&&&&&
“Los esfuerzos institucionales de la Unión Europea por confrontar este flagelo, si
bien permanentes, de todos modos, parecen insuficientes. La tercera
semana de octubre, el Parlamento Europeo (poder legislativo de la
UE) resolvió analizar las medidas y los avances en el combate contra
la violencia de mujeres y niñas, con especial atención a
la explotación de la maternidad. “La violencia contra mujeres y
niñas”, afirmo el Parlamento, “persiste como una de
las más graves violaciones de derechos humanos en Europa”. Mediante
una resolución
del 9 de octubre, el Parlamento reiteró su
compromiso con los derechos de la mujer y la igualdad de género,
celebró la hoja de
ruta de la Comisión sobre derechos de la mujer y respaldó
la declaración
de principios para una sociedad igualitaria.
“En 2024, el Parlamento había aprobado la primera
normativa contra la violencia de género, con medidas para la
prevención de violaciones y una mayor concientización del
consentimiento. Además, la confirmación de la
criminalización del matrimonio forzado y de la mutilación genital
femenina en la UE, así como la prohibición de información privada en
Internet sin consentimiento por considerársela “exhibicionismo cibernético”).
A pesar de los esfuerzos institucionales y parlamentarios en uno y otro rincón
del planeta, los antifeminismos en sus diversas modalidades continúan
promoviendo una ofensiva de peso. Siempre de la mano de propuestas
políticas ideológicamente conservadoras y negacionistas que
pretenden dictar las leyes universales de la existencia humana. En
particular, en un Occidente donde, gracias a su innegable poder
económico y su conservadurismo religioso, también insisten en
dictar los mandamientos de una nueva moral y las reglas de la “familia perfecta”.
/////
LA POBREZA SIGUE TENIENDO ROSTRO DE MUJER.
*****
Antifeminismo al acecho
Por Sergio Ferrari | 04/11/2025 | Feminismos.
Fuente. Revista Rebelión martes 4 de
noviembre del 2025.
Fuentes: Rebelión
*****
Señales en diversos lugares del
planeta indican retrocesos y amenazas contra conquistas feministas. La
inquietud crece y las estadísticas denuncian.
Las motivaciones de esta ofensiva
antifeminista son variadas. Entre otras, la disputa de poder por parte de sectores machistas y
patriarcales; competencia ante nuevos roles jerárquicos asumidos por mujeres;
sentimientos sociológicos de una nueva “marginación” vividos por hombres
jóvenes que creen que los avances en igualdad de género son un ataque a
sus derechos y privilegios.
La ofensiva antifeminista trata de
restar fuerza,
además, a la denuncia de que la pobreza extrema en cualquier situación
social tiene rostro de mujer: aproximadamente un 10%,
porcentaje que no ha mejorado desde 2020. De no modificarse sustancialmente
esta tendencia, en 2030 unos 351
millones de mujeres y niñas sufrirán el flagelo de la pobreza
y una de cada tres en edad de procrear podría padecer anemia, enfermedad
“social” que disminuye la energía y atenta contra la salud integral. (https://www.unwomen.org/es/noticias/comunicado-de-prensa/2024/03/1-de-cada-10-mujeres-en-el-mundo-vive-en-pobreza-extrema).
En 2024, la probabilidad de que las mujeres pasaran hambre fue mayor que la de los hombres: 26,1% versus 14,2%. En términos de seguridad alimentaria, esta diferencia significó 64 millones de personas. Las mujeres también padecen casi tres años más de vida de mala salud que los varones. Estos datos se agravan debido a la realidad cotidiana de las mujeres, quienes habitualmente asumen una mayor carga de trabajo de cuidados no remunerados que los varones y además quedan excluidas de la propiedad de la tierra, las finanzas y los empleos decentes. Es decir, se les niegan las herramientas necesarias para prosperar. Según ONU Mujer, en 2024, dos mil millones de mujeres y niñas carecieron de acceso a toda forma de protección social, sin duda una brecha de género que se profundiza cada vez más en el mundo entero (https://news.un.org/es/story/2024/10/1533551).
Antifeminismo, movimiento reaccionario.
En un artículo del 19 de octubre en el cotidiano progresista
suizo Le Courrier, la periodista Dominique Hartmann,
redactora de la sección Igualdad, sostiene que “El antifeminismo ya no es un
fenómeno difuso, sino un auténtico contramovimiento social”, y a
continuación entrevista a la historiadora Alix Heiniger, miembro del consejo
editorial de la revista Nouvelles Questions Féministes (NQF).
Para Heiniger, uno de los elementos de esta
ofensiva antifeminista consiste en la dilución de las cuestiones de
género en la gobernanza global, fundamentalmente mediante la eliminación
de palabras claves. Términos como “derechos reproductivos y sexuales”, por
ejemplo, están desapareciendo gradualmente de los textos políticos y
legales con el argumento de que los mismo solo sirven a una
agenda LGBTQI+ “radical”. “Las armas del antifeminismo son múltiples”,
enfatiza Heiniger, de allí la necesidad urgente de “armarnos
intelectual y colectivamente” para hacerle frente.
Cuando llega el momento de describir el antifeminismo, Heineger propone
“hablar de antifeminismos, en plural”, pues en realidad se trata de la
convergencia de numerosos grupos de diferentes edades y motivaciones
y con objetivos específicos: masculinistas, movimientos
por los derechos de los padres, incels (varones que
culpan a las mujeres feministas por su celibato), entre
otros. Sin embargo, comparten la visión de que la igualdad
entre los diversos grupos sociales de género ya existe, y que lo que está
en juego ahora es la recuperación del “equilibrio”.
“En realidad, alega
Heineger, “sabemos
muy bien que [la igualdad] no es un hecho, ni para las mujeres ni para las
personas LGBTIQ+”. Y que la búsqueda de este mentado “equilibrio” es,
en realidad, la manera como el antifeminismo “opera a través de un
contra discurso reaccionario” para impedir o revertir la igualdad entre
géneros.
¿Por qué? Sencillamente, porque su objetivo primordial
consiste en “preservar el poder del grupo social masculino sobre el
femenino”, y esto se logra haciendo “retroceder los logros del
feminismo”. Esta es la razón por la que, desde principios de la
década de los 90, el masculinismo haya funcionado como un movimiento
de oposición al feminismo. A partir del año 2000, el Internet le
aseguró un relieve notable al posibilitar que muchas personas expresen
desde el anonimato opiniones teóricamente punibles con total
impunidad debido a leyes muy difíciles de aplicar. Para Heineger,
el saldo negativo es innegable debido a que el lenguaje y los
actos de violencia en la WEB tienen repercusiones directas en el ámbito
social y político.
Como señala Heineger, los partidos conservadores de
derecha han sacado provecho de este contradiscurso.
Concretamente, se apoyan en él para denunciar “la igualdad de
género como perjudicial para la familia, pero también para la nación”. Se
trata de una ofensiva, fundamentalmente, contra los derechos de la
mujer en el ámbito de la sexualidad humana, como el derecho a consentir
y a decidir en cuestiones de procreación. Desde la elección de
Donald Trump, por ejemplo, esta ofensiva gradual ha estado impactando
las mismas políticas de salud pública en el Sur Global, donde las
Organizaciones No Gubernamentales (ONG) deben abstenerse de
hablar abiertamente, entre otros temas, del aborto, cuando
tratan de obtener financiamiento.
¿Cómo se puede combatir el
antifeminismo?”, se
pregunta Heineger. Su respuesta: mediante la investigación y el
conocimiento. En otras palabras,
“una feminista informada vale por dos”. “Debemos armarnos de conocimiento”, insiste, “para comprender estos mecanismos que generan violencia y malestar, y así comprender mejor el mundo que nos rodea, sobre todo porque constantemente surgen nuevas estrategias” contra el feminismo.
Blindar el aborto como derecho constitucional.
El mismo día que Le Courrier circuló esta entrevista, el
cotidiano español El País publicó a doble página un análisis
con el título
“La revolución
antifeminista avanza tras décadas de mejoras en igualdad”. Y un subtítulo:
“España intenta blindar el aborto en la Constitución como ya ha hecho Francia”.
“La historia jamás
avanza en línea recta”, afirma el análisis del periódico español. “Tampoco la
del feminismo”.
Desde hace más de una década y al calor de la ola reaccionaria que recorre el
mundo, se multiplican los recortes a los derechos de la mujer también en el
Sur Global y tras años de avances hacia la igualdad. “Ocurre en
regímenes políticos y culturales alejados (geográficamente) que están actuando
contra la diversidad”, argumenta el análisis, “de los EE UU de Trump, a
la Argentina de Milei, la India de Modi o las más cercanas Italia, Hungría o
Polonia”. Pero naciones como Francia o España están oponiendo
resistencia a esta ofensiva y justifican, por ejemplo, la inclusión del aborto
en sus constituciones “como antídoto a este fenómeno impulsado
por el auge de la ultraderecha”.
“En la mayoría de
los países, el movimiento de extrema derecha va acompañado de políticas, entre
comillas, de promoción de la familia, con un modelo que no tiene nada que ver
con las familias diversas e igualitarias”, reflexiona Cristina Gallach,
exsecretaria general adjunta de Naciones Unidas y exsecretaria de Estado
de Asuntos Exteriores de España. “También está vinculado”, agrega Gallach,
“con un retorno a los valores tradicionales más religiosos y con cortar el
acceso de la mujer al mercado laboral” además de negar los derechos
sexuales reproductivos. Desde la perspectiva de esos países, “El lugar de la
mujer es la casa con los hijos”.
Aunque este proceso empezó hace diez o
quince años, afirma
el análisis del periódico español, el regreso en enero pasado de Donald
Trump a la Casa Blanca constituye un símbolo de la fortaleza de este movimiento.
Una de sus primeras decisiones consistió en firmar un decreto
para retirar de los organismos del Gobierno de Estados Unidos cualquier declaración,
regulación o mensaje que “promueva o inculque la ideología de género”.
En la actualidad, sostiene el artículo, partidos nacional-populistas
afines a Trump alcanzan una posición muy alta en las encuestas
en los principales países de Europa occidental: Francia, Alemania y
Reino Unido. Y en Italia gobierna Giorgia Meloni, una primera
ministra heredera del posfascismo. La paradoja, concluye el
artículo, es que, en muchos casos, estos movimientos considerados como
punta de lanza de la contrarrevolución antifeminista, son liderados por personalidades
políticas como Marine Le Pen en Francia o Alice Weidel en
Alemania, es decir, mujeres que se ha impuesto en partidos muy
masculinos.
La violencia de género en Europa.
En los países de la Unión Europea
(UE), cerca del 30%
de las mujeres ha vivido situaciones de violencia física, amenazas y/o
violencia sexual a lo largo de su vida. Un 13% sufrió
violencia física o amenazas sin violencia sexual; un 17%,
violencia sexual. Se trata de constataciones de la última encuesta
gestionada por Eurostat, la agencia de los Derechos
Fundamentales de la UE, y el Instituto Europeo de Igualdad de
Género. Publicada el segundo semestre de 2024, la misma
entrevistó a 114.013 mujeres de 18 a 74 años de edad (https://eige.europa.eu/publications-resources/publications/eu-gender-based-violence-survey-key-results).
Según esta encuesta, violencia
de género refiere a cualquier forma de violencia
dirigida contra una persona por razón de su género.
Puede manifestarse de distintas
maneras: física (como el feminicidio), sexual
(como la violación o el acoso sexual), psicológica o
económica, y producirse tanto en el ámbito público como en el
privado. Un ejemplo es la violencia doméstica, que ocurre
dentro del entorno familiar o entre cónyuges o parejas actuales
o anteriores. A menudo, este tipo de violencia la ejercen
familiares cercanos o parejas íntimas.
Los términos “violencia de género” y “violencia contra las mujeres”
suelen utilizarse indistintamente, ya que, generalmente, los
actos de violencia de género los cometen los varones contra las mujeres.
En síntesis, esta forma de violencia se vincula con desequilibrios
de poder entre los géneros y es un fenómeno complejo influido por estructuras
sociales y culturales, así como por normas y valores arraigados.
Prácticas como la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado
o la difusión no consentida de contenidos sexuales íntimos,
se consideran formas de explotación sexual. Además, los ciberdelitos,
como el ciberacoso, el acecho en línea o la incitación a la violencia
o al odio a través de Internet, también se clasifican como formas
de violencia de género.
Los países de la UE con los índices más altos de
violencia de género son Finlandia, Suecia y Hungría. En Finlandia,
el 57% de las mujeres encuestadas afirmó haber sufrido violencia
de género; un 37%, haber sido víctima de violencia sexual. En
Suecia, más de la mitad de las mujeres (52%) reconoció haber
padecido algún tipo de violencia de género; un 41%, violencia sexual. En
Hungría, el 49% de las participantes se identificó como
víctimas de violencia de género (17%, sexual; 31%,
física). Sin embargo, señala la encuesta, las comparaciones entre países
deben hacerse con cautela porque la percepción de conducta
perjudicial o inaceptable, así como del grado de conciencia y
reconocimiento de los distintos tipos de violencia, puede variar entre
los Estados miembros.
Los esfuerzos institucionales de la Unión Europea por confrontar este flagelo, si bien permanentes, de todos modos, parecen insuficientes. La tercera semana de octubre, el Parlamento Europeo (poder legislativo de la UE) resolvió analizar las medidas y los avances en el combate contra la violencia de mujeres y niñas, con especial atención a la explotación de la maternidad. “La violencia contra mujeres y niñas”, afirmo el Parlamento, “persiste como una de las más graves violaciones de derechos humanos en Europa”. Mediante una resolución del 9 de octubre, el Parlamento reiteró su compromiso con los derechos de la mujer y la igualdad de género, celebró la hoja de ruta de la Comisión sobre derechos de la mujer y respaldó la declaración de principios para una sociedad igualitaria (https://www.europarl.europa.eu/news/es/agenda/briefing/2025-10-20/8/lucha-contra-la-violencia-contra-la-mujer).
En 2024, el Parlamento había aprobado la primera
normativa contra la violencia de género, con medidas para la
prevención de violaciones y una mayor concientización del
consentimiento. Además, la confirmación de la
criminalización del matrimonio forzado y de la mutilación genital
femenina en la UE, así como la prohibición de información privada en
Internet sin consentimiento por considerársela “exhibicionismo cibernético”
(https://www.europarl.europa.eu/news/es/press-room/20240419IPR20588/el-parlamento-aprueba-la-primera-normativa-europea-contra-la-violencia-de-genero).
A pesar de los esfuerzos
institucionales y parlamentarios
en uno y otro rincón del planeta, los antifeminismos en sus diversas modalidades
continúan promoviendo una ofensiva de peso. Siempre de la mano de
propuestas políticas ideológicamente conservadoras y negacionistas
que pretenden dictar las leyes universales de la existencia humana. En
particular, en un Occidente donde, gracias a su innegable poder
económico y su conservadurismo religioso, también insisten en
dictar los mandamientos de una nueva moral y las reglas de la
“familia perfecta”.
*****

No hay comentarios:
Publicar un comentario