domingo, 3 de enero de 2021

CECILIA MALMSTRÖM: “EL MULTILATERALISMO ES LA ÚNICA MANERA MODERNA DE COOPERAR”

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¿Qué es la OCDE y para qué sirve este organismo?

Diccionario económico 11/04/2019 0 Equipo Singular Bank

En ocasiones, oímos hablar de la OCDE, normalmente en relación a un informe o una estimación realizada por este organismo, referida a cuestiones económicas. Pero, ¿qué es exactamente la OCDE?

Qué es la OCDE

La OCDE es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, y tiene su sede en París. Está formada por más de 38 países que trabajan conjuntamente para conseguir desarrollar sus economías y sus sociedades, aprovechando las ventajas de la globalización.

Como otros organismos internacionales (entre ellos, la propia ONU), el origen de la OCDE germina tras la II Guerra Mundial: en 1947 se creó la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), un ente encargado de coordinar el Plan Marshall que puso en marcha Estados Unidos para la reconstrucción de Europa.

En 1961, la organización se amplió a otros países, dando lugar a la OCDE, tal y como la conocemos hoy en día. Actualmente, la componen 38 países, 26 de ellos europeos (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Israel, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, República Eslovaca, Suecia, Suiza y Turquía), cuatro americanos (Estados Unidos, Canadá, Chile y México), dos asiáticos (Japón y Corea) y dos oceánicos (Australia y Nueva Zelanda).

 

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Los países de la OCDE reúnen el 80% del PIB mundial. Y hay que tener en cuenta que, entre sus principios, están los valores democráticos y la economía de mercado, por lo que una de las grandes potencias, China, no forma parte del organismo.

Además, hay otros países que han firmado la implementación de las Directrices de la OCDE. Concretamente, están en trámites para poder acceder al estatus de miembro: tres europeos (Letonia, Lituania y Rumanía), cinco americanos (Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica y Perú), un asiático (Jordania) y tres africanos (Egipto, Marruecos, y Túnez). Ojo lo de Perú, señores es una estafa de una mafia de políticos que, con el cuento del ingreso a la OCDE, mintieron y manipularon la realidad – mientras se llenaban los bolsillos con millones de dólares – por eso han estado en la cárcel – hoy están libres “salvados” con el cuento de la Crisis Sanitaria. 30 años de corrupción, estafa y robo y traicionaron los derechos del Pueblo. Vino el Covid 19 y los destapó en todos sus mentiras y falsificaciones de la realidad. Solo una- PERÚ es el país de mayor corrupción y su “clase política” la más corrupta de América Latina,

Para qué sirve la OCDE

Entre sus objetivos, la organización pretende fomentar el crecimiento económico sostenible, promover el empleo y la mejora de la calidad de vida, la estabilidad financiera y contribuir al desarrollo económico de otros países y al crecimiento del comercio. En definitiva, pretende promover el bienestar económico y social en todo el mundo.

Por ello, junto con las iniciativas y los informes referidos a los países que forman parte del organismo, la OCDE también colabora con otras naciones. Además de los 12 ya citados, que están implementando ya sus directrices, la OCDE trabaja con otras economías clave, como China, India, Indonesia y Sudáfrica, así como con otras 60 naciones a lo largo del mundo.

La OCDE cuenta con más de 250 comités y grupos de trabajo, revisando y creando propuestas en cuestiones de macroeconomía, empleo, comercio, ciencia, educación, igualdad, desarrollo sostenible, etcétera.

El organismo trabaja codo con codo con otras instituciones económicas internacionales, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y diversos suborganismos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), además de participar en foros económicos como el G_20.

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CECILIA MALMSTRÖM: “EL MULTILATERALISMO ES LA ÚNICA MANERA MODERNA DE COOPERAR”

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La excomisaria europea de Comercio, favorita para alcanzar la secretaría general de la OCDE en junio, ve “posible” alumbrar un impuesto global al dióxido de carbono antes de cinco años.

 

Ignacio Fariza.

Madrid-El País. domingo 3 de enero del 2021.


Pasó casi dos décadas en Bruselas, primero como eurodiputada liberal y después como titular de dos de las carteras más potentes de la Comisión Europea: Interior y Comercio. Habla inglés, francés, español a la perfección (además de sueco) y se defiende con soltura en alemán e italiano. Y tiene una de las mejores agendas del panorama europeo, algo a lo que ella da especial valor en su envite por convertirse en la próxima jefa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el próximo 1 de junio, una carrera que acaba de comenzar pero en la que ya cuenta con varios cuerpos de ventaja. Cecilia Malmström (Estocolmo, 52 años) atiende a EL PAÍS por teléfono desde el sur de Suecia, donde lleva más de tres semanas sin ver el sol.

Con un currículum a la altura de muy pocos aspirantes, aunque también con las reticencias de algunos países con los que tuvo choques durante su etapa en la esfera comunitaria —algo que ya le ha penalizado hace bien poco, cuando entraba en las quinielas para hacerse con la jefatura de la Organización Mundial del Comercio (OMC)—, la primera pregunta está cantada.

Pregunta. ¿Se ve favorita para suceder a Ángel Gurría?

Respuesta. No sé. Todos los candidatos son muy fuertes: hay presidentes, exministros, dos excomisarias... Eso quiere decir que la OCDE tiene una buena reputación y que muchos quieren tomar las riendas de esta organización. Estoy hablando con muchas capitales y tengo la ventaja de que conozco a mucha gente, porque no solo he trabajado con los países europeos sino también con otros en temas de relaciones internacionales y comercio. Eso es una ventaja, pero la competencia es fuerte y no me siento favorita.

P. ¿Con qué apoyos cuenta?

R. Prefiero ir con precaución. Los embajadores [de los Estados miembro] se reúnen a principios de enero para empezar a hacer la lista de candidatos un poco más breve. Como en todas estas elecciones, hay méritos y experiencia, pero también política, geografía y otros asuntos que los Gobiernos toman en consideración. El final es muy abierto.

P. ¿Qué le lleva a querer liderar la OCDE?

R. Es una organización que siempre ha sido muy útil e importante para muchos países, y ahora hay una oportunidad para relanzar la cooperación multilateral tras la crisis. La OCDE funciona bien, pero después de 15 años con un secretario general muy fuerte, dominante y carismático creo que con mi experiencia y contactos puedo contribuir.

P. Pone el acento en la importancia de lo multilateral. ¿Confía en que la victoria de Joe Biden y el escarmiento del Brexit traerán consigo una era de mayor cooperación entre países?

R. Eso espero. El multilateralismo es la única manera moderna de cooperar: creo mucho en las reglas previsibles y las instituciones globales. Esta crisis nos ha hecho ver que solo podemos salir juntos, y las señales que vienen de la nueva Administración estadounidense dan esperanza.

P. ¿Confía en que el nuevo presidente le pueda dar la vuelta al reciente repliegue de Estados Unidos sobre sí mismo?

R. De momento, ha dicho que los aranceles sobre el acero y el aluminio son temerarios así que espero que esto pueda cambiar. EE UU ha puesto aranceles a países amigos, a aliados, haciendo mucho daño a la relación no solo con Europa, sino con Asia o Latinoamérica. Creo que esto puede acabar, y que los estadounidenses van a adoptar una postura constructiva para fortalecer y modernizar la OMC para sacarla del punto muerto en el que se encuentra ahora.

P. ¿Espera, entonces, un cambio radical en la forma de entender el comercio internacional respecto a la era Trump?

R. Creo que habrá cambios, pero no tan dramáticos. Los asuntos domésticos son, desde siempre, los más importantes para los estadounidenses y son los que seguirán siendo priorizados. El tono y la retórica, por ejemplo, con respecto a China, va a cambiar. Pero no sé si habrá un gran giro. Lo que sí habrá, seguro, es un objetivo de trabajar y colaborar con los países amigos, con los aliados: hay un momentum para trabajar juntos, también en la OCDE.

Cecilia Malmström en EL PAÍS

P. Las vacunas van llegando, pero la recesión súbita que ha traído el coronavirus aún no ha dicho su última palabra. ¿Cómo vislumbra la salida del túnel?

R. Vemos, efectivamente, que hay vacunas en el horizonte. Pero es importante no retirar los estímulos fiscales demasiado temprano. Fue un error que se cometió durante la crisis global de 2008 y que no debemos repetir. Ya volveremos a más disciplina.

P. La sensación generalizada es que la OCDE funciona bien como think tank, pero bastante peor como urdidor de acuerdos. En 2020, por ejemplo, ha fracasado en su intento por alumbrar una tasa Google común.

R. No ha fracasado. El proceso y el trabajo técnico están muy avanzados, con 137 países involucrados.

P. Pero el objetivo era tenerla lista en 2020.

R. Sí, pero está la crisis, el covid-19, la campaña en EE UU... No se ha cumplido la fecha, pero el proceso ni mucho menos ha fracasado. Cuando tome posesión la nueva Administración estadounidense se discutirá otra vez: el trabajo técnico está muy avanzado. Sería un acuerdo histórico, y también sería malo que los países se pongan a introducir individualmente la tasa ahora, cuando todavía hay una posibilidad grande para llegar a un acuerdo antes de este verano.

P. Menos avances aún ha habido en lo fiscal: los paraísos fiscales siguen drenando cada año miles de millones de euros de recaudación a los países. También en Europa.

R. Bueno, si las convenciones internacionales y la cooperación existe es gracias a la OCDE. Aún se puede hacer mucho más contra el lavado de dinero en paraísos fiscales, también en el ámbito del G20 y el G7. Pero se han hecho bastantes cosas en los últimos años.

P. Otro tema que estará, seguro, en la agenda del próximo jefe de la OCDE es el del impuesto a las emisiones de gases contaminantes, especialmente al dióxido de carbono.

R. Sí. Es algo en lo que la OCDE tiene que tomar la iniciativa. Si realmente queremos que esta medida tenga un impacto sobre ambiental y no solo fiscal y que sea compatible con las reglas de la OMC, tenemos que hacerlo que una manera global.

P. ¿Para cuándo lo ve factible? ¿Cinco años?

R. Sí, en cinco años creo que sería posible, pero aún queda mucho trabajo por hacer. Y falta, sobre todo, la voluntad política, que tiene que venir de los Estados miembros. El secretario general puede facilitar un acuerdo, y eso es algo que he hecho mucho en mi vida como comisaria, pero es muy importante la voluntad política.

P. El último país en sumarse a la OCDE ha sido Colombia y el próximo en hacerlo será Costa Rica. La expansión del club parece claramente ir dirigida a América Latina.

R. Hay tres países europeos [Rumania, Croacia y Bulgaria] y tres países latinoamericanos [Argentina, Brasil y Perú] que son candidatos. Todos ellos han hecho un gran esfuerzo por alinear sus economías y sus políticas hacia la OCDE. Es un trabajo enorme, pero es un proceso que ha sido bloqueado por algunos países: las adhesiones se deciden por unanimidad y no ha sido posible. Espero que se pueda desbloquear la situación en estos seis casos.

P. Pero, ¿diría que el camino natural de ampliación es hacia América Latina?

R. Sí. Son países que quieren entrar y que han hecho muchas reformas. Pero no es un asunto de geografías: la OCDE es, sobre todo, una comunidad de valores. Ampliar por ampliar no tiene sentido, pero si hay países que cumplen los criterios en Asia o, algún día, en África, será una buena cosa.

P. Sería la primera mujer al frente del organismo.

R. Somos tres candidatas: dos excomisarias [ella misma y la griega Anna Diamantopoulou] y una presidenta [la estonia Kersti Kaljulaid], y sería una señal importante que, después de 60 años, una mujer tome las riendas de la OCDE después de 60 años, como ya ha ocurrido en el FMI, el BCE o la Comisión Europea. Supondría una nueva ruptura del techo de cristal. La OCDE ha hecho y hace un trabajo de investigación impresionante sobre género e igualdad de oportunidades, pero es verdad que en su dirección hay muchos hombres y eso no refleja la diversidad de los Estados miembros. Sería una señal importante.

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