domingo, 16 de enero de 2022

LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI. BRASIL: TENSIÓN EN EL AIRE.

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AMIGOS (as) Y CIUDADANOS (as) hoy presentamos para su lectura 2 importantes Artículos. El primero sobre América Latina y la izquierda Democrática hoy, el autor el reconocido Maestro Universitario y Sociólogo Dr. EMIR SADER; y el segundo sobre la situación política actual en Brasil, escrito por el periodista Eric Nepomuceno, desde dentro de la realidad hoy lo que es el “absoluto desgobierno” del negacionista Bolsonaro y como el Pueblo Brasileño, reconoce el trabajo político que realizó sobre todo en Políticas Sociales los mandatos Presidenciales del ex presidente Lula. Invitamos a su Lectura.

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LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

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Emir Sader. Dr. En Sociología.

Página/12 domingo 16 d enero del 2022.

Desde Río de Janeiro

Desde que el capitalismo tomó como modelo al neoliberalismo, se ha redefinido el carácter y las formas en que opera la izquierda. Ser anticapitalista, en este período histórico, es ser, ante todo, antineoliberal. Resistir y combatir la hegemonía neoliberal en todo el mundo debe ser el objetivo central de la izquierda en el siglo XXI.

A lo largo del siglo XX, con una correlación más favorable, la izquierda tuvo diferentes objetivos. La correlación internacional de fuerzas era distinta. El fin de la URSS y del campo socialista representó una derrota y un enorme revés para toda la izquierda del mundo, incluso para aquella izquierda que no aprobaba el modelo soviético. Su expectativa era la salida del modelo soviético hacia un modelo de socialismo democrático, en el que no existiera la nacionalización de los medios de producción, sino su socialización en manos del proletariado. En el que no había un modelo político de partido unido, sino una diversidad política.

Los modelos

Eso no es lo que pasó. Quedó claro que los rusos no querían democracia, sino consumo. La mayoría de las empresas estatales fueron privatizadas. Rusia no pasó del modelo estatal del socialismo a un modelo democrático, sino a la restauración del capitalismo.

El socialismo casi ha desaparecido del escenario mundial. China apeló a un modelo de mercado, para revitalizar su modelo de socialismo. Cuba resiste, no sin dificultades, para mantener su socialismo.

El modelo neoliberal se extendió por el mundo como ningún otro lo había hecho. Ahora con la noticia de que ha llegado a los antiguos países socialistas de Europa del Este y a la propia RusiaEn América Latina, así como en Europa, los gobiernos socialdemócratas y nacionalistas adhirieron al neoliberalismo.

“Otro mundo es posible”

La izquierda se puso a la defensiva, perdió la iniciativa, empezó a centrar su lucha en la resistencia al neoliberalismo. El propio Foro Social Mundial, que empezó a agrupar a todos los que resistieron al neoliberalismo, tenía como lema: “Otro mundo es posible”, debía luchar por la reafirmación de que el neoliberalismo no era la única posibilidad, que el pensamiento único y el final de la historia no tenían validez.

La única región del mundo que tuvo gobiernos antineoliberales fue América Latina. Con programas alternativos al neoliberalismo, centrados en la prioridad de las políticas sociales y no en el ajuste fiscal; en la integración regional y no en los tratados de libre comercio con EE.UU.; en el rescate de un Estado activo y no en la centralidad del mercado. Los nuevos líderes de izquierda en el mundo vinieron de América Latina: Hugo Chávez, Lula, Néstor y Cristna Kirchner, Pepe Mujica, Evo Morales, Rafael Correa, López Obrador surgieron de gobiernos latinoamericanos.

En el mundo, el neoliberalismo siguió siendo el modelo hegemónico. Resistir al neoliberalismo y derrotar al neoliberalismo es el camino actual de la izquierda en el mundo. Un camino aún frágil, porque el neoliberalismo sigue siendo hegemónico en Estados Unidos, Europa y Asia. Con la excepción de América Latina y ChinaChina tiene un programa antineoliberal, con el papel predominante del Estado, combinado con formas de mercado, para diseñar un modelo de socialismo no estatal, como fue el modelo soviético.

El período histórico sigue siendo de defensiva para la izquierda. Y de disputa ideológica y política. Según los resultados de la lucha por resistir y vencer al neoliberalismo, tendremos el carácter del próximo período. Puede ser que este período se extienda aún más. Depende de las fuerzas antineoliberales latinoamericanas encontrar aliados fuertes en el centro del capitalismo. Y la articulación de estas fuerzas con China y Rusia, a través de los BRICS. Lo que supone la reintegración de Brasil a los Brics, espacio de alianza entre América Latina, China y Rusia, como portadores de la alternativa de un mundo multipolar. Estas son las condiciones de disputa del próximo período histórico en el mundo actual.

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BRASIL: TENSIÓN EN EL AIRE.

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Por Eric Nepomuceno

Página/12 domingo 16 de enero del 2022.

 

Desde Río de Janeiro

 

La primera quincena de este 2022 en que habrá elecciones en Brasil trajo clarísimos indicios de lo que se puede esperar de parte del tenebroso gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro (foto), el peor presidente de la historia de la República: un fuerte aumento de la tensión ya existente.

Y eso, en todos los sentidos y direcciones. La pandemia se incrementó de manera violenta a raíz de la expansión de la nueva cepa de Covid-19, que no se hizo más fatal por una única razón: el alto porcentual de brasileños que, pese a las acciones negativas del gobierno, recibieron las dosis completas de inmunizantes (alrededor de 68% de la población).

Los datos oficiales siguen boicoteados por el ministerio Salud. Nadie sabe al cierto cuántos son los infectados. Pero hospitales públicos y privados informan que, de los internados, al menos el 80% no fueron vacunados. Y el peso de esa constatación cae sobre el presidente que desprecia la inmunización.

La economía sigue arruinada y sin perspectivas de salida a la vista, la destrucción de todo lo que fue construido a lo largo de las últimas muchas décadas sigue a todo vapor, la miseria crece frente a la inercia criminal del gobierno, inversores extranjeros huyen de Brasil como el Diablo huye de la cruz.

Peor aún, lo que se vio en esta primera quincena del año de parte de Bolsonaro insinúa claramente que la campaña electoral ya en marcha será de las más tensas y violentas de la historia reciente.

Sin excepción, todos los sondeos y encuestas de opinión pública indican que el ex presidente Lula da Silva supera al actual por miles de millas marítimas de distancia. Claro que faltan ocho meses – casi una gestación – para las elecciones, pero sobran señales de que son altas las posibilidades de que Lula vuelva a la presidencia en la primera vuelta.

También muestran que los que se proponen como “tercera vía”, es decir, ni Lula ni Bolsonaro, no logran despegar y siquiera llegan a un 10% de las intenciones de votos. El actual mandatario mantiene, por ahora, alrededor de 25% del electorado, y se confirma que un 15% son seguidores radicales.

¿Es suficiente? No. Quizá para llegar al balotaje, pero no para ganar. Entonces, ¿cuál la opción del ultraderechista y desequilibrado Bolsonaro para invertir semejante cuadro negativo? Radicalizar más y más.

Por esos días iniciales de un año decisivo él mostró con cuáles armas pretende dar combate. Volvió a atacar con violencia a los integrantes del Supremo Tribunal Federal que, a su vez, participan del Tribunal Superior Electoral; volvió a mencionar el atentado que sufrió en 2018 acusando a su autor – considerado mentalmente irrecuperable por la Justicia – de pertenecer a un partido de izquierda, y volvió a denunciar que las elecciones que lo llevaron al despacho presidencial fueron fraguadas para obligarlo a competir la segunda vuelta cuando, según él, ya había ganado en la primera. Miente y comete crimen electoral, pero insiste e insiste.

Volvió a acusar el actual sistema de no ser “auditable”, cuando todas las pruebas técnicas y científicas indican lo contrario. Reforzó la distribución de miles de millones a congresistas que por ahora se muestran leales a él, mientras insinúa que cuenta con pleno respaldo de las Fuerzas Armadas para impedir “el retorno de la amenaza comunista” que querría transformar a su tan amada patria en una nueva Venezuela o en una nueva Argentina. Pero los militares tratan de emitir señales de que se alejan de él cada vez más.

Ya empezó a incrementarse la ola de falsas noticias distribuidas por las redes sociales a través de mecanismos controlados por su hijo Carlos, el concejal de Río de Janeiro que vive en Brasilia, mentiras generosamente financiadas no se sabe por quién (y quien sabe no lo dice). Al mismo tiempo, se fortalecen los incentivos a los bajos rangos de las Fuerzas Armadas, de las policías y de los “milicianos”, sicarios que se extienden por todo el país, para que incrementen su ya pleno respaldo a Bolsonaro. Todo eso quedó claramente demostrando en los primeros movimientos del ultraderechista en este principio de año.

Nada indica que será suficiente para invertir el actual cuadro. Pero seguramente será eficiente para aumentar la tensión cada vez más. Hasta qué punto, imposible saber por ahora. 

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