jueves, 29 de febrero de 2024

MACHU PICCHU, LA MAJESTAD DE PIEDRA QUE DESLUMBRA A LA HUMANIDAD.

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“Santuario histórico de Machu Picchu “Ubicado a 2.430 metros de altura en un paraje de gran belleza, en medio de un bosque tropical de montaña, el santuario de Machu Picchu fue probablemente la realización arquitectónica más asombrosa del Imperio Inca en su apogeo. Sus murallas, terrazas y rampas gigantescas dan la impresión de haber sido esculpidas en las escarpaduras de la roca, como si formaran parte de ésta. El marco natural, situado en la vertiente oriental de los Andes, forma parte de la cuenca superior del Amazonas, que posee una flora y fauna muy variadas”.

“El Santuario Histórico de Machu Picchu se ubica en la provincia de Urubamba, Región Cusco. Comprende un extenso paisaje cultural y natural localizado en diversos ecosistemas, en el que también existen otros sitios arqueológicos conectados por caminos que conducen a la ciudad inca. Machu Picchu es el sitio arqueológico inca más sobresaliente debido a su creativo diseño urbano, la belleza de su arquitectura y el fino trabajo en piedra de sus construcciones. En su planificación se aprovechó notablemente la topografía de la cima de la montaña a la que transformó en una imponente llaqta. Fue edificada en el siglo XV por el Inca Pachacútec, abandonada en los primeros años de colonia española y “redescubierta” en el año 1911. La arquitectura de esta ciudad inca, plasmada en sus 200 recintos, se mimetiza excepcionalmente con el maravilloso entorno natural al que se encuentra estrechamente ligado. (Documento presentado ante el mundo, sobre la Ciudad Inca Machu Picchu, en la Región Cusco).

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MACHU PICCHU, LA MAJESTAD DE PIEDRA QUE DESLUMBRA A LA HUMANIDAD.

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Lima (Prensa Latina) “Madre de piedra, espuma de los cóndores / Alto arrecife de la aurora humana…”, llamó el poeta chileno Pablo Neruda a Machu Picchu, fascinado ante la grandiosa ciudad inca y la energía que parece emanar.

Por Manuel Robles Sosa

Corresponsal jefe en Perú

Prensa Latina. Lima 29 de febrero del 2024.

Los versos forman parte del poema Alturas de Machu Picchu, el cual refleja la gran impresión que le causó a Neruda su visita al monumento mayor, construido piedra sobre piedra y legado a los peruanos por sus ancestros.

Lo que al parecer fue un centro militar y administrativo, construido antes del siglo XV, se ha convertido en el principal destino turístico del país y de América del Sur, y en 1983 resultó declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Además, en 2007 fue ungido como una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo Moderno, oficialmente es considerado Santuario Histórico y lo recorren a diario miles de visitantes de todo el orbe.

 


La Llaqta (tierra, ciudad o población en quechua) de Machu Picchu, como la denomina la gente de la región de Cusco -en cuyo territorio se ubica, en los Andes del sur de Perú-, se yergue en las estribaciones tropicales de la cadena montañosa que es una especie de columna vertebral del país pues recorre su geografía de sur a norte.

El viaje a Machu Picchu desde Lima tiene como primera escala a la ciudad de Cusco, capital regional, en un vuelo de 90 minutos o una travesía en autobús de 22 horas, para después continuar cuatro más en tren.

La vía férrea llega hasta Machu Picchu Pueblo, una pequeña población que depende económicamente de la actividad generada por el turismo, a escasos nueve kilómetros del Santuario Histórico.


 

Tras la parada del autobús, hay que subir un pequeño tramo a pie y al llegar a lo alto aparece, a los pies del viajero, resplandeciente y eterna, lo que algunos llaman el último refugio de los incas, a donde nunca llegaron los conquistadores españoles con su codicia por el oro de los invadidos.

Hay más opciones para quienes quieren disfrutar de los paisajes y otros atractivos, como un trayecto de tres días de viaje en autobús desde Cusco, por arduos caminos y con varios transbordos y una caminata final hasta Machu Picchu Pueblo.

Para quienes buscan turismo de montaña o de aventura, está el recorrido a pie por el Camino Inca, una red vial creada por aquella civilización, que requiere de buen estado físico y preparación para una caminata de cuatro días por las alturas.

Esa es la posibilidad más cara, pues puede sobrepasar los mil dólares, aparte de otros gastos y sin contar el viaje de regreso a Cusco en tren.

  


ANTE LA GRANDEZA INCA

Ninguna fotografía ni ningún video pueden dar una idea cabal de esa especie de deslumbramiento que se produce cuando uno queda, cara a cara, frente a la grandeza de la Llaqta de Machu Picchu.

Y más cuando se inicia un recorrido por cuestas y escaleras, andenes y edificaciones de piedras superpuestas diestramente, sin argamasa y sin que pueda caber un alfiler entre una y otra.

La ciudad inca está dividida en dos sectores principales, el urbano y el agrícola. Separados por un foso, el sector Alto o Hanan y el Bajo o Hurin contienen 19 conjuntos urbanos, las viviendas de la nobleza y los especialistas, los templos y las huacas (ídolos, sitios sagrados, tumbas y otros), 13 zonas agrícolas (andenes), la plaza central, dos plazas menores y ocho senderos.



Al Sector Sagrado se accede por el Camino Inca que da ingreso a la denominada Portada de esa parte de la ciudad, la cual alberga el Templo del Sol, el Mausoleo Real, la Residencia o Palacio Real, el Templo de las Tres Ventanas, el Templo Principal y el grupo Intihuatana.

Intihuatana toma su nombre de una especie de reloj o calendario solar. Se trata de un monumento lítico en forma de polígono, cuyos lados proyectan sombras relacionadas con el movimiento del sol y las diferentes estaciones.

En el 2000, durante la grabación de una pieza publicitaria de la transnacional Walther Thompson para una marca de cerveza, debido al uso ilegal de una enorme grúa, el sacro Intihuatana sufrió una rajadura, atentado por negligencia que quedó impune.

Se estima que Machu Picchu fue construida a mediados del siglo XV bajo el gobierno del Inca Pachacútec, guerrero y constructor, y permaneció aislada después, tras la llegada de los conquistadores españoles a Perú, cuando tomaron Cusco.

Hubo que esperar hasta el siglo XX para que en 1911 el arqueólogo y aventurero norteamericano Hiram Bingham (inspirador del personaje protagónico de las películas de Indiana Jones) se bañara de gloria al “descubrir” Machu Picchu.

 


En el diario de viaje de su periplo latinoamericano juvenil, el revolucionario argentino-cubano Ernesto Che Guevara consignó que Bingham se llevó de Machu Picchu 200 grandes cajones y otras fuentes precisan que contenían cinco mil piezas arqueológicas, las cuales en su mayoría siguen en manos de coleccionistas privados o en museos oficiales de Estados Unidos.

El entrecomillado de “descubridor” asignado a Bingham se basa en la existencia de documentos coloniales que mencionan a la Llaqta de Machu Picchu como “Asiento de los Incas” o “Pueblo Antiguo del Inga Nombrado Guaynapicchu”.

Un documento cartográfico elaborado en 1874 por el ingeniero alemán Herman Göhring señaló el topónimo y viejas generaciones de cusqueños dieron fe de que sus padres o abuelos hacían excursiones a Machu Picchu. Por lo demás, Bingham fue conducido hasta la Llaqta por un guía que conocía perfectamente adonde lo llevaba.

  


De cualquier manera, la pétrea ciudad es un emblema de la cultura, de la identidad pluricultural de los peruanos y, además de ello, el Santuario Histórico de Machu Picchu forma parte del Parque Arqueológico Nacional del mismo nombre, uno de los de mayor biodiversidad del Perú.

En el parque hay 24 ecosistemas andinos y amazónicos, desde bosques húmedos a mil 900 metros sobre el nivel del mar hasta cumbres de más de esos mil metros de altitud, lo que atrae también a los turistas amantes de la naturaleza.

 



Esa geografía brinda condiciones ideales para la fauna silvestre, por lo que alberga a 75 especies de mamíferos, 444 de aves, 14 de anfibios, 24 de reptiles y 377 de mariposas, además de 423 especies de orquídeas y 332 de árboles.

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miércoles, 28 de febrero de 2024

REDES SOCIALES: ¿AL SERVICIO DE QUIÉN?

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“Así, la cultura digital que ha llegado con una fuerza fabulosa, abre un reto: en tanto tecnología, no es buena ni mala. Como cualquier adelanto científico- técnico, es un instrumento; la cuestión es el proyecto social, el marco ético-político-ideológico donde se inscribe, donde se desarrolla. No puede dejarse de considerar cómo funciona esa tecnología, quién la maneja, qué papel juega para los grandes poderes globales como negocio (hoy, las grandes fortunas del planeta tienen que ver con este ámbito: Google, Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Facebook) y mecanismo de control social. La posibilidad de construir ahí un espacio alternativo, aunque difícil, está abierta.


“Se han aperturado ciertos canales para una relativa democratización de la información. En cierto sentido, todos podemos dejar nuestra marca en la red de redes, decir, denunciar, hacer evidentes ciertas cosas, además de la foto de mi mascota o la mía comiendo en Mc Donald’s muy feliz. Pero no hay que olvidar que ese fabuloso espacio virtual también está hiper controlado por los enormes poderes de siempre, que el tráfico satelital no lo maneja el campo popular, que tecnológicamente dependemos de unos pocos servidores que manejan ese tráfico. La ilusión de creer que el cambio social se agota en una pantalla es un peligro. Bienvenidas las tecnologías digitales, sin duda. Aprovechémoslas, conozcámoslas en profundidad, saquémosle el máximo posible de provecho. Pero estemos conscientes que la posible transformación en pro de mayor justicia no es una cuestión puramente técnica. La tecnología, si no está al servicio de la causa del ser humano como especie, sigue siendo un mecanismo de dominación.

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REDES SOCIALES: ¿AL SERVICIO DE QUIÉN?

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Por Marcelo Colussi.

Fuente. Firmas Selectas. Prensa Latina. Miércoles 28 de febrero del 2024.

 

Las TIC´s (tecnologías de la información y la comunicación) son especialmente atractivas; con mucha facilidad pueden pasar a ser adictivas (de la real necesidad de comunicación fácilmente se puede pasar a la adicción, más aún si ello está inducido, como efectivamente sucede). Hoy, quizá un tanto exageradamente, se habla de “adicción al internet”, como si se tratara de la dependencia a alguna sustancia psicotrópica. No es lo mismo, pero tampoco está lejos de ello. Estamos invadidos por una cultura de lo digital; vivimos una entronización de ello, que puede llevarnos a verlo como panacea. De todos modos, más allá de la interesada prédica empresarial que identifica a las TIC’s con una supuesta “solución universal”, no hay dudas que tienen algo especial que las va tornando imprescindibles. Por ello esa adicción creciente.

 


Estar conectado, estar todo el tiempo con el teléfono celular en la mano, estar pendiente eternamente del mensaje que puede llegar, de las redes sociales, del chat, constituye un hecho culturalmente novedoso. Un corto tiempo atrás, a nadie se le hubiera ocurrido compartir una foto donde estamos comiendo haciendo alarde de la comida, una imagen de mi mascota, de mi persona practicando un deporte, o llorando porque nos dejó la pareja; eso era inconcebible. Hasta hubiera parecido absurdo quizá. Ahora pasó a ser parte de nuestra cotidianeidad; o, al menos, del día a día de muchísima gente en el mundo. Incluso de sectores deprimidos económicamente, donde tal vez falta la comida, pero donde sí hay un teléfono inteligente, y donde no falta la selfie que nos muestra felices y radiantes.

Estas tecnologías van mucho más allá de una circunstancial moda: constituyen un cambio profundo, un hecho civilizatorio, una modificación en la conformación misma del sujeto y, por tanto, de los colectivos, de los imaginarios sociales con que se recrea el mundo y se actúa sobre él.

En esa penetración que tienen las TIC’s, como mínimo se podrían señalar dos características definitorias que las convierten en esa nueva “droga”: a) están ligadas a la imagen, y b) permiten la interactividad en forma perpetua.

La imagen juega un papel muy importante en este ámbito. Lo visual es masivo e inmediato. Atrapa, no dando mayores posibilidades de reflexión.

(“La lectura cansa. Se prefiere el significado resumido y fulminante de la imagen sintética. Ésta fascina y seduce. Se renuncia así al vínculo lógico, a la secuencia razonada, a la reflexión que necesariamente implica el regreso a sí mismo”, se quejaba amargamente Giovanni Sartori).

El discurso y la lógica del relato por imágenes modificaron la forma de percibir y procesar la realidad. La imagen es la nueva deidad. Todo, ahora, es a través de una pantalla (celular, computadora, tablet…) ¿Qué seguirá? ¿Chip instalado en el cerebro?

Similar importancia presenta la respuesta inmediata, que permite estar conectado y en interactividad siempre, recibiendo y enviando todo tipo de mensajes. La sensación de ubicuidad (como dios) está así presente, con la promesa de una comunicación continua, muchas veces amparada en el anonimato que confieren en buena medida las TIC’s. Estas tecnologías abren una nueva manera de pensar, de sentir, de relacionarse con los otros. Modifican las identidades, las subjetividades. Se puede llegar a concebir, incluso, que están formando un nuevo sujeto, una nueva forma de estar en el mundo y en las relaciones interhumanas.

Hoy estamos sobrecargados de referencias. La suma de datos disponible es fabulosa, pero tanta información acumulada, sin mayores criterios con que procesarla, puede resultar contraproducente. Esta saturación de ¿información? y su posible banalización, se ha trasladado a las TIC’s, inundando todo. De una cultura del conocimiento profundo se puede pasar a una del divertimento banal, de la superficialidad. Cuidado: no caer tampoco en trampas. Esta cultura cibernética no significa que no haya conocimiento; significa, en todo caso, que el mismo va tomando otras formas, novedosas en la historia de nuestra humanización.



Quienes más se contactan con las TIC’s, viéndose especialmente influenciados por ellas, son los jóvenes. Esto sucede globalmente, en el Norte próspero o en el Sur siempre postergado. La globalización en curso les uniforma criterios. Surgen así las redes sociales, espacios interactivos donde se puede navegar todo el tiempo a la búsqueda de lo que sea: novedades, entretenimiento, información, aventura, etc., etc. El sexo virtual ya es una realidad. Estas redes sirven para todo: desde hacer una tesis doctoral hasta el chisme, desde descalificar a alguien hasta para pasar consignas revolucionarias.

En las redes sociales, usadas fundamentalmente por jóvenes, alguien puede tener infinitos amigos. O, al menos, la ilusión de una correspondencia infinita de amistades (nadie tiene cinco mil amigos en la vida real. Sin dudas, es gloriosa la sensación de universalidad que dan las redes). En esa dimensión, la superficialidad no es ajena a buena parte de la cultura que generan las TIC’s. Ligereza, banalidad y falta de profundidad crítica pueden venir de la mano de ellas, siendo los jóvenes- sus principales usuarios- quienes repiten esas pautas (ahí están las y los influencers, por ejemplo). Pero si bien es cierto que esta cibercultura abre la posibilidad de esta cierta liviandad, también da la posibilidad de acceder a un cúmulo de información y a nuevas formas de procesar la misma como nunca antes se había dado, por lo que estamos allí ante un fenomenal reto.

Los medios alternativos, como el presente, por ejemplo, haciendo uso de la red, de estas nuevas herramientas digitales, son un granito de arena más en la larga y continuada lucha por un mundo mejor. Pero ¡cuidado!: la derecha también las usa, y ahí están los nets centers, los perfiles falsos (sin dudas, con más impacto que los medios alternativos), con toda una interminable batería de distractores generando opinión pública. Hoy, caído el muro de Berlín, no hay dudas que el campo popular está un poco (bastante) falto de ideas claras, de referentes precisos en la batalla por esas transformaciones. Los ideales de cambio social de décadas atrás, si bien no desaparecieron- porque las injusticias que los ponen en marcha persisten-, quedaron heridos. La ola neoliberal, todavía presente en prácticamente todo el planeta, significó un golpe muy grande para la izquierda y el campo popular. Esa banalización que mencionábamos se inscribe en esa lógica: “¡no piense, vea videítos, o las selfies que suben mis interminables amigos!”



Así, la cultura digital que ha llegado con una fuerza fabulosa, abre un reto: en tanto tecnología, no es buena ni mala. Como cualquier adelanto científico- técnico, es un instrumento; la cuestión es el proyecto social, el marco ético-político-ideológico donde se inscribe, donde se desarrolla. No puede dejarse de considerar cómo funciona esa tecnología, quién la maneja, qué papel juega para los grandes poderes globales como negocio (hoy, las grandes fortunas del planeta tienen que ver con este ámbito: Google, Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Facebook) y mecanismo de control social. La posibilidad de construir ahí un espacio alternativo, aunque difícil, está abierta.


Se han aperturado ciertos canales para una relativa democratización de la información. En cierto sentido, todos podemos dejar nuestra marca en la red de redes, decir, denunciar, hacer evidentes ciertas cosas, además de la foto de mi mascota o la mía comiendo en Mc Donald’s muy feliz.

Pero no hay que olvidar que ese fabuloso espacio virtual también está hiper controlado por los enormes poderes de siempre, que el tráfico satelital no lo maneja el campo popular, que tecnológicamente dependemos de unos pocos servidores que manejan ese tráfico. La ilusión de creer que el cambio social se agota en una pantalla es un peligro.

Bienvenidas las tecnologías digitales, sin duda. Aprovechémoslas, conozcámoslas en profundidad, saquémosle el máximo posible de provecho. Pero estemos conscientes que la posible transformación en pro de mayor justicia no es una cuestión puramente técnica. La tecnología, si no está al servicio de la causa del ser humano como especie, sigue siendo un mecanismo de dominación.

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martes, 27 de febrero de 2024

LA TRANSFORMACIÓN DE LA ECONOMÍA DE CHINA. Del empuje del sector inmobiliario a la tracción de la transición energética.

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“Las exportaciones de los componentes de los paneles solares desde China hacia el resto del mundo crecieron alrededor de un 50% medidas en cantidades, aunque en términos de valor, solo lo hicieron un 3%. Esto se explica por la notable caída de los precios de los paneles solares, motivo por el cual su utilización en todo el mundo está creciendo por encima de cualquier otra fuente de energía. Las ventas externas de China se concentraron en los países que forman parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, las economías del sudeste asiático y varios países de África.

“Otro de los sectores "verdes" que avanza a "pasos chinos" es la energía eólica, cuya capacidad instalada aumentó el año pasado un 84% en el país asiático frente a 2022. En el caso de los autos eléctricos, la producción china el año pasado alcanzó los 9,6 millones de unidades, un incremento interanual del 36%. La fabricación de unidades eléctricas ya explica un tercio de la producción total de vehículos en China, en donde hay 94 marcas que ofrecen más de 300 modelos con esa tecnología. Además, se calcula que el año pasado se instalaron en China 3 millones de puntos de recarga para los vehículos eléctricos, con lo cual la total llega a 8,6 millones de puntos de carga.

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El sector económico más dinámico de los asociados a la transición energética en China es el solar. Imagen: AFP

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LA TRANSFORMACIÓN DE LA ECONOMÍA DE CHINA.

Del empuje del sector inmobiliario a la tracción de la transición energética.

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El año pasado, una buena parte del crecimiento económico del gigante asiático se explicó por los sectores de energía renovable, autos eléctricos, baterías de almacenamiento y ferrocarriles.

Por Javier Lewkowicz

Fuente. Página / 12 martes 27 de febrero del 2024.

El crecimiento económico de China en 2023 estuvo impulsado por los sectores asociados a la transición energética, es decir, que propenden a reducir las emisiones de carbono. Esto era algo impensable algunas décadas atrás, cuando los paneles solares y los autos eléctricos eran apenas una curiosidad. Ahora, junto con otros rubros como baterías, nuclear, redes de electricidad y ferrocarriles, lideran las inversiones y el incremento de la producción del país asiático, según un informe de Carbon Brief.

Se estima que estos sectores, que China potencia para alcanzar sus ambiciosas metas de descarbonización, pero al mismo tiempo para venderle al mundo los artefactos necesarios para llevar adelante la transición energética, explicaron el 40% de la expansión del PBI del país durante el año pasado. Es decir que, sin esos sectores, la economía china hubiera crecido un 3%, en lugar del 5,2%.

"El aumento de la inversión en energía limpia se produce al mismo tiempo que el sector inmobiliario se contrajo por segundo año consecutivo. Este cambio posiciona a la industria de la energía limpia como una parte clave no solo de los esfuerzos energéticos y climáticos, sino también de una política económica e industrial más amplia por parte de China", sostiene el trabajo, elaborado por el investigador Lauri Myllyvirta.



Nuevos tigres

¿Cuáles son estos sectores asociados a la transición energética en China, es decir, a la descarbonización de la economía de ese país --que implica la reducción del peso del carbón y los combustibles fósiles en la matriz energética--? Se trata de la energía solar, energía eólica, vehículos eléctricos, eficiencia energética, almacenamiento energético e hidrógeno, ferrocarriles, energía nuclear y redes de electricidad.

A través del impulso a estos rubros, el país asiático le apunta a un objetivo ambicioso que es definitorio para el equilibrio ecosistémico a nivel mundial, dado que China explica por sí sola alrededor de una tercera parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. El país promete la neutralidad de carbono, es decir que sus emisiones estén neutralizadas por la absorción de su territorio, para 2060.

Los sectores vinculados a la transición energética son los que más inversión atraen en China. En el caso de la generación eléctrica de bajas emisiones de carbono junto al almacenamiento de energía, la inversión creció un 48% en 2023 en relación al año previo, al tiempo que la inversión en la manufactura de paneles solares, vehículos eléctricos y baterías avanzó un 60% anual. Nota al pie: en ese cuadro en donde aparece la fuerte demanda de litio por parte del país asiático, que por ello cuenta con varios proyectos de producción en Catamarca, Salta y Jujuy Argentina.



El (nuevo) imperio del sol

El sector económico más dinámico de los asociados a la transición energética en China es el solar, que avanzó, teniendo en cuenta inversiones y producción de bienes y servicios, un 63% en 2023. Este impresionante crecimiento se explica en buena medida por el impacto de dos iniciativas gubernamentales, una en apoyo de la energía solar distribuida --paneles instalados en casas y edificios-- y otra para empujar la energía de base, es decir, los grandes proyectos de generación de energía eléctrica.

Asimismo, 15 provincias chinas priorizaron la industria de manufactura del sector solar en su programación anual. El tremendo desarrollo de la industria de la energía fotovoltaica, en donde China es, por lejos, líder mundial, también genera una fuerte presión extractivista en países del tercer mundo en sectores como aluminio y cobre.

Las exportaciones de los componentes de los paneles solares desde China hacia el resto del mundo crecieron alrededor de un 50% medidas en cantidades, aunque en términos de valor, solo lo hicieron un 3%. Esto se explica por la notable caída de los precios de los paneles solares, motivo por el cual su utilización en todo el mundo está creciendo por encima de cualquier otra fuente de energía. Las ventas externas de China se concentraron en los países que forman parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, las economías del sudeste asiático y varios países de África.

Otro de los sectores "verdes" que avanza a "pasos chinos" es la energía eólica, cuya capacidad instalada aumentó el año pasado un 84% en el país asiático frente a 2022. En el caso de los autos eléctricos, la producción china el año pasado alcanzó los 9,6 millones de unidades, un incremento interanual del 36%. La fabricación de unidades eléctricas ya explica un tercio de la producción total de vehículos en China, en donde hay 94 marcas que ofrecen más de 300 modelos con esa tecnología. Además, se calcula que el año pasado se instalaron en China 3 millones de puntos de recarga para los vehículos eléctricos, con lo cual la total llega a 8,6 millones de puntos de carga.

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