&&&&&
“Estudiar el imperialismo,
sus tecnologías
de la muerte, armas y argumentos, es urgente. Para ello, es necesario recurrir a nuestros clásicos. Sólo así tendremos opciones para enfrentar la lucha política y construir
una alternativa. Acá algunas
recomendaciones. Samir Amin, Imperialismo
y desarrollo desigual, Libros de
confrontación, Barcelona; Theotonio
Dos Santos Imperialismo y dependencia, editorial Era; Octavio Ianni, Imperialismo y cultura de
la violencia en América Latina, Siglo XXI Editores; Pablo González Casanova, Imperialismo y
liberación, Siglo XXI Editores; Anouar
Abdel-Malek, Sociología del imperialismo, Ediciones UNAM; Arghiri Enmanuel y otros: Imperialismo y comercio internacional;
el intercambio desigual, y dos
textos colectivos de Ediciones Periferia: Economía política del
imperialismo y Corporaciones
multinacionales en América Latina. Todos escritos en el último cuarto del siglo XX. Los afanes expansivos del conglomerado industrial, tecnológico, financiero y
militar de EEUU y sus aliados,
aunque Europa Occidental se sienta ninguneada, nos llevan a la guerra. Trump no es un loco, no actúa solo. Representa
a los sectores más agresivos del
imperialismo del siglo XXI, cuyo
objetivo es controlar el mundo. Para esta labor, no dudarán en llevarse por
delante todo lo
que no les es rentable, democracia incluida.
/////
CONOCER EL IMPERIALISMO, TAREA INELUDIBLE.
*****
Los afanes
expansivos del conglomerado industrial, tecnológico, financiero y militar de
EEUU y sus aliados, aunque Europa Occidental se sienta ninguneada, nos llevan a
la guerra
Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada.
México.
Fuente. Jaque al neoliberalismo, domingo
13 de abril del 2025.
La caída de los imperios dio a luz el imperialismo. Durante el siglo XX y lo que va del XXI su estructura se ha modificado. Pero su definición sigue vigente. Si nos atenemos a la primera caracterización, Gran Bretaña se estrenaba como faro de la revolución industrial. John Hobson, un liberal educado en Oxford, profesor de secundaria, especialista en literatura clásica, escritor de artículos periodísticos, utilizó por primera vez el concepto en su ensayo Estudio del Imperialismo. Publicado en 1902, tuvo nueva versión en 1905 y la última en vida del autor, en 1938. Bajo su influencia, Lenin, en 1916, redactaría su folleto El imperialismo, fase superior del capitalismo. Le cita profusamente.
Pero Hobson sería olvidado o leído dentro de la teoría
marxista del imperialismo. El británico había identificado factores que Lenin consideró el armazón del imperialismo.
1) Concentración de la
producción y del capital que da origen a los monopolios;
2) fusión entre el
capital bancario e industrial, base del capital financiero, y una élite
especulativa;
3) aumento cualitativo
en la exportación de capitales frente a la exportación de mercancías;
4) formación de los
monopolios y capital multinacional, y
5) luchas entre
imperialismos por repartirse y controlar el mundo.
Hoy nos enfrentamos a
una situación inédita. El capitalismo ha
demostrado vitalidad, ser capaz de recrearse. El poder, en manos de los magnates
del big data y sus
trasnacionales de la inteligencia artificial, abre un proceso cuya fuerza radica en neutralizar
y anular la conciencia crítica,
haciéndonos creyentes de un relato incuestionable.
Creemos en el libre mercado, la democracia liberal, las leyes de la oferta y demanda, la pax americana, la malignidad del
socialismo, el sí se puede, el empoderamiento,
el egoísmo y la competitividad. El
imperialismo se refunda bajo sus
premisas iniciales.
Las declaraciones de Mao Tse-Tung concedidas a la periodista Anna Louise Strong, propias de la cultura china, en 1956, adjetivando al imperialismo estadounidense como una nación en apariencia poderosa, pero incapaz de soportar el viento y la lluvia, que vista de frente era un tigre de papel, alejada de su pueblo, se extendió entre la izquierda política y social. Esta visión ideológica sirvió para dar ánimos, pero no para entender sus dinámicas. En medio de los procesos descolonizadores en África, el apartheid, la guerra de Vietnam y los movimientos de liberación nacional en América Latina, el imperialismo parecía tener sus días contados. Pero la realidad es tozuda. No era un tigre de papel, es más una hidra de mil cabezas, como lo adjetiva el EZLN.
Pero volvamos a Hobson. Su reflexión parece no envejecer. Así se
despachaba:
"Aunque
el nuevo imperialismo ha
sido un mal negocio para la nación
británica, ha resultado rentable
para ciertas clases sociales y para grupos industriales y financieros
del país. Los enormes gastos de armamentos, las costosas guerras, los
graves riesgos y las situaciones embarazosas de la política exterior, los impedimentos y los frenos a las reformas
sociales y políticas dentro de Gran
Bretaña, aunque hayan sido tan dañosos para la nación, han resultado muy
provechosos para los intereses económicos de ciertos grupos industriales y
profesionales. Perderemos el tiempo
si nos ponemos a hablar de política sin ver con claridad este hecho fundamental
y sin percatarnos de que estos intereses privados son enemigos de la seguridad y del bienestar nacional".
Su preocupación se
centraba en las futuras guerras
imperialistas. Definió a las empresas
armamentísticas como parásitos
económicos y el pilar sobre el cual
se asienta el imperialismo:
“no cabe duda de que siempre que estalla una guerra […] podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que no se tiene memoria de ninguna guerra que, por evidentemente agresiva que pudiera parecer al historiador desapasionado, no se presentara ante las gentes que eran convocadas a la lucha como una política defensiva necesaria, en la que estaba en juego el honor y hasta la misma existencia del Estado”. Guerra, no paz, es la propuesta.
Estudiar el imperialismo,
sus tecnologías de la muerte, armas y argumentos, es urgente. Para
ello, es necesario recurrir a nuestros
clásicos. Sólo así tendremos opciones
para enfrentar la lucha política
y construir una alternativa. Acá algunas recomendaciones. Samir Amin, Imperialismo y desarrollo
desigual, Libros de confrontación,
Barcelona; Theotonio Dos Santos Imperialismo
y dependencia, editorial Era; Octavio
Ianni, Imperialismo y cultura de la violencia en América Latina,
Siglo XXI Editores; Pablo González
Casanova, Imperialismo y liberación, Siglo XXI Editores; Anouar Abdel-Malek, Sociología del
imperialismo, Ediciones UNAM; Arghiri
Enmanuel y otros: Imperialismo y
comercio internacional; el intercambio desigual, y dos textos colectivos de Ediciones Periferia: Economía política del
imperialismo y Corporaciones
multinacionales en América Latina. Todos escritos en el último cuarto del siglo XX.
Los afanes expansivos del conglomerado industrial,
tecnológico, financiero y militar de EEUU
y sus aliados, aunque Europa Occidental se sienta ninguneada, nos llevan a la guerra. Trump no es un loco, no actúa solo. Representa
a los sectores más agresivos del
imperialismo del siglo XXI, cuyo
objetivo es controlar el mundo. Para esta labor, no dudarán en llevarse por
delante todo lo que no les es rentable,
democracia incluida.
*****