martes, 11 de marzo de 2008

AHORA EXPRESAN: ¿ LA GLOBALIZACION NO EXISTE ?.

ECONOMIA.

El profesor más precoz de Harvard sostiene que la globalización no existe.

Ghemawat avisa en Valencia de que entender mal el mundo provoca fracaso empresarial

Pankaj Ghemawat, el profesor más joven en conseguir la plaza de profesor titular en la prestigiosa escuela de negocios de Harvard,
sostuvo ayer en Valencia que la globalización (como fenómeno que haya unido el mundo) no existe. Para argumentar su teoría aportó estadísticas como que en los últimos años sólo el 3% de la población mundial es extranjera de primera generación. El porcentaje es inferior al de 1900.

El experto en globalización y estrategia dio una conferencia ayer en el Valencia International Business Forum 2008, organizado por Deusto y Alta Gerencia, que también contó con charlas del profesor del Instituto de empresa Business School, Juan José Peso, el profesor de finanzas en el IESE, Ahmad Rahnema y de la consejera de Google España, Isabel Aguilera.

El indio Ghemawat explicó que no se puede hablar de un "mundo plano" si "la inversión extranjera directa sólo es el 10%" o el comercio exterior sólo se corresponde a un 26% del PIB mundial. El profesor entiende que para hablar de globalización se deberían producir porcentajes de entre el 85 y el 100%."Si empezamos con una concepción equivocada de la globalización, partiremos de un error en nuestra planificación empresarial", afirmó el profesor de Harvard que recordó que Collin Powell sí sostenía que el mundo era plano. "Quizá hablaba en un plano militar", bromeó.

El ponente defendió su afirmación de que la globalización no había llegado aún (pronosticó que será una realidad en 2050) por cómo se desarrollaba el comercio. Ghemawat expuso ayer que el comercio entre metrópolis y antiguas colonias se triplica en comparación con lo que hacen dos países que no han tenido este tipo de relación. El profesor argumentó que este dato se produce porque las naciones con una regulación más parecida tienen más posibilidades para establecer relaciones comerciales.

Por otra parte, las compraventas entre países que comparten divisa propician que se duplique el comercio entre ellos, mientras que compartir el mismo idioma sólo aumenta las relaciones económicas en un 48% (cuatro veces menos que usar la misma moneda).

Ghemawat puso como ejemplo de la no globalización a la firma estadounidense Wal-Mart. Durante su ponencia presentó un gráfico en el que, conforme el negocio internacional se alejaba de EE. UU., descendía su rentabilidad al desaparecer los vínculos financieros con los países con los que negociaban. El error con Alemania fue vender fundas de almohadas de distinto tamaño al usado por los alemanes. En Brasil fue presentar como pelotas de fútbol "balones ovalados de rugby".
CRÍTICA: LIBROS.
Semiglobalización, como mucho.
Nada de aldea global, ese oxímoron hueco de los años setenta. Tampoco vale ya el aforismo de Thomas Friedman, el célebre "la tierra es plana". La globalización con la que vienen machacando desde hace años los economistas es una exageración. Una hipérbole. Un exceso basado en datos defectuosos. Al menos ésa es la tesis de Pankaj Ghemawat. Graduado en Harvard y afincado actualmente en Barcelona como profesor del IESE, Ghemawat tiene ante sí una exitosa carrera como polemista. Su último trabajo combate con tremenda virulencia los tópicos asociados a la globalización como explicación de casi cualquier fenómeno económico (y no sólo económico, por cierto).Hace sólo unos días, en la presentación de su libro en Madrid, Ghemawat rompió el hielo con una frase redonda: "Es muy perjudicial creer en la global sandez".
Y por esa senda transita su Redefiniendo la globalización. Ghemawat usa los datos como munición para sostener su teoría. A saber: la inversión directa extranjera nunca ha superado el 10% de la inversión total en los últimos años. Es decir, más del 90% de las inversiones en todo el planeta siguen siendo nacionales. Sólo el 2% de las llamadas telefónicas son internacionales. El 95% de los universitarios no sale de su país para estudiar la carrera. Y así ad infinitum. Si las fronteras fueran irrelevantes se nivelarían instantáneamente los salarios en India y EE UU, "pero nadie espera esa convergencia en los próximos 10 años. Ni siquiera en los próximos 30", sostiene. "La mayor conexión a escala planetaria es indudable, pero no crea ni mucho menos un mundo homogéneo", añade. El libro ofrece un sinfín de ejemplos.
Sin esconder que hay indicadores económicos de la integración entre países que están en máximos históricos -como en el caso del comercio o de los mercados- y que esa tendencia es irresistible, este académico señala que hay muchas categorías representativas de la globalización que aún están por debajo de los valores alcanzados en el pasado. "En muchos sentidos no estamos mucho más integrados que justo antes de la I Guerra Mundial. Por ejemplo, el porcentaje de inmigrantes en relación con la población mundial alcanzó su máximo en 1910 y nunca ha vuelto a ese nivel", apunta.Sólo un caso más: el fútbol. "Es curioso el poco interés que despierta entre el público estadounidense, que representa el mercado deportivo más grande del mundo. Es una evidencia más de la disparidad entre países", escribe. "En definitiva, se está exagerando con la globalización, y ése es un grave peligro. Exagerar de forma tan grotesca lo integrado que está el mundo es una garantía para que cuando haya problemas la primera solución sea reforzar las fronteras", advierte.Fiel a su pasado como consultor, Ghemawat pone sus teorías al servicio de las aventuras internacionales de las empresas.
A su juicio, las compañías, incluso las más volcadas en el exterior, tienden a creerse a pies juntillas los lugares comunes sobre la globalización. Y eso les lleva a cometer grandes errores. El libro cita varios casos. Coca-Cola abolió en los años noventa todas las diferencias entre sus operaciones en el mercado estadounidense y el resto del mundo. Pero ha dado marcha atrás. "Coca-Cola se sigue viendo en todo el planeta como un símbolo de EE UU, y eso marca mucho", explica.Si uno cree que el mundo es plano y que las fronteras no importan, probablemente competirá de igual manera en todos los mercados y tratará de repetir fórmulas: "Las compañías danesas tienen problemas en Oriente Próximo por las caricaturas de Mahoma.
Eso no puede obviarse. Rastrear la nacionalidad de una compañía es ahora muy fácil. Las diferencias van a ser más importantes que nunca en el mundo globalizado, y las empresas no deben olvidarlo".De origen hindú y con una formación de marcada raíz anglosajona que se deja ver en algunas de sus irónicas estocadas, Ghemawat es autor de otros libros: en español se ha publicado Estrategia y el panorama empresarial, en Prentice Hall.
EUROPA/GLOBALIZACIÓN

The Economist (Reino Unido). Columna Carlomagno. “Ganadores y perdedores”. Subtítulo: “Europa es un gran ganador de la globalización. Si solo los políticos lo dijesen”.
“Una creciente cantidad de investigación argumenta que, de forma contraria a una creencia extendida, la globalización ha hecho la vida mejor para la mayor parte de los ciudadanos de Europa. Es más, Europa es inusualmente buena en ello. Sin embargo, los líderes políticos parecen reticentes a la hora de trasladar estas buenas noticias. Con pocas excepciones, la retórica política cuando se refiere a la globalización va desde una resolución desalentadora (podemos abordar este desafío) al simple desaliento (debemos domesticar esta amenaza).

Un nuevo libro de un par de académicos de la universidad Jones Hopkins de América ha encontrado muchos hechos para animar a los europeos. Los consumidores europeos son los grandes ganadores de la globalización, que ha traído consigo unas importaciones baratas, ha reducido la inflación y ha mantenido los tipos de interés bajos. A pesar de todo el alboroto sobre China y la India, el porcentaje de las exportaciones mundiales de la UE ha crecido ligeramente entre 2000 y 2006. Lo que es más, dos tercios de las exportaciones chinas tienen que ver con marcas extranjeras, una buena cantidad de ellas europeas”.
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