viernes, 31 de agosto de 2018

NOAM CHOMSKY. “HAY UNA VERDADERA DIVISIÓN EN EL PARTIDO DEMÓCRATA, ENTRE LA BASE Y LOS LÍDERES”.

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"Ves un potencial eclipse a largo plazo, de algún tipo, de la política orientada a la clase de los donantes con estos candidatos, especialmente si los terceros partidos se unen en el apoyo a las candidaturas, o a candidaturas similares, y viceversa? 

"Es toda una batalla. No estamos tratando una cuestión pequeña. Es prácticamente toda la historia política estadounidense. Esto se remonta hasta recordar a Mark Hanna, que fue el gran organizador de campañas durante finales del siglo XIX. En 1895 le preguntaron: “¿Cuáles son las cosas más importantes para una campaña política?”. Él dijo: “Hay dos cosas. La primera es el dinero, y me he olvidado de cuál era la segunda”. Era 1895. Así que esto está profundamente arraigado. Has visto  el trabajo de Tom Ferguson al respecto. No es sólo la Casa Blanca; también el Congreso. De hecho, no sé si viste el estudio de Tom sobre las elecciones de 2016, un estudio muy importante, que muestra y detalla que en las últimas dos semanas de la campaña la élite republicana, a la que no le gustaba Trump, se dio cuenta de que podía darse una gran ola demócrata —lo cual ciertamente no querían—".
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NOAM CHOMSKY. “HAY UNA VERDADERA DIVISIÓN EN EL PARTIDO DEMÓCRATA, ENTRE LA BASE Y LOS LÍDERES”.

Filósofo, politólogo, historiador y activista, Chomsky es una referencia de la izquierda estadounidense

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Daniel Falcone.

Counterpunch.

Rebelión jueves 30 de agosto del 2018.

En esta entrevista en la Universidad de Arizona en Tucson (Arizona), me senté con el laureado profesor Noam Chomsky para debatir sobre política electoral, las perspectivas para los progresistas en las futuras primarias, y las dificultades a las que se enfrentan los candidatos con su aparato interno del partido, los medios de comunicación y sus rivales adinerados, así como para explorar complicadas políticas y posiciones internacionales.

Chomsky pondera las réplicas de la campaña de Sanders así como el problemático asunto del BDS [la campaña anti-israelí Boicot, Desinversión y Sanciones] y cómo los progresistas y los terceros partidos pueden reorganizar y readaptar las posiciones de pensamiento avanzado para volver a centrarse en las elecciones futuras.

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La “ola azul” [buenos resultados para el Partido Demócrata] parecía una oportunidad para que el ala progresista del Partido Demócrata la aprovechara y se uniera con socialistas y verdes. Para gran deleite de los medios corporativos, los progresistas encontraron recientemente varios reveses y obstáculos en las primarias, aunque quería preguntarte sobre los candidatos socialdemócratas o de estilo New Deal que están surgiendo de cara a las próximas elecciones, como Alexandria Ocasio-Cortez y Julia Salazar en Nueva York, así como sobre un conjunto de otros progresistas como Jasmine Robinson y Zephyr Teachout que también me vienen a la mente.

¿Ves un potencial eclipse a largo plazo, de algún tipo, de la política orientada a la clase de los donantes con estos candidatos, especialmente si los terceros partidos se unen en el apoyo a las candidaturas, o a candidaturas similares, y viceversa? 

Es toda una batalla. No estamos tratando una cuestión pequeña. Es prácticamente toda la historia política estadounidense. Esto se remonta hasta recordar a Mark Hanna, que fue el gran organizador de campañas durante finales del siglo XIX. En 1895 le preguntaron: “¿Cuáles son las cosas más importantes para una campaña política?”. Él dijo: “Hay dos cosas. La primera es el dinero, y me he olvidado de cuál era la segunda”. Era 1895. Así que esto está profundamente arraigado. Has visto  el trabajo de Tom Ferguson al respecto. No es sólo la Casa Blanca; también el Congreso. De hecho, no sé si viste el estudio de Tom sobre las elecciones de 2016, un estudio muy importante, que muestra y detalla que en las últimas dos semanas de la campaña la élite republicana, a la que no le gustaba Trump, se dio cuenta de que podía darse una gran ola demócrata —lo cual ciertamente no querían—.

En las últimas dos semanas de la campaña, hubo una enorme riada de dinero tanto para la presidencia como para el Congreso y dijo que, si lo comparabas con las actitudes de voto, como de costumbre, estas cambiaron al lado de la financiación de campaña de la publicidad negativa. Y, de hecho, eso es lo que hizo virar las elecciones tanto al Congreso como a la Casa Blanca. No fue sólo Trump, también fue el Congreso. Así que es otro triunfo del gasto en campañas. Esto es 2016, y no está muy lejos de 1895.

Lo increíble de 2016 fue la campaña de Sanders. Es la primera vez en la historia de EE UU que un candidato probablemente podía haber ganado si no hubiera sido por los dirigentes del partido que le excluyeron, sin financiación del sector empresarial, y sin financiación de los ricos, y sin apoyo mediático.

Así que es un auténtico paso adelante. Pero llevar a cabo un eclipse potencial de la “clase de los donantes” va a ser realmente duro porque también va a haber un esfuerzo movilizado por parte de toda la clase capitalista, republicana y demócrata, para impedir que ocurra. De hecho, si Sanders hubiera competido, creo que habría sido masacrado por la propaganda, y habría habido propaganda masiva sobre este judío, ateo, comunista que quiere traer a los inmigrantes para matar a todo el mundo.

Es parecido a lo que se ve con Jeremy Corbyn.  Tanto los tories como el Partido Laborista —los parlamentarios laboristas, los tipos de Blair, los medios como The Guardian— están todos intentando destruirle. Estos últimos ataques contra él por antisemitismo son simplemente una locura, pero harán cualquier cosa para destruir sus opciones porque él está intentando crear un partido político en el que la gente pueda de verdad participar; no sólo los tipos ricos y poderosos que te dicen lo que hacer, y eso es intolerable. Así que pienso que quizás va a ser una dura lucha.

Leí tu comentario sobre los progresistas e Israel. Señalas que el que una vez fue el favorito de los estadounidenses progresistas, Israel, está ahora pasando a apoyar regímenes de derecha, perdiendo el Partido Demócrata. ¿Crea esto una posibilidad para que los socialdemócratas y su apoyo superficial de algo como BDS  se mueva hacia una posición de defensa real de los palestinos, desde tu punto de vista? ¿Es posible que incluso los demócratas dominantes puedan acercarse a apoyar políticas que muestren auténtica preocupación por los derechos palestinos, ya que todos los grupos parecen moverse hacia la izquierda en este asunto? 

No es sólo la izquierda. Tomemos a la Iglesia presbiteriana; eso no está en la izquierda. Tomaron una posición muy fuerte sobre el boicot y sobre la desinversión —no hay sanciones. es realmente ‘BD’, no BDS— pero lo hicieron de forma que es efectivo. Se concentraron en los territorios ocupados y en las multinacionales estadounidenses que participan en los territorios ocupados.

El movimiento BDS simplemente no puede pensar. Están actuando de una forma que socava sus propios objetivos. Están insistiendo en centrarse en Israel, ya sabes, boicots académicos, boicots culturales. Lo puedes defender, pero no va a funcionar.

Eso apenas funcionó en Sudáfrica. En cada ocasión lleva a una reacción, que es más fuerte que el esfuerzo. Y simplemente desvía la atención desde los palestinos a asuntos irrelevantes, como la libertad académica. Tienes que empezar debatiendo sobre eso. Ése no es el problema. Pero la Iglesia presbiteriana tuvo la idea correcta, y eso no es la izquierda después de todo. Es una de las iglesias más grandes del país. Es conservadora. Pero si el movimiento BDS tuviera algún sentido, estarían siguiendo esa política y estarían haciendo cosas que no están haciendo.

Mira Sudáfrica. Justo en el momento álgido del apartheid, Howard Zinn [escritor de izquierdas estadounidense] fue a dar charlas a Ciudad del Cabo, que estuvo muy bien porque allí pudo dar charlas anti-apartheid. Lo mismo si un estadounidense fuera a dar charlas a la Universidad de Tel Aviv, ella o él sería atacado por el movimiento BDS, lo cual es una locura. De hecho, ocurrió. Fui invitado a dar una charla en la Universidad Hebrea, para un memorial para un viejo amigo que era un verdadero militante por los derechos palestinos, como su hija, que lo organizó. Él había hecho mucho más que lo que cualquier persona en BDS nunca hizo.

Así, por ejemplo, podrías defender sólidamente que toda la ayuda militar estadounidense a Israel está violando la ley estadounidense. Mira la Enmienda Leahy, que es ley estadounidense. Dice que no puedes dar nada de ayuda militar a unidades u organizaciones militares que estén involucradas en abusos sistemáticos contra los derechos humanos, y en el caso de las Fuerzas de Defensa Israelí ha sido abrumador.

En realidad, se le ha preguntado sobre esto a Leahy, y él dice: “Bueno, ya sabes, puede ser”. Pero Amnistía Internacional lo está impulsando, Human Rights Watch lo está impulsando, pero no el movimiento BDS. Están tan decididos a hacer algo que incomodará a los israelíes que no están pensando en cómo usar las oportunidades.

Pero creo que lo que sugieres es perfectamente posible, y no será sólo los Socialistas Democráticos. Hay mucha gente en el país que no ve ningún sentido en dar ayuda militar a otros países en absoluto. ¿Por qué deberíamos dársela a Israel? Hablo de un país que espía a Estados Unidos, con agentes como Jonathan Pollard [espía israelí convicto en EE UU]. Comandantes estadounidenses han afirmado que acciones israelíes dañan a tropas estadounidenses. Juega con eso un tiempo, como aquí en Arizona, por ejemplo. Así que hay muchas posibilidades.

Es muy interesante la esperanza de que demócratas electos se fusionen con un pensamiento y acción más progresistas. El tipo que acaba de salir de mi despacho era un tipo interesante. Estuvo en la Inteligencia de EE UU durante cerca de 20 años —totalmente beligerante contra Iraq y Afganistán—, resulta que es puertorriqueño. Está muy molesto por el hecho de que los puertorriqueños no pueden conseguir a Sanders u Ocasio-Cortez para defender algo tan sencillo como permitir que los puertorriqueños voten. Pero eso vuelve a tu primera pregunta sobre la política orientada a los donantes.

Interesante. Estos candidatos del tipo DSA [Socialistas Democráticos de América, por sus siglas en inglés] que salen a la luz, ¿qué te parecen? 

Es prometedor, pero me gustaría ver a Sanders salir más a decir que Trump tiene razón en determinadas posiciones internacionales. Creo que sería crucificado por la prensa. Quizá sea mejor para él no decirlo, pero estaría bien crear conciencia pública en la medida en que si lo dijera, sería bienvenido. ¿Por qué dejar a Rand Paul —un auténtico lunático— decir, sí, hace bien en reducir las tensiones con Rusia?

Paul está en Moscú ahora mismo. Dio una charla con algún funcionario ruso en la que estuvo perfectamente sensato. Y, por supuesto, se le ha vapuleado por ello. Ridiculizado. Ni siquiera se molestan en criticarle, simplemente le ridiculizan.

Sé que Ocasio-Cortez en su reciente carrera hacia el cargo estaba mostrando puntos de vista bastante dominantes sobre la política en Oriente Medio y al Partido Demócrata, a algunos de sus elementos, especialmente al sector derechista, tristemente ni siquiera les gustó el tono moderado. Esperaba que este ablandamiento sobre Israel para el Partido Demócrata fuera una oportunidad para extender ese aspecto de la política internacional, y hacerlo más progresista. 

Entre la base popular, sí, pero tienes que tratar con los medios. Tienes que tratar con toda la máquina de propaganda. Si estos candidatos dijeran algo, tienes que tratar con el aparato del Partido Demócrata, y ellos no tolerarán ninguna crítica. Hay una verdadera división en el Partido Demócrata, entre la base y los líderes. DSA está recorriendo un camino difícil. Odio criticarles demasiado pero, por supuesto, me gustaría que lo dijeran. También puedo entender por qué ellos pueden no querer presionar más a la izquierda.

¿Qué opinas sobre el Partido Verde o la viabilidad de los terceros partidos progresistas y sus perspectivas en la política electoral en el futuro próximo? 

En el sistema político altamente regresivo de Estados Unidos, las probabilidades están en contra de los partidos independientes. No obstante, un partido como los Verdes tiene una oportunidad a nivel local y quizá algún día incluso a nivel estatal, y con la fusión del voto, pueden tener éxito incluso más allá. Y la presencia misma de los Verdes —no cada cuatro años, sino de forma continua— puede cambiar el carácter de la conciencia pública en formas que pueden tener un impacto muy positivo.

Traducido para El Salto por Eduardo Pérez.

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jueves, 30 de agosto de 2018

BANCA PÚBLICA, FACTOR CLAVE DEL ÉXITO CHINO.

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“Crédito cualitativo: receta para el desarrollo.- Las teorías monetarias en boga en el capitalismo occidental sostienen que si el crédito es barato, se produce un exceso de demanda en la economía que dispara la inflación. Por lo tanto, propician una sistemática restricción monetaria y crediticia, y un aumento de las tasas de interés. Huelga decir que este enfoque sólo beneficia a los bancos, ya que implica que el Estado solo puede recurrir a la banca para financiar el desarrollo. Se denomina “teoría cuantitativa de la moneda” a esta presunción de que la inflación depende de la cantidad de dinero circulante, y por lo tanto, si se lo restringe y se encarece el crédito, la inflación tenderá a estar controlada. La experiencia práctica de nuestros países indica que esto en realidad no sucede así. La teoría cualitativa de la moneda, en cambio, sostiene que el nivel de precios no depende tanto de la cantidad de moneda como de su destino. Si se crea dinero con fines productivos, no solo no es inflacionario, sino que incluso puede ir contra la inflación. A modo de ejemplo digamos que si se concede crédito barato para la adquisición de tecnologías que faciliten y multipliquen la producción de pan, el precio del pan tenderá a bajar aunque haya más dinero circulante”.

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BANCA PÚBLICA, FACTOR CLAVE DEL ÉXITO CHINO.

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Claudio Fabián Guevara.
ALAI. América Latina en Movimiento.

Martes 28 de agosto del 2018.


La creación de dinero por parte del Estado, si se dirige a destinos productivos, no provoca inflación y es la mejor receta contra el paro y la recesión. Esta es la fórmula aplicada por el gobierno chino, y una clave de su sostenido éxito económico.

La revolución técnico-científica que ha transformado el mundo en pocas décadas nos ha dotado de mano de obra, materiales e inteligencia colectiva para crear prosperidad para todos. Sin embargo, en el mundo real la mayor parte de los países sufren austeridad, deuda insostenible, creciente pobreza y necesidad. ¿Por qué?

Un gran problema radica en el sistema de intercambio centrado en el "dinero" que los bancos almacenan y distribuyen. En lugar de permitir el libre intercambio de mano de obra y materiales, el sistema bancario privado actúa como un obstáculo para la producción. Los bancos desvían ese flujo hacia un fondo auto-alimentador de beneficios que crece exponencialmente. Socio forzoso de todos los factores de la producción, y con un poder cuasi-monopólico, el sistema financiero concentrado se ha convertido en un parásito que drena los recursos.

Sin embargo, no podemos prescindir de las funciones del "dinero" en una economía moderna. Lo que sí podemos es evitar que la creación de dinero siga siendo un privilegio de empresas privadas.

Para entender el sistema bancario

La banca privada se enriquece con un recurso que no le pertenece.

El sistema bancario vive de acumular depósitos ajenos -sobre todo, grandes empresas y entidades estatales- y “crear” un dinero que en realidad no tiene a través del sistema de reserva fraccionaria. A partir de contabilizar como “disponible” un porcentaje adicional a los depósitos reales, se habilita un dinero virtual para préstamos. Esto explica por qué, si todos los usuarios retiran su dinero al mismo tiempo, el sistema bancario quiebra.

Históricamente, este crédito creado de la nada en los libros de los bancos ha permitido que las ruedas de la industria giren. Los empleadores necesitan crédito en cada etapa de la producción, y los bancos deben ser capaces de crear crédito para responder a esta demanda. Sin el anticipo del crédito, no habría productos o servicios para vender; y sin productos para vender, los trabajadores y proveedores no pueden recibir pagos.

Sin embargo, los bancos tienen una ventaja injusta en este juego, porque han logrado obtener el control de los grifos del crédito, y usan este control, no para servir a las necesidades de la industria y la sociedad, sino para su ventaja privada. Pueden activar y desactivar el crédito a voluntad, bloquearlo para sus enemigos o utilizarlo para sus propias empresas especulativas. En el medio, recogen el interés como intermediarios.

El sistema vive de intereses y comisiones, y tiende a crear deuda en todos los niveles, muchas veces de carácter usuraria y en forma forzosa.

Luego, al tener la potestad de fijar el precio del crédito, se convierte en la palanca clave de la economía, en un árbitro todopoderoso capaz de hacer prosperar a una sociedad, o arruinarla.

Para colmo, si las negocios salen mal, los bancos son rescatados por el gobierno a expensas del erario público, ya que el sistema no puede funcionar sin la garantía del Estado.

¿Hay alternativas?

Banca pública, factor clave del éxito chino.

Ellen Brown, abogada y fundadora del Publick Banking Institute, dice:

“Las virtudes de un sistema de crédito expansible se pueden conservar mediante el establecimiento de una red de bancos públicos que sirven a las personas porque son propiedad de las personas, al tiempo que se evita la explotación parasitaria a la que los bancos privados son propensos”.

Al hacer que la banca sea una empresa de servicios públicos, el sistema financiero se puede orientar a servir a las personas y a la producción en lugar de servir a los propios bancos. Liberar el flujo de crédito permite que la industria y la empresa libre prosperen, y la economía alcance su máximo potencial.

Esa es la política empleada por China, donde una poderosa banca pública conformada por cinco grandes entidades apoya la economía que más velozmente crece en el mundo.

Ellen Brown cita como ejemplo  “One Belt, One Road", una iniciativa de infraestructura china de un billón de dólares, que involucra carreteras, oleoductos, líneas de transmisión, puertos, centrales eléctricas, fibra óptica y ferrocarriles que conectan China con Asia Central, Europa y África. Es el proyecto de infraestructura más grande iniciado por una nación en la historia.

Otro ejemplo son las 12.000 millas de trenes de alta velocidad, construidos en apenas una década.

El dinero de la gigantesca red de infraestructura china proviene en proviene en gran parte de losa préstamos de los préstamos de los bancos estatales de China. Loa cinco Bancos más grandes del país Los cinco bancos más grandes del país son propiedad mayoritaria del gobierno central y prestan principalmente a grandes empresas estatales.

¿De dónde sacan los bancos el dinero? De la misma manera que la banca privada, no solo reciclan los depósitos existentes, sino que “crean” dinero al registrarlo en las cuentas de depósito de sus prestatarios.

Además, en China, ni las empresas ni la gente invierten su dinero en el mercado bursátil, sino que lo ahorran en sus cuentas bancarias. Así, una enorme masa monetaria está disponible para financiar proyectos productivos.

Este entretejido de relaciones arroja como resultado un sistema financiero sólido.

En un artículo publicado en diciembre pasado en Financial Times, el estratega de investigación financiera Chen Zhao escribió:

El riesgo soberano de China es extremadamente bajo. Es importante destacar que los balances de los bancos estatales chinos, el gobierno y el Banco Popular de China están todos interconectados. En estas circunstancias, una crisis de deuda en China es casi imposible”.

Crédito cualitativo: receta para el desarrollo

Las teorías monetarias en boga en el capitalismo occidental sostienen que si el crédito es barato, se produce un exceso de demanda en la economía que dispara la inflación. Por lo tanto, propician una sistemática restricción monetaria y crediticia, y un aumento de las tasas de interés. Huelga decir que este enfoque sólo beneficia a los bancos, ya que implica que el Estado solo puede recurrir a la banca para financiar el desarrollo. Se denomina “teoría cuantitativa de la moneda” a esta presunción de que la inflación depende de la cantidad de dinero circulante, y por lo tanto, si se lo restringe y se encarece el crédito, la inflación tenderá a estar controlada. La experiencia práctica de nuestros países indica que esto en realidad no sucede así.

La teoría cualitativa de la moneda, en cambio, sostiene que el nivel de precios no depende tanto de la cantidad de moneda como de su destino. Si se crea dinero con fines productivos, no solo no es inflacionario, sino que incluso puede ir contra la inflación. A modo de ejemplo digamos que si se concede crédito barato para la adquisición de tecnologías que faciliten y multipliquen la producción de pan, el precio del pan tenderá a bajar aunque haya más dinero circulante.

Esta teoría implica que la creación de dinero por parte del Estado es la mejor receta contra el paro y la recesión si se dirige a destinos productivos.

Esta es la fórmula aplicada por el gobierno chino, que posee la mayoría de los bancos del país, y puede dirigir la financiación según las necesidades nacionales.

El Banco Popular de China emite dinero para infraestructura de una manera directa. La liquidez se dirige a proporcionar financiamiento asequible a sectores seleccionados, y refleja la intención de Pekín de “dictar tasas de interés para algunos sectores”, analizan economistas de Citigroup.

La política cualitativa al estilo chino es en realidad menos inflacionaria que la cuantitativa que aplican los bancos centrales occidentales. Para 2017,la tasa de inflación de China  la tasa de inflación de China fue de un modesto 1.8 por ciento.

Los esquemas de banca pública reducen el costo del financiamiento para el desarrollo en torno a un 50 por ciento, dice Ellen Brown. El principal obstáculo para aplicar estas soluciones a gran escala en el mundo actual es meramente político.

Por un lado, domina las mentes de los economistas oficiales la teoría liberal de que no se puede favorecer un sector frente a otro (horror al intervencionismo estatal).

Por otro lado, abaratar el crédito va contra los intereses de la élite financiera. Si los Estados generan su propio dinero, no lo piden a la banca mundial y no se endeudan, con lo que se pierde el control político de los Estados.

Hasta ahora, los pocos que han intentado enfrentarse a este poder han pagado con su vida la osadía. Pero corren buenos tiempos para ganar batallas pendientes.

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miércoles, 29 de agosto de 2018

LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN UN MUNDO GLOBALIZADO.

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“Esta tercera edición ha servido, centralmente, para validar los consensos construidos en las Conferencias anteriores: La Habana (Cuba, 1996) y Cartagena (Colombia, 2008).En su documento de clausura, la CRES de Córdoba “reafirma el postulado de la Educación Superior como un bien público social, un derecho humano y universal, y un deber de los Estados”, al tiempo que “el acceso, el uso y la democratización del conocimiento es un bien social, colectivo y estratégico, esencial para poder garantizar los derechos humanos básicos e imprescindibles para el buen vivir de nuestros pueblos, la construcción de una ciudadanía plena, la emancipación social y la integración regional solidaria latinoamericana y caribeña”. La CRES en Córdoba marcó una gran definición: la Universidad latinoamericana no está dispuesta a implementar los consensos neoliberales sobre la educación superior. Esto significó refrendar la posición tomada hace exactamente 10 años atrás, cuando el proceso de integración regional transitaba un momento de mayor fortaleza”.

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LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN UN MUNDO GLOBALIZADO.

Universidades latinoamericanas en resistencia contra el neoliberalismo.

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Matías Caciabue.

CLAE/Rebelión.

Miércoles 29 de agosto del 2018.

Los ataques a la Educación de parte de los gobiernos neoliberales empiezan por lo salarial y presupuestario, pero terminan en la construcción de un modelo de Educación acorde a las nuevas necesidades y requerimientos del capitalismo globalizado.

Con motivo del centenario del movimiento de la Reforma Universitaria, transcurrió hace unos dos meses la Tercer Conferencia Regional de Educación Superior (CRES 2018) en la ciudad argentina de Córdoba, un mega-evento promovido por el Instituto de Educación Superior de América Latina y el Caribe (IESALC), un organismo regional de la UNESCO que tiene el objetivo de reflexionar y discutir cada 10 años cuál es la visión de educación superior que rige en el continente.

Esta tercera edición ha servido, centralmente, para validar los consensos construidos en las Conferencias anteriores: La Habana (Cuba, 1996) y Cartagena (Colombia, 2008).En su documento de clausura, la CRES de Córdoba 
“reafirma el postulado de la Educación Superior como un bien público social, un derecho humano y universal, y un deber de los Estados”, al tiempo que “el acceso, el uso y la democratización del conocimiento es un bien social, colectivo y estratégico, esencial para poder garantizar los derechos humanos básicos e imprescindibles para el buen vivir de nuestros pueblos, la construcción de una ciudadanía plena, la emancipación social y la integración regional solidaria latinoamericana y caribeña”.

La CRES en Córdoba marcó una gran definición: la Universidad latinoamericana no está dispuesta a implementar los consensos neoliberales sobre la educación superior. Esto significó refrendar la posición tomada hace exactamente 10 años atrás, cuando el proceso de integración regional transitaba un momento de mayor fortaleza.

El neoliberalismo es la expresión cultural más acabada de una nueva fase del capitalismo, marcada por el dominio de una oligarquía financiera global. Para decirlo con números: en 2017 el 1 % de la población mundial se apropió del 82% de la riqueza socialmente producida a escala planetaria.

Este segmento poblacional, que constituye una clase capitalista de alcance transnacional, tiene como base principal de su acumulación la apropiación, control y despliegue del conocimiento estratégico. Sorprende, entonces, la mirada acrítica sobre la globalización que impera en los documentos de la CRES, un evento que supone centrales las reflexiones sobre la producción del conocimiento en las sociedades latinoamericanas.

En ese sentido, y de cara a una reflexión que debe trascender la CRES, nos planteamos enunciar una serie de puntos para la reflexión y el debate de lo que implica, en estos tiempos, la globalización para nuestros sistemas de educación superior en tanto nueva fase del sistema capitalista imperante a nivel mundial:

· Pérdida de la soberanía estatal .Asistimos a un cambio en la configuración de territorialidad, vinculado al proceso de financiarización del sistema económico. Las grandes corporaciones determinan dónde y cómo invertir, lo que subordina a los poderes políticos estatales al lobby empresarial y a la presión de estas a la hora de determinar sus políticas educativas internas.

· Sistemas educativos empujados a la obsolescencia. Las universidades públicas son desfinanciadas, o son financiadas a merced de las pautas de las grandes corporaciones o el “financiamiento internacional”. Sistemas de educación en plataformas virtuales que “forman sujetos a medida” de la necesidades puntuales del capital, que adoptan de manera a-critica la educación a distancia, pauperizan el trabajo docente, y transfieren la formación y la investigación científico-tecnológica desde lo público-estatal a lo privado-supranacional.

· Desinstitucionalización y centralización educativaLas empresas forman a sus propios trabajadores de forma directa sin necesidad de títulos universitarios, ni posgrados. Si necesitan posgrados, los únicos que valen son aquellos emitidos por sus “nodos centrales”, principalmente en el atlántico norte (Harvard, Chicago, Londres, etc).

· Virtualización de la vida cotidiana. Las redes virtuales y las plataformas digitales son la nueva forma de mediar y organizar las relaciones sociales, reconfigurando las formas de consumo, el reconocimiento social, los procesos de educación, y hasta las actuaciones políticas colectivas (militantes de causas, no de proyectos políticos). Esto da marco estructural a la evidente crisis en el sistema de representación político institucional, y el montaje de una ficcional “democracia global de mercado”. El capitalismo transnacionalizado empuja la construcción de una pequeña burguesía “ilustrada” cada vez más atomizada y desvinculada de sus realidades concretas (“clase media global”).  

· Los trabajadores del conocimiento. Tendencialmente empiezan a jugar un papel fundamental como creadores de riqueza. Las transformaciones en este ámbito están ligadas a la base material de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Cada vez son más los contratistas y empleados que trabajan de forma remota. La venta de nuestros conocimientos, de nuestros servicios, de nuestros datos, de nuestra fuerza de trabajo, es cada vez más internacional.

Sabemos que 2018 no es 2008. La validación en la CRES de los acuerdos sobre educación superior elaborados en otro momento político regional habla de la situación de “empate” que las fuerzas populares tienen en su disputa con las fortalecidas fuerzas de la reacción.

La disputa existe. El observatorio colombiano de universidades, de evidente sesgo pro-mercado, lamentaba la oportunidad perdida en la CRES 2018:

más silencios que aplausos y ninguna ovación tras la lectura de la Declaración de Córdoba que no presenta ningún desafío ni propuesta novedosa ni sustancialmente diferente de las planteadas en la Conferencia de 2008, en Cartagena. La situación política y fiscal de la universidad pública argentina opacó la realidad de otros países, incluido el colombiano, cuyos rectores asistentes concluyeron que si bien Colombia tiene dificultades, hace tiempo se superó la excesiva ideologización política y se han logrado desarrollos más técnicos y de calidad”. 

Los ataques a la educación de parte de los gobiernos neoliberales empiezan por lo salarial y presupuestario, pero terminan en la construcción de un modelo de educación acorde a las nuevas necesidades y requerimientos del capitalismo globalizado. Este es el horizonte conceptual de la preocupante situación que atraviesa el sistema de educación superior público argentino.

Universalizar la lucha y el conocimiento son los objetivos centrales. En esa dirección, generalizar el debate y articular las fuerzas populares son las tareas urgentes que necesitamos realizar para transformar positivamente la educación superior si la entendemos como herramienta de liberación de nuestros pueblos

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Matías Caciabue: Licenciado en Ciencia Política (UNRC), estudiante de la Especialización en Pensamiento Nacional y Latinoamericano (UNLa), redactor-investigador argentino del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la) 

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martes, 28 de agosto de 2018

LAS IZQUIERDAS LATINOAMERICANAS TRAS EL CICLO PROGRESISTA.

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Visión Política de la Izquierda Liberal Latinoamericana y el llamado ciclo Progresista. El Autor no entra en su análisis e interpretación desde la perspectiva del Pensamiento Crítico Latinoamericano lo que fue el ciclo de los “gobiernos progresistas” o de “Izquierda Democrática”. Visión muy epidérmica en base a Políticas Sociales, Triunfos, derrotas, encuentros, desencuentros políticos, comparaciones de Planes o Programas de Gobierno, es decir, la situación de la realidad al interior del proceso político de los Gobiernos de “Izquierda” en América latina. Porque ningún o muy pocos analistas se atreven a formular una Crítica Marxista a la propia estructura del Sistema Político que les correspondió administrar social y políticamente a cada uno de los Gobiernos o en Venezuela, Brasil, Argentina,. Ecuador, Nicaragua, Chile, Uruguay, Bolivia, etc. Porque el “poderoso ciclo” del crecimiento macro-económico, la década de los buenos precios de los Commodities en el Mercado Mundial, no fue aprovechado POLÍTICAMENTE por los Gobiernos, sus “partidos o Movimientos Políticos, la ejecución de verdaderos Programas de Gobierno que vayan al cambio social y político del modelo que les correspondió administrar.

Que pasó realmente con la Dirección, Conducción y Responsabilidad Política de los Gobiernos de Izquierda en América latina. Se marearon, se envanecieron como gobierno, con el triunfo de las POLÍTICAS SOCIALES, en especial en la lucha contra la pobreza. Señores que pasó, con la gran responsabilidad POLÍTICA en la conducción y dirección de los Programas de Gobierno, con el PARTIDO POLÍTICO, UNICO, CENTRALIZADO  que asuma plenamente todo el proceso político. Es decir, en el escenario de las clases y la lucha  de clases – el propio proceso interno de los programas de gobierno, la propia realidad vista en su conjunto y en su dimensión dialéctica. No hay crítica y autocrítica sobre el proceso dinámico del gobierno. Más allá encontramos tres problemas centrales, que hirieron “de muerte” a los gobiernos democráticos de izquierda. Solo los enumero hoy-

PRIMERO la continuidad – incluso con mayor intensidad y amplitud hacia otros sectores de la economía, del viejo Modelo Extractivo-Exportador de materias primas, de nuestros recursos naturales, la Biodiversidad y nuestros Conocimientos Ancestrales.

SEGUNDO, muy pocos analistas latinoamericanos, tienen la calidad política de entrar al proceso de la crítica y auto-crítica y señalar en profundidad y transparencia pública, como entró a la organización, a la Dirección, a los Dirigentes y Líderes (a la propia “clase política”) la CORRUPCIÓN que logró envenenar Organizaciones, destruir Liderazgos y “asesinar de muerte” todo el proceso político. Y

TERCERO, durante el “largo” ciclo progresista, distinguidos Ciudadanos de América latina, los Gobiernos NO tuvieron la capacidad de tocar al ESTADO – a él “ni con el pétalo de una flor” – tuvieron miedo, no tenían los programas políticos para sustituirlo o simplemente NO les interesó, solo querían, deseaban, afirmarse el campo economicista, en el mundo de las Políticas Sociales y en los escenarios de los reconocimientos, pero también de olvido, postergación y traición de los “Nuevos Derechos” y Necesidades de la “Nueva Clase Media” ascendente o los “millones de jóvenes”, en especial, producto del ciclo de crecimiento macro económico o de los millones de familias que salieron de la Pobreza. El ESTADO – centralista, neoliberal, corrupto, con Instituciones en crisis, concentra el Poder de Poderes tradicionales, anacrónicos, conservadores de la viejas clases oligárquicas y burguesas dependientes. Este modelo de Estado se conserva hasta hoy e incluso en unos casos reforzado – como Chile – o envenenado como Brasil, Argentina. Próximamente analizaremos los casos de los procesos políticos de BOLIVIA Y URUGUAY. Veremos cuál es la responsabilidad Política del FRENTE AMPLIO en URUGUAY y el MOVIMIENTO AL SOCIALISMO –MAS- en BOLIVIA.

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LAS IZQUIERDAS LATINOAMERICANAS TRAS EL CICLO PROGRESISTA.

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Enzo Machado.


Rebelión martes 28 de agosto del 2018.


El sociólogo portugués Buenaventura de Sousa advierte que nos encontramos en tiempos de preguntas fuertes y respuestas débiles. Las preguntas fuertes son las que van dirigidas —más que a nuestras opciones de vida individual y colectiva— a nuestras raíces, a los fundamentos que crean la batería de posibilidades entre las cuales es posible elegir. Por ello, son preguntas que generan una perplejidad particular.

Las respuestas débiles son las que no consiguen reducir esa complejidad sino que, por el contrario, la pueden aumentar y reproducir. Una de las preguntas fuertes puede formularse así: ¿por qué el pensamiento crítico, emancipatorio, de larga tradición en la cultura occidental, en los hechos no ha emancipado la sociedad?

Emergen dos respuestas. Por un lado, se sostiene que, de hecho, la transformación social y política posible ha sido realizada. Por otro lado, se argumenta que el potencial emancipatorio de este pensamiento está intacto y solo hay que seguir luchando de acuerdo con las orientaciones que derivan de él.

En esta misma dirección podríamos decir que el pensamiento crítico de izquierda se fracturó en los últimos 30 años, tras el derrumbe del llamado socialismo real, en torno al antagonismo que genera la idea de que es tan difícil imaginar el fin del capitalismo, como que el capitalismo no tenga fin.

Esto tiene directa relación con un debate que se desarrolla en diversos círculos intelectuales y militantes, que trata la encrucijada. Por un lado, una izquierda, integrada por un bloque que no se resigna a vivir bajo el capitalismo a ultranza y trabaja para debilitarlo, adoptando posiciones contra el libre mercado, los TLC, el fortalecimiento de las empresas públicas y la apuesta a un mercado interno fuerte. Es decir, anclada sobre todo en la resistencia y la denuncia.

Y por otra parte el neo-desarrollismo (progresismo, hay quienes sostienen que es un híbrido entre neoliberalismo y desarrollismo clásico), que convence y se convence de que es posible trazar las bases de un capitalismo humanizado, al que se le pueden eliminar los excesos y con el que se puede convivir.

Esto mantiene a los movimientos emancipatorios en un quietismo peligroso, que termina siendo funcional a las lógicas de poder instaladas, porque no disputa ni cambia las correlaciones de fuerza.

Aterrizando este análisis en Latinoamérica, es impostergable para el campo popular fortalecer sus debates estratégicos y retomar la cercanía con el bloque social de los cambios, dos puntas de una problemática que vienen padeciendo las izquierdas latinoamericanas en estos últimos años, en un contexto en el que avanza la derecha más conservadora y se debate la caducidad o la vigencia del ciclo progresista.

¿Cambios estructurales?

Ese ciclo progresista, iniciado con la victoria electoral de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de Venezuela en 1998 y fortalecido con el triunfo de Lula en Brasil en 2002, se alimentó de esas tres fuentes: la crisis de hegemonía del neoliberalismo; el ascenso de las luchas sociales y políticas antineoliberales; pero sin un programa de cambios estructurales.

Esto queda claro si comparamos la plataforma que llevó a la victoria electoral de Salvador Allende en Chile en 1970 con los programas de gobierno de cualquiera de las fuerzas políticas que ganaron elecciones en el actual ciclo progresista.

¿Cuáles son los vehículos programáticos centrales del ciclo progresista? Sin obviar que se trata de un fenómeno donde cierta sincronía en el tiempo se combina con una gran diversidad de experiencias nacionales, hay algunos rasgos que se pueden generalizar.

Lo que ha definido ese ciclo es la búsqueda por superar el paradigma económico anterior, que sostenía la pertinencia de ampliar los negocios de las corporaciones privadas transnacionales para que “derrame” algo hacia los pobres. A éste, la izquierda contrapesó otro definido como “distribuir para crecer”.

En todos los casos ha significado una “vuelta” del Estado a la economía, ampliando las regulaciones públicas al mercado, fortaleciendo empresas estatales o incluso reestatizando empresas y servicios que habían sido privatizadas; un “activismo estatal” que había sido condenado por el Consenso de Washington.

Plantearse el agotamiento o la mutación de este ciclo progresista puede ser el lanzador de un profundo intercambio sobre que significa ser de izquierda hoy y como se avanza hacia la conquista de viejos objetivos incorporando perspectivas y alianzas que en la actualidad son indispensables. Para pensar un bloque histórico de la transformación en el siglo XXI, hay que contemplar e incorporar a un conjunto de corrientes de pensamiento que son claves en la agenda del movimiento emancipatorio.

Sin perder de vista la construcción de una sociedad nueva, la justicia social y la eliminación de la explotación, contradicciones fundamentales y motores de la historia, es impostergable que la izquierda teja y concrete (teniendo en cuenta la realidad concreta de cada lugar) con los feminismos, los movimientos campesinos, ecologistas, los colectivos de Derechos Humanos y las juventudes, una síntesis que ponga en perspectiva la revolución y los horizontes poscapitalistas.

En la medida en que la crisis del capitalismo se profundiza y la derecha avanza en su ofensiva (sin un programa alternativo hegemónico), los procesos corren el riesgo de cerrarse hacia adentro y mantener una posición defensiva. Ningún proceso va a poder profundizar -y mucho menos radicalizar- los cambios por sí solo si no es inserto dentro de un proceso de integración latinoamericana y caribeña más amplio.

Es necesario por tanto fortalecer y ampliar la integración política, profundizándola mediante la integración económica, científica, tecnológica y cultural, integración que permita, frente al proceso de reprimarización continental, crear cadenas de valor regionales.

La imaginación como factor político, es un eslabón clave en este derrotero que aquellos que luchamos por la justicia social y creemos que existen otras formas más humanas e igualitarias de organizar la vida en sociedad, debemos transitar. Resumiendo, el ciclo progresista ha hecho, parafraseando al poeta, “programa (de gobierno) al andar”. Y éste ha encontrado sus límites, impases y dilemas.

¿En qué coyuntura no encontramos?

Hay señales de un cierto agotamiento del ciclo progresista si consideramos las bases con las cuales fue lanzado a comienzos de este siglo. No hay dudas de que ciclos “cortos” (o de gobiernos) han hecho crisis y se han sucedido importantes derrotas, como en la elección presidencial en la Argentina y para diputados en Venezuela en 2015 o en el referéndum en Bolivia en 2016; o con los golpes de estado (Honduras, 2009; Paraguay, 2012; Brasil, 2016). Otra sería la conclusión si hablamos de un ciclo “largo”, de disputa de proyectos, donde el progresismo en el siglo XXI ha sido una respuesta al fracaso neoliberal y del capitalismo financiarizado y globalizado.

A diferencia de los tiempos neoliberales de los años 1980-90, las fuerzas conservadoras, a pesar de que avanzar y acechar, no tienen hoy un programa económico-social con capacidad de movilización y/o de construir hegemonía. Tampoco las fuerzas populares están desmoralizadas y desmovilizadas como ocurrió en torno y después de la doble crisis de las izquierdas, socialdemócrata y estalinista, de los años 1980.

La izquierda latinoamericana en general, con algunas excepciones particulares, quedó entrampada en estos últimos años en ese no-debate sobre gobernar para qué, para quiénes y con quiénes, sintetizado esto en un programa de cambios y transformaciones profundas. 

La izquierda gobernante

Particularmente en Uruguay, con un Estado que tiene la característica de ser una de las pocas entidades capaces de construir hegemonía a lo largo de la historia del país, la izquierda gobernante no logró escapar a este problema y uno de los síntomas que lo ponen de manifiesto es el hiato con la fuerza política, sus órganos internos de decisión y la base social que la compone.

La desconexión con la academia, los artistas y los intelectuales, es otro de los factores que incide en el hecho de que la izquierda pierda pie en la construcción de horizontes colectivos comunes, que funcionen como amalgama y vehiculicen la disputa contra la racionalidad neoliberal. Estas usinas productoras de ideas construyeron durante los años 50-60-70 un relato y una estética que unificó a la izquierda, que le permitió superar la dictadura (1973-1985) y posteriormente enfrentar al neoliberalismo, hasta llegar, con la incorporación del progresismo, a ser gobierno.

La izquierda (no solamente la que se encuentra en el Frente Amplio) ha perdido rumbo, se ha visto envuelta en los problemas que acarrea el gobierno y controlar el estado (o ser oposición por izquierda de un gobierno que dice ser de izquierda). Sus aparatos políticos se transformaron en ingenierías para juntar votos, topeando los debates estratégicos, quitando peso a las bases y tomando como un fin en si mismo el triunfo electoral. La juventud debe debatir su agotamiento o su vigencia.

Se perdió de vista el hecho de que las órbitas de gobierno, las instituciones liberales, debían ser un medio para alcanzar objetivos de fondo, radicalizando la democracia. Por eso, atendemos con preocupación que algunos sectores frentistas, simpatizantes de un capitalismo maquillado y aggiornados con el lenguaje técnico de la gestión y la eficiencia, hayan olvidando la necesidad de construir alternativas que modifiquen la estructura del sistema.

Desterrar ese presupuesto, volver a las banderas, a las calles, a los barrios y a las plazas, son, sino las únicas, herramientas medulares para seguir creyendo que el Frente Amplio como síntesis de las luchas populares y como instrumento para la disputa de sentidos no está agotado. De lo contrario habrá que barajar y dar de nuevo. 

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ENZO MACHADO, Docente de Historia, egresado del Cerp-Centro Florida. Militante del Frente Amplio e integrante de Periferia.

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