jueves, 28 de octubre de 2021

LOS MULTIMILLONARIOS ESTADOUNIDENSES SON AHORA 2,1 BILLONES DE DÓLARES MÁS RICOS QUE ANTES DE LA PANDEMIA.

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COMO HAN AUMENTADO SU RIQUEZA, LOS MULTIMILLONARIOS DURANTE LA PANDEMIA. (Opinión de Bussines Insider)

No es la primera vez que las grandes fortunas han visto aumentar sus ganancias mientras que otros sufren pérdidas en épocas de crisis. Primero, el gobierno se encarga de dar desproporcionadamente más ayuda a las grandes empresas. Luego, cuando el mercado de valores se recupera, los rescates desiguales se traducen en que los ricos todavía cuentan con dinero a mano para poder invertir y así obtener ganancias, mientras que las clases medias y bajas no. Sabiendo todo esto, algunos abogan por políticas que ayuden a nivelar las reglas del juego y a motivar un cambio real.

Esta es la transcripción del vídeo. (La última foto del Documento).

Narrador: esta es la tasa de desempleo durante la pandemia del COVID-19. Y este es el patrimonio neto del CEO de Amazon Jeff Bezos durante ese mismo periodo de tiempo. De marzo a junio de 2020, el fundador de Amazon Jeff Bezos ha visto su riqueza aumentar alrededor de 48 mil millones de dólares. El fundador de la plataforma de videoconferencias Zoom aumentó sus ingresos en más de 2.500 millones de dólares (unos 40 mil millones de euros), y el patrimonio neto del exdirector general de MicrosoftSteve Ballmer aumentó en 15.700 millones de dólares (13.290 mil millones de euros aproximadamente).

Este tipo de ejemplos podrían hacerte pensar que cuando los multimillonarios obtienen beneficios durante una crisis, es solo cuestión de estar en el lugar y en el momento adecuados. Bueno, eso no es falso, pero tampoco es del todo cierto. El magnate de los casinos Sheldon Adelson ha visto aumentar su riqueza en 5 mil millones de dólares (4 mil millones de euros), mientras que Elon Musk ha experimentado un aumento de 17,2 mil millones de dólares (14,5 mil millones de euros). Cuando se suman los números, los multimillonarios en Estados Unidos han aumentado su patrimonio neto total en 637 mil millones de dólares (540 mil millones de euros) durante la pandemia del COVID-19 hasta el día de hoy.

Al mismo tiempo, más de 40 millones de estadounidenses fueron desempleados. Con decenas de millones de estadounidenses sin sueldo y el mercado de valores cayendo en un 37% durante el mes de marzo, ¿cómo es que los ricos han continuado enriqueciéndose?

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LOS MULTIMILLONARIOS ESTADOUNIDENSES SON AHORA 2,1 BILLONES DE DÓLARES MÁS RICOS QUE ANTES DE LA PANDEMIA.

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Por Chuck Collins | 127/10/2021 | Economía.

Fuente Rebelión 28 de octubre del 2021.

Traducción: Lucas Antón

Los multimillonarios de Estados Unidos se han enriquecido en 2,1 billones de dólares más durante la pandemia, y su fortuna colectiva se ha disparado en un 70%, pasando de algo menos de 3 billones de dólares al inicio de la crisis del COVID, el 18 de marzo de 2020, a más de 5 billones el 15 de octubre de este año, según datos de Forbes analizados por los Americans for Tax Fairness (ATF) y el Programa de Desigualdad del Institute for Policy Studies (IPS). [Más abajo se muestra una tabla con los 15 principales multimillonarios y puede encontrarse aquí el conjunto de datos completo].

No sólo ha crecido la riqueza de los multimillonarios estadounidenses, sino también su número: en marzo del año pasado, había 614 estadounidenses con cuentas bancarias de 10 cifras. Hoy son 745.

Los 5 billones de dólares de riqueza que poseen ahora los 745 multimillonarios son dos tercios más que los 3 billones de dólares de riqueza que posee el 50% más pobre de los hogares estadounidenses, según estimaciones de la Junta de la Reserva Federal.

La buena y gran fortuna de estos multimillonarios en los últimos 19 meses resulta aún más cruda cuando se contrasta con el demoledor impacto del coronavirus entre los trabajadores. Casi 89 millones de estadounidenses  han perdido su puesto de trabajo, más de 44,9 millones han enfermado  a causa del virus y más de 724.000 han muerto de resultas del mismo.

Para poner en perspectiva este extraordinario crecimiento de la riqueza, las ganancias en diecinueve meses de 2,1 billones de dólares por parte de los multimillonarios estadounidenses equivalen a:

– El 60% del coste de 3,5 billones de dólares en 10 años del plan Build Back Better del presidente Biden.

– La totalidad de los 2,1 billones de dólares en nuevos ingresos durante 10 años aprobados por el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes para ayudar a pagar el plan de inversión Build Back Better (BBB) del presidente Biden.

Sesenta y siete organizaciones nacionales han enviado una carta al  Congreso en la que expresan su preocupación por el hecho de que ni el plan del Comité de Medios y Arbitrios ni el del Presidente Biden graven fiscalmente de modo adecuado a los multimillonarios. Recomiendan que la legislación del Impuesto sobre la Renta de los Multimillonarios (BIT) que está desarrollando el senador Ron Wyden , presidente del Comité de Finanzas, se incluya en la legislación final del BBB. El presidente Biden también apoya esta reforma fiscal.

La mayor parte de las ganancias de estos ingentes multimillonarios no se grava fiscalmente con las normas actuales y desaparece por completo a efectos fiscales cuando pasa a la siguiente generación. Con el BIT de Wyden, los multimillonarios empezarán a pagar impuestos sobre su riqueza incrementada todos los años, al igual que los trabajadores pagan todos los años impuestos sobre sus nóminas.

El impuesto se aplicará sólo a los contribuyentes cuya riqueza supere los mil millones de dólares: unos 700 hogares. Se aplicará anualmente a los activos negociables, como las acciones, cuyo valor se conoce al principio y al final del año. En el caso de los activos no negociables, como la propiedad de una empresa o de bienes inmuebles, los impuestos se aplazarán hasta que se venda el activo.

El apoyo público al impuesto sobre la renta a los multimillonarios es muy sólido. Cuando se propone como forma de pagar el paquete de inversiones de 3,5 billones de dólares del presidente Biden, aumenta el apoyo a ese paquete entre 20 y 40 puntos entre los votantes de los distritos y estados más disputados.

 Fuentes: datos a 18 de marzo de 2020: Forbes, “Forbes Publishes 34th Annual List of Global Billionaires” 18 de marzo de 2020; datos a 15 de octubre de 2021: Forbes, “The World’s Real-Time Billionaires, Today’s Winners and Losers”, consultado el 15 de octubre de 2021.

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Entre las historias de particulares que se esconden tras las grandes cifras, figuran:

Elon Musk, famoso por Tesla y SpaceX, no solo va superando a Jeff Bezos en el espacio, sino que le ha adelantado en el club de los multimillonarios. Hace diecinueve meses, Bezos era casi cinco veces más rico que Musk. Ahora, tras multiplicar meteóricamente por ocho su riqueza, Musk tiene un valor de 209.000 millones de dólares y Bezos, 192.000 millones. Aun así, la riqueza de Bezos creció un ingente 70 % en ese periodo.

Los fundadores de Google, Sergei Brin y Larry Page, tienen ahora juntos un valor de 237.000 millones de dólares, lo que supone un aumento del 137% respecto a su riqueza combinada de 100.000 millones de dólares al comienzo de la pandemia.


 

El director de Nike, Phil Knight, casi ha duplicado su fortuna, pasando de 29.500 millones de dólares a casi 58.000 millones. Tal vez se debe eso en parte a que Nike  no pagó un céntimo de impuestos federales sobre la renta en 2020 de sus 2.900 millones de dólares en ganancias; y entre 2018 y 2020 la empresa  pagó sólo una tasa de impuestos del 3,3 %  en 9.000 millones de dólares en ganancias.

MacKenzie Scott, ex esposa del fundador de Amazon, Jeff Bezos, ha visto aumentar su riqueza en 19.500 millones de dólares, o en un 54 %, desde que comenzó la pandemia, incluso después de donar 8,600 millones de dólares de su riqueza a obras benéficas.

Los multimillonarios no tributan lo suficiente

La bonanza multimillonaria de los Estados Unidos demuestra los defectos estructurales de nuestros actuales sistemas económico y fiscal. El presidente Biden y los demócratas del Congreso intentan ponerle remedio proponiendo un paquete de inversiones de 3,5 billones de dólares para las familias trabajadoras y las comunidades, sufragado con impuestos más justos a los ricos y las empresas.

Por término medio, los multimillonarios pagan un  tipo efectivo del impuesto federal sobre la renta de alrededor del 8 %  cuando se tiene en cuenta el incremento del valor de sus acciones, según la Casa Blanca. Se trata de un tipo inferior al que pagan muchos contribuyentes de renta media, como profesores, enfermeras y bomberos.

Los multimillonarios pagan tipos impositivos tan bajos porque:

1/. La mayor parte de sus ingresos proviene del aumento del valor de sus inversiones, como acciones, negocios o bienes inmuebles, en lugar de una nómina, como la mayoría de la gente, y no tienen que pagar impuestos sobre ese aumento de la riqueza, a menos que vendan los activos. Pero los ultrarricos no necesitan vender activos. En lugar de ello, debido a la magnitud de sus fortunas, pueden pedir préstamos a los bancos a tipos bajos y vivir lujosamente libres de impuestos.

2/. Cuando venden sus activos, pagan un tipo impositivo máximo sobre las plusvalías del 20 % (más un 3,8 % de impuestos sobre las rentas de inversión netas, NIIT), muy por debajo del actual 37 % (40,8 %) que pagarían por un salario equivalente. Por ello, muchos ultrarricos pagan un tipo impositivo inferior al de la clase media.

Según el análisis de ProPublica de los datos del IRS [La Hacienda norteamericana]:



– Los multimillonarios no han pagado impuestos federales sobre la renta en algunos años recientes, entre ellos Jeff Bezos, Elon Musk, Michael Bloomberg y George Soros.

– Los 25 principales multimillonarios del país pagaron una tasa impositiva de solo el 3,4% sobre un aumento de 400.000 millones de dólares en su fortuna colectiva entre 2014-18.

Una encuesta tras otra muestra que los norteamericanos de todas las tendencias políticas y por amplia mayoría creen que los ricos y las grandes corporaciones deben empezar a pagar su parte justa de impuestos. Una encuesta realizada en junio por ALG Research y Hart Research muestra que  el 62 % de los votantes apoya la propuesta de Biden de invertir 4 billones de dólares (en ese momento) en sanidad, atención infantil, educación, energía limpia, etc., sufragados con mayores impuestos a los ricos y a las empresas.

Nota sobre los datos: Nos hemos basado en datos de la investigación de Forbes sobre la riqueza de los multimillonarios. Damos las gracias a Kerry Dolan y a su equipo. ¿Por qué el 18 de marzo? El 18 de marzo de 2020 se utiliza como inicio oficioso de la crisis del coronavirus, pues para entonces ya estaban en vigor la mayoría de las restricciones económicas federales   y de los  estados como respuesta al virus. El 18 de marzo fue también la fecha que Forbes eligió para medir la riqueza de los multimillonarios para la edición de 2020 de su informe anual de multimillonarios a escala mundial. favorablemente esta metodología. Pueden consultarse las actualizaciones periódicas sobre la riqueza de los multimillonarios.

Chuck Collins dirige el Programa sobre Desigualdad y Bien Común en el Institute for Policy Studies, en el que es coeditor de de Inequality.org. Su ultimo libro es “The Wealth Hoarders: How Billionaires Pay Millions to Hide Trillions” (Polity Books).

Texto original: https://inequality.org/great-divide/billionaires-2-trillion-richer-than-before-pandemic/

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miércoles, 27 de octubre de 2021

CUMBRE DEL CLIMA. LA ONU ENMIENDA LOS PLANES CLIMÁTICOS DE LOS PAÍSES: DEBEN DUPLICAR SUS OBJETIVOS PARA EVITAR LA “CATÁSTROFE”

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“Sabemos que el futuro de la humanidad depende de mantener el aumento de la temperatura global a 1,5 grados”, ha insistido Guterres. “Y sabemos también que, hasta ahora, los países no están logrando mantener ese objetivo a su alcance”, ha añadido máximo responsable de la ONU. Anne Olhoff, la coordinadora del informe, reconoce que cada año que pasa se “está volviendo menos realista” cumplir con la meta de los 1,5 grados“Y se volverá imposible dentro de unos años, a menos que la acción se acelere significativamente”, señala Olhoff a EL PAÍS. Los países deben aumentar de nuevo sus planes de recorte de emisiones esta década, pero cada vez parece más difícil que el ser humano pueda reducir a la mitad los gases de efecto invernadero que expulsa en solo ocho años. La pandemia, por ejemplo, hizo caer las emisiones de CO₂, el principal de los gases que sobrecalientan el planeta, un 5,4%. Pero se espera que durante este 2021 vuelvan a dispararse y regresen prácticamente al nivel de 2019 al no haberse producido un cambio estructural en la economía mundial”.

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CUMBRE DEL CLIMA.

LA ONU ENMIENDA LOS PLANES CLIMÁTICOS DE LOS PAÍSES: DEBEN DUPLICAR SUS OBJETIVOS PARA EVITAR LA “CATÁSTROFE”

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Los programas actuales de los gobiernos conducen a un calentamiento de 2,7 grados. El organismo internacional reprocha que menos del 20% del gasto global en la recuperación sea realmente verde

 

Por Manuel Planelles.

Madrid martes 26 de octubre del 2021.

 

El cambio climático vuelve a la primera línea de la agenda internacional tras el parón obligado por la pandemia en 2020. Lo hace de la mano de la cumbre del clima que comienza el domingo en la ciudad escocesa de Glasgow y que durará dos semanas. Pero a la COP26que tuvo que aplazarse un año por la covid, se llega con la misma certeza que se tenía antes de que el coronavirus paralizara la economía mundial e hiciera pensar a algunos que las cosas iban a cambiar también en la lucha climática: los planes de recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero que los países tienen sobre la mesa siguen siendo insuficientes para que el calentamiento se quede dentro de los márgenes más seguros. Las naciones en su conjunto deben duplicar sus promesas de recorte para esta década, según se desprende del informe de situación que presenta este martes la agencia del medio ambiente de Naciones Unidas (Pnuma). El análisis también destaca que solo entre el 17% y el 19% de las inversiones puestas en marcha hasta el primer semestre de este año para salir de la crisis económica generada por la pandemia serán realmente verdes y ayudarán a reducir las emisiones de efecto invernadero.

António Guterres, secretario general de la ONU, ha avisado de que el mundo se sigue “encaminando hacia una catástrofe climática”. Y ha reprochado la falta de liderazgo internacional en esta lucha. “El futuro de la humanidad depende de mantener el aumento de la temperatura global en 1,5 grados″, ha advertido. 


El Secretario General de la ONU, António Guterres, en la Sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. REUTERS-QUALITY

Mantener el incremento de la temperatura entre los 1,5 y los dos grados respecto a los niveles preindustriales es, en efecto, el principal objetivo del Acuerdo de París, de 2015. Todos los firmantes presentaron planes voluntarios de reducción de sus emisiones de efecto invernadero al cerrarse aquel pacto. Pero el calentamiento medio ha llegado ya a los 1,1 grados y la suma de los programas climáticos de las naciones no llevaban a cumplir con París. Por eso se necesitaba que los países aumentasen sus esfuerzos.

Alrededor de 120 países han actualizado durante el último año sus planes. Los nuevos programas implican que las emisiones se reducirán un 7,5% más de lo que se habían comprometido los países un año antes. Sin embargo, se necesita una disminución de entre el 22% y el 50% más de lo que se han fijado las naciones en su conjunto para 2030, según el informe del Pnuma. Porque, de momento, estos planes encaminan al mundo a un calentamiento de 2,7 grados, bastante más del doble del registrado hasta ahora. Cuanto mayor sea el calentamiento global, más virulentos y frecuentes se volverán los fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor y las lluvias torrenciales.


Tras décadas de crecientes emisiones debido principalmente al aumento incesante de la quema de combustibles fósiles, el cambio climático no se puede revertir en este momento. Lo que se intenta desde hace años en cumbres como la Glasgow es evitar los peores efectos de esta crisis en la que está ya la humanidad. Para ello las emisiones deben reducirse progresivamente hasta llegar a cero a mediados de siglo, la vía para conseguir que el aumento de la temperatura se quede entre los 1,5 y los dos grados. Sin embargo, a medida que pasan los años sin acciones contundentes, se cierra más la ventana de oportunidad para lograrlo.

La meta para mediados de siglo es alcanzar esas emisiones cero. Pero los estudios científicos han establecido la senda a corto y medio plazo que se ha de seguir para tener una probabilidad alta de conseguir que la temperatura no supere el umbral de los dos grados: en 2030 las emisiones anuales de la economía mundial deben rondar las 39 gigatoneladas de CO₂ equivalente (la unidad de medida que se emplea para los gases de efecto invernadero). Si se quiere conseguir el objetivo más ambicioso, que no se supere el 1,5, deberán estar en 25 gigatoneladas. En el mejor de los casos, los planes climáticos actualizados de los países llevan a unas emisiones mundiales de 50 gigatoneladas.



Camiones cargados de carbón en el desierto de Mongolia que tienen como destino China, el principal consumidor de este combustible fósil del mundo. UUGANSUKH BYAMBA (AFP)

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“Sabemos que el futuro de la humanidad depende de mantener el aumento de la temperatura global a 1,5 grados”, ha insistido Guterres. “Y sabemos también que, hasta ahora, los países no están logrando mantener ese objetivo a su alcance”, ha añadido máximo responsable de la ONU. Anne Olhoff, la coordinadora del informe, reconoce que cada año que pasa se “está volviendo menos realista” cumplir con la meta de los 1,5 grados. “Y se volverá imposible dentro de unos años, a menos que la acción se acelere significativamente”, señala Olhoff a EL PAÍS.

Los países deben aumentar de nuevo sus planes de recorte de emisiones esta década, pero cada vez parece más difícil que el ser humano pueda reducir a la mitad los gases de efecto invernadero que expulsa en solo ocho años. La pandemia, por ejemplo, hizo caer las emisiones de CO₂, el principal de los gases que sobrecalientan el planeta, un 5,4%. Pero se espera que durante este 2021 vuelvan a dispararse y regresen prácticamente al nivel de 2019 al no haberse producido un cambio estructural en la economía mundial.

Planes a largo plazo

La cruz del informe son los planes para 2030. La cara más positiva son los anuncios que muchos Gobiernos están haciendo para mediados de siglo. Un total 76 países han presentado ante la ONU planes en los que prometen llegar a 2050 con emisiones netas cero —solo podrán emitir los gases que puedan ser capturados por sumideros como los bosques—. A ellos se suman otros tantos países que están anunciando objetivos similares para 2050 o 2060, como hizo hace unos meses China y acaban de hacer países que reman habitualmente contra la lucha climática como Arabia Saudí, Rusia y Australia.


El informe de la ONU señala que, si se cumpliesen todos los objetivos a largo plazo anunciados y presentados por los Estados, el calentamiento se podría quedar en 2,2 grados, bastante más cerca de los objetivos fijados por el Acuerdo de París. El problema es que esas promesas a largo plazo no concuerdan con los planes de reducción de emisiones concretos para esta década en muchos casos. Los expertos de la ONU explican que muy pocos programas nacionales fijan “un camino lineal” de reducción de emisiones para lograr las emisiones netas cero. Y solo 11 países —entre ellos España— cuentan con una ley nacional en la que se obligue a alcanzar esa neutralidad de las emisiones.

Muchos de los planes climáticos nacionales retrasan la acción hasta después de 2030, lo que genera dudas sobre si se pueden cumplir los compromisos netos cero”, señala el Pnuma. “Doce miembros del G20 se han comprometido a un objetivo neto cero, pero siguen siendo muy ambiguos”, abunda este organismo.

Guterres ha pedido a los países que participan en la cumbre de Glasgow que asuman el liderazgo en esta crisis climática y que ayuden a limpiar el planeta de gases de efecto invernadero “todos los sectores, desde la energía hasta el transporte, la agricultura y la silvicultura”. Ha solicitado también que se comprometan a eliminar gradualmente el carbón para que en 2030 no se use en los países desarrollados y en 2040 en el resto. Además, el secretario general de la ONU ha reclamado que se termine con los “subsidios a los combustibles fósiles y a las industrias contaminantes” y se fije un “precio al carbono”. Por último, ha recordado que los países desarrollados tienen la obligación de proporcionar 100.000 millones de dólares anuales de financiación climática a las naciones con menos recursos.



Los mercados de carbono están en crisis.

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Metano y mercados de carbono

El informe anual presentado este martes forma parte de una serie y es la edición número 12. El estudio tiene un apartado específico referido a los beneficios de reducir las emisiones de metano, el segundo gas que más contribuye al calentamiento global y cuya concentración en la atmósfera se está disparando. La ONU recuerda que, si se adoptan medidas técnicas de control ya existentes, y que tienen un bajo coste, se podrían reducir estas emisiones alrededor de un 20%. 

Otro asunto en el que se centra la edición de este año es en los mercados de carbono, que permiten intercambiar derechos de emisión (es decir, que se compensen las emisiones de efecto invernadero a través, por ejemplo, de la reforestación).

Según el estudio, “los mercados de carbono pueden ofrecer una reducción real de las emisiones e impulsar la ambición”. Pero se advierte de que solo será así si existen unas normas “claramente definidas” y “diseñadas para garantizar que las transacciones reflejen las reducciones reales de las emisiones y estén respaldadas por acuerdos para rastrear el progreso y proporcionar transparencia”.

En la cumbre de Glasgow se debe desarrollar precisamente el artículo 6 del Acuerdo de París, que hace referencia a los mercados de carbono.    

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martes, 26 de octubre de 2021

LA CRISIS DE LA CADENA DE SUMINISTRO GLOBAL TIENE QUE VER CON EL CAPITALISMO, NO CON EL COVID

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"Pero la escasez de distintos productos que afecta a todo el mundo, y la interrupción de la cadena de suministro global, no son producto de este o aquel desastre. Son los resultados inevitables de un sistema económico inherentemente inestable basado en la lógica de la producción con fines de lucro. Como explicó Kim Moody -uno de los intelectuales más importantes que investigan sobre el tema- en un reciente artículo de opinión para The Guardian, la idea de cadenas de suministro just in time se desarrolló originalmente en la década de 1950 para agilizar el proceso de fabricación de automóviles. Al eliminar los costos supuestamente excesivos de almacenamiento y depósito y fabricando y entregando los bienes «donde tenían que estar en el momento en que se necesitaban», la fabricación y entrega just in time redujo radicalmente los costos laborales y permitió ganancias corporativas masivas en un momento en que el capital estaba desesperado en busca de nuevas formas de mitigar la caída de las ganancias que comenzó a acelerarse en las décadas de 1960 y 1970. En la década de 1980, este método de producción se había empezado a extender por las principales industrias, y se desarrolló una red completamente nueva de fábricas, almacenes, puertos y depósitos en todo el mundo, generando un movimiento interminable de mercancías, que, al igual que el sistema circulatorio del cuerpo humano, debe fluir continuamente o de lo contrario el organismo muere".

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LA CRISIS DE LA CADENA DE SUMINISTRO GLOBAL TIENE QUE VER CON EL CAPITALISMO, NO CON EL COVID

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Lo que hace que las cadenas de suministro globales just in time sean tan rentables es precisamente lo que también las hace tan vulnerables a las interrupciones, haciendo al mismo tiempo que los trabajadores de la industria de la logística sean más poderosos que nunca

James Dennis Hoff,

Izquierda diario lunes 25 de octubre del 2021.

Los principales medios de comunicación se han obsesionado repentinamente con la crisis de la cadena de suministro global, y no es solo el Wall Street Journal.

Prácticamente todos los medios de Estados Unidos [y el mundo] están hablando de cómo las continuas interrupciones de la cadena de suministro just in time [justo a tiempo] están llevando a la escasez de productos, estantes vacíos en los supermercados, «falta de donas» e incluso amenazando con «destruir la Navidad«.

Sin embargo, este énfasis frívolo en la falta de algunos bienes de consumo oculta los peligros más graves que estas interrupciones de la cadena de suministro pueden representar para la distribución de bienes necesarios y, que a veces incluso salvan vidas, como alimentos, medicamentos y equipo médico.

No obstante, la banalización que hacen de este problema algunos medios, es bienvenida la atención repentina sobre un aspecto cuidadosamente ignorado de la economía global, ya que revela claramente cómo funciona hoy en día y qué hay detrás de producción capitalista. Si bien los medios buscan encontrar explicaciones inmediatas para el «repentino» fracaso de lo que es uno de los mayores avances para las ganancias capitalistas desde que Ford introdujo la línea de montaje en la fábrica, las causas subyacentes de estas interrupciones son mucho más complejas y sistémicas.

Durante años analistas financieros y académicos de izquierda han estado señalando que era solo cuestión de tiempo antes de que empezaran a hacerse visibles las grietas en la cadena de suministro global just in time. Finalmente, la crisis climática, la pandemia y el caos económico que aún sigue generando, han hecho que llegue ese momento y todo indica que las cosas solo van a empeorar.



Pero la escasez de distintos productos que afecta a todo el mundo, y la interrupción de la cadena de suministro global, no son producto de este o aquel desastre. Son los resultados inevitables de un sistema económico inherentemente inestable basado en la lógica de la producción con fines de lucro.

Como explicó Kim Moody -uno de los intelectuales más importantes que investigan sobre el tema- en un reciente artículo de opinión para The Guardian, la idea de cadenas de suministro just in time se desarrolló originalmente en la década de 1950 para agilizar el proceso de fabricación de automóviles. Al eliminar los costos supuestamente excesivos de almacenamiento y depósito y fabricando y entregando los bienes «donde tenían que estar en el momento en que se necesitaban», la fabricación y entrega just in time redujo radicalmente los costos laborales y permitió ganancias corporativas masivas en un momento en que el capital estaba desesperado en busca de nuevas formas de mitigar la caída de las ganancias que comenzó a acelerarse en las décadas de 1960 y 1970.

En la década de 1980, este método de producción se había empezado a extender por las principales industrias, y se desarrolló una red completamente nueva de fábricas, almacenes, puertos y depósitos en todo el mundo, generando un movimiento interminable de mercancías, que, al igual que el sistema circulatorio del cuerpo humano, debe fluir continuamente o de lo contrario el organismo muere.

Estas cadenas de suministro han servido a los inversores y a las ganancias corporativas, especialmente después de que el auge de Amazon y el creciente desarrollo de las compras on line redujeron aún más la necesidad de almacenar o incluso exhibir productos en comercios para el consumo. Pero esos beneficios, como siempre, han sido a expensas de los trabajadores y del medio ambiente en todo el mundo. Este método de distribución hipereficiente no solo ha provocado en la actualidad una escasez de productos esenciales como papel higiénico, mascarillas quirúrgicas, neumáticos de tractor y microchips; sino que también ha destruido puestos de trabajo, aumentado la explotación laboral y reducido los salarios, al tiempo que fomenta niveles extraordinarios de consumo derrochador de productos que nadie necesita y casi nadie quiere realmente.

Consideremos la cantidad casi ilimitada de productos innecesarios disponibles en Amazon. De hecho, si puedes imaginar alguno y escribirlo en un buscador de internet, alguien en algún lugar lo fabricará casi tan rápido como puedes hacer clic en el botón «Comprar ahora». Hay una gran cantidad de televisores de pantalla plana, por ejemplo, que se venden por una mera fracción de lo que costaban hace cinco años, pero los agricultores estadounidenses, literalmente, no pueden cosechar sus cultivos (de los que dependemos para vivir) por falta de piezas y materiales. Y las enfermeras no pudieron acceder a equipos de protección personal durante semanas en plena pandemia mundial, porque almacenar esos artículos y pagarle a alguien para que los cuide, simplemente no habría sido rentable.



Y ahí está el problema. Estas interrupciones están sucediendo precisamente debido a, y no a pesar de, las presiones para maximizar la eficiencia y las ganancias que los defensores del capitalismo afirman que hacen que el sistema sea tan bueno en la creación de abundancia. Como señala Moody, uno de los elementos más disruptivos de las cadenas de suministro es la escasez masiva de conductores de camiones en los EEUU y el Reino Unido. Pero esta escasez no es simplemente un producto de la pandemia. Décadas de salarios bajos, largas jornadas e hiperexplotación hicieron de estos empleos un infierno para los trabajadores. Lo mismo ocurre con el trabajo de almacenamiento y distribución (logística), especialmente en empresas como Amazon, donde los empleados deben someterse regularmente a jornadas y ritmos extenuantes, y bajo vigilancia, para no perder su trabajo.

Y, por supuesto, la cadena de suministro global just in time también ha contribuido enormemente a la destrucción constante del medio ambiente y al cambio climático radical e inalterable. El flujo interminable de mercancías a todas horas del día a través de todos los océanos y todas las carreteras es imposible sin el uso de cantidades de energía sin precedentes. El transporte marítimo internacional, de hecho, produce más de mil millones de toneladas de emisiones de carbono cada año, y emite más de 20 millones de toneladas de óxidos de azufre venenosos. Esto es aproximadamente el 2% de la producción global total de emisiones de carbono e igual a las emisiones totales de países industrializados enteros como Alemania y Japón.

Además, estas emisiones podrían aumentar hasta en un 250% para 2050, según la Organización Marítima Internacional. Al mismo tiempo, el cambio climático engendrado por tales métodos de producción y distribución se está convirtiendo rápidamente en la mayor amenaza para estas cadenas de suministro. Las recientes sequías en Canadá, por ejemplo, provocaron escasez y picos en el costo de la madera, lo que tuvo un impacto directo en la industria de la construcción de EEUU.

Por su parte, los incendios forestales en todo el continente han causado retrasos significativos en el transporte terrestre, lo que afecta a toda la cadena de suministro e interrumpe y ralentiza tanto la fabricación como la distribución de todo tipo de productos.

Para Moody, todo esto es una prueba de que la humanidad necesita «dejar atrás» las cadenas de suministro justo a tiempo. Pero esta recomendación oculta el hecho de que los problemas de las interrupciones de la cadena de suministro no se refieren solo a la forma en que se distribuyen los productos básicos; son endémicas de la producción capitalista misma.

Independientemente del costo de tales interrupciones, estas cadenas de suministro son demasiado rentables como para ser desechadas por alguna otra forma de distribución más racional. Y Moody sabe muy bien que no se puede ir más allá de ese sistema bajo el capitalismo. La solución, la única solución, al enigma de la cadena de suministro radica en el derrocamiento del capitalismo global como sistema de explotación y producción derrochadora. Curiosamente, el trabajo de Moody proporciona al menos un vistazo de cómo podría comenzar a desarrollarse esa lucha. En el libro de 2017 On New Terrain, se muestra cómo lo que hace que las cadenas de suministro globales just in time sean tan rentables es precisamente lo que también las hace tan vulnerables a las interrupciones y al sabotaje desde abajo. En este momento de crisis, cuando cientos de miles mueren por falta de servicios médicos básicos, cuando millones siguen desempleados y millones más han dejado de buscar trabajo; cuando la humanidad está al borde de un colapso ecológico que amenaza la vida y el sustento de cientos de millones de personas, los trabajadores de la industria de la logística son más poderosos que nunca.



Debido a que las cadenas de suministro globales son tan frágiles, los trabajadores de logística, en particular los trabajadores portuarios, los conductores de camiones y los trabajadores de los almacenes, tienen una enorme influencia sobre la economía global, una influencia que solo se ve mermada con su actual falta de organización. La lucha por sindicalizar Amazon es un buen ejemplo de las dificultades que se avecinan. Pero incluso pequeñas acciones coordinadas en todo el sector de la logística, si están organizadas y apoyadas por trabajadores de otras industrias, podrían utilizarse para obtener importantes concesiones tanto de los capitalistas como del Estado. Sistema de salud público para todos, universidad pública y gratuita, el cuidado infantil universal gratuito, inversiones masivas en energía renovable y límites inmediatos a las futuras emisiones de carbono son peleas que se pueden ganar, al tiempo que inspiran y fortalecen el poder de la clase trabajadora.

La cadena de suministro global just in time ha sido una «bendición» para el capitalismo, al mismo tiempo que ha sido terrible para los trabajadores y el medio ambiente. Pero cualquier alternativa a ese modelo bajo el capitalismo probablemente solo sería peor. Una economía racional que respete los límites ecológicos de la producción, basada en la necesidad más que en la ganancia, es simplemente imposible bajo el capitalismo. Pero la burguesía, como explicaron Marx y Engels, crea a sus propios sepultureros, la clase obrera. Aprovechar las debilidades de la cadena de suministro global es solo una de las formas de acelerar ese trabajo.

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