miércoles, 29 de octubre de 2008

¿ EL CAPITALISMO NO ESTA EN CRISIS ?. ESTA HACIENDO NEGOCIO CON LA CRISIS.




Llora porque el colapso demostró que el Imperio USA -la locomotora unipolar- ya no controla la "gobernabilidad" del sistema capitalista, que los ignorantes confunden con los "mercados".

Un capitalismo más concentrado y funcional está naciendo.




*- Pablo Raúl Fernández Llerena.


El cadáver del Estado USA y el velorio de Wall Street:

¿Qué viene en la economía mundial ?.

Primer axioma para no morir en el intento de entender lo que está pasando con el sistema capitalista: El capitalismo (todavía) no está en crisis, está haciendo negocios con la crisis. Billones US$ están pasando de unas manos a otras, cambiando de casillero contable, mediante las compras de entidades quebradas, rescates estatales y fusiones. Y se cumple la primera ley histórica: El capitalismo genera rentabilidad y concentra capital tanto con las "crisis" como con las "burbujas". Mientras se derrumban las acciones y los cadáveres financieros quedan diseminados por los pasillos de Wall Street, los grupos "ganadores" los compran y se apoderan a precio de "liquidación" de activos empresariales que mañana -cuando hagan "subir" los mercados- valdrán billones US$ multiplicados como los panes de Jesús. El capitalismo llora, pero por otro lado celebra.


Llora porque el colapso demostró que el Imperio USA -la locomotora unipolar- ya no controla la "gobernabilidad" del sistema capitalista, que los ignorantes confunden con los "mercados".

Y celebra porqué las fieras sionistas de Wall Street (con la crisis de los mercados) se están engullendo los unos a los otros, haciendo realidad el concepto de la supervivencia del "más apto" de la teoría de la evolución de las especies -no la de Darwin sino la de Wall Street-, que dará como resultante un capitalismo concentrado y reestructurado, más apto para sobrevivir.

Ocho gigantes (de la primera línea hegemónica de Wall Street) ya fueron engullidos por otros gigantes súper concentrados que engordaron, diversificaron, y multiplicaron sus activos a escala sideral. Un capitalismo más concentrado y funcional está naciendo (o renaciendo como el Ave Fénix) desde las cenizas humeantes de los mercados. Y ya hay billones US$ (y vendrán más) en títulos emitidos del Estado USA (productos del "rescate estatal") para apostar en el casino global. Y hay "operaciones de mercado abierto" del Sistema de la Reserva Federal que pondrán el negocio del "súper rescate" (compras, fusiones y "auxilios") en las fauces de los primeros diez grandes bancos privados de Nueva York (los ganadores de la crisis).

Pero al final, después de la orgía especulativa concentradora de capital con la crisis financiera, quedan otros cadáveres desparramados por el piso: Los Estados capitalistas y la economía real. ¿Quién levanta esos cadáveres? ¿Y quién detiene la crisis recesiva mundial que se avecina como etapa complementaria de la crisis financiera a escala global? El verdadero derrumbe (la crisis capitalista) recién está por comenzar.
Tratando de levantar esos cadáveres, - el Estado ineficiente, envuelto con un manto de corrupción y la economía real que transforma a millones de gente de simples observadores de la catástrofe neoliberal, en hambrientos, excluidos, pobres absolutos -. No sirvió el paquete de rescate de 700.000 millones de dólares que, con forceps, parió el Congreso norteamericano; no sirvieron las nacionalizaciones parciales en Europa ni la extensión de los seguros para los depósitos bancarios; finalmente, tampoco sirvió de nada la medida, francamente excepcional, de la Reserva Federal de ofrecerse para rescatar a cualquier empresa que lo reclame sin la necesidad de pasar por el sistema bancario.
Las cotizaciones de las acciones de las empresas, incluidas las de los grandes grupos industriales, que son el índice que mide la solvencia del capital, no dejaron de caer hasta niveles de una década atrás. En definitiva, ocurrió algo tremendo: se quebró el mito de que el Estado es el escudo financiero final del sistema capitalista.
Ahora, ese mismo Estado enfrenta una crisis financiera colosal, porque, como lo admitieron los Candidatos Presidenciales de estados Unidos, la deuda pública norteamericana es ya de once billones de dólares, y esto sin computar los compromisos de la Reserva Federal; el banco central de los Estados Unidos ha perdido el 70 por ciento de sus reservas, necesita recapitalización por parte del Estado y, sin embargo, sigue abriendo su ventanilla para adquirir nuevos títulos podridos de los bancos e incluso la posibilidad de endeudarse con ellos para reciclar el dinero al mercado de préstamos.
Pero en esta misma semana ocurrió algo más: el derrumbe de las monedas de América Latina, encabezado por el desplome del real brasileño en un 40%, seguido de los pesos de Chile yColombia. Brasil tuvo que recurrir a medidas de salvataje del tipo de las que se aplican en Estados Unidos, destinando una partida presupuestaria de 20 mil millones de dólares para hacer frente a una caída de bancos.
Frente al desmoranamiento estructural institucional mundial, no creemos pensar que sea necesario llegar a confiscaciones parciales para salvar al capitalismo, el Estado lo hará -pero antes deberá enfrentar resistencias invencibles y deberá desarrollar una capacidad de acción que solamente ha llegado a tener en períodos de movilización militar de la población. Por eso no se ve cómo la propuesta de abandonar la línea de comprar bonos, títulos y otra clase de activos (como lo promete el paquete de 700.000 millones de dólares), para pasar a comprar acciones preferidas de los bancos (mucho más barato) podría dar algún resultado.
Las acciones preferidas, a diferencia de las ordinarias, no dan derecho a voto, de modo que el Estado no podría influir en la política de los bancos ni, por lo tanto, en el manejo de la deuda que no pueden pagar. El rescate por medio de las acciones preferidas busca evitar la confiscación parcial del capital de los banqueros (las acciones ordinarias han caído por el suelo), o sea operar sin bisturí.
En la actual coyuntura de desembalse- bursátil, hipotecario, energético, alimentario, ambiental, etc - generalizado, de desconposición estructural del neoliberal, es interesante destacar que esta opción académica entre nacionalizar bancos, por un lado, para darle una seguridad de rescate a los fondos que financiaron las operaciones bancarias, o comprar directamente la deuda de los bancos, por el otro - sin de ningún modo nacionalizarlos- refleja una pelea real en el ‘establisment' capitalista entre los banqueros comerciales y de inversión y la infinidad de fondos de cobertura o de capital privado.
La propuesta viable, entonces, de nacionalizar, incluso integralmente, al capital bancario no reposa en la capacidad del Estado para hacer frente a las deudas bancarias, sino en la expectativa de que la nacionalización sirva para desplazar la crisis en el tiempo mediante una refinanciación más o menos automática de las deudas. Si a esta variante se suma la posibilidad de atenuar la recesión industrial, sus partidarios creen que la crisis puede quedar superada en no mucho tiempo. Pero esta posición no tiene otro sustento que las expectativas que podría generar una compra parcial o total de capital bancario. Lo más probable es lo contrario: en sí misma, una nacionalización generalizada de bancos, por añadidura a precios de remate, debe tener un efecto depresivo sobre el sistema capitalista y augura crisis políticas mayúsculas.
Finalmente, desde una propuesta propósitiva, con el fin de entender el tamaño de la crisis que los gobiernos pretenden superar con medidas improvisadas, no es necesario ir lejos. en castellano elemental advierte que para el salvataje financiero en Estados Unidos es necesaria "una cantidad de fondos entre cinco y diez veces mayor" que los 700.000 millones de dólares "que autorizaba el plan". O sea entre tres billones y medio y siete billones de dólares.
El cálculo menos optimista señala que solamente las Instituciones financieras mundiales han perdido hasta la fecha alrededor de U.S. 2.8 billones de dólares, a causa de la crisis global, información proporcionada por el Banco de Inglaterra. Además esta entidad señala que a más de U.S 7.7 billones de dólares asciende la suma gastada por los Bancos Centrales y los Gobiernos en sus diferentes rescates financieros. Al final, aún en la información global no se señala cuantos años tardará en reconstruirse la economía capitalista como sistema, si logra recuperarse, pero si, donde la situación es sumamente clara y definida es en el ámbito y responsabilidad de las Instituciones con la finalidad absoluta y suprera: recuperar y contruir desde abajo una nueva CONFIANZA personal, social e instirucional.

*- La reforma y transformación estructural de las Instituciones Políticas, Financieras, Comerciales, Sociales, Culturales Globales. Definitivamente la Organización de las Naciones Unidas, debe operarse un profunda transformación Institucional sobre la base del Multilateralismo; el G_7 ha sido rebasado totalmente, es necesario con la finalidad de apostar por el derecho al futuro la inclusión y participación de los países de economías emergentes: el G-14 tiene un lugar estratégico en el sillón de la política, la economía y las políticas públicas globales. China, India, Brasil, México, Rusia, Arabia Saudita y Sudáfrica, representan una primera alternativa de “abrir nuevos espacios de consenso y lucha y aperturar grandes caminos a la Multipolaridad; El F.M.I., el B.M, la O.M.C. necesitan con urgencia ingresar a una proceso absoluto de grandes cambios estructurales. La UNESCO, la FAO, la OIT, están en el mismo camino esperando grandes transformaciones después de la hecatombe financiero, bancario empresarial.

*- Definitivamente ingresamos a un CAMBIO DE ÉPOCA en el contexto mundial, marcada principalmente por la construcción política de una “Nueva”, diferente y “Superior” "Guerra Fría” Multipolar y Multilateral, esta vez redefinida entre la crisis global del neoliberalismo, el copamiento de los mercados mediante políticas comerciales totalmente des-reguladas y el proceso económico, social, político que hoy representan en el espacio público mundial los países emergentes y el cambio total del contenido de la Democracia, como Democracia de ciudadanos, Democracia de Opinión, Democracia cívica, dialogante, participativa y directa.
Democracia con capacidad de comprender e interpretar la interculturalidad y la comunicación intercultural, como parte de nuestra rica y extraordinaria DIVERSIDAD CULTURAL; democracia con la capacidad de comprender y solucionar, que el Conflicto, la Protesta, la Movilización SOCIAL son parte inseparable, dialéctica, integral de la DEMOCRACIA, como sistema político que " nos pertenece a todos", que hoy tiene como fortaleza a los MOVIMIENTOS SOCIALES - ante la crisis de los Partidos Políticos, Sindicatos, Gremios - en su más amplia y diversa comprensión. Es necesario y urgente asumir la gran responsabilidad hoy que uno de llos caminos más seguros y productivos para comprender, entender y caminar por las largas avenidas de un mundo que nos pertenece para trabajar, luchar y cohesioar sinergias en el objetivo supremo de la DEMOCRACIA COMO UN IDEAL, como una ESPERANZA de los Trabajadores, ciudadanos y los Pueblos; y

*- Construir política, social y culturalmente un “nuevo” Estado de " bienestar social " , fundado principalmente en la alternativa del desarrollo humano sostenido y sustentable desde lo LOCAL con visión e integración TERRITORIAL, impulsado, desde nuestra Ciudadanía como pertenencia a nuetra cultura e identidad cultural colectiva, las fuerzas sociales de la Sociedad Civil Local, el Poder Local, que genera y , concentra políticas internas del sistema de valores - sociales e individuales - difunde políticas de descentralización, vía la integración Regional interna, fortalecer el Estado nacional y desarrollar una nueva mirada global. El Nacionalismo político se nutre de la herencia, sabiduría y conocimiento de nuestra cultura popular, los valores nacionales e Institucionales que fortalecen y preservan nuestra Soberanía Nacional.
Debemos de caminar políticamente en el proceso de la Integración Institucional, Regional Continental - económica, social, política, cultural, ambiental, educativa, etc - de América Latina. La Unión de Naciones del Sur. UNASUR representa una buena alternativa para Democratizar la Democracia.

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martes, 28 de octubre de 2008

KARL MARX Y ADAM SMITH en "HISTORICO" DIALOGO SOBRE LA CRISIS FINANCIERA GLOBAL.

“HISTORICO” DIALOGO.
Adam Smith y Karl Marx dialogan sobre el desplome del actual capitalismo financiero.
Antoni Domènech
Sin Permiso
Karl.- ¿Viste, viejo, que este chico, Joseph Stiglitz, anda diciendo por ahí que el colapso de Wall Street equivale al desplome del muro de Berlín y del socialismo real?
Adam.- No es para estar contentos, ni tú ni yo. Y tú, menos aún que yo, Carlitos.
Karl.- Hombre, a cuenta del suicidio del capitalismo financiero, mi nombre vuelve a estar en boga, mis libros, según informa The Guardian, se agotan. Hasta los más conservadores, como el ministro de finanzas alemán, reconocen que en mi teoría económica hay algo que aún merece la pena tener en cuenta…
Adam.- … no me vengas ahora con mezquinas vanidades académicas post mortem, Carlitos, que en vida jamás te abandonaste a ellas. Yo hablo en un sentido más fundamental, más político. Ninguno de los dos puede estar contento, y, te repito, tú menos todavía que yo.
Karl.- ¿Y eso?
Adam.- El “socialismo real” que se construyó en tu nombre no tenía nada que ver contigo. Pero al menos, tú sí que te llamaste “socialista”. Yo, en cambio, ¡ni siquiera me llamé nunca a mí mismo “liberal”! Eso del “liberalismo” es una cosa del siglo XIX (la palabra, como sabes, la inventaron los españoles en 1812), y van y me lo endosan a mí, un tipo que murió oportunamente en 1793. ¡Es ridículo! ¿Cómo va a afectarme eso?
Karl.- Ya veo por dónde vas. Quieres decir que ni el desplome del muro de Berlín ni el colapso del capitalismo financiero en 2008 tienen mucho que ver ni contigo ni conmigo, pero que, aun así, nos cargan el muerto.
Adam.- Exactamente. Pero en tu caso es peor, Carlitos: porque tú sí te dijiste socialista, y el socialismo real, quieras que no, contaminó al ideario socialista. A mí me importa un higo que fracase el “liberalismo”, cualquier liberalismo. No tendré que explicarte a ti, precisamente, uno de mis discípulos más inteligentes, que ni mi teoría económica ni mi filosofía moral tenían nada que ver con el tipo de ciencia económica, positiva y normativa, que empezó a imponerse en tus últimos años de vida, eso que tú aún alcanzaste a llamar “economía vulgar” y que tanto gustó a los liberales de impronta decimonónica.
Karl.- Desde luego; tú y yo fuimos aún clásicos. Luego vino esa caterva vulgar de neoclásicos, incapaces de distinguir nada.
Adam.- Por ejemplo, entre actividades productivas e improductivas, entre actividades que generan valor y riqueza tangible y actividades económicas que se limitan a recoger rentas no ganadas (rentas derivadas de la propiedad de bienes raíces, rentas derivadas de los patrimonios financieros, rentas resultantes de operar en mercados no-libres, monopólicos u oligopólicos). Nunca ha dejado de impresionarme la agudeza con que elaboraste críticamente algunas de estas distinciones mías, por ejemplo, en las Teorías de la plusvalía.
Karl.- Es evidente. Tú hablaste repetidas veces de la necesidad imperiosa de intervenir públicamente en favor de la actividad económica productiva. Eso es lo que para ti significaba “mercado libre”; nada que ver con el imperativo de parálisis pública de los liberales y de los economistas vulgares, incapaces de distinguir entre actividad económica generadora de riqueza y actividad parasitaria buscadora de rentas.
Adam.- En mi mercado libre los beneficios de las empresas de verdad competitivas y productivas y los salarios de los trabajadores de esas empresas ni siquiera tendrían que tributar. En cambio, para mantener un mercado libre en mi sentido, los gobiernos tendrían que matar a impuestos a las ganancias inmobiliarias, a las ganancias financieras y a todas las rentas monopólicas…
Karl.- … es decir, a todo lo que, después de darme a mí por perro muerto, y en tu nombre, Adam, ¡en tu nombre!, se ha hecho que dejara prácticamente de pagar impuestos en los últimos 25 años. ¡Hay que joderse!
Adam.- ¡Hay que joderse, Carlitos! Porque lo que yo dije es que una economía verdaderamente libre, al tiempo que estimulaba la producción de riqueza tangible, podía generar, gracias entre otras cosas a un tratamiento fiscalmente agresivo del parasitismo rentista y de su pseudoriqueza intangible, amplios caudales públicos que podrían ser destinados a servicios sociales, a la promoción del arte y de la ciencia básica –que es, como el arte, incompatible con el lucro privado—, a establecer una renta básica universal e incondicional de ciudadanía, como quería mi coetáneo Tom Paine, etc. Ya ves, Carlitos, yo, que no pasé de ser un modesto republicano whig de mi tiempo, ahora, si no me falsificaran cuatro profesorcillos más perezosos aún que ignorantes, y si se me leyera con conocimiento histórico de causa, hasta podría pasar por un peligrosísimo socialista de los tuyos. Y te diré, si ha de quedar entre nosotros, que, visto lo visto, la vuestra me resulta una compañía bastante grata…
Karl.- En realidad, toda tu ciencia, como la de tantos republicanos atlánticos de tu generación, estaba puesta al servicio del principio enunciado por el gran florentino malfamado, a saber: que no puede florecer la libertad republicana en ningún pueblo que consienta la aparición de magnates y gentilhuomini, capaces de desafiar a la república. Y si lo ves así, la falsificación en tu caso es aún peor que en el mío: el “socialismo real” abusó aberrantemente de la palabra “socialismo”, dando pie a la refocilación general de todos mis enemigos; ¡pero es que tú ni siquiera llegaste a enterarte de qué era eso del “liberalismo”!
Adam.- Quien no se consuela es porque no quiere, Carlitos. Lo cierto es que lo que ha pasado en los 30 últimos años en el mundo va en contra de todo lo que tú y yo, como economistas y como filósofos morales, queríamos. Mira a estos pobres españoles, inventores del término “liberalismo”. A ti y a mí nos importaba, sobre todo, la distribución funcional del producto social (eso que ahora tratan de medir con el PIB): pues bien, la proporción de la masa salarial en relación al PIB no ha dejado de bajar en España, y ha seguido bajando incluso después de que volviera a asumir el gobierno en 2004 un partido sedicentemente marxista hasta hace muy poco…
Karl.- Sí, sí, un horror. Pero el caso es que cuando estos chicos, supuestamente, me dejaron a mí por ti, y pasaron a llamarse “social-liberales” a comienzos de los 80, lo que hicieron fue una cosa que te habría puesto a ti también los pelos de punta. Fíjate que no sólo retrocedió la proporción de la masa salarial en relación con el PIB, sino que, en la España del pelotazo y el enrichisez-vous de Felipe González, lo mismo que en la Argentina de “la pizza y el champán” de Menem y en casi todo el mundo, los beneficios empresariales propiamente dichos empezaron a retroceder también en relación con la parte que en el PIB desempeñaban las rentas inmobiliarias, las rentas financieras y las rentas monopólicas…
Adam.- ¡Cómo nos han jodido, Carlitos!
Karl.- No desesperes, Adam. La historia es caprichosa, y ¿quién sabe?, a lo mejor, ahora, hasta empiezan a tomarnos en serio. Fíjate que le acaban de dar el Premio Nobel a un chico bastante espabilado que desde hace años estudia la competición monopólica y rescata a Chamberlain y a Keynes, esos muchachos que al menos se esforzaron por entendernos, a ti y a mí, en los años 30 del siglo XX y que querían proceder a la “eutanasia del rentista”…
Adam.- Yo fui un republicano whig bastante escéptico, Carlitos. No viví el movimiento obrero del XIX y del XX y la epopeya de su lucha por la democracia. No puedo entregarme tan fácilmente al Principio Esperanza de aquel famoso discípulo tuyo, ahora, por cierto, casi olvidado.

Antoni Domènech es catedrático de Filosofía Moral en la Facultad de Ciencias Económicas de la UB y editor de la revista política internacional SinPermiso.
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jueves, 23 de octubre de 2008

BANCO MUNDIAL: LATINOAMERICA Y LA CRISIS MUNDIAL.

El contagio financiero alcanzó a las economías latinoamericanas:

Augusto de la Torre.


El contagio financiero alcanzó a las economías latinoamericanas.

· Latinoamérica y la Crisis Mundial.

Washington, DC 9 de octubre de 2008.- La contracción del crédito, la reducción de la demanda de las exportaciones y la caída de los precios de las materias primas provocados por la crisis financiera mundial han empezado a impactar a los países de América Latina y el Caribe, aseguró Augusto de la Torre, economista en jefe del Banco Mundial para la región de América Latina y el Caribe (ALC).

De acuerdo con De la Torre, la región en general está mejor posicionada que en el pasado debido al fuerte crecimiento que registró en los últimos cinco años (de 5% en promedio) y a la implementación de políticas macroeconómicas y fiscales saludables. Pero, ante la magnitud de la actual crisis sin precedentes y el temor e incertidumbre que existe en cuanto a su alcance e impacto, la región no saldrá ilesa.
“Desde el panorama económico para América Latina y el Caribe que presentamos en abril de 2008, la situación externa se ha deteriorado significativamente”, dijo ayer De la Torre en conferencia de prensa. “Tres impactos globales interrelacionados golpean a la economía mundial: la crisis financiera, la desaceleración del crecimiento y los cambios en los precios relativos internacionales (especialmente el debilitamiento en el precio de las materias primas). Estos impactos se agrandan, se refuerzan mutuamente cada vez más y se esparcen alrededor del mundo, y los efectos relativos en cada país continúan evolucionando”.De la Torre dijo que América Latina presenta una caída de los índices bursátiles y ajustes monetarios significativos, estos últimos relacionados en gran medida con la cancelación de anteriores posiciones especulativas (los llamados “carry trades”). El costo del financiamiento externo ha aumentado bruscamente, en especial para las compañías latinoamericanas, pero también para los bonos soberanos de la región. Al 7 de octubre, el margen de riesgo promedio para los bonos corporativos y soberanos latinoamericanos subió 578 y 603 puntos básicos, respectivamente.

Sin embargo, el economista advirtió que el deterioro del margen de riesgo comenzó desde una base históricamente baja, con precios altos para las acciones bursátiles, monedas apreciadas y flujos externos de capital inéditos, efectos menos pronunciados en América Latina en comparación con otros mercados emergentes. El resto de los indicadores económicos no parecen verse afectados aún: de acuerdo con las más recientes estimaciones, los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) a la región se han mantenido en un nivel alto y la deuda en moneda local y los mercados interbancarios también se han comportado relativamente bien en la mayoría de los países. No obstante, las condiciones financieras locales deben ser monitoreadas de cerca.
La desaceleración mundial, una preocupación creciente.
De la Torre dijo que el probable estancamiento económico de los países ricos y la aguda desaceleración de las economías asiáticas afectarán negativamente el crecimiento en la región. El principal catalizador será una disminución en la demanda mundial de las exportaciones latinoamericanas. La reducción de las remesas (especialmente importantes en América Central, el Caribe y México), los débiles precios de las materias primas, un mayor costo del endeudamiento y el lastre de las políticas económicas contractivas llevadas a cabo por los países de ALC para contener la inflación también agudizarán la situación.

El Banco Mundial prevé que el crecimiento económico en ALC disminuya de 5,6% en 2007 a 4,6% en 2008, y a alrededor de 2,5 a 3,5% en 2009. Si bien la desaceleración en ALC será mayor a la prevista inicialmente, este declive partirá desde la base de crecimiento alto, que la región mostró en los últimos años. Los países con un comercio internacional diversificado, como Argentina, Perú y Brasil, verán un impacto mitigado y retardado debido al fuerte crecimiento de China. Los países que tengan un mejor desempeño ante la crisis serán los que logren reducir sus vulnerabilidades, incrementar la tasa de inversión, diversificar sus mercados de exportación y restablecer el crecimiento de la productividad. Las fluctuaciones en el precio de las materias primas tendrán efectos diferentes en cada país.

El descenso en el precio de las materias primas debido a la desaceleración económica deteriorará los términos de intercambio para la región en general, dado que América Latina es un exportador neto de materias primas. Más del 90% del Producto Interno Bruto (PIB) y de la población de la región reside en países que son exportadores netos de materias primas.

Esta crisis sigue a un período donde los países se vieron beneficiados por el alza en el precio de las materias primas. Alrededor de la mitad de los países de la región, ubicados esencialmente en América Central y el Caribe, son importadores netos de materias primas. Para ellos, el reciente descenso del precio internacional de los combustibles, metales industriales y cereales será un alivio. En muchos casos este alivio tendrá su contraparte negativa en el menor flujo de remesas y en un crecimiento económico estancad, pero la caída en el precio internacional de los alimentos y combustibles ayudará a reducir la inflación a la que anteriormente contribuyeron.

Perspectivas poco alentadoras.

De la Torre dijo que mientras existe incertidumbre sobre las consecuencias finales de estos impactos globales en ALC, el riesgo de pérdidas se ha incrementado y ha obligado a una reconsideración de los desafíos y prioridades de políticas. La capacidad de los países latinoamericanos de responder a estas circunstancias deterioradas dependerá de la ramificación de sus vulnerabilidades reales y financieras. El economista explicó que las autoridades deberán decidir si y cuándo expandir la política monetaria y sostuvo que la respuesta dependerá en parte del nivel inflacionario y la tensión a la que estén sometidos los sistemas financieros y las monedas nacionales.
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EDUARDO GUDYNAS. DESPUES DE LA GLOBALIZACION CANIBALIZADA.

DESPUES DE LA GLOBALIZACION CANIBALIZADA.



La actual crisis marcha a ritmo de galope...

Washington ha duplicado su Deuda Pública.

Las instituciones de la gobernanza global en el comercio
y los flujos de capital vienen siendo totalmente incapaces
de enfrentar y remediar esta crisis.

EDUARDO GUDYNAS.,
Alai-amlatina.
La actual crisis financiera marcha a ritmo de galope, difundiéndose a escala global y con un desenlace todavía incierto. Se acaba de anunciar que Estados Unidos podría caer en una cesación de pagos a mediados de 2009, según el equipo de analistas del Laboratorio Europeo de Anticipación Política. La advertencia debe ser tomada con seriedad, ya que ese grupo ha venido acertando en sus predicciones desde 2006.

Esa advertencia se basa en el altísimo nivel de endeudamiento de Estados Unidos, que al sumarse las enormes cifras comprometidas para rescatar los bancos, genera una espiral incontrolable. Washington ha duplicado su deuda pública. Con todos esos recursos comprometidos y con su economía en recesión, es posible que EE.UU. no pueda cumplir todos sus compromisos, sean las garantías de los depósitos bancarios, el pago a los acreedores que poseen Bonos del Tesoro, u otras obligaciones. Eso llevaría a una cesación de pagos que, en caso de iniciarse, rápidamente alimentará la inflación y una pérdida brutal del valor del dólar, según aquel reporte (su resumen está disponible en http://www.economiasur.com/ ). La situación en Europa no es mucho mejor, y un ejemplo del futuro posible lo muestra la bancarrota de Islandia.

Estos análisis prospectivos demuestran la gravedad de la crisis. No es posible sostener que esté restringida a los países industrializados, y es a todas luces un problema global. Recordemos que muchos de los primeros análisis invocaban un “desacople”, e incluso un “blindaje” en varios países latinoamericanos. Por ejemplo, Emir Sader sostenía que “por primera vez la recesión de la economía estadounidense no tiene efectos directos y devastadores sobre el sistema económico mundial”, y aunque reconocía posibles impactos en América Latina, predecía que serían menores en países como Brasil y Argentina (en Le Monde Diplomatique, octubre).

Pero la realidad ha mostrado que justamente Brasil fue rápidamente engullido por esta crisis. La razón es que ese país está más amarrado a los circuitos globales de comercio y capital de lo que muchos creen, y eso llevó a una devaluación del real y a que la bolsa de Sao Paulo subiera y bajara la par de la volatilidad internacional. Hoy, toda América Latina está sintiendo los impactos.

Las instituciones de la gobernanza global en el comercio y los flujos de capital vienen siendo totalmente incapaces de enfrentar y remediar esta crisis.
El FMI desempeña un papel marginal, casi irrelevante, donde se le presta más atención a un posible amorío de su director, Dominique Strauss-Kahn, que a sus diagnósticos. A pocos metros de allí, los mensajes del Banco Mundial son apenas un murmullo. En la Organización Mundial de Comercio, la crisis se suma a las heridas de una ronda estancada y el fracaso del último encuentro ministerial en Ginebra. Al contrario de su prédica liberalizadora, muchos gobiernos latinoamericanos comienzan a estudiar medidas proteccionistas para evitar una avalancha de importaciones baratas desde Asia. Hasta la propia estructura central de las Naciones Unidas está opacada, con un secretario (Ban Ki-moon), callado, oscuro y sin liderazgo. Estos y otros ejemplos muestran que hay mucho más que una debacle financiera, y estamos también presenciando una crisis del sistema de gobernanza multilateral bastante más profunda de lo que puede sospecharse en una primera revisión.

Además del quiebre en esas instituciones internacionales, también quedan bajo un aluvión de cuestionamientos las ideas y conceptos que sustentaban las visiones optimistas sobre la globalización del capital. Temas como los preceptos sobre el funcionamiento del mercado, el postulado de desregulación del flujo del capital como necesario para el crecimiento, el uso de instrumentos de valorización económica, y hasta la creación de instrumentos derivados, se encuentran bajo debate público. Carentes de apoyo, son ideas que se devoran a sí mismas, hasta que esa canibalización desembocó en la actual crisis. Por eso tiene mucha razón Oscar Ugarteche cuando afirma que el “Consenso de Washington yace en un campo afuera del cementerio religioso, como los suicidas”.

Pero una vez más es necesario recuperar el sentido de precaución. Si bien por un lado crujen las ideas ortodoxas sobre globalización y sus instituciones, esto no quiere decir que necesariamente estemos presenciando la crisis terminal del capitalismo contemporáneo, ya que las crisis están en su propia esencia y se desenvuelven bajo terribles transferencias de riqueza, socializando las pérdidas, como está sucediendo actualmente. Habrá que ver cómo discurre la presente crisis para evaluar con más detenimiento esa posibilidad.

Por otro lado, tampoco observamos en América Latina un claro programa alternativo sobre la inserción internacional y la mundialización. Otra vez más se debe tener presente el caso de Brasil, donde las medidas recientemente tomadas son bastante convencionales, y entre ellas está la liberación de fondos estatales para mantener el financiamiento de los exportadores, lo que en otras palabras quiere decir que persiste la apuesta en un comercio exterior basado en commodities y en atraer inversión extranjera.
A nivel global se corre el riesgo que finalmente se acepte una regulación sobre los instrumentos financieros, especialmente los más riesgosos, debido a que la élite corporativa termina reconociendo que impiden la reproducción capitalista. Se debe detener una globalización caníbal que pueden engullirse a sus propios creadores. Aceptarían entonces la imposición de ciertas reglas para asegurar la continuidad de los demás aspectos esenciales del capitalismo. Pero no tolerarán una regulación más profunda del capital como podría esperarse de exigencias necesarias para orientarlo efectivamente al desarrollo. Hasta ahora, las propuestas gubernamentales concretas para regular los flujos de capital siguen siendo escasas y muy limitadas (por ejemplo, el presidente francés N. Sarkozy criticó los hedge funds pero sin ofrecer medidas específicas).

En cuanto a la institucionalidad también hay mucha timidez para encarar reformas. Muchos de los recientes reclamos de países emergentes del sur, como China, India y Brasil, no apuntan a transformar la esencia en esa gobernanza global, sino en lograr una mayor tajada de poder. Esto se traduce en discusiones como convertir el G 7 (donde asisten las naciones industrializadas), en un agrupamiento mayor que incorpore a los países emergentes. Ese reclamo encierra hechos positivos, como cercenar el poder hegemónico de Estados Unidos, pero persisten las tentaciones en reemplazarlo por jerarquías regionales donde, por ejemplo, Pekín o Brasilia, puedan imponer relaciones de subordinación sobre sus países vecinos.

Aquí reside un riesgo adicional para América Latina: no podemos asumir que el derrumbe de Wall Street automáticamente será reemplazado por genuinas alternativas que ya están listas para ser aplicadas, y que serán tomadas por nuestros gobiernos. Un “otro orden global” no es una prenda “prêt-à-porter”, sino que se lo construye a partir de ideas alternativas que se deben pulir, ensayar y coordinar entre ellas, siempre bajo el empuje decidido de la sociedad civil.

- E. Gudynas es investigador en D3E (Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad – América Latina), en Montevideo (Uruguay).

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miércoles, 22 de octubre de 2008

IGNACIO RAMONET: LA CRISIS DEL SIGLO. EL NAUFRAGIO NO PUEDE SORPRENDER A NADIE.

El fin de una era del capitalismo financiero.
LA CRISIS DEL SIGLO.
IGNACIO RAMONET.

Le Monde Diplomatique. 30-09-2008.


Los terremotos que sacudieron las Bolsas durante el pasado «septiembre negro» han precipitado el fin de una era del capitalismo. La arquitectura financiera internacional se ha tambaleado. Y el riesgo sistémico permanece. Nada volverá a ser como antes. Regresa el Estado.

El desplome de Wall Street es comparable, en la esfera financiera, a lo que representó, en el ámbito geopolítico, la caída del muro de Berlín. Un cambio de mundo y un giro copernicano. Lo afirma Paul Samuelson, premio Nobel de economía : «Esta debacle es para el capitalismo lo que la caída de la URSS fue para el comunismo.» Se termina el período abierto en 1981 con la fórmula de Ronald Reagan: «El Estado no es la solución, es el problema.» Durante treinta años, los fundamentalistas del mercado repitieron que éste siempre tenía razón, que la globalización era sinónimo de felicidad, y que el capitalismo financiero edificaba el paraíso terrenal para todos. Se equivocaron.
La «edad de oro» de Wall Street se acabó. Y también una etapa de exuberancia y despilfarro representada por una aristocracia de banqueros de inversión, «amos del universo» denunciados por Tom Wolfe en La Hoguera de las vanidades (1987). Poseídos por una lógica de rentabilidad a corto plazo. Por la búsqueda de beneficios exorbitantes.
Dispuestos a todo para sacar ganancias: ventas en corto abusivas, manipulaciones, invención de instrumentos opacos, titulización de activos, contratos de cobertura de riesgos, hedge funds… La fiebre del provecho fácil se contagió a todo el planeta. Los mercados se sobrecalentaron, alimentados por un exceso de financiación que facilitó el alza de los precios.

La globalización condujo la economía mundial a tomar la forma de una economía de papel, virtual, inmaterial. La esfera financiera llegó a representar más de 250 billones de euros, o sea seis veces el montante de la riqueza real mundial. Y de golpe, esa gigantesca «burbuja» reventó. El desastre es de dimensiones apocalípticas. Más de 200 mil millones de euros se han esfumado. La banca de inversión ha sido borrada del mapa. Las cinco mayores entidades se desmoronaron: Lehman Brothers en bancarrota; Bear Stearns comprado, con la ayuda de la Reserva Federal (Fed), por Morgan Chase; Merril Lynch adquirido por Bank of America; y los dos últimos, Goldman Sachs y Morgan Stanley (en parte comprado por el japonés Mitsubishi UFJ), reconvertidos en simples bancos comerciales.

Toda la cadena de funcionamiento del aparato financiero ha colapsado. No sólo la banca de inversión, sino los bancos centrales, los sistemas de regulación, los bancos comerciales, las cajas de ahorros, las compañías de seguros, las agencias de calificación de riesgos (Standard&Poors, Moody’s, Fitch) y hasta las auditorías contables (Deloitte, Ernst&Young, PwC).
El naufragio no puede sorprender a nadie. El escándalo de las «hipotecas basura» era sabido de todos. Igual que el exceso de liquidez orientado a la especulación, y la explosión delirante de los precios de la vivienda. Todo esto ha sido denunciado –en estas columnas – desde hace tiempo. Sin que nadie se inmutase. Porque el crimen beneficiaba a muchos. Y se siguió afirmando que la empresa privada y el mercado lo arreglaban todo.

La administración del Presidente George W. Bush ha tenido que renegar de ese principio y recurrir, masivamente, a la intervención del Estado. Las principales entidades de crédito inmobiliario, Fannie Mae y Freddy Mac, han sido nacionalizadas. También lo ha sido el American International Group (AIG), la mayor compañia de seguros del mundo. Y el Secretario del Tesoro, Henry Paulson (expresidente de la banca Goldman Sachs…) ha propuesto un plan de rescate de las acciones «tóxicas» procedentes de las «hipotecas basura» (subprime) por un valor de unos 500 mil millones de euros, que también adelantará el Estado, o sea los contribuyentes.
Prueba del fracaso del sistema, estas intervenciones del Estado –las mayores, en volumen, de la historia económica- demuestran que los mercados no son capaces de regularse por sí mismos. Se han autodestruido por su propia voracidad. Además, se confirma una ley del cinismo neoliberal: se privatizan los beneficios pero se socializan las pérdidas. Se hace pagar a los pobres las excentricidades irracionales de los banqueros, y se les amenaza, en caso de que se nieguen a pagar, con empobrecerlos aún más.
Las autoridades norteamericanas acuden al rescate de los «banksters» («banquero gangster») a expensas de los ciudadanos. Hace unos meses, el Presidente Bush se negó a firmar una ley que ofrecía una cobertura médica a nueve millones de niños pobres por un costo de 4 mil millones de euros. Lo consideró un gasto inútil. Ahora, para salvar a los rufianes de Wall Street nada le parece suficiente. “Socialismo” para los ricos, y capitalismo salvaje para los pobres.
Este desastre ocurre en un momento de vacío teórico de las izquierdas. Las cuales no tienen «plan B» para sacar provecho del descalabro. En particular las de Europa, agarrotadas por el choque de la crisis. Cuando sería tiempo de refundación y de audacia.
¿Cuanto durará la crisis? «Veinte años si tenemos suerte, o menos de diez si las autoridades actúan con mano firme.» vaticina el editorialista neoliberal Martín Wolf (1). Si existiese una lógica política, este contexto debería favorecer la elección del demócrata Barack Obama (si no es asesinado) a la presidencia de Estados Unidos el 4 de noviembre próximo. Es probable que, como Franklin D. Roosevelt en 1930, el joven Presidente lance un nuevo «New Deal» basado en un neokeynesianismo que confirmará el retorno del Estado en la esfera económica. Y aportará por fin mayor justicia social a los ciudadanos. Se irá hacia un nuevo Bretton Woods. La etapa más salvaje e irracional de la globalización neoliberal habrá terminado.
Nota 1) Financial Times, Londres, 23 de septiembre de 2008.

martes, 21 de octubre de 2008

NOAM CHOMSKY: LA CARA ANTIDEMOCRATICA DEL CAPITALISMO, AL DESCUBIERTO.

La liberalización financiera tiene efectos mucho más allá de la economía. Hace bastante tiempo que se comprendió que era un arma poderosa contra la democracia.
El triunfo de la liberalización financiera de los últimos 30 años, es decir, en las políticas consistentes en liberar a los mercados lo más posible de regulación estatal.
LA CARA ANTIDEMOCRATICA DEL CAPITALISMO, al descubierto.
NOAM CHOMSKY.

El desarrollo de una campaña presidencial norteamericana simultánea al desenlace de la crisis de los mercados financieros ofrece una de esas ocasiones en que los sistemas político y económico revelan vigorosamente su naturaleza.
Puede que la pasión por la campaña no sea una cosa universalmente compartida, pero casi todo el mundo puede percatarse de la ansiedad desatada por la ejecución hipotecaria de un millón de hogares, así como de la preocupación por los riesgos que corren los puestos de trabajo, los ahorros y la asistencia sanitaria.
Las propuestas iniciales de Bush para lidiar con la crisis apestaban a tal punto a totalitarismo, que no tardaron en ser modificadas. Bajo intensa presión de los lobbies, fueron reformuladas 'para claro beneficio de las mayores instituciones del sistema… una forma de deshacerse de los activos sin necesidad de fracasar o casi', según describió el asunto James Rickards, quien negoció en su día, por parte del fondo de cobertura de derivados financieros Long Term Capital Managemen, su rescate federat en 1998, recordándonos ahora, de paso, que estamos pisando vía ya trillada. Los orígenes inmediatos del presente desplome están en el colapso de la burbuja inmobiliaria supervisada por el presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, quien sostuvo la cuidada economía de los años de Bush amalgamando el gasto en consumo fundado en deuda con la toma de préstamos del exterior. Pero las raíces son más profundas. En parte, se hallan en el triunfo de la liberalización financiera de los últimos 30 años, es decir, en las políticas consistentes en liberar a los mercados lo más posible de regulación estatal.
Las medidas tomadas a este respecto, como era predecible, incrementaron la frecuencia y la profundidad de los reveses económicos graves, y ahora estamos ante la amenaza de que se desencadene la peor crisis desde la Gran Depresión.
También resultaba predecible que los reducidos sectores que se hicieron con los enormes beneficios dimanantes de la liberalización llamarían a una intervención masiva del estado, a fin de rescatar a las instituciones financieras colapsadas.
Tal intervencionismo es un rasgo característico del capitalismo de estado, aunque la escala actual es inaudita. Un estudio de los investigadores en economía internacional Winfried Ruigrok y Rob van Tulder encontró hace 15 años que, al menos 20 compañías entre las 100 primeras en el ranquin de la revista Fortune, no habrían sobrevivido si no hubieran sido salvadas por sus respectivos gobiernos, y que muchas, entre las 80 restantes, obtuvieron substanciales ganancias por la vía de pedir a los gobiernos que 'socializaran sus pérdidas', como hoy en el rescate financiado por el sufrido contribuyente. Tal intervención pública 'ha sido la regla, más que la excepción, en los dos últimos siglos', concluían.
En una sociedad democrática que funcionara, una campaña política tendría que abordar estos asuntos fundamentales, mirar a la raíz de las causas y de los remedios, y proponer los medios a través de los cuales el pueblo que sufre las consecuencias pudiera llegar a ejercer un control efectivo.
El mercado financiero 'deprecia el riesgo' y es 'sistemáticamente ineficiente', como escribieron hace ya una década los economistas John Eatwell y Lance Taylor, alertando de los peligros gravísimos que entrañaba la liberalización financiera y mostrando los costes en que, por su causa, se había ya incurrido. Además, propusieron soluciones que, huelga decirlo, fueron ignoradas. Un factor de peso es la incapacidad para calcular los costes que recaen sobre quienes no participan en las transacciones. Esas 'externalidades' pueden ser enormes. La ignorancia del riesgo sistémico lleva a una aceptación de riesgos mayor de la que se daría en una economía eficiente, y eso incluso adoptando los criterios más estrictos.
La tarea de las instituciones financieras es arriesgarse y, si están bien gestionadas, asegurar que las pérdidas potenciales en que ellas mismas puedan incurrir quedarán cubiertas. El énfasis hay que ponerlo en 'ellas mismas'. Bajo las normas del capitalismo de estado, no es asunto suyo tomar en cuenta los costes que para otros puedan tener –las 'externalidades' de una supervivencia decente— unas prácticas que lleven, como suelen, a crisis financieras.
La liberalización financiera tiene efectos mucho más allá de la economía. Hace bastante tiempo que se comprendió que era un arma poderosa contra la democracia. El movimiento libre de los capitales crea lo que algunos han llamado un 'parlamento virtual' de inversores y prestamistas que controlan de cerca los programas gubernamentales y 'votan' contra ellos, si los consideran 'irracionales', es decir, si son en beneficio del pueblo, y no del poder privado concentrado.
Los inversores y los prestamistas pueden 'votar' con la fuga de capitales, con ataques a las divisas y con otros instrumentos que les sirve en bandeja la liberalización financiera. Esa es una de las razones por las que el sistema de Bretton Woods, establecido por los EEUU y la Gran Bretaña tras la II Guerra Mundial, instituyó controles de capitales y reguló el mercado de divisas. (1)
La Gran Depresión y la Guerra pusieron en marcha poderosas corrientes democráticas radicales que iban desde la resistencia antifascista hasta las organizaciones de la clase obrera. Esas presiones hicieron necesario que se toleraran políticas sociales democráticas. El sistema de Bretton Woods fue, en parte, concebido para crear un espacio en el que la acción gubernamental pudiera responder a la voluntad pública ciudadana, es decir, para permitir cierto grado de democracia.
John Maynard Keynes, el negociador británico, consideró como el logro más importante de Bretton Woods el de haber establecido el derecho de los gobiernos a restringir los movimientos de capitales. Por espectacular contraste, en la fase neoliberal que siguió al desplome del sistema de Bretton Woods en los años 70, el Tesoro estadounidense contempla ahora la libre movilidad de los capitales como un 'derecho fundamental', a diferencia, ni que decir tiene, de los pretendidos 'derechos' garantizados por la Declaración Universal de Derechos Humanos: derecho a la salud, a la educación, al empleo decente, a la seguridad, y otros derechos que las administraciones de Reagan y Bush han displicentemente considerado como 'cartas a Santa Claus', 'ridículos' o meros 'mitos'.

En los primeros años, la gente no se hizo mayores problemas con el asunto. Las razones de ello las ha estudiado Barry Eichengreen en su historia, impecablemente académica, del sistema monetario. Allí se explica que, en el siglo XIX, los gobiernos 'todavía no estaban politizados por el sufragio universal masculino, el sindicalismo y los partidos obreros parlamentarios'. Por consiguiente, los graves costes impuestos por el parlamento virtual podían ser transferidos a la población general.
Pero con la radicalización de la población y de la opinión pública acontecida durante la Gran Depresión y la guerra antifascista, se privó de ese lujo al poder y a la riqueza privados. De aquí que en el sistema de Bretton Woods 'los límites a la democracia como fuente de resistencia a las presiones del mercado fueran substituidos por límites a la movilidad del capital'.
El obvio corolario es que, tras la desmantelación del sistema de posguerra, la democracia se ha visto restringida. Se ha hecho, por consiguiente, necesario controlar y marginar de algún modo a la población y a la opinión pública, procesos particularmente evidentes en las sociedades más aproadas al mundo de los negocios, como los EEUU. La gestión de las extravagancias electorales por parte de la industria de relaciones públicas constituye una buena ilustración. 'La política es la sombra que la gran empresa proyecta sobre la sociedad', concluyó en su día el más grande filósofo social norteamericano del siglo XX, John Dewey, y así seguirá siendo, mientras el poder resida 'en los negocios para beneficio privado a través de un control sobre la banca, sobre el suelo y sobre la industria, un poder que se ve ahora reforzado por el control sobre la prensa, sobre los periodistas y sobre otros medios de publicidad y propaganda'.
Los EEUU tienen, en efecto, un sistema de un sólo partido, el partido de los negocios, con dos facciones, republicanos y demócratas. Hay diferencias entre ellos. En su estudio sobre La democracia desigual: la economía política de la nueva Era de la Codicia, Larry Bartels muestra que durante las pasadas seis décadas 'los ingresos reales de las familias de clase media crecieron dos veces más rápido bajo los demócratas que bajo los republicanos, mientras que los ingresos reales de las familias pobres de clase trabajadora crecieron seis veces más rápido bajo los demócratas que bajo los republicanos'.
Esas diferencias se pueden ver también en estas elecciones. Los votantes deberían tenerlas en cuenta, pero sin hacerse ilusiones sobre los partidos políticos, y reconociendo el patrón regular que, durante los últimos siglos, ha venido revelando que la legislación progresista y el bienestar social siempre han sido conquistas de las luchas populares, nunca regalos de los de arriba. Esas luchas siguen ciclos de éxitos y retrocesos. Han de librarse cada día, no sólo cada cuatro años, y siempre con la mira puesta en la creación de una sociedad genuinamente democrática, capaz de respuesta dondequiera, en las urnas no menos que en el puesto de trabajo.
NOTA: (1) El sistema de Bretton Woods de gestión financiera global fue creado por 730 delegados procedentes de 44 naciones aliadas en la II Guerra Mundial que acudieron a una Conferencia Monetaria y Financiera organizada por la ONU en el hotel Mont Washington en Bretton Woods, New Hampshire, en 1944. Bretton Woods, que colapsó en 1971, era el sistema de normas, instituciones y procedimientos que regulaban el sistema monetario internacional y bajo cuyos auspicios se creó el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (IBRD, por sus siglas en inglés) –ahora una de las cinco instituciones que componen el Grupo del Banco Mundial— y el Fondo Monetario Internacional, que echaron a andar en 1945. El rasgo principal de Bretton Woods era la obligación de todos los países de adoptar una política monetaria que mantuviera dentro de unos valores fijos la tasa de cambio de su moneda. El sistema colapsó, cuando los EEUU suspendieron la convertibilidad al oro del dólar. Eso creó la insólita situación por la que el dólar llegó a convertirse en la 'moneda de reserva' para los otros países que estaban en Bretton Woods.
Noam Chomsky , el intelectual vivo más citado y figura emblemática de la resistencia antiimperialista mundial, es profesor emérito de lingüística en el Instituto de Tecnología de Massachussets en Cambridge y autor del libro Imperial Ambitions: Conversations on the Post-9/11 World.

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sábado, 18 de octubre de 2008

JOSE SARAMAGO: CRIMEN FINANCIERO CONTRA LA HUMANIDAD.


CRIMEN (financiero) contra la HUMANIDAD.

JOSE SARAMAGO.


Los criminales son conocidos, tienen nombre y apellidos, se trasladan en limusinas cuando van a jugar al golf, y tan seguros están de sí mismos que ni siquiera piensan en esconderse. Son fáciles de sorprender.

La historia es conocida, y, en aquellos tiempos antiguos en que la escuela se proclamaba educadora perfecta, se le enseñaba a los niños como ejemplo de la modestia y la discreción que siempre deberían acompañarnos cuando el demonio nos tentara para opinar sobre lo que no conocemos o conocemos poco y mal. Apeles podía consentir que el zapatero le apuntase un error en el calzado de la figura que había pintado, por aquello de que los zapatos eran su oficio, pero que nunca se atreviera a dar su parecer sobre, por ejemplo, la anatomía de la rodilla. En suma, un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. A primera vista, Apeles tenía razón, el maestre era él, el pintor era él, la autoridad era él, mientras que el zapatero sería llamado cuando de ponerle medias suelas a un par de botas se tratase.

Realmente, ¿hasta dónde vamos a llegar si cualquier persona, incluso la más ignorante de todas, se permite opinar sobre lo que no sabe? Si no tiene los estudios necesarios es preferible que se calle y deje a los sabedores la responsabilidad de tomar las decisiones más convenientes (¿para quién?).

Sí, a primera vista Apeles tenía razón, pero solo a primera vista. El pintor de Felipe y de Alejandro de Macedonia, considerado un genio en su época, ignoró un aspecto importante de la cuestión: el zapatero tenía rodillas, luego, por definición, era competente en estas articulaciones, aunque fuera solo para quejarse, si ese era el caso, de los dolores que sentía. A estas alturas, el lector atento ya habrá entendido que no es de Apeles ni del zapatero de lo que se trata en estas líneas.

Se trata, sí, de la gravísima crisis económica y financiera que está convulsionando el mundo, hasta el punto de que no podemos escapar a la angustiosa sensación de que llegamos al final de una época sin que se consiga vislumbrar qué y cómo será lo que venga a continuación, tras un tiempo intermedio, imposible de predecir antes de que se levanten las ruinas y se abran nuevos caminos. ¿Cómo lo hacemos? ¿Una leyenda antigua para explicar los desastres de hoy? ¿Por qué no? El zapatero somos nosotros, todos nosotros, que presenciamos, impotentes, el avance aplastante de los grandes potentados económicos y financieros, locos por conquistar más y más dinero, más y más poder, con todos los medios legales o ilegales a su alcance, limpios o sucios, normalizados o criminales.

¿Y Apeles? Apeles son, precisamente, los banqueros, los políticos, las aseguradoras, los grandes especuladores que, con la complicidad de los medios de comunicación social, respondieron en los últimos 30 años, cuando tímidamente protestábamos, con la soberbia de quien se considera poseedor de la última sabiduría; es decir, aunque la rodilla nos doliera, no se nos permitía hablar de ella, se nos ridiculizaba, nos señalaban como reos de condena pública. Era el tiempo del imperio absoluto del Mercado, esa entidad presuntamente auto reformable y auto regulable encargada por el inmutable destino de preparar y defender para siempre jamás nuestra felicidad personal y colectiva, aunque la realidad se encargase de desmentirlo cada hora que pasaba.

¿Y ahora? ¿Se van a acabar por fin los paraísos fiscales y las cuentas numeradas? ¿Será implacablemente investigado el origen de gigantescos depósitos bancarios, de ingenierías financieras claramente delictivas, de inversiones opacas que, en muchos casos, no son nada más que masivos lavados de dinero negro, de dinero del narcotráfico? Y ya que hablamos de delitos: ¿tendrán los ciudadanos comunes la satisfacción de ver juzgar y condenar a los responsables directos del terremoto que está sacudiendo nuestras casas, la vida de nuestras familias, o nuestro trabajo? ¿Quién resuelve el problema de los desempleados (no los he contado, pero no dudo de que ya son millones) víctimas del crash y qué desempleados seguirán, durante meses o años, malviviendo de míseros subsidios del Estado mientras los grandes ejecutivos y administradores de empresas deliberadamente conducidas a la quiebra gozan de millones y millones de dólares cubiertos por contratos blindados que las autoridades fiscales, pagadas con el dinero de los contribuyentes, fingen ignorar?

Y la complicidad activa de los gobiernos, ¿quién la demanda? Bush, ese producto maligno de la naturaleza en una de sus peores horas, dirá que su plan ha salvado (¿salvará?) la economía norteamericana, pero las preguntas a las que tendría que responder están en la mente de todos: ¿no sabía lo que pasaba en las lujosas salas de reunión en las que hasta el cine nos ha hecho entrar, y no solo entrar, sino asistir a la toma de decisiones criminales sancionadas por todos los códigos penales del mundo? ¿Para qué le sirven la CIA y el FBI, además de las decenas de otros organismos de seguridad nacional que proliferan en la mal llamada democracia norteamericana, esa donde un viajero, a su entrada en el país, tendrá que entregar a la policía de turno su ordenador para que este copie el respectivo disco duro? ¿No se ha dado cuenta el señor Bush que tenía al enemigo en casa, o, por el contrario, lo sabía y no le importó?

Lo que está pasando es, en todos los aspectos, un crimen contra la humanidad y desde esta perspectiva debe ser objeto de análisis, ya sea en los foros públicos o en las conciencias. No exagero. Crímenes contra la humanidad no son solo los genocidios, los etnocidios, los campos de muerte, las torturas, los asesinatos selectivos, las hambres deliberadamente provocadas, las contaminaciones masivas, las humillaciones como método represivo de la identidad de las víctimas. Crimen contra la humanidad es el que los poderes financieros y económicos de Estados Unidos, con la complicidad efectiva o tácita de su gobierno, fríamente han perpetrado contra millones de personas en todo el mundo, amenazadas de perder el dinero que les queda después de, en muchísimos casos (no dudo de que sean millones), haber perdido su única y cuántas veces escasa fuente de rendimiento, es decir, su trabajo.

Los criminales son conocidos, tienen nombre y apellidos, se trasladan en limusinas cuando van a jugar al golf, y tan seguros están de sí mismos que ni siquiera piensan en esconderse. Son fáciles de sorprender. ¿Quién se atreve a llevar a este gang ante los tribunales? Todos le quedaríamos agradecidos. Sería la señal de que no todo está perdido para las personas honestas.

José Saramago es Premio Nóbel de Literatura.
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miércoles, 15 de octubre de 2008

ALDO FERRER: EL DERRUMBE DE LA GLOBALIZACION Y LA VENTAJA DE VIVIR CON LO NUESTRO.


Buenos Aires Económico.

EL DERRUMBE DE LA GLOBALIZACION y la Ventaja de Vivir con lo nuestro.

ALDO FERRER. Director Editorial.
25-09-2008.

La Política Económica Argentina abre interrogantes significativos.


A partir de la primera crisis del petróleo, en los inicios de la década de 1970, el paradigma keynesiano, hasta entonces prevaleciente en los países centrales, fue sustituido por el neoliberal. Su principal diferencia con el enfoque histórico del liberalismo es su fundamentalismo respecto de la liberación financiera y la racionalidad superior de los mercados. Esta última se plasmó en la teoría de las expectativas racionales, según la cual los mercados son tan sabios que tienen capacidad de bloquear las políticas públicas, por definición, irracionales, que los contradicen.

El cambio del paradigma teórico dominante se incorporó en las políticas de las mayores economías industriales y reveló el avance de la globalización, particularmente, en la esfera financiera.
Ésta, en efecto, procedió a una velocidad muy superior a la globalización en el plano real del comercio y las inversiones internacionales, conformando un megamercado de alcance planetario. En el mismo, los movimientos internacionales de dinero están concentrados en la especulación financiera a través del arbitraje de tasas de interés, paridades de las monedas y variaciones en las cotizaciones de papeles de deuda y acciones en Wall Street y las otras grandes plazas financieras.

Los mercados desregulados dieron lugar a una sofisticación sin precedentes en los activos financieros y a emitirlos sobre la base de respaldos vulnerables, como en el caso de las hipotecas subprime en los Estados Unidos. La circulación global de los mismos contagió a las principales plazas financieras mientras los inversores institucionales, fondos de cobertura y otros intermediarios adquirieron un papel dominante en la expansión de las transacciones globales. Dada la insuficiencia de las normas reguladoras, la conmoción actual es resultante de ese fundamentalismo globalizador de los mercados. Influyó, también, el estímulo de las políticas de abundancia de liquidez y bajas tasas de interés, durante la administración Greenspan en la Reserva Federal de los Estados Unidos, que impulsó la expansión inmobiliaria y de las hipotecas de alto riesgo, cuyo derrumbe desencadenó el actual Tsunami financiero internacional.

La globalización financiera se extendió rápidamente por América latina, atrapó a nuestros países y dio lugar al aumento desenfrenado del endeudamiento externo y, luego, a la crisis de la deuda y a la “década perdida” de los años ochenta.
La sobrevaluación del tipo de cambio fue un instrumento central del fomento de la especulación financiera, a través de tasas de interés en los mercados locales, atractivas para los capitales especulativos y las “bicicletas” del arbitraje de tasas locales e internacionales.

Planteada la crisis de la deuda, el fundamentalismo globalizador, plasmado en el “Consenso de Washington”, predominó en América latina en el último cuarto de siglo, y en la Argentina fue llevado hasta las últimas consecuencias. Según ese enfoque, el orden mundial es un sistema de alcance global, planetario, en el cual tiene lugar la mayor parte de las transacciones económicas y, en el que las decisiones las toman los centros de poder transnacional. A saber, los mercados financieros, las grandes corporaciones y, en cierta medida, los gobiernos de un reducido grupo de países altamente industrializados, en primer lugar, los Estados Unidos. En ese escenario, los otros países y sus Estados nacionales habrían perdido capacidad de tomar decisiones sobre los temas fundamentales de la producción, la inversión y la distribución del ingreso

Para este enfoque, los países periféricos de los centros de poder del sistema, carecen de poder decisorio propio y sus Estados nacionales son impotentes para determinar el curso de los acontecimientos. Como los mercados saben más que el Estado y las políticas públicas perturban la racionalidad económica, la única actitud posible es seguir la corriente y hacer lo que los mercados esperan. La política económica queda reducida entonces a transmitir señales amistosas a los criterios e intereses de los mismos. Se supone que, entonces, los mercados globales incorporarán al país periférico al proceso de desarrollo y elevarán el bienestar del conjunto de la población.

Por razones que hemos recordado en columnas anteriores en este mismo espacio, los fundamentos de este enfoque son falsos y sus consecuencias catastróficas, como lo demuestran la experiencia argentina en la crisis del 2001/02 y, actualmente, el Tsunami financiero internacional. El fundamentalismo globalizador se derrumbó primero en la Argentina y ahora en el mundo. Vuelven, entonces, a recuperar influencia las ideas de grandes economistas, como Keynes y Prebisch, que enfatizaron la responsabilidad del Estado en la regulación de los mercados para permitir el pleno empleo de los recursos y los equilibrios macroeconómicos en las naciones y en la economía mundial. Es en esas fuentes donde se apoyó mi tesis doctoral de 1953 “El Estado y el desarrollo económico”, y posteriormente, en 1983, mi libro Vivir con lo nuestro.

Sucede que el desarrollo económico depende de la capacidad de las sociedades de poner en marcha procesos de acumulación en sentido amplio. Vale decir, acumulación de capital, tecnología, capacidad de gestión privada y pública, educación, regulación económica y de relaciones creativas entre las esferas pública y privada. Ese proceso de acumulación sólo puede gestarse desde adentro de cada sociedad y no puede transplantarse desde afuera. No son posibles la acumulación y el desarrollo subordinándolos a factores externos que desarticulan la cohesión social y el tejido productivo de un país. De allí la irracionalidad del planteo que inspiró las políticas neoliberales y culminaron en la crisis argentina. Al mismo tiempo, el desarrollo requiere vincularse al mercado y al acervo de tecnologías y conocimientos disponibles en el mundo, manteniendo siempre el comando de la estrategia de asignación de recursos y distribución del ingreso.

Cuando los países logran dar respuestas a los desafíos y oportunidades de la globalización consistentes con su desarrollo nacional, abren oportunidades para todos, promueven la inversión y el crecimiento y establecen relaciones simétricas no subordinadas con el orden global. Cuando no, prevalecen el subdesarrollo, la pobreza, la desigualdad y la dependencia respecto de los centros de poder mundial. La historia argentina ilustra estos hechos con ejemplos emblemáticos.

La capacidad de acumulación y desarrollo y la eficacia de las respuestas a la globalización dependen de la densidad nacional de los países. Vale decir:
*- de su cohesión social,
*- la calidad de los liderazgos
para acumular poder reteniendo el dominio de los principales recursos y abriendo oportunidades de empleo para la mayoría,
*- la estabilidad de las instituciones y de ideologías funcionales al despliegue del potencial de los recursos disponibles.

La experiencia histórica es concluyente. Observando la realidad contemporánea se advierte que lo que caracteriza a los países más exitosos de Asia, como Corea, Taiwán y Malasia, e incluso, China e India, es una densidad nacional suficiente para desplegar procesos de acumulación en sentido amplio y, consecuentemente, crecer y ampliar los espacios de bienestar de su población. En América latina, en cambio, las fracturas sociales, liderazgos que acumulan poder subordinados a intereses transnacionales, instituciones frágiles y la influencia de lo que Prebisch llamaba el “pensamiento céntrico”, obstaculizaron la formación de economías de mercado dinámicas y abiertas al mundo, preservando el comando del propio destino.
Argentina está reaccionando bien a las turbulencias actuales, precisamente, porque vive con lo suyo, autofinanciada en sus propios recursos y en los superávits fiscal y de los pagos externos. Goza, asimismo, de la ventaja de ser un gran productor y exportador de alimentos y excedentario en energía, lo cual le permite administrar el impacto de la evolución de los precios de dos recursos críticos de la economía mundial. Sobre estas bases, el país pudo encuadrar el tema de la deuda externa en niveles manejables y financiar los compromisos emergentes con recursos propios. Sobre las mismas bases del ahorro interno, la tasa inversión/PBI aumentó del 12%, a principios del 2002, al 24% de la actualidad.

Vivir con lo nuestro posibilitó la recuperación y ubicarnos en el orden mundial como un país en el comando de su propio destino no subordinado a la irracionalidad de los mercados especulativos. La continuidad o interrupción de este proceso no está determinada por la influencia del contexto internacional sino por la calidad de la política económica argentina, la cual, en el pasado, fue suficientemente buena para alcanzar resultados notables y, actualmente, abre interrogantes significativos.
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NEOLIBERALISMO: CRISIS FINAL. "Una epidemia fulminante Imposible de atajar".

GLOBALIZACION.
Ignacio Ramonet:
“Con la nacionalización bancaria, los líderes políticos mundiales están haciendo algo que ni siquiera Lenin se atrevió a hacer”


El director de la edición en castellano de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, ha afirmado que el hecho de que los dirigentes de EE.UU, Reino Unido, Francia o Luxemburgo estén nacionalizando a los bancos “es un fenómeno único en la Historia, están haciendo lo que ni siquiera Lenin se atrevió a hacer”. “Ahora los dirigentes liberales a cargo de los países que están viviendo este seísmo económico están adoptando medidas que van incluso en contra de sus principios”, según Ramonet.

Ignacio Ramonet ha hecho estas declaraciones en el marco del Congreso “Familias y Globalización”, organizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte, donde ha analizado las claves que han conducido a la actual crisis financiera, a la que califica como “el saldo de un cuarto de siglo de neoliberalismo”. Según su opinión, en este mes han pasado muchas cosas que afectan directamente en la globalización y que van a tener consecuencias en la vida real de las familias. La situación actual marca “el fin de un modelo: el de una economía basada en el consumismo desenfrenado”, ha comentado. Para Ramonet, “la crisis actual ha puesto fin a esa globalización, de carácter neoliberal”, que ha durado desde finales de los años 70 hasta hoy. La crisis surgió a la sombra de una propuesta neoliberal que preconizaba como objetivo vital ganar lo más posible en el menor tiempo posible, hasta el punto de que muchos analistas asumieron que el sistema económico “literalmente se había vuelto loco” porque los mercados se comportaban de manera irracional.

Como consecuencia, “la ideología de la globalización del neoliberalismo está en este momento interrogándose sobre su eficacia” porque hoy en día “los críticos más severos de la globalización curiosamente son aquéllos que hasta hace poco tiempo nos la describían como una verdadera solución milagrosa”, ha argumentado. Que el capitalismo sufra una crisis no es nada excepcional porque, según Ramonet, cada 10 ó 12 años éstas se reproducen; no obstante “este tipo de situación actual solo se produce una vez por siglo, la única comparación de la crisis actual es la del crack del 29”, por sus repercusiones sociales y políticas.

ORÍGENES Y CONSECUENCIAS DE LA CRISIS.

En su opinión, esta crisis financiera comenzó en Estados Unidos, en agosto de 2007, con la morosidad de las hipotecas de mala calidad (subprime) que hizo estallar la burbuja financiera y ha terminado por tener un impacto en la economía real, extendiéndose por todo el mundo a otros activos como el crédito a empresas, el crédito al consumo y el crédito inmobiliario. Para Ramonet, esta situación se asemeja “a una epidemia fulminante imposible de atajar”.

Según Ramonet, muchos sectores van a reducir su nivel de actividad y se teme que la situación desemboque en una depresión, aunque por el momento lo más ajustado es hablar de “recesión”. Por lo que “innegable la necesidad de que el Estado venga ahora con fuerza a imponer reglas y controles para que los mercados funcionen”, ha puntualizado. Para Ramonet estamos en pleno epicentro de la crisis, sin que sepamos todavía ni su auténtica dimensión ni sus posibles consecuencias políticas y sociales.
Como ejemplo señala que la reducción del valor en Bolsa de grandas compañías puede hacer atractiva su compra por “las petromonarquías del Golfo, China o Rusia”, con los elementos de incógnitas que eso puede generar. Por último, el director de Le Monde Diplomatique ha propuesto algunas soluciones que “ya se están dibujando”. Entre ellas, ha destacado una mayor “intervención del Estado porque las autoridades públicas son las únicas que tienen legitimidad”. Además ha criticado que el Banco Central Europeono dependa de los dirigentes políticos” y ha abogado por “la prohibición de los fondos especulativos y los paraísos fiscales”.
Ramonet, ha concluido su intervención proponiendo “aprovechar esta situación para arreglar la Deuda Externa de los países no desarrollados”. “Este sistema hay que modificarlo y para ello es necesario que haya un nuevo acuerdo como el de Bretton Woods, realizado no sólo por los países miembros del G7 sino también por los países del Sur”. Ramonet considera necesario que “el nuevo sistema refleje mejor la realidad del mundo de hoy y ponga término a los avisos económicos de estos años cuyas víctimas hemos sido los ciudadanos”.
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martes, 14 de octubre de 2008

ESPAÑA: EL DEBATE IDEOLOGICO EN TORNO A LA CRISIS GLOBAL.

El Gobierno respalda a la banca con 100.000 millones en avales.

Rodríguez Zapatero y Rajoy se reunirán hoy en La Moncloa para analizar las medidas contra la crisis.

Última actualización 14/10/2008. Madridpress.com

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que el Gobierno ha aprobado otorgar avales para las operaciones de financiación de la banca, tal y como se acordó en la reunión de jefes de Gobierno de los países de la euro zona.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario en el que se dio luz verde a un decreto ley que incorpora esta iniciativa, Rodríguez Zapatero también anunció como medida preventiva la autorización al Ministerio de Economía y Hacienda para adquirir títulos de entidades para reforzar sus recursos propios.El Presidente indicó que las medidas adoptadas son "imprescindibles" y "vitales" para solventar la grave situación del sistema financiero y, como consecuencia, de la economía, y dijo que este plan de actuación es el punto de partida para seguir trabajando "todos los días". "Esto no podía esperar", añadió , quien aseguró que el deterioro del sistema financiero "ha sido gravísimo", y destacó que las dos medidas son "razonables" y "homólogas" a las del resto de países de la Eurozona
En concreto, el líder del Ejecutivo subrayó que se concederán avales a las operaciones de financiación de las entidades por un importe máximo de hasta 100.000 millones de euros, cifra que consideró incluso "baja" en relación al PIB español.
El Ejecutivo no tiene todavía una cifra para 2009, ya que el Ministerio de Economía y Hacienda tiene que hacer "una valoración muy precisa" de la situación, aunque Rodríguez Zapatero reconoció que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) "van a tener que incorporar alguna modificación" para incluir los avales para el próximo año. Asimismo, explicó que la medida afectará a las entidades residentes, pero también alcanzará a las extranjeras que desarrollen una "actividad significativa" en España.
NO COSTARÁ NADA AL CONTRIBUYENTE.

Rodríguez Zapatero destacó que las entidades de crédito que quieran acceder a los avales deberán cumplir una serie de requisitos estipulados por el Ministerio de Economía y Hacienda, y afirmó que "si todo sale bien" esta medida no tendrá coste para el contribuyente.
En este sentido, el presidente destacó que las entidades que quieran acceder a los avales tendrán que cumplir una serie de requisitos que establecerá el Ministerio de Economía y Hacienda, como condiciones especiales de solvencia que proponga el Banco de España, y que el plazo para acceder a ellos finalizará el 31 de diciembre de 2009. Además, el plazo máximo de vencimiento de la deuda que se emitirá será de cinco años, tal y como acordó el Eurogrupo.
Las operaciones que se avalarán con esta iniciativa son emisiones de pagarés, bonos y emisiones admitidas a negociación en mercados secundarios oficiales españoles. El aval también se podrá extender a otros instrumentos, como depósitos interbancarios, en el marco de un esquema concertado y coordinado entre los gobiernos de la zona euro.El Ministerio de Economía y Hacienda será el encargado de otorgar los avales, y éstos "devengarán una comisión que refleje el riesgo que asume el Estado en cada operación", explicó .
Preguntado sobre el coste en términos de calificación de la deuda española, Rodríguez Zapatero afirmó que "seguramente" todos los países europeos implicados en esta iniciativa pueden tener "alguna situación así", aunque apuntó que España tiene la ventaja de que su deuda está "en niveles muy favorables", ya que no llega al 40%, frente al 60% en que se sitúa la media europea.

COMPRA DE TÍTULOS DE ENTIDADES.
Respecto a la autorización para que el Ministerio de Economía y Hacienda adquiera títulos emitidos por las entidades financieras residentes en España que necesiten reforzar sus recursos propios, Al respecto, subrayó que se trata de una medida "cautelar" y de "carácter preventivo" para establecer una fórmula que permita recapitalizar las entidades "si fuera necesario", ya que en España no existe una situación de insolvencia.
"A día de hoy no es necesario, no hay que poner ninguna cantidad ni vamos a actuar", subrayó el Presidente, quien aseguró que el Ejecutivo ha "considerado conveniente incorporar esta disposición" por si fuera necesario actuar, "si llegara el momento", con otro instrumento legislativo.Esta iniciativa, que tiene efecto también hasta el 31 de diciembre de 2009, incluye participaciones preferentes y cuotas participativas, y los acuerdos de ejecución se adoptarán "previo informe del Banco de España". El presidente del Gobierno recordó que estas iniciativas se unen al paquete de medidas aprobado por el consejo de ministros el pasado viernes, que incluye un fondo de 30.000 euros para comprar activos financieros de alta calidad y el aumento del fondo de garantía de depósitos hasta 100.000 euros.

"CONFIANZA" EN LA ACTUACIÓN COORDINADA DE LA UE.
Rodríguez Zapatero mostró su "confianza" en que la actuación "fuerte, determinada y coordinada" de la Unión Europea para respaldar el sistema financiero, y con ello la actividad económica y la capacidad de las empresas de financiarse y abordar nuevas inversiones, "es la mejor garantía para el mantenimiento del empleo, el mantenimiento del bienestar y para un adecuado funcionamiento del sistema económico".El presidente del Gobierno también hizo un llamamiento al "esfuerzo colectivo" que le corresponde al Ejecutivo y a las fuerzas políticas, al tiempo que agradeció la actitud de las fuerzas sociales, empresarios y sindicatos. "Mi país va a estar siempre entre aquellos que, con más determinación y decisión, toman medidas en un contexto de gravedad como el actual", sentenció.
REUNIÓN EN MONCLOA.
Por otra parte, el presidente del Gobierno y el líder del PP, Mariano Rajoy, se reunirán hoy en el Palacio de la Moncloa para analizar la situación económica en España derivada de la crisis financiera internacional. Anbas personalidades, cerraron la fecha de su entrevista en una conversación telefónica que mantuvieron el lunes por la mañana, según informaron fuentes del Gobierno y del PP, después de que el jefe del Ejecutivo regresara anoche de París tras participar en la reunión de los jefes de Estado o de Gobierno de la eurozona.La entrevista se ha fijado para las 17.30 horas, y en ella se analizarán, entre otros asuntos, las medidas acordadas en la capital francesa por los representantes de los países de la zona euro para hacer frente a la crisis.
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El debate ideológico de la crisis.

El problema de España no es de 100.000 millones, es de modelo político y competitivo.

El impacto de esta crisis global ha dejado al mundo aturdido, y una de las reacciones más común es que vivimos en un mundo que nadie sabe lo que puede pasar. Creo que esta crisis demuestra lo contrario y que, además, da paso a un nuevo debate ideológico.

Hay cuatro hechos certeros de esta crisis de los que hay que partir.

*- El primero es que se ha constatado la complejidad del mundo en el que nos movemos. El simplismo ya no sirve,
sólo sirve entender la complejidad. No sólo en términos científicos y de las grandes cosas, sino a todos los niveles y de las pequeñas cosas. El ser humano se enfrenta a un mundo cada día más complejo. El simplismo es inadaptación y subdesarrollo.

*- El segundo hecho es el de la globalización. La crisis ha demostrado que esa visión simplista de asociar la globalización a las grandes marcas multinacionales y a las instituciones financieras internacionales, es falsa. Pura propaganda de los movimientos antiglobalización y antisistema. Los ciudadanos de cualquier parte del mundo saben hoy que pueden empobrecerse cuando hay una crisis global.
*- El tercer hecho es la evidencia de que una crisis de valores éticos y morales genera una crisis en la vida material. ¿Cuáles son los atributos más utilizados en los tres últimos meses en todo el mundo? Confianza, transparencia y seguridad. Sin confianza no funciona el sistema bancario y eso se traduce en riesgo, inseguridad y crisis para el ciudadano que pierde el empleo, para el comerciante que cierra, para la familia y el autónomo. A su vez es necesaria la transparencia para que haya confianza. Es ilustrativo observar cómo una crisis financiera mundial no se resuelve si no se recupera la confianza.
*- El cuarto hecho es el de la libertad. Son mayoría los que creen que la libertad sale malparada de esta crisis, porque son los gobiernos los que ocupan el espacio privado al tener que inyectar ingentes sumas de dinero público. No va a ser así porque la libertad es necesaria para competir. Complejidad, globalización, valores éticos y morales y libertad. Son conceptos relacionados entre sí, que no pueden ser disociados porque entonces nada encaja. Sin transparencia no hay confianza y sin libertad no hay competitividad ¿Por qué esto da lugar a otra forma de pensar? Porque demuestra que el mundo y nuestras vidas funcionan a través de lo que podemos visualizar como un diagrama dinámico: cada decisión y acción personales modifican de forma automática la realidad en la que nos movemos, lo que exige un pensamiento más desarrollado y comprometido. Nos tenemos que enfrentar a actitudes sectarias, relativistas y radicales que nos conducen a la crisis. Sus planteamientos simplistas sólo generan discordia, desconfianza y pérdida de competitividad.

El diagrama dinámico es un mapa mental que hoy forma parte del modelo de los más avanzados diccionarios interactivos. Junto a la palabra buscada se despliega toda la red de términos asociados, y en el momento de tocar cualquiera de ellos se reconfigura la imagen de conjunto. Es la imagen de la realidad global: en términos prácticos, el Gobierno de turno puede inyectar a los bancos 100.000 millones de euros del contribuyente, pero España no saldrá de la crisis si sigue su actual política, porque no encaja con la dimensión de un país como España para competir a nivel global.
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