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“El futuro del Frente Amplio después de Boric. Para el Frente Amplio, el
resultado de estas primarias es un claro fracaso que exige una profunda autocrítica. Resulta preocupante que el respaldo
a figuras relevantes, como los alcaldes de Maipú
y Viña del Mar, no se haya traducido en un apoyo significativo para su
candidato, Gonzalo Winter. Esto pone en entredicho la solidez orgánica
del partido, especialmente en un contexto donde el activismo de ultraderecha
domina las redes sociales y el Frente
Amplio no logra posicionarse como un
actor relevante y competitivo en el campo político.Además, los atributos que consolidaron
el liderazgo de Gabriel Boric no
han sido transferidos a nuevas figuras
con proyección nacional, lo que debilita la capacidad de renovación y
crecimiento de un partido tan joven y complejo en su conformación. No obstante, la experiencia acumulada durante
estos cuatro años de gobierno debería servir como base para fortalecer la
organización y proyectarla hacia el futuro. Sin
embargo, las condiciones para negociar una lista parlamentaria se presentan
desafiantes, lo que subraya la necesidad de una estrategia clara y un liderazgo cohesionado dentro del Frente Amplio.
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CHILE: TRIUNFO DE JEANNETTE
JARA ABRE NUEVO MAPA DE LA IZQUIERDA CHILENA.
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Álvaro
Ramis.
Fuente.
Jaque al Neoliberalismo.
Santiago
de Chile, martes 1 de julio del 2025.
Impacta
la victoria de la candidata comunista.
El contundente triunfo de Jeannette Jara
(PC), con más del 60%
de los votos en las recientes primarias, marca un hito que sin duda definirá el nuevo ciclo político del país.
Este resultado histórico no solo redefine el liderazgo dentro del Partido
Comunista, sino que también establece un nuevo panorama para la izquierda chilena. Como bien anticipó
el analista Ernesto Ottone, "Lo
que aquí está en juego es quién va a tener el rol hegemónico en la
izquierda", y la victoria
abrumadora de Jara ha respondido a
esa interrogante con claridad.
La evaluación de
estas primarias del 29 de junio debe
situarse en el contexto de la coalición
progresista que apoya al gobierno actual. En este sentido, la celebración
misma del proceso electoral representa un logro significativo, demostrando una
capacidad de articulación que ni la derecha ni otros sectores políticos han alcanzado. Mantener esta unidad es
crucial para el futuro, especialmente frente a las tensiones internas. Tanto la centroizquierda, a veces autocomplaciente con la transición, como
ciertas voces de la izquierda radical,
buscan periódicamente debilitar la
cohesión del sector. La realización
de estas primarias contribuye a superar esas tendencias centrífugas.
Si bien la baja participación es un indicio de problemas organizativos y de comunicación en el sector progresista, no debe ensombrecer el compromiso de las 1.419.723 personas que sí votaron. Cabe recordar que, en 2021, la primaria de Chile Vamos no superó los 1.350.000 votantes. Es fundamental que el dato de la abstención impulse una reflexión seria sobre cómo revitalizar la propuesta política del sector y ampliar su capacidad de convocatoria en futuros procesos. No obstante, es importante reconocer que la energía política actual no se caracteriza por la movilización ni por grandes expectativas de triunfo en noviembre. Un aspecto crítico de esta elección es que la agenda programática quedó relegada del debate, cediendo espacio a discusiones centradas en el perfil, las trayectorias personales y el carisma de las candidaturas. Ahora es el momento de construir un programa sólido y bien articulado que pueda convocar mucho más allá de la centroizquierda.
El
desafío interno del PC.
Jeannette Jara ha demostrado cualidades personales, políticas y comunicativas que la posicionan como un liderazgo inédito dentro de su
partido. De hecho, superó en 200.000
votos el resultado de Daniel Jadue
en las primarias de 2021, lo que subraya su capacidad de convocatoria,
que trasciende el nicho tradicional
del Partido Comunista.
Su desafío más
inmediato es alinear al PC con el
proyecto político que defendió en su
campaña, el cual difiere de las ideas y prioridades de figuras como Lautaro Carmona y gran parte de la actual directiva comunista. Es crucial que el partido se ponga a disposición de su
candidatura, evitando ser un obstáculo para la viabilidad de su proyecto,
tal como sucedió en la última semana previa a las primarias.
Resulta evidente que la dirección del Partido Comunista no ha facilitado la campaña de Jeannette Jara. Su proclamación se realizó contra su voluntad, y las acciones de su comando durante la campaña parecían más enfocadas en mitigar la postura de una directiva que no se mostró decidida a respaldarla plenamente. En este contexto, sería pertinente que Jeannette Jara impulse una renovación pronta y profunda de la dirigencia partidaria. Esto permitiría que el nuevo período político sea encabezado por un liderazgo y una visión cercanos a su mirada, marcando así una nueva etapa para el Partido Comunista de Chile, cimentada en la orientación de la exministra.
Crisis
del Socialismo Democrático.
Para el Socialismo Democrático, la
tentación de esperar el fin de esta
elección para intentar reeditar la antigua Concertación
con una nueva alianza, incluso
abriéndose a sectores de la centroderecha liberal, es persistente. Sin
embargo, los resultados de estas
primarias no avalan la viabilidad electoral de tal estrategia. Al contrario, estos resultados refuerzan la
necesidad de consolidar la
unidad de la izquierda como pilar
fundamental para, desde esa base, construir una coalición más amplia y ofrecer
una propuesta política robusta y
competitiva.
Partidos como el PPD y otros de perfil centrista han experimentado una reducción significativa en su capacidad programática, ética y, sobre todo, en su arraigo territorial. Esto los ha sumido en una lenta pero evidente decadencia, alejándolos progresivamente del centro del debate público. Por su parte, el Partido Socialista enfrenta una clara disociación: mientras su dirección parece alinearse con la misma orientación liberal del PPD, su base ha sido cautivada por la convocatoria de Jara, quien actualmente encarna con mayor claridad una propuesta de izquierda transformadora y renovadora.
El
futuro del Frente Amplio después de Boric.
Para el Frente Amplio, el
resultado de estas primarias es un claro fracaso que exige una profunda autocrítica. Resulta preocupante que el respaldo
a figuras relevantes, como los alcaldes de Maipú
y Viña del Mar, no se haya traducido en un apoyo significativo para su
candidato, Gonzalo Winter. Esto pone en entredicho la solidez orgánica
del partido, especialmente en un contexto donde el activismo de ultraderecha
domina las redes sociales y el Frente
Amplio no logra posicionarse como un
actor relevante y competitivo en el campo político.
Además, los atributos que consolidaron el liderazgo de Gabriel Boric no han sido transferidos a nuevas figuras con proyección nacional, lo que
debilita la capacidad de renovación y crecimiento de un partido tan joven
y complejo en su conformación.
No obstante, la experiencia acumulada durante estos cuatro años de gobierno
debería servir como base para fortalecer la organización y proyectarla hacia el
futuro. Sin embargo, las condiciones para
negociar una lista parlamentaria se presentan desafiantes, lo que subraya
la necesidad de una estrategia clara y un
liderazgo cohesionado dentro del Frente Amplio.
El
populismo de derecha.
El
tradicional eje izquierda-derecha,
que históricamente ha estructurado
las dinámicas electorales, enfrenta hoy una creciente erosión. Su
utilidad como prisma para interpretar la realidad política se difumina en un escenario donde una derecha populista
abandona su retórica clásica para adoptar un
discurso "anti-establishment", mientras una izquierda en el gobierno
asume las responsabilidades inherentes
al ejercicio del poder. Esto nos plantea
un dilema fundamental: ¿Cómo puede expresarse un clivaje ideológico cuando las
identidades políticas parecen confundirse?
La derecha populista, apelando a las emociones, identidades
culturales y un discurso anti-élite, difumina la defensa del libre mercado o la
autoridad como sus principales banderas. En su lugar, utiliza una retórica más maleable, dirigida a
grupos que perciben al sistema político como un obstáculo para sus intereses.
Este populismo se presenta como una opción "contra
el sistema", incluso operando
desde dentro de las propias instituciones democráticas.
Por otro lado, la izquierda en
el gobierno se enfrenta al desafío de gestionar y moderar expectativas. El ejercicio del poder implica
compromisos necesarios para la estabilidad
y gobernabilidad, pero estos pueden percibirse como un alejamiento de los ideales transformadores que la caracterizan en la
oposición. Este rol de administradora puede diluir su identidad política y generar desconexión con sus bases sociales,
dificultando la movilización electoral.
En este contexto, el clivaje ideológico tradicional tiende a ser reemplazado por una polarización más emocional o cultural, donde las categorías de izquierda y derecha resultan insuficientes para captar la complejidad del electorado. La percepción de que "todos los políticos son iguales" se exacerba, beneficiando a discursos populistas que prometen soluciones rápidas y simplistas a problemas estructurales.
La izquierda,
atrapada entre el desgaste de gobernar y el auge del populismo de derecha, ha
tenido que asumir una tarea titánica: mantener su base electoral sin renunciar
a su rol de garante de la institucionalidad. Esto exige reconfigurar su
narrativa para, sin dejar de ser pragmática, lograr conectar emocionalmente con
un electorado que busca liderazgos claros en un mundo incierto.
La clave
está en recuperar la confianza ciudadana
a través de políticas tangibles y narrativas que no solo expliquen, sino que
inspiren. El desafío es inmenso: cuando las posiciones del espectro político
parecen cada vez más intercambiables en su retórica y tácticas, ¿Cómo puede el
votante distinguir entre alternativas reales y meros espejismos de cambio? En
este panorama, el perfil de Jeannette
Jara, tras su contundente triunfo en
las primarias, parece emerger como una figura adecuada para encarar este
objetivo, ofreciendo una posible ruta para la izquierda en este nuevo escenario
político.
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Álvaro Ramis es Rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
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