lunes, 5 de mayo de 2008

FRANCIA: MAYO 68. REVUELTA PLANETARIA.


CRÓNICA. UNA REVOLUCIÓN INOLVIDABLE

Mayo del 68: revuelta planetaria
Hace cuatro décadas, estudiantes de la Universidad de Nanterre decidieron sublevarse contra la férrea disciplina de los profesores. Fue el inicio de una liberación social.
Por Erik Struyf Palacios. Enviado especial

PARÍS. Pensar que Mayo del 68 fue un movimiento social que se redujo al territorio de Francia es un absurdo. "Fue una revuelta planetaria. Si nos remontamos a los finales de los años 60, se observan revueltas tanto al este como el oeste, al sur como al norte. Prácticamente en todo el planeta estamos confrontados con revueltas, ocupaciones de universidades, manifestaciones... No podemos entender el significado de este fenómeno si lo reducimos a un solo país. La especificidad de Francia es que aquí la revuelta fue la más intensa, porque contrariamente a lo que sucedió en otros países, desembocó en una huelga general". Lo dice Daniel Cohn-Bendit, una de las figuras de proa del movimiento, 40 años después.
Tampoco es acertado creer que el movimiento Mayo del 68 nació en París. Sus orígenes están al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, donde la contestación se forjó al calor de la oposición contra la guerra en Vietnam y la discriminación racista hacia la población negra.
Al comienzo del 68, el movimiento de protesta contra el statu quo atravesó el océano para llegar primero a Alemania, donde el sociólogo Rudi Dutschke y sus seguidores despotricaban, tanto contra la rigidez del capitalismo del oeste como contra el comunismo estalinista del este.
Inspirados por la avanzada alemana, los estudiantes de la Universidad de Nanterre (vecina a París) decidieron sublevarse contra el régimen autoritario y represivo que sufrían en su centro de estudios. "Hace 40 años en toda Francia los jóvenes solo teníamos derecho a callarnos, la autoridad de los profesores era incuestionable, las relaciones y la moral estaban sometidas a reglas rígidas y puritanas. Imagínese que los chicos no podían visitar a las chicas en sus dormitorios de las residencias universitarias", cuenta a El Comercio Philippe Leduc, quien entonces acababa de concluir sus estudios de Química.
El 22 de marzo, 142 estudiantes, entre los que estaba Daniel Cohn-Bendit, ocuparon el pabellón administrativo de la Universidad de Nanterre para reclamar la liberación de unos compañeros arrestados por haber destruido una vitrina del Banco American Express durante una manifestación contra la guerra de Vietnam ocurrida dos días antes. Firmaron un manifiesto que rezaba: "De la crítica de la Universidad a la Universidad crítica". Unas semanas después, el 2 de mayo, el rector, ante los constantes disturbios y la creciente agitación, decidió cerrar el centro superior.
La solidaridad de la parisina Universidad La Sorbona fue inmediata. El 3 de mayo se organizó una manifestación de apoyo que llevó a la policía a invadir el claustro universitario. Entonces la chispa que incendiaría el llano se prendió: "Para nosotros resultaba inaceptable que las fuerzas del orden hubiesen ingresado a La Sorbona, eso no estábamos dispuesto a tolerarlo", recuerda Leduc. En un abrir y cerrar de ojos los estudiantes de las facultades conocidas como apolíticas, de las escuelas superiores y hasta de los liceos (secundaria) de todo París se sumaron a las protestas y tomaron las calles de la capital francesa.
Mayo del 68, con sus originales eslóganes ("Prohibido prohibir"; "La imaginación al poder"; "Sean realistas, pidan lo imposible") había comenzado y nadie sabía adónde conduciría. El 13 de mayo la revuelta desbordó el ámbito estudiantil: los sindicatos convocaron a una manifestación en apoyo a los estudiantes y al día siguiente los obreros de una fábrica de Nantes se declararon en huelga. El movimiento obrero se generalizó en pocos días. El 22 de mayo el país amaneció paralizado, más de 9 millones de trabajadores estaban en huelga.
"París era una fiesta", recuerda con nostalgia Jean Claude Chretien, que por entonces era muy joven, trabajaba como traductor y quería formar una empresa. "Todos las noches iba al Barrio Latino (el bastión de los estudiantes) a hacer la fiesta, de vez en cuando me tocaba correr, escapar de la policía que cogía a uno que otro. Era una simpática anarquía, nunca temí que aquello desembocara en una anarquía descontrolada. Los más politizados soñaban con hacer tambalear el presidente Charles de Gaulle; yo no, la mayoría de los jóvenes vivíamos esos días simplemente como una liberación, como una manera de decir basta a una sociedad pacata y anquilosada".
El 24 de mayo el primer ministro, Georges Pompidou, inició las negociaciones con los sindicatos para terminar con las paralizaciones y las manifestaciones. El 27 se firmaron los acuerdos de Grenelle que prometieron un alza del salario mínimo en un 35% y la reducción de la jornada laboral. Las bases quedaron insatisfechas, pero los líderes juzgaron que había llegado el momento de volver a poner en marcha las fábricas: "Los dirigentes comunistas de los sindicatos traicionaron el movimiento contentándose con tan poco. Hubo que esperar hasta los 80 para que los derechos sindicales fueran bien instaurados en Francia", considera Leduc con un resabio de resentimiento en la mirada.
El 30 de mayo De Gaulle disolvió la Asamblea Nacional y convocó a elecciones legislativas anticipadas (en las que su partido arrasaría). En la tarde, una multitudinaria manifestación a favor del presidente francés se abrió paso por los Campos Elíseos. Los estudiantes y obreros observaron absortos el paso de un millón de parisinos y entendieron que había llegado el fin de su revuelta. Ignoraban que habían dejado sembradas las semillas del cambio: en pocos años más el cuestionamiento de la autoridad y del autoritarismo abrió espacios para los jóvenes y conduciría a la liberación de la mujer y de los homosexuales, a diferentes relaciones entre padres e hijos, a una vida sexual más libre... a una Francia más moderna en suma.
"Mayo del 68 fue maravilloso", concluye Jean Claude Chretien. "Fue una apertura de puertas y ventanas que permitió la circulación de nuevos vientos en unos ámbitos que estaban putrefactos. Mayo del 68 nos permitió airearlos y seguir adelante".

EL ROJO QUE AHORA ES VERDE"Hay que liquidar la herencia de Mayo del 68", pidió Nicolas Sarkozy durante la campaña electoral que lo condujo a la presidencia. Para él, el movimiento de los estudiantes fue el principio de muchos de los males de su país (el individualismo, la destrucción de los valores morales y el fracaso de la escuela).
Daniel Cohn-Bendit, recordado como 'Daniel, el Rojo', líder emblemático del movimiento, hoy con 63 años y presidente del Grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo, pide algo similar: "Olviden Mayo del 68". Pero las razones son muy distintas: "¡Porque aquello se acabó! ¡Fue extraordinario! ¡Fue formidable! Lo pasamos genial, cambió nuestras vidas, cambiamos la vida... ¡pero no vamos a volver siempre a lo mismo!", explica.
"El 68 se ha acabado. Eso no significa que este pasado ha muerto, sino que ha quedado sepultado bajo cuarenta toneladas de pavimento que desde entonces han marcado y cambiado el mundo. El mundo de hoy no es más el mundo del 68".
"El 68 partió a la conquista de las libertades, de la autonomía. Hoy en día se quiere conquistar la seguridad. Comparar las dos épocas me parece una falacia", sentencia el verde.
¿Qué retener del movimiento? "Ante todo aquello que ha cambiado en nuestras sociedades, lo que ha permitido una evolución extraordinaria. Socialmente, o digamos culturalmente, hemos ganado. En 1960 la igualdad entre hombres y mujeres estaba muy lejos de ser una realidad, esa fue una gran victoria".
PARA RECORDAR1968, un año clave de la historia44 de abril, Memphis. Asesinato de Martin Luther King, defensor de los derechos de los afroamericanos. 46 de junio. Los Ángeles. Asesinato de Robert Kennedy, candidato del Partido Demócrata a la presidencia de EE.UU.420 y 21 de agosto. Fin de la primavera de Praga. Los tanques soviéticos entran a la capital de Checoslovaquia y terminan con el intento de instaurar un socialismo con rostro humano.
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