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“La firme y consistente votación en torno a Petro, para primera
vuelta y para la fórmula Petro – Márquez, en la fase definitoria de la presidencia, no dejan lugar a dudas de lo que representa un voto étnico georreferenciado a lo
largo y ancho del Caribe y del Pacífico.
Sumando, además, el acumulado electoral en los territorios
pertenecientes a pueblos indígenas,
el indicador de participación
evidencia que afinar las herramientas de acuerdo
y concertación entre las
propias vertientes políticas, podría
representar un quiebre contundente en la
tradición eleccionaria, que
haría imparables a los grupos étnicos del país, tanto en el Congreso como en su incidencia para definir la presidencia. En síntesis, la persecución sin pausa a Francia
Márquez busca bloquearla como alternativa política. El retiro de la personería a al movimiento Soy Porque Somos, la prensa sistemáticamente comprometida
con someterla a descrédito, la
agitación mordaz de las tendencias de
redes en su contra, el privilegio de datos imprecisos para enrostrarle baja ejecutoria al frente de un ministerio que apenas
empezaba su despliegue, y la andanada de críticas despreciativas que
minimizan y banalizan su trayectoria, reflejan muy bien por qué la quieren sometida a permanente y desdeñosa
sospecha.
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Francia Márquez, vicepresidenta de Colombia. Imagen: Darwin Torres. Imagen: Prensa.
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COLOMBIA. RACISMO Y POLÍTICA.
La
raíz del problema con Francia Márquez.
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Los ataques
contra la vicepresidenta Francia Márquez exponen una trama profunda de racismo,
exclusión y poder. Más allá de las polémicas coyunturales, su figura revela
tensiones estructurales que incomodan a las élites y desafían los límites de la
representación política en Colombia.
Por Arleison
Arcos Rivas*.
Publicado originalmente en www.diaspora.com.co
Publicado en Página /12. miércoles 9 de julio del 2025.
La virulencia tras los ataques a Francia Márquez refleja la raíz del problema con su
presencia en la vida pública nacional. No sólo por la manifiesta confrontación al abstracto universalismo liberal que
representa la postulación de la dignidad
como costumbre y el vivir sabroso como costumbres transformadoras y urgencias
en el reconocimiento de derechos para
las y los afrodescendientes.
Más que tal traición al convencionalismo focalizador con el que suelen disculparse los pálidos indicadores de las políticas públicas dirigidas a los pueblos étnicos, la obcecación
con los ataques a la Vicepresidenta
también oculta el anhelo de subordinación y perpetuación del depoderamiento
con el que las elites, sus secuaces
y replicadores masivos todavía imaginan a los afrodescendientes bajo la relegación subordinada, que remite
cotidianamente a la condición
esclavizada y genuflexa.
En el primer caso, sujeto igualmente a autoevaluación y crítica en lo que le corresponda como ministra y como enlace por mandato presidencial, Francia Márquez ha sido consistente en el reconocimiento del avance limitado que han tenido las políticas dirigidas hacia el Pacífico colombiano, denunciando incluso el trato desobligante que ha tenido que encarar para que operen dependencias sujetas al control clientelar. En el segundo, ha debido plantarse con firmeza para encarar el sinnúmero de agresiones y arremetidas en su contra, cargadas de animadversión política tanto como de abierto desprecio racista.
De hecho, en la actual coyuntura, tras la revelación de uno audios en las que un sujeto anodino la nombra, se ha hecho muy notoria la urgencia de desviar la atención mediática de la gravedad manifiesta en la actuación delincuencial de un exministro traicionero de la patria, cuya actuación alevosa mina igualmente la confianza que por décadas Francia depositó en él, al mencionarla y pretender instrumentalizarla en su propósito miserable.
Enfocar la narrativa
golpista hacia una mujer afrodescendiente
que, pese a la abierta y no negada
contradicción con el Presidente,
defiende públicamente el programa por
el cual ella también es gobierno, da cuenta de la encarnación
del prejuicio como soporte de hábitos
públicos que niegan la plenitud emancipatoria para las y los afrodescendientes.
Cada acto agresivo e inclemente, que le enrostra sin prueba alguna una supuesta participación en una conspiración que ya ha desmentido, afirmando sólidamente que no hace parte de su querer como demócrata, ni de su prestancia cómo dignataria, evidencia el largo camino que hay que desandar para desmontar la racialización y exclusión discriminatoria, en un país en el que la pertenencia étnica sigue jugando en contra, como factor tensionante de las relaciones sociales, políticas y económicas. En el caso de Francia Márquez, son por lo menos seis las consideraciones a las que deberíamos prestar atención, para entender la raíz del problema:
1/. Liderazgo probado.
Más allá de las veleidades que proclaman la politización del liderazgo social,
pasar al frente y asumir el riesgo del diario
desgaste de su nombre en la defensa de una causa compartida,
tiene un mérito que nadie en este
país, excepto Piedad Córdoba,
ha enfrentado. Ni líderes históricos,
ni recientes altas funcionarias en
ministerios y magistraturas han debido
pasar por el permanente cuestionamiento a su liderazgo y pundonor, aunque también han sido férreamente sometidas
al descreimiento y la indecencia de
la duda de sus pergaminos y cualidades.
2/. Sobrevivir a la instrumentalización.
En un contexto en el que se llega a la vicepresidencia por haber generado
un golpe de opinión de tal tamaño
que desbloqueó la llegada a la casa presidencial para la izquierda
y el progresismo, los acuerdos
pactados fueron incumplidos. Aun así, formalizó un ministerio
cargado de vericuetos, asumió la tarea
de representar al movimiento social
afrodescendiente, y se echó al hombro la visibilidad de las mujeres
en el gobierno del cambio. Si bien no ha sido la única, si ha tenido
que enfrentase al racismo y la maledicencia operado de manera inclemente, por tamaños retos.
3/. Limitaciones en la mira.
Los cambios que anhelamos radicalizar en beneficio de nuestras colectividades no dependen ni de una persona ni de un gobierno. Muchas veces a Francia se la ha dejado que navegue sin compañía, y se le ha exigido acción como si de ella exclusivamente dependiera el ejercicio ejecutivo. Pese a que también ella debe hacer el auto examen en este sentido, sus equipos no siempre han entendido que no se trataba sólo de llegar ahora, sino de perdurar y conquistar en el futuro cercano un electorado étnico y ciudadano nutrido.
4/. Bloqueo institucional.
Tal como lo ha manifestado
en varias ocasiones, este gobierno
tiene problemas para dialogar el sentido
de la acción compartida. La salida intempestiva de la Canciller, así lo refleja. En buena
medida, ello ocurre por el carácter voluntarioso del Presidente,
pero también porque muchos de quienes
llegaban apenas por vez primera a cumplir
tareas gubernamentales en niveles
nacionales y regionales no dimensionaron lo que representa estar al frente de viceministerios, direcciones, coordinaciones, dependencias
descentralizadas y oficinas regionales.
Sumado a ello, la burocracia existente ralentiza las acciones de cambio, pues es deudora de la
maquinaria y de las redes de
familias clientelares que les
instalaron en sus puestos estratégicamente. ¿Se nos olvidó ya lo que representaba la alternancia política? Francia cayó en esa encerrona, tanto como Petro.
5/. Amigos que resultaron siendo enemigos.
Tal como ha sido visto, Álvaro Leyva armaba su propia
agenda, y en ella no siempre apuntaba a posicionar a Francia sino a convertirla en
su escudera, cosa que jamás ha sido
ni podría ser. En el actual desmadre
provocado por los audios que
develan su intencionalidad golpista,
nada compromete a Francia, tal como ha manifestado en varios comunicados y en el pedido de investigación exhaustiva dirigido a la Fiscalía. Quienes han seguido su
trayectoria, tienen evidencias más
que suficientes para confirmar su
talante democrático y respetuoso de
la institucionalidad y de la dignidad
presidencial, pese al serio distanciamiento que sostiene con Petro.
6/. Divide y vencerás.
Los resultados electorales del 2022 evidencian, como en ningún otro año, que la presencia
afrodescendiente en las urnas es
cada vez más visible y determinante
en los resultados. Tal como ha analizado la investigadora Licenia
Salazar, la votación étnica
del país viene al alza. De
hecho, el primer gobierno alternativo en dos
siglos no habría sido posible en Colombia
si la presencia de Francia Márquez
como no hubiese jalonado un caudal
electoral de tal volumen que definió el resultado final, junto a quienes
acudieron a las urnas como voto de opinión.
La firme y consistente votación en torno a Petro, para primera vuelta y para la fórmula Petro
– Márquez, en la fase definitoria de la presidencia, no dejan lugar a dudas de lo que representa un voto étnico georreferenciado a lo
largo y ancho del Caribe y del Pacífico.
Sumando, además, el acumulado electoral en los territorios
pertenecientes a pueblos indígenas,
el indicador de participación
evidencia que afinar las herramientas de acuerdo
y concertación entre las
propias vertientes políticas, podría
representar un quiebre contundente en la
tradición eleccionaria, que
haría imparables a los grupos étnicos del país, tanto en el Congreso como en su incidencia para definir la presidencia.
En síntesis, la persecución
sin pausa a Francia Márquez busca bloquearla como alternativa política. El
retiro de la personería a al movimiento Soy
Porque Somos, la prensa
sistemáticamente comprometida con someterla
a descrédito, la agitación mordaz de las tendencias de redes en su contra, el privilegio de datos imprecisos para enrostrarle baja ejecutoria al frente de un ministerio que apenas
empezaba su despliegue, y la andanada de críticas despreciativas que
minimizan y banalizan su trayectoria, reflejan muy bien por qué la quieren sometida a permanente y desdeñosa
sospecha.
*Doctor en Educación. Es autor y coautor de varios
libros y artículos en torno a los estudios de la afrodescendencia. Rector de la
IE Santa Fe – Cali. Colombia.
Publicado originalmente en www.diaspora.com.co
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