

 

 

Esto se suma a una situación ya de por sí terrible. Según el Banco Mundial, 720 millones de personas vivirán en la extrema pobreza (menos de 1.90 dólares al día). De ellas, 114 millones son el resultado directo de la COVID-19; es decir, el 9.4% de la población mundial. Según el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, más de 265 millones ya están muriendo de hambre y morirán muchos más. Y, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, 200 millones de personas perderán su empleo.

No olvidemos que la mitad de la población mundial, 3,200 millones de personas, vive con menos de 5.50 dólares al día. Estos millones se encuentran tanto en el sur global como en los países ricos, entre aquellos que se acercan a las condiciones de los países pobres. La magnitud de esta situación es mucho mayor de lo que normalmente pensamos. En los Estados Unidos, según la Oficina del Censo, el 11.1% de la población (49 millones de personas) puede clasificarse como pobre, pero la COVID-19 probablemente añadirá otros 8 millones de personas. Una alarmante cifra de 16.1 millones de niños vive en precariedad alimentaria, mientras que más de 47 millones de ciudadanos dependen de los bancos de alimentos. El Centro Nacional de Familias sin Hogar estima que, en 2013, 2.5 millones de niños estadounidenses experimentaron alguna forma de carencia de vivienda. Por último, la revista estadounidense Health Affairs (Asuntos de salud) afirma que, en 2016, los Estados Unidos tenía la mayor tasa de mortalidad infantil de los 20 países pertenecientes a la OCDE, mientras que, según la Oficina del Censo de los EE. UU, la esperanza de vida se ha reducido en tres años.

En Europa, gracias a una cultura del bienestar (ausente en los EE. UU.), las cosas van algo mejor. Eurostat estima que, en 2017, 11.8 millones de personas vivían en un hogar «en riesgo de pobreza o exclusión social», mientras que Save the Children considera que el 28% de quienes tienes menos de 18 años están en riesgo de pobreza y exclusión social. No tenemos estimaciones del impacto de la COVID-19 en Europa, pero la Unión Europea calcula que la pobreza puede aumentar en un 47% si la pandemia dura hasta el próximo verano. Este acercamiento excluye el impacto de la tercera ola prevista para el invierno de 2021. Cáritas Italia considera que a finales de año habrá al menos un millón más de niños pobres.

Los líderes del G20 no pueden ignorar la alerta emitida por UNCTAD en abril: necesitamos encontrar al menos 2,3 mil millones de dólares para atenuar la crisis social que se avecina. No pueden ignorar que la OIT ha declarado que, en los países más pobres del mundo, como Haití, Etiopía o Malawi, el ingreso promedio de los trabajadores informales ha caído en un 82%. No pueden ignorar las consecuencias políticas de esta crisis social y cómo la COVID-19 está frenando la economía mundial. Pero los pobres, por muchas razones, no son una prioridad en las decisiones políticas. Basta con señalar que en el brillante y sin precedentes Plan de Recuperación de la UE para Europa no hay disposiciones especiales para los pobres. Son parte de la población general, y de aquellos que han sufrido a causa de la COVID-19: personas que trabajan en el sector turístico, en restaurantes, bares, tiendas, etc. Sin embargo, tenemos todos los datos para saber que sufren problemas específicos, problemas diferentes a los de aquellos que han perdido su trabajo. La pobreza estructural es una jaula que no deja salir a los que están dentro de ella. No tenemos espacio aquí para analizar por qué la pobreza necesita una acción específica. Hay muchos estudios sobre el tema, sobre las relaciones entre pobreza y educación, pobreza y democracia, pobreza y movimientos sociales, y la lista continúa.

 

 

Lo que queremos enfatizar es que habría múltiples soluciones si solo hubiera voluntad política. Por ejemplo, Oxfam estima que bastaría con un aumento del 0.5% en diez años de los impuestos pagados por el 1% de los más ricos (un aumento insignificante) para crear 117 millones de puestos de trabajo en sectores estratégicos como la salud, la educación y la asistencia a los ancianos. Repatriar el 10% de los capitales escondidos en los paraísos fiscales obtendría el mismo resultado. Pero hemos seguido el mantra de Ronald Reagan de que los pobres traen la pobreza y los ricos la riqueza, por lo que debería dejarse a los ricos crear la riqueza. Esto puede parecer una broma, pero la OCDE indica que el promedio de impuestos a las empresas cayó del 28% en 2000 al 20.6% en 2020. Esto ocurrió a pesar del aumento de la riqueza de las grandes empresas, que ha ido acompañado de una notable disminución de la clase media, por no hablar de los trabajadores y de la proliferación de empleos precarios e informales. Según el Instituto de Estudios Políticos con sede en Washington, entre el 18 de marzo y el 4 de junio, la riqueza de los estadounidenses más ricos aumentó en un 19.1%. Ahora, los estadounidenses más ricos poseen 3,5 mil millones de dólares. Solo el 10% de eso sería suficiente para rescatar a los 46.2 millones de conciudadanos que piden subsidios por desempleo. Otra solución sería reducir los subsidios a la industria fósil, que el Instituto Internacional de Energías Renovables estima en 3.1 billones de dólares —19 veces superior a los de las renovables—, a pesar de la inminente tragedia climática.

El mismo desequilibrio está ocurriendo con la pandemia. Está claro que hasta que la vacunación sea universal, la COVID-19 está aquí para quedarse; no reconoce fronteras y los problemas globales no pueden tener una colección variada de respuestas locales. Sin embargo, hasta la fecha, las empresas farmacéuticas han recibido 13,1 mil millones de dólares para desarrollar una vacuna: un negocio fantástico, ya que ahora ganarán más dinero en el mercado, pues sus costos ya han sido previamente pagados por los gobiernos. Una polémica central sería si los mercados deberían obtener beneficios de los bienes comunes como el agua, el aire y los seres humanos, pero no tenemos espacio para este debate. Dejando esto a un lado, la situación actual es que, de nuevo según Oxfam, los países ricos tienen el 13.5% de la población mundial, pero han comprado por adelantado el 51% de las dosis que las compañías farmacéuticas producirán en 2021. El 86.5% del mundo tendrá que conformarse con el 49% restante. Se ha establecido un consorcio de empresas públicas y privadas, COVAX, para ocuparse de las partes más frágiles de la población mundial. Participan más de 185 países, pero está muy lejos aún de reunir los fondos necesarios.

¿Cuál es la lección que podemos sacar de este análisis incompleto? Que estamos lejos de tener una clase política capaz de enfrentar los problemas globales. Al contrario, el nacionalismo y la xenofobia están en el camino de regreso. La actitud de los líderes nacionalistas hacia la COVID-19 ha sido similar a la de la amenaza del cambio climático: es una idea de izquierda de los globalistas. Así que llevar una máscara se ha convertido en una declaración política.

Trump perdió la reelección en gran medida debido a su actitud sobre el virus. Solo podemos tener una débil esperanza de que esta lección tenga algún impacto. Cuando se trata de los pobres, los términos justicia social y solidaridad están pasados de moda, pero estamos creando desequilibrios y tensiones que probablemente pagaremos caro. La Revolución Francesa no fue hecha por un partido político, comprado por un Tercer Estado empobrecido, ni por los pobres rebelados contra la nobleza y el clero. Es una lección que el 1% más rico haría bien en no olvidar.

 

Estos son los más ricos del planeta, según Forbes | CNN 

Estos son los más ricos del planeta . Para ellos ha sido y sigue siendo bienvenida la Crisis sanitaria Mundial del Covid 19.

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ROBERTO SAVIO, presidente de Other News, es economista, periodista, experto en comunicación, comentarista político, activista por la justicia social y climática y defensor de una gobernanza global anti neoliberal. Director de relaciones internacionales del Centro Europeo para la Paz y el Desarrollo. Cofundador, en 1964, y actual Presidente Emérito de la agencia de noticias Inter Press Service (IPS), que dirigió durante más de cuatro décadas.

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domingo, 29 de noviembre de 2020

LA GENERACIÓN DEL BICENTENARIO PERUANO.

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“Es la generación del twitter, del whatsap, del facebook, instagram. Al igual que los jóvenes en la plaza El Tahrir en Egipto citándose por internet y derrocando al dictador Hosni Mubarack o a Ben Alí, el sátrapa tunecino que huyó ante el primaverazo árabe; al igual que esa juventud chilena que ha arrinconado al conservadurismo de Piñera obligándolo a ir a un plebiscito y cambiar la constitución o la juventud de las ciudades más prósperas del mundo sea en Hong Kong, Madrid, París, New York, Los Ángeles, se han movilizado sin aparentes liderazgos y han remecido las estructuras de sus sociedades.

“Podrían ser nuestros hijos, jóvenes de 18 a 35 años, los que están en las calles. Son la reserva moral del Perú hacia el bicentenario en plena pandemia, recesión económica, desempleo generalizado.  Con ellos vuelve el elan democratizador de la calle a la política, el que tendrán que calibrar los políticos en el futuro. No se mueven por partidos. No se mueven por consignas. Es un nuevo modo de hacer política. Los partidos están entre ellos, pero ellos mismos avanzan solos. Viven entre movimientos y colectivos o grupos de amigos.

“No tienen líderes visibles, pero les sobra garra, corazón y sentido heroico de la vida. Carecen de manifiestos programáticos, pero son millares y ponen el pecho ante las balas del ancien regime para hacer valer su fresca lucha anticorrupción, por la democracia. Se mantendrán VIGILANTES en las calles con una nueva ética, moral ante cualquier aventurero de la política. Están advertidos los advenedizos de siempre. Ha llegado la esperanza de un nuevo Perú, una nueva patria.

“Es una nueva generación que no se puede analizar con los cánones y moldes de antaño. Pero es una generación porque por ella entendemos a conjuntos de individuos que en su medio social presentan nuevas utopías, nuevos modos de considerar al país, nuevas plataformas, nuevas sensibilidades, nuevos estilos y nuevos personajes. La frescura, novedad y fuerza de su mensaje me permiten hablar de generación. Las edades pueden acercar a los miembros constitutivos de una generación sin ser, necesariamente, su sentido categóricamente distintivo.

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 La “generación del Bicentenario” impulsa el cambio social y político en  Perú - EL FÉNIX

 

LA GENERACIÓN DEL BICENTENARIO PERUANO.

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Eduardo Arroyo Laguna*

       

15 de noviembre de 2020

 

Los hechos políticos acaecidos en el Perú de estos días nos colocan ante nuevos actores en el largo parto de nuestro país que tercamente sigue siendo una promesa y una posibilidad ad-portas del bicentenario.

Todo hacía ver que el golpe de Estado congresal sobre la presidencia de la república tiraba por la borda el ciclo democrático y anticorrupción abierto en el año 2000 por el gobierno provisional de don Valentín Paniagua, que cerraba la década corrupta del gobierno fujimontesinista.

Pero esta corrupción, heredera del patrimonialismo colonial, se ha enraizado en nuestra sociedad y es la expresión de una república que se ha construido y convivido con esta herencia feudal. Por ello es que la alianza en el congreso de la república entre mafias y clanes familiares que han hecho de la educación un negocio (son los “podridos” o corruptos de los que hablaba el historiador Basadre), unidos a grupos políticos radicales que amenazan con pena de muerte a sus opositores ( los “incendiados” de lenguaje maximalista a los que también hacía referencia Basadre), a pesar de que afilian en su interior a varios congresistas con acusaciones penales y su unión con grupos de poder económico, lograron vacar al presidente Vizcarra en casi un linchamiento declarándolo incapaz moralmente, siendo jueces y parte en este juicio irregular. 

105 congresistas, 68 de ellos con juicios de diverso calibre, quebraron todo antejuicio, todo lo legislado y aplicando mal los artículos 113 a 117 de la constitución apelaron a la meliflua acusación de incapacidad moral, vacando a Martín Vizcarra, preso de un sistema presidencial parlamentarizado que deja a los presidentes rehenes de los congresos cuando no se tiene un partido político ni congresistas en mayoría. 

En esa confabulación ingresaron toda suerte de alimañas del parlamento incentivados por promesas y repartijas. Pero no contaban con la reacción del soberano que tomó las calles, no necesariamente en apoyo a Vizcarra sino en apoyo a la democracia amenazada por estas pandillas que le robaban la democracia al Perú, los sueños, las utopías y todo porvenir a nuestra patria.

LA RESTAURACIÓN DEL NEOLIBERALISMO CONSERVADOR

Asombrosamente, el juego populista y mafioso de UPP, APP, AP, FP, FREPAP, a los que se añadió una izquierda despistada e incendiada (el ala radical del Frente Amplio)- que habría dado medidas a favor de los jubilados vaciando el erario nacional, favorecido la apertura de lavaderos de oro en la amazonía mientras los clanes familiares se alistaban a fundar nuevas filiales universitarias en las provincias y licenciar a su TELESUP tumbándose a la Superintendencia Nacional de la Educación Universitaria (SUNEDU)- avanzaba de la mano de la garra fascistoide de una burguesía que sacada de los sarcófagos en que la había colocado  el ciclo democratizador de don Valentín Paniagua,  restauró en pocos días, pese a su discurso engañosamente anticorrupción, al neoliberalismo conservador.

La vieja clase política se ha fascistizado. Dos atávicos, Merino y Flores Aráoz, salidos de las cavernas con un troglodita como Dalesio, nada menos que en la cartera de Educación (¡!) son el mejor ejemplo. Flores Aráoz, sin entender las razones de la amplia movilización popular que pedía la cabeza de su presidente, buscaba desesperadamente un sociólogo que le explicara lo que no entendía. Poco pueden entender aquellos que jamás han amado al Perú viviendo de espaldas a los intereses de los compatriotas y en un mundo de derroche, lujos y comodidades.

La aristocracia arrinconada en nuestro país plebeyo volvía de la mano del premier Antero Flores Aráoz. Con él, se unía al tinglado golpista, lo peor del mundo reaccionario, la Coordinadora Republicana (Rafael Rey Rey, José Barba, Milagros Leyva, Aldito Mariátegui). Sexistas, machistas, racistas a más no poder, se han burlado del pueblo desde el inicio solo que no contaban con la contundencia de la respuesta. 

Sucedió que al menor tufo dictatorial del nuevo gobierno de Merino y su aliado Flores Aráoz, la lucha democrática se trasladó a la calle, la que no reconoció a Merino como presidente. Adujo el artículo 46 de la constitución que reza: “Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador, ni a quienes asumen funciones públicas en violación de la Constitución y de las leyes. La población civil tiene el derecho de insurgencia en defensa del orden constitucional. Son nulos los actos de quienes usurpan funciones públicas”.

Vacado Vizcarra y Merino de presidente, la calle ha reaccionado a lo grande en defensa de la democracia y la patria.

Sin querer queriendo, las mafias han logrado un efecto contrario a sus intereses: han provocado al pueblo soberano que se ha lanzado contra el antipolítico del mundo mafioso. La respuesta ha sido la contrapolítica de millares de jóvenes y mujeres en todo el país realizando marchas que superan a la histórica Marcha de los Cuatro Suyos. Es el clamor juvenil en su mayoría, no solo en Lima sino a lo largo y ancho del Perú, al que se han unido artesanos, ambulantes, obreros, precariado, desocupados, madres de familia, despedidos. Jóvenes y gente pobre luchando por un país diferente. Esa ha sido la épica en lucha en estos días tumbando la dictadura del usurpador Manuel Merino. 

 


 

                                            ES UNA GENERACIÓN DIFERENTE

Rompen los jóvenes todos esos mitos que vendían muchos mayores de edad que desconfiaban de ellos por su supuesta falta de utopías, molicie y pura vida virtual. No le asignaban ningún valor.

Lo clásico era y ha sido decir que la juventud es el futuro de la patria. Nada más falso de parte de esa vejez conservadora que ha dejado siempre a la niñez y a la juventud para las calendas griegas. No ha hecho nada por ellos en doscientos años y siempre los posterga. Por tanto, seguir diciendo que ellos son el futuro tras doscientos años en que no se ha hecho lo elemental para que el Perú desarrolle, es dejarlos siempre para nunca jamás. Puro fariseísmo.

Esta muchachada les ha dicho a los viejos de edad y de espíritu que ellos son la generación presente y que en sus manos reposa toda gran transformación, no así necesariamente en la clase obrera, otrora vanguardia de los cambios, cuya CGTP desapareció del gran teatro del mundo.

Son jóvenes y muchas mujeres la vanguardia arrolladora que le da una gran esperanza al bicentenario en cuya puerta estamos. 

Esta juventud, a diferencia de las politizadas de otras épocas, tal vez carezca de una visión holística, integral de las cosas, de agrupaciones partidarias sólidas, pero ha demostrado una gran autenticidad, un amor a la patria y a la democracia, dignas de encomio. Ha puesto el pecho ante las balas de la policía y sus mártires y desaparecidos se convierten en referentes de su lucha por una patria nueva y diferente. Su escudo ha sido la defensa de los ideales libertarios de la república.

Ya se habían ido anunciando en el último lustro en el Perú. Derrotaron toda una reforma de Estado de promoción del trabajo juvenil (comúnmente conocida como la Ley Pulpín) y han derrumbado repartijas anteriores como la que se ensayaba en torno al CNM y TC hace unos cinco años.

Es heroica, épica cuando las circunstancias lo exigen, pero también es lúdica, plena de divertimento, jovial, coloquial con fe y esperanza en nuestra selección nacional, colocando una barra de 40,000 ciudadanos y ciudadanas en el Mundial de Fútbol de Rusia. No es depresiva, ya no se permite derrotas ni vivir en un mar de lágrimas. Es una generación de éxitos, como la organización triunfal de los últimos Juegos Panamericanos en Lima y el triunfo múltiple de nuestros deportistas.

El psicoanalista Julio Hevia, nos decía que esta nueva peruanidad está marcada por el fútbol, el haber ido al mundial después de varias décadas de frustración, así como el amor a nuestra comida y bebida, señales de una nueva forma de mirar la sociedad peruana en ciernes.

Como dice el IEP , en las encuestas diversas aparece la imagen del peruano trabajador, emprendedor, fuerte y con gran capacidad de trabajo dejando lejano el estereotipo criollo de que los peruanos son ociosos (los haraganes son los criollazos de siempre); el peruano es sumamente creativo e ingenioso, de grandes familias; está orgulloso de haber nacido en el Perú, de sus riquezas naturales; tiene una gran fe y esperanza en superar la pandemia aferrado a su familia y en base a su entrega al trabajo, no decae, no es depresivo, es optimista de que saldrá adelante (Aragón, 2018: 14) .

Ha permitido surgir una especialidad que es la Psicología de la Felicidad con sus libros, maestrías y doctorados, así como la especialidad de Sociología de la Felicidad, la Sociología de la Juventud, la Sociología del Ocio o Tiempo Libre.

Es la generación del twitter, del whatsap, del facebook, instagram. Al igual que los jóvenes en la plaza El Tahrir en Egipto citándose por internet y derrocando al dictador Hosni Mubarack o a Ben Alí, el sátrapa tunecino que huyó ante el primaverazo árabe; al igual que esa juventud chilena que ha arrinconado al conservadurismo de Piñera obligándolo a ir a un plebiscito y cambiar la constitución o la juventud de las ciudades más prósperas del mundo sea en Hong Kong, Madrid, París, New York, Los Ángeles, se han movilizado sin aparentes liderazgos y han remecido las estructuras de sus sociedades.



 

Podrían ser nuestros hijos, jóvenes de 18 a 35 años, los que están en las calles. Son la reserva moral del Perú hacia el bicentenario en plena pandemia, recesión económica, desempleo generalizado.  Con ellos vuelve el elan democratizador de la calle a la política, el que tendrán que calibrar los políticos en el futuro.

No se mueven por partidos. No se mueven por consignas. Es un nuevo modo de hacer política. Los partidos están entre ellos, pero ellos mismos avanzan solos. Viven entre movimientos y colectivos o grupos de amigos.

No tienen líderes visibles, pero les sobra garra, corazón y sentido heroico de la vida. Carecen de manifiestos programáticos, pero son millares y ponen el pecho ante las balas del ancien regime para hacer valer su fresca lucha anticorrupción, por la democracia. Se mantendrán VIGILANTES en las calles con una nueva ética, moral ante cualquier aventurero de la política. Están advertidos los advenedizos de siempre. Ha llegado la esperanza de un nuevo Perú, una nueva patria.

Es una nueva generación que no se puede analizar con los cánones y moldes de antaño. Pero es una generación porque por ella entendemos a conjuntos de individuos que en su medio social presentan nuevas utopías, nuevos modos de considerar al país, nuevas plataformas, nuevas sensibilidades, nuevos estilos y nuevos personajes. La frescura, novedad y fuerza de su mensaje me permiten hablar de generación. Las edades pueden acercar a los miembros constitutivos de una generación sin ser, necesariamente, su sentido categóricamente distintivo.

No la conceptúo en el sentido biológico-temporal dentro de los marcos de Ortega y Gasset que hacía nacer generaciones cada quince o veinte años. La generación es mucho más que algo motorizado por la edad. Ortega, además, habla de "figuras epónimas" mientras que nosotros preferimos hablar de coyunturas o hechos sociales nunca desgajados de su entorno histórico y de su basamento clasista, los que en la concepción de Karl Mannheim determinan lo central de una generación. Por ello, creemos que el advenimiento del Bicentenario los marca, convirtiéndose en sus adelantados, sus primeros guías.

Estamos ante una nueva agrupación de peruanos y peruanas que nos está dando ejemplo de que nada está perdido en el Perú y que de aquí han de salir los nuevos políticos de nuestro país. Hay que darles voz, liderazgo. Ellos son el sano futuro decantando todo sesgo violentista y anarcoide.

Mientras la generación del centenario (Mariátegui, Haya de la Torre, Emilio Romero, Raúl Porras Barrenechea, Luis Eduardo Valcárcel), era potente intelectualmente, la generación del bicentenario es clasemediera o empobrecida cuajada en la bronca callejera, vigilante de la repartija mafiosa. Debe pulir sus manifiestos programáticos, sus pautas organizativas, pero nos acaba de demostrar, como quería José Carlos Mariátegui, que tiene el sentido heroico de la vida. 

Aquellos viejos que decían que todo estaba perdido, entre ellos nuestro maestro Zygmunt Bauman, diciendo con decepción que los jóvenes eran hijos y herederos de esta modernidad líquida, tal vez en su eurocentrismo no entiendan bien el signo de estos tiempos nuevos siempre cambiantes, mucho más con las alteraciones de la “normalidad” que nos ha traído la pandemia. 

Son jóvenes herederos de la inteligencia artificial. Pero son nuestros hijos, que han recibido nuestras enseñanzas. No debemos maldecirlos ni ensañarnos contra ellos.

Los miserables que los acusaban de pertenecer al MOVADEF son fuerzas que no permiten avanzar al Perú ad-portas del bicentenario. Son peruanos indignos que no entienden nada de nada. ¿Para qué queremos a esos padres y madres de la patria, capaces de execrar a lo más sagrado, que es nuestra adolescencia y juventud?

El Perú sigue construyéndose hoy en la lucha entre lo nuevo y lo viejo. Hay que adecentar la política convirtiéndola en el arte de servir a la sociedad y combatir a las mafias que han transformado la política en el arte de servirse de la sociedad para satisfacer apetitos personales.

 

 

Jack Pintado e Inti Sotelo son los mártires de esta nueva generación, que tal vez en estos días aumente de número por la gran cantidad de desaparecidos. Ellos han dejado grabada su huella en las calles de nuestro país y su estela heroica en estos tiempos posmodernos. Nos han dicho que no hay espacio para el pesimismo sino para el optimismo, queridos conciudadanos.

Son la sangre nueva que requiere el Perú del bicentenario en esta hora en que debemos Reperuanizar el Perú.

Esta es la nueva generación del Bicentenario frente a la charca en que amenazan convertirla los podridos de siempre o el infierno de los incendiados mientras los congelados miran el país indiferente desde el balcón de la historia. 

¡¡¡ VIVA EL PERÚ!!!

*Decano Nacional del Colegio de Sociólogos del Perú

 Miembro directivo de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS)

Aragón Jorge, González Natalia, Rojas Rolando, Sánchez Diego, “Las promesas de la vida republicana: doscientos años después”. Lima, FAO; IEP, 2018. Documento de Trabajo, 249. Serie Historia 31, páginas 14 a 22.

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