martes, 19 de noviembre de 2024

«LOS SUPERRICOS PAGAN UNA TASA MEDIA DE IMPUESTOS DE ENTRE CERO Y 0,5 %» G20. Entrevista a la economista Jayati Ghosh

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“¿Cómo se explica el aumento del patrimonio de los superricos?  Nada justifica ese exceso de riqueza. No es resultado de la productividad, sino el resultado de las instituciones que hemos creado. Y el motivo por el cual la situación va a peor es que los superricos pueden influir en esas mismas instituciones para cambiarlas a su gusto. Así que, por muchos motivos, un impuesto sobre la riqueza es muy importante.

“¿Hay mucho apoyo a la propuesta? Es enorme. Hubo una encuesta del Club de Roma, del cual soy miembro. Hicimos un estudio con Gallup y el 68 % de las personas encuestadas en 17 países de la OCDE apoya un impuesto para los superricos. Sólo el 11 % cree que es una mala idea. En India, el apoyo era el 80 % porque tenemos niveles de desigualdad de riqueza francamente obscenos.

“Entonces, ¿cuál es la idea? Cada superrico debería pagar un mínimo del 2 % de su riqueza como impuestos. Esto no significa que sea un impuesto sobre el patrimonio. Se puede gravar sobre los ingresos por dividendos, o sobre alguna otra ganancia de capital no realizada. Cómo lo gravemos no importa. Quiero decir, hay diferentes formas de hacerlo, en diferentes contextos. El FMI cree que es mejor gravar las rentas del capital que la riqueza. Y no tengo ningún problema con eso. La cuestión clave es que el superrico debe pagar el 2 % de su patrimonio. El economista francés Gabriel Zucman lo ha planteado así en el informe que elaboró para el Gobierno brasileño con vistas a su presidencia del G20. Es parte de la agenda brasileña del G20. 

“¿Hay algún precedente? Sí. La idea es igual que el tipo mínimo del impuesto de sociedades del 15% que se aprobó en la OCDE. Esto sirve para contrarrestar el truco empresarial de desplazar los beneficios de las multinacionales a paraísos fiscales. Ya sabes, cuando, por ejemplo, Google dice al Gobierno español: “Lo siento. Yo no genero ningún beneficio en su país. Tengo que pagar regalías por la propiedad intelectual y eso va a Irlanda. Es una lástima, pero no puedo pagar impuestos aquí”. E Irlanda tiene un tipo impositivo muy bajo, de solo el 12,5 %. Es la famosa táctica. Pero con el nuevo plan adoptado por la OCDE, el país en el que opera esa empresa puede decirle: “Vale, pero si solo pagas el 12,5 % en Irlanda, te vamos a gravar el 2,5 % restante aquí”.

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Fuentes: CTXT [Imagen: La economista Jayati Ghosh. / Jean Marc Ferré - ILO]

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«LOS SUPERRICOS PAGAN UNA TASA MEDIA DE IMPUESTOS DE ENTRE CERO Y 0,5 %» G20.

Entrevista a la economista Jayati Ghosh.

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Por Andy Robinson | 19/11/2024 | Economía

 

Fuente. Revista Rebelión martes 19 de noviembre del 2024.

 

La cumbre del G20, que se celebra los días 18 y 19 de noviembre bajo la presidencia brasileña en Río de Janeiro, está a punto de alcanzar un consenso sobre una atrevida propuesta de aplicar un impuesto sobre la riqueza o la renta de los llamados “superricos” del planeta, una de las prioridades para el Gobierno de Lula.

De salir adelante, los Estados podrían disponer de entre 200.000 y 250.000 millones de dólares en ingresos adicionales a nivel mundial. En estos momentos, según destacó Lula en su discurso al inicio de la cumbre, 3.000 personas tienen una riqueza superior a 13 billones de dólares –más que del PIB agregado de América y América Latina– mientras que 733 millones de personas pasan hambre. Solo uno de los 19 países reunidos esta semana se opone la propuesta: Argentina, cuyo presidente, Javier Milei, llegó a Río tras participar en el banquete que dio Donald Trump en su residencia de Mar-a-Lago, en Palm Beach, para celebrar su victoria y en el que fue fotografiado con el anfitrión y con el hombre más rico del mundo, Elon Musk. 

En esta entrevista, mantenida el mes pasado en Washington, la economista Jayati Ghosh, una de las impulsoras de la idea del impuesto para los superricos, explica por qué es necesario y cómo se diseñaría. Nacida en la India en 1955, Ghosh es especialista en desarrollo de la escuela heterodoxa, que tras 35 años en la Universidad de Jawaharlal Nehru en Delhi, se incorporó al iconoclasta departamento de Ciencias Económicas de la Universidad de Amherst en Massachusetts, junto a Bob Pollin e Isabella Weber. 



¿Cómo se definiría el término de superrico?

Bueno, Gabriel Zucman, de la escuela de Economía de París, que preparó el informe sobre el impuesto para el G20 de Brasil, propuso aplicarlo a los billonaires, o sea, a los milmillonarios. Pero solo hay 3.000 multimillonarios en todo el mundo. Así que yo diría que sería para gente con 70 millones o 50 millones. Estamos hablando de gente muy, muy, muy rica.

¿Cuántos impuestos pagan los superricos?

Menos que nosotros. Jeff Bezos, por ejemplo, no paga ni un centavo de impuesto sobre la renta. Todos los superricos tienen asesores fiscales y contables que les aconsejan que se endeuden para su consumo con el fin de pagar intereses desgravables y registrar pérdidas. Que declaren ganancias de capital no realizadas. Así que no pagan impuestos. Hay estudios rigurosos sobre el tema en Estados Unidos, Canadá, Francia. Y, para los súper ricos, resulta que la tasa media de impuestos es entre cero y 0,5 %. Compara eso con los impuestos que tú y yo pagamos.

El impuesto sobre los superricos sería gravado en cada país por su cuenta, ¿verdad?

Sí. Serían impuestos totalmente nacionales. Tenemos que generar recursos fiscales propios. Los gobiernos de todo el mundo los necesitan desesperadamente. Especialmente los países en desarrollo como el mío, donde la desigualdad es obscena. Lo necesitamos para la protección social, para el desarrollo, para el cambio climático. Para todo. Y sabemos que la riqueza, el patrimonio, está distribuido de forma extremadamente desigual, aún más que los ingresos. 

Los billonarios ya están incorporándose directamente al poder político.

Sí. La riqueza conlleva poder. Una vez que eres rico, tienes demasiado poder para el bien social y económico. Puedes influir en los gobiernos, comprar una plataforma mediática porque te gusta la idea y luego cambiarla de la manera que quieras. Puedes volar a la luna si te apetece. Eso es demasiado poder. Así que tenemos que moderar ese exceso de poder que viene de un exceso de riqueza.



¿Cómo se explica el aumento del patrimonio de los superricos? 

Nada justifica ese exceso de riqueza. No es resultado de la productividad, sino el resultado de las instituciones que hemos creado. Y el motivo por el cual la situación va a peor es que los superricos pueden influir en esas mismas instituciones para cambiarlas a su gusto. Así que, por muchos motivos, un impuesto sobre la riqueza es muy importante.

¿Hay mucho apoyo a la propuesta?

Es enorme. Hubo una encuesta del Club de Roma, del cual soy miembro. Hicimos un estudio con Gallup y el 68 % de las personas encuestadas en 17 países de la OCDE apoya un impuesto para los superricos. Sólo el 11 % cree que es una mala idea. En India, el apoyo era el 80 % porque tenemos niveles de desigualdad de riqueza francamente obscenos.

Entonces, ¿Cuál es la idea?

Cada superrico debería pagar un mínimo del 2 % de su riqueza como impuestos. Esto no significa que sea un impuesto sobre el patrimonio. Se puede gravar sobre los ingresos por dividendos, o sobre alguna otra ganancia de capital no realizada. Cómo lo gravemos no importa. Quiero decir, hay diferentes formas de hacerlo, en diferentes contextos. El FMI cree que es mejor gravar las rentas del capital que la riqueza. Y no tengo ningún problema con eso. La cuestión clave es que el superrico debe pagar el 2 % de su patrimonio. El economista francés Gabriel Zucman lo ha planteado así en el informe que elaboró para el Gobierno brasileño con vistas a su presidencia del G20. Es parte de la agenda brasileña del G20. 

¿Hay algún precedente?

Sí. La idea es igual que el tipo mínimo del impuesto de sociedades del 15% que se aprobó en la OCDE. Esto sirve para contrarrestar el truco empresarial de desplazar los beneficios de las multinacionales a paraísos fiscales. Ya sabes, cuando, por ejemplo, Google dice al Gobierno español: 

“Lo siento. Yo no genero ningún beneficio en su país. Tengo que pagar regalías por la propiedad intelectual y eso va a Irlanda. Es una lástima, pero no puedo pagar impuestos aquí”. E Irlanda tiene un tipo impositivo muy bajo, de solo el 12,5 %. Es la famosa táctica. Pero con el nuevo plan adoptado por la OCDE, el país en el que opera esa empresa puede decirle: “Vale, pero si solo pagas el 12,5 % en Irlanda, te vamos a gravar el 2,5 % restante aquí”.



¿Y se aplicaría el mismo sistema a los individuos de elevado patrimonio que a las empresas, correcto?

Sí. Es la misma idea aplicada a los individuos. Es decir, el principio de este impuesto mínimo ha sido aceptado por la OCDE para las empresas. Hay que hacerlo también para las personas superricas.

¿Cómo sería aplicado a individuos?

La idea es esta: que cada país aplique un impuesto mínimo del 2 % sobre el patrimonio de los superricos. Si ellos dicen que todo su dinero está en las Islas Caimán, pues, el país en el que tiene residencia dice: “Pero usted no está pagando ningún impuesto en las Islas Caimán, así que, según la nueva normativa, yo puedo gravar un 2 % sobre su patrimonio”.

¿No habría problemas de mudanza y fuga de capitales?

No, porque Zucman tiene otra idea, que creo que es realmente buena. Es verdad que normalmente haces eso y todos amenazan con trasladarse. Está sucediendo en Inglaterra ahora mismo con el fin del régimen “non dom” (residentes temporales). Entonces, Zucman propone un exit tax–impuesto de salida– en función de cuánto tiempo has estado en el país y la cantidad de riqueza que has acumulado mientras estabas en ese país. O sea, el superrico tiene que pagar incluso si se marcha del país.

¿Pero cómo se aplicaría un impuesto de salida?

Pongamos el caso de Gérard Depardieu. ¿Te acuerdas de que en 2012 se trasladó a Bélgica porque pensaba que el tipo impositivo francés era demasiado alto? En la medida en que todavía tiene algún negocio en Francia, ese impuesto de salida se le aplicaría si quisiera volver a París, por ejemplo, para cenar. Antes de volver a Bélgica, tendría que pagar.



¿Cómo va a implementar esto el G20?

Ya sabes que las cumbres del G20 son lugares donde se habla más que se toman decisiones. Y eso está bien porque es mejor hablar que ir a la guerra. Pero no conduce necesariamente a nada. Sin embargo, lo que ha sucedido a nivel mundial es que ha habido dos grandes cambios. Uno fue en 2016, cuando conseguimos el intercambio automático de información bancaria. 142 países firmaron. Toda la información bancaria se intercambia automáticamente entre jurisdicciones fiscales. Muchos paraísos fiscales se quedaron fuera; Estados Unidos se quedó fuera. Pero ya es suficiente para empezar.

¿Cuál es el otro cambio?

Hemos conseguido, gracias a la Unión Africana, un acuerdo para crear una convención tributaria de la ONU. Lo cual es un logro enorme. Sí. No significa que todos los países tendrán que implementar los mismos impuestos. Sólo establecer los principios sobre los que se pueden basar las leyes fiscales. Así que es una especie de armonización. El traslado de beneficios y todo eso se volverá realmente mucho más difícil. Estos son avances muy importantes.

¿Qué falta por hacer?

Son grandes avances y el impuesto para los superricos será otro. Pero los superricos no suelen guardar el dinero con su propio nombre. Utilizan fideicomisos. Así que necesitamos registros de activos que identifiquen a los beneficiarios finales de todos los fideicomisos. Normalmente, el fideicomiso lo controla tu contable o tu abogado. La UE ha introducido esa regulación, en la que tienes que identificar al beneficiario final. El problema es que no comparten la información con los demás. Así que, si un multimillonario en India tiene un fideicomiso, la UE puede saber quién es el beneficiario efectivo. Pero el gobierno indio no lo sabrá. Necesitamos compartir. Cada país debe hacer este registro de activos y luego compartir esa información. Si la gente lo supiera, lo exigiría. No hay suficiente ruido al respecto. Hay que comunicarlo mejor. Y esto es el trabajo de medios como el tuyo.

Andy Robinson. Es corresponsal volante de ‘La Vanguardia’ y colaborador de Ctxt desde su fundación. Además, pertenece al Consejo Editorial de este medio. Su último libro es ‘Oro, petróleo y aguacates: Las nuevas venas abiertas de América Latina’ (Arpa 2020)

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lunes, 18 de noviembre de 2024

LA VICTORIA DE TRUMP Y EL FUTURO DE LA IZQUIERDA BRASILEÑA.

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“Todo cambió el día que María ingresó en una comunidad religiosa que la trata de ‘hermana’, se interesa por su vida, la ayuda a superar dificultades. Para consolidar ese reconocimiento, abrazó la ideología de la comunidad. El pastor o el cura la convenció de que su sociedad –capitalista– le ofrece oportunidades a todos, basta con abandonar los vicios. Por tanto, dejó de gastar su menguado salario en apuestas y cigarros. Ahora considera a las familias acomodadas en cuyas casas trabaja bendecidas por Dios gracias a la prosperidad alcanzada. Aunque sigan considerándola una ‘doña nadie’, María aprendió en la Iglesia que Dios la ama como a una hija y eso alimenta su autoestima. Aunque el gobierno le dé a María una casa propia gracias al programa Mi casa, mi vida y una entrada adicional mediante la Bolsa Familia, y aunque sus hijos tengan escuela y empleo, María no dará el salto epistémico de la ideología de derecha a la de izquierda.

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Fuentes: Opera Mundi (Brasil) [Imagen: Graffiti de Karl Marx rotulado en la sección del antiguo Muro de Berlín conocida como East Side Gallery . Créditos: Pixabay, tomada de la Fundação Perseu Abramo]

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LA VICTORIA DE TRUMP Y EL FUTURO DE LA IZQUIERDA BRASILEÑA.

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Por Frei Betto | 18/11/2024 | BrasilOpinión

 

Fuente. Revista Rebelión lunes 18 de noviembre del 2024.

 

«Si la izquierda brasileña no baja a Paulo Freire de las repisas, reinaugura equipos y escuelas de educación popular, capacita a militantes para que trabajen junto a las clases populares, asume la ética como un principio innegociable y cambia el proyecto de poder por el proyecto de Brasil, sufrirá en 2026 su peor derrota desde el fin de la dictadura en 1985», concluye el autor su artículo.


Como se solía decir muy correctamente a la luz de las categorías marxistas, cambió la correlación de fuerzas. Después de la Segunda Gran Guerra, el avance se la Unión Soviética y el triunfo de la Revolución China (1949), en el mundo se estableció un equilibrio pendular que se conoció con el nombre de Guerra Fría.

Los países capitalistas metropolitanos, en especial los de Europa Occidental, adoptaron políticas socialdemócratas que beneficiaban a la clase trabajadora. El objetivo del Estado de bienestar social era evitar ser atraídos por la agenda comunista. La elite entregó los anillos para no perder los dedos.

Antonio Candido decía que la mayor conquista del socialismo no había tenido lugar en los países que lo adoptaron, sino en Europa Occidental que, por temerlo, concedió derechos a los trabajadores. Derribado el Muro de Berlín (1989), los derechos también se vinieron abajo.

Como Hitler y Mussolini encarnaban lo que se consideraba la derecha, asumirse como tal era tenido por políticamente incorrecto. En Brasil, después de la redemocratización (1985), en la polarización partidaria, el PT representaba la izquierda y el PSDB la derecha, aun cuando las siglas del partido eran las de la socialdemocracia.



Disuelta la Unión Soviética (sin que se disparara ni un tiro) y derribado el Muro de Berlín, la derecha decidió “salir del armario”. Hoy la polarización ideológica no es la existente entre izquierda y derecha, sino entre derecha y extrema derecha, como ejemplifican Kamala y Trump. En Brasil (igual que en España, Argentina y otros países), ante el avance de la extrema derecha, buena parte de la derecha trata de disfrazarse de “centro”. Es el caso del PDT, el MDB y otros, que no abogan por una sociedad poscapitalista.

La elección de Trump es la guinda que faltaba en el pastel del ascenso de la derecha en el mundo. Sin duda, anabolizará a la extrema derecha en Brasil. La diferencia entre la derecha y la extrema derecha consiste en que la primera respeta, aunque sea en parte, las reglas de la democracia burguesa; la segunda las ignora y adopta medidas autocráticas. El tema ha sido exhaustivamente tratado por autores como Roger Eatwell, Matthew Goodwin y Cas Mudde.

¿Cómo quedan los partidos progresistas como el PT, el PSOL, el PCdB, la UP y otros? Tal como andan las cosas (la elección de Trump y el resultado de las elecciones municipales en Brasil) difícilmente alcanzarán un número significativo de votos en las elecciones de 2026.

El próximo Congreso, que se elegirá en 2026, será tanto o más conservador que el actual. ¿Cómo se garantiza ese resultado? Con el presupuesto secreto, ahora apodado enmiendas parlamentarias. Ningún cacique municipal o estadual correrá el riesgo de perder ese caramelito en la próxima legislatura federal. ¿Quién va a querer renunciar a una cornucopia de la que chorrean cada año miles de millones de reales que se embolsan los 81 senadores y los 513 diputados federales?



¿Qué alternativas tienen la izquierda y los partidos progresistas? Uno de los desafíos es el de lidiar política y profesionalmente con las redes digitales. No se puede depender de iniciativas personales o grupales. Si un partido quiere emitir mensajes (análisis de coyuntura, datos del gobierno progresista, desmentidos a las noticias falsas o ‘fake news‘ de la derecha, etc.) tiene que contar con profesionales especializados en medios digitales e identificados políticamente con las propuestas de la izquierda. No debe repetir el error de ciertas campañas electorales de candidatos de izquierda cuyos especialistas en marketing son de derecha… Hay que contar con equipos que se releven cada ocho horas para actuar las 24 horas de domingo a domingo. Y los contenidos emitidos deben tener un lenguaje popular y un fuerte impacto visual.

¿Qué llevó a Lula tres veces a la presidencia de la república? No fueron la pericia de los especialistas de marketing ni las alianzas partidarias, sino el trabajo de base, de educación política, que acumuló en torno a él un abultado capital electoral. Fue un trabajo desarrollado en todo Brasil a partir de la década de 1970 por las comunidades de base de las Iglesias cristianas, los movimientos populares, el sindicalismo combativo, la militancia remanente de la lucha contra la dictadura. Un trabajo conducido con la pedagogía de Paulo Freire.

¿Por qué votaron por Trump las clases populares de los EEUU? ¿Por qué hay ‘pobres de derecha’? ¿Por qué en Brasil solo la derecha logra organizar manifestaciones con un número significativo de participantes?



Tomemos el ejemplo de doña María. Trabaja de sirvienta y se sentía excluida, oprimida, condenada a la invisibilidad. Ansiaba, como es natural, salir de ese círculo infernal. Soñaba, como todo ser humano, con ser socialmente reconocida y respetada. No le bastaba con tener un nombre, documentos de identidad y un trabajo para garantizar malamente la sobrevivencia propia y la de sus dos hijos. Deseaba ‘algo más’ que le brindara identidad social, fueran bienes materiales (vivienda, escuela para los hijos, mayores ingresos, salud) o bienes simbólicos (cultura, calificación profesional, perfeccionamiento de sus dotes artísticas).

María se sentía humillada por la ardua jornada diaria. Abandonada por el marido, buscaba conciliar su trabajo de sirvienta con el cuidado de sus hijos. Además de trabajar mucho, se pasaba varias horas al día en el transporte colectivo y se sabía socialmente invisible. Su hijo adolescente quería al menos unos tenis de marca para ser socialmente reconocido. Los sueños de consumo podían hacerlo vulneraba a los tentáculos de la delincuencia.

Todo cambió el día que María ingresó en una comunidad religiosa que la trata de ‘hermana’, se interesa por su vida, la ayuda a superar dificultades. Para consolidar ese reconocimiento, abrazó la ideología de la comunidad. El pastor o el cura la convenció de que su sociedad –capitalista– le ofrece oportunidades a todos, basta con abandonar los vicios. Por tanto, dejó de gastar su menguado salario en apuestas y cigarros. Ahora considera a las familias acomodadas en cuyas casas trabaja bendecidas por Dios gracias a la prosperidad alcanzada. Aunque sigan considerándola una ‘doña nadie’, María aprendió en la Iglesia que Dios la ama como a una hija y eso alimenta su autoestima.

Aunque el gobierno le dé a María una casa propia gracias al programa Mi casa, mi vida y una entrada adicional mediante la Bolsa Familia, y aunque sus hijos tengan escuela y empleo, María no dará el salto epistémico de la ideología de derecha a la de izquierda.

Todos los medios que rodean a María (la cultura que respira, las familias que la contratan, la televisión, la radio, las redes digitales en su celular) la han inoculado con la naturalización del sistema capitalista. Como señala el sociólogo estadounidense Seymour Martin Lipset en su obra Political Man, María admira a las personas ricas y poderosas, y vota por políticos que prometen combatir la politiquería y la corrupción y tratar con mano de hierro a los delincuentes y los traficantes de droga.

María solo dará el salto epistémico si participa en otra comunidad, una que la convenza de que Dios no creó el mundo para que la humanidad se dividiera en pobres y ricos, ni para que existiera una sociedad donde unos pocos se embolsan mucho y muchos claman por un plato de comida. O si se suma a un movimiento popular que, además de organización para adquirir una casa propia o un área en el campo en la que pueda producir, le ofrezca una educación política que le permita entender las causas de las desigualdades sociales, la delincuencia, la dependencia de las drogas.



En la cabeza de María, hombres como Trump o Bolsonaro merecen su admiración, porque son duros con la delincuencia y por esos los ‘llorones’ los acusan injustamente de toda suerte de mentiras. María no sueña con tener la vida de las señoras para las que trabaja. Sueña con andar por las calles sin miedo a que le roben la cartera o el celular, con ver a sus hijos empleados, con que en su barrio haya alcantarillado y calles asfaltadas.

Jamás ha imaginado que, si en la sociedad hubiera menos ricos, también habría menos pobres. Nunca tuvo oportunidad de recibir educación política. Por eso, vota confiada en la derecha, como votaron mayoritariamente los electores estadounidenses por Trump, convencidos de que hará que la rueda de la historia gire en sentido contrario y el sueño (norte)americano se haga realidad para todos.

Si la izquierda brasileña no baja a Paulo Freire de las repisas, reinaugura equipos y escuelas de educación popular, capacita a militantes para que trabajen junto a las clases populares, asume la ética como un principio innegociable y cambia el proyecto de poder por el proyecto de Brasil, sufrirá en 2026 su peor derrota desde el fin de la dictadura en 1985.


FREI BETTO es autor, entre otros muchos libros, de “Por uma educação crítica e participativa” (Rocco). Livraria virtual: freibetto.org

Traducción: Cubadebate.

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domingo, 17 de noviembre de 2024

APEC Y EL PUERTO DE CHANCAY.

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“El Perú también debe prepararse para combatir las malas prácticas económicas, laborales y ambientales y el crimen transnacional que traerá la creciente y ferviente actividad comercial mediante la APEC y el puerto de Chancay; hoy también somos un hub del narcotráfico, minería ilegal, contrabando, tráfico ilegal de flora y fauna y podríamos ser más y peor. Nadie habla de este riesgo mayor que puede traernos tanto daño como beneficio, nuestro país está infestado de cárteles criminales, nacionales y trasnacionales, consolidados en diferentes economías ilegales, legales e informales; con manejo gubernamental inclusive. Este riesgo de malas prácticas y criminalización del crecimiento y desarrollo no se solucionará con perros detectores, drones o tecnología digital que puede ser usado por el mismo crimen; más que medidas puntuales, necesarias, por cierto, es urgente y prioritario definir políticas públicas, acuerdos e instrumentos para combatir esta desgracia masiva actual: el crimen nacional y transnacional. Los peruanos, necesitamos que APEC y el Puerto de Chancay sean instrumentos de desarrollo nacional formal, ajeno al crimen y la informalidad. Requerimos un nuevo gobierno con visión de país; necesitamos peruanos dispuestos a combatir a la mafiosa coalición autoritaria que nos gobierna y tiene organizado, fraudulentamente, su reelección criminal y continuidad. Que APEC sea nuestro espacio de comunicación, para hacer saber al mundo, que Perú es un país digno y no avala criminales en los negocios ni en los gobiernos. Exijamos solidaridad para salvar al Perú.

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APEC Y EL PUERTO DE CHANCAY.

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Por Rudecindo Vega Carreazo.

 Fuente. Otra Mirada. Lima miércoles 13 de noviembre del 2024.

 

Oportunidad de desarrollo o colonización comercial

Es importante y bueno que el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) se realice por tercera vez en Perú (antes fueron el 2008 y 2016); es un reconocimiento al Perú y su proceso económico de las últimas décadas. APEC es un foro mundial de cooperación económica integrado por 21 países que representan 2 tercios del PBI y la mitad del comercio mundial. Hay socios como China, EE. UU., Japón, Australia, Nueva Zelanda, México, Rusia, Canadá, Corea, etc.; fue impulsado por Australia y Japón hace 35 años (1989), y que fuimos integrados en 1998. Su finalidad es promover la liberación del comercio y la inversión y, la cooperación técnica y económica entre los países miembros. El crecimiento económico del Perú de las últimas décadas, con todos sus problemas, también obedece a nuestra integración en este foro mundial: las importaciones, exportaciones, Tratados de Libre Comercio, son indicadores de ello.

En el marco de APEC, la ubicación geopolítica del Perú es privilegiada, somos el punto equidistante en Latinoamérica y el más directo desde Asia. A nivel sudamericano compartimos con Chile la calidad de miembros plenos de este foro, Ecuador no lo es y Colombia participa en comisiones. Brasil sin tener salida al pacifico ha sido invitado, está interesado en integrarse y, el Perú es su mejor salida al pacífico. En términos comerciales y portuarios, más que nuestras competencias, hoy son destinos muy utilizados los puertos de Chile y México. Lamentablemente, en términos de tecnología e infraestructura portuaria nuestro país está muy atrasado en comparación con ambos países. Ese hecho cambiará con el nuevo puerto de Chancay, nos convertiremos, en uno de los centros comerciales de los países integrantes de este foro. Lo que se viene para el Perú, más que un desafío y reto, es una enorme oportunidad de crecimiento y desarrollo. O somos un polo de desarrollo económico o nos convertimos en una colonia del comercio transnacional.



El Puerto de Chancay, por su estratégica ubicación geopolítica, será un puerto central de la comercialización con China y Asia; la actividad económica comercial crecerá sustancialmente y, en este aspecto, nuestro Perú no está preparado, necesitamos correr en inversiones tecnológicas y de infraestructura para aprovechar ese impulso económico en bien del país, antes de ser aplastados por iniciativas que no nos beneficien y, como país productor de materias primas, con intercambio comercial acotado y deficitario, termine obstaculizando nuestro desarrollo. El Puerto de Chancay y la APEC deben ser referenciados como pilar central del desarrollo nacional las próximas décadas: o convertimos al Perú en un puerto de trasporte de materias primas y comercio internacional o, aprovechamos la oportunidad e impulsamos un proceso de diversificación productivo para convertirnos en un centro de producción, comercialización y cooperación económica de APEC.

Nuestro Perú no tiene la infraestructura terrestre para soportar o facilitar una dinámica comercial como la que viene, requerimos una política estatal que promueva inversión pública y privada que permita el transporte comercial terrestre y marítimo desde el Perú a Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador, Chile, Bolivia. Nuestras carreteras son pocas y no han sido pensadas para un trasporte tan fluido y pesado; necesitamos carreteras y terminales internacionales, nacionales y regionales y no existe una política pública ni programa nacional pensado. Tampoco tenemos cabotaje nacional que pueda atender un intercambio comercial grande, el transporte de carga marítima o fluvial entre puertos es reducido, lo más probable es que inversión extranjera ingrese, cope y se haga cargo de ella; necesitamos, urgente, una política nacional de puertos. Para aprovechar el impulso comercial de APEC y el puerto de Chancay necesitamos desarrollar, también, infraestructura complementaria en todas las rutas comerciales terrestres, marítimas y nuestras ciudades.

Chancay sufrirá en los próximos años una gran transformación, debería tener, pronto, un plan de desarrollo que regule su crecimiento las próximas décadas, todos parecen verlo como un hub de transporte y carga y, con seguridad, será mucho más. Chancay debería ser planificado como una metrópoli comercial y financiara de Sudamérica. No dependerá de los peruanos, será el puerto americano de los chinos y asiáticos y el puerto sudamericano de conexión con el Asia para nuestros vecinos. No podemos concebir Chancay como un ciudad o gran ciudad peruana, debemos concebirla como una metrópoli, un centro económico para Asia y Sudamérica, afincado en el Perú.



El Perú debería valorar mejor, en términos geopolíticos su rol en la APEC, nuestras relaciones políticas mundiales pueden ser optimizadas con todos nuestros socios comerciales y potencias mundiales. Hoy China es nuestro principal socio comercial y EE. UU. el segundo, ambos mantienen una tensa disputa por el liderazgo mundial, el Perú debe negociar y sacar ventaja con ambos, sin hipotecar con ninguno su independencia económica, comercial, financiera y menos política. Los próximos años serán determinantes para construir una nueva política internacional, algo que el actual gobierno, claramente, no están en capacidad de pensarlo y menos hacerlo. El puerto de Chancay, es sólo un eslabón geopolítico, del rol que puede jugar nuestro país en el seno de la APEC, el puerto de Chancay puede y debe ser nuestro elemento percutor para convertirnos en un eje del desarrollo económico Asia Pacífico.

El Perú también debe prepararse para combatir las malas prácticas económicas, laborales y ambientales y el crimen transnacional que traerá la creciente y ferviente actividad comercial mediante la APEC y el puerto de Chancay; hoy también somos un hub del narcotráfico, minería ilegal, contrabando, tráfico ilegal de flora y fauna y podríamos ser más y peor. Nadie habla de este riesgo mayor que puede traernos tanto daño como beneficio, nuestro país está infestado de cárteles criminales, nacionales y trasnacionales, consolidados en diferentes economías ilegales, legales e informales; con manejo gubernamental inclusive. Este riesgo de malas prácticas y criminalización del crecimiento y desarrollo no se solucionará con perros detectores, drones o tecnología digital que puede ser usado por el mismo crimen; más que medidas puntuales, necesarias, por cierto, es urgente y prioritario definir políticas públicas, acuerdos e instrumentos para combatir esta desgracia masiva actual: el crimen nacional y transnacional.

Los peruanos, necesitamos que APEC y el Puerto de Chancay sean instrumentos de desarrollo nacional formal, ajeno al crimen y la informalidad. Requerimos un nuevo gobierno con visión de país; necesitamos peruanos dispuestos a combatir a la mafiosa coalición autoritaria que nos gobierna y tiene organizado, fraudulentamente, su reelección criminal y continuidad. Que APEC sea nuestro espacio de comunicación, para hacer saber al mundo, que Perú es un país digno y no avala criminales en los negocios ni en los gobiernos.

Exijamos solidaridad para salvar al Perú.

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