jueves, 5 de noviembre de 2015

PERÚ: LEY SOBRE ERRADICACIÓN INCREMENTARÍA LOS CONFLICTOS SOCIALES.

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El mencionado Decreto Legislativo señala que queda prohibido el cultivo de hoja de coca en áreas no empadronadas. Sin embargo, el padrón donde se encuentran registrados los agricultores que tienen permitida la siembra de hoja de coca data de 1978 y contempla solo a los pobladores del valle de La Convención, en el Cusco. Actualmente, el Estado no permite un nuevo empadronamiento. Es decir, fuera de dicha región el cultivo de hoja de coca es ilegal. Entonces, se dispondría la erradicación forzosa de los demás cultivos y la pena que deberían afrontar los agricultores en caso de resiembra sería de entre 3 y 8 años de prisión efectiva, además de la expropiación de sus terrenos a favor del Estado.

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PERÚ: LEY SOBRE ERRADICACIÓN INCREMENTARÍA LOS CONFLICTOS SOCIALES.
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Otra Mirada. Martes 3 de noviembre del 2015.


Nuevamente el gobierno ha aprobado una ley que lejos de atacar directamente al narcotráfico y potenciar la labor operativa de la policía perjudica al agricultor que no tiene otra forma de subsistir que a través del sembrío de coca. Se trata del Decreto Legislativo 1241, aprobado en el marco de las facultades especiales conferidas al Ejecutivo en materia de seguridad. Con esta medida legal se promueve abiertamente la erradicación forzosa de campos de cultivo de coca que no se encuentren empadronadas, acción que estará a cargo de las fuerzas policiales. Si bien es necesario frenar la producción desmedida de ese cultivo, no se ha considerado el fuerte rechazo que viene teniendo dicha medida legal.

La dura represión a las protestas encabezadas por  las comunidades cocaleras este año ha cobrado la vida de un agricultor en Constitución (Pasco). Y eso es apenas el inicio. Con la aprobación de esta ley se avecina una serie de reclamos, que desencadenará más conflictos sociales. Estamos ante una legislación que no es efectiva, que no apunta al fortalecimiento de las instituciones implicadas en la lucha contra el narcotráfico sino que, por el contrario, criminaliza a un sector de la población que en los últimos años ha sido abandonado a su suerte.

Legislación deficiente.

Algunas de las acciones que ha promovido este gobierno para frenar el narcotráfico son la tipificación y drástica penalización al delito del sicariato, la promulgación de la ley de geolocalización para ubicar a teléfonos celulares que son utilizados para extorsiones, el pago de recompensas, entre otros. Todo esto bajo el argumento de dotar de mejores herramientas a la policía, lo que es pertinente. No obstante, el DL 1241 es muy genérico, expande el campo de acción y no potencia la labor de interdicción e inteligencia de la policía. Se trata de una legislación que mal aplicada podría constituir el detonante de algún conflicto social en la selva.

El mencionado Decreto Legislativo señala que queda prohibido el cultivo de hoja de coca en áreas no empadronadas. Sin embargo, el padrón donde se encuentran registrados los agricultores que tienen permitida la siembra de hoja de coca data de 1978 y contempla solo a los pobladores del valle de La Convención, en el Cusco. Actualmente, el Estado no permite un nuevo empadronamiento. Es decir, fuera de dicha región el cultivo de hoja de coca es ilegal. Entonces, se dispondría la erradicación forzosa de los demás cultivos y la pena que deberían afrontar los agricultores en caso de resiembra sería de entre 3 y 8 años de prisión efectiva, además de la expropiación de sus terrenos a favor del Estado.

Estamos hablando de que más de 300 000 campesinos dedicados al cultivo de la coca en 16 cuencas de la Selva Alta serían afectados con esta medida. En nuestro país, el narcotráfico opera de forma impune, ha logrado ingresar con todo su aparato  de producción y distribución de droga a todo el territorio nacional y por leyes como esta, la represión recae únicamente en los eslabones más débiles de la cadena. Los grandes capos del narcotráfico suelen eludir la justicia y disfrutan de su libertad y de los millones de dólares que les deja este ilícito negocio.

En lugar de eso, el gobierno debería impulsar leyes que ataquen directamente los puntos críticos del tráfico ilícito de drogas. Por ejemplo, debería realizar un mejor control en los puertos así como un correcto registro de la fabricación de insumos químicos y la inspección de las rutas nacionales por donde transita la droga. Asimismo, se debe ofrecer otras alternativas a los agricultores, que les permita desarrollar condiciones de vida apropiadas y puedan reemplazar sus cultivos. Pero este reemplazo debe realizarse de manera efectiva. Hasta el momento los intentos por cambiar la hoja de coca por otros cultivos solo han tenido un éxito muy parcial. Se les promete un mejor futuro con la siembra de cacao y palma aceitera, y se les pide paciencia. Pero una espera de hasta cuatro años resulta imposible para quienes ven en el trabajo de la tierra la única forma de subsistir.

El gobierno debería intervenir y dialogar directamente con la población y conocer realmente sus necesidades y cuáles son las motivaciones que los lleva a sembrar coca, en lugar de criminalizar sus reclamos, ya que como método disuasivo no ha funcionado. Una acción oportuna frente a un tema tan delicado es lo mínimo que se espera. Ahora que esta ley ha sido aprobada por el Ejecutivo, el Congreso debería revisarla y ante su ineficacia, por qué no, derogarla. Queda en sus manos evitar más derramamiento de sangre.


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miércoles, 4 de noviembre de 2015

CHILE: UN JURADO MAPUCHE PARA ÑAMKU.

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"Los mapuches, autónimo, o aucas, nombre dado por los incas, o araucanos, por los españoles, son un pueblo aborigen que habita principalmente en el sur de Chile. De modo genérico abarca a todos los grupos que hablan o hablaban la lengua mapuche o mapudungun y, de modo particular, se refiere a aquellos de la región histórica de Arauco (los llamados araucanos) o de la actual región de La Araucanía y sus descendientes. A la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI, habitaban entre el valle de Aconcagua y el centro de la isla de Chiloé, en el actual territorio chileno. Los grupos septentrionales, llamados picunches por los historiadores, se hallaban parcialmente bajo el dominio o influidos por el Imperio inca y en su mayoría fueron sometidos a los conquistadores, pero las que vivían en el territorio al sur del río Maule jamás pudieron ser dominadas por los incas y también se opusieron a los españoles en la llamada Guerra de Arauco, donde mostraron un destacado dominio del caballo, que fue un importante factor en el desarrollo de su cultura.

Entre los siglos XVII y XIX se produjo la Araucanización por la que los araucanos se expandieron desde Chile hacia el este de la Cordillera de los Andes, invadiendo, de forma violenta en unos casos y pacífica en otros, en un proceso que significó la aculturación de los tehuelches y otros pueblos pampas. A fines del siglo XIX, los estados argentino y chileno ocuparon efectivamente los territorios habitados por los diversos grupos mapuches, mediante operaciones militares llamadas «Conquista del Desierto» y «Pacificación de la Araucanía», respectivamente. En los siglos XX y XXI han vivido un proceso de aculturación y asimilación de las sociedades de ambos países y existen manifestaciones de resistencia cultural y conflictos por el reconocimiento y ejercicio de derechos políticos y sociales.

El sistema económico basado en la caza y la horticultura propios de las agrupaciones del siglo XVI, dio paso a una economía agrícola y ganadera en los siglos XVIII y XIX, convirtiéndose en un pueblo campesino luego de la radicación forzosa en terrenos asignados por Chile y Argentina. Con el paso del tiempo, este cambio en sus prácticas culturales y económicas ha conducido a una gran fragmentación cultural y subdivisión de la propiedad, como también en una migración hacia las grandes ciudades por parte de las generaciones más jóvenes, de modo que la población mapuche actual es mayoritariamente urbana, la cual vive principalmente en Santiago de Chile y Temuco, aunque vinculada en diferentes grados con sus comunidades de origen. Actualmente los mapuches sufren de discriminación racial y social en sus relaciones con el resto de la sociedad, y según estadísticas oficiales, sus índices de pobreza son mayores que el promedio nacional".

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Relmu Ñamku dijo que es acusada por pobre, india, mapuche y mujer.

CHILE: UN JURADO MAPUCHE PARA ÑAMKU.
Puede ser condenada a quince años acusada de herir a una funcionaria.
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Un jurado de doce miembros, seis de ellos mapuches, deberá decidir sobre la acusación contra Relmu Ñamku, una mujer de la comunidad mapuche, acusada de haber herido de una pedrada a una funcionaria durante un desalojo impulsado por una petrolera.

Página /12 martes 3 de noviembre del 2015.

Darío Aranda

“Me quieren condenar por ser pobre, india y mujer”, afirmó la mapuche Relmu Ñamku durante el juicio en el que se la acusa de “intento de homicidio” por arrojar una piedra (en el marco de un conflicto territorial) y puede ser condenada a quince años de cárcel. Según la fiscal Sandra González Taboada, Ñamku arrojó la piedra que hirió a la auxiliar del Poder Judicial, Verónica Pelayes. Durante los seis días de audiencias declararon más de quince testigos, ninguno (salvo la denunciante) identificó a Ñamku como la responsable del piedrazo y dos médicos confirmaron que en ningún momento hubo riesgo de vida. Es el primer caso de América latina con jurado intercultural (la mitad son mapuches) y hoy se podría conocer la sentencia.
El 28 de diciembre de 2012, la auxiliar de Justicia Verónica Pelayes llegó hasta la comunidad mapuche Winkul Newen. Era el último día hábil antes de la feria judicial, y la jueza Ivonne San Martín ordenaba a la comunidad el ingreso de la petrolera Apache (le habían cerrado el paso por hechos de contaminación). El día terminó con Pelayes herida (rotura de tabique) y denuncia contra Ñamku, Martín Velázquez Maliqueo y Mauricio Rain.
En un primer momento fue por “lesiones”, pero luego la carátula fue cambiada por los fiscales Sandra González Taboada y Marcelo Jofré, y el abogado Julián Alvarez. Acusaron a Ñamku de “intento de homicidio” y “daño agravado” a Maliqueo y Rain. E instalaron en muchos medios provinciales que Pelayes estaba sola, que no se trataba de un desalojo y que se trató casi de una lapidación. Pelayes, en otra causa, demandó por 6,5 millones de pesos al Estado y a la petrolera.
Durante seis días de audiencias declararon más de quince testigos. Quedó confirmado que Pelayes concurrió con policías, empleados de la petrolera y una retroexcavadora (para levantar alambrados). Sólo Pelayes identificó a Ñamku como la responsable de su herida.
La fiscalía y Pelayes siempre afirmaron que la piedra que rompió el vidrio de la camioneta fue la misma que produjo la herida. Sin embargo, un testigo solicitado por la querella, el empleado Miguel Belani, aseguró ante el tribunal que Mauricio Rain fue quien arrojó esa piedra el 28 de diciembre de 2012.
Otra contradicción provino de José de la Rosa Cárdenas, médico de la policía de Zapala, y Jorgelina Carmona, perito forense del Poder Judicial. Ambos testigos por la querella acreditaron las lesiones, pero también descartaron que haya estado en riesgo la vida de la auxiliar. Pelayes, que declaró el jueves pasado, afirmó que recibió presiones de sus superiores para realizar la notificación y, una vez en el lugar, reconoció que el abogado de Apache, Mariano Brillo, la presionaba para lograr el ingreso de las camionetas petroleras.
El viernes declararon Martín Maliqueo y sus hermanas Violeta y Juana. Detallaron cómo la petrolera violaba los derechos indígenas, les cortaba la entrega de agua si reclamaban (es una zona desértica) y enumeraron una decena de represiones. Ayer fue el turno de Ñamku. Relató su historia de vida (fue adoptada de niña porque su madre biológica no podía criarla), cómo recuperó su identidad mapuche y precisó los numerosos hechos de violencia contra la comunidad. También recordó que, el día anterior al intento de desalojo, la comunidad había sepultado a una beba que nació con malformaciones (la comunidad apunta como causa a la contaminación). “En el banquillo de los acusados debieran estar los gerentes de las petroleras, el gobernador y sus ministros, y algunos funcionarios del Poder Judicial. Pero estoy yo, por ser pobre, india, mapuche, y mujer”, denunció Ñamku.

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martes, 3 de noviembre de 2015

VARGAS LLOSA, UNA PLUMA POLÍTICA FRUSTRADA.

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Odio, resentimiento, venganza en política es mala consejera, por lo general te conduce a un pequeño “mundo”, donde te consideras el “único”, el predestinado, y si en el extremo de la ideología eres No creyente, (Para mí, (disculpe) “para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión”), muy fácil este pequeño mundo que se construyes con tus ideas absolutas, te lleva inexorablemente a considerarte que eres el “nuevo dios” de la Ideología y la Política en un escenario global donde la Política está en  crisis estructural, no solo la política, sino los propios partidos política, la “clase política” que ha sido atrapada, capturada por la corrupción en todas sus formas visibles e invisibles, como también la propia representación política y llegar (por el momento) hasta la pérdida absoluta de la Confianza y la legitimidad de las Instituciones. Tú pequeño “mundo absoluto” que te construyes, no te permite ver la Política – miras solamente odio, venganza, frustración – y siempre te lleva a apostar por los perdedores, por los responsables del desastre actual de cada uno de los países, si nos concentramos, su opinión, sólo en Nuestra América. Y los responsables son aquellos políticos, farsantes, mentirosos, corruptos que han hecho de la política un negocio, un servilismo a los poderes facticos internos y globales. Sus intereses de clase están primero o por encima de las derechos de los pueblos  y la propia  soberanía nacional.

Dr. Vargas Llosa Usted es un excelente escritor, Premio Nobel, reconocido en todo el mundo por su capacidad y sus cualidades como Novelista. Pero cuando ingresa al mundo de la política, Usted con todo respeto se cree un divino, un “dios” que sus expresiones, que sus opiniones deben ser aceptadas y respetadas, porque es usted el “único” que está en lo cierto, es dueño absoluto de la verdad, los demás – millones de latinoamericanos no valemos y somos un céntimo en la política porque usted es el dueño de la verdad. Revise por favor sus opiniones sobre Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil – donde hoy, tenemos nuevos procesos políticos más allá del neoliberalismo que usted defiende con tanta pasión – que me recuerda a la primera vez que lo escuché en el Paraninfo de la Universidad San Agustín el año 1964, y usted era un apasionado – sectario, dogmático – defensor de la Revolución Cubana. Han pasado 50 años y la Revolución es más victoriosa  porque es el trabajo, fuerza, energía y lucha diaria de un pueblo contra las políticas del bloqueo económico, comercial y financiero del imperio.

Usted cambió Dr. Vargas Llosa, pero está bien que defienda hoy su neoliberalismo que nosotros lo respetamos, pero no compartimos. No cree que los procesos políticos actuales en estos países son resultado de la lucha de sus pueblos, que no es copia ni calco, sino creación heroica en  cientos de batallas en las calles y plazas públicas en tiempos de Democracia. No le parece que es lógico, normal, político con inmenso respeto que cada pueblo forja y construye su futuro, no estamos en tiempos de imposición y menos de violencia política – mire como sus socios a los que usted defiende, cómo imponen la violencia como su única forma de traerse abajo los procesos políticos-. Finalmente usted defiende al señor Macri – muy bien lo felicito – pero si hace oposición política hágalo con la VERDAD y reconozca que algo de bueno debe haber en los 15 años de políticas democráticas y progresistas que sacaron al país del infierno de la crisis neoliberal, más grande de su historia el año 2000 y la caída de más de 5 gobiernos, Recuerda el corralito, también que se vayan todos. Hoy Argentina es otro país – que salió del fondo del mundo subterráneo donde lo condujo las políticas neoliberales del Consenso de Washington impuestas por el señor Menen. O No Dr. Vargas Llosa. Gracias, finalmente repito que el odio, el resentimiento, la frustración son malas consejeras en política.


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VARGAS LLOSA, UNA PLUMA POLÍTICA FRUSTRADA.
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Alfredo Serrano Mancilla.
CELAG

Rebelión martes 3 de noviembre del 2015.

A pesar de todos los premios literarios, Vargas Llosa sigue atravesado por su derrota en las elecciones presidenciales de Perú del año 1990. Jamás lo superó. Ninguno de sus merecidos reconocimientos como escritor compensó su anhelo de todo niño hijo de la oligarquía latinoamericana de la época: ser Presidente. Desde entonces, ha persistido con sus diatribas en defensa de cualquier propuesta de la derecha naciente en América latina. Su tono se enfureció mucho más durante el siglo XXI luego de la llegada de los gobiernos de signo contrario a sus designios. En todos esos casos (Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador), la democracia dejaba de ser un sistema justo para elegir sus mandatarios. El pueblo dejaba de tener razón. Y Vargas Llosa sustituía su pluma ilustrada y creativa por un lenguaje de brocha gruesa, de lugares comunes cómo cualquier político obsoleto de la derecha del siglo XX.

El novelista y ensayista ha vuelto a aparecer en escena con las elecciones argentinas. En su editorial, de El País, “Una esperanza argentina”, hace campaña en modo hooligan a favor de Macri. Le regala todo tipo de piropos como adalid de la libertad y democracia a pesar de que su fortuna –la de la familia Macri- se fraguó en época de dictadura. Por el contrario, arremete sin piedad contra el peronismo y el kirchnerismo. Les insulta con el peor lenguaje barriobajero. Se atreve incluso con equiparar lo que sucede en Argentina con el nacismo y fascismo: “el fenómeno del peronismo es, al menos para mí, más misterioso todavía que el del pueblo alemán abrazando el nazismo y el italiano el fascismo”. Su lengua viperina no tiene límites. A Chávez le dijo absolutamente de todo. Lo mismo contra Evo Morales o Correa. A Néstor y Cristina también les despreció con todo tipo de improperios. Todo porque –tal como él mismo afirma- Argentina no vuelve “al primer mundo”, a su primer mundo, a ese mundo privilegiado para unos pocos donde está prohibida la entrada de las mayorías. Vargas Llosa, como buen marqués (marquesado hereditario español que le fue creado y entregado por el rey Juan Carlos), siempre defiende a su propia su casta.

Su mirada está impregnada de rencor y mentiras. Habla de empobrecimiento cuando Argentina es el país, según la CEPAL, que más ha erradicado pobreza y reducido desigualdad gracias a las políticas públicas del kirchnerismo. Crítica el antiamericanismo del gobierno después de que éste se haya negado a acatar lo que un juez de Nueva York sentencia a favor de los fondos buitres. Para Vargas Llosa el americanismo ha de significar todo proyecto político impuesto desde Estados Unidos en vez de cualquier construcción de una América latina más emancipada. Seguramente, jamás pudo digerir aquel No al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) que tuvo lugar precisamente en Mar del Plata hace una década. El gobierno K jugó un rol clave en esa batalla y eso escuece todavía mucho a aquellos que defienden que América latina ha de volver subordinadamente al redil atlántico trazado por Estados Unidos y Europa.

Vargas Llosa sigue sin comprender absolutamente nada de lo que sucede al interior del cambio de época latinoamericano. Sigue apoyando a perdedores en América latina: Henrique Capriles en Venezuela, Aecio Neves en Brasil, Lacalle Pou en Uruguay, Rubén Costas en Bolivia, Mauricio Rodas en Ecuador. En esta ocasión apuesta por Macri a ver si logra de una vez por todas ganar una elección en países que buscaron otro camino diferente al neoliberalismo. El 22 de Noviembre veremos si atina. Por ahora, sus aciertos son prácticamente nulos. Su olfato político deja mucho que desear.

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lunes, 2 de noviembre de 2015

“ERA COMO HABER SALIDO A CAMINAR EN ALEMANIA Y VER QUE LOS NAZIS SEGUÍAN EN EL PODER”

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¿POR QUÉ JOSHUA OPPENHEIMER? EN EL CINE DESCORRE UN VELO.- Marcelo Justo. Indonesia es un archipiélago de tres mil islas con más de 250 millones de personas y 100 grupos étnicos que hablan más de 200 idiomas: la complejidad de este mosaico es un desafío en sí mismo. La Guerra Fría, los intereses mediáticos, el exotismo y un turismo masivo borraron de la conciencia internacional uno de los genocidio más brutales y expeditivos del siglo XX. Durante décadas las organizaciones de derechos humanos, los sobrevivientes y familiares, intelectuales y artistas que buscaron justicia chocaron contra un muro de represión, olvido e indiferencia. Las vueltas de la historia y el alucinante documental de Joshua Oppenheimer consiguieron que el foco regresara a su lugar original: el genocidio. “Creo que The act of killing ayudó a catalizar un cambio sobre cómo un país habla de su pasado. Pero este impacto hubiera sido imposible sin la labor previa de todos los que se atrevieron a desafiar el silencio”, señala Oppenheimer. Es decir, no el héroe de alguna película de Hollywood que con su coraje ético destapa un poder perverso, pero sí un artista que no se resignó al silencio y hurgó en “el corazón de las tinieblas” del ser humano.


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Cineasta Joshua Oppenheimer y su valiosa película sobre el genocidio de Ciudadanos Comunistas cometido hace 50 años en  Indonesia.
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“ERA COMO HABER SALIDO A CAMINAR EN ALEMANIA Y VER QUE LOS NAZIS SEGUÍAN EN EL PODER”.
El cineasta JOSHUA OPPENHEIMER cuenta como hizo su impactante película sobre el genocidio en Indonesia.
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En la década del 60, el Estado indonesio asesinó entre uno y dos millones de personas por su presunta pertenencia al Partido Comunista. Casi 50 años después, el director estadounidense se encontró con represores que aún reivindicaban sus crímenes. El resultado fue un documental estremecedor que ayudó a descorrer el velo sobre uno de los genocidios más silenciados del siglo XX.
Marcelo Justo
Página/12 En Gran Bretaña
Desde Londres Página /12 lunes 2 de noviembre del 2015.

“Es como si Hitler hubiera ganado la guerra y Himmler fuera venerado como un héroe nacional, salvador de la patria”, dice Joshua Oppenheimer para definir el genocidio en Indonesia hace medio siglo. O como si los grupos de tarea que asolaron Argentina durante el Proceso hubieran seguido existiendo durante 50 años y disfrutaran en 2026 grandes cuotas de poder, como sucede hoy con la organización paramilitar Pemuda Pancasilla, que tiene tres millones de miembros y se manejan con la misma impunidad que tenían cuando perseguían y asesinaban indonesios en los 60.
En la macabra galería del genocidio, Indonesia tiene esa peculiaridad. Entre octubre de 1965 y marzo de 1966, en plena Guerra Fría, el Estado asesinó a entre uno y dos millones de personas por su presunta pertenencia al Partido Comunista. Con un control férreo del sistema educativo y los medios, ese arquetipo asiático de dictador que fue el general Suharto impuso a la sociedad una versión de la historia que justificaba la matanza en nombre de una seguridad nacional amenazada por el comunismo y, asombrosamente, por sus mujeres. En esta versión de los hechos, el grotesco tenía un importante lugar. Uno de los mitos que dispararon la matanza fue el de la presunta castración de seis generales ejecutada por mujeres de una poderosa organización feminista, Gerwani, que en aquella época contaba con más de un millón de miembros. Con éxito, el mito apuntó a despertar los temores latentes de una sociedad patriarcal con historias de danzas diabólicas de mujeres que terminaban arrancando los ojos a los militares antes de arrojarlos a un pozo de agua.
El silencio nacional y la complicidad internacional se mantuvieron durante décadas. En 2012, Joshua Oppenheimer comenzó a perforar este muro de impunidad con un documental, The act of killing, que conseguía algo casi imposible: filmar a los propios perpetradores confesando y alardeando de sus crímenes. No solo eso. Los genocidas, fanáticos del cine estadounidense, dirigían y actuaban en escenificaciones de sus crímenes realizados en estilo de película de gangster, western y hasta musical. El apogeo macabro-surrealista del documental es una escena del final cuando, en medio de un coro de indonesias suntuosamente vestidas en una idílica montaña, el genocida Anwar Congo es perdonado por dos de sus víctimas que, quitándose el alambre con que los asesinó, le agradecen por haberlos matado y enviado al cielo. Página/12 dialogó con Joshua Oppenheimer.
–¿Cómo surgió la idea de The act of killing?
–En 2001 fui a Indonesia a ayudar a trabajadores rurales a hacer un documental, The globalization tapes, sobre su lucha para formar un sindicato. Me di cuenta de que el obstáculo más grande era el miedo que tenían porque sus padres y abuelos habían sido asesinados por pertenecer a un sindicato en 1965. Hablaban mucho de una de las víctimas, sinónimo del genocidio: Ramli. Una cosa que lo hacía emblemático era que había muchos testigos que habían visto cómo lo asesinaban y lo dejaban en la plantación para que lo vieran los otros trabajadores. Una vez terminado The globalization tapes, los sobrevivientes sugirieron hacer una película sobre sus miedos, sobre lo que era vivir con los perpetradores del genocidio vivos y en el poder. Así me vinculé con el hermano de Ramli, Adi, que no sabía bien cómo habían pasado las cosas porque la familia misma tenía miedo de contarle lo sucedido. En ese momento intervinieron los militares que nos dijeron que no podíamos continuar con el documental y que amenazaron a los sobrevivientes sobre los que les podía pasar. Los sobrevivientes y el mismo Adi me dijeron que siguiera y sugirieron que hablara con los perpetradores. Al principio me dio miedo, pero para mi sorpresa y horror, vi que todos los asesinos alardeaban abiertamente sobre lo que habían hecho.
El dictador y genocida, militar Suharto tomó el Poder mediante un golpe de Estado en Indonesia. El fusilamiento fue diario contra los Ciudadanos Comunistas. Fue una política nazi de intentar exterminar de un grupo político que no era del agrado de los dictadores, genocidas y por su puesto del imperialismo.
–Es una de las cosas que más impresionan del documental. Lo más frecuente es que las víctimas denuncien lo ocurrido y los perpetradores lo nieguen o lo justifiquen. Pero que los mismos genocidas se vanaglorien es algo extraordinario.
–Era como haber salido a caminar y encontrarme de golpe en Alemania y darme cuenta de que 40 años después del Holocausto, los nazis seguían en el poder. Normalmente los perpetradores niegan lo ocurrido porque ya no están en el poder. El hecho de que alardeen con impunidad es una clara prueba de que no es un documental sobre el pasado sino sobre el impacto del pasado en el presente.
–De manera que no tuvo que luchar para que contaran lo que había sucedido.
–Cuando hablamos con los perpetradores fuimos totalmente claros. Les dijimos que habían cometido una de las peores matanzas de la historia y que queríamos entender qué significaba para ellos y su sociedad. De manera que tenían plena libertad para decir lo que quisieran. Ahora bien, The act of killing va de la mano del documental que le siguió, The look of silence”. Hay una escena que finalmente sale en The look of silence, que es el origen real de ambos. Dos miembros de los escuadrones, ya muy entrados en años, me muestran con gran alegría el río donde ayudaron al ejército a matar 10.500 personas. Al final de este “paseo”, me pidieron que les tomara una foto, como si fuera el broche de oro de una salida feliz. Me di cuenta de que había algo genérico en la manera en que hablaban, casi más cercano a la actuación que al testimonio. Ahí supe que tenía que hacer dos documentales. Uno sobre el vacío moral que ocurre cuando los perpetradores ganan y una sociedad continúa viviendo en el terror y las mentiras de los triunfadores. Es un documental de la imaginación y la conciencia en la que se cruzan la terrible realidad de lo ocurrido con las justificaciones y fantasías de los responsables: su escapismo, su culpa, el impacto de los géneros fílmicos tenían en sus mentes. Este fue The act of killing. Pero había además otro documental que era sobre los sobrevivientes, que tenían que reconstruir sus vidas al lado de los asesinos que mataron a sus familiares. ¿Qué impacto tenía esto en sus vidas, sus rostros, sus sueños? Este fue el segundo documental, The look of silence, con la experiencia de Adi en el centro y con una confrontación que tiene con uno de los asesinos de su hermano.
–A nivel internacional, The act of killing tuvo un enorme impacto. ¿Cómo fue en Indonesia? A fin de cuentas es una sociedad que ha vivido con una versión muy distinta de las cosas.
–En 2012 se mostró The act of killing de manera secreta, aunque luego hubo miles de lugares donde se pudo ver el documental y, además, lo pusimos en Internet gratis en indonesio. Todo esto allanó el camino porque forzó a los medios indonesios y a la sociedad a reconocer después de décadas de negación que había habido un genocidio. En octubre de ese año una revista que forma parte del establishment indonesio, Tempo, hizo algo muy valiente. Envió a unos 40 periodistas a distintas partes de Indonesia para que averiguaran si había otros casos de genocidas que se jactaran de lo ocurrido. El resultado fue una doble edición dedicada a The act of killing que incluía 75 páginas de perpetradores que alardeaban sobre lo que habían hecho. Con esa edición se quebró un silencio mediático de 47 años sobre lo ocurrido. En este sentido, cuando apareció el segundo documental, The look of silence, las cosas habían empezado a cambiar. La première en Indonesia fue en diciembre de 2014 y fue auspiciada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Jakarta Arts Council –ambas organizaciones gubernamentales– con publicidad en las calles y unos dos mil espectadores esa noche. En las tres semanas siguientes se proyectó en 116 ciudades y en 32 de las 34 provincias. Hubo otros eventos para el documental en cines, universidades, ONG, organizaciones religiosas y comunitarias. Lo mismo sucedió con la cobertura periodística. En enero de este año ya había habido más de 700 artículos y notas televisivas sobre el estreno.
–Con los documentales también se rompió un silencio internacional sobre el genocidio.
–Tanto Estados Unidos como el Reino Unido fueron cómplices del genocidio, algo que recordé durante mi discurso de aceptación del Bafta por The act of killing. En
Estados Unidos, medios como the New York Times reportaron lo ocurrido en los 60 como si fuera buenas noticias para la región con titulares victoriosos como “Una luz de esperanza para Asia”. Corporaciones estadounidenses usaron los campos de concentración indonesios como trabajo esclavo, lo mismo que sucedió con las corporaciones alemanas durante el nazismo. Desde ya que esto no fue una excepción a la regla sino algo sistemático que también ocurrió en América latina, Africa y el sudeste asiático. Es importante que esto se revierta. El 10 de diciembre de 2014 el senador Tom Udall introdujo una resolución en el congreso para exigir la desclasificación de los documentos sobre nuestra participación en el genocidio y un pedido público de disculpas.
–A pesar de todo esto, la realidad es que todavía no hay justicia. El Tribunal Popular Internacional en La Haya que empieza este 10 de noviembre es una señal de que no se ha avanzado mucho en Indonesia mismo. ¿Qué puede conseguir este tribunal?
–El presidente de Indonesia, Joko Widodo, presentó recientemente ante el Parlamento un proyecto de ley de verdad y reconciliación, pero este proyecto es más un intento de silenciar lo sucedido que de averiguar lo que pasó. No hay ningún mecanismo para llevar a la Justicia a los comandantes y, según el fiscal general, ni siquiera se deben publicar sus nombres. El hecho de que necesitemos este tribunal muestra que la propuesta oficial es totalmente inadecuada. En este sentido, el Tribunal es muy importante como crítica del silencio del gobierno y como creación de un tribunal de jerarquía internacional para construir un sólido archivo que sirva como contramemoria.
–En las violaciones de derechos humanos se puede distinguir dos modelos, el de la comisión de la Verdad y Reconciliación al estilo de Sudáfrica, o el de la justicia restaurativa, en el que se juzga a los responsables, como en el caso de Argentina. ¿Cuál cree que será el modelo que seguirá Indonesia?
–El modelo argentino. Por lo menos debemos intentarlo. El modelo sudafricano surgió porque tuvieron que optar entre la justicia y la paz, y encontraron ese mecanismo intermedio de la comisión de la verdad y reconciliación en el que nadie era llevado ante la justicia. Los sobrevivientes no quieren esto. Quieren un reconocimiento, quieren la verdad, quieren una investigación exhaustiva que abarque toda la comunidad y quieren alguna forma de justicia. La Justicia es un ritual que la sociedad tiene que atravesar para que quede claro que esto está prohibido para siempre, que nunca más puede suceder. Hasta que esto pase, hay un riesgo de repetición. Esto no quiere decir necesariamente llevar a todos ante los tribunales. La justicia podría juzgar a los que planificaron y ordenaron la matanza. Muchos de ellos han muerto, quizás la mayoría, pero en todo caso juzgarlos en ausencia en base a las pruebas que junte la comisión de la verdad. Habrá que ver si es posible. Pero si no lo es y hay que aceptar una reconciliación sin justicia, la condición básica e innegociable es que se pueda averiguar y revelar la verdad de lo ocurrido. Nunca se puede aceptar una reconciliación sin verdad que es la propuesta del actual gobierno. Es como pedirles a los sobrevivientes que perdonen a los perpetradores sin que estos siquiera tengan que reconocer lo que hicieron.
–Usted dedicó más de 10 años a estos proyectos con Indonesia. ¿Cuál es su próximo proyecto?

–No puedo revelarlo por razones contractuales, pero no va a ser con Indonesia. Pero desde ya que seguiré participando y ayudando en todo lo que pueda para que los sobrevivientes y la sociedad obtengan la justicia que se merecen.

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domingo, 1 de noviembre de 2015

LA DERECHA GLOBAL: LO QUE ESTÁ EN JUEGO. EL PODER.

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LA DERECHA GLOBAL.-  LO QUE ESTÁ EN JUEGO. EL PODER. La derecha política como expresión y manifestación social de las élites político-financiero-especulativo (la Gran Burguesía Mundial) tiempos de las políticas del Consenso de Washington  y las corporaciones transnacionales del capital corporativo global, tiempos del nuevo proceso de acumulación mundial del capital de la desposesión de los  recursos naturales, biodiversidad y Conocimientos Ancestrales, Tiempos Políticos del Consenso de los Commodities; que es lo que plantean o sustentan políticamente en la coyuntura actual donde aún no  pueden salir de la poli-crisis mundial engendrada por ellos, crisis estructural – hoy multidimensional – en la práctica su interés fundamental, central no es salir de la crisis – con la crisis ganan más y en menos tiempo, simplemente “transformando la deuda privada en deuda pública y que asuma su pago el Estado, con dinero de todos los Ciudadanos contribuyentes, su objetivo político estratégico  – es mantener la crisis imponiendo sus Políticas  neoliberales que hasta el día de hoy son un rotundo fracaso -. Pero en los países – por lo general es hoy mundial, la protesta social, la crisis política, la crisis de los partidos, de la “clase política”. la crisis de las instituciones propias y constitucionales de la democracia burguesa, liberal, parlamentaria, democracia electoral que ha llevado también a la propia crisis del Estado, en especial la crisis y destrucción del Estado de Bienestar. Entonces que buscan, cuál es el juego político ante el fracaso de las políticas que proviene  de un mercado en crisis y con resultados absolutamente cuestionables. Radicalizan con más violencia - se desesperan ante lo que ellos creen estar perdiendo el Poder - en su desesperación y falta de propuestas políticas, plantean con salida las procesos "políticos" - la cruda anti-política del golpismo militarista. Saben que ponen en riesgo total la Democracia, pero es su única salida.


La derecha política sea en Europa, (La Unión Europea) en América del Norte (Estados Unidos, Canadá) América latina, (Gobiernos de políticas neoliberales (México, Colombia, Perú) o gobiernos nacionalistas de izquierda democrática (Venezuela, Ecuador, Brasil, Argentina, etc.) en África (países escenarios de la llamada Primavera democrática) Sud-este asiático, etc. Al estar en crisis sus políticas neoliberales – o en países donde hoy están vigentes movimientos políticos de izquierda democrática) su comportamiento político, su manera de actuar políticamente, o haciendo uso y abuso de su poder desde los medios de comunicación, es ÚNICA. Violencia. Están o no en el gobierno, pero siguen aún  controlando el Poder, como no tienen una Alternativa Política distinta, diferente o por lo menos populista, asistencialista ante la crisis de las políticas neoliberales, se comportan o en el gobierno o toman las calles y Plazas Públicas y su forma de actuar es VIOLENCIA y generar más Violencia. Desde políticas xenofóbicas  hoy ante la crisis humanitaria de la migración de miles de miles de Siria, Egipto, Irak, Afganistán, Libia, etc., Estados Unidos con los migrantes ilegales Latinos y sus candidatos republicanos. Políticos Homofóbicas, básicamente en Europa y Estados Unidos en alianza con grupos y sectas religiosas

No tienen otra salida y su único lenguaje es la Violencia. Frente a la “nueva realidad” mundializada de la desigualdad económico-social, su política es de mayor violencia en las nuevas formas de explotación de la mano de obra, la supuesta mala distribución de la riqueza o la anecdótica falta de oportunidades, son los millones de jóvenes (los nuevos esclavos asalariados del siglo XXI). En las coyunturas de procesos electorales como no tienen “nuevas” Plataformas Políticas, frente a la crisis por ejemplo de los partidos políticos, de la clase política, su respuesta en Violencia. Pero donde sí su comportamiento es pura violencia es en los procesos de denuncias contra la corrupción institucionalizada. La inseguridad ciudadana, la democracia novelada, mediática (asaltada por la corrupción) la narco-política y los propios estados inviables y los narco-estados. Como todo este engendro neoliberal es de su absoluta creación, lo defienden con violencia e imponiendo violencia y criminalizando los movimientos sociales, las protestas sociales de los pueblos y “sustentando” una supuesta “gobernabilidad” frente a los anti-sistema, opuestos a las inversiones y radicales defensores del medio ambiente. LA VIOLENCIA  es su respuesta “política” de la derecha global.

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LA DERECHA GLOBAL: LO QUE ESTÁ EN JUEGO.
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Boaventura de Sousa Santos.

Página /12 domingo 1 de noviembre del 2015.

El fenómeno no es sólo portugués. Es global, aunque en cada país asuma una manifestación específica. Consiste en la agresividad inusitada con la que la derecha enfrenta cualquier desafío a su dominación, una agresividad expresada en un lenguaje abusivo y el recurso a tácticas que rozan los límites del juego democrático: manipulación del miedo para eliminar la esperanza, falsedades proclamadas como verdades sociológicas, destemplanza emocional en la confrontación de ideas, etc. Por derecha entiendo el conjunto de las fuerzas sociales, económicas y políticas que se identifican con los designios globales del capitalismo neoliberal y con lo que esto implica en términos de políticas nacionales, de aumento de las desigualdades sociales, de destrucción del Estado de Bienestar, de control de los medios de comunicación y de estrechamiento de la pluralidad del espectro político. ¿De dónde viene este radicalismo ejercido por los políticos y comentaristas que hasta hace poco parecían moderados, pragmáticos, realistas con ideas o idealistas sin ilusiones?
En Portugal estamos entrando en la segunda fase de implementación global del neoliberalismo. A escala mundial, este modelo económico, social y político presenta las siguientes características: prioridad de la lógica del mercado en la regulación no sólo de la economía sino de la sociedad en su conjunto; privatización de la economía y liberalización del comercio internacional; demonización del Estado como regulador de la economía y promotor de políticas sociales; concentración de la regulación económica global en dos instituciones multilaterales, ambas dominadas por el capitalismo euro-norteamericano (el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional) en detrimento de las agencias de la ONU que anteriormente supervisaban la situación global; desregulación de los mercados financieros; sustitución de la regulación económica estatal (hard law) por la autorregulación controlada por las empresas multinacionales (soft law). A partir de la caída del Muro de Berlín, este modelo fue asumido como la única alternativa posible de regulación social y económica. Desde entonces, el objetivo fue transformar la dominación en hegemonía, es decir, hacer que incluso los grupos sociales perjudicados por este modelo fueran inducidos a pensar que era el mejor para ellos. Y, de hecho, en los últimos treinta años este modelo ha conseguido grandes éxitos, uno de los cuales fue haber sido adoptado en Europa por dos importantes partidos socialdemócratas (el Partido Laborista británico de Tony Blair y el Partido Socialdemócrata alemán de Gerhard Schröder) y haber logrado dominar la lógica de las instituciones europeas (Comisión y BCE).
Pero como cualquier modelo social, este también está sujeto a contradicciones y resistencias, y su consolidación ha tenido algunos reveses. El modelo no está plenamente consolidado. Por ejemplo, aún no se ha concretizado la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP), y el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) puede que no llegue a concretarse. Frente a la constatación de que el modelo no está todavía plenamente consolidado, sus protagonistas (detrás de todos, el capital financiero) tienden a reaccionar brutalmente o no en función de su evaluación del peligro inminente. Algunos ejemplos. Surgieron los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) con la intención de introducir algunos matices en el modelo de globalización económica. La reacción está siendo violenta y sobre todo Brasil y Rusia están sujetos a una intensa política de neutralización. La crisis de Grecia, que antes de que este modelo dominara Europa habría sido una crisis menor, fue considerada una amenaza por la posibilidad de propagación a otros países. La humillación de Grecia fue el principio del fin de la Unión Europea tal y como la conocemos. La posibilidad de un candidato presidencial en Estados Unidos que se autodeclara socialista (es decir, un socialdemócrata europeo), Bernie Sanders, no representa, por ahora, ningún peligro serio y lo mismo ocurre con la elección de Jeremy Corbyn como secretario general del Partido Laborista. Mientras no constituyan un peligro, no serán objeto de reacción violenta.
¿Y Portugal? La destemplada reacción del presidente de la República a la propuesta de un gobierno de izquierda hecha por el líder del Partido Socialista, en coalición con el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista, parece indicar que el modelo neoliberal, que intensificó su implantación en Portugal en los últimos cuatro años, ve en tal alternativa política un peligro serio, y por eso reacciona con violencia. Es necesario tener en mente que solo en apariencia estamos ante una polarización ideológica. El Partido Socialista es uno de los más moderados partidos socialdemócratas de Europa. De lo que se trata es de una defensa por todos los medios de intereses instalados o en proceso de instalación. El modelo neoliberal solo es antiestatal en cuanto captura el Estado, pues requiere decisivamente de éste para garantizar la concentración de la riqueza y para captar las oportunidades de negocios altamente rentables que el Estado le proporciona. Debemos considerar que en este modelo los políticos son agentes económicos y que su paso por la política es decisivo para cuidar sus propios intereses económicos.
Pero el afán de capturar el Estado va mucho más allá del sistema político. Tiene que abarcar al conjunto de las instituciones. Por ejemplo, hay instituciones como el Tribunal de Cuentas que asumen una importancia decisiva, porqué tienen a su cargo la supervisión de negocios multimillonarios. Tal como es decisivo capturar el sistema de justicia y hacer que actúe con dos pesos y doble medida: dureza en la investigación y castigo de los crímenes supuestamente cometidos por políticos de izquierda, y negligencia benévola respecto a los crímenes cometidos por los políticos de derecha. Esta captura tiene precedentes históricos. Escribí al respecto hace cerca de veinte años: “A lo largo de nuestro siglo, los tribunales siempre fueron, de vez en cuando, polémicos y objeto de escrutinio público. Basta recordar los tribunales de la República de Weimar tras la revolución alemana (1918) y sus criterios dobles en el castigo de la violencia política de la extrema derecha y de la extrema izquierda” (Santos et al, Os tribunais nas sociedades contemporâneas O caso português. Porto. Ediçoes Afrontamento, 1996, página 19). En aquel momento estaban en cuestión crímenes políticos, en tanto que hoy están en juego crímenes económicos.
Sucede que, en el contexto europeo, esta reacción violenta a un revés puede ella misma enfrentar algunos reveses. La inestabilidad conscientemente provocada en Portugal por el presidente de la República (incitando a los diputados socialistas a la desobediencia) se asienta en el presupuesto de que la Unión Europea está preparada para una defenestración final de toda su tradición socialdemócrata, teniendo en mente que lo que pasa hoy en un país pequeño puede suceder mañana en España o Italia. Es una suposición arriesgada, pues la Unión Europea puede estar cambiando en el centro más de lo que la periferia imagina. Sobre todo porque se trata por ahora de un cambio subterráneo que solo se puede vislumbrar en los informes cifrados de los consejeros de Angela Merkel. La presión que la crisis de los refugiados está teniendo sobre el tejido europeo y el crecimiento de la extrema derecha, ¿no recomendarán alguna flexibilidad que legitime el sistema europeo ante mayorías más amplias, como la que en las últimas elecciones en Portugal votó por los partidos de izquierda? ¿No será preferible viabilizar un gobierno dirigido por un partido inequívocamente europeísta y moderado a correr riesgos de ingobernabilidad que pueden extenderse a otros países? ¿No será de darles crédito a los portugueses por el hecho de estar buscando una solución distante de la crispación y la evolución errática de la “solución griega”? Y los jóvenes, que llenaron hace unos años las calles y las plazas con su indignación (foto), ¿cómo reaccionarán ante la posición ofensivamente parcial del presidente y el impulso anti-institucional que la anima? ¿Será que la derecha piensa que este impulso es un monopolio suyo?
En las respuestas a estas preguntas está el futuro próximo de Portugal. Desde ya, una cosa es cierta. El desvarío del presidente de la República estableció el test decisivo con el que los portugueses van a someter a los candidatos en las próximas elecciones presidenciales. Si fuese electo(a), ¿considera o no que todos los partidos democráticos forman parte del sistema democrático en pie de igualdad? Si en las próximas elecciones legislativas se formase en la arena parlamentaria una coalición de partidos de izquierda con mayoría y presentase una propuesta de gobierno, ¿le daría o no posesión?
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Traducción: de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez.

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