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¿Qué es el Estado de Bienestar? Se entiende por Estado del
bienestar, como concepto general, uno en el cual corresponde al Estado o a la
Sociedad asumir la Responsabilidad del Bienestar Social y Económico de sus
miembros. El Estado de bienestar es un modelo de organización política y social en
el que el gobierno tiene un papel esencial en la protección y la garantía del
bienestar de los ciudadanos. Implica
la creación e incentivo de políticas públicas destinadas a garantizar el acceso
a bienes y servicios para el conjunto de la ciudadanía. Se trata de un modelo sociopolítico y económico que parte de la
idea de la justicia
social. Se basa en la idea de que el
bienestar de los individuos no depende únicamente de sus esfuerzos personales,
sino también de las políticas que lleva a cabo el Estado. En este sentido, el
gobierno interviene activamente para asegurar que todos los ciudadanos,
especialmente los más vulnerables, puedan disfrutar de una calidad
de vida mínima. Algunos
ejemplos de países donde se ha implementado el Estado de bienestar son Suecia,
Alemania y Canadá. En ellos, el gobierno proporciona servicios
públicos como salud, educación y
pensiones, con el objetivo de reducir las desigualdades sociales. Aunque el modelo
sigue vigente en muchos países, en algunos se han implementado recortes debido
a desafíos económicos.
Características
del Estado de Bienestar. El Estado de
bienestar tiene las siguientes características:
Intervención estatal activa. Asume un rol
central en la economía, regula mercados y redistribuye recursos a través de
medidas políticas destinadas a garantizar el bienestar social.
Garantía de derechos sociales. Asegura el acceso universal a servicios
como educación, salud, pensiones y seguros de desempleo.
Reducción de desigualdades. Promueve la equidad mediante políticas
redistributivas, como impuestos progresivos y transferencias sociales.
Protección social. Establece sistemas
de seguridad social para apoyar a los ciudadanos en situaciones de
vulnerabilidad, como enfermedad, desempleo o vejez.
Compromiso con el pleno empleo. Busca garantizar
que la mayor cantidad de personas posible tengan acceso a un trabajo digno.
Financiación pública. Financia los
servicios públicos a través de la recaudación de impuestos, bajo el ideal de
justicia social basado en la redistribución de la riqueza. Fuente. Cultura y
Sociedad.
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UN ESTADO DE BIENESTAR PARA ESTE SIGLO.
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Por Victoria Donda | 01/02/2025 | Otro mundo es posible
Fuente.
Revista Rebelión sábado 1 de febrero del 2025.
Fuentes: Página/12 - Imagen: Joaquín Salguero
Ya
ha pasado un cuarto de siglo y la pregunta sobre cómo generar
inclusión social y bienestar
para los sectores más vulnerables
cobra cada vez mayor relevancia. En
esta nueva etapa de la humanidad, marcada por un MUNDO MULTIPOLAR y transformadoras formas de producción, encontrar respuestas
se vuelve crucial tanto a nivel global
como local. Para abordar este desafío, es indispensable tomar una posición sobre dos cuestiones fundamentales: en primer lugar, qué entendemos por bienestar; y
en segundo lugar, aunque no
menos importante, quizá incluso más crucial,
cuál debe ser el rol del Estado
en los procesos de inclusión y
bienestar.
Sobre
la primera cuestión es
necesario que llevemos adelante una reconceptualización de lo que
significan los Derechos Humanos,
analizando su dimensión cotidiana y lo que significan
profundamente para no dejarlos dormir
en el cajón de las excepcionalidades
históricas del pasado.
Pensar cómo en este nuevo siglo
se llevan adelante procesos de inclusión y bienestar es pensar cómo garantizamos en el día a día los derechos que
tienen todas las personas a poder desarrollar su vida de una manera digna. Dignidad, Derechos Humanos
y vida cotidiana son parte de una misma cosa, ya que garantizar el cumplimiento de los Derechos Humanos implica asegurar
que todas las personas -y en
especial los sectores más vulnerables- tengan acceso a
la salud, la educación, una alimentación adecuada, una vivienda digna, un medio ambiente saludable, el deporte, una vejez plena, y que nadie sufra violencia ni
discriminación por razones
étnicas, de género u otras.
Se trata de construir una sociedad
en la que todos puedan vivir con igualdad de oportunidades y respeto.
Esta
reconceptualización de
lo que entendemos por derechos
humanos no es un ejercicio
ingenuo ni desvinculado de los procesos
políticos y sociales que configuran nuestro mundo. Por el contrario,
pretende arrojar luz sobre el vínculo
innegable entre la dinámica
política de gobernar y la permanente
búsqueda de la dignidad
humana como eje central de nuestras sociedades.
Asimismo,
es justamente
esta dinámica la que va a dar cuenta, según el país o la orientación ideológica de un gobierno, del rol que
juega el Estado. por qué en definitiva cuando estamos hablando de políticas de DDHH la única forma
de garantizar los DDHH es con
la distribución de la riqueza.
Y esta es la disputa central, dado
que estamos viviendo un tiempo donde los super
millonarios se han declarado ya abiertamente en contra de pagar impuestos.
En el caso de Argentina, el presidente Milei ha
sido categórico al respecto: ni él ni
ninguno de sus funcionarios
tienen en su horizonte de sentido
aportar a la dignidad de su pueblo.
Eso queda a merced del mercado,
que como bien sabemos ni es
invisible, ni neutral ni se regula
solo. Ni hoy ni nunca en la historia.
Por eso, las consecuencias de esta postura son
evidentes en el tejido social:
los sectores más vulnerables sufren
cada vez más, la desigualdad se
profundiza, y la riqueza se concentra en pocas manos. A esto se suma no sólo el
intento deliberado de desmantelar los organismos de Derechos Humanos vinculados al proceso
de Memoria, Verdad y Justicia,
sino también la negación sistemática
de la dimensión cotidiana de los derechos
humanos. El resultado es alarmante: miles de argentinos caen sin remedio en la pobreza y la indigencia.
China según informe del Banco Mundial de noviembre del 2020, logró superar la pobreza extrema.
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Podemos ver como en otras latitudes
hay pueblos que están logrando resultados
auspiciantes, en por ejemplo la cantidad de personas que año a año logran salir de la pobreza, políticas públicas
aplicadas a lograr la anhelada movilidad
social que lejos están de la falsa
“teoría” del derrame
Veamos
uno de los ejemplos de los cuales estoy
hablando: el caso del gigante
asiático es uno de los más excepcionales por su rol de líder mundial
en desarrollo. El gobierno de Xi Jinping ha implementado una serie de medidas
dirigidas a reducir la pobreza
extrema, garantizando acceso a servicios básicos como salud, educación y vivienda a
los sectores más vulnerables. Esta
dinámica tiene como eje vertebrador el principio de que el Estado es el principal
garante de los derechos
sociales y económicos, con políticas
que priorizan la redistribución y el
apoyo a las regiones más
desfavorecidas. La inversión estatal
en infraestructura, programas
de salud pública y educación ha permitido que una
buena parte de la población china
logre salir de la pobreza extrema
en las últimas décadas. Sin duda, se
trata de un desarrollo económico
orientado desde la perspectiva de los Derechos
Humanos, enfocado en mejorar la vida
cotidiana de las personas. Por supuesto, este proceso tendrá sus contradicciones, pero sin un Estado que planifique será más difícil darle dignidad a la vida humana.
Por
otro lado, y más acá cerca nuestro, de hecho, un lugar muy
visitado por miles de compatriotas
este verano, es el caso de Brasil, quien además son
nuestros socios en el MERCOSUR. El
presidente Lula da Silva logró una disminución histórica
en la pobreza en Brasil alcanzando
el nivel más bajo desde el año 2012.
China y Brasil
son dos modelos a seguir en materia de
desarrollo económico enfocado en
garantizar el acceso cotidiano de
los Derechos Humanos. Es
primordial construir un mundo donde
la vida cotidiana sea
arropada por una concepción de DDHH
que luche por la dignidad de todos y de
todas.
Los Derechos Humanos se garantizan a partir de la
distribución de la riqueza y
para eso necesitamos un Estado fuerte
que sea fuerte contra los fuertes.
Harta
como muchos de ustedes de las expresiones y
políticas neo fascistas
desplegadas por Milei y compañía, nuestra
responsabilidad hoy es no ser calco ni
copia de nadie, pero saber que hay
otro camino. Un camino posible de transitar donde todos y todas tengan un
lugar.
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