martes, 3 de diciembre de 2024

LAS AMBICIONES DE WASHINGTON EN EL ÁRTICO.

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“La declaración de Estados Unidos indica que el “margen continental” del país es una “continuación sumergida de la masa terrestre del Estado de Alaska e incluye la meseta de Chukchi, la plataforma de Beaufort y su vertiente, que continúa hacia el noreste en dirección a Canadá y rodea la mayor parte de la cuenca canadiense de aguas profundas”. Según las alegaciones estadounidenses, que citan “estudios geofísicos realizados”, la meseta de Chukchi y las tierras altas del norte de Chukchi tienen supuestamente una “relación morfológica, estructural, geoquímica, geofísica y tectónica fundamental con la plataforma de Chukchi y la parte septentrional del estado de Alaska”. La realidad de esas intenciones imperiales es que los expertos calculan que la plataforma continental frente a las costas estadounidenses contiene reservas de más de 50 tipos de recursos minerales, entre ellos hidrocarburos, litio, telurio y metales de tierras raras importantes para las industrias de alta tecnología.

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LAS AMBICIONES DE WASHINGTON EN EL ÁRTICO.

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Por Hedelberto López Blanch | 03/12/2024 | Ecología social

Fuente. Revista rebelión martes 3 de diciembre del 2024.

Fuentes: Rebelión

En sus constantes ambiciones por mantener la hegemonía en un mundo unipolar que tiende a desaparecer, Estados Unidos ha presentado reclamaciones sobre la Plataforma Continental Extendida (ECS) que abarcan un millón de kilómetros cuadrados más allá de las 200 millas de la costa en una maniobra que no cumple con los requisitos establecidos por las leyes internacionales.

El 19 de diciembre de 2023, el Departamento de Estado publicó las coordenadas geográficas que determinan los límites exteriores de las plataformas continentales del país en siete áreas más allá de 370,4 kilómetros de la costa lo que es visto como una anexión contraria al derecho internacional.

De esa forma, y con enorme prepotencia, se quiere adueñar de superficies submarinas a una distancia de más de 200 millas náuticas de sus costas: en el océano Ártico (520 400 km2); el mar de Bering (176 300 km2); el océano Atlántico (239 100 km2), el océano Pacífico (dos zonas: 32 500 km2 y 1 300 km2), y Golfo de México (dos áreas: 11 800 km2 y 6 300 km2). La superficie total de las reclamaciones territoriales es de 987 700 km2.

Estados Unidos justifica sus reclamaciones remitiéndose a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, en cuyo artículo 76 supuestamente se han hecho todos los cálculos. Sin embargo, Washington no ha ratificado este documento. La decisión correspondiente fue tomada por la Casa Blanca de forma unilateral, sin tener en cuenta los intereses de todos los países que se verían afectados. Desde el punto de vista de la Convención, la actuación de los estadounidenses parece jurídicamente injustificada.



Esto es un precedente extraordinariamente grave y esa declaración, de hacerla también otras naciones, crearía un sobreposicionamiento de áreas “exclusivas” cuyos recursos caerían en manos de los más fuertes en recursos económicos y tecnológicos.

Pongamos el caso de Cuba, que las prospecciones realizadas en varios pozos en la Zona Económica Exclusiva en el Golfo de México (ZEEC-GOM) en los últimos años, han encontrado potenciales yacimientos de crudo. Los estudios geológicos calculan la existencia de reservas petroleras equivalentes a 20 000 millones de barriles en aguas ultraprofundas de su Zona Exclusiva, cuantía que pondría a la Isla en el lugar 23 del mundo por reservas petrolíferas.

El enorme depósito de aguas ultraprofundas en el Golfo de México, donde existe un acuerdo entre Estados Unidos, México y Cuba, con un gran potencial para la colaboración tripartita, podría convertirse debido a esta acción unilateral de Washington en otro conflicto.

En cuanto al Ártico, Rusia, que es firmante de todas las Convenciones, posee un inmenso territorio que se extiende a lo largo de 24 150 kilómetros de costa e incluye: la región de Murmansk, los distritos autónomos de Nenets, Yamal-Nenets y Chukotka y la República de Komi.

La Comisión de Límites de la Plataforma Continental creada en 1997 de conformidad con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, está compuesta por 21 expertos elegidos por un mandato de cinco años. Las recomendaciones y decisiones de la Comisión son definitivas y vinculantes para los países que se han adherido a la Convención.



Este mecanismo es la única vía que tienen los Estados para obtener el reconocimiento internacional de sus pretensiones de ampliar los límites de la plataforma continental. La Comisión examinó unas 80 solicitudes y formuló recomendaciones sobre más de 20 propuestas.

De conformidad con la Convención de 1982, Moscú presentó en diciembre de 2001 una solicitud a la Comisión para el establecimiento del límite exterior de su plataforma continental más allá de su zona económica exclusiva (200 millas náuticas).

Para fundamentar sus derechos a una plataforma ampliada en el Ártico, llevó a cabo un exhaustivo trabajo de investigación entre 2002 y 2019, incluidas 10 expediciones geológicas y geofísicas en el Océano Ártico.

En agosto de 2015, Rusia presentó a la Comisión una solicitud revisada de ampliación de los límites de la plataforma continental en la zona ártica y en abril de 2019, la subcomisión correspondiente reconoció el documento actualizado como sólido y probado en términos generales. Sin embargo, volvió a ser necesario aclarar algunos matices técnicos sobre determinados elementos de la solicitud.

Tras el suministro de información adicional por la parte rusa sobre las aclaraciones, la Comisión, en su sesión ordinaria de febrero de 2023, emitió un dictamen aprobatorio de la mayoría de las reivindicaciones rusas sobre los fondos marinos del Océano Ártico central.



La declaración de Estados Unidos indica que el “margen continental” del país es una “continuación sumergida de la masa terrestre del Estado de Alaska e incluye la meseta de Chukchi, la plataforma de Beaufort y su vertiente, que continúa hacia el noreste en dirección a Canadá y rodea la mayor parte de la cuenca canadiense de aguas profundas”. Según las alegaciones estadounidenses, que citan “estudios geofísicos realizados”, la meseta de Chukchi y las tierras altas del norte de Chukchi tienen supuestamente una “relación morfológica, estructural, geoquímica, geofísica y tectónica fundamental con la plataforma de Chukchi y la parte septentrional del estado de Alaska”.

La realidad de esas intenciones imperiales es que los expertos calculan que la plataforma continental frente a las costas estadounidenses contiene reservas de más de 50 tipos de recursos minerales, entre ellos hidrocarburos, litio, telurio y metales de tierras raras importantes para las industrias de alta tecnología.

En un documento emitido recientemente, la Federación Rusa señaló que rechaza categóricamente el enfoque selectivo de Estados Unidos en el uso de las normas del derecho internacional. Se ha constatado en repetidas ocasiones el fracaso de sus intentos de aplicar las normas de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar únicamente para servir a sus propios intereses, es decir,  Estados Unidos acepta las disposiciones del documento que le otorgan ciertos derechos e ignora las obligaciones.

Esperemos que los contendeos enumerados se resuelvan por métodos pacíficos y no sea otro motivo de enfrentamiento militar global. El mundo ya no es unipolar como pretende Washington.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.

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lunes, 2 de diciembre de 2024

NEOLIBERALES CONSERVADORES VS. NEOLIBERALES PROGRESISTAS. EL INFIERNO QUEDÓ VACÍO.

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“El senador republicano Lindsey Graham develó la realidad geoeconómica con franqueza durante una visita a Kiev, junto al ilegitimo presidente ucraniano Volodímir Zelensky: «Ucrania está sentada en una mina de oro. Posee entre 10 y 12 billones de dólares en minerales críticos, lo que podría convertirla en el país más rico de Europa. No deseo que ese dinero termine en manos de Putin o de China». Minerales, bancos, petróleo, gas y tierras agrícolas son el verdadero botín que los actores económicos —desde Antony Blinken hasta los gigantes financieros como BlackRock— no están dispuestos a ceder.

“La reacción de Rusia no se hizo esperar. Moscú respondió con el lanzamiento de un cohete hipersónico denominado Oréshnik, un arma con una velocidad de Mach 10, imposible de interceptar por los sistemas de defensa aérea occidentales. Este misil, capaz de alcanzar objetivos a cualquier distancia sin recurrir al arsenal nuclear, marcó un punto de inflexión y desestructuró la iniciativa atómica. Los aliados occidentales entendieron que Rusia aún conserva un poder de destrucción que los pone en jaque sin ingresar a su juego. Paradójicamente, esta demostración de fuerza parece haber beneficiado o sacado de un futuro apuro a Trump más que a la OTAN. Mientras los neoliberales progresistas intentan no negociar con el Kremlin, la aparición del Oréshnik los ha tomado por sorpresa, desestabilizando su estrategia de escalada bélica.

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Fuentes: El tábano economista

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NEOLIBERALES CONSERVADORES 

VS. NEOLIBERALES PROGRESISTAS. EL INFIERNO QUEDÓ VACÍO.

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Por Alejandro Marcó del Pont | 02/12/2024 | Economía

Fuente. Revista Rebelión lunes 2 de diciembre del 2024.


Decir que romper con el statu quo otorga un notable sex appeal y una cierta aura de anti-sistema, aunque se siga apoyando a los mismos

Los días 25 y 26 de noviembre de este año, en la ciudad de Anagni, Italia, los ministros de Asuntos Exteriores de los países del G7 se reunieron en un momento particularmente complejo para el panorama internacional. La invasión rusa de Ucrania, que ya supera los mil días, y las tensiones en Gaza y el Líbano continúan sin resolución aparente. A pesar de ello, los enviados del G7 declararon su compromiso de abordar estas crisis globales.

El lugar elegido para el evento, Anagni, no es un escenario fortuito. En esta ciudad se produjo el célebre «atentado de Anagni», un episodio que simbolizó la confrontación entre el poder papal y las monarquías europeas en la Edad Media. De forma similar, la reunión del G7 representa hoy una pugna entre poderes hegemónicos que disputan el control político, económico y cultural del mundo.

Resolver las crisis actuales parece una tarea monumental, especialmente en un contexto político global dominado por el descontento social. Este fenómeno ha generado líderes disruptivos como Donald Trump, cuya llegada al poder en Estados Unidos, impulsada por un voto protesta, marcó un punto de inflexión en las democracias occidentales. Su victoria reflejó el hartazgo de amplios sectores sociales hacia las élites establecidas, un patrón que se ha replicado en otras partes de Occidente.



En este marco, surge lo que algunos analistas denominan la «geografía del descontento». Grandes regiones afectadas por un prolongado declive económico —antiguas zonas industriales, ciudades medianas y áreas rurales— han alimentado un voto de protesta que no se limita a cuestiones económicas. Este malestar está arraigado en una profunda crisis cultural e identitaria, marcada por la percepción de pérdida de valores tradicionales (ya sean «americanos», «europeos» o «argentinos») y el temor a una nueva guerra mundial.

Un análisis de Miguel Urbán Crespo introduce el concepto de malmenorismo, una estrategia de voto que, más que respaldar a un candidato por sus méritos, busca evitar lo que se percibe como un mal mayor. Este fenómeno ha cobrado fuerza en las democracias occidentales, consolidando dinámicas políticas que perpetúan las élites del sistema.

El malmenorismo es el fruto de la confrontación entre dos formas de neoliberalismo: los neorreaccionarios, liderados por multimillonarios que se declaran abiertamente antidemocráticos y antiigualitarios, y el neoliberalismo progresista, un concepto desarrollado por la filósofa Nancy Fraser. Este último representa una alianza paradójica entre las élites económicas y los sectores progresistas. Por un lado, adopta políticas económicas que perpetúan la financiarización, la desindustrialización y la concentración de la riqueza. Por otro, promueve causas sociales progresistas como el feminismo, los derechos LGBTQ, la equidad racial, la defensa de los migrantes y la sostenibilidad ambiental. Este doble discurso ha logrado construir una narrativa seductora que enmascara la continuidad de dinámicas económicas profundamente reaccionarias. Es decir, lo que llevo a que ganaran Trump, Milei o Giorgia Meloni.

El problema actual es que, de un lado, están los nacionalistas, los neoreacionarios y del otro el neoliberalismo progresista perdedor. Los Soros, Biden, Blinken, Sullivan, Macron, Starmer, Trudreau, BlackRock o la banca Rothschild, los que apuestan a que se espiralizarían los dementes, son los partidarios de la guerra porque entienden que del otro lado están los ganadores sociópatas. 



El conflicto en Ucrania ejemplifica la pugna entre estas fuerzas. El 16 de noviembre, el presidente estadounidense Joe Biden levantó la prohibición del uso de misiles de largo alcance por parte del ejército ucraniano para atacar objetivos estratégicos dentro de territorio ruso. Esta medida, celebrada a ambos lados del Atlántico, también fue respaldada por Francia y el Reino Unido, que autorizaron el uso de misiles Scalp y Storm Shadow. Sin embargo, estas decisiones reflejan un claro involucramiento de las fuerzas de la OTAN, ya que Ucrania no podría operar estas armas sin los sistemas de navegación satelital proporcionados por Estados Unidos.

Según el Global Times, esta escalada militar busca dificultar cualquier intento de Donald Trump, presidente electo, de orquestar un acuerdo de paz tras asumir el cargo el 20 de enero. La estrategia parece diseñada para aumentar la presión sobre Rusia y limitar el margen de maniobra del Kremlin, en un contexto donde los intereses económicos son claros.

El senador republicano Lindsey Graham develó la realidad geoeconómica con franqueza durante una visita a Kiev, junto al ilegitimo presidente ucraniano Volodímir Zelensky:

«Ucrania está sentada en una mina de oro. Posee entre 10 y 12 billones de dólares en minerales críticos, lo que podría convertirla en el país más rico de Europa. No deseo que ese dinero termine en manos de Putin o de China». Minerales, bancos, petróleo, gas y tierras agrícolas son el verdadero botín que los actores económicos —desde Antony Blinken hasta los gigantes financieros como BlackRock— no están dispuestos a ceder.



La reacción de Rusia no se hizo esperar. Moscú respondió con el lanzamiento de un cohete hipersónico denominado Oréshnik, un arma con una velocidad de Mach 10, imposible de interceptar por los sistemas de defensa aérea occidentales. Este misil, capaz de alcanzar objetivos a cualquier distancia sin recurrir al arsenal nuclear, marcó un punto de inflexión y desestructuró la iniciativa atómica. Los aliados occidentales entendieron que Rusia aún conserva un poder de destrucción que los pone en jaque sin ingresar a su juego.

Paradójicamente, esta demostración de fuerza parece haber beneficiado o sacado de un futuro apuro a Trump más que a la OTAN. Mientras los neoliberales progresistas intentan no negociar con el Kremlin, la aparición del Oréshnik los ha tomado por sorpresa, desestabilizando su estrategia de escalada bélica.

Frente a este panorama, se vislumbran tres escenarios de cara a los próximos meses:

1. El inicio de una tercera guerra mundial nuclear: una posibilidad catastrófica.

2. Una respuesta contenida y estratégica por parte de Rusia: representada por el uso del misil Oréshnik.

3. Un cálculo paciente por parte del Kremlin: esperar al cambio de poder en Washington con la llegada de Donald Trump el 20 de enero, quien podría redirigir el enfoque hacia un posible acuerdo de paz.

El último escenario parece el más probable, aunque la escalada de tensiones impredecibles por parte de la OTAN y los dementes que la manejan, deja abierta la posibilidad de giros inesperados

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domingo, 1 de diciembre de 2024

NUEVO PRESIDENTE ORSI SE SOLIDARIZÓ CON LULA POR EL GOLPE FALLIDO. Los presidentes de Brasil y Uruguay hablaron de la próxima cumbre del Mercosur

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“El triunfo del empresario republicano, a quien Bolsonaro llamó recientemente como el "colorado", haciendo notar cuánta confianza hay entre ellos, será un factor que jugará en favor de la ultraderecha hemisférica. Y se hará sentir en Brasil. Bolsonaro cree, y no está cerrado, que este Trump 2.0 presionará en favor de una amnistía que lo libre de todo cargo por el golpe que no fue. El inicio del segundo mandato trumpista coincidirá con una nueva fase del proceso judicial contra el expresidente, que estará a cargo de la Procuraduría General de la República, bastante conservadora, y permeable a las presiones. Las presiones sobre el proceso también proceden de la actual cúpula militar interesada en que la institución no sea manchada por el juicio. Esa preocupación habría sido uno de los temas planteados este sábado por los comandantes del Ejército, la Marina y la Aeronáutica durante la reunión mantenida con LulaEl encuentro no había sido anunciado en la agenda oficial.

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                    Presidente electo de Uruguay Yamandu Orzi, saluda a presidente Lula,                            durante su visita a Brasil. 

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NUEVO PRESIDENTE ORSI SE SOLIDARIZÓ CON LULA POR EL GOLPE FALLIDO.

Los presidentes de Brasil y Uruguay hablaron de la próxima cumbre del Mercosur.

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El mandatario uruguayo hizo explícito su apoyo su par brasileño en un clima enrarecido por el juicio contra Bolsonaro y la detención de sus colaboradores militares.

Por Darío Piggnotti.

Fuente. Página /12. Domingo 1 de diciembre del 2024.

Esta fue la segunda conversación entre ambos en cinco días. La anterior, hecha por teléfono, ocurrió el lunes posterior al triunfo de Orsi ante Álvaro Delgado, del Partido Nacional, apadrinado del mandatario Luis Lacalle Pou.

Cumbre

El tiempo en la agenda de un presidente es un bien escaso: y Lula conversó durante aproximadamente una hora y media con Orsi en menos de una semana. Y tal vez vuelva a hacerlo este jueves durante la cumbre del Mercosur en Montevideo. En esa reunión que cerrará la presidencia semestral del bloque por parte del mandatario saliente, Lacalle Pou, se espera la presencia del argentino Javier Milei, que no recibió ni un telefonema de Lula en casi once meses de gobierno (sin olvidar el saludo glaciar en la cumbre del G20 celebrada en Rio).

Volvamos a lo ocurrido en el Planalto el viernes al mediodía, cuando el futuro presidente uruguayo llegó al despacho de Lula con tres colaboradores importantes, de los cuales dos serán ministros a partir de marzo al iniciarse el cuarto gobierno del Frente, una coalición de fuerzas de izquierda bastante diversas, que ha demostrado su vigencia a pesar de la marea derechista y ultraderechista global, que no logró ser hegemónica en América Latina. Al menos por ahora.

Luego de conversar con Lula, Orsi hizo un pronunciamiento de cuatro minutos a los periodistas que lo aguardábamos en la planta baja de Palacio, en torno de quienes fue reforzada la presencia de efectivos de seguridad. Mientras tanto en la Plaza de los Tres Poderes, ubicada entre la Presidencia y el Supremo Tribunal Federal, acaban de instalarse más vallas y se estacionaron vehículos de la policía.

La situación parece estar bajo control en Brasil, aunque hay una tensión difusa tras las graves denuncias harto documentadas sobre la planificación del alzamiento militar finalmente fallido. Nadie subestima el tono amenazador de las declaraciones de un Bolsonaro acorralado - puede ser condenado y, de no haber un pacto de impunidad, detenido - así como de su hijo el senador Flavio Bolsonaro.

Saludo político

"Por supuesto traje un saludo de Mujica (...) Hay una relación muy estrecha, de afinidad entre mi partido y el propio Lula da Silva (..) fue una conversación entre amigos (...). Y, por supuesto, nuestra solidaridad con el gobierno de Brasil por todas las cosas que han ocurrido a lo largo de este tiempo" declaró Orsi.

Sobrio, vistiendo un traje azul, camisa a rayas con el último botón desprendido y el nudo de la corbata flojo, al hablar con la prensa no abundó sobre el golpe y la conmoción brasileña posterior a la imputación de Bolsonaro. Pero el asunto obviamente preocupa en la izquierda uruguaya. Por otra parte, fuentes consultadas por este diario indicaron que, en la reunión del Planalto, y en las conversaciones entre representantes de Lula y Orsi, el golpe fallido no fue un asunto menor.

De todos modos, el tema principal de la conversación fue el interés de Orsi y Lula en que el Mercosur avance hacia un acuerdo con la Unión Europea en la reunión de la semana próxima en Montevideo, donde es aguardada la presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

Onda expansiva

El plan para acabar con la democracia en Brasil, estuvo a un pelín de concretarse, y en ese caso todos los países del subcontinente habrían sufrido los coletazos.

La conspiración contemplaba asesinar a fines de 2022 al entonces presidente electo Lula, a su vice y a un juez del Supremo. También, decretar un estado de excepción, montar un campo de concentración comparable al de Auschwitz (según consta en las casi 900 páginas de la denuncia de la Policía Federal) y designar una junta compuesta por generales como el anciano Augusto Heleno, en cuyo prontuario aparece el haber servido a los militares más duros dentro régimen que gobernó de facto entre 1964 y 1985.

Es decir, Brasil se encaminaba hacia una dictadura de libro. Como las del siglo pasado, cuando desde el Planalto los militares además de reprimir y matar en Brasil exportaban la inestabilidad hacia sus vecinos. Así ocurrió en 1973 con el respaldo dado al golpe de estado uruguayo.

Antes, en 1971, el dictador Emilio Garrastazú Médici ideó la invasión de Uruguay en caso de que el recién creado Frente Amplio se impusiera en las elecciones de aquel año. Lo cual no ocurrió debido al triunfo conservador. Se lo llamó "Plan 30 Horas", porque era el tiempo estimado para que las tropas venidas de la vecina provincia de Rio Grande do Sul dominaran el "paisito". Con tal demostración de fuerza advertirían qué tipo de escarmiento les esperaba a otros países si la izquierda llegaba al poder. El golpe de Estado en Chile, en 1973, fue otra demostración de hasta dónde llegaba el brazo terrorista brasileño.

Nombres clandestinos

Según documentos desclasificados por Estados Unidos, el presidente Richard Nixon y su consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger fueron informados del Plan 30 horas. La noticia no contrarió al gobernante republicano ni a su consejero. Al contrario, este plan de ataque militar contra Uruguay se ajustaba al papel de gendarme regional atribuido a Brasilia.

La costumbre de bautizar a las conspiraciones con nombres clandestinos, observada en la Operación 30 Horas permaneció hasta 2022, cuando la trama para matar a Lula y perpetuar a Bolsonaro fue bautizada como "Operación Puñal Verde-Amarillo".

Fuga de Bolsonaro.

El jueves a la noche, cuando Orsi aterrizó en Brasilia aún repercutía una entrevista en la que Bolsonaro declaró su intención de refugiarse en alguna embajada ante el riesgo de ser preso.

Al hacer esa afirmación, que más parece una confesión, confirmaba las especulaciones surgidas en diciembre del año pasado sobre la posibilidad de que se asilara en Argentina durante su viaje para la toma de posesión Javier MileiOtra especulación, que ganó fuerza en estos días, habla sobre un refugio en la embajada argentina en Brasilia.

Factor Trump

A Bolsonaro se le templa la voz y por veces grita como cuando intimidaba a los periodistas en Palacio de Alvorada, la residencia presidencial, cada vez que habla de Donald Trump. Se sospecha que cuando el republicano asuma, el 20 de enero, dos meses antes de que Orsi haga lo propio en Uruguay, habrá que reforzar la atención sobre lo que pueda ocurrir en la inmensa, y en fase de ampliación, embajada norteamericana en Brasilia. Ya que la posibiidad de un refugio está en boca de todos.

El triunfo del empresario republicano, a quien Bolsonaro llamó recientemente como el "colorado", haciendo notar cuánta confianza hay entre ellos, será un factor que jugará en favor de la ultraderecha hemisférica. Y se hará sentir en Brasil. Bolsonaro cree, y no está errado, que este Trump 2.0 presionará en favor de una amnistía que lo libre de todo cargo por el golpe que no fue.

El inicio del segundo mandato trumpista coincidirá con una nueva fase del proceso judicial contra el expresidente, que estará a cargo de la Procuraduría General de la República, bastante conservadora, y permeable a las presiones.

Las presiones sobre el proceso también proceden de la actual cúpula militar interesada en que la institución no sea manchada por el juicio. Esa preocupación habría sido uno de los temas planteados este sábado por los comandantes del Ejército, la Marina y la Aeronáutica durante la reunión mantenida con LulaEl encuentro no había sido anunciado en la agenda oficial.

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