martes, 1 de enero de 2019

LA HAZAÑA DE CUBA. A 60 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN.

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A SESENTA AÑOS DE LA REVOLUCIÓN CUBANA.
Uno de los hechos históricos más importantes del siglo XX.
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Queda la obra de Fidel Castro, la prédica sobre el hombre nuevo del Che; avances y retrocesos nombran esa revolución. La Cuba de hoy tiene nuevo presidente y nueva Constitución. El Partido Comunista continúa como eje vertebrador.

Gustavo Veiga.

Página/12 martes 1 de enero del 2019.

Sesenta años de la Revolución Cubana se cumplen hoy. 60 hechos, personajes, luchas, momentos, avances y retrocesos hablan por ella, le dan un significado y una identidad propia. En palabras –porque la Revolución también se nutrió de muchas palabras–, quedan los extensos discursos de Fidel Castro ante multitudes que lo seguían con fascinación o aquel poema de Nicolás Guillén:

Alcemos una muralla, juntando todas las manos, juntando todas las manos, los negros sus manos negras, los blancos sus blancas manos”.

Queda la obra del comandante de la Sierra Maestra, la presencia del Che Guevara y su prédica sobre el hombre nuevo, la imagen sonriente de Camilo Cienfuegos. Surgen desde el fondo de la historia las gestas que precedieron a esta gesta, como el arrojo y muerte de José Martí en 1895 durante la batalla de Dos Ríos –el apóstol, como lo llaman en la isla– que ya hablaba del anti-imperialismo a fines del siglo XIX. Vuelve con fuerza el asalto al Cuartel Moncada del 26 de julio de 1953, un fracaso del que germinó el camino a la victoria que transportaría el buque Granma tres años después.

La Revolución Cubana es la entrada a La Habana encabezada por Camilo y el Che al frente de su columna de barbudos, mientras Fidel lideraba la caravana triunfante en Bayamo (tardaría una semana más en llegar a la capital). Es la Primera Ley de reforma agraria firmada el 17 de mayo de 1959. También la nacionalización de las empresas extranjeras en 1960 y el ambicioso plan de alfabetización que comenzó el primer día de 1961, y abrió el llamado Año de la Educación. Un año donde Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución desde la tradicional esquina de El Vedado, en 23 y 12. Es además, y como reza en un inmenso cartel junto al museo de Playa Girón, la primera derrota del imperialismo en América Latina entre el 17 y 19 de abril del 61. O la primera victoria del ejército revolucionario ya con Fulgencio Batista vencido y exiliado desde el 31 de enero de 1959. Moriría en Marbella en 1973. 

La zozobra mundial por la crisis de los misiles de octubre de 1962 abrió la primera grieta entre Cuba y la Unión Soviética, cuando Fidel no fue consultado por el retiro de un arsenal que apuntaba desde la isla hacia Estados Unidos. Pero al año siguiente, el líder de la Revolución, haría un viaje tan largo como sus discursos, e impensado para los cánones diplomáticos. Visitó la URSS durante 38 días entre abril y mayo de 1963. De esos años solo sobrevive un hecho político. Porque se cayeron la Unión Soviética y el Muro de Berlín, no queda ni uno de sus misiles, los planes de alfabetización y de entrega de tierras a los campesinos terminaron con éxito, pero el bloqueo de EE.UU. sigue ahí, nunca perecedero. 

Contra ese acto de guerra, tal como consta en la Convención de Ginebra de 1948 para la Prevención y la Sanción del delito de genocidio, la Revolución le ha opuesto su internacionalismo, una de sus huellas indelebles. Internacionalismo en los 70 durante la campaña de Angola, donde combatió al régimen racista sudafricano y a sus aliados locales. Internacionalismo en los años más recientes, con miles de médicos diseminados por el mundo para combatir el ébola en África o llevar su conocimiento y profesionalismo a Brasil. Ahí donde la mayoría no quiere ir.

La Revolución es además su medicina prestigiosa, los avances en biotecnología, su solidaridad donde haga falta, pero también sus serios problemas de infraestructura edilicia, sus reformas trabajosas, la burocracia galopante y la baja calidad del combustible, o la escasez de determinados bienes que se intentan superar. Son las críticas que le llueven desde afuera por su sistema de partido único o la intransigencia con la disidencia financiada por organizaciones estatales de EE.UU. 
 

La Revolución ha sido amiga de Hemingway, se enorgullece de la bailarina Alicia Alonso –quien con 97 años es una celebridad–, también de su teatro Karl Marx; canta las letras de sus trovadores, de Silvio Rodríguez a Carlos Puebla o el músico y diputado Raúl Torres (autor de Cabalgando con Fidel, una canción homenaje que se volvió viral en la isla). Es un modelo deportivo que compite a un mismo nivel en varias disciplinas con los países capitalistas desde hace décadas, es el boxeador Teófilo Stevenson y el mejor saltador en altura de la historia, Javier Sotomayor. La Revolución es hija de un pueblo que vivió la crisis de los balseros, que soporta la mutilación de Guantánamo a su territorio impuesta por Estados Unidos, que sufrió atentados como el del avión de Barbados en 1976, que de la política de distensión y visita a La Habana de Barack Obama pasó a los arrebatos coléricos o las acusaciones de ataques sónicos elucubradas por el gobierno de Donald Trump. 

Cuba en estos sesenta años ha sido o es un 1º de mayo en la Plaza de la Revolución, el trabajo voluntario que instituyó el Che Guevara, su majestuoso mausoleo en Santa Clara, el tren batistiano que destruyó el comandante argentino hoy transformado en pieza de museo, es su recordado discurso en Punta del Este, la réplica del buque Granma que condujo a los 82 guerrilleros que desembarcaron en la playa Las Coloradas o el cuartel Moncada transformado en ciudad escolar. Es esa historia revolucionaria pero además, La Habana Vieja, patrimonio de la humanidad; Santiago de Cuba donde nació el movimiento 26 de Julio; su oferta de turismo cultural y la preservación de sus hermosas playas; el aniversario por los 500 años de la fundación de La Habana que se cumplirá el próximo 16 de noviembre; sus peculiares almendrones (automóviles Cadillac o Ford de los años 50), el Capitolio o el célebre Museo de la Revolución. 

Es uno de los hechos más importantes del siglo XX que este 1º de enero cumple 60 años. Es su Partido Comunista como eje vertebrador. Es Raúl Castro, su conductor de las últimas reformas. Es la nueva constitución discutida en asambleas de ciudadanos. Es Miguel Díaz Canel, su nuevo presidente, el primero que siguió en el gobierno a los dos hermanos Castro. Es también lo que dejó atrás: el período especial que siguió a la caída de la URSS y la referencia más perdurable para los sueños revolucionarios, aún castigados y en retroceso a escala planetaria. 

Es un fenómeno político con los mejores índices de educación y salud –incluso por encima de naciones de sobrado desarrollo–, que erradicó el analfabetismo y que es un ejemplo a seguir para la UNESCO por su elevado índice de igualdad de género en las escuelas, según un informe de 2015. La Revolución cubana tampoco será recordada por el culto a la personalidad, porque no existe. Antes de su muerte, el 26 de noviembre de 2016, Fidel Castro dejó expresada su voluntad, que cobró fuerza de ley. No quiso que su nombre fuera colocado a “instituciones, plazas, parques, avenidas, calles y otros lugares públicos, así como cualquier tipo de condecoración, reconocimiento o título honorífico”. La Revolución es su principal legado para las generaciones de cubanos que no la vivieron. 

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1 de enero de 1959, Fidel, el Che, Camilo y Comité Central  de la Histórica Revolución Socialista Cubana, ingresan a la Ciudad de La Habana.
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LA HAZAÑA DE CUBA. A 60 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN.
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Manuel Cabieses D.

Rebelión martes 1 de enero del 2019.

“No hay obra humana perfecta y tampoco lo son, por supuesto, las revoluciones, que las hacen los hombres con sus limitaciones e imperfecciones”.
(FIDEL CASTRO, 1976, XV aniversario de la victoria de Playa Girón y de la proclamación del carácter socialista de la revolución)

Sin duda la Revolución Cubana es el acontecimiento político-social más importante del siglo XX en América Latina. El 1° de enero cumple 60 años y no ha envejecido. Por el contrario, está remozando su institucionalidad y su sistema económico socialista. Lo hace mediante una Constitución Política que se someterá al veredicto del pueblo el 24 de febrero.

La propuesta de 224 artículos fue elaborada por la Asamblea Nacional del Poder Popular -el Parlamento cubano-, y se discutió en centenares de reuniones de base. El proyecto reafirma el carácter socialista del sistema político, económico y social de Cuba y la conducción del Partido Comunista. En ese sentido la Revolución Cubana no mordió el anzuelo neoliberal que Obama le lanzó el 2016 y tampoco ha levantado bandera blanca ante la arremetida del actual César de la Casa Blanca.

La nueva Constitución reconoce el papel del mercado en la economía y nuevas formas de propiedad, incluida la privada, sin ceder un ápice en el rol hegemónico del Estado. Esto representa un cambio significativo -y realista- respecto a la Constitución de 1976. En la isla hay una importante inversión extranjera -que aumentará al amparo de la nueva Constitución que le garantiza estabilidad-. Asimismo está creciendo un sector de pequeños empresarios cuya actividad abarca numerosas funciones productivas y de servicios.

La experiencia de Cuba asombra por muchos motivos. El principal: haber hecho una revolución socialista a 90 millas del más grande y belicoso imperio de la historia. La desproporción de fuerzas entre este David y su vecino Goliat, es enorme. Cuba es una isla (mejor dicho un archipiélago) pobre en recursos naturales. Su tamaño es menor que la Región de Antofagasta en Chile. Su población sólo alcanza a 11 millones y medio de personas mientras su vecino tiene 350 millones de habitantes y la fuerza militar más poderosa del mundo.

En abril de 1961, la CIA entrenó y pertrechó una fuerza de 1.200 contra revolucionarios que desembarcaron en Cuba por Playa Girón. Dos días antes aviones que lucían la bandera cubana despegaron de Nicaragua y bombardearon bases aéreas en Cuba causando numerosos muertos y heridos. Luego aterrizaron en EE.UU. simulando una rebelión de la fuerza aérea revolucionaria. La agresión norteamericana gatilló una desafiante respuesta de Fidel Castro y del pueblo que el 16 de abril proclamaron el carácter socialista de la revolución. La invasión fue derrotada rápidamente: cien mercenarios murieron y 1.100 cayeron prisioneros. Al año siguiente EE.UU. impuso el bloqueo comercial y financiero que ha significado a Cuba pérdidas por 134.500 millones de dólares. La Asamblea General de Naciones Unidas viene condenando desde hace 27 años esta ilegal medida -orientada a asfixiar la economía cubana- sin que EE.UU. acate la opinión universal.
 


Cuba ha soportado grandes penurias en defensa de su revolución. El pueblo cubano se ha quitado el pan de la boca para ayudar a otros pueblos. Sus médicos, maestros y soldados han derrochado amor por la Humanidad en África y en numerosos países latinoamericanos, entre ellos Chile.

Implementar una economía socialista eficiente y próspera, constituye la preocupación más importante de los cubanos. Esto se refleja en debates de especialistas y en críticas, denuncias y propuestas de la población. La más frecuente se refiere a los exiguos salarios y pensiones que no alcanzan a cubrir las necesidades de la población. La revolución acosada ha tenido que distribuir la pobreza para enfrentar la presión desestabilizadora del imperio. La escasez del mercado interno y las bajas remuneraciones generan mercado negro y corrupción. El presidente Miguel Díaz-Canel ha denunciado el robo de combustible e impulsa severas medidas para combatir el mercado negro.

El pueblo cubano goza de derechos fundamentales como salud y educación costeadas por el Estado. Pero hay insuficiencias serias en vivienda y transporte que agobian la vida de los cubanos. La población quiere mayor agilidad en las reformas y ver resultados pronto. Muchos jóvenes emigran buscando mejores condiciones de vida. Se incorporan a la ola migratoria que es la sombra que acompaña a la globalización.

No obstante la propuesta más discutida de la nueva Constitución no fue la economía sino otra cuya aprobación habría significado un salto histórico en la cultura cubana. La comisión redactora propuso el matrimonio igualitario, o sea la unión de dos personas sin especificar sexo. Las corrientes religiosas montaron en santa cólera y removieron las aguas del machismo cubano. La mayoría de casi 200 mil opiniones impugnaron el artículo que debió ser eliminado del texto. No obstante la diputada Mariela Castro Espín, hija del ex presidente Raúl Castro y tenaz defensora de los derechos de la población LGTB, afirma que la nueva Constitución permitirá avanzar en la igualdad de derechos de las parejas gay y lesbianas.

El socialismo que se construye en Cuba mantiene vigente el pensamiento de Fidel. Por eso los cubanos se niegan a convertirse en galeotes del neoliberalismo. El 2001 el líder cubano escribió al director de Punto Final:

“En los últimos años los pueblos del continente han sido testigos de los tenebrosos efectos de las políticas neoliberales aplicadas al impulso de los intereses de nuestros seculares dominadores. La absoluta liberalización comercial y la desregulación financiera, la privatización y reprivatización del patrimonio estratégico de las naciones latinoamericanas, su entrega a las grandes transnacionales, la prevalencia de políticas macroeconómicas que buscan tan solo garantizar la rentabilidad del capital financiero internacional mientras agudizan el abismo entre los más ricos y los más desposeídos, son algunas de las manifestaciones antipopulares y antinacionales de esas políticas, contra las que Punto Final” ha combatido y deberá seguir combatiendo…

Por eso, para las y los revolucionarios y todos los hombres y mujeres progresistas y de pensamiento independiente en nuestro continente, la tarea más urgente hoy es la de crear conciencia, denunciar la voracidad del imperio y revelar el peligro que están corriendo los pueblos de América Latina y el Caribe. No tengo la menor duda de que tu revista estará en la primera línea de esta nueva batalla, como siempre ha estado cuando se trata del futuro mejor de nuestros pueblos”. (1)

Los cubanos han hecho de su país una fortaleza de la independencia y dignidad en América Latina y el Caribe. Una hazaña que merece reconocimiento y solidaridad de la Humanidad.

Nota:

(1) La Habana, 18 de junio del 2001. Ver PF N° 501 y http://www.puntofinal.cl/010715/esp2.html

Fuente: 


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