jueves, 7 de enero de 2021

UNA CRISIS DE LARGA GESTACIÓN. HECHOS SIN PRECEDENTES EN LA HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS. INTENTO DE GOLPE DE ESTADO “EL ÚLTIMO RECURSO CRIMINAL DEL SR. TRUMP”.

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CAMBIO DE ÉPOCA HISTÓRICA. INTENTO DE GOLPE DE ESTADO “EL ÚLTIMO RECURSO CRIMINAL DEL SR. TRUMP”.

La farsa del POPULISMO DEMAGÓGICO” Y ESPECTÁCULO PROPIO DE PAÍSES DEL CUARTO MUNDO EN LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL.

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Preciso de quienes nos venden y nos imponen su Democracia por medio de una falsa Gobernabilidad y Gobernanza global, todo dentro de la Globalización de las élites.


Hoy en caída olímpica y descomposición política, económica y social. La DESGLOBALZIACIÓN MUNDIALIZADA. El asalto al CAPITOLIO por el llamado “colectivo político “PATRIOTAS”, resultado, muertos y heridos en “protesta política no”. Pero sí, “golpe de estado” fracasado, por el Trumpismo, lo más violento, anti democrático, racista y seudo nacionalista, de un “mundo americano” agitado por las consignas del señor Trump, quien hasta el final desconocía el triunfo de JOE BIDEN y seguía con que le robaron las Elecciones y el fraude electoral. Hay que salir en Democracia, de la “vieja, injusta y criminal normalidad”. En defensa de la HUMANIDAD y el Futuro del Planeta. La Información.

EL CONGRESO DE ESTADOS UNIDOS RATIFICÓ LA VICTORIA DE JOE BIDEN. EL CONGRESO CONFIRMA LA VICTORIA DE BIDEN TRAS LA REVUELTA INSTIGADA POR TRUMP El presidente republicano se compromete a una transición de poder “ordenada” al final de un día caótico que causó cuatro muertos, “Anoche se hablaba de una MUJER muerta, producto de los disparos al interior del CAPITOLIO. Oficialmente se informa de 4 muertos. Al final el propio Partido Republicano” lo abandona a Trump y se queda solo, con su odio, revanchismo, racismo, discriminación, machismo.

LAS URNAS Y LAS INSTITUCIONES dieron el tiro de gracia a la era Trump la madrugada de este jueves tras una jornada aciaga para la historia de Estados Unidos. El Congreso confirmó la victoria del demócrata JOE BIDEN horas después de haber sufrido el asalto de una turba de seguidores del presidente republicano, agitados por sus acusaciones infundadas de fraude electoral. Los graves disturbios, en los que han muerto cuatro personas, obligaron a suspender la sesión y desplegar la Guardia Nacional, pero el Capitolio se reunió de nuevo la misma noche del miércoles, en una decidida exhibición de firmeza, y cumplió con la Constitución. A las 3.40 horas (hora de la ciudad de Washington), el vicepresidente, MIKE PENCE, declaró el vencedor tras días de presiones de su jefe, que le pedía la rebelión. Acto seguido, TRUMP emitió un comunicado en el que seguía protestando por el resultado, pero, por primera vez, se comprometía a una transición de poderes “ordenada” el 20 de enero.

En video | Momento en que ingresaron los manifestantes pro-Trump al  Congreso de EE. UU.

TRUMP DIJO QUE ACEPTA EL RESULTADO Y EMPIEZA LA TRANSICIÓN Después de la toma del Capitolio y el caos en Washington, que dejó un saldo de cuatro muertos, los legisladores retomaron la sesión que debía expedirse sobre el resultado de las elecciones. La Cámara de Representantes y el Senado certificaron que el demócrata consiguió en el Colegio Electoral los votos necesarios para alcanzar la presidencia.  El Congreso de los Estados Unidos ratificó este jueves la victoria del presidente electo, el demócrata JOE BIDEN, después de que partidarios de DONALD TRUMP tomaran durante horas la sede del CAPITOLIO y forzaran la postergación de la sesión bicameral que debía llevarse a cabo el martes para confirmar los resultados de la elección de noviembre.

CÁMARA DE REPRESENTANTES Y EL SENADO confirmó que BIDEN y la vicepresidenta electa, KAMALA HARRIS, superaron la barrera de los 270 votos electorales que da las llaves de la Casa Blanca, con un total de 306, y por tanto el demócrata ocupará el Salón Oval a partir del próximo 20 de enero. El vicepresidente estadounidense, MIKE PENCE, estuvo encargado de presidir la sesión y declaró que la ratificación del Congreso debería considerarse “suficiente” para aceptar el triunfo del binomio demócrata. También condenó los hechos de violencia de los partidarios de Trump que forzaron a los legisladores a buscar refugio dentro del edificio. Durante la toma del Capitolio, además, una mujer fue asesinada. Hoya ya identificada como Ashli Babbit, una mujer de 35 años y veterana de la Fuerza Aérea estadounidense, seguidora radical de Trump. 

"Incluso después de la violencia y vandalismo sin precedentes en este Capitolio, los representantes electos del pueblo de Estados Unidos se reúnen nuevamente este mismo día para defender la Constitución", destacó Pence.

Finalmente debemos tener presente, que la Crisis de la “Democracia norteamericana, es la crisis de la “Democracia de Occidente”. Se acerca rápidamente el OCASO de Occidente.

1/. PENSEMOS Y REFLEXIONES UN MOMENTO. La crisis de la Democracia norteamericana – gravemente “herida” por el intento de golpe de estado – perpetrado por Donald Trump presidente en ejercicio, es la CRISIS “FINAL” de la DEMOCRACIA OCCIDENTAL. La Democracia Liberal – herida – como Democracia Representativa (Electoral, Novelada y Mediática) y totalmente destruida como Democracia Directa, Cívica y Republicana. (tanques y maletas. Corrupción) Una Democracia Fallida.

2/. PORQUE CAMBIO DE ÉPOCA HISTÓRICA. El sistema capitalista y su modelo neoliberal – está destruyendo a sus dos fuentes de RIQUEZA, la NATURALEZA y los SERES HUMANOS. La CRISIS CIVILIZATORIA actual no implica simples cambios y más cambios – para que al final nada cambie – el clásico Gatopardismo. LA DEMOCRACIA es el camino, la gran Avenida Política del siglo XXI, por donde caminen HOMBRES Y MUJERES LIBRES hacia la NUEVA CIVILIZACIÓN HUMANA. Otro Mundo Si es Posible.

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“EL VIEJO MUNDO SE MUERE. EL NUEVO TARDA EN APARECER. Y EN ESTE CLAROSCURO SURGEN LOS MONSTRUOS”.

Antonio Gramsci.

 

UNA CRISIS DE LARGA GESTACIÓN. HECHOS SIN PRECEDENTES EN LA HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS.

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Por Atilio A. Boron | 07/01/2021 | EE.UU.

Fuente Rebelión jueves 7 de enero del 2021.

 

En los gravísimos sucesos del miércoles, propios de las “anarquías populistas” que Washington ve –y vitupera- por doquier en los países de la periferia hay una indudable corresponsabilidad de los dos partidos.

Lo ocurrido no tiene precedentes en la historia de Estados Unidos. Todo un vetusto y enorme entramado institucional concebido por los padres fundadores para evitar los riesgos de la oclocraciael temido gobierno del populacho- se derrumbó como un castillo de naipes cuando respondiendo a las incesantes arengas de Donald Trump una turba de trumpistas arrolló a las fuerzas de seguridad y tomó por asalto al Capitolio. El resultado: el Senado tuvo que entrar en receso mientras el vicepresidente Mike Pence era prestamente evacuado por el Servicio Secreto mientras una banda de fascinerosos con ropas de fajina y algunos de ellos armados sentaban sus reales en las salas del Senado y la Cámara de Representantes. El objetivo: impedir que el Congreso certificara la victoria de Joe Biden en la elección presidencial del 3 de noviembre.

La responsabilidad de Trump en estos incidentes es indiscutible. Una parte de los republicanos aportaron lo suyo. Más de cien estaban dispuestos a proponer la anulación de la victoria de Biden, y deben también ser considerados como instigadores del tumulto. Pero sería un error creer que lo ocurrido es responsabilidad exclusiva de Trump y sus secuaces. Este episodio marca la gravedad de la crisis de legitimidad que hace mucho tiempo está carcomiendo al sistema político norteamericano. El ausentismo electoral es un lastre crónico para un sistema que se autoproclama como una democracia cuando no lo es. Abraham Lincoln la definió como el “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Hoy no sólo intelectuales de izquierda como Noam Chomsky sino hasta académicos del mainstream como Jeffrey Sachs y, antes que él, Sheldon Wolin sostienen en sus intervenciones orales y escritas que el sistema político de Estados Unidos es una plutocracia y no una democracia en la medida en que es el gobierno de los ricos, por los ricos y para los ricos. Esto es lo que explica la quejumbrosa reflexión que hiciera hace unos meses un editorial colectivo del The New York Times al constatar que el 1% más rico acumula más riqueza que el 80% más pobre del país. Es decir, una pseudo-democracia que aplicando las políticas neoliberales decretó las exequias del “sueño americano” y convirtió a ese país en el más desigual del mundo desarrollado.

 Legisladores demócratas denuncian intento de golpe de Estado en EE. UU.  tras toma del Capitolio en Washington | Internacional | Noticias | El  Universo

En los gravísimos sucesos del miércoles, propios de las “anarquías populistas” que Washington ve –y vitupera- por doquier en los países de la periferia hay una indudable corresponsabilidad de los dos partidos. 

Los exabruptos de Trump y sus criminales políticas, dentro y fuera de Estados Unidos, se nutrieron durante cuatro años de la falta de voluntad de los demócratas para poner fin a las políticas que beneficiaban al 10% más rico (y sobre todo al 1% de los supermillonarios) del país y para hacer siquiera mínimo esfuerzo para democratizar de verdad al sistema político. No es ocioso recordar ante los violentos incidentes de este miércoles que jamás estuvo en la mente de los padres fundadores crear un sistema democrático: la elección indirecta vía colegios electorales, el carácter optativo del voto, el sufragio en día laborable son las rémoras de un sistema que se constituyó como una república, pero no como una democracia

No es casual que la propia Constitución de Estados Unidos no mencione en un solo lugar la palabra mágica: “democracia”. Y ante una sociedad que ha cambiado tanto como Estados Unidos en los últimos cincuenta años, pasando de ser una sociedad bastante homogénea a una multicultural y desigual, y ante la estolidez de un sistema partidario que no refleja para nada estos cambios la aparición de un demagogo como Trump y su incendiaria retórica podía terminar abriendo las puertas del infierno y soltar a todos los demonios. Eso fue lo que ocurrió ahora. Y esto va para largo y no se solucionará sin reformas sociales, económicas y políticas de fondo, cosa que difícilmente Joe Biden estará dispuesto a impulsar. 

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