martes, 18 de mayo de 2021

DEBACLE DE LOS «PARTIDOS DEL ORDEN» EN CHILE

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TRIUNFO DE LA IZQUIERDA EN CHILE: SE ABRIERON LAS GRANDES ALAMEDAS DEL SIGLO XXI POR DONDE COMINARÁN HOMBRE Y MUJERES LIBRES. HOY MÁS QUE NUNCA ESTÁ PRESENTE EN CHILE LAS HISTÓRICAS LECCIONES QUE DIO AL MUNDO EN DEMOCRACIA EL DR. SALVADOR ALLENDE

En su postrer discurso del 11 de septiembre de 1973 y mientras la aviación bombardeaba a La Moneda Salvador Allende expresó su confianza en que más pronto que tarde se abrirían las grandes alamedas por donde marchen chilenas y chilenos para construir una sociedad mejor. Transcurrió más tiempo de lo que todos esperábamos, pero finalmente ayer se abrieron y su consecuencia fue un triunfo categórico de las izquierdas y una aplastante derrota de la derecha. En lo que todos consideraban como “la madre de todas las batallas”, la elección de la Convención Constitucional, los “octubristas”, hijas e hijos de las grandes jornadas insurreccionales que comenzaron el 18 de octubre del 2019, lograron una mayoría que hizo saltar por los aires el cerrojo de la tramposa cláusula del “tercio de bloqueo”.  

Como condición para aceptar el llamado a la Convención Constituyente la derecha había impuesto la regla de los dos tercios para el quórum y para aprobar los contenidos de la nueva constitución. Piñera y sus compinches estaban seguros de que las urnas arrojarían un resultado que les garantizaría disponer de ese poder de veto, al obtener un 35 o 40 por ciento del voto popular. Pero la ciudadanía decidió lo contrario. Castigó a su gobierno y sus aliados por tres razones: la desastrosa gestión de la crisis de la covid-19 (tan admirada por el sicariato mediático argentino y la dirigencia de Juntos por el Cambio), la brutalidad de la represión a las protestas populares, y la súbita toma de conciencia del saqueo a que había sido sometido por décadas el pueblo de Chile por el neoliberalismo gobernante, principalmente por obra de un perverso régimen previsional y el desorbitado endeudamiento al que fueron condenadas millones de familias caídas por debajo de la línea de pobreza. Resultado: la peor elección de la derecha desde 1965. Particularmente desastroso fue el resultado de la otrora poderosa Democracia Cristiana, que apenas contará con tres de los 155 convencionales que conforman el cuerpo.

La debacle de la derecha se verificó también más allá de los resultados de la Convención Constitucional. Hubo otras derrotas igualmente emblemáticas, como la experimentada en un bastión tradicional (y estratégico) como la Alcaldía de Santiago, nada menos, que consagró para el cargo a Irací Hassler, una joven comunista que derrotó al incumbente, Felipe Alessandri, nieto del expresidente conservador Jorge Alessandri, que se había postulado para su reelección. O la arrolladora victoria de Daniel Jadue, alcalde comunista de la comuna de Recoleta, al norte de Santiago, que se impuso con un 65 por ciento de los votos y se perfila como uno de los precandidatos mejor posicionados para la elección presidencial que tendrá lugar en noviembre del corriente año. En Valparaíso fue reelecto Jorge Sharp, de Revolución Democrática/Frente Amplio. Pero sus compañeros le arrebataron nada menos que Viña del Mar a las fuerzas conservadoras más reaccionarias y también conquistaron las comunas de Ñuñoa, Maipú y Valdivia, en la región de Los Lagos, en donde salió electa una ex dirigente estudiantil e integrante de Revolución Democrática, Carla Amtmann.

 

 

También se disputaron cargos de gobernadores de las dieciséis regiones, algo novedoso en Chile. No disponen de muchas atribuciones en un país históricamente unitario, pero igual se dieron situaciones ilustrativas de este cambio en el clima político trasandino. El Frente Amplio se alzó con la gobernación de Valparaíso en primera vuelta, y otras fuerzas opositoras hicieron lo propio en el extremo sur: Aysén y Magallanes. En las otras 13 regiones habrá ballottage y las estimaciones previas señalan que será muy poco probable que la derecha se alce con más de dos gobernaciones. En la de Santiago se librará una gran batalla entre el democristiano Claudio Orrego, hijo de un dirigente histórico de esa fuerza (y encarnizado opositor al gobierno de Salvador Allende, estrechamente vinculado a la embajada de Estados Unidos como lo demostraron documentos desclasificados de la CIA) y Karina Oliva, del Partido Comunes, una nueva agrupación popular que cuenta con el apoyo de otras fuerzas de izquierda. Oliva se encuentra en las antípodas de Orrego, una familia perteneciente a la casta política tradicional de Chile, y se autodefine comomadre soltera de Emilia, feminista y mujer popular, politóloga, frenteamplista y militante del Partido Comunes.”

En resumidas cuentas: la coyuntura político-electoral cambió para bien en Chile y esto alienta promisorias expectativas no sólo para ese país sino para toda Latinoamérica. El proyecto neoliberal, del cual Chile era su nave insignia, está agotado, y en la elección del pasado fin de semana se estampó la primera firma en su certificado oficial de defunción. La segunda y definitiva se conocerá en lo que resta del año. Mientras, en la Argentina, todavía hay algunos que anhelan imitar al “exitoso” modelo chileno y su ejemplar control de la pandemia y de la crisis económica. Tendrán un rudo despertar, también ellos. Fuente Dr. Atilio A. Boron Página/12.

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DEBACLE DE LOS «PARTIDOS DEL ORDEN» EN CHILE

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Por Franck Gaudichaud  | 18/05/2021 | Chile.

Rebelión martes 18 de mayo del 2021.

Un terremoto político acaba de sacudir los Andes. Los resultados electorales de ayer cambian profundamente la situación de Chile: fracaso de la derecha y de los partidos de la ex Concertación, avance de la izquierda e irrupción de los independientes.

Sorpresa electoral, la debacle de los partidos tradicionales, la “noche de los cuchillos largos” dentro de la derecha, el principio del fin de los herederos de Pinochet, una enorme derrota del presidente Sebastián Piñera -reconocida por él mismo-, la victoria del movimiento popular… Desde ayer por la tarde, la prensa chilena multiplica los superlativos para describir el terremoto político que acaba de sacudir los Andes, desde el desierto de Atacama hasta las frías tierras de la región de Magallanes. Los chilenos fueron llamados a las urnas el sábado 15 y el domingo 16 de mayo para cuatro elecciones simultáneas: se debían renovar alcaldes, concejales y gobernadores regionales y elegir una Convención Constitucional para redactar una nueva Constitución para la República.

Nadie, y menos los encuestadores, había previsto semejante agitación, aunque el aislamiento del Ejecutivo era evidente y el rechazo de la “casta” política masiva desde hace años. A pesar de la potencia de la revuelta popular de octubre de 2019 y su impacto en todo el panorama institucional, se podía ser bastante prudente sobre las transformaciones provocadas por esta secuencia electoral.

La atención se centró especialmente en las elecciones a la Convención Constitucional, unas elecciones muy disputadas que pretendían poner fin a la Carta Magna neoliberal promulgada hace 41 años durante la dictadura. La naturaleza del sistema electoral propiciado para estas elecciones, la unidad de la derecha y de la extrema derecha bajo una sola bandera (la de «Chile Vamos»), el pacto firmado en el seno del Parlamento para garantizar que la futura Constitución sea validada por una mayoría cualificada de dos tercios, el predominio financiero y mediático de los principales partidos que han gobernado el país durante los últimos treinta años, las dificultades encontradas por los militantes del movimiento social para legalizar sus candidaturas, la gran fragmentación del campo independiente y las vacilaciones de la izquierda, por no hablar de la pandemia y la crisis económica… Los obstáculos eran innumerables.

Más de 2.200 independientes postulan a la Convención que redactará la nueva  Constitución de Chile | Internacional | EL PAÍS

Los resultados electorales de ayer cambian profundamente la situación de Chile

Sin embargo, los resultados electorales de ayer cambian profundamente la situación. En primer lugar, con respecto a la Convención Constitucional, la coalición de derecha tuvo que tragarse su arrogancia. Sus dirigentes parecían seguros de que conseguirían al menos un pequeño tercio de los escaños (52 de 155), asegurándose así una minoría de bloqueo y un derecho de veto sobre todos los artículos de la futura Constitución: fue un fracaso. Con algo más del 23% de los votos, «Chile Vamos» tendrá que conformarse con 37 escaños. También es un castigo y una humillación para el presidente de turno, el señor Piñera, responsable de la crisis que vive su país desde hace meses.

Otra sorpresa es que el equilibrio de poder dentro de la oposición de izquierda se ha invertido en gran medida. La lista que aglutinaba al Partido Comunista y al Frente Amplio (la izquierda surgida de los movimientos de la década de 2010) triunfó en su candidatura con 28 electores (18% de los votos emitidos). Por otro lado, los partidos social-liberales de la antigua Concertación, que gobernaron de 1990 a 2010 sin cuestionar la herencia económica de la dictadura, obtuvieron sólo 25 escaños (de los cuales 15 son del Partido Socialista y sólo 2 de la Democracia Cristiana).

Sin embargo, la izquierda y la centroizquierda sólo representarán un tercio de la asamblea. La verdadera sorpresa fue la magnitud del voto a favor de los «independientes», que obtuvieron un total de 48 escaños, marcando definitivamente el rechazo masivo a los partidos políticos. Se trata de un grupo de candidatos muy heterogéneo, que incluye también a notorios conservadores. Pero una mayoría es crítica del legado autoritario y neoliberal de las últimas décadas. Es el caso, en general, de los candidatos de la «Lista del pueblo», que reunía a representantes de los movimientos sociales y de la sociedad civil organizada y que, con 24 escaños, llevó a la Asamblea Constituyente a figuras de la revuelta de octubre, como la «tía Pikachu» y varias líderes del movimiento feminista. También la referente de la Coordinadora Feminista 8 de marzo, Alondra Carillo, entró por una lista compuesta por independientes y movimientos sociales. Además, en estas elecciones, las mujeres obtuvieron resultados mucho mejores que los hombres, y algunas de ellas incluso tuvieron que renunciar a sus escaños en nombre del respeto a la paridad dentro de la Convención Constitucional…


https://2021.decidechile.cl

Así, si la derecha pierde el derecho de veto que esperaba, las alianzas entre representantes de la izquierda social y política podrían permitir ganar dos tercios de la asamblea y comenzar -por fin- a deconstruir el neoliberalismo chileno.

IRACÍ HASSLER, activista feminista, comunista, la nueva Alcaldesa de Santiago, capital de la República de Chile.

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El enfado también se expresó en las urnas con las elecciones municipales y las de los gobernadores regionales, cuyos resultados habrá que analizar con más detalle. Jorge Sharp (izquierda antineoliberal) fue cómodamente reelegido en Valparaíso, al igual que Daniel Jadue, alcalde comunista del municipio de Recoleta, en la región metropolitana (con más del 64% de los votos emitidos). Muy popular, Jadue es un candidato declarado para las elecciones presidenciales que tendrán lugar dentro de seis meses. Esto es suficiente para que la derecha y los social-liberales tiemblen un poco más. En Santiago, la Sra. Irací Hassler, activista feminista y comunista de treinta años, ganó contra el Sr. Felipe Alessandri (derecha), que se había hecho famoso por sus declaraciones misóginas y anticomunistas durante la campaña. A nivel de gobernadores, la victoria del Sr. Rodrigo Mundaca en Valparaíso, activista medioambiental y defensor del agua como bien común, fue celebrada con euforia y alegría por muchos activistas de organizaciones sociales y medioambientales.

¿Qué tipo de Chile debería construirse para pasar la página de la dictadura?

La crisis de representación y legitimidad de los partidos y del sistema institucional no sólo se refleja en el voto: en este fin de semana de elecciones, la abstención también fue histórica, ¡con un 61,4% del electorado! Lo es aún más en los municipios populares, donde puede superar el 65%, a veces el 70%. Así, una mayoría de ciudadanos no se sintió interpelada por este momento político (mientras que una parte de los movilizados de octubre de 2019 les llamó a boicotear el «circo electoral» para seguir luchando en la calle). En su mayoría, los chilenos siguen mostrando su indiferencia o desconfianza hacia los «de arriba», sean de derecha o de izquierda, de los partidos o incluso independientes.

Mientras la Convención Constitucional debe sesionar entre 9 y 12 meses, las elecciones presidenciales de noviembre volverán a plantear la pregunta: ¿qué tipo de Chile debe construirse para pasar la página de la dictadura?

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