lunes, 18 de enero de 2016

EL PENSAMIENTO CRÍTICO, SOCIALISTA Y MARXISTA ESTÁ DE DUELO.

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Recientemente ofrecí una conferencia – expresa la Maestra Ellen y es necesario conocer su pensamiento, aunque muy breve en su Obra “Estado, Democracia y Globalización” - sobre el nuevo imperialismo y sus efectos negativos para la democracia en tanto Estados Unidos continúe intentando consolidar su hegemonía global unilateral. En esa ocasión, concluí sugiriendo que la democracia se estaba convirtiendo, como no lo era hace mucho tiempo, en una amenaza para el capitalismo. A pesar de todo lo que nos han dicho sobre la “globalización” y la decadencia del Estado-nación, el capital global depende más que nunca de un sistema global de múltiples estados locales. De modo que las luchas locales y nacionales por una democracia real y un verdadero  cambio del poder de clase –tanto al interior como fuera del Estado– pueden plantearle una amenaza real al capital imperialista. Alguien en la audiencia preguntó: ¿por qué el capitalismo no puede continuar tolerando este tipo de democracia formal con la que ha estado conviviendo  durante un largo tiempo en el mundo del capitalismo avanzado? ¿Por qué debería esto plantear algún peligro real para el capitalismo global? El interrogante realmente no era irrazonable. Por el contrario, la  historia de la democracia moderna, especialmente en Europa occidental y EE.UU., ha sido inseparable del capitalismo. Sin embargo, esto ha sido así solamente porque el capitalismo ha creado una relación enteramente nueva entre poder político y económico, que torna imposible que la dominación de clase se mantenga coexistiendo con los derechos políticos universales. Es el capitalismo el que hizo posible una democracia limitada, “formal” antes que “sustantiva”, algo que nunca fue factible con anterioridad. Y es por esto que el capital ha podido tolerar algún tipo de democracia. Mi objetivo en esa conferencia no era afirmar que el capitalismo no puede tolerar la democracia formal –aunque no deberíamos desestimar los ataques contra las libertades civiles que están teniendo lugar precisamente ahora en EE.UU. Aquello que pretendía y pretendo subrayar aquí es que en las condiciones del capitalismo global actual y del nuevo imperialismo, la democracia puede amenazar con convertirse en algo más que  un régimen meramente formal. Para explicarme retomaré brevemente un argumento sobre la relación entre el capitalismo y la democracia que aparece en mi libro Democracia contra capitalismo (2000).

Me interesa dejar en claro desde el principio que, para mí, el capitalismo es –en su análisis final– incompatible con la democracia, si por “democracia” entendemos, tal como lo indica su significación literal, el poder popular o el gobierno del pueblo. No existe un capitalismo gobernado por el poder popular en el cual el deseo de las personas se privilegie por encima de los imperativos de la ganancia y la acumulación, y en el que  los requisitos de la maximización del beneficio no dicten las condiciones más básicas de vida. El capitalismo es estructuralmente antitético respecto de la democracia, en principio, por la razón histórica más obvia: no ha existido nunca una sociedad capitalista en la cual no se le haya asignado a la riqueza un acceso privilegiado al poder. Capitalismo y democracia son incompatibles también, y principalmente, porque la existencia del capitalismo depende de la sujeción a los dictados de la acumulación capitalista y las “leyes” del mercado de las condiciones básicas de vida y reproducción social como condición irreductible contraria al ánimo democrático. Esto significa que el capitalismo necesariamente sitúa cada vez más esferas de la vida cotidiana por fuera del parámetro según el cual la democracia debe rendir cuentas de sus actos y asumir responsabilidades. Toda práctica humana que pueda ser convertida en mercancía deja de ser accesible al poder democrático. Esto quiere decir que la democratización debe ir de la mano de la “desmercantilización”. Pero desmercantilización significa, por definición, el final del capitalismo.

Profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de York. Toronto. Canadá. Traducción del Dr. Atilio Boron.


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Maestra Ellen Meiksins Wood. Abril 12 de 1942. Enero 15 del 2016. Profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de York. Toronto. Canadá.
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EL PENSAMIENTO CRÍTICO, SOCIALISTA Y MARXISTA ESTÁ DE DUELO.

HOMENAJE A ELLEN MEIKSINS WOOD (1942-2016).

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Juan Carlos Gómez Leyton*.

Rebelión sábado 16 de enero del 2016.


“en virtud de que el materialismo histórico
todavía representa la crítica más fiel del capitalismo,
me parece que “el triunfo del capitalismo”,
la hace más pertinente hoy que nunca”.
Ellen Meiksins Wood

Democracy against capitalism. Renewing historical materialism.  (1995)

El pensamiento crítico, socialista y marxista está de duelo, a los 73 años de edad ha dejado de existir la pensadora socialista Ellen Meiksins Wood.

La maestra Ellen autora de diversos e influyentes libros teóricos e históricos que tienen la virtud de haber renovado el pensamiento socialista y especialmente, el materialismo histórico. Centrada en el análisis de la democracia, la ciudadanía, la sociedad civil y el capitalismo la profesora Ellen Meiksins Wood generó y provocó profundas discusiones en los últimos años. Sus textos comenzaron a ser conocidos tardíamente en América Latina y, particularmente, en Chile.

Considerada junto con el historiador Robert Brenner de haber impulsado y fundado la historia social de la teoría política y, del denominado, marxismo político. Apoyada en esta perspectiva sus análisis marxistas ofrecieron novedosas y oportunas interpretaciones siempre originales y polémicas del capitalismo, de las sociedades pre-capitalistas, el estado, la teoría política, la democracia, la ciudadanía, el liberalismo, la sociedad civil, la Ilustración, la globalización, el imperialismo y el socialismo.

La obra teórica de Ellen se desarrolla en un momento mismo que muchos intelectuales de izquierda abandonaban el marxismo. Ella va plantear la necesidad de recuperar la crítica del capitalismo. Su crítica política al posmarxismo fue contundente y categórica. Su defensa del marxismo. No por ello no fue menos crítica con los marxismos desarrollados. Su planteo teórico y político central era la crítica permanente del capitalismo, la cual requiere no solo de adaptaciones a todas las transformaciones del sistema, sino también una crítica constante renovada de los instrumentos analíticos diseñados para comprenderlo. “Desde la época de Marx –sostenía la maestra- no puede haber habido momento en que fuera tan necesaria la crítica al capitalismo como en la actualidad, toda vez que más y más ramas del conocimiento, son absorbidas por los supuestos auto-validados del capitalismo o, por lo menos, por una convicción derrotista de que no hay otra cosa posible. En función del aparente triunfo del capitalismo mundial, a fines del siglo XX, la profesora Ellen Meiksins desarrollo todo un programa de investigaciones y discusiones teóricas con el objeto de renovar y ampliar el materialismo histórico hacia nuevos y más vastos horizontes políticos y teóricos.

Destacado aquí su trabajo "Democracia contra Capitalismo. La renovación del materialismo histórico", fue una constante fuente de inspiración y reflexión teórica y política para mis trabajos sobre la democracia en Chile y en América a lo largo de las dos últimas décadas. Su lectura contribuyó a pensar a la democracia como un régimen político desvinculado y de manera antagónico con el capitalismo. De ahí la posibilidad de confrontar al capitalismo desde la democracia, inclusive la liberal y representativa. Y, sostener categóricamente que el capitalismo es el principal obstáculo para la instalación y desenvolvimiento histórico y político de la democracia. Fundamentalmente, por un régimen político que dota de poder a los sujetos participan en el: las y los ciudadanos soberanos, dotados de poder político revolucionario: destituyente como el constituyente.

El libro de Ellen enseña justamente que la democracia es posible sin capitalismo y que este para existir debe limitar permanente a la democracia. En este punto es donde se podría decirse que “democracia” se vuelve sinónimo de socialismo. La pregunta que surge, entonces, o la tarea que nos deja la maestra, es qué significa entonces la emancipación socialista, además de la abolición de la explotación de clases o de la propiedad privada de los medios de producción.

Pensar el socialismo en el siglo XXI se vuelve crucial y fundamental en la actual coyuntura histórica latinoamericana. Dado las significativas derrotas del progresismo social o del denominado “socialismo del siglo XXI”, representado por el chavismo y el proceso venezolano. Sin duda que los aportes teóricos e históricos de Ellen serán de un gran apoyo.

Gracias Maestra. Nos quedamos luchando en favor de la democracia, en contra el capitalismo, en pos del socialismo.

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*Juan Carlos Gómez Leyton. Dr. en Ciencia Política, académico chileno / Santiago Centro, enero 2016.


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