jueves, 30 de junio de 2022

BILDERBERG, LA CLASE DIRIGENTE GESTIONA EL NUEVO DESORDEN MUNDIAL.

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QUE ES EL CLUB DE BILDERBERG. “EL CLUB DE LOS AMOS DEL MUNDO”. El Club Bilderberg se llama así por el nombre del hotel neerlandés que escogieron en 1954 siguiendo la iniciativa de Bernardo de Holanda y David Rockefeller. Desde el principio, el núcleo del club lo han formado políticos, financieros y grandes corporaciones. Pese a que el Club siempre ha pretendido como leitmotiv buscar un mayor entendimiento entre Norteamérica y Europa tras la II Guerra Mundial y en pos de objetivos comunes, los intereses de la élite son otros, según expertos en estructuras cerradas supranacionales como el analista y escritor Daniel Estulin. Estamos refiriéndonos a una verdadera casta formada siempre por élites blancas de Europa y Norteamérica y cuyo objeto, heredado de ancestrales círculos de poder, es mantener los privilegios que vieron peligrar tras el proceso de descolonización. Pese a que hace tres años el Club abrió un gabinete de prensa, en sus reuniones no existe un acuerdo final ni se emiten declaraciones políticas y todo lo que allí se habla continúa siendo confidencial en grado sumo. Obviamente, el control de la población humana es demasiado complejo, ambicioso y, por naturaleza, ha de permanecer bajo el más absoluto secreto. Ellos deciden cuándo y cómo aumentará el precio del petróleo, donde debe estallar una revuelta política o el devenir de una nueva moneda. Su fin es, según Estulin, la Empresa Mundial SA: poderes fácticos, económicos y financieros, con un poder mayor que cualquier gobierno en el planeta.

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    Fuentes: La marea [Imagen: Con la presencia de Henry Kissinger el         club elitista tratará la “Disrupción del Sistema Financiero Global” y la     “Desglobalización”]
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BILDERBERG, LA CLASE DIRIGENTE GESTIONA EL NUEVO DESORDEN MUNDIAL.

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Por Andrés Villena | 30/06/2022 | Economía

 

Fuente Rebelión jueves 30 de junio del 2022

«Las élites conspiran y Bilderberg es un fiel y ya casi folclórico testigo de ello. No obstante, el silencio creciente en torno a este club podría favorecer su carácter estratégico», opina Andrés Villena.

La claustrofobia ideológica acelerada por los confinamientos y las restricciones que poco a poco van dejándose atrás ha hecho recientemente más atractivas las teorías de la conspiración. Pese a su a veces irresistible reclamo para explicar una realidad cada vez más cambiante y compleja, no está de más recordar la brillante por sucinta sentencia de uno de los mejores analistas del poder, Charles Wright Mills, en los años cincuenta del siglo pasado: «Hay muchas conspiraciones a lo largo de la historia, pero la historia no es una conspiración «. 

Pero los mitos resisten, y no sin falta de razones. Uno de estos es el extremadamente discreto Club Bilderberg, una cumbre anual en la que jefes de Estado, poderes ejecutivos, empresariales y mediáticos mayoritariamente de Occidente se reúnen a puerta cerrada en torno a una serie de temas considerados candentes. Todo un gobierno mundial informal unificado por sus distintas clases dirigentes, como representación de la jerarquización de un mundo actual, en realidad, muy pequeño en su cumbre.  

Bilderberg toma su nombre del hotel holandés en el que se celebró, en 1954, la primera reunión entre este tipo de mandatarios públicos y privados. Aquel encuentro reflejó la preocupación por la guerra fría más incandescente, con una Unión Soviética que vivía la sucesión del dictador Stalin y con una China que comenzaba el largo reinado del Partido Comunista de Mao Tse-Tung.

Una guerra descongelada ha marcado también el encuentro de 2022, en el que estas dos potencias nucleares y alternativas al orden occidental más o menos liberal figuran entre las preferencias de los asistentes, unos 130 elegidos para dialogar y conspirar durante apenas cuatro días. La ausencia de documentos gráficos subraya la supuesta importancia exclusiva de lo que una sociedad tan acostumbrada al espectáculo no puede fotografiar y repetir hasta la náusea. Se trata del estruendo de un silencio que, sin embargo, cada vez llama menos la atención.   



Representantes y directivos de la CIA, de la OTAN, del servicio secreto británico, de las grandes multinacionales Google-Alphabet, Goldman Sachs, Deutsche Bank, AXA, Pfizer, y de medios como The Economist, Financial Times o PRISA, junto con la presencia del eterno Henry Kissinger (99 años), han hecho de este evento más una caricatura en declive que una cita capaz de decidir los designios del mundo en el futuro. Algo así como la manifestación del primero de mayo en España, pero con una mayor capacidad de decisión e influencia.  

Hubo un tiempo en el que documentos como el informe sobre La crisis de la democracia, editado por la prima hermana de Bilderberg, la añeja y polvorienta Comisión Trilateral, condicionaron el ambiente de agitación mundial, al subrayar la necesidad de reducir o de, al menos, poner coto a los crecientes niveles de educación en el mundo, que se estimaban relacionados con el incremento de la conflictividad social en los años sesenta del siglo pasado. El giro de las políticas públicas en los años ochenta, lo que algunos han denominado difusamente neoliberalismo o revolución conservadora, podría haberse derivado de algunos de los acuerdos allí adoptados, pero de ello no ha quedado constancia escrita alguna. 

Pablo Casado, el convidado sin partido a Bilderberg 

Entre las figuras mundiales seleccionadas para este encuentro destaca paradójicamente el expresidente del Partido Popular Pablo Casado; para este, dicha cita quizá haya supuesto un último evento de postín antes de comenzar su carrera necesariamente circunscrita ya al sector privado. Casado coincidió en Washington con otros dos españolesJosé Manuel Albares, ministro de Exteriores del Gobierno de España, y Carlos Núñez, presidente ejecutivo del Grupo PRISA, editor del primer diario del mundo en español. Este año estuvo ausente Ana Patricia Botín, la presidenta del Banco Santander, y miembro del comité directivo de Bilderberg, a instancia del cual todos los años son invitados representantes o líderes del PP, del PSOE e incluso del ya casi extinto Ciudadanos.  

Solo 25 días antes de la cumbre de la OTAN en Madrid, Bilderberg reproduce, al menos en sus temas principales, el pesimismo del recientemente concluido Foro de Davos, otro de los lugares clave para la reunión de las élites mundiales. Desigualdades, migraciones y problemas derivados del cambio climático parecen ocupar un segundo lugar entre las causas de la inestabilidad global a partir de los temas principales que figuran en la web oficialLa guerra y las tensiones mundiales latentes han vuelto al primer plano. Como en los viejos tiempos. 


Club de Bilderberg. ¿Conspiración mundial?
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Estos puntos del día son diversos y, al mismo tiempo, los mismos: la ampliación de la OTAN, los problemas políticos y económicos de Turquía, un miembro clave de la alianza atlántica, y China, cada vez más central en los ámbitos tecnológicos y geopolíticos, con un acuerdo internacional a punto de firmarse que abarca a las naciones del pacífico y que contrasta con la parálisis económica y política de la dependiente Unión Europea. 

Las élites conspiran y Bilderberg es un fiel y ya casi folclórico testigo de ello. No obstante, el silencio creciente en torno a este club podría favorecer su carácter estratégico: menos misterio y más espacio para llegar a acuerdos a favor de una élite global que siempre ha dejado la teoría de la libre concurrencia para los libros de texto.  

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GUERRA EN UCRANIA. POR QUÉ BIDEN ESTÁ EN APUROS.

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“La arrogancia militar. Según el Asia Times, Estados Unidos estaba más presionando que nadie para una guerra. El sitio hace referencia al intento del canciller alemán Olaf Scholz, cinco días antes de la invasión, de evitar la guerra. Pero ante la insistencia de Washington, Zelensky rechazó la propuesta de Scholz. El Wall Street Journal escribió el 1 de abril: «Scholz hizo un último intento de acuerdo entre Moscú y Kiev. El 19 de febrero en Múnich le dijo a Zelensky que Ucrania debería renunciar a sus aspiraciones en la OTAN y declararse neutral en el marco de un acuerdo de seguridad europea más amplio entre Occidente y Rusia. El pacto estaría firmado por Putin y Biden, que garantizarían conjuntamente la seguridad de Ucrania. Zelensky dijo que no se podía confiar en que Putin cumpliera ese acuerdo y que la mayoría de los ucranianos quería entrar en la OTAN».

“Zelensky no inventó la idea del ingreso de Ucrania en la OTAN. «Consiguió promesas de Washington y Londres, que aumentaron sus suministros de armas a Ucrania».  La administración Biden quería que esta guerra pusiera a Rusia de rodillas militarmente, pero, según el Asia Times, subestimó la capacidad del ejército ruso: «La grandilocuencia previa de Washington de expulsar al presidente ruso Vladimir Putin del poder, destruir la capacidad bélica de Rusia y reducir a la mitad el tamaño de la economía rusa resultó ridícula vista retrospectivamente».

"Según el sitio web asiático, «un compromiso en Ucrania con importantes concesiones territoriales a Rusia es la única forma concebible de poner fin a la guerra». Pero no se puede esperar que Washington presente una propuesta así, ya que sería una humillación. Sin embargo, no se puede descartar que esto ocurra. Cuanto más se prolongue la guerra, mayores serán los problemas económicos y más difícil será la posición de Biden. Por ello, no es inconcebible que Biden anime a los líderes europeos a forzar a Ucrania a negociar con Moscú para no tener que hacer «el trabajo sucio» él mismo. A este respecto, el sitio señala una insinuación de Colin H. Kahl, viceministro de Defensa. A mediados de junio declaró: «No vamos a decir a los ucranianos cómo negociar, qué negociar y cuándo negociar. Ellos mismos determinarán esos términos».

"Al menos a mediados de junio ya hubo conversaciones entre, por un lado, Ucrania y, por otro, Italia, Francia y Alemania. Según el periódico alemán Die Welt, Kiev empieza a dudar de la solidaridad de Occidente. Parece que cada vez hay más voces en el campo occidental que piden esfuerzos de paz. El periódico cita una declaración de Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, que apunta a un cambio de rumbo: «La pregunta es: ¿Qué precio está usted dispuesto a pagar por la paz? ¿Cuánto territorio? ¿Cuánta independencia? ¿Cuánta soberanía? ¿Cuánta libertad? ¿Cuánta democracia está usted dispuesto a sacrificar por la paz? Y es un dilema moral muy difícil».

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GUERRA EN UCRANIA. POR QUÉ BIDEN ESTÁ EN APUROS.

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Por Marc Vandepitte | 29/06/2022 | EE.UU.Mundo

 Fuente, Rebelión miércoles 29 de junio del 2022.

Fuentes: De Wereld Morgen [Foto: Joe Biden (Het Witte Huis, Wikimedia Commons)]

Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus

Cuando se trata de Ucrania, a menudo escuchamos discursos duros desde Washington. Pero el diario Asia Times desmonta esa retórica. Según este sitio web de noticias, Joe Biden se enfrenta a un doble desastre desde la guerra de Ucrania: una recesión en casa y una segunda humillación estratégica en un año. ¿Le obligará a cambiar de rumbo?

Grandilocuencia

Los principales medios de comunicación occidentales son todo menos equilibrados a la hora de informar sobre la guerra en Ucrania. El nivel de propaganda es alto y, salvo algunas excepciones, se sigue servilmente la línea de la OTAN. En el resto del mundo, afortunadamente, es distinto. Allí se escuchan voces diferentes. Por ejemplo, un análisis reciente en el Asia Times. Esta página web de noticias tiene su sede en Hong Kong y es uno de los medios de comunicación más destacados de Asia. Según este sitio, la Casa Blanca se equivocó totalmente en esta guerra. Las duras palabras que salen de la boca de Biden solo sirven para enmascarar la grave situación en la que se encuentra.

Según el Asia Times, Biden tiene que enfrentarse a dos graves problemas como consecuencia de la guerra. Económicamente, su país y gran parte del mundo se dirigen hacia una crisis. Además, tras la debacle del verano pasado en Afganistán, sufrirá una segunda humillación con esta guerra.

Tormenta económica

A consecuencia de las sanciones occidentales, el comercio mundial está gravemente perturbado, especialmente en los ámbitos de la energía y los alimentos, lo que está provocando una elevada inflación que, a su vez, hace aparecer el espectro de la grave crisis de la década de 1970. Una inflación elevada también significa un menor poder adquisitivo de la población y Biden será juzgado sin duda por ello en las elecciones de medio mandato de noviembre.

La guerra en Ucrania, repercute en todas las Regiones del mundo.

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La inflación causada por las sanciones se suma a la subida de precios provocada por la pandemia. Para combatir la crisis del COVID-19 Trump tomó medidas de estímulo. Con Biden se duplicó ese apoyo financiero. Según el Asia Times, la administración Biden subestimó en gran medida el impacto inflacionario de este paquete de estímulo por valor de 6.000 billones de dólares. A ello se suman los efectos de las sanciones, con todas las consecuencias que ello conlleva.

La inflación puede combatirse con tipos de interés más altos, pero eso contrae el crecimiento económico y puede hacer que los mercados bursátiles se desplomen. El remedio es entonces peor que la enfermedad. En el primer trimestre la economía estadounidense ya se contrajo un 1,4% interanual. La venta de viviendas nuevas también se desplomó, lo que anuncia fuertes tormentas para el resto de la economía.

Estados Unidos se enfrenta así a un difícil dilema: inflación o estancamiento económico (mediante la subida de los tipos de interés). En el peor de los casos, incluso se da una combinación de ambos y entonces se produce la estanflación.

En las economías más débiles del G7 la situación es aún peor. Por ejemplo, el Asia Times informa de que el yen japonés está en caída libre. La deuda pública allí es del 270% del PIB. Los tipos de interés de la deuda pública japonesa subieron a mediados de junio hasta el nivel más alto desde la crisis financiera de 2008.

Italia también se ha enfrentado recientemente a unos tipos de interés elevados, y Europa corre el riesgo de volver a experimentar «una fragmentación de la Unión Europea», como ocurrió tras la crisis financiera de 2008 (1).

El objetivo de las sanciones económicas era golpear a Rusia. Sin duda estas sanciones perjudicarán y ya se están haciendo notar. Pero los rusos se han preparado bien para un régimen de sanciones desde la anexión de Crimea en 2014. La gran mayoría de los países del mundo tampoco están dispuestos a seguir la política de sanciones de Occidente.

La tasa de Inflación en Estados Unidos, escala hasta un 8.6%
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Según el Asia Times, Estados Unidos ha subestimado la capacidad de resistencia de la economía rusa. Como resultado de la subida de precios, Rusia ganó un récord de 97.000 millones de dólares por las exportaciones de petróleo y gas en los primeros cien días de la guerra. El rublo ha alcanzado su nivel más alto en los últimos siete años.

El Asia Times señala secamente que países como China e India, que se negaron a sumarse a las sanciones del G7 contra Rusia, compran ahora petróleo ruso con un descuento de 30-40 dólares por barril, mientras que los consumidores de Europa y Estados Unidos pagan el precio completo.

La arrogancia militar

Según el Asia Times, Estados Unidos estaba más presionando que nadie para una guerra. El sitio hace referencia al intento del canciller alemán Olaf Scholz, cinco días antes de la invasión, de evitar la guerra. Pero ante la insistencia de Washington, Zelensky rechazó la propuesta de Scholz. El Wall Street Journal escribió el 1 de abril:

«Scholz hizo un último intento de acuerdo entre Moscú y Kiev. El 19 de febrero en Múnich le dijo a Zelensky que Ucrania debería renunciar a sus aspiraciones en la OTAN y declararse neutral en el marco de un acuerdo de seguridad europea más amplio entre Occidente y Rusia. El pacto estaría firmado por Putin y Biden, que garantizarían conjuntamente la seguridad de Ucrania. Zelensky dijo que no se podía confiar en que Putin cumpliera ese acuerdo y que la mayoría de los ucranianos quería entrar en la OTAN».

Zelensky no inventó la idea del ingreso de Ucrania en la OTAN. «Consiguió promesas de Washington y Londres, que aumentaron sus suministros de armas a Ucrania».

La administración Biden quería que esta guerra pusiera a Rusia de rodillas militarmente, pero, según el Asia Times, subestimó la capacidad del ejército ruso:

«La grandilocuencia previa de Washington de expulsar al presidente ruso Vladimir Putin del poder, destruir la capacidad bélica de Rusia y reducir a la mitad el tamaño de la economía rusa resultó ridícula vista retrospectivamente».

Según el sitio web asiático,

«un compromiso en Ucrania con importantes concesiones territoriales a Rusia es la única forma concebible de poner fin a la guerra». Pero no se puede esperar que Washington presente una propuesta así, ya que sería una humillación.

Sin embargo, no se puede descartar que esto ocurra. Cuanto más se prolongue la guerra, mayores serán los problemas económicos y más difícil será la posición de Biden. Por ello, no es inconcebible que Biden anime a los líderes europeos a forzar a Ucrania a negociar con Moscú para no tener que hacer «el trabajo sucio» él mismo.

A este respecto, el sitio señala una insinuación de Colin H. Kahl, viceministro de Defensa. A mediados de junio declaró:

«No vamos a decir a los ucranianos cómo negociar, qué negociar y cuándo negociar. Ellos mismos determinarán esos términos».

Al menos a mediados de junio ya hubo conversaciones entre, por un lado, Ucrania y, por otro, Italia, Francia y Alemania. Según el periódico alemán Die Welt, Kiev empieza a dudar de la solidaridad de Occidente. Parece que cada vez hay más voces en el campo occidental que piden esfuerzos de paz. El periódico cita una declaración de Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, que apunta a un cambio de rumbo:

«La pregunta es: ¿Qué precio está usted dispuesto a pagar por la paz? ¿Cuánto territorio? ¿Cuánta independencia? ¿Cuánta soberanía? ¿Cuánta libertad? ¿Cuánta democracia está usted dispuesto a sacrificar por la paz? Y es un dilema moral muy difícil».

Líderes de la OTAN, el G-7 y la U.E. muestran unidad y evitan confrontación con Rusia.
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Unas opciones claras

Según el Asia Times, no todos los miembros de la administración Biden están en la misma onda. Los de la línea dura respecto a esta cuestión son el ministro de Asuntos Exteriores, Antony Blinken, y la viceministra de Asuntos Exteriores, Victoria Nuland. Esta última es el artífice del golpe de Estado de 2014 en la plaza Maidan, que «desencadenó la tragedia actual» (2).

Biden, en cambio, piensa en su supervivencia política. Actualmente, su popularidad ha alcanzado el punto más bajo. Menos del 40% de los votantes apoya sus políticas, mientras que el 55% las desaprueba. Son cifras dramáticas.

El Asia Times aún no tiene claro qué va a prevalecer: El instinto de supervivencia política de Biden o las prioridades ideológicas de Blinken y Nuland.

«Pero las opciones son duras y claras: o salimos del borde del abismo o saltamos a una recesión mundial y una crisis estratégica en espiral».

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Notas:

(1) Se crea entonces una división entre los países que están financieramente sanos y pueden pedir préstamos a bajos tipos de interés (a largo plazo) y los países que tienen problemas financieros y tienen que pagar altos tipos de interés. Si la diferencia entre estos tipos de interés (el llamado «diferencial») se vuelve demasiado alta, se producen situaciones insostenibles para los países débiles dentro de la misma moneda y puede llevar a una «salida» de la moneda común.

(2) En la céntrica Plaza de la Independencia de Kiev, la plaza Maidan, surgieron protestas el 21 de noviembre de 2013 contra el gobierno del presidente Víktor Yanukóvich a raíz de su negativa a firmar el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Ucrania. Estas protestas fueron codirigidas por Estados Unidos y sus aliados occidentales. Las protestas se volvieron muy sombrías y acabaron provocando la destitución de Yanukóvich en febrero de 2014. El nuevo gobierno prooccidental adoptó una postura más dura contra la población de habla rusa. En respuesta, los habitantes de Crimea votaron a favor de la independencia en un referéndum y comenzó la resistencia armada de la población de habla rusa en la región de Donbás. Poco después Rusia anexionó Crimea. Desde entonces, la hostilidad del ejército y las milicias ucranianas en la región de Donbás ha sido constante. Ha dejado 14.000 muertos, la mayoría en el lado de habla ruso.

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martes, 28 de junio de 2022

DESACUERDOS EN GINEBRA ENTRE RICOS Y POBRES. Corolarios de una Cumbre comercial “opaca”

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"Sin respuestas de fondo a la crisis alimentaria.  En cuanto al acuerdo sobre el acopio de alimentos para contrarrestar la crisis alimentaria mundial — como consecuencia del conflicto Ucrania-Rusia y el drama climático–, los movimientos sociales consideran que la Cumbre de Ginebra no adoptó la medida clave que les hubiera permitido a los países en desarrollo aumentar realmente su capacidad de producción. Esta solución duradera exigiría una revisión del tratado sobre agricultura de la OMC que las principales naciones industrializadas no quieren enmendar. Una revisión de esta envergadura supondría que la OMC modificara sus normas sobre agricultura para permitir que los países en desarrollo apoyen (subsidien) a sus propios productores y consumidores pobres, como lo han hecho durante mucho tiempo los países desarrollados.

"Varias naciones enriquecidas, como los Estados Unidos, bloquearon cualquier posibilidad de ir al fondo del problema, en parte debido a su temor que India y otras naciones del Sur pudieran exportar sus granos subvencionados. Tampoco aceptaron buscar una opción temporal de transición que tuviera vigencia hasta que se encontrara, en el futuro, una solución permanente a la crisis alimentaria. Lejos de acuerdos estratégicos esenciales para los países en desarrollo, en Ginebra se aprobaron dos documentos. Uno de ellos es la Declaración Ministerial sobre la Respuesta de Emergencia a la Inseguridad Alimentaria, el cual subraya la importancia de «no imponer prohibiciones o restricciones a la exportación» contrarias a las normas de la OMC.

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Fuera la OMC. Organización Mundial del Comercio. Defensa de la Agricultura familiar y la soberanía alimentaria.
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DESACUERDOS EN GINEBRA ENTRE RICOS Y POBRES. Corolarios de una Cumbre comercial “opaca”

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Por Sergio Ferrari. |28/06/2022| Economía.

Fuentes: Rebelión martes 28 de junio del 2022.

La gran preocupación de la OMC es su sobrevivencia

Aunque los dirigentes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) desbordaron de euforia por los resultados de su reciente Conferencia Ministerial de Ginebra, La Vía Campesina Internacional los consideró “opacos y decepcionantes”.

Luego de cinco días de negociaciones (12 a 17 de junio) entre los representantes de 164 Estados que participaron en la 12ª Conferencia Ministerial de la OMC, sus portavoces hablaron de “acuerdos sin precedentes”. Se refirieron, concretamente, a las patentes de las vacunas contra el COVID-19, a la seguridad alimentaria y a las normas que regulan la pesca.

Esta Conferencia “confirma la importancia histórica del sistema comercial multilateral”, enfatizó Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la OMC, al cerrar la maratón de discusiones que se extendieron 48 horas más de lo previsto con el objetivo de alcanzar consensos mínimos.

Detrás de dichos consensos se jugaba la credibilidad misma –de por sí fuertemente cuestionada– de este organismo que hacía ya cinco años que no lograba reunirse presencialmente desde la conferencia de diciembre de 2017 en Buenos Aires y que hacía una década no lograba alcanzar ningún tipo de acuerdo.

Por su parte La Vía Campesina, el movimiento rural más importante a nivel internacional, evalúa que la OMC ha vacilado respecto a los asuntos más acuciantes para los productores rurales y urbanos de alimentos de pequeña escala a nivel mundial.  En su comunicado del 20 de junio dice que “el Paquete de Ginebra no aborda las múltiples crisis de inflación, aumentos de precios, hambre, y calentamiento global(https://viacampesina.org/es/el-paquete-de-ginebra-de-la-omc-avance-o-mas-de-lo-mismo/).



Ambiente de protesta

El sábado 11 de junio, un día antes de iniciarse el cónclave de Ginebra, centenares de manifestantes se volcaron a las calles de la ciudad para exigir la anulación de las normas sobre la agricultura que rigen en la actualidad.

La Vía Campesina y otras organizaciones internacionales lanzaron la invitación a la protesta a fines de abril. Bajo la consigna: 

“¡El libre comercio es hambre! ¡OMC fuera de la agricultura!”, dicha organización convocó también a todos sus miembros y aliados a organizar reuniones públicas, conferencias y manifestaciones entre el 10 y el 15 de junio a fin de “exponer el impacto de los Tratados de Libre Comercio y las políticas de la OMC sobre los pequeños productores de alimentos tanto rurales como urbanos”.

Para este movimiento rural, en la actual coyuntura mundial marcada por la pandemia, por los efectos visibles del calentamiento global en la agricultura y por la guerra en Ucrania, “está claro que hacer que la seguridad alimentaria de la gente dependa del comercio internacional y de las empresas transnacionales es un crimen”. Esto debe terminar, subrayó, e insistió en que la OMC no debe controlar la agricultura. Por el contrario, la Soberanía Alimentaria debe ser la base de las políticas agrícolas y alimentarias en cada país y a nivel internacional.

Para el movimiento rural internacional, la OMC intenta imponer su hegemonía en un mundo azotado por la desigualdad, el hambre, la pobreza extrema, las guerras y una pandemia única en el siglo. Y por eso es fundamental “movilizarse para denunciar a esta organización y defender la Soberanía Alimentaria de los pueblos”. (https://viacampesina.org/es/convocatoria-de-movilizaciones-de-cara-a-la-reunion-ministerial-de-la-omc-junio-2022-en-ginebra-suiza/).

Sin la autorización policial necesaria para realizar la protesta frente a la sede de la Organización Mundial del Comercio, la manifestación del 11 de junio optó por recorrer las calles de Ginebra, intercalando en distintos puntos del trayecto discursos de dirigentes campesinos que llegaron desde los diversos continentes.



Mirada crítica de la sociedad civil

Diferentes voces de la sociedad civil internacional salieron al cruce de las declaraciones eufóricas de la OMC que las agencias internacionales de noticias amplificaron unilateralmente sin darles la palabra a los movimientos sociales.

Isolda Agazzi, experta en comercio internacional en el seno de la plataforma suiza Alianza Sur, fue contundente al evaluar la cumbre de la OMC:

“aprobó una decisión insustancial sobre el COVID 19. Tampoco encontró una solución permanente para el almacenamiento obligatorio de los alimentos”. Y subrayó que el organismo, “no propone soluciones viables ni para la crisis sanitaria ni para la crisis alimentaria que azotan a nuestro planeta. Como suele suceder en tales negociaciones, las resoluciones solo se aprobaron porque representan un compromiso; nadie está realmente contento con eso”.

Según Agazzi, cuya plataforma reúne a las principales ONG helvéticas de cooperación, los acuerdos alcanzados sobre COVID-19 en la Cumbre están muy lejos de la propuesta que India y Sudáfrica habían presentado en octubre de 2020, para democratizar y descentralizar la producción de las vacunas y los medicamentos anti-COVID-19 hacia países del Sur

Dicha propuesta requería una suspensión temporal de todos los derechos exclusivos de propiedad intelectual (patentes, secretos comerciales y datos) sobre vacunas, medicamentos y pruebas del coronavirus, que debería facilitar su fabricación y comercialización en los países en desarrollo y beneficiar así las poblaciones menos protegidas ante la pandemia. 

Muy rápidamente, la iniciativa de India-Sudáfrica contó con el apoyo de un centenar de países y ONG de todo el mundo. Pero desde un primer momento, Suiza y el Reino Unido, entre otras naciones desarrolladas, se opusieron radicalmente para proteger los intereses de las grandes transnacionales farmacéuticas que tienen sus sedes en países del Norte.

La decisión adoptada en la reciente Cumbre de Ginebra, explica Agazzi, simplemente repite las disposiciones vigentes de la OMC. En particular, existe la posibilidad de que los países en desarrollo elegibles o designados puedan comercializar medicamentos genéricos a pesar de la protección de las patentes a través de un mecanismo denominado “licencias obligatorias”.

Sin embargo, este acuerdo no contribuye a fortalecer las capacidades productivas locales. De hecho, no tiene sentido revocar patentes sin revelar los secretos de producción y sin transferir tecnología y conocimientos. Por otra parte, dicho mecanismo de “licencias obligatorias” es complicado y requiere mucho tiempo para su implementación. Prueba de ello es que, aunque entró en vigencia en 2001, se ha utilizado solo excepcionalmente. 

Según Agazzi, las ONG, incluida Alianza Sur, hubieran preferido que no se llegara a ningún acuerdo pues éste es un mal acuerdo. En ese escenario, los Estados miembros de la OMC hubieran estado obligados a empezar a tratar de encontrar una solución multilateral satisfactoria para la producción de las vacunas y los medicamentos anti-COVID en ciertos países del Sur.


Sin respuestas de fondo a la crisis alimentaria

En cuanto al acuerdo sobre el acopio de alimentos para contrarrestar la crisis alimentaria mundial — como consecuencia del conflicto Ucrania-Rusia y el drama climático–, los movimientos sociales consideran que la Cumbre de Ginebra no adoptó la medida clave que les hubiera permitido a los países en desarrollo aumentar realmente su capacidad de producción.

Esta solución duradera exigiría una revisión del tratado sobre agricultura de la OMC que las principales naciones industrializadas no quieren enmendar. Una revisión de esta envergadura supondría que la OMC modificara sus normas sobre agricultura para permitir que los países en desarrollo apoyen (subsidien) a sus propios productores y consumidores pobres, como lo han hecho durante mucho tiempo los países desarrollados.

Varias naciones enriquecidas, como los Estados Unidos, bloquearon cualquier posibilidad de ir al fondo del problema, en parte debido a su temor que India y otras naciones del Sur pudieran exportar sus granos subvencionados. Tampoco aceptaron buscar una opción temporal de transición que tuviera vigencia hasta que se encontrara, en el futuro, una solución permanente a la crisis alimentaria.

Lejos de acuerdos estratégicos esenciales para los países en desarrollo, en Ginebra se aprobaron dos documentos. Uno de ellos es la Declaración Ministerial sobre la Respuesta de Emergencia a la Inseguridad Alimentaria, el cual subraya la importancia de «no imponer prohibiciones o restricciones a la exportación» contrarias a las normas de la OMC.

El segundo documento, protege las compras de alimentos por parte del Programa Mundial de Alimentos (PMA), exceptuándolo de las restricciones que podrían imponer algunos países. En vista de la ayuda humanitaria en situación de crisis que presta el PMA –agravada por el fuerte aumento de los niveles de hambre en el mundo–, la OMC les pide a sus Estados miembros que no impongan «prohibiciones o restricciones a la exportación de productos alimenticios adquiridos por el PMA con fines humanitarios, no comerciales» (https://news.un.org/fr/story/2022/06/1121952).

Al evaluar la Cumbre Ministerial de Ginebra, el Centro Europa-Tercer Mundo, (CETIM), considera que

“la toma de decisiones sobre la seguridad alimentaria se ha pospuesto indefinidamente, ya que para algunos Estados poderosos la prioridad es defender a toda costa los intereses particulares de la agroindustria y promover la liberalización del mercado agrícola”.

Para esta asociación con sede en Ginebra y que es una de las voces más reconocidas a nivel mundial en el tema de las negociaciones sobre comercio,

“los graves problemas que plantea la agricultura industrial altamente mecanizada son bien conocidos: contaminación de las tierras y los cursos de agua, avance de la desertificación, grandes monocultivos para la exportación, disminución de la calidad nutricional de los alimentos, despilfarro de alimentos y recursos naturales, precios elevados de los alimentos, éxodo rural, entre otros”.

El CETIM enfatiza que a pesar de los graves problemas que plantea la agricultura industrial, algunos Estados poderosos (con Estados Unidos a la cabeza) siguen impulsando la liberalización total del sector agroalimentario en el seno de la OMC. Su principal argumento: ¡fomentar la competencia! Y concluye que:

“como todos sabemos, las normas de la OMC están adaptadas a los intereses de las empresas transnacionales. Poner a los pequeños y medianos agricultores familiares en competencia con las empresas multimillonarias significa condenarlos a muerte”.



La Vía Campesina, por su parte, anunció que en los próximos días va a publicar un balance detallado sobre la 12ª Cumbre Ministerial de la OMC. Y anticipa que en el mismo va a analizar cómo el Paquete de Ginebra 2022, que la OMC presenta como un éxito histórico, “es solamente un intento por salvar la Organización Mundial del Comercio de su extinción”.

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