sábado, 21 de junio de 2014

¿POR QUÉ LAS IZQUIERDAS (primordialmente la socialdemocracia) CONTINÚAN PERDIENDO?.

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Distinguido Colega.  Dr. Navarro, su artículo que hoy lo publicamos, muy interesante, pleno total para la polémica en la Sala o el Auditórium de la Academia, la Universidad, algunas ONGs, Colegios o Gremios Profesionales, en el centro de reunión de los movimientos sociales –La Plaza Pública – y al final  quizás en algunos Partidos Políticos. Interesante, pero con el debido respeto no lo comparto en su totalidad. De entrada, históricamente la Social Democracia NUNCA ha sido de Izquierda, igualmente el “viejo” Socialismo Parlamentario – todos conocemos como se ubicó en el escenario mundial de la Modernidad, políticamente – un poco más allá – de las Derechas Nacional o la propia “centro derecha”, sí, es claro y contundente afirmar siempre estuvo más al extremo diferente de la vieja derecha – ultra-derecha, cavernaria, ultra-conservadora, “nacionalista” radical, dogmática, salvaje y fascista. (el chauvinismo populista y patriotero). Salió de las entrañas políticas de la Segunda Internacional – antes de la Primera Guerra Mundial – 1914. Así como después de la Segunda Guerra Mundial – en el epicentro de la construcción política del Estado de Bienestar – El Estado providencia, el Estado benefactor – en el modelo del Estado Keynesiano, la Social Democracia, tampoco asumió políticas de izquierda.


La Mujer Europea, la mujer Socialista española, ante el fracaso electoral del "viejo" e histórico partido Socialista el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) en las elecciones del Euro-Parlamento, hoy están impulsando profundos cambios políticos en su conducción y funcionamiento, de lo contrario serán "castigados" políticamente por los Ciudadanos, por su complicidad con la derecha y la extrema derecha en la destrucción de los derechos sociales y políticos del Pueblo.
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Fue impulsor desde los gobiernos  socialdemócratas, en la “vieja” Europa – tiempos de los 30 años de oro del capitalismo – incluso cuando compartió gobierno con los Socialistas, de grandes reformas – que mejoran el capitalismo, que benefician al propio sistema y que al final se transforman en verdaderas columnas vertebrales del Modo Social Europeo: La libertad de expresión, la Democracia, la vigencia irrestricta de los derechos sociales y políticos que Europa exporto al mundo. Fue muy criticada por su posición política reformista, conciliadora con el capitalismo en tiempos del París 68 y la histórica Huelga Universitaria. Igual, en tiempos políticos e históricos de la Transición a la Democracia, por ejm, en España, Portugal, década de los 70’ del siglo XX, tiempos del Euro-comunismo – y la renuncia política al Leninismo- como teoría científica del Marxismo - también asumió la misma posición política, reformista electoral, modernizante e incluso cuestionada en el mismo tiempo por los nacientes Nuevos Movimientos Sociales. (Verdes, ambientalistas, ecologistas, DD.HH. Pacifistas, Feministas, Derechos Civiles, Contra-culturalistas,, etc.). Finalmente el siglo XX terminó como comenzó en el mismo siglo, siempre con sus posiciones reformistas, electorales, clientelares, populistas. Nosotros en América Latina éramos el “conejillo de indias” del neoliberalismo, víctimas de la violencia, derechos humanos destruidos, deudas externas monumentales – la corrupción por dentro) – la socialdemocracia y el socialismo parlamentario, jamás brindó apoyo político o asumió una posición crítica frente al “terrorismo neoliberal” como barrían y destruían nuestros derechos más elementales.

En los últimos tiempos en el escenario del neoliberalismo y la crisis estructural que destruye el tejido social europeo, que dinamita los derechos de los Ciudadanos y que en muchos países ha sido y es parte importante de los grupos y clases sociales en el poder – los socialistas en Francia, en España, Portugal, Grecia y los social demócratas en Inglaterra, en Italia y hoy en la Europa Nórdica, jamás se han considerado de izquierda – simplemente no diríamos han perdido el rumbo de la Historia – No – ellos se forjaron y construyeron su propio camino político en la ancha avenida del siglo XX de la Modernidad y los Partidos Políticos que garantizan la estabilidad política del régimen capitalista y del sistema político de la Democracia, Electoral, Liberal representativa y contribuyen a generar políticas de Consenso con la finalidad de forjar espacios sociales y contextos políticos desde la Opinión Pública que garanticen la Legitimidad de las Instituciones y el Estado de Derecho del Sistema Político. Pero nunca dijeron que son de izquierda, por eso creemos hoy están siendo “ajusticiados” políticamente por los Ciudadanos, porque ellos se han ganado una “medalla de oro” por su alta participación, compromiso y complicidad con la derecha política en la imposición de políticas de austeridad, políticas salvajes, inhumanas y fascistas. El escenario político social de la extrema derecha, de la derecha fascista, xenofóbica, hoy triunfante en las elecciones para el Euro-parlamento tiene otra mirada, distinta explicación y sobre todo en conjunto es un serio peligro para la propia democracia. La Izquierda – PODEMOS, I.U – y otros movimientos regionales tiene una mirada totalmente diferente, el escenario europeo, hoy es altamente productivo para una Izquierda Democrática absolutamente cuestionadora del sistema, lucha por una Nueva Democracia de Ciudadanos, Participativa y Cívica apoyada en calles y plazas públicas por millones de Ciudadanos. (Explicaremos en otro artículo).
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¿Cambiará social y políticamente la Social Democracia. NO?. Creo por el contrario se siente muy complacida en los brazos protectores de la derecha y la extrema derecha en todo Europa?. Acaso, nos acercamos a su "muerte" política final?.....
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¿POR QUÉ LAS IZQUIERDAS (primordialmente la socialdemocracia) CONTINÚAN PERDIENDO?.
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Vicenç Navarro .
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University .

Net/globalización. Mayo del 2014.

El hecho de que las derechas estén ganando y las izquierdas (especialmente la socialdemocracia) estén perdiendo se debe a varios factores. Uno, muy importante, es que las derechas tienen mucho más dinero y, por lo tanto, recursos que las izquierdas. El capital (término que apenas se utiliza hoy por considerárselo “anticuado”) las apoya, les da dinero y les ofrece las grandes cajas de resonancia que son los medios de información y persuasión. Pero otra causa del poco éxito de las izquierdas es que han aceptado, en su mayor parte, los términos y conceptos establecidos y promovidos por la derecha, detrás de los cuales está el capital. Entre estos está la ideología liberal (en realidad, neoliberal), que guía la mayoría de políticas públicas hoy apoyadas por las derechas y reproducidas (en versión light) por las izquierdas. 

Según el discurso neoliberal, los liberales (las derechas) están a favor del mercado y en contra del intervencionismo estatal. Y en este discurso, se ataca a las izquierdas por ser anti-mercados y estatistas. Y como resultado del enorme poder mediático que tienen las derechas, esta interpretación de lo que son y desean los liberales y las izquierdas es lo que se ha convertido en sentido común, es decir, en el sentir promovido en la sabiduría convencional del país. Y, predeciblemente, amplios sectores de las izquierdas, llamados los “modernizadores” (Blair, Zapatero, Valls y Renzi, entre otros) han aceptado esta visión y han ido basando sus políticas en lo que la narrativa liberal promovía, es decir, la dilución de la intervención del Estado y la potenciación de los mercados, compitiendo con las derechas en el terreno definido por ellas. Y ahí está una de las causas del declive de las izquierdas (soy consciente de que ahora los medios liberales están aupando a Valls y Renzi, vistos como la gran esperanza). Remito al lector a que mire cómo evoluciona su apoyo popular durante sus años de gobierno. Es fácil predecirlo. Significarán una derrota más de lo que se llaman las izquierdas modernistas. 

¿Por qué este esquema está profundamente equivocado? 
Las bases empíricas en las cuales se apoya esta versión de lo que hacen las derechas y de lo que hacen las izquierdas están profundamente equivocadas. Las derechas han sido muchísimo más intervencionistas y estatalistas que las izquierdas. Y sus intervenciones han disminuido la dinámica de los mercados mucho más que las de las izquierdas. Los datos que señalan esta observación son robustos y contundentes. Veámoslos, citando solo unos casos bien instructivos:

1. Uno de los libros que está teniendo mayor impacto en EEUU, Capital in the Twenty-First Century, de Thomas Piketty, muestra claramente que la enorme concentración de capital y de rentas que está ocurriendo en la mayoría de países de la OCDE, y que constituye la principal causa del crecimiento de las desigualdades, se debe, en parte, a las políticas públicas neoliberales aplicadas por los Estados. Sin estas intervenciones públicas, dicha concentración no hubiera ocurrido. 

2. Entre tales intervenciones públicas, Dean Baker, Codirector del Center for Economic and Policy Research, destaca los 216.000 millones de euros que los Estados de la Unión Europea han garantizado y aportado cada año a la banca privada (Dean Baker, “Economic Policy in a Post-Piketty World”, Truthout, 21.04.14), seis veces más que en EEUU (36.000 millones). Estos fondos podrían haberse dedicado, por un lado, a establecer bancos públicos que garantizaran el crédito y, por el otro, a un programa de inversiones sociales y verdes, orientadas a la creación de empleo, cubriendo las enormes necesidades humanas desatendidas y facilitando, a la vez, el cambio de modelo productivo y el consumo que los países necesitan. Los modernizadores de las izquierdas apoyaron, sin embargo, el subsidio a la banca y ni siquiera pensaron en lo segundo. 

3. Las derechas constantemente interfieren en el mercado, favoreciendo al gran capital (a las grandes empresas financieras, industriales y de servicios) con medidas intervencionistas y proteccionistas. Un ejemplo claro de ello es la industria farmacéutica, que a través de las patentes, que el Estado subsidia y protege, se puede permitir poner unos precios muy por encima de los costes de producción. Durante el periodo cubierto por la patente, la compañía farmacéutica que creó el producto tiene el monopolio absoluto sobre aquel producto. Y el Estado, además de proteger a esa compañía, permitiéndole tal monopolio, es el que le compra la mayoría de los fármacos, pagándole el precio artificialmente alto que la compañía exige. Es un expolio en toda regla. Pero la situación es incluso peor, pues la justificación que la industria farmacéutica utiliza para que el Estado le ofrezca las patentes (garantizándole el monopolio) es que necesita recuperar los gastos de investigación que requiere el descubrimiento de nuevos fármacos.

Pero muchos estudios han mostrado que la mayor parte del conocimiento básico que ha dado pie al descubrimiento de fármacos procede de estudios financiados públicamente. Lo que la industria hace es cubrir solo una parte (bastante pequeña) de la investigación, que es la aplicación de dicho conocimiento. Sería, por lo tanto, más lógico, y darle mejor uso a los recursos, que el Estado financiara la investigación aplicada y no solo la básica, y que eliminara las patentes, permitiendo y facilitando la existencia del mercado, con lo cual el precio de los fármacos sería mucho menor, ahorrándose así el Estado muchísimo dinero. El que esta alternativa ni siquiera se considere se debe a la enorme influencia de la industria farmacéutica sobre el Estado. 

La variable más importante para predecir el comportamiento del Estado es la influencia a la cual este está sujeto. De ahí que el tema y debate clave no sea si la intervención del Estado es buena o mala, sino quién controla y/o influencia al Estado. Las derechas favorecen que esta influencia la ejerzan los grupos económicos y financieros que las financian. Las izquierdas deberían favorecer que fueran las clases populares las que influenciaran las políticas públicas del Estado. Y, lamentablemente, muchas de ellas, especialmente las de sensibilidad socialdemócrata, no lo han hecho, y de ahí su declive. Así de claro. 

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