Hoy importa tu recorrida, Eduardo, desde Las Venas Abiertas de América Latina, que fue una especie de santo y seña entre los de mi generación.
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Hoy recibiste la Orden de Mayo al Mérito en el grado de Comendador por parte del gobierno argentino, la consideraste un "homenaje a la vida compartida" y a la "solidaridad" entre las dos naciones del río de la Plata.
EDUARDO GALEANO: nuestro hermano uruguayo, fue premiado con la Orden de Mayo al Mérito por el Gobierno Argentino.
viernes 24 de julio de 2009.
Silvia Loustau (Desde Buenos Aires, Argentina. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)
Hoy no importa en que año naciste, ni que trabajaste de dibujante con otro apellido, que como era inglés te negaste a usarlo para tu literatura. Hoy importa tu recorrida, Eduardo, desde Las Venas Abiertas de América Latina, que fue una especie de santo y seña entre los de mi generación. Tus novelas: Vagabundo y la Canción de nosotros, que me costaron una quemadura de sol, leídas vorazmente entre las rocas de Playa Chica, cuando aún no corrían los vientos de la muerte. Después me acompañaste con Días y Noches de Amor y de Guerra. Te reencontré siempre en las contratapas de Página, me abrazaste con tu Libro de los Abrazos. Te conocí cuando viniste a Mar del Plata a presentar El fútbol a sol y a sombra y te emocionaste cuando te conté mi reencuentro con tu/ mis Venas abiertas. Nos reencontramos el año pasado, cuando abriste en Mar del Plata La Feria del Libro.
Cada uno de tus escritos llega. Da en el blanco del corazón. Hoy recibiste la Orden de Mayo al Mérito en el grado de Comendador por parte del gobierno argentino, la consideraste un "homenaje a la vida compartida" y a la "solidaridad" entre las dos naciones del río de la Plata. Al recibir la distinción, una de las mayores que Argentina otorga a ciudadanos extranjeros, recordaste tu época de exiliado en Buenos Aires, donde fundaste la revista "Crisis", una "jubilosa celebración de la cultura vivida como comunión colectiva", según tus propias palabras .Luego insististe en la unión entre los pueblos de ambos lados del río de la Plata y sentenciaste que "los mapas del alma no tienen fronteras". Hoy, como siempre, muchos levantamos la copa de la alegría, y los ausentes, desde algún lado están aplaudiendo al amigo de Mario e Idea, que se nos fueron hace tan poquito, y sentirán que a veces, a veces se hace Justicia._________
Cierro los ojos y estoy en medio del mar
Eduardo Galeano
Perdí varias cosas en Buenos Aires. Por el apuro o la mala suerte, nadie sabe adonde fueron a parar. Salí con un poco de ropa y un puñado de papeles.
No me quejo. Con tantas personas perdidas, llorar por las cosas sería como faltarle el respeto al dolor.
Vida gitana. Las cosas me acompañan y se van. Las tengo de noche, las pierdo de día. No estoy preso de las cosas; ellas no deciden nada.
Cuando me separé de Graciela, dejé la casa de Montevideo intacta. Allí quedaron los caracoles cubanos y las espadas chinas, los tapices de Guatemala, los discos y los libros y todo lo demás. Llevarme algo hubiera sido una estafa. Todo eso era de ella, tiempo compartido, tiempo que agradezco; y me lancé al camino, hacia lo no sabido, limpio y sin carga.
La memoria guardará lo que valga la pena. La memoria sabe de mí más que yo; y ella no pierde lo que merece ser salvado.
Fiebre de mis adentros: las ciudades y la gente, desprendidos de la memoria, navegan hacia mí: tierra donde nací, hijos que hice, hombres y mujeres que me aumentaron el alma.
No me quejo. Con tantas personas perdidas, llorar por las cosas sería como faltarle el respeto al dolor.
Vida gitana. Las cosas me acompañan y se van. Las tengo de noche, las pierdo de día. No estoy preso de las cosas; ellas no deciden nada.
Cuando me separé de Graciela, dejé la casa de Montevideo intacta. Allí quedaron los caracoles cubanos y las espadas chinas, los tapices de Guatemala, los discos y los libros y todo lo demás. Llevarme algo hubiera sido una estafa. Todo eso era de ella, tiempo compartido, tiempo que agradezco; y me lancé al camino, hacia lo no sabido, limpio y sin carga.
La memoria guardará lo que valga la pena. La memoria sabe de mí más que yo; y ella no pierde lo que merece ser salvado.
Fiebre de mis adentros: las ciudades y la gente, desprendidos de la memoria, navegan hacia mí: tierra donde nací, hijos que hice, hombres y mujeres que me aumentaron el alma.
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