viernes, 28 de noviembre de 2008

ESTADOS UNIDOS: LA VICTORIA DE OBAMA. Temor y Esperanza.


No importará que Obama no cumpla todas las promesas de
su campaña. En Estados Unidos, como en Sudáfrica, ocurrió
el amanecer de un nuevo día.

La victoria de Obama: temor y esperanza.

Immanuel Wallerstein .
28 de Noviembre del 2008.
La Jornada


La totalidad de Estados Unidos y, de hecho, del mundo observó y casi toda ésta vitoreó la elección de Barack Obama como próximo presidente de Estados Unidos. Y aunque durante la campaña electoral casi todos disminuyeron la central importancia del aspecto racial, el 4 de noviembre pareció que nadie podía hablar de nada más. Hay tres cuestiones centrales de esto que casi todos los comentaristas llaman un “evento histórico”. ¿Qué tan importante es? ¿Qué es lo que explica la victoria? ¿Qué es lo más probable que pase ahora?


La noche del 4 de noviembre una inmensa multitud se reunió en el parque Grant, en Chicago, para escuchar el discurso de aceptación de Obama. Todos aquellos que observaron la televisión estadunidense vieron que la cámara hizo zoom sobre Jesse Jackson y que él estaba llorando. Esas lágrimas reflejan el punto de vista virtualmente unánime de todos los afro-estadounidenses, que consideran la elección de Obama como el momento de su integración definitiva al proceso electoral estadunidense. No creen que el racismo haya desaparecido. Pero se cruzó una barrera simbólica, primero que nada para ellos, y luego para el resto de nosotros.

Este sentimiento es bastante paralelo al de los africanos en Sudáfrica el 27 de abril de 1994, cuando votaron para elegir a Nelson Mandela presidente de su país. No ha importado que Mandela, como presidente, no haya cumplido con todas las promesas de su partido. No importará que Obama no cumpla todas las promesas de su campaña. En Estados Unidos, como en Sudáfrica, ocurrió el amanecer de un nuevo día. Aun cuando sea un día imperfecto, es un mejor día que antes. Los afro-estadounidenses, pero también los hispanos y la gente joven en general, votó por Obama en aras de la esperanza –esperanza difusa, pero real.

¿Cómo fue que ganó Obama? Como cualquiera que triunfa en una situación política compleja: reuniendo una enorme coalición de fuerzas políticas diferentes. En este caso, el espectro abarcó desde muy a la izquierda hasta la derecha del centro. No habría podido sin ese enorme rango de respaldo. Y, por supuesto, ahora que ya ganó, los diferentes grupos quieren que gobierne como cada uno de ellos prefiere, lo cual, por supuesto, es imposible.

¿Quiénes son esos diferentes elementos y por qué lo respaldan? En la izquierda, aun muy a la izquierda, votaron por Obama debido al profundo enojo por el daño que el régimen de Bush infligió a Estados Unidos y al mundo, y por el temor genuino a que McCain no fuera mejor, tal vez fuera peor. En el centro-derecha los independientes y muchos republicanos sufragaron por él, sobre todo porque se han horrorizado de la siempre creciente dominación de la derecha cristiana en la política del Partido Republicano, sensación que quedó subrayada por la elección de Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia. Esa gente votó por Obama, porque tuvo miedo a la fórmula McCain/Palin y porque Obama los convenció de que era un sólido y sensato pragmatista.

Y entre esos dos grupos están los llamados demócratas reaganitas, en gran medida obreros industriales –muchos católicos, muchos racistas– que han tendido a desertar de las bases del partido demócrata en las elecciones recientes porque consideran que el partido se había movido muy hacia la izquierda y desaprueban sus posiciones en cuestiones sociales. Estos votantes se regresaron al partido demócrata no porque su postura haya cambiado, sino por miedo. Les asustó mucho la depresión económica hacia la que se ha movido Estados Unidos y piensan que su única esperanza es un renovado Nuevo Trato. Votaron por los demócratas, pese a que Obama es afro-estadounidense. El temor pudo más que el racismo.

¿Y qué va a hacer Obama ahora? ¿Qué puede hacer ahora? Es muy pronto todavía para estar seguros. Parece claro que se moverá con prontitud para sacar ventaja de la situación de crisis, como lo puso su nuevo jefe del gabinete, Rahm Emanuel. Yo sospecho que veremos una dramática serie de iniciativas en los tradicionales 100 primeros días. Y mucho de lo que Obama haga puede ser sorprendente.

Sin embargo, las dos situaciones más importantes se encuentran más allá de su control –la transformada geopolítica del sistema-mundo y la catastrófica situación económica mundial. Sí, el planeta recibió la victoria de Obama con júbilo, pero también con prudencia. Es notable que dos centros de poder importantes emitieran declaraciones muy expresas y directas acerca del escenario geopolítico. Tanto la Unión Europea, en una declaración unánime, como el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil, dijeron estar dispuestos a renovar su colaboración con Estados Unidos, pero esta vez como iguales, no como socios menores.

Obama se saldrá de Irak más o menos en los términos prometidos, aunque no sea sino por el hecho de que el gobierno iraquí insistirá en ello. Intentará una graciosa salida de Afganistán, lo cual no será fácil. Pero que vaya a hacer algo significativo en relación con el empantanado conflicto entre Israel y Palestina o que pueda avanzar hacia un Pakistán más estable, eso es más incierto. Y tendrá menos qué decir de lo que él piensa. ¿Podrá Obama aceptar el hecho de que Estados Unidos ya no es el líder mundial, sino únicamente un socio con otros centros de poder? Y si puede hacerlo, ¿podrá hacer que el pueblo estadunidense acepte esta nueva realidad?

En cuanto a la depresión, sin duda tendrá que buscar una salida. Obama, al igual que los otros líderes importantes del mundo, es un capitán en un mar tormentoso, y puede hacer relativamente un poquito más que sólo evitar que su barco se hunda por completo.

Donde Obama tiene margen de maniobra es en la situación interna. Hay tres cosas donde se espera que actúe y pueda actuar, si es que está listo para ser audaz.

Primera es la creación de empleos. Esto sólo puede hacerse eficazmente en el corto plazo mediante acciones gubernamentales. Y se realizará mejor si se invierte en la reconstrucción de la degradada infraestructura de Estados Unidos y en medidas que reviertan el deterioro ambiental.

La segunda cuestión es el establecimiento, por fin, de una estructura de atención a la salud en Estados Unidos que sea decente, en la cual todos, sin excepción, estén cubiertos y en la cual haya énfasis considerable en medicina preventiva.

Una tercera área es enmendar todo el daño que el gobierno de Bush hizo contra las libertades civiles básicas, pero que también hicieron gobiernos anteriores. Esto requiere una revisión fundamental del Departamento de Justicia y del aparato legal y para-legal que se ha construido en los últimos ocho (pero también en los últimos 30) años.

Si Obama actúa decididamente en estos tres ámbitos, entonces podremos decir que ésta fue en verdad una elección histórica, una en la que el cambio ocurrido fue algo más que simbólico. Si no lo logra, el desencanto será mayúsculo.

Muchos intentan distraer su atención hacia ámbitos en los que no puede hacer mucho y en los cuales su mejor postura es guardar un bajo perfil, aceptando la realidad de un mundo nuevo. Hay mucho que temer en torno a las acciones futuras de Obama, pero también mucho que ofrece esperanzas.

Traducción: Ramón Vera Herrera.
© Immanuel Wallerstein.


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martes, 25 de noviembre de 2008

EL DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACION NEOLIBERAL.



LÍMITES DEL CONCEPTO DE DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL ÁMBITO

DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL


Autor:
Dr. Mario González Arencibia
GESTIÓN AMBIENTAL Y SOSTENIBILIDAD

Introducción.

Cada vez más ha formado parte de los analistas del término desarrollo la idea de que el desarrollo es un proceso integral, y que su concepción requiere interdisciplinariedad con una visión global. Ello ha dejado como saldo la tesis de que el crecimiento es condición necesaria para el desarrollo, pero no suficiente. Bajo esta concepción fue relevante en la década del 80, el trabajo de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, con el conocido Informe Brundtland (1987) bajo la denominación de “Nuestro Futuro Común”. Es en este ámbito en que se enfatiza con particular fuerza la tesis del desarrollo sostenible, cuya visión fue promovida desde el ángulo de los países capitalistas desarrollados, dejando fuera el análisis acerca de las posibilidades de los países subdesarrollados para alcanzarlo.


Es en esta dirección en la que pretende incursionar este trabajo, colocando la atención en las contradicciones del concepto a partir de la revisión del Informe Brundtland. El presupuesto teórico de este artículo, es que el concepto de desarrollo sostenible propuesto por el Informe Brundtland, expresa un conjunto de contradicciones que no siempre resultan evidentes, cuyo contenido crítico, es de particular importancia para trazar estrategias de desarrollo frente a los problemas que afectan a la sociedad en las interrelaciones global-local, en el ámbito de los países subdesarrollados.

Este trabajo coloca el punto polémico en la siguiente pregunta: ¿Hasta que punto la idea del desarrollo sostenible propuesta desde la perspectiva de los países capitalistas desarrollados constituye una alternativa o un destino que es posible alcanzar en las condiciones socioeconómicas en que se despliega la concepción de la globalización neoliberal?. En un intento de acercamiento a la respuesta de problema planteado este trabajo tiene como cuerpo teórico dos momentos: un primer análisis va encaminado a observar las contradicciones del Informe Brundtland en relación a su propuesta de desarrollo sostenible, y un segundo aspecto, dedicado interiorizar en el contraste Estado-Mercado a que se ve sometida la propuesta de desarrollo sostenible a fines del siglo XX.
Contradicciones del Informe Brundtland,

El Informe Brundtland (1987) centra su atención en los “estilos de desarrollo”, y sus repercusiones para el funcionamiento de los sistemas ecológicos, subrayando, que los problemas del medio ambiente y por ende de las posibilidades de que se materialice un “estilo de desarrollo sostenible”, se encuentran directamente relacionados con los problemas de la pobreza, de la satisfacción de las necesidades básicas de alimentación, salud y vivienda, de una matriz energética que privilegie las fuentes renovables, y del proceso de innovación tecnológica. En este marco de ideas el Informe Brundtland propone como alternativa la búsqueda de un “desarrollo sostenible”, dejando una definición que opera en relación con un destino, que implica responsabilidad intergeneracional, al plantear a este como “un nuevo sendero de progreso que permite satisfacer las necesidades y aspiraciones del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades.”.

No obstante, el informe en su tentativa de superar los antagonismos entre desarrollo y medio ambiente, o economía y ecología, protección ambiental y técnica; economía de subsistencia e integración en el mercado mundial, recurre a formulas que han sido catalogadas por los analistas del fenómeno como insuficientes, al no indicar los costos que supone alcanzar el desarrollo sostenible, tampoco explica como distribuirlos, y con que estrategias responder a los diversos grupos de interés involucrados en el asunto, particularmente a los estratos sociales sumidos en la pobreza.
El informe carece de precisión en cuanto a la existencia de sujetos transformadores de la realidad al no identificarse los mismos. La exposición de la Comisión sugirió la existencia de un colectivo que se presenta como “humanity”, creando una colisión que no es claramente identificada, por lo que el desarrollo sostenible queda en el vacío al no depender de nadie, empleándose de manera pasiva el término, reforzando una impresión que provoca dificultades para describir el desafío que plantea.
El informe asume como verdad lo que tiene que ser demostrado, ello se hace evidente en como hay variados caminos que colocan puntos que imposibilitan su demostración, por ejemplo, el reporte reclama que el “presente” “necesita” prevenir las nuevas generaciones, sin embargo, el punto de discusión está en como podrían ser identificadas las necesidades de las generaciones futuras fuera del espacio de estas; ¿quiénes decidirán que un bien o servicio pertenezca a las “necesidades básicas” de estas?. Otra contradicción está en como actualmente es prácticamente imposible satisfacer y definir las necesidades de la inmensa mayoría de la humanidad, entonces la pregunta continua latente, ¿cómo poder conocer y planificar las necesidades de las generaciones futuras, si la tendencia es a la perpetuación de mecanismos de poder transmisores de desigualdades sociales?.

En el Informe está presente la idea de que el crecimiento y el progreso tecnológico no entren en conflicto y para ello propone una política de ingresos para las naciones subdesarrolladas, suponiendo en su modelo un país de bajos ingresos donde:

a) 50% de la población vive por debajo del límite de la pobreza absoluta;

b) la mitad de la renta nacional se queda en el 20% de los hogares más acomodados, y

c) con una estrategia de desarrollo sustentable, 25% del incremento de los ingresos de los ricos se distribuye por igual entre las 4/5 partes restantes de la población.

El tiempo necesario para que la población que vive por debajo del límite de pobreza disminuye de 50% a 10% sería de 18 a 24 años si los ingresos per cápita crecieran 3%; 26 a 36 años, si aumentan 2%, y 51 a 70 años si lo hicieran 1%.

Tales premisas no liberan las desigualdades garantizan una mejor distribución a favor de los ricos y de otra parte, mantiene presente el umbral de la pobreza, dado que no toma en cuenta los mecanismos de esparcimiento de la pobreza al considerar esta como algo inevitable. El informe trasmite una esperanza sin fundamento empírico, al exagerar la importancia del crecimiento económico, suponiendo un incremento anual mínimo en los países desarrollados de 3% o 4% y de 5% y 6% en los países pobres. Para ello toma como hipótesis el lugar que podría desempeñar el progreso tecnológico vinculado a medios que no dañen el medio ambiente, sin embargo, la carencia de datos factibles sobre la posibilidad de la transformación productiva y social en el “sur” hecha por tierra tal esperanza en la práctica.
La otra debilidad fundamental del informe radica en que no distingue entre una integración tradicional pasiva y una activa y selectiva de los países subdesarrollados en el mercado mundial. Con ello no considera que las estrategias de Industrialización sustitutiva de Importaciones aplicadas en América Latina, aisladas del contexto mundial, promovieron una inserción pasiva en la economía mundial, ya que sólo se aprovecharon las ventajas comparativas estáticas, quedando marginadas en la economía mundial. Por consiguiente, el informe no trasciende los modelos tradicionales de desarrollo, dando la impresión de que asume los parámetros del modelo de crecimiento exportador de materias primas, lo cual contribuye a la degradación ecológica.

En suma, el informe define las relaciones entre medio ambiente y desarrollo y propone un programa global para el cambio, pero no toma en cuenta las tareas para su implementación práctica, y que realmente le podrían colocar en una posición realmente transformadora entre ellas se podrían indicar:

a) comprender como la gente y las sociedades se interrelacionan con su medio ambiente.

b) desafiar los modelos simplistas que la ideología dominante reclama para ser la única manera de interpretación de los fenómenos económicos,

c) localizar el concepto de crecimiento, que sea distinguible histórica y culturalmente, y que ello identifique los mecanismos adecuados para hacerle frente al enriquecimiento y la exclusión.

d) aplicar mecanismos de integración activa y sostenida en el mercado mundial mediante productos y servicios de creciente calidad con un grado cada vez mayor de valor agregado por la industria y el agro nacional, ello permitiría reducir el uso de recursos naturales y crearía las condiciones para introducir tecnologías no contaminantes y de bajo consumo energético.

De esta manera, se desvincularía el crecimiento productivo de las exportaciones de consumo de recursos naturales, reduciéndose en términos absolutos la contaminación ambiental.

Desarrollo sostenible en el marco del contraste MERCADO-ESTADO.

Otro punto del debate sobre el desarrollo sostenible y las aristas propuestas podrían estar en el análisis del contexto en que asume importancia, a lo cual, podría adelantarse la interrogante siguiente: ¿Hasta que punto el desarrollo sostenible constituye una alternativa o un destino que es posible alcanzar en las condiciones socioeconómicas del mundo actual?. Al igual que las etapas anteriores esta concepción aparece en condiciones de crisis, en medio de un profundo contraste entre el mercado y el Estado, donde se tiende a privatizar la naturaleza bajo el supuesto de que la crisis ecológica radica en la ambigüedad de los derechos de propiedad sobre los recursos ambientales, y a estimular conforme a ello, por parte de los centros de poder mundial, la anulación del Estado como referente teórico práctico para la propuesta de acciones frente a esa crisis.
A partir de aquí se propone su sustitución por las fuerzas del mercado, así como, la subordinación a organismos supranacionales lidereados por la principales potencias imperialistas. Se plantea además, en medio de un proceso de transición de la historia, que tiene como punto bisagra el “derrumbe del socialismo como sistema mundial”, es decir en condiciones de cese de la llamada “guerra fría”, lo que ha significado para la mayoría de las economías del tercer mundo entre otras muchas cosas, una reducción o anulación en algunos países, de la llamada “ayuda oficial para el desarrollo”.
El prestigioso investigador Roberto P. Guimaräes, - con el cual coincide el punto de vista de este trabajo- pensando en la interrogante y en el contexto anteriormente descrito, destaca la idea de que la mantención del stock de recursos y de la calidad ambiental para la satisfacción de las necesidades básicas de las generaciones actuales y futuras, requiere de un mercado regulado, y de un horizonte de largo plazo para las decisiones públicas. La disgregación está en que los gestores y variables referidos a “generaciones futuras” y “largo plazo”, discrepan con el mercado, cuyas supuestos esenciales responden, a la asignación óptima de recursos en el corto plazo, -(bajo el supuesto keynesiano de que “en el futuro todos estaremos muertos” )- a políticas de ajuste, combinadas con recortes de los gastos sociales y a la desarticulación del Estado como garante económico y social.

En este contexto existen variados aspectos que escapan de la acción del mercado, como el equilibrio climático, la biodiversidad o la capacidad de recuperación del ecosistema. Según esto, la contradicción está en que estamos ante una alternativa, cuyo destino resulta ser una simple apariencia, la segunda disyuntiva está, en el soporte de los mecanismos actuales lidereados por la ideología neoliberal, los cuales no funcionan globalmente, de acuerdo con el enfoque alternativo del desarrollo sostenible, constituyéndose, por consiguiente, en una proposición carente de cualquier contenido social trascendente, quedando fuera de los límites de una sociedad que pueda perdurar políticamente de acuerdo a los aspectos sociales del desarrollo.

De ello se deriva la necesidad de delimitar las potencialidades reales de la transformación, es decir, el contenido sectorial, económico, ambiental y social del desarrollo. Y su sostenibilidad está en la viabilidad social de los elementos que interactúan en cualquier sistema. Sólo así, las propuestas del desarrollo sostenible podrán constituirse en alternativas compatibles con las actuales y futuras generaciones en una dimensión espacial y temporal de corto y de largo plazo.

Las deficiencias del Informe y la definición planteada han suscitado variadas preguntas en torno a su nivel de concreción, siendo común entre los investigadores del tema, el criterio de que tiene un carácter ambiguo, bajo la óptica, de la necesidad de avanzar en su delimitación para visualizar los mecanismos que permitirían operativizarla. La concientización de este fenómeno llevó a investigadores de ECODES, (término con que se conoce la Estrategia de Conservación para el Desarrollo Sostenible de Costa Rica) a trabajar en lo que ellos denominaron “definición integrada del desarrollo sostenible” concibiendo esta como:

…”un proceso dinámico en el que el manejo de los recursos naturales, la potencialización del ser humano, los mecanismos de concientización y participación ciudadana, el enfoque del desarrollo científico y tecnológico, la formulación de nuevos esquemas legales y administrativos, la orientación de la economía y la opción de principios éticos de responsabilidad ambiental, fortalezcan las opciones para satisfacer las necesidades básicas actuales, sin destruir la base ecológica de la que dependen el desarrollo socio-económico y la calidad de vida futuras”.

A modo de conclusiones: se puede plantear que la concepción del desarrollo en el contexto de la globalización, se ha hecho más interdisciplinaria. En su conjunto esta deja ver que el desarrollo, no es sólo crecimiento económico, sino, cambios estructurales, económicos, tecnológicos, políticos y ecológicos, que deben colocar en su esencia al hombre como sujeto y objeto histórico de transformación de su entorno, en una dimensión espacial y temporal que incluya interrelaciones, de carácter global, regional, territorial y local.

La forma de pensar el desarrollo sostenible en sus orígenes se basa en experiencias del mundo desarrollado, al igual que la mayor parte de la teoría del desarrollo, ello ha sido influenciado por el pensamiento globalizador. Por lo que su pretensión de validez universal, debería ser rechazada, ya que una teoría universal, supone la unidad de lo diverso, reflejando las experiencias de diferentes sociedades en correspondencia con las exigencias que demanda el desarrollo en su sentido social. El pensamiento sobre desarrollo ha progresado desde un enfoque con objetivos exclusivamente centrados en los resultados económicos, o calificada como la “noción opulenta del desarrollo”, a una concepción que entiende el mismo como un proceso, que abre el marco de posibilidades del hombre, como objeto y sujeto de transformación, y donde la cultura se complementa dialécticamente bajo el pensamiento de que esta es clave para el desarrollo. Por lo que el desarrollo humano sostenible es exigente con los fundamentos de la diversidad como fuente de riqueza y condición misma de sostenibilidad.

Vale reiterar que en la concepción del desarrollo es posible observar una modificación sustancial en los paradigmas creadores de conocimientos que la explican. En su acepción económica se tuvo en cuenta la noción de sostenido, ligada a un crecimiento que no percibía límites biofísicos, y generalmente interpretado desde el lado de la demanda, siendo esto ubicado con fuerza tanto en la lógica del mercado, como de economías centralmente planificadas, con la particularidad de que estas últimas priorizaban el carácter social del proceso de desarrollo.

En cambio el concepto de desarrollo sostenible, se enfoca desde el lado de la oferta ambiental, bajo la óptica de obtener rendimientos firmes, es decir, una productividad básica, de acuerdo a la capacidad que pueden suministrar los ecosistemas. Otra distinción es que el contexto desde donde se enfoca el desarrollo tiende a ser diferente. De un ámbito nacional a uno global, que se asienta en interrelaciones globales y de naturaleza local.

La evolución del pensamiento sobre el desarrollo, en términos históricos, se ha dado en el marco de luchas sociales, a través de la pugna entre el capitalismo y el socialismo, entre la clase obrera y el capital y el pensamiento humano y las fuerzas de la naturaleza. A lo largo de las últimas 7 décadas (30s-90s) del siglo XX, el concepto de desarrollo se ha expandido y enriquecido, pero también se fragmentó.

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miércoles, 19 de noviembre de 2008

NOAM CHOMSKY: EL CAPITALISMO NO PUEDE TERMINAR PORQUE NUNCA COMENZO

."Hay mucha mitología que tenemos que desmontar".

La crisis económica también ha evidenciado el "desmantelamiento" que sufre la democracia a causa del sistema del libre mercado....

Entrevista a Noam Chomsky.

1.- "La crisis financiera marca el fin de un modelo cultural cuya doctrina es el fundamentalismo del libre mercado".
4 de Noviembre del 2008.
2.- "El capitalismo no puede terminar porque nunca comenzó".
16 de Noviembre del 2008.

La crisis financiera actual representa también la crisis de un modelo cultural que tiene como principal doctrina al fundamentalismo del libre mercado, aseguró en entrevista Noam Chomsky (Philadelphia, 1928), calificado como el intelectual más influyente del planeta por las revistas Foreign Policy y Prospect Magazine en 2005.
"Donde la liberación financiera ha tenido lugar, a menudo resulta ser desastrosa, un hecho que debe ser suficientemente familiar en América Latina", dijo el lingüista y profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
"Este modelo intelectual ha sufrido un duro golpe. Ha sido modificado radicalmente por la intervención del Estado, el mismo tipo de intervención que ha sido prohibida para los países pobres. El modelo será objeto de nuevas modificaciones de acuerdo a los intereses de los centros de poder económico que en gran medida controlan la política estatal".
Estados Unidos (EU) ha destinado 700 mil millones de dólares para salvar a los bancos, el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan dijo que cometió un error al confiar en el libre mercado, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz comparó la caída del sistema financiero con la caída del Muro de Berlín, a diario pierden las bolsas de valores y se dice que lo peor está por llegar.-
¿Cuál es la magnitud de la actual crisis económica?
Nadie sabe qué tan grave será. Y no es una sola crisis: hay varias. Una es la crisis financiera que se encuentra en las primeras páginas. Otra es la recesión en la economía real, es decir, la economía productiva. Una tercera, en EU, es la inminente crisis del ineficiente y costoso sistema privado de atención a la salud, que socavará el presupuesto federal a menos que se aborde en serio. Estos interactúan de manera compleja.
No veo ninguna utilidad en compararla con el Muro de Berlín. Ese fue un paso crucial para la caída de la URSS. No hay indicios de que las instituciones del Estado capitalista estén enfrentando un destino similar, excepto sectores como los bancos de inversión y algunas otras en el sector financiero, y por muy diferentes razones, sectores industriales como el automotriz en EU.
-¿Cuáles son las lecciones de esta crisis?
La más inmediata es que el fundamentalismo de mercado fue un desastre, lo cual no debería sorprender a los latinoamericanos o a otros sometidos a esta disciplina. Más específicamente, la liberalización financiera conduce al desastre. También, que la liberalización es un serio golpe contra la democracia. Otra lección subraya la sensible observación del principal filósofo social estadounidense del siglo 20, John Dewey: la política es "la sombra que las grandes empresas proyectan sobre la sociedad".
-¿Será el ocaso del poder de los Estados Unidos y el inicio de la hegemonía de China o la India?
Es muy poco probable, a pesar de que la crisis puede llevar adelante el proceso de diversificación de la economía mundial. Los EU tienen enormes ventajas, aparte de su abrumador poderío militar. Europa tiene una economía de escala comparable, pero es heterogénea, y ha sido renuente a dar un paso adelante en los asuntos mundiales, prefiere permanecer bajo la sombra de EU. China y la India han estado creciendo, al igual que otros países de Asia que desafían la ortodoxia neoliberal, pero tienen enormes problemas internos. Un indicador está dado por el Índice de Desarrollo Humano de la ONU: China ocupa el lugar 81; India, el 128 (apenas por encima de Laos y Camboya). Y eso es sólo la superficie.
-¿Es la crisis de las finanzas o la crisis de un modelo cultural?
Es la crisis de un "modelo cultural" si por esto nos referimos a un sistema doctrinal: el fundamentalismo del libre mercado. Pero, a pesar de las pretensiones, esa doctrina nunca fue aceptada por los mismos centros de poder occidentales, pese a que fueron felices en predicarlo a los demás. Esto es un patrón histórico que se remonta por siglos, y es un importante factor en la creación del Tercer Mundo en las regiones colonizadas.
Autor de "Hegemonía o supervivencia. La estrategia imperialista de EU", Chomsky menciona que Ronald Reagan, quien es reconocido como el "sumo sacerdote de los libres mercados", incrementó el tamaño del gobierno, rescató el Continental Illinois Bank y fundó el consorcio Sematech para salvar a la industria de semiconductores estadounidense, entre otras acciones.
La crisis económica también ha evidenciado el "desmantelamiento" que sufre la democracia a causa del sistema del libre mercado, consideró Chomsky, quien se ubicó en la onceava posición de la lista de junio pasado sobre los intelectuales más influyentes del mundo. En la lista elaborada por Foreign Policy, editada por el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, los primeros 10 fueron musulmanes. "En una democracia, las organizaciones populares, sindicatos, partidos políticos y otros, podrían estar formulando soluciones y presionando a los representantes políticos para ponerlas en práctica y no hay ninguna señal de eso", sostuvo.
Es sorprendente, agregó el icono de la izquierda internacional, que los principales medios de comunicación estadounidenses insistan en invertir recursos públicos para salvar a los bancos, sin ningún tipo de control público, mientras que condenan el rescate de la industria automotriz.
Los empleados de la industria del auto ganan 56 mil 650 dólares al año, casi lo que gana en un día Robert Rubin, actual presidente del Comité Ejecutivo de Citigroup, y uno de los responsables del actual desastre económico, en su calidad de ex Secretario del Tesoro de Bill Clinton, apuntó.
-¿Qué puede esperar el mundo y Estados Unidos si Barak Obama gana las elecciones?
Las bases de Obama parecen ser las de un demócrata centralista, tal vez no como Clinton. Un análisis más detallado tendría que considerar caso por caso.
-¿Qué representa el que un afroamericano pueda llegar a ser presidente de EU?
Es bastante significativo, como el hecho de que en las elecciones del partido Demócrata los candidatos fueron una mujer y un negro. Hace 40 años habría sido prácticamente inconcebible. Este es uno de los muchos indicios de la militancia popular de la década de 1960 y sus secuelas.
-¿Cuáles serán las consecuencias de la crisis económica en el ámbito cultural?
Eso es impredecible. Las crisis económicas a menudo se han visto acompañadas por la aparición del gran arte.

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"El capitalismo no puede terminar porque
nunca comenzó" .

Noam Chomsky.

"Hay mucha mitología que tenemos que desmontar".


Entrevista de
Simone Bruno. 16 de noviembre del 2008.

De cara al debate que hoy se da sobre la crisis actual, quisimos conocer la lectura que de ella hace una de las voces estadounidenses más relevantes en el análisis y la crítica de su país y del mundo, Noam Chomsky. Esto fue lo que nos dijo.
- Quisiera que hablemos sobre la crisis actual. ¿Cómo explicar que mucha gente la vio llegar, pero quienes están a cargo de los gobiernos y de las economías no estaban preparados?
Las bases para la crisis son predecibles. Un factor constitutivo de la liberalización financiera es que habrá crisis frecuentes y profundas. De hecho, desde que la liberalización financiera fue instituida hace cerca de treinta y cinco años, se ha establecido una tendencia a incrementar la regularidad de las crisis, y crisis cada vez más profundas. Las razones son intrínsecas y entendidas: tienen que ver fundamentalmente con las bien conocidas ineficiencias de los mercados. Así, por ejemplo, si usted y yo hacemos una transacción, digamos que me vende un coche, podemos hacer un buen negocio para nosotros mismos, pero no consideramos el efecto sobre otros. Si le compro un coche, aumenta el uso de la gasolina, aumenta la contaminación, aumenta la congestión, etcétera. Pero no contamos esos efectos.
Esto es lo que los economistas llaman externalidades, y no se cuentan en los cálculos del mercado. Estas externalidades pueden ser enormes. En el caso de las instituciones financieras, son particularmente grandes. La tarea de una institución financiera es tomar riesgos. Si es una institución financiera bien manejada, digamos Goldman Sachs, considerará los riesgos para sí misma, pero la frase crucial aquí es para sí misma. No considera los riesgos sistémicos, los riesgos para el conjunto del sistema, si Goldman Sachs tiene una pérdida substancial. Y lo que eso significa es que esos riesgos son subvalorados. Se toman más riesgos de los que deberían tomarse en un sistema eficiente que toma en cuenta todas las implicaciones.
Es más, esta fijación errónea de precios se integra simplemente como parte del sistema del mercado y de la liberalización de las finanzas. Como consecuencia de la subvaloración de los riesgos, éstos llegan a ser más frecuentes, y,cuando hay fracasos, los costos son más altos que lo considerado. Las crisis llegan a ser más frecuentes, al tiempo que suben en escala a medida que el alcance y la gama de transacciones financieras aumentan. Por supuesto, todo esto se amplifica aún más por el fanatismo de los fundamentalistas del mercado que desmontaron el aparato regulador y permitieron la creación de instrumentos financieros exóticos y opacos.
Es una clase de fundamentalismo irracional porque queda claro que el debilitamiento de mecanismos regulatorios en un sistema de mercado incorpora un riesgo de crisis desastrosa. Se trata de actos sin sentido, salvo para el interés a corto plazo de los amos de la economía y de la sociedad. Las corporaciones financieras pueden, y lo han logrado, cosechar enormes ganancias a corto plazo al emprender acciones extremadamente aventuradas, incluyendo especialmente la desregulación, que hacen daño a la economía general, mas no a ellas, por lo menos en el corto plazo que es lo que orienta la planificación. No se podía predecir el momento exacto de una crisis severa, ni se podía predecir el alcance exacto de la crisis, pero que una vendría era obvio. De hecho, se han registrado crisis serias y repetidas durante este período de desregulación creciente. Solo que hasta ahora no habían golpeado tan duramente en el centro de la riqueza y del poder, sino que han golpeado sobre todo en el tercer mundo.
Veamos el caso de los Estados Unidos. Es un país rico, pero para una mayoría substancial de la población, los últimos treinta años probablemente figuren entre los peores de la historia económica norteamericana. No ha habido crisis masivas, guerras grandes, depre- siones, etc. Sin embargo, los salarios reales han estado prácticamente estancados para la mayoría durante treinta años. Para la economía internacional, el efecto de la liberalización financiera ha sido bastante dañino. Se podía leer en la prensa que los treinta años pasados, los del neoliberalismo, han mostrado el mayor descenso de la pobreza en la historia del mundo, un enorme crecimiento, etc., y tiene algo de cierto, pero lo que falta decir es que el descenso de la pobreza y el crecimiento han ocurrido en países que hicieron caso omiso de las reglas neoliberales. Los países que observaron las reglas neoliberales han sufrido gravemente. Es así que hubo un gran crecimiento en Asia del Este, pero no hicieron caso de las reglas. En América Latina, donde observaron las reglas rigurosamente, fue un desastre.
- José Stiglitz escribió recientemente en un artículo que esta última crisis marca el fin del neoliberalismo; y Chávez en una rueda de prensa dijo que la crisis podría ser el final del capitalismo. ¿Cuál cree que es más cercano a la verdad? .
Primero, debemos tener claro que el capitalismo no puede terminar, porque nunca comenzó. El sistema en el que vivimos debe llamarse capitalismo de Estado, no simplemente capitalismo. En el caso de Estados Unidos, la economía se apoya muy fuertemente en el sector estatal. Por el momento, hay mucha angustia sobre la socialización de la economía, pero eso es solo una broma pesada. La economía avanzada, la alta tecnología y similares siempre han dependido ampliamente del sector dinámico de la economía estatal. Es el caso de la informática, la Internet, los aviones, la biotecnología, casi todo lo que está a la vista. El MIT (Massachusetts Institute of Technology), de donde le estoy hablando, es una especie de embudo, en la cual el público vierte el dinero y de allí sale la tecnología del futuro, que será entregada al poder privado para que saque las ganancias. Entonces tenemos un sistema de socialización de los costos y riesgos y privatización del beneficio. Y eso no solo en el sistema financiero, sino en toda la economía avanzada.
De modo que, para el sistema financiero, probablemente el resultado será más o menos como lo describe Stiglitz. Es el final de una cierta era de la liberalización financiera conducida por el fundamentalismo de mercado. El Wall Street Journal lamenta que Wall Street como la hemos conocido ha desaparecido con el derrumbe de la banca de inversión. Y se darán algunos pasos hacia la regulación. Eso es cierto. No obstante, las propuestas que se están formulando, por extensas y severas que sean, no cambian la estructura de las instituciones básicas subyacentes. No hay ninguna amenaza al capitalismo de Estado. Sus instituciones fundamentales seguirán siendo las mismas, quizás incluso sin remezones. Pueden reacomodarse de varias maneras, algunos conglomerados podrían absorber otros, algunos incluso podrían ser semi-nacionalizados tibiamente, sin que ello afecte mayormente la monopolización privada de la toma de decisiones. No obstante, como van las cosas, las relaciones de propiedad y la distribución de poder y riqueza no cambiarán significativamente; si bien la era del neoliberalismo, vigente desde hace unos treinta y cinco años, seguramente será modificada de manera significativa. Sea dicho de paso, nadie sabe qué tan grave se volverá esta crisis. Cada día trae nuevas sorpresas. Algunos economistas están prediciendo una verdadera catástrofe. Otros piensan que puede ser remendada con un trastorno modesto y una recesión, que probablemente será peor en Europa que en EE.UU. Pero nadie sabe.
- ¿Ud. piensa que veremos algo parecido a la depresión, con la gente sin trabajo haciendo largas filas para conseguir alimentos,en EE.UU. y Europa? ¿Y de ser así, veremos una gran guerra para reponer a las economías en pie, o una terapia de shock, o si no qué?
No creo que la situación sea comparable con el período de la gran depresión, aunque hay algunas semejanzas con esa época. Los años ‘20 eran también un período de especulación salvaje y de una enorme expansión del crédito y de los préstamos, con la creación de una enorme concentración de riqueza en un sector muy pequeño de la población, y la destrucción del movimiento sindical. En esto hay semejanzas con el periodo actual. Pero también hay muchas diferencias. Existe un aparato mucho más estable de control y regulación que resultó del New Deal y aunque se ha erosionado, buena parte de él permanece intacto. Además, ya hay la comprensión de que los tipos de políticas que se veían como extremadamente radicales en el período del New Deal ahora son más o menos normales.
Así, por ejemplo, en el reciente debate presidencial, John McCain, el candidato de la derecha, propuso medidas tomadas del New Deal para enfrentar la crisis de vivienda. Entonces hay la comprensión de que el gobierno debe asumir un papel importante en la gestión de la economía y de hecho tienen cincuenta años de experiencia en ella para los sectores avanzados de la economía. Mucho de lo que se lee sobre esto es pura mitología. Por ejemplo, leemos que la creencia apasionada de Reagan en el milagro de los mercados ahora está siendo atacada, siendo que a Reagan se le ha asignado el papel del Gran Sacerdote de la fe en los mercados. De hecho, Reagan fue el presidente más proteccionista de la historia económica estadounidense de la posguerra. Él aumentó las barreras proteccionistas más que todos sus precursores juntos. Convocó al Pentágono a desarrollar proyectos para entrenar a administradores norteamericanos rezagados en métodos avanzados de producción japoneses. Operó uno de los salvamentos bancarios más grandes de la historia norteamericana, y conformó un conglomerado basado en el Estado para tratar de revitalizar la industria de semiconductores. De hecho, él creía en un gobierno poderoso, de intervención radical en la economía. Cuando digo “Reagan”, me refiero a su administración; lo qué él creyó sobre todo esto, si creyó algo, realmente no lo sabemos, y no es muy importante.
Hay mucha mitología que tenemos que desmontar, incluyendo lo que se dice del gran crecimiento y la reducción de la pobreza. En los propios EE.UU., en la medida en que sí se aplicaron las reglas neoliberales, fueron bastante dañinas para la mayoría de la población. Viendo más allá de la mitología, podemos percibir que una economía capitalista de Estado que, particularmente desde la segunda guerra mundial, ha dependido muy fuertemente del sector estatal, ahora está volviendo a depender del Estado para el manejo del sistema financiero que se derrumba. Por ahora, no hay señales de que se producirá nada parecido al desplome de 1929.
- Entonces, ¿no considera que nos encaminamos hacia un cambio en el orden mundial?
Bueno, hay cambios muy significativos en el orden mundial y esta crisis quizás contribuirá a ellos. Pero han estado en camino desde hace algún tiempo. Uno de los cambios más grandes en el orden mundial, lo estamos viendo ahora en América Latina. Se dice que es el patio trasero de EE.UU. y que desde hace tiempos EE.UU. la maneja. Pero esto está cambiando. Apenas hace algunas semanas, a mediados de septiembre, se dio una ilustración muy dramática de ello. El 15 de septiembre hubo una reunión de UNASUR, la Unión de Naciones Suramericanas, donde acudieron todos los gobiernos suramericanos, incluyendo Colombia, el favorito de EE.UU. Tuvo lugar en Santiago, Chile, otro favorito de EE.UU. La reunión salió con una declaración muy contundente en apoyo a Evo Morales de Bolivia, y en rechazo a los elementos cuasi-secesionistas en ese país, que cuentan con el apoyo de Estados Unidos. Hay una lucha muy significativa en Bolivia. Las élites se están movilizando por la autonomía y quizás la secesión, llegando a niveles fuertes de violencia, con la evidente venia de EE.UU.
Pero las repúblicas suramericanas asumieron una postura firme, en apoyo al gobierno democrático. La declaración fue leída por la presidenta Bachelet de Chile, una favorita de Occidente. Evo Morales respondió agradeciendo a los presidentes por su respaldo, a la vez que señaló, correctamente, que ésta era la primera vez en 500 años que América Latina había tomado su destino en sus propias manos, sin la interferencia de Europa ni, sobre todo, de EE.UU. Ése es un símbolo de un cambio muy significativo que está en curso, a veces llamado la marea rosada. Fue tan importante que la prensa estadounidense no lo reportó. Hay una oración aquí y allí en la prensa que anota que algo sucedió, pero suprimen totalmente el contenido y la importancia de lo que sucedió.
Esto es parte de un proceso a largo plazo, en el cual Suramérica está comenzando a superar sus enormes problemas internos y también su subordinación a Occidente, principalmente a los Estados Unidos. Suramérica también está diversificando sus relaciones con el mundo. Brasil tiene relaciones cada vez mayores con Sudáfrica e India, y particularmente China, que está cada vez más involucrada con inversiones e intercambios con los países latinoamericanos. Son procesos extremadamente importantes, que ahora están comenzando a llegar también a América Central. Honduras, por ejemplo, es la clásica república bananera. Fue el campamento base para las guerras del terror de Reagan perpetradas en la región y se ha subordinado totalmente a EE.UU. Pero Honduras se sumó recientemente al ALBA, la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América, basada en Venezuela. Es un pequeño paso, pero no deja de ser muy significativo.

- ¿Ud. piensa que estas tendencias en Suramérica, como ALBA, UNASUR y los grandes acontecimientos en Venezuela y Bolivia y otros países, pudieran ser afectados por una crisis económica de la dimensión que ahora estamos enfrentando?

Bueno, serán afectados por la crisis, pero por el momento, no tanto como Europa y EE.UU. Si se mira la bolsa en Brasil, se derrumbó muy rápidamente, pero los bancos brasileños no están en quiebra. Asimismo, en Asia, las bolsas están declinando agudamente, pero los gobiernos no están tomando el control de los bancos, como sucede en Inglaterra y EE.UU. y buena parte de Europa. Estas regiones, Suramérica y Asia, de alguna manera se han aislado de las calamidades de los mercados financieros. Lo que desató la crisis actual fueron los préstamos subprime para activos construidos sobre arena, y éstos, claro, están en manos de estadounidenses, aunque al parecer, la mitad está en bancos europeos. El hecho de poseer activos tóxicos basados en hipotecas les ha involucrado muy rápidamente en estos acontecimientos -y además tienen sus propias crisis de la vivienda, particularmente Gran Bretaña y España-.
Asia y América Latina han sido mucho menos expuestas, por haber mantenido estrategias de crédito mucho más cautelosas, particularmente desde el descalabro neoliberal de 1997-8. De hecho, un gran banco japonés, Mitsubishi UFG, acaba de comprar una parte substancial de Morgan Stanley, en EE.UU. Entonces no parece, hasta ahora, que ni Asia ni América Latina estarán afectadas tan gravemente como EE.UU. y Europa.
- ¿Piensa que habrá una gran diferencia entre Obama y McCain como presidente para asuntos como el Tratado de Libre Comercio y el Plan Colombia? Porque en Colombia, donde vivo, se puede sentir que el presidente y el establecimiento están algo asustados frente a una elección de Obama. Sé que usted tiene la sensación que Obama es como una hoja en blanco; ¿pero piensa que habrá una diferencia?
En efecto, Obama se ha presentado más o menos como una hoja en blanco. Pero no hay motivo para que el establecimiento colombiano se asuste de su elección. El Plan Colombia es política de Clinton y hay muchas razones de suponer que Obama será otro Clinton. Él es bastante impreciso, a propósito. Pero cuando explicita políticas, se parecen mucho a políticas centristas, como Clinton, que modeló el plan Colombia y militarizó el conflicto, etc.
- Tengo a veces la sensación que los dos periodos de Bush se dieron en un contexto de cambio del orden mundial, tratando de mantener el poder con el uso de la fuerza, y que en cambio Obama podría representar la cara buena para renegociar el orden mundial. ¿Qué opina?
Recuerde que el espectro político en EE.UU. es bastante estrecho. Es una sociedad manejada por las empresas, básicamente, es un Estado de partido único, con dos facciones, demócratas y republicanos. Las facciones tienen algunas diferencias, y éstas a veces son significativas. Pero el espectro es bastante estrecho. La administración Bush, sin embargo, se situaba bastante más allá del final del espectro, con nacionalistas radicales extremos, creyentes extremos en el poder del Estado, en la violencia en el exterior, en un alto gasto gubernamental. De hecho estaban tan fuera del espectro que han sido criticados ásperamente incluso por parte del mainstream, desde los primeros tiempos.
Quienquiera que asuma el mandato, es probable que vaya a desplazar el tablero más hacia el centro del espectro, Obama quizás en mayor medida. Entonces contaría que en el caso de Obama, habrá algo así como un renacimiento de los años de Clinton, adaptado por supuesto a las circunstancias cambiantes. En el caso de McCain, sin embargo, es bastante difícil de predecir. Él es temerario. Nadie sabe lo que haría...
- Ahora que estamos llegando al fin de la globalización neoliberal, ¿existe la posibilidad de algo realmente nuevo, una globalización buena?
Pienso que las perspectivas están mucho mejor de lo que han estado antes. El poder está todavía extraordinariamente concentrado, pero hay cambios, a medida que la economía internacional se hace más diversa y compleja. El Sur se vuelve más independiente. Pero si se mira a EE.UU., aún con todo el daño que Bush ha hecho, sigue siendo la economía homogénea más grande, con el mercado interno más grande, la fuerza militar más fuerte y tecnológicamente más avanzada, con gastos anuales comparables a los del resto del mundo combinados, y con un archipiélago de bases militares a través del mundo. Éstas son fuentes de continuidad, aun cuando el orden neoliberal se está erosionando tanto dentro de EE.UU., como en Europa e internacionalmente, a medida que crece la oposición a dicho orden. Entonces, hay oportunidades para un cambio real, pero hasta donde llegarán depende de la gente, de lo que estemos dispuestos a emprender.
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viernes, 14 de noviembre de 2008

Manuel Castells, Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política 2008.

Manuel Castells, Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política 2008. en reconocimiento a su aportación y labor científica en este campo y como premio a una trayectoria profesional.



El sociólogo publicó su primer libro en 1972, que ha sido traducido a diez idiomas y ya forma parte de los clásicos de su disciplina.
Sociólogo español, nacido en Barcelona ( Albacete )en 1942.

Madrid. (EFE).- El Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política 2008 ha sido concedido a Manuel Castells, en reconocimiento a su aportación y labor científica en este campo y como premio a una trayectoria profesional.

Ha sido comparado con Adam Smith y Carlos Marx, por su esfuerzo para comprender cabalmente los mecanismos de funcionamiento de lo que él denomina el capitalismo de la información. Exiliado bajo la dictadura de Franco, estudió sociología con Alain Touraine en París, y en 1966, a los 24 años de edad, se convirtió en el profesor mas jóven de la Universidad de París. Fue en su clase del campus de Nanterre donde Daniel Cohn-Bendit y otros estudiantes empezaron el Mayo Francés de 1968 ("no incitado por mi", declama Castells), a raíz de lo cual fué expulsado de Francia.

Al llegar a a la Universidad de California Berkeley (EEUU) en 1979, Castells se encontró con el fenómeno de la revolución tecnológica de la información en pleno desarrollo. Eso cambió su vida. Sintió que esta rápida difusión de la tecnología dentro de la sociedad y la economía iba a tener un efecto significativo, y resolvió desde ese momento, que todo lo que hiciera profesionalmente, cada curso, cada proyecto de investigación, trataría sobre ese tópico.

Posteriormente enseñó en América Latina, en Singapur, Japón, Taiwan, Corea. Consultó con la Unión Soviética, China, Africa, y Europa Oriental y Occidental. En todos los casos enfocó su atención sobre el desarrollo de las tecnologías de la información y su impacto sobre la sociedad. Fué recién a partir de los libros de Castells que apareció una visión comprensiva de los mecanismos de la economía de la información y sus consecuencias sociales en todo el mundo. Castells ha estado en todas partes. Habla seis idiomas (aunque no los asiáticos), y se ha vinculado personalmente con las culturas y sociedades sobre las que escribe.

Su obra clave es una monumental trilogía publicada bajo el título general de La Era de la Información: 1) La Sociedad Red, 1996; 2) El poder de la identidad, 1997; 3) Fin de Milenio,1998.

La Era de la Información es un estudio comprensivo, región por región, plenamente documentado en los cambios económicos, sociales y culturales del siglo XX. Pero es mucho mas que una investigación académica. Es un intento visionario para comprender los cambios que describe. Castells ve la "Sociedad en Red" como una nueva forma de organización social, no una simple etiqueta para un fenómeno tecnológico. En la "Sociedad en Red" la identidad personal se define a partir de la conexión a una red, antes que por la ubicación dentro de una familia, clan, tribu o estado. Las sociedades, para Castells, están siendo estructuradas a partir de la complemetariedad bipolar de Red y Ego.

"En un mundo de flujos globales de salud, poder e imágenes, la búsqueda de la identidad colectiva o individual, asignada o construída, se vuelve la fuente fundamental del sentido social", escribe. Y debido a la prevalencia actual de la tecnología de la información, el mundo está siendo quebrado entre una tecno-elite, globalmente conectada, y las identidades comunitarias, atrincheradas en lo local. Castells destaca la importancia del moderno proceso de localización, a la par de la globalización. A partir de esas definiciones Castells visualiza un siglo XXI, en el cual las identidades serán absorbidas en la red, o excluídas de ella como se ha hecho con algunas tribus indígenas en reservaciones. Esas serán, dice, las batallas culturales del siglo 21.


*. En el segundo volumen de la serie -El Poder de la Identidad- muestra la importancia de la identidad cultural, religiosa y nacional como fuente de significado para las personas, y las implicaciones de este hecho para los movimientos sociales. Estudia las movilizaciones populares contra la globalización sin freno de riqueza y el poder, así como la formación de proyectos alternativos de organización social, como los que representan el movimiento ecologista y el feminista. En la segunda edición (ampliada), habla sobre como el Foro Social Mundial originado en Porto Alegre emerge como una de las formas más novedosas de organización activista global en red.

La obra es el resultado de doce años de investigación en la que recorre todos los aspectos de la nueva sociedad tecnológica: la economía global, el fin del patriarcado, el papel del estado, los movimientos sociales contra el orden global, el nuevo concepto del trabajo, la crisis de la democracia, la pujanza del Pacífico, el cuarto mundo informacional, etc, y conceptos nucleares tan sugerentes como la "cultura de la virtualidad real" y el nacimiento del "Estado Red".

*. El Estado del bienestar y la sociedad de la información.

Castells ha publicado un análisis de caso de sus teorías "El Estado del bienestar y la Sociedad de la Información",
conjuntamente con Pekka Himanen. En dicho libro, Castells y Himanen analizan el caso de Finlandia, como ejemplo exitoso de inserción en un mundo globalizado de la mano del desarrollo de la sociedad de la información, manteniendo el contrato social entre el estado y la sociedad con su población y una distribución de esos beneficios de forma bastante homogénea. Así pues, demuestran cómo, en contraposición a Estados Unidos, la globalización de su economía no se traduce en una desigualdad social que se refleja en el aumento de la marginalidad de los individuos más desprotegidos por el Estado. En la metamorfósis finlandesa, se demuestran como elementos clave, la identidad ciudadana finlandesa reforzada por el informacionalismo, la habilidad del Estado para conjugar el desarrollo de esa identidad mediante la promoción de la sociedad de la información y sus sinergias con los sectores privado y público así como entre estos últimos.

En el segundo volumen de la serie -El Poder de la Identidad- muestra la importancia de la identidad cultural, religiosa y nacional como fuente de significado para las personas, y las implicaciones de este hecho para los movimientos sociales. Estudia las movilizaciones populares contra la globalización sin freno de riqueza y el poder, así como la formación de proyectos alternativos de organización social, como los que representan el movimiento ecologista y el feminista. En la segunda edición (ampliada), habla sobre como el Foro Social Mundial originado en Porto Alegre emerge como una de las formas más novedosas de organización activista global en red.

Castells se rehúsa explícitamente a ofrecer un programa para enfrentar los cambios que describe, a pesar de que claramente se preocupa por ellos. No por nada la tapa de su primer volúmen muestra una foto de la Tierra, y el segundo un poster zapatista. Recientemente Castells ha colaborado activamente en la elaboración del programa 2000 del PSOE (Partido Socialista Obrero Español).


Entre sus Libros publicados :

Movimientos sociales urbanos (grassroots movements), 1975.
La Cuestión Urbana, 1976. .
Crítica educativa en la Nueva Era de la Información
Las tecnópolis del mundo (Technopoles of de world), 1994.
La ciudad informacional (The Informational City, 1991), 1995.
El colapso del Comunismo Soviético: una mirada desde la Sociedad de la Información, con Emma Kiselyova, 1995.
Local y global, junto con Jordi Borja, 1997.
La Sociedad Red (The Rise of Network Society), La Era de la Información, Volúmen 1, 1996. Alianza.
El Poder de la Identidad (The Power of identity), La Era de la Información, Volúmen 2, 1997. Alianza.
Fin de Milenio (End of Millenium), La Era de la Información. Volúmen 3, 1998. Alianza.

EN HOMENAJE Y RECONOCIMIENTO AL MAESTRO, CIENTIFICO SOCIAL, MAESTRO SOCIALISTA PUBLICAMOS EL PRESENTE TRABAJO.

GLOBALIZACION Y ANTI-GLOBALIZACION.
MANUEL CASTELLS.
24 DE FEBRERO DEL2001.
A estas alturas, todo quisque tiene su opinión sobre la globalización. Éste es el principal mérito del movimiento global contra la globalización: el haber puesto sobre el tapete del debate social y político lo que se presentaba como vía única e indiscutible del progreso de la humanidad. Como es lo propio de todo gran debate ideológico, se plantea en medio de la confusión y la emoción, muertos incluidos. Por eso me pareció que, en lugar de añadir mi propia toma de posición a las que se publican cada día, podría ser más útil para usted, atento lector en su relajado entorno veraniego, el recordar algunos de los datos que enmarcan el debate.

Empezando por definir la globalización misma. Se trata de un proceso objetivo, no de una ideología, aunque haya sido utilizado por la ideología neoliberal como argumento para pretenderse como la única racionalidad posible. Y es un proceso multidimensional, no solo económico. Su expresión más determinante es la interdependencia global de los mercados financieros, permitida por las nuevas tecnologías de información y comunicación y favorecida por la desregulación y liberalización de dichos mercados. Si el dinero (el de nuestros bancos y fondos de inversión, o sea, el suyo y el mío) es global, nuestra economía es global, porque nuestra economía (naturalmente capitalista, aunque sea de un capitalismo distinto) se mueve al ritmo de la inversión de capital. Y si las monedas se cotizan globalmente (porque se cambian dos billones de dólares diarios en el mercado de divisas), las políticas monetarias no pueden decidirse autónomamente en los marcos nacionales.

También está globalizada la producción de bienes y servicios, en torno a redes productivas de 53.000 empresas multinacionales y sus 415.000 empresas auxiliares. Estas redes emplean tan sólo a unos 200 millones de trabajadores (de los casi 3.000 millones de gentes que trabajan para vivir en todo el planeta), pero en dichas redes se genera el 30% del producto bruto global y 2/3 del comercio mundial.

Por tanto, el comercio internacional es el sector del que depende la creación de riqueza en todas las economías, pero ese comercio expresa la internacionalización del sistema productivo. También la ciencia y la tecnología están globalizadas en redes de comunicación y cooperación, estructuradas en torno a los principales centros de investigación universitarios y empresariales. Como lo está el mercado global de trabajadores altamente especializados, tecnólogos, financieros, futbolistas y asesinos profesionales, por poner ejemplos. Y las migraciones contribuyen a una globalización creciente de otros sectores de trabajadores.

Pero la globalización incluye el mundo de la comunicación, con la interpenetración y concentración de los medios de comunicación en torno a siete grandes grupos multimedia, conectados por distintas alianzas a unos pocos grupos dominantes en cada país (cuatro o cinco en España, según como se cuente). Y la comunicación entre la gente también se globaliza a partir de Internet (nos aproximamos a 500 millones de usuarios en el mundo y a una tasa media de penetración de un tercio de la población en la Unión Europea). El deporte, una dimensión esencial de nuestro imaginario colectivo, vive de su relación local-global, con la identidad catalana vibrando con argentinos y brasileños tras haber superado su localismo holandés. En fin, también las instituciones políticas se han globalizado a su manera, construyendo un Estado red en el que los Estados nacionales se encuentran con instituciones supranacionales como la Unión Europea o clubes de decisión como el G-8 o instituciones de gestión como el FMI para tomar decisiones de forma conjunta.

Lejos queda el espacio nacional de representación democrática, mientras que los espacios locales se construyen como resistencia más que como escalón participativo. De hecho, los Estados nacionales no sufren la globalización, sino que han sido sus principales impulsores, mediante políticas liberalizadoras, convencidos como estaban y como están de que la globalización crea riqueza, ofrece oportunidades y, al final del recorrido, también les llegarán sus frutos a la mayoría de los hoy excluidos.

El problema para ese horizonte luminoso es que las sociedades no son entes sumisos susceptibles de programación. La gente vive y reacciona con lo que va percibiendo y, en general, desconfía de los políticos. Y, cuando no encuentra cauces de información y de participación, sale a la calle. Y así, frente a la pérdida de control social y político sobre un sistema de decisión globalizado que actúa sobre un mundo globalizado, surge el movimiento antiglobalización, comunicado y organizado por Internet, centrado en protestas simbólicas que reflejan los tiempos y espacios de los decididores de la globalización y utilizan sus mismos cauces de comunicación con la sociedad: los medios informativos, en donde una imagen vale más que mil ponencias.

¿Qué es ese movimiento antiglobalización? Frente a los mil intérpretes que se ofrecen cada día para revelar su esencia, los investigadores de los movimientos sociales sabemos que un movimiento es lo que dice que es, porque es en torno a esas banderas explícitas donde se agregan voluntades. Sabemos que es muy diverso, e incluso contradictorio, como todos los grandes movimientos. Pero ¿qué voces salen de esa diversidad? Unos son negros, otros blancos, otros verdes, otros rojos, otros violeta y otros etéreos de meditación y plegaria. Pero ¿qué dicen?

*- Unos piden un mejor reparto de la riqueza en el mundo, rechazan la exclusión social y denuncian la paradoja de un extraordinario desarrollo tecnológico acompañado de enfermedades y epidemias en gran parte del planeta.
*- Otros defienden al planeta mismo, a nuestra madre Tierra, amenazada de desarrollo insostenible, algo que sabemos ahora precisamente gracias al progreso de la ciencia y la tecnología.
*- Otros recuerdan que el sexismo también se ha globalizado.
*- Otros defienden la universalización efectiva de los derechos humanos.
*- Otros afirman la identidad cultural y los derechos de los pueblos
a existir más allá del hipertexto mediático. Algunos añaden la gastronomía local como dimensión de esa identidad.
*- Otros defienden los derechos de los trabajadores en el norte y en el sur. O la defensa de la agricultura tradicional contra la revolución genética. Muchos utilizan algunos de los argumentos señalados para defender un proteccionismo comercial que limite el comercio y la inversión en los países en desarrollo.
*- Otros se declaran abiertamente antisistema, anticapitalistas desde luego, pero también anti-Estado, renovando los vínculos ideológicos con la tradición anarquista que, significativamente, entra en el siglo XXI con más fuerza vital que la tradición marxista, marcada por la práctica histórica del marxismo-leninismo en el sigloXX.
*- Y también hay numerosos sectores intelectuales de la vieja izquierda marxista que ven reivindicada su resistencia a la oleada neoliberal.

Todo eso es el movimiento antiglobalización. Incluye una franja violenta, minoritaria, para quien la violencia es necesaria para revelar la violencia del sistema. Es inútil pedir a la gran mayoría pacífica que se desmarque de los violentos, porque ya lo han hecho, pero en este movimiento no hay generales y aun menos soldados. Tal vez sería más productivo para la paz pedir a los gobiernos que se desmarquen de sus policías violentos, ya que, según observadores fiables de las manifestaciones de Barcelona y Génova, la policía agravó la confrontación.
No se puede descartar que algunos servicios de inteligencia piensen que la batalla esencial está en ganar la opinión pública y que asustar al pueblo llano con imágenes de feroces batallas callejeras puede conseguir socavar el apoyo a los temas del movimiento antiglobalización. Vano intento, pues, en su diversidad, muchos de esos mensajes están calando en las mentes de los ciudadanos, según muestran encuestas de opinión en distintos países.
Dentro de esa diversidad, si un rasgo une a este movimiento es tal vez el lema con el que se convocó la primera manifestación, la de Seattle: 'No a la globalización sin representación'. O sea, que, antes de entrar en los contenidos del debate, hay una enmienda a la mayor, al hecho de que se están tomando decisiones vitales para todos en contextos y en reuniones fuera del control de los ciudadanos. En principio, es una acusación infundada, puesto que la mayoría son representantes de gobiernos democráticamente elegidos. Pero ocurre que los electores no pueden leer la letra pequeña (o inexistente) de las elecciones a las que son llamados cada cuatro años con políticos que se centran en ganar la campaña de imagen y con gobiernos que bastante trabajo tienen con reaccionar a los flujos globales y suelen olvidarse de informar a sus ciudadanos.
Y resulta también que la encuesta que Kofi Annan presentó en la Asamblea del Milenio de Naciones Unidas señala que 2/3 de los ciudadanos del mundo (incluyendo las democracias occidentales) no piensan que sus gobernantes los representen. De modo que lo que dicen los movimientos antiglobalización es que esta democracia, si bien es necesaria para la mayoría, no es suficiente aquí y ahora. Así planteado el problema, se pueden reafirmar los principios democráticos abstractos, mientras se refuerza la policía y se planea trasladar las decisiones al espacio de los flujos inmateriales. O bien se puede repensar la democracia, construyendo sobre lo que conseguimos en la historia, en el nuevo contexto de la globalización. Que se haga una u otra cosa depende de usted y de muchos otros como usted. Y depende de que escuchemos, entre carga policial e imagen de televisión, la voz plural, hecha de protesta más que de propuesta, que nos llega del nuevo movimiento social en contra de esta globalización.
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jueves, 13 de noviembre de 2008

JOSEPH STIGLITZ: QUE PASA EN EL MUNDO. La crisis financiera global y el incremento significativo del desempleo.

Qué pasa con el mundo.

Entrevista al premio Nobel de Economía antes de su llegada a la Argentina para hablar en ExpoManagement.

En estos días en los que la crisis originada en el mercado financiero de Estados Unidos hiere a todo el planeta, hay que reconocerle al economista Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, haber dicho una verdad, cuando años atrás advirtió que una de las lecciones sobre la inestabilidad del sistema capitalista es que ningún país se salva de ser vulnerable, sin importar "cuáles sean las políticas del Fondo Monetario Internacional que aplique".

Justamente, Stiglitz se caracteriza por ser uno de los críticos más potentes de las recomendaciones y la forma de actuar de los organismos multilaterales de crédito. Los cuestionamientos comenzaron cuando el mundo entero sufría los efectos de la crisis del sudeste asiático, y no provinieron de alguien que estuviera por entonces lejos de esas instituciones: nacido en 1943 en Indiana, Estados Unidos, y doctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, Stiglitz fue economista jefe y vicepresidente del Banco Mundial entre 1997 y 2000. Antes, había sido asesor del gobierno de Bill Clinton.

Según él relata en El malestar en la globalización, una de sus obras más leídas, su paso por esos cargos hizo que cambiara radicalmente su visión sobre la globalización y el desarrollo, al comprobar que la liberación de las fronteras que implica un mundo globalizado puede tener un efecto devastador para los países no desarrollados, afectando en medida preocupante los niveles de desempleo y pobreza. Todo depende, claro, de la forma en que se gestione la apertura, y en ese sentido, Stiglitz advierte que las políticas del FMI fueron perjudiciales y no hicieron más que empeorar las cosas en situaciones de crisis.

Stiglitz, que pasó como profesor por las universidades de Yale, Stanford, Princeton, Oxford y Columbia (dicho sea de paso, una vez comentó que sus mejores alumnos nunca fueron reclutados por el FMI), fue galardonado con el Nobel, junto a los economistas George Akerlof y Michael Spence, por su trabajo sobre las asimetrías de los mercados como hecho fundamental para comprender las causas de fenómenos como el desempleo o el racionamiento del crédito. Además, es autor de Comercio justo para todos , Los felices noventa y Cómo hacer que funcione la globalización .

El martes 28 de este mes estará en la Rural para hablar sobre la economía mundial. Aquí, en diálogo con LA NACION, un anticipo de su modo de ver la crisis.

-Usted ha destacado que la actual crisis financiera derivará en una crisis prolongada en Estados Unidos. Esto era verdad incluso antes de las conmociones más recientes, pero esta conmoción hace que el riesgo de una recesión prolongada se vuelva casi una certeza. En su opinión, ¿qué consecuencias habrá en el mercado laboral?
-No hay duda de que habrá un incremento significativo del desempleo. Los mercados laborales en baja también traerán como consecuencia que los salarios reales se estancarán. El problema en Estados Unidos es que el mercado laboral está afectado. Los trabajadores no se han recuperado plenamente de la última caída económica. La tasa de desempleo es del 6,1%, pero eso no incluye el desempleo disfrazado, por ejemplo, los trabajadores de jornada incompleta, pero no por su voluntad. Si éstos se incluyen, la tasa total de desempleo supera el 11%. El desempleo probablemente aumente a niveles que no se han visto por un cuarto de siglo. Quizás a niveles que no se ven desde la Gran Depresión.
-¿Cuáles serán las repercusiones en países como la Argentina, tanto en los mercados como en la economía real y el empleo? En el caso de nuestro país, hay quienes consideran que por las actuales condiciones fiscales y económicas se amortiguarán los posibles efectos, ¿está de acuerdo?

-En una economía global, todos los países se verán afectados, pero algunos más que otros, y la Argentina puede tener la suerte de ser uno de los menos afectados. Los que dependen de las exportaciones a Estados Unidos, como México, probablemente sufran mucho. Por ejemplo, los exportadores de minerales se ven afectados por la caída de los precios de los commodities. A la Argentina le puede ir relativamente bien por dos motivos. Primero había preocupación de que la economía estuviera recalentada y esto puede resolver en parte el problema. En segundo lugar, los precios de las exportaciones han estado a niveles récord. Aunque caigan de esos picos, seguirán siendo elevados en términos históricos. Es probable que los precios de los minerales caigan marcadamente, pero los precios de los granos, menos.
-¿Cree que la Argentina es considerado un país confiable por inversores extranjeros?
-No hay tal cosa como un mercado seguro. Quizá nunca lo hubo.
Por mucho tiempo la gente creyó que el dólar era una moneda fuerte y estable. Pero no lo ha sido en los últimos ocho años. Por mucho tiempo se pensó que Estados Unidos nunca tendría una crisis financiera del tipo que está teniendo; era un rasgo especial de los países en desarrollo. Pero Estados Unidos tuvo malas macropolíticas, mala regulación, procesos políticos fallidos y liderazgo débil. Quizá la Argentina haya tenido más subidas y bajadas que muchos otros países. Pero en general su crecimiento en el último lustro ha sido impresionante y a los inversores, si hubieran invertido hace 4 o 5 años aquí, les habría ido bien.

-¿Qué responsabilidad tienen los ejecutivos de compañías financieras en la crisis según su visión?
-Los ejecutivos de las compañías financieras tienen mucha responsabilidad por la crisis. El problema fue que el sistema financiero -y aún más sus ejecutivos- tenía incentivos que no estaban bien alineados con las necesidades de nuestra economía y nuestra sociedad. Cuando a la compañía le iba bien, los CEO tuvieron alta paga en opciones accionarias; cuando la compañía tenía malos resultados, su compensación era casi igual de alta, pero tomando otras formas. Hubo mucho uso de premios, pero la paga alentaba a concentrarse en el corto plazo y a correr riesgos excesivos. Compartieron las ganancias y no las pérdidas; si correr riesgos llevaba a altas ganancias hoy y grandes pérdidas mañana, los inversores podían terminar perdiendo, pero los ejecutivos de Wall Street se quedaron con sueldos enormes.

-Deberían entonces asumir las pérdidas.
-Se los premió en forma generosa,
presumiblemente por manejar el riesgo y asignar el capital, lo que se suponía que debía mejorar la eficiencia de la economía tanto como para justificar su generosa compensación. Pero asignaron mal el capital, manejaron mal el riesgo, crearon el riesgo. En la economía ambiental hay un concepto básico llamado el principio de que el que poluciona paga . Es una cuestión de equidad, pero también de eficiencia. Wall Street ha polucionado nuestra economía con hipotecas tóxicas. Ahora debería pagar la limpieza.

-¿Quiénes más son responsables de esta crisis?
-Los ejecutivos financieros no son los únicos responsables de la crisis. Las agencias de calificación de riesgo tuvieron un rol crítico.
Creyeron en la alquimia financiera, que podía convertir hipotecas subprime con calificación F en activos con calificación A, lo suficientemente seguros como para que los tuvieron fondos de pensión. Esto ayudó a asegurar el flujo de fondos a hipotecas riesgosas. Las autoridades también tienen responsabilidad por la crisis. Eliminamos las antiguas normativas y no hicimos nada para responder a los nuevos desafíos asegurándonos de que los mercados del siglo XXI funcionen bien.

-¿Usted cree que los CEO y los gerentes generales enfrentan ahora nuevos desafíos con relación a la capacitación?
-Por cierto que sí. El mundo está cambiando rápidamente y los CEO y gerentes generales tienen que adaptarse. Hay nuevas tecnologías, nuevos mercados y, ahora mismo, un nuevo panorama financiero.

-¿Este nuevo escenario limitará los efectos posibles de las medidas estatales que tienden a buscar la equidad social?
-En realidad, el nuevo escenario en EE.UU. ofrece nuevas oportunidades.
Para que nuestra economía siga creciendo necesitaremos un programa de estímulos/recuperación. El paquete de estímulos de febrero estuvo mal diseñado y sus efectos anémicos fueron contrabalanceados por los precios del petróleo y los alimentos por las nubes. Dado el enorme incremento en el déficit en los últimos siete años (de US$ 5700 millones a más de US$ 9 billones, y eso no incluye las cuentas aún por pagar por las guerras de Irak y Afganistán, o el costo del rescate) tenemos que estar seguros de obtener el mayor efecto por cada dólar, el mayor estímulo. EE.UU. tiene el peor sistema para contención del desempleo de todos los países industrialmente avanzados, se mida en términos de cobertura, de duración o de la fracción del ingreso que se reemplaza. Un mayor gasto en seguro de desempleo y la ayuda a los estados y municipalidades estimulan la economía al mismo tiempo que promueven la equidad social.

-¿Qué puede hacerse para evitar el agravamiento de la desigualdad social debido a la recesión?

-Es probable que esta recesión sea particularmente dura para los estado-unidenses de más bajos ingresos. Millones de hogares de clase media han visto marchitarse su valor neto (activos menos obligaciones) como resultado de la caída del valor de los hogares, mayor deuda personal, caída del ahorro y salarios estancados o declinantes, todo lo cual se agrava por el colapso de las bolsas. La competencia extranjera, la debilidad de los sindicatos, la quiebra del contrato social, que gobiernan la manera en que se dividen los ingresos entre la administración empresaria y los trabajadores, y un débil mercado laboral han conspirado contra el trabajador promedio.

-¿Qué se puede hacer al respecto?
-El paso más importante que podemos dar es asegurarnos de que la recesión sea lo más corta y poco profunda que sea posible.
Hay necesidad de un paquete de estímulo efectivo. Uno de los problemas que subyace a estas conmociones financieras es la gran cantidad de casas que se rematarán, principalmente de los estadounidenses de más bajos ingresos. Podemos hacer que la vivienda sea más accesible para los estadounidenses pobres y de ingresos medios, por ejemplo, convirtiendo nuestras deducciones hipotecarias en un crédito impositivo que se pueda cobrar en efectivo.

-Muchos se quedarán sin su casa...
-Echar a los pobres de sus hogares
porque no pueden pagar sus hipotecas no sólo es trágico, no tiene sentido. Todo lo que sucede es que la propiedad se deteriora y la gente echada se muda a otra parte. El banquero de corazón más duro debería entender la cuestión económica básica: los bancos pierden dinero cuando liquidan casas; las casas vacantes comúnmente se venden por mucho menos que si se viviera en ella y se las cuidara. Si los bancos no renegocian, deberíamos tener un procedimiento de quiebra especial, expedito, similar a lo que hacemos para las corporaciones bajo el capítulo 11 de la ley del quiebras, que permita a la gente conservar sus casas y reestructurar sus finanzas.

-¿Qué cree que sucederá con los niveles inflacionarios en el mundo y por qué? ¿Cómo afectará esto a la gente que vive de su salario y no tiene ahorros?
-Hasta hace poco, el mundo estaba muy preocupado por la inflación, con los incrementos en los precios de alimentos y el petróleo. Pero la crisis financiera global ha hecho caer el precio del petróleo muy rápido. Los temores a la inflación se han reducido al crecer los temores por la recesión. Sin duda hay quienes ven el inmenso gasto de EE.UU. -todo financiado con déficit- incluyendo los rescates y están seguros de que eso hará que aumente la inflación. Yo estoy menos preocupado. Gran parte del dinero simplemente irá a apuntalar los balances de los bancos, para reemplazar el capital que desapareció al quedar créditos sin pagar. En el peor de los casos esto inducirá a los bancos a reducir en algo el crédito que de otro modo hubiesen otorgado. Es improbable que lleve a una expansión masiva del crédito. En síntesis, ayudará a evitar una recesión profunda.

-¿Cuál podría ser un refugio contra la crisis: comprar divisas, dólares, euros, oro, etcétera?
-No hay ningún refugio real en un mundo marcado por el tipo de inestabilidad que hemos visto.
En períodos de turbulencia a menudo sube el precio del oro, pero desde un punto de vista de más largo plazo, las sociedades tienen que hacer inversiones reales -en fábricas y nuevos sectores de servicios y en la producción agropecuaria- y sólo a través de tales inversiones puede lograrse la prosperidad.

-¿Cree que habrá realmente un cambio en el sistema capitalista? ¿En qué sentido?
-El capitalismo no sólo debe cambiar, va a cambiar y ha estado cambiando.
El rescate del sistema financiero de EE.UU. puede representar un punto de viraje. En un sentido, la caída de Wall Street es para el fundamentalismo de mercado -la creencia de que los mercados por sí mismos se corrigen- lo que la caída del Muro de Berlín fue para el comunismo. Los mercados no pudieron cuidarse solos; tuvieron que recurrir al estado para sobrevivir. Los mercados no asignaron bien los recursos. Está claro que en la nueva forma, el gobierno tendrá que asumir un rol mayor. Si el Estado debe rescatar a los mercados cuando fallan tanto, el Estado tiene que asegurar que se reduzcan las probabilidades de que esto suceda. Lo paradójico de este episodio es que parte del problema de Wall Street se dio por su intento de explotar a los pobres. Muchas de las hipotecas subprime involucraron préstamos depredadores. Los lobbistas del sector trabajaron duro para evitar que se impusieran normativas que hubiesen restringido estos préstamos. Ahora Wall Street -así como el resto del país- está soportando las consecuencias de esta avaricia descontrolada.
Los objetivos de la globalización han estado estrechamente ligados a los fundamentalistas de mercado, la ideología del libre mercado y la liberalización financiera. En esta crisis vemos que fallan las instituciones más orientadas al mercado en la economía más orientada al mercado y corren en busca de la ayuda del estado. Creo que va a haber cautela desde ahora en más respecto de las doctrinas de libre mercado sin ataduras. Parte del mantra de la globalización es la marcha del capitalismo al estilo de EE.UU., y ahora les va a resultar mucho más difícil vender sus ideas.

La buena noticia es que quizás esto nos permita comenzar a cambiar las instituciones y las reglas que gobiernan la globalización, para hacer que la globalización funcione o al menos funcione mejor para los países en desarrollo.

-Expomanagement también invita a Muhammad Yunus. ¿Cree que los grandes bancos también considerarán los micro créditos?
-El micro crédito se ha demostrado una manera efectiva de ayudar a los pobres. Pero los programas de micro crédito más exitosos, incluyendo el Grameen Bank de Muhammad Yunus, no están motivados por las ganancias y tienen objetivos sociales más abarcantes. Algunos bancos creen fuertemente que deben concentrarse en aumentar las ganancias para sus accionistas; otros piensan que deben tener un compromiso más amplio con el desarrollo de la comunidad. El micro crédito tiene más sentido para este último grupo.
Por Silvia Stang y Paula Urien
De la Redacción de LA NACION
Traducción: Gabriel Zadunaisky

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