viernes, 29 de marzo de 2019

"SIN LOS TRABAJADORES NO TENDRÍAMOS DEMOCRACIA". Entrevista a Evelyne Huber, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Carolina del Norte.

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"EVELYNE HUBER: La democracia, comparada con la autocracia, comporta una mayor dispersión del poder político, una tendencia hacia una menor desigualdad política y hacia una situación en la que cada persona tiene un voto, lo que hace que los resultados que produce sean inciertos. Las élites no van a renunciar voluntariamente a su poder político, sólo lo harán si son empujadas por aquellos que están excluidos de éste. Por lo tanto, hemos de entender las constelaciones de poder si queremos tener oportunidades para la implementación y la supervivencia de la democracia. Las constelaciones de poder de las que hablamos son las relaciones de poder en la sociedad civil, entre la sociedad civil y el Estado, en la economía internacional y en el sistema de estados".

"El balance de fuerzas en el seno de la sociedad civil depende del poder organizado de los grupos subalternos (por ejemplo, las y los trabajadores). El poder en el sistema internacional, tanto en el marco de la política internacional como de la economía internacional, moldea las estructuras de clase y por tanto las alianzas de clase domésticas. De la misma forma, moldea la forma en la que se ejercen las presiones del exterior. Tomemos el ejemplo de América Latina. La posición internacional de la economía latinoamericana como exportadora de materias primas limita su grado de industrialización y, por lo tanto, el tamaño y la fuerza de su clase trabajadora".

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Arequipa. Perú. 1950. Huelga General Indefinida - Revolución del Pueblo Mistiano - contra la dictadura de Odría y por la "reconquista de la Democracia"- Los Trabajadores Arequipeños, desde su Central Sindical, la FDTA - Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa - dieron una lección democrático-sindical, en defensa de la Democracia y el fin de la dictadura militar. La dictadura "ganó" por entonces,  hasta diciembre de 1955 donde los Trabajadores Arequipeños derrotaron a la dictadura en las calles y plazas públicas y se obligó a la Convocatoria a Elecciones Nacionales. En Perú, la clase trabajadora, desde 1950 hasta el final del siglo XX fue la columna vertebral en defensa de la Democracia.
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"SIN LOS TRABAJADORES NO TENDRÍAMOS DEMOCRACIA".
Entrevista a Evelyne Huber, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Carolina del Norte.

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Shawan Gude.

Jacobinmag/Viento Sur.

Viernes 29 de marzo del 2019.


Los debates acerca del estado en que se encuentra la democracia están al orden del día. No es difícil descubrir el por qué: Bolsonaro en Brasil, Trump en los EE UU., Erdogan en Turquía, Orbán en Hungría, todos apuntan hacia un resurgir del autoritarismo y hacia un debilitamiento de las formas democráticas. Pero no podemos entender el actual estrechamiento de la democracia sin entender cómo se gestaron por primera vez las democracias de masas.

En Capitalist Development and Democracy, publicado por primera vez en 1992, tres académicos (Evelyne Huber, John Stephens, y Dietrich Rueschemeyer) realizaron un amplio análisis del crecimiento de la democracia en el siglo XX en tres regiones: Europa, América del Norte y América Latina y el Caribe. Rompiendo con la historia convencional, argumentaban que el capitalismo había sido crucial para el ascenso de la democracia, pero no por su natural simbiosis con gobiernos de tipo popular, sino porque rompía las estructuras de poder tradicionales y generaba una clase obrera más grande y organizable. “El capitalismo”, escriben, “crea presiones democráticas a pesar de los capitalistas, pero no a través de ellos”.

Huber y sus compañeros prestaron especial atención a cómo las formas en las que está distribuido el poder, tanto a nivel doméstico como internacional, han abierto o clausurado luchas democráticas. Por ejemplo, si un país se encontraba en la periferia del orden político global, los movimientos internos de reforma podrían verse socavados por las acciones de poderosos actores externos (como EE UU). Si un país tenía una clase obrera pequeña debido a la falta de desarrollo, termina teniendo como mucho limitadas formas de gobierno democráticas. En otras palabras, aquellos países con democracias débiles no han sufrido (ni sufren) ningún tipo de deficiencia cultural, sino que determinadas constelaciones de poder han reducido la habilidad de los grupos subalternos (como trabajadores o minorías raciales) de presionar por su inclusión en los procesos políticos.

El libro constituye una poderosa réplica a las concepciones erradas sobre la historia y el significado de la democracia. Además, contiene una revelación vital: “La clase trabajadora”, escriben los tres académicos, “ha sido la fuerza más consistente en pro de la democracia”.

Huber, que actualmente es una reputada profesora de ciencias políticas en la Universidad de Carolina del Norte, charló recientemente con el editor asociado de Jacobin Shawn Gude sobre el libro y sobre lo que éste dice del pasado, presente y futuro de la democracia.

SHAWN GUDE: Se habla mucho de democracia, pero esta palabra no significa lo mismo para todos. Tú y tus compañeros habéis escrito en la introducción de Capitalist Development and Democracy: “Nuestra premisa más básica es que la democracia es sobre todo una cuestión de poder”. ¿Puedes explicar a qué te refieres con esto, y cómo influye esta consideración en el enfoque con el que te aproximas al estudio de la democracia?

EVELYNE HUBER: La democracia, comparada con la autocracia, comporta una mayor dispersión del poder político, una tendencia hacia una menor desigualdad política y hacia una situación en la que cada persona tiene un voto, lo que hace que los resultados que produce sean inciertos.

Las élites no van a renunciar voluntariamente a su poder político, sólo lo harán si son empujadas por aquellos que están excluidos de éste. Por lo tanto, hemos de entender las constelaciones de poder si queremos tener oportunidades para la implementación y la supervivencia de la democracia. Las constelaciones de poder de las que hablamos son las relaciones de poder en la sociedad civil, entre la sociedad civil y el Estado, en la economía internacional y en el sistema de estados.

El balance de fuerzas en el seno de la sociedad civil depende del poder organizado de los grupos subalternos (por ejemplo, las y los trabajadores). El poder en el sistema internacional, tanto en el marco de la política internacional como de la economía internacional, moldea las estructuras de clase y por tanto las alianzas de clase domésticas. De la misma forma, moldea la forma en la que se ejercen las presiones del exterior.

Tomemos el ejemplo de América Latina. La posición internacional de la economía latinoamericana como exportadora de materias primas limita su grado de industrialización y, por lo tanto, el tamaño y la fuerza de su clase trabajadora.

Además, la influencia de EE UU a lo largo del Siglo XX ha operado sistemáticamente contra la democracia en América Latina. Cualquier reforma socioeconómica mínimamente seria era tachada de comunista, mientras que los opositores de esos gobiernos reformistas eran apoyados por Estados Unidos.

Empezó con el golpe contra Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954. Árbenz fue el segundo presidente democrático que tuvo Guatemala y estaba llevando a cabo una reforma agraria que molestó a la United Fruit Company. Ésta acusaba a Árbenz en EE UU de ser comunista, acusación que además carecía de toda base. Sin embargo, la CIA organizó y financió una fuerza invasora dirigida por Castillo Armas, que se convirtió en el primero de muchos dictadores.

Esta fue la primera de otras muchas: intervención en la República Dominicana en 1965; golpe en Chile en 1973; la Contra en Nicaragua en los 90. Durante de la Guerra Fría, EE UU intervino sistemáticamente para socavar - o en el peor de los casos, derrocar – a gobiernos reformistas y progresistas, incluso si estos habían sido elegidos democráticamente.
 


Con estos dos "caballeros de la Política" jamás tendríamos Democracia Real. En realidad son un peligro hoy para la Democracia y la Paz de los Pueblos.
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SG: Estos días, es habitual ver a los trabajadores y trabajadoras ser presentados como una amenaza para la democracia, mientras que los sectores más ricos y educados se presentan como los guardianes de las esencias democráticas. Pero este discurso no encaja con los registros históricos. ¿Nos puedes introducir a esa historia? ¿Qué grupos sociales han sido los partidarios más entusiastas de la democracia?

EH: Los actores clave para el progreso hacia las democracias en Europa y América del Norte fueron los trabajadores y trabajadoras organizados y, dependiendo del país, lo hicieron en alianza con el pequeño campesinado o sectores de las clases medias. En América Latina el papel dirigente lo jugaron las clases medias, pero la democracia completa sólo se consiguió allí donde había una fuerte presencia de la clase trabajadora.

Durante la oleada más reciente, la tercera ola democratizadora en América Latina, el movimiento obrero no jugó el papel dirigente al estar los sindicatos debilitados por la represión y el ajuste estructural, hechos que condujeron a la desindustrialización y a la reducción del sector público. Por una parte, hubo elementos de autodestrucción de los regímenes autoritarios (por ejemplo, en Argentina), y por la otra existió la presión de una serie de grupos, incluyendo a los movimientos sociales de los pobres y las minorías, así como grupos de clases medias.

En Asia, Corea del Sur y Taiwan encajan también en el modelo. Lo que pudimos ver aquí es que fueron el desarrollo económico, la sindicación y las luchas sindicales (especialmente en Corea del Sur) las que llevaron a la democratización. En Corea del Sur existe una sociedad civil fuerte que es la que sostiene el sistema político democrático.

Si miramos al África subsahariana, el problema es que hoy en día sigue habiendo un bajo nivel de desarrollo, y por tanto un grado de desarrollo igualmente bajo de organización de la sociedad civil. El otro problema es que en muchos países existen sociedades divididas étnicamente, y movilizaciones y partidos basados en la etnicidad, lo que no resulta un factor muy favorable para las políticas democráticas.

SG: Si bien los trabajadores estaban preparados para apoyar las luchas democráticas, no estaban destinados per se a hacerlo en masa. ¿Cuál fue el papel de los sindicatos, partidos y otras organizaciones de las clases subalternas a la hora de caminar hacia la democracia?

EH: Aquí la clave es la construcción social de los intereses de clase. Sólo por compartir la misma posición en las estructuras económicas y sociales no significa que la gente perciba intereses comunes y que se vaya a organizar para defenderlos. Lo relevante históricamente fueron los actores que movilizaron al grueso de las clases trabajadoras.

Allí donde estos actores fueron partidos socialdemócratas y sindicatos conectados a estos partidos, ambos lucharon por la democracia. Es decir, la ideología de los líderes era importante. Allí donde estos actores eran líderes sindicales anarquistas, éstos no se sumaron a esa lucha. Donde hubo líderes populistas (como Perón), éstos no tenían por qué ser democráticos, pero estaban interesados en labrarse unas bases poderosas para mejorar la situación de los trabajadores y así mantener el poder, incluso bajo formas no democráticas.
 
  
El Dr. Salvador Allende, Presidente de Chile. 1973, defendió junto a su Pueblo - los trabajadores - la Democracia y la Vía Socialista ante la intervención directa de la CIA - Central de Inteligencia Americana - y la Traición de las propias Fuerzas Armadas y la "huelga" de los Camioneros - pagada por la CIA - y el Imperio, debelada, ante el mundo, años más tarde.
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SG: Tú y tus compañeros ligáis la llegada de la democracia a la llegada del capitalismo. Pero, de nuevo, la concepción más generalizada – que a menudo equipara el capitalismo de libre mercado con la democracia misma – se equivoca si nos atenemos a criterios empíricos. ¿Cuál ha sido, históricamente, la conexión entre democracia y capitalismo?

EH: La conexión radicaba en que el capitalismo trajo consigo industrialización y urbanización, hechos que tomados en su conjunto facilitaron la organización de los grupos subalternos. La organización es una fuente de poder; de hecho, es la fuente de poder para aquellos desprovistos de poder económico.

Las poblaciones rurales, y en particular aquellas en posición de dependencia con respecto a grandes terratenientes, son claramente difíciles de organizar. La gente que trabaja junta en fábricas, minas o ferrocarriles es más fácil de alcanzar y más receptiva a aquellos mensajes que aumentan la conciencia de su posición socioeconómica y señalan posibles caminos para que puedan mejorarla.

Así, otra consecuencia del capitalismo y de la industrialización fue la transformación de las relaciones laborales rurales y el debilitamiento económico de los grandes terratenientes, y por lo tanto también políticamente en el largo plazo. Los grandes terratenientes, dependientes de la disponibilidad de una fuerza de trabajo barata a gran escala, han sido históricamente enemigos de la democracia por razones obvias. La industrialización creó alternativas para el trabajo rural en la forma de migración hacia las ciudades.

La urbanización también facilitó la organización de las clases medias en asociaciones profesionales y culturales. Como ya he señalado anteriormente, lo relevante fue quién organizaba y movilizaba políticamente.

Al mismo tiempo, el paso de la agricultura a la industria, el comercio y las finanzas como nuevos centros de acumulación, creó nuevos sectores de élite que luchaban por el poder político con los grandes terratenientes. El desarrollo de competencias y alianzas entre las élites fue diferente según el país. En muchos países, las viejas y las nuevas élites se fusionaron. Sin embargo, la clave está en que la necesidad de dominación sobre una fuerza de trabajo rural y barata para mantener la riqueza y el estatus fue disminuyendo, con lo que uno de los obstáculos principales contra la democracia redujo su importancia.

SG: Avancemos hasta el mundo actual. La derecha y la extrema derecha crecen a lo largo del mundo, y la democracia en muchos sitios está en proceso de erosión. ¿Qué explica este cambio profundo de las sociedades actuales?

EH: Por un lado, la creciente división entre ganadores y perdedores de la globalización y la transición a la economía del conocimiento; por otro lado, el declive de las organizaciones que ejercen la solidaridad en el seno las clases medias y trabajadoras. Esto hace a los perdedores susceptibles a las consignas de la extrema derecha populista.

Los sindicatos, especialmente los ligados a partidos socialdemócratas, fueron históricamente los principales promotores y sostenes de la democracia. La desindustrialización supuso un descenso de la afiliación sindical y por lo tanto de su fuerza en todas las sociedades postindustriales y en América Latina. Esto se producía justo en un momento de apertura de sus economías.

En ese sentido, los sindicatos no son capaces de funcionar como portadores efectivos de discursos solidarios para el grueso de la clase trabajadora. En su lugar, los trabajadores sin cualificar en mercados precarios, en el marco de economías del conocimiento, son susceptibles de ser movilizados por líderes de la extrema derecha populista mediante la creación de un sentimiento de identidad y de (falsa) solidaridad, a través de consignas del tipo nosotros contra ellos, a la vez que prometen la vuelta a un pasado supuestamente mejor.

SG: Hay muchos países, particularmente en el mundo desarrollado, que cuentan todavía con formas débiles de democracia, y a la vez hay retrocesos autoritarios. Sin embargo, de alguna forma la clase trabajadora es más grande de lo que ha sido nunca. ¿Cuánta esperanza deberíamos tener en el futuro de la democracia?

EH: La clase trabajadora está más atomizada y diferenciada en las sociedades postindustriales. Incluso en las sociedades desarrolladas, la economía informal ha crecido y creado grandes grupos que son muy difíciles de organizar. En todas partes, los sindicatos han caído en afiliación y el porcentaje de la fuerza laboral sindicada también ha caído. Los partidos tradicionales de la clase obrera han perdido porcentajes de voto en las sociedades postindustriales.

Puede que otros movimientos compensen en cierta medida el declive de los sindicatos. Por lo tanto, la tarea estriba en fortalecer las organizaciones de la sociedad civil y los partidos políticos que estén comprometidos con la democracia y la igualdad, para poder así asegurar que el futuro de la democracia siga luciendo brillante.

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jueves, 28 de marzo de 2019

LA CARTA DE LÓPEZ OBRADOR PROVOCA UNA REFRIEGA POLÍTICA EN ESPAÑA.. ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR: ESPAÑA RECHAZA CON FIRMEZA LA EXIGENCIA DE MÉXICO DE PEDIR PERDÓN POR LOS ABUSOS DE LA CONQUISTA. "AL FINAL. ¿FUE COLÓN UN GENOCIDA?.

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¿FUE COLÓN UN GENOCIDA?
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"La ciudad de Los Ángeles tiene su origen y nombre en un pasado español. La fundó, el 4 de septiembre de 1781, un gobernador andaluz, Felipe de Neve. Para entonces, el marino genovés Cristóbal Colón llevaba la cifra redonda de 275 años muerto. El concejal angelino Mitch O’Farrell encabeza el movimiento que pretende demostrar que el hombre que llegó a América creyendo que eran las Indias fue un genocida. El pasado sábado fue el artífice de que se retirase una estatua de tamaño natural del Conquistador en un parque del centro de la ciudad que había sido instalada en 1973, entonces un regalo de una asociación de italianos del sur de California y hoy una “mancha de la historia”. ¿Fue este navegante el culpable del mayor genocidio de la historia?, como proclamó O’ Farrell tras el acto, al que acudieron más de un centenar de personas, entre ellas, descendientes de indios que daban gritos de alegría y tocaban sus tambores.

EL CONQUISTADOR

La mayoría de los historiadores consultados niegan con rotundidad que Cristoforo Colombo pueda ser tildado de genocida. “Es una figura que hasta ahora no había sido contestada gracias a sus logros en la navegación, por colonizar un nuevo espacio y porque supuso una globalización”, dice Carlos Martínez Shaw, catedrático emérito de Historia Moderna de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y miembro de la Real Academia de Historia. 

“Sin embargo, hay también un lado oscuro, porque las motivaciones principales de aquel proceso tenían que ver más con el ansia de hallar oro y especias. Los conquistadores se encontraron poblaciones a las que, a veces, destrozaron su vida y cultura, y hubo enfrentamientos con quienes tenían derecho a defenderse de unos intrusos”. No obstante, no se puede hablar de genocidio, porque “no hubo el deseo de exterminar una raza, entre otras razones porque se les necesitaba como mano de obra”, una cuestión que también apunta Pablo Emilio Pérez-Mallaína, catedrático de Historia de América en la Universidad de Sevilla y especialista en la colonización americana.

Precisamente desde el lado americano, Steve Hackel, profesor de Historia de la Universidad de California, apoya las reivindicaciones indígenas, pero la retirada de la estatua le genera “dudas importantes, porque se ha hecho casi en secreto y sin debate”. Para Hackel, Colón fue “una persona muy controvertida. No propuso ni practicó el genocidio de nativos, pero se le puede condenar por esclavizar a cientos de indios. En cualquier caso, no podemos culparle por las prácticas de los que siguieron sus pasos”. Para el colombiano Mario Jursich, editor y escritor, “está bien documentado que Colón no encabezó ningún genocidio. Los que cometieron desmanes y atrocidades contra los indígenas americanos fueron los que vinieron después de él, los colonizadores”.

Borja de Riquer, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, considera que calificar a Colón de genocida “es excesivo”. El almirante “fue un viajero, más que un gestor”, y la empresa de América fue “una conquista con todas sus características, en la que los conquistadores se apropian de todo, territorios y personas. Estas historias siempre son violentas”. De Riquer suma una cuestión terminológica. “No hay que hablar tanto de descubrimiento como de conquista y sumisión de una población por una potencia extranjera”. Más contundente contra las autoridades angelinas se muestra el catedrático Santiago Muñoz Machado, miembro de la Real Academia Española, distinguido la semana pasada con el Premio nacional de Historia,  por Hablamos la misma lengua, un libro sobre la expansión del español desde la conquista hasta la independencia de las colonias. “No hay nada de qué arrepentirse, ni motivo de condena. Es una agresión cultural retirar los monumentos que recuerdan a Colón”.

En el lado opuesto se sitúa el historiador británico Roger Crowley, autor de El mar sin fin, Portugal y la forja del primer imperio global. Considera que cuando Colón pisó suelo americano el 12 de octubre de 1492, “abrió una era de asesinato masivo por parte de los conquistadores europeos”, por lo que “es el padre fundador del genocidio en el Nuevo Mundo”, aunque niega que hubiera intención de exterminio. En esa línea se mueve el historiador de la Autónoma de Barcelona Antonio Espino López, autor del libro La conquista de América: Una revisión crítica. “No se puede hablar de genocidio planificado, pero sí del inicio de grandes hecatombes en el continente americano”. Mientras que José Luis de Rojas, profesor de Antropología de América en la Complutense de Madrid, especialista en la conquista de México, aporta una razón vinculada a la propia vida del almirante. “Estuvo allí muy poco tiempo, se pasó embarcado media vida”. Además, “las cifras de muertos están muy exageradas. Mataron más las epidemias como la viruela, que los españoles”.
 


JUZGAR HOY LA HISTORIA

Visto el personaje, toca preguntarse si se puede revisar lo pasado con los ojos de hoy. Carmen Sanz Ayán, de la Academia de Historia, catedrática de Historia Moderna de la Complutense, asegura que este revisionismo histórico sobre Colón era “esperable”. “Es una corriente que procede desde hace tiempo de algunos departamentos de universidades americanas, aunque es curioso que venga de descendientes de comunidades que casi fueron exterminadas por otras civilizaciones”. Según Sanz, en esos ámbitos universitarios “se está dando peso a quienes quieren imponer interpretaciones unívocas desde el presentismo y en clara descontextualización. Esto es algo que va en contra de nuestra ciencia y los historiadores no nos lo podemos permitir”. En su opinión, este movimiento puede desembocar en “un peligro mayor, la construcción de lo nacional desde lo etnoculturalista". "Y en Europa ya sabemos lo que supuso esto”, advierte.

Para Espino López, en cambio, “hay que revisar todos los imperialismos a fondo, no es solo una cuestión de la monarquía hispánica del siglo XVI. Todos han sido igual de negativos y han tratado de justificarse con que las poblaciones resultaron beneficiadas. Ese tipo de argumentación ya no se sostiene”. Por el contrario, Pérez-Mallaína defiende que no se puede “calificar lo que pasó en el siglo XV con la moral y las leyes del siglo XXI. Todos los pueblos han sido dominadores y dominados. Los aztecas esclavizaban a sus enemigos, los sacrificaban y se comían su corazón”. Borja de Riquer coincide en que si se juzga con los criterios morales de hoy a personajes históricos del pasado, “se salvarían muy pocos”.

Martínez Shaw advierte de que la historia “permite distintas interpretaciones incluso de un hecho verificado y comprobado”. A Colón hay que “valorarlo desde la historia universal, más que desde el sometimiento que hubo. Yo prefiero no tocar esas cuestiones por su gran significado, aunque entiendo que haya quien quiera hacerlo”. El profesor De Rojas remacha que “hay reconocer lo que pasó para que no vuelva a suceder, como está ocurriendo en África Central. Lo único que podemos hacer es asumir nuestro pasado, aunque no seamos los responsables”.

LOS IMPERIOS

En el debate recurrente entre quienes fueron los malos o los peores, “la conquista de América no fue muy distinta de las que hicieron los británicos, los holandeses o los mismos romanos”, apunta De Riquer. “El colonizador nunca es bueno, pero si comparamos la huella de los españoles en Hispanoamérica con lo que hicieron los ingleses en Estados Unidos o los portugueses, en Brasil…”, apunta Consuelo Varela, doctora en Historia de América e investigadora de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos del CSIC, que además pone este ejemplo: “España fundó la universidad en Perú en el siglo XVI [Lima, 1551]; mientras que los ingleses fundaron Harvard en 1636 y en Brasil no la hubo hasta principios del XX, cuando ya era independiente”. Pérez-Mallaína defiende que “la colonización española no fue de las peores, porque estuvo muy pegada a la religión católica y los conquistadores tenían cierto cargo de conciencia; algo que no ocurrió entre los ingleses”.

El británico Roger Crowley arrima la ascua a su país, reconociendo que toda colonización implica “violencia, saqueo y opresión”, pero que “el dominio de los belgas en el Congo fue peor que el del Imperio británico en India”. A modo de conclusiones, el profesor De Rojas señala el motivo real por el que Colón acabó el pasado sábado tumbado en un camión: “Lo han quitado por lo que representa, más que por lo que realmente hizo”. Mientras que Jursich lamenta que “nada se gana con ocultar los hechos problemáticos del pasado eliminándolos de la vista pública”.

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LA CARTA DE LÓPEZ OBRADOR PROVOCA UNA REFRIEGA POLÍTICA EN ESPAÑA.
El presidente mexicano asegura que instar a pedir perdón "para nada" pone en riesgo las relaciones entre ambos países.
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Sonia Corona. Miquel Alberola. Eva Saiz.
Diario El País-España.
México. Buenos Aires. Jerez de la Frontera.
Martes 26 de marzo del 2019.

El ministro de Exteriores, Josep Borrell, lo quiso dejar claro: España no pedirá perdón a México por los abusos de la conquista, como ha solicitado el presidente de ese país por carta al rey Felipe VI y al Papa. “Del mismo modo que no vamos a pedir a la República francesa que presente disculpas por lo que hicieron los soldados de Napoleón cuando invadieron España. Ni los franceses van a pedir a los italianos que se disculpen por la conquista de las Galias de Julio César”, dijo. Borrell informó de una conversación con su homólogo mexicano. “Vamos a hacer todo lo posible para que las relaciones entre los pueblos y los Gobiernos no se vean enturbiadas por esta iniciativa desafortunada”, señaló. Fuentes del Gobierno mexicano afirman que Borrell trasladó “el malestar” de España con el contenido, el tono y el destinatario de la carta y manifiestan su sorpresa por la repercusión de la misiva en España.

El presidente mexicano aseguró este martes, durante una rueda de prensa, que su intención al enviar esas cartas era abrir una reflexión sobre lo sucedido durante la conquista. “Queremos ver si se puede integrar un grupo conjunto para hacer una relatoría de lo sucedido y a partir de ahí, de manera humilde, aceptar nuestros errores, pedir perdón y reconciliarnos entre todos”, dijo. El mandatario mexicano negó que la polémica por las cartas supusiera un riesgo para las relaciones diplomáticas:

Es un asunto de voluntades y de conciencia de cada quien. Independientemente de la postura que se tenga, esto abre la posibilidad de la revisión de nuestra historia”. López Obrador avanzó, no obstante, que no asistirá a los actos de los 500 años de la fundación de la ciudad de Veracruz el 22 de abril mientras no exista un acuerdo de reconciliación con España: “No puedo participar en un festejo como jefe del Estado mexicano hasta que no resolvamos este asunto”.

Tras conocerse la carta del presidente mexicano al Rey, el Gobierno emitió un comunicado en el que manifestaba su malestar con la misiva. “Rechazamos con toda rotundidad su contenido”, rezaba el texto. Sin embargo, el líder del PP, Pablo Casado, recurrió este martes a la polémica para atacar al Gobierno a la vez que al “amigo izquierdista de Pedro Sánchez” [en alusión a López Obrador].

“Lo que ha dicho es una auténtica afrenta contra España. No lo voy a admitir”, declaró Casado en un acto de partido en Jerez de la Frontera, informa Eva Sáiz. “El Gobierno tiene que decir claramente a este tipo de gobiernos izquierdistas que no compartimos esas palabras”. El dirigente popular aprovechó para criticar la política en Latinoamérica de Pedro Sánchez, a quien acusó de ponerse del lado de Nicolás Maduro en Venezuela y de los sucesores de Castro, en Cuba. Y añadió: “Yo no creo en la leyenda negra de España. Ni en la que se trazó hace siglos ni en la que la izquierda acomplejada intenta ahora escribir. Somos una de las naciones más importantes de la historia de la humanidad”, señaló.


Casado destacó que, “al contrario de otros imperios”, los españoles que fueron a América, “acabaron teniendo familia allí”. “Y el mestizaje, que nos llamen ‘la madre patria’, que compartamos costumbres, lengua y religión es algo que vamos a reivindicar”, abundó. El ex portavoz del PP en el Congreso Rafael Hernando declaró en Twitter: “Los españoles fuimos allí y acabamos con el poder de tribus que asesinaban con crueldad y saña a sus vecinos”.


Para el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, la carta es “una ofensa intolerable al pueblo español”. “Así actúa el populismo: falseando la historia y buscando el enfrentamiento”. Santiago Abascal, de Vox, opinó: “López Obrador, contagiado de socialismo indigenista, no entiende qué al pedir reparaciones a España, en realidad está insultando a México”.

En Unidas Podemos, sin embargo, salieron en defensa del presidente mexicano. “Tiene mucha razón en exigirle al Rey que pida perdón por los abusos en la conquista”, señaló la portavoz adjunta en el Parlamento, Ione Belarra. Si llegan al Gobierno, prometió “un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial que restaure a las víctimas”.


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Andrés Manuel López Obrador, acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, en Tabasco, este lunes. FOTO Y VIDEO: GOBIERNO DE MÉXICO
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EL PRESIDENTE MEXICANO RECONOCE LA DISCULPA DE
ESPAÑA COMO LA ÚNICA FORMA POSIBLE DE LOGRAR UNA
RECONCILIACIÓN PLENA.
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Javier Lafuente. Sonia Corona.


Diario El País. España.

México martes 26 de marzo del 2019.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se ha mostrado tajante en el desafío diplomático que ha lanzado a España por la conquista del país hace 500 años. Poco después de que el Gobierno de Pedro Sánchez rechazase y lamentase el envío de una carta en la que López Obrador pide al Rey que España se disculpe por los abusos cometidos durante la conquista, el mandatario recalcó en un acto: 

“No es el propósito resucitar estos diferendos, sino ponerlos al descubierto, porque todavía, aunque se nieguen, hay heridas abiertas y es mejor reconocer que hubo abusos y se cometieron errores”.


López Obrador explicó, como adelantó EL PAÍS, que ha enviado sendas cartas al Rey de España, Felipe VI y al papa Francisco “para invitarlos a que juntos hagamos un relato de lo sucedido desde el inicio de la ocupación, de la invasión, de los tres siglos de colonia y también los 200 años de México independiente”, en referencia al año 2021, en que se conmemoran 500 años de la caída de Tenochtitlán y del bicentenario de la independencia.

El presidente incidió en que en aquella época “se cometieron actos de autoritarismo, de avasallamiento, se asesinaron miles de personas durante todo este periodo. Se impuso una cultura, una civilización sobre otra. También se excomulgó a quienes son los padres de nuestra patria, a Hidalgo y a Morelos. Todo esto debe narrarse, debe saberse, se debe conocer también de lo que significó el saqueo colonial de nuestros recursos naturales”.

La presentación pública de disculpas es la vía que defiende López Obrador como la única forma posible de lograr una reconciliación plena: "No podríamos conmemorar los 500 años sin ponernos al corriente con lo que aconteció". La carta, dirigida al Rey pero canalizada a través del Ministerio de Exteriores, abona la confrontación entre las autoridades españolas y mexicanas cuando se cumple el quinto centenario de la llegada a México del conquistador Hernán Cortés. Ese duro mensaje llega a Madrid apenas dos meses después de que el presidente, Pedro Sánchez, visitara oficialmente el país norteamericano.

México, que en ningún caso ha pedido ni pedirá a España resarcimiento económico, según garantizan las fuentes consultadas, asegura que también pedirá perdón por los abusos cometidos durante los dos últimos siglos, “sobre todo por la opresión a las comunidades indígenas, por el exterminio que hubo a los pueblos yaquis durante el Porfiriato, a los pueblos mayas, y también pedir perdón porque hubo exterminio de la población china, miles asesinados”.

López Obrador insistió en su petición en Centla, en el Estado de Tabasco, donde se produjo, hace ahora 500 años, la primera batalla de Hernán Cortés a su llegada a suelo mexicano, contra los mayas chontales, un episodio al que se refirió Beatriz Gutiérrez Müller, presidenta honoraria de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México y esposa del presidente López Obrador. 

“Para reflexionar es necesario que retomemos a la memoria para comprender qué pasó y en qué terminó”, dijo al comenzar el recuento histórico. Para ella, la historia deja claro que Cortés tenía un "propósito de explorar, poblar y explotar” las tierras a las que recién había llegado y que el conquistador fue recibido por los nativos “en son de guerra”.

Gutiérrez Müller es profesora universitaria y escritora. Buena parte de sus publicaciones han estado orientadas hacia distintos episodios de la historia de México, como la Revolución Mexicana y la Reforma. En febrero presentó en la Feria del Libro de Minería su libro La memoria artificial en la Historia Verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, su tesis de maestría, donde defiende que a partir de las primeras crónicas sobre América se ha creado una forma de pensamiento occidentalizado en México. 

La esposa de López Obrador renunció al cargo de primera dama para colaborar con el trabajo de memoria histórica encargado por el nuevo Gobierno mexicano. Con su intervención pública de este lunes — aunque no suele acompañar al presidente a sus actos públicos— ha mostrado su influencia en la perspectiva sobre la historia que el nuevo Gobierno tomará en los próximos años.

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ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR: ESPAÑA RECHAZA CON FIRMEZA LA EXIGENCIA DE MÉXICO DE PEDIR PERDÓN POR LOS ABUSOS DE LA CONQUISTA.


El presidente de México defiende que es la única forma posible de lograr una reconciliación plena entre ambos países.
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Javier Lafuente. Lucía Abellán.

Diario El País. España.

Martes 26 de marzo del 2019.

México lanza un desafío diplomático contra España por la conquista del país norteamericano hace 500 años. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, envió recientemente una carta al Rey de España, Felipe VI, en la que le insta a reconocer los atropellos que las autoridades mexicanas consideran que se cometieron durante la conquista y a pedir disculpas por ellos. El Gobierno español reaccionó a la divulgación del contenido de la misiva, adelantado por EL PAÍS, y en un comunicado ha afirmado que “lamenta profundamente” su publicación y que “rechaza con firmeza” el argumento de la misma.

El Ejecutivo español agregó que “reitera su disposición para trabajar conjuntamente con el Gobierno de México y continuar construyendo el marco apropiado para intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes entre nuestros dos países, que nos permita afrontar con una visión compartida los retos futuros”.

La presentación pública de disculpas es la vía que defiende López Obrador como la única forma posible de lograr una reconciliación plena. La carta, dirigida al Rey, pero canalizada a través del Ministerio de Exteriores, abona la confrontación entre las autoridades españolas y mexicanas cuando se cumple el quinto centenario de la llegada a México del conquistador Hernán Cortés. Ese duro mensaje llega a Madrid apenas dos meses después de que el presidente, Pedro Sánchez, visitara oficialmente el país norteamericano.

El presidente, cuyo abuelo nació en Cantabria, tenía previsto abordar este asunto en un acto en la localidad mexicana de Centla, donde conmemorará la batalla contra los españoles. Antes, en un vídeo desde ese lugar difundido en su cuenta de Twitter, aseguró que también había enviado una misiva al Papa. "Envié ya una carta al Rey de España y al Papa para que se haga un relato de agravios y que se pida perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos; hubo matanzas, imposiciones... la llamada conquista se hizo con la espada y con la cruz", aseguró.

En 2021 se celebran 500 años de la caída de Tenochtitlán y los 200 años de la independencia de México. Pero ya este año el calendario obliga a recordar un acontecimiento algo incómodo: la llegada de Cortés con medio millar de hombres y que acabó con la victoria de los conquistadores españoles. El Gobierno de López Obrador sostiene que no se puede celebrar ninguna conmemoración sin ir antes a una reconciliación, por lo que quiere diseñar una hoja de ruta hasta ese año para convertir a 2021 como el año “de la gran reconciliación”, en palabras del presidente mexicano.

La disculpa que López Obrador le ha pedido al Rey, matizan las fuentes, no es por la conquista como concepto, sino por los delitos y vejaciones que se cometieron contra los pueblos nativos durante aquella época. En la redacción del texto, que según las fuentes mexicanas hace referencia a la reparación hacia los judíos sefardíes y a la experiencia española de memoria histórica, ha tenido una participación activa Beatriz Gutiérrez Müller, esposa de López Obrador, a quien el presidente nombró coordinadora del Consejo Asesor Honorario de la iniciativa de Memoria Histórica y Cultural de México. En el vídeo en el que ambos aparecen recuerdan la primera batalla que tuvo Cortés con los mayas chontales: "La primera batalla de la llamada conquista o descubrimiento o encuentro de dos mundos, de dos culturas; lo cierto es que fue una invasión y se cometieron muchas arbitrariedades", incide López Obrador.


Malestar en España.

Desde el Gobierno de México admiten que la carta no ha sentado bien en España, pero insisten en que el texto no está inspirado en el rencor y que el fondo del tema —la idea de iniciar un proceso de reconciliación, no la carta en sí— ya se había tratado durante la visita de Pedro Sánchez a finales de enero.

México, que en ningún caso ha pedido ni pedirá a España resarcimiento económico, según garantizan las fuentes consultadas, asegura que estaría dispuesto a tener la misma actitud crítica sobre las vejaciones cometidas por parte de los indígenas autóctonos contra los que se enfrentaron los conquistadores españoles, pero primero ha de conocer qué atropellos están dispuestas a poner sobre la mesa las autoridades españolas. "Yo lo voy a hacer también [pedir perdón] porque después de la colonia hubo mucha represión a los pueblos originarios, fue lamentable lo que pasó con el exterminio a los yaquis o a los mayas", aseguró el mandatario en el vídeo.

En el Gobierno de López Obrador irrita, en cierta manera, la idea de que en España no haya una reflexión sobre lo ocurrido hace 500 años. “Es un emplazamiento que no se puede evadir”, asegura una de las fuentes. El Gobierno español, de hecho, ha evitado organizar ningún tipo de conmemoración. En un reciente encuentro con la prensa, el ministro de Cultura, José Guirao, admitió que la figura de Cortés “no es muy simpática en México” y se escudó en que el anterior Ejecutivo del PP no había dispuesto presupuesto para desvincularse de posibles actos oficiales de conmemoración.

En su lugar, el Ejecutivo de Sánchez se ha centrado en conmemorar una efeméride mucho más conciliadora con México: el 80º aniversario de la llegada de la diáspora republicana a ese país tras el fin de la Guerra Civil.

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