sábado, 31 de marzo de 2018

BRASIL VIOLENCIA Y ODIO DE CLASE.

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¿Cómo sería una política anclada en la fuga del capitalismo, en la creación de espacios de libertad y en la resistencia a los embates de los opresores? Creo que es lo que están haciendo las mujeres que luchan, los pueblos indígenas más decididos y, notablemente, los zapatistas. Necesitamos una política en clave quilombo/palenque o comunidad indígena/ campesina y popular. Es urgente, necesaria y posible. Es urgente porque debemos desmontar la lógica del enfrentamiento frontal con el enemigo. No estoy defendiendo el no resistir, el no combatir, sino en la urgencia de cuidarnos como pueblos y clases, porque el proyecto de arriba es liquidarnos. El asesinato de Marielle fue respondido con la misma indiferencia que la desaparición de los 43 de Ayotzinapa. El poder defiende la represión, mientras las clases medias y los grandes medios culpan a las víctimas. Dicen que Marielle era narcotraficante. Es necesaria porque debemos mirar el largo plazo y no consumir las pocas energías colectivas que aún tenemos en disputas que no conducen a ningún lado o, peor, disipan las energías colectivas en el altar electoral. Los cuerpos que preparan fugas (del capitalismo, del patriarcado, de la hacienda, del control institucional) deben entrenarse en tiempos y en espacios bien distintos que los de los cuerpos que se preparan para ocupar sillones en las instituciones.


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Protestas populares, multitud social en la protesta política- en espeial de la MUJER - que coparon calles y plazas públicas en varias Ciudades de Brasil, en protesta contra el vil asesinato - terrorismo de estado - de la Concejal y Socióloga  MARIELLE FRANCO Activista y luchadora por los Derechos de la Mujer y la población Negra. 
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BRASIL VIOLENCIA Y ODIO DE CLASE.
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Raúl Zibechi.

La Jornada sábado 31 de marzo del 2018.

¿Qué relaciones podemos establecer entre el asesinato de la concejala Marielle Franco y el juicio penal contra Lula? ¿Cómo vincular la destitución ilegítima de Dilma Rousseff con la intervención militar en las favelas? ¿Qué lazos existen entre el aumento exponencial de la violencia contra negros y negras y los sucesivos récords que está batiendo la bolsa de Sao Paulo?

Un hilo de sangre que se llama odio de clase. Un odio heredado de la esclavitud y del orden colonial en el que prosperó. Los esclavistas sólo se preocuparon por los esclavos cuando se fugaban y creaban quilombos/palenques, espacios de libertad y de vida que se convirtieron en referencia para todos los que vivían encadenados.

Aún para quien no defiende a Lula, y sospecha que las acusaciones en su contra tengan cierto fundamento, parece evidente que su condena y la caída de Dilma abrieron las compuertas de un odio macizo, colonial y genocida de los de arriba. En ese clima de odio fue asesinada Marielle, negra, feminista, lesbiana, nacida en la Maré, un complejo de favelas linderas con la bahía de Guanabara.

La peculiaridad de Brasil, por lo menos en estos años, es que uno por ciento cuenta con el apoyo de una parte importante de la sociedad, probablemente entre 30 y 50 por ciento de la población: las viejas clases medias, la porción de pobres que ascendieron algunos peldaños en la escala social y todos los que sueñan con emular a los más ricos. Odian a los pobres porque sienten la espada de Damocles de la precariedad sobre sus cabezas.

Sin embargo, no estoy de acuerdo con quienes creen que la amplia y justa reacción popular al asesinato de Marielle configura una nueva coyuntura. Sin duda, empeora las expectativas de la derecha y mejora las de la izquierda, con o sin Lula en el escenario electoral. Pero las cosas son mucho más profundas y, sobre todo, de más larga duración.

Quienes conozcan mínimamente la Maré, el complejo de favelas con más de 150 mil habitantes donde nació Marielle, saben que esto no empezó con la intervención militar de Michel Temer. Más de medio siglo de historia permite asegurar que la presión y la represión sobre los favelados nunca cedió, ni siquiera bajo los gobiernos de Lula y Dilma.

Los más veteranos recuerdan con cierta nostalgia el gobierno de Leonel Brizola en el estado de Río de Janeiro (1983-1987). Junto a su vice Darcy Ribeiro, ambos del Partido Democrático Laborista, defendieron el empoderamiento de los pobres, por lo que fueron acusados de paternalistas. Brizola ordenó a la policía que se abstuviera de realizar invasiones arbitrarias en las favelas y que reprimiera a los escuadrones de exterminio parapoliciales. Más de 200 policías fueron procesados. Su gobierno fue la excepción en la relación con la población pobre y negra.




 MARIELLE FRANCO Socióloga, activista por los Derechos de la Mujer y la población negra, en Brasil, hoy escenario de violación  y pérdida permanente de los Derechos Humanos y vulneraciuón de la Libertad de Expresión y represión contra sus principales Dirigentes.
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Ante los llamados a la unidad (electoral) y a la formulación de un programa común (de gobierno) en este año de elecciones presidenciales, conviene enfatizar en la necesidad de una política que se deslinde tanto de la confrontación como de las instituciones. Raras veces los esclavos enfrentaron de modo frontal a los propietarios, porque la asimetría era (y sigue siendo) brutal. Nunca fueron tan ingenuos como para soñar que su libertad vendría de cogestionar las plantaciones con sus amos (símil del proyecto progresista). Toda su energía la ponían en preparar fugas, para fundar espacios de libertad como quilombos y palenques.

¿Cómo sería una política anclada en la fuga del capitalismo, en la creación de espacios de libertad y en la resistencia a los embates de los opresores? Creo que es lo que están haciendo las mujeres que luchan, los pueblos indígenas más decididos y, notablemente, los zapatistas. Necesitamos una política en clave quilombo/palenque o comunidad indígena/ campesina y popular. Es urgente, necesaria y posible.

Es urgente porque debemos desmontar la lógica del enfrentamiento frontal con el enemigo. No estoy defendiendo el no resistir, el no combatir, sino en la urgencia de cuidarnos como pueblos y clases, porque el proyecto de arriba es liquidarnos. El asesinato de Marielle fue respondido con la misma indiferencia que la desaparición de los 43 de Ayotzinapa. El poder defiende la represión, mientras las clases medias y los grandes medios culpan a las víctimas. Dicen que Marielle era narcotraficante.

Es necesaria porque debemos mirar el largo plazo y no consumir las pocas energías colectivas que aún tenemos en disputas que no conducen a ningún lado o, peor, disipan las energías colectivas en el altar electoral. Los cuerpos que preparan fugas (del capitalismo, del patriarcado, de la hacienda, del control institucional) deben entrenarse en tiempos y en espacios bien distintos que los de los cuerpos que se preparan para ocupar sillones en las instituciones.

Mientras unos necesitan exponerse permanentemente a los focos mediáticos, los otros preparan en silencio la evasión. Cuando la asimetría de poder es tan grande como la que observamos entre el uno por ciento y la mitad más pobre, se debe actuar con extrema cautela y simulando incluso obediencia, como sostiene James Scott en Los dominados y el arte de la resistencia. Son culturas políticas diametralmente opuestas, entre las cuales el diálogo es harto complejo porque hablan lenguas diferentes.

Es posible porque ya existe una política de este tipo (anclada en los quilombos y las comunidades), como lo muestran en Brasil decenas de organizaciones en las favelas, como las que pude conocer directamente en el Complexo do Alemão y en Timbau (en la Maré), en Brasilia y en Salvador.

El asesinato de Marielle es un mensaje contra la nueva generación de militantes negros que se multiplicaron desde las movilizaciones de junio de 2013. Este nuevo activismo está tejiendo un hilo de rebeldía que lleva desde el quilombo de Palmares (1580-1710) hasta la primera favela de Río de Janeiro (Morro da Providencia en 1897), pasando por el Teatro Experimental Negro en la década de 1940. Están forjando historias otras, abajo y a la izquierda. 

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viernes, 30 de marzo de 2018

AMÉRICA LATINA: LA DEMOCRACIA EXCLUYENTE RESERVADA PARA UNA ELITE.

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AMÉRICA LATINA HOY SE ENCUENTRA EN UNA ENCRUCIJADA POLÍTICA SUMAMENTE IMPORTANTE, DECISIVA EN SU ESTRATEGIA  DE CONSTRUIR NUEVAS ALTERNATIVAS POLÍTICAS de una Democracia   de Ciudadanos. O sucumbir  ante el   asenso vertiginoso de las "Nuevas burguesías Político-Empresariales-Neoliberales"y la "Democracia Empresarial". Llegamos a este punto de inflexión política, consecuencia de una serie de errores políticos, fracasos institucionales y en lo principal los propios Dirigentes y Líderes Políticos Revolucionarios, Democráticos de Izquierda y/o post-neoliberales que gobernaron los principales países de América latina durante la primera década del siglo XXI – y se proyectaron hacia la nueva década – BRASIL, ARGENTINA, ECUADOR, VENEZUELA, BOLIVIA, URUGUAYNicaragua, Chile, Paraguay – Unos en mayoría, y otros en Minoría, fueron protagonistas directos –como Líderes  Políticos – de significativos “errores” políticos (traiciones políticas), porque se obnubilaron con  el triunfo coyuntural de las POLÍTICAS SOCIALES y la lucha contra la POBREZA y “olvidaron”. O NO fueron capaces como LÍDERES de avanzar, derrotar con la Organización y Movilización del Pueblo y “romper el poderoso muro” del ESTADO burgués – que por lo general no lo tocaron ni con el pétalo una flor – NO fueron capaces de romper el mito, superar el largo camino de la “histórica” división de lo SOCIAL y lo POLÍTICO. Camino y escenario para el surgimiento de una DEMOCRACIA de las ÉLITES – o – “DEMOCRACIA EMPRESARIAL”. En realidad que pasó con el proceso político democrático y cómo fue posible a pesar de todos lo negativo del escenario dominante, - y otros – aunque pocos siguieron avanzando y hoy representan testimonios vivientes de NUEVAS DEMOCRACIAS DE CIUDADANOS…. Continuará…..
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La "Democracia blanca" democracia de las élites. en Perú se intento "forjar" la "democracia empresarial de la mancha blanca"· Tecnocracia fracasada políticamente.
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AMÉRICA LATINA: LA DEMOCRACIA EXCLUYENTE RESERVADA PARA UNA ELITE.

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Marco A. Gandásegui. h.

ALAI. Jueves 29 de marzo del 2018.
 
La política en América Latina ha sido sacudida por una poderosa ola conservadora que se inició en Honduras en 2007 con el golpe militar contra el presidente Mel Zelaya y pocos años después con la destitución parlamentaria del presidente Lugo en Paraguay. Después siguieron los fraudes electorales en México, el golpe en Brasil y el retroceso en Argentina. Desde el triunfo en la cumbre de presidentes en Mar del Plata (Argentina) en 2005, donde el proyecto del ALCA de EEUU fue engavetado, hasta la reunión en Lima en abril de este año (2018), el escenario ha cambiado radicalmente.
Algunos piensan que la política se comporta como la naturaleza. Sin embargo, no es así. La política no se comporta como las mareas que suben y bajan como resultado de la atracción de la luna sobre los océanos. La política es el resultado de las luchas entre los diferentes sectores sociales que aspiran a proteger o ampliar sus espacios de influencia. A fines del siglo pasado y a principios del presente, la región experimentó una creciente participación popular en la actividad política. Como consecuencia, expresiones políticas progresistas llegaron a dirigir la mitad de los gobiernos de la región con apoyo popular significativo.
Estos gobiernos tenían en sus manos los planes y los proyectos que demandaban los pueblos. Los que no tenían era la capacidad para enfrentar el sabotaje del cual eran víctimas por parte de los sectores más conservadores (oligarquía) y de los intereses de EEUU que veían con recelo todo cambio. Con pocas excepciones, todos negociaron y bajaron sus aspiraciones. En los casos mencionados más arriba fueron eliminados como propuestas políticas. Han sobrevivido – gracias a la movilización popular – los gobiernos de Venezuela y Bolivia. EEUU amenaza al primero con una intervención militar cuyo costo en vidas sería trágica. Al segundo, el Comando Sur de EEUU todavía está estudiando la estrategia para derrotar un pueblo único - con raíces milenarias – que está en el poder.
En el caso de Panamá, en 1989 – después de la invasión militar de EEUU – Washington instaló un régimen al cual le dio la tarea de poner en práctica las políticas neoliberales Significó la de-regulación radical de las políticas públicas, la flexibilización de la fuerza de trabajo (crear una masa de trabajadores informales) y la privatización de todas las empresas públicas. Después de casi 30 años de un régimen excluyente, a pesar de condiciones económicas favorables, la estructura social y económica está en quiebra y el sistema político está a punto de colapsar.
La oligarquía, que se apoderó de los sectores más prósperos de la economía, no tuvo la capacidad de crear un sistema político que integrara y ampliara la base participativa. Al contrario, la política excluyente fue creando un sistema que carecía de los eslabones necesarios para unir a los distintos sectores sociales. Se oficializó el ‘clientelismo’ como fórmula política. Los órganos del Estado y los partidos políticos apenas sirven de pantallas para disimular el poder económico que se encuentra detrás. El debilitamiento del aparato político desnuda la intervención – sin los mediadores clásicos - de los sectores económicos más poderosos.
La cooptación de los sectores populares, concentrados en los sindicatos, gremios profesionales y productores agrícolas, se realiza también sin mediación alguna. La negociación se hace en forma abierta. La lealtad política se convierte en una mercancía. Se compran y se venden las curules, las togas e, incluso, los títulos de dirigentes. Las grandes corporaciones encabezan la ofensiva, con los políticos de los órganos de gobierno e ideólogos de la llamada sociedad civil legalizando cada paso.
Los diputados y ministros de Estado no gobiernan, no legislan y no ejecutan proyectos. Están en manos de los medios de comunicación que sirven de sus voceros en las disputas. El marco de referencia de las peleas no es el país o algún proyecto de nación. Ni siquiera hay un referente ideológico. Los valores conservadores se han vuelto consignas y las propuestas liberales se reducen a la fórmula de dinero. En su momento – después de 1989 – los conservadores levantaron la bandera de la democracia ‘excluyente’ reservada para una elite financiera, blanca y pro-norteamericana. Los liberales – con poco éxito - trataron de complementar la idea dominante con nociones de desarrollo. Tanto liberales como conservadores y sus partidos, se han convertido en cascarones sin eco. Hay dos alternativas. Descubren la salida a la crisis o sucumben a nuevas fuerzas sociales emergentes.
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29 de marzo de 2018.

- MARCO A. GANDÁSEGUI, Hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA) 

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jueves, 29 de marzo de 2018

SASKIA SASSEN: “NO ES EL 1%; UN 30-40% ES SÚPER RICO, EL RESTO SE EMPOBRECE”.

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SASKIA SASSEN.- UN TÍTULO DE LA ENTREVISTA QUE NO GUARDA RELACIÓN CON EL CONTENIDO DE SUS EXPRESIONES.- Lo que manifiesta la excelente Intelectual y reconocida mundialmente Científico-Social, es que el 30-40 % de super-ricos hoy se concentran en la GRAN CIUDAD - LA CIUDAD GLOBAL - La Ciudad producto de la globalización de los últimos 40 años, básica y centralmente por necesidades de “Trabajo, Producción” y también por “aspectos negativos con el financiero”. La Gran Ciudad es hoy muy codiciada, ocupada y controlada por esta élite global, que al concentrar todos sus intereses económico-financieros, poco a poco va desplazando de  la propia ciudad, no solo a los POBRES, sino que a sectores de la “vieja clase media”, hoy “incompetentes” en la era digital de NO poder competir con la nueva - y muchas veces poderosa “clase media” en asenso vertiginoso”, Incluso señala en sus respuestas que hoy es más visible y real, esta DESIGUALDAD entre las clases sociales en la Gran Ciudad, por encima de intereses y realidades que se manifiestan entre países y anteriormente entre países de Sur y Norte. Concentración e interes de ocupar la Gran Ciudad, realidad que origina, uno delos grandes problemas hoy del "capitalismo salvaje" - este capitalismo del desastre- como es la CRISIS DE LA VIVIENDA, Nuevas formas de Extrema Pobreza (Migrantes), la Inseguridad y la DESIGUALDAD ECONÓMICO-SOCIAL.

Hoy todos conocemos, desde una visión local-global - sobre la DESIGUALDAD ECONÓMICO-SOCIAL - no desde una perspectiva de la Ciudad o la Gran Ciudad - sino como países, alianzas económico-financieras, Mercados Regionales, Continentes, los resultados más “sangrientos, viles, salvajes e inhumanos” que nos deja la globalización neoliberal - o la globalización de las élites, en su crisis final - es precisamente la super-concentración de la riqueza mundial en el 1% de la población global - cada vez incluso, más reducida, llegando en el último año al 0.8% (la tendencia es que cada vez los super-millonarios, las corporaciones del capital corporativo global, se van “devorando” - o eliminando del mercado, por “falta de competitividad”, compra de acciones o muy simple “guerra interna de monopolios” - donde el más grande y poderoso en el mercado mundial, se “come” al siguiente - Hoy esta DESIGUALDAD - Multidimensional - se concentra en 6 grandes “familias” o 6 grandes grupos de poder económico-mundial - los mismos que concentran  riqueza mayor que el 50% de la población pobre del mundo (3,600 millones de seres humanos, tienen “menos riqueza”(capital) que 6 grandes multimillonarios de la era digital, la Cuarta Revolución Industrial- Nuevamente repetimos la tendencia del mundo en plena crisis del Libre comercio mundial - y cuando se “ciernen” voces y hechos de una “Nueva globalización desde el Estado” que viene junto a la nueva ruta de la SEDA y el “NUEVO ORDEN MUNDIAL”, de Oriente hacia Occidente ( la respuesta del viaje y dominación de Marco Polo, hace varios siglos, de Occidente, a Oriente), propuesta en una de sus manifestaciones una: “Nueva Globalización” para disminuir significativamente la Desigualdad económico-social de la Población, y una globalización más “cerca a los intereses y derechos de los Ciudadanos del Mundo”. Veremos los resultados en los siguientes años.

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SASKIA SASSEN: “NO ES EL 1%; UN 30-40% ES SÚPER RICO, EL RESTO SE EMPOBRECE”.

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Entrevista a un referente Internacional de las Ciencias Sociales, quién advierte, visto el contexto Político actual, que “lo de la Nación, el País, etc., se ha vuelto el instrumento que camufla la falta de coraje por parte de las clases políticas, para enfrentarse a los cambios”.

Alexis Rodríguez-Rata.

La Vanguardia miércoles 28 de marzo del 2018.

Define su trabajo como una labor de “monje”. Pero no para de viajar. Acuñó el término de ciudad global y desde entonces nunca más ha desaparecido de nuestro vocabulario. Critica las desigualdades que nos trae el nuevo siglo, muy urbanas, pero, a la vez, con privilegiados globales, y lo hace con una irónica sonrisa en la cara. Habla español con acento argentino, aunque sea neerlandesa, viva y trabaje en Nueva York y a lo largo de unos pocos intercambios de correos haya volado ya dos veces a Londres.

Saskia Sassen (La Haya, Países Bajos, 1949), catedrática de Sociología de la Universidad de Columbia y premio –entre otros– Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, habla de urbanismo, inmigración, globalización… Siempre del siglo XXI. O sobre expulsiones. De las ciudades y del mundo que está –y ha venido para quedarse.
Nació en los Países Bajos, creció en Argentina e Italia, estudió en Francia y ha desarrollado su carrera en EEUU ¿El ejemplo del ciudadano global moderno?

Esa imagen del ciudadano global es un poco exagerada… Viví en muchos países y crecí en seis idiomas, pero a cada paso fue importante pertenecer al lugar donde estábamos –a Buenos Aires, a Roma… No era simplemente navegar en esos espacios, también era arraigarse, lo que te permite valorar (y criticar) el conjunto de los elementos que construyen esa situación. Y en ese sentido, es algo muy diferente de lo que hace, necesita o busca el turista o el visitante.

Señala que hoy hay ciudades globales, con élites globales, una privilegiada burocracia transnacional y, por debajo de todos ellos, una base más estática, inmóvil y no global. ¿Las ciudades y economías actuales deben elegir por ser globales o no contar? ¿Hay salida a este ‘juego’?

Yo lo veo más bien como una especie de espacio operacional complejo marcado por sistemas avanzados en lo personal, lo internacionalizado, etcétera y que combina todos esos elementos con el apoyo de vectores globales –algunos buenos, y otros meramente extractivos. Y estos últimos son un problema. Hay trabajadores mal pagados en paralelo a un sistema global de nuevas clases altas; un sector muy avanzado, globalizado y que maneja muchas fuentes de dinero y de poder, como el de las finanzas, que se instala en partes de la ciudad a través de toda una serie de elementos materiales (los edificios, las infraestructuras de comunicación, etc.) mientras que las personas que trabajan en los hogares de esas nuevas clases de alto nivel profesional se tornan en trabajadores estratégicos, pero no en el espacio de la típica familia de clase media.

Habla de una nueva época. Y de una nueva economía global. De una sociedad que deja de ser industrial para centrarse en la ‘financiarización’ y en sus plusvalías (o beneficios) y que “no necesita” al trabajador. ¿Es la hora de pensar en un ‘hombre nuevo’?

Este paso lo dimos en estos últimos 20 años. Es un desastre. No estoy segura de cuál es la próxima fase, pero la corriente de extracción de esta plusvalía de tantos elementos de la ciudad es tan extrema… Ahora vamos a la recuperación de la ciudad como espacio para movilizar y hacer visible el poder de los sin poder. A la ciudadanía de la ciudad.

Históricamente (y América Latina es un ejemplo) cuando la crisis afecta a la clase media, es cuando se dan protestas, revoluciones, etc. ¿Es previsible una oleada de cambios? ¿Las ciudades volverán a ser el epicentro de las revueltas por las necesidades insatisfechas?

Yo creo que sí, también por el encaje ecológico, que ha traído nuevas geografías en juego.

Del criticado 1% al 30-40%.

En alguna ocasión ha dicho: “Antes un rico podía acabar pobre” (por los costes de inversión, innovación o la incertidumbre de la época industrial). “Hoy no.” ¿Se ha ahondado en la desigualdad entre las personas y las ciudades más que entre las naciones, regiones, Estados o bloques de Estados?

Así es. La mayor diferencia ahora no es entre países, sino entre clases sociales de un país dado! Ese es un cambio importante.

¿Lo que antes era distinguir entre Norte y Sur, a ricos y pobres y en un sistema-mundo, ahora lo ocupa un “sur global” como ha mencionado en alguna ocasión?

Sí, con nortes y sures en su interior, islas urbanas de riqueza y bienestar como era típico de ciudades en desarrollo y no ‘urbes-islas’ en su conjunto. En las ciudades se levantan nuevos muros invisibles. Formaciones de élites y sectores depredatorios se dan en casi todos los países. En África tenemos élites ricas, no tan grandes y tan ricas como las de EE.UU., Rusia, etc. Pero están. Y funcionan también en modalidad extractiva; no para construir un país, como lo fue cuando las colonias se volvieran independientes. Hoy hay un nivel de ‘extractivismo’ de las familias ricas que es un horror.

En varias publicaciones ha señalado que el 1% de los más ricos frente al 99% restante (que tanto denunció Occupy Wall Street o el 15-M) siempre ha existido; que hoy el cambio es que la antigua clase media cada vez existe menos porque, o se pertenece al 30-40% más pudiente (con una clase media y alta que nunca ha vivido como hoy) o a una clase media baja y baja que cada vez es más pobre. ¿Volvemos a un mundo dividido en bloques de dos clases? ¿Es por ello ‘previsible’ el nacimiento de nuevos movimientos sociopolíticos?

Así lo pienso. A nivel de ciudad no es tanto el
1% súper rico –que es un factor negativo para el acceso a la vivienda, el presupuesto municipal, etc. –, sino que ahora hay un 30-40% que es súper rico mientras el resto se vuelve pobre. ¡Lo que antes era un espacio para tres familias en un edificio ahora es para una persona! Eso ha expulsado a mucha gente clase media modesta fuera del centro y de donde solían vivir.

En 2011 en La Vanguardia expresó: "Nacionalistas de verdad sólo lo son las clases medias".  Pero dice que ésta, como tal, va desapareciendo. Y sin embargo vuelve el nacionalismo. ¿Qué significa?

Bueno, son las clases medias modestas y las clases trabajadoras, que ambas han perdido mucho en este cambio que comienza ya en la década de 1980 y lentamente ha mostrado el horror que es.

¿Qué control democrático es posible en este contexto ‘glocal’, local y a la vez global, pero ya no tan nacional como lo era hasta hace poco y en el que se ha basado hasta el momento nuestra democracia liberal?

Podemos usar algunos instrumentos existentes, pero habrá que inventar nuevas modalidades. Vemos surgir nuevas generaciones de jóvenes orientados a otras esperanzas e intereses – lo ecológico, lo digital, lo internacional… Les interesa mucho menos la idea de tener un coche, o, si lo necesitan para llegar a sus puestos de trabajo, no es con la misma fantasía del coche que vimos por generaciones. Y sólo es un ejemplo.



En sus trabajos destaca que hay un mundo de ciudades globales que se conectan entre sí a través de diversas instituciones internacionales. Y sin embargo, ¿cómo encaja eso con el renovado debate sobre el papel de los Estados y las naciones –un debate particularmente encendido en Catalunya y España, pero también Escocia y Reino Unido, etc.? ¿Es una polémica que emana de la crisis de un mundo que ya va hacia otro, de las dudas entre lo viejo y lo nuevo?

Aquí hay varios vectores en juego. La gran ciudad ha ganado importancia económica porque los sectores ricos y altamente productivos (que puede también ser producción negativa, como las altas finanzas) necesitan la ciudad, y no de la modalidad de nuestro pasado inmediato sino de una modalidad completamente diferente. Es lo que yo llamo la intermediación.

La globalización, históricamente, ha evolucionado según la actualidad internacional. En particular por sus conflictos: se detiene en 1914 con la primera guerra mundial, el posterior auge nacionalista y la guerra fría; vuelve a finales de los años 80 y ya 90. ¿Puede volver a frenarse hoy, como algunos denuncian, por la victoria del America firstde Trump, el Brexit, el auge de los partidos de extrema derecha y populismos en Europa, etc.?

Lo veo viable y también alarmante. A nivel retórico, lo de la nación, el país, etc., se ha vuelto un poco el instrumento que camufla la falta de un análisis serio y de un proyecto de reformas; de la falta de coraje por parte de las clases políticas para enfrentarse a los cambios casi subterráneos (de los cuales no se habla mucho) que estamos viendo. Ha habido cambios profundos que a menudo no son captados en los lenguajes convencionales o familiares, y que por ende ni siquiera vemos… Sabemos que algo ha cambiado pero nos falta el vocabulario para describirlo. Entonces caemos fácilmente en retóricas como que los inmigrantes, o la izquierda, etc., nos están arruinando la ciudad, el país…

El capitalismo moderno ha ido en paralelo a la industria. Ahora estamos inmersos en un mundo de servicios y de consumismo. ¿Qué nuevas políticas, instituciones o partidos nos trae? ¿O la respuesta es sólo mirar a lo nuevo con ‘miedo’ respecto a lo ‘viejo y conocido’ aunque luego no podamos comportarnos como en el pasado?

Muchos países se han quedado paralizados por estos cambios. Las clases políticas no encuentran la nueva clave, y, de ahí, también, que algunos sectores de la ciudadanía expresen que los inmigrantes son el problema. Las clases políticas dicen “sí” porque es lo más fácil. No hacen sus deberes; no explican las lógicas más profundas que se ponen en juego.


En las ciudades se levantan muros casi invisibles.

Barcelona, como le pasa a otras ciudades sea con gobiernos más progresistas o más conservadores, vive una dicotomía: se compite a nivel global por atraer el talento y la actividad económica internacional, pero con reivindicaciones paralelas sobre sus consecuencias sobre, por ejemplo, la lengua, por imponerse el inglés; las costumbres, por proliferar –por dar un ejemplo– las cadenas de comida rápida transnacionales; la ley local, por adaptarse los reglamentos a la competitividad global… ¿Es inevitable? ¿Podría agravarse?

Como contexto histórico permíteme hacer hincapié en que estamos viviendo una fase extrema. Pero no es permanente. Vendrán otros ciclos económicos. Lo importante es no perder el proyecto de ciudad. Y Barcelona lo tiene. Este es un periodo extremo en que la desigualdad en parte –pero no completamente– surge de nuevas modalidades de economía y sociedad. Algunas pueden modificarse, y otras requerirían cambios fundamentales –por ejemplo, relocalizar más y más de lo que producimos en vez de importarlo todo desde el otro lado del mundo. A nivel retórico, yo digo que hay que empezar a liberarse de las franquicias, que son un mecanismo extractivo. ¿Necesito una multinacional para tener una taza de café en mi barrio? No. Si necesito un ordenador o máquina de trabajo, ahí quizá sí la necesite. El problema de las franquicias es, además, doble: extrae la capacidad de consumo de un barrio y de una ciudad, y se la lleva a las oficinas centrales, fuera del barrio o del vecindario; a su vez, concentra en ese centro las capacidades de un sector –el que vende las flores o el café no necesita saber casi nada si es una franquicia, mientras que si es un negocio local hay que saberlo todo.

De hecho, usted ha escrito sobre las “ciudades en guerra, la inseguridad global y la resistencia urbana”. ¿Estamos en guerra? ¿Ha vuelto, por decirlo de alguna forma, la ‘guerra fría’ ahora “entre” ciudades y no entre Estados o naciones?

Yo no diría que las ciudades están en guerra… aunque a algunos sectores económicos y políticos les guste hablar de enemigos, en particular por cuestiones económicas. Pero es más bien para obtener beneficios para sus negocios, lanzar alertas para lograr lo que quierenLas ciudades están siendo invadidas por los turistas, las grandes empresas y sus reclamaciones a los gobiernos municipales, etc. Sectores extractivos que ven que la ciudad es un espacio de donde pueden extraer plusvalías. Por ejemplo, grandes corporaciones construyen modestos apartamentos para luego destinarlos a Airbnb y hacer que un hogar también se preste a alguien por una semana. En Manhattan es un negocio.

La ciudad infinita.

En la organización urbana internacional tenemos el centro, la periferia, luego la zona metropolitana y siguiendo de forma casi ininterrumpida hasta la siguiente zona de influencia metropolitana. Pienso en Barcelona, Nueva York, Shanghái y cada vez más ciudades. ¿Es un peligro o una oportunidad? ¿Qué es el centro y la periferia en el mundo hoy?

Esto se vuelve un poco inevitable en muchos lugares. Hay maneras de manejarlo que permiten espacios multimodales y no la modalidad de América Latina, con una ciudad en el centro y una interminable periferia… Pero esto requiere de voluntad y recursos, y de ambos estamos escasos.

¿El mundo cada vez es más urbano y se espera que siga siéndolo? ¿Hay límite?

Sí. Hemos llegado a un punto donde necesitamos distinguir entre la ciudad y el espacio construido concentrado. Una ciudad con 150 millones de habitantes no es una ciudad… Puede, si lo hacen bien, verse como muchas ciudades en un espacio vasto, con muchos nodos. Pero si vemos lo que está pasando en ciertas partes del mundo, es simplemente una expansión continua que genera espacios de desesperación… Es espacio construido, pero no ciudad. La ciudad real es un espacio donde se mezclan historias, jerarquías, los pobres, los ricos, los amigos y los enemigos. Una ciudad que funciona es una especie de milagro, donde tantas corrientes diversas que en otra situación podrían –generalmente– llevar a un conflicto, coexisten, en parte porque las ciudades requieren de una especie de distancia mental de los particulares, las variedades y los detalles.

Quizá porque solemos simplificar, cada época histórica y sistema económico preponderante en cada momento se ha reflejado en una ciudad: Londres, París, Nueva York… ¿cuál es la ‘ciudad del mañana’ que representa este mundo que usted analiza?

El emergente nivel de articulación entre espacios específicos ya no es cuestión de todo un territorio nacional como en las conquistas de los ingleses o españoles de hace siglos. Hoy son alineamientos distintos. No hay una ciudad imperial. Hay muchas ciudades que son nodos estratégicos. Y todas son parciales; necesitan a otras ciudades en toda una variedad de combinaciones.

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