sábado, 12 de diciembre de 2009

EL ROL DE LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL. El Tercer Sector y su compromiso con el Desarrollo Local.

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El concepto de innovación social venia acoplado al de innovación tecnológica, mientras la innovación tecnológica trataba de los productos, la innovación social se refería a los contextos (empleo, enseñanza), pero las perspectivas más recientes van apartar y distinguir definitivamente los dos conceptos. Una vez que la naturaleza de la innovación social es no mercantil, asume un carácter colectivo y se atribuye el objetivo último de crear mudanza social. El camino de la innovación social es el de satisfacer necesidades que no son consumadas en el mercado, incluyendo, por medio de la capacitación de los mismos, a los públicos enrollados en situación potencial o efectiva de exclusión social.
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SEXTO CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE:
Desarrollo local en un Mundo Global.
Universidad de Málaga.

Del 4 al 23 de diciembre de 2009.





EL ROL DE LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL. El Tercer Sector y su compromiso con el Desarrollo Local.

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Vera Diogo


Socióloga y estudiante de pos-grado en Ordenamiento del Territorio – Políticas urbanas

Universidade do Porto. Ponencia.
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Palabras-clave: Desarrollo Sostenible, Desarrollo local, Tercer Sector, Innovación social

Resumen:

Este artículo pretende explorar el rol que las organizaciones de la sociedad civil pueden ocupar en el desarrollo local, con base en la literatura sobre innovación social, tema de mi disertación en curso.

Entre las transformaciones socio-políticas que han afectado la esfera de actuación de las organizaciones del tercer sector, mi enfoque es en la aplicación del desarrollo sostenible al ámbito local, sin perder de vista su imbricación en un contexto global. La ascensión del modelo de desarrollo sostenible y la constitución de un modelo de gobernación más participativo basado en la concertación, más próximo a la idea de governance, permiten nuevos caminos a la acción de la sociedad civil. Específicamente, en proyectos de desarrollo local, las organizaciones sociales han dado muestras de su potencial.

Texto

Las perspectivas sobre el desarrollo local han acompañado la evolución de las concepciones del desarrollo en general. Es decir, el modelo que hoy es comúnmente defendido, el desarrollo sostenible, lanzado en los años 70/80, es contemporáneo de las perspectivas integradas de desarrollo local. Y el desarrollo sostenible no es más que nuestra relación con el otro, presupone nuestro rol en el mundo, nuestras obligaciones con las generaciones futuras y así con el destino de las comunidades en las cuales vivimos. El desarrollo sostenible agrega tres vectores fundamentales que basan las estructuras societarias: el vector ambiental – el planeta y los ecosistemas que permiten la vida humana; el vector económico – las economías que dinamizan la producción de riqueza; el vector social – las estructuras socio-culturales que definen la distribución de riqueza, oportunidades y poder.


Del mismo modo el desarrollo local tiene que agregar todas estas dimensiones sin perder de vista la inserción de los lugares en un complejo sistema organizado en una red que alcanza la escala global, pero incluye también territorios-zona. Es decir, los niveles de inclusión de todos los puntos donde se conectan los flujos mundiales no son iguales, conexión implica también desconexión, información envuelve también desinformación. Hablamos aquí de la igualdad de oportunidades, que suele estar en parámetros de distribución muy poco equitativos en la sociedad en red. Ya para no hablar de los procesos de aculturación resultantes en la invisibilidad y aún en el desaparecimiento de prácticas culturales locales, que la globalización hegemónica ha permitido (Castells, 2005; Haesbaert, 2005).


Santos define los conceptos de globalización hegemónica y globalización contra-hegemónica como espirales de fuerzas distintas en la naturaleza de sus objetivos en el uso de los flujos mundiales. A saber, las dos utilizan las tecnologías que permiten la actual compresión del espacio-tiempo, pero la primera las utiliza como medio de dominación económica y de consumar la supremacía de unas culturas por otras, al paso que la segunda la utiliza como medio de combate a esta dominación y la opresión de las culturas locales, de los derechos humanos y de la integridad de los ecosistemas (Santos, 1994).


Las organizaciones de la sociedad civil, o bien, organizaciones del tercer sector, se definen por asumir una finalidad social y tener una identidad autónoma, distinta e independiente del Estado. La lógica del Tercer Sector es fundada en el principio de reciprocidad, es decir, la idea de que los problemas sociales implican a todos y es la sociedad en conjunto que debe solucionar sus problemas por medio de la cooperación, con la cual todos saldremos ganadores. Las mayores fragilidades del Tercer Sector son el financiamiento y los recursos humanos. La primera se soluciona por medio de acuerdos con fundaciones u otras organizaciones, con recurso a becas estatales o regionales, como fondos de Unión Europea y otros organismos. La segunda se arregla con recurso a un porcentaje mayor o menor de trabajo voluntario, tanto con la incorporación de voluntarios externos en las organizaciones, como por el empeño voluntarista de los profesionales de intervención social.


Al mismo tiempo, el tercer sector se define también por oposición al sector lucrativo, o sea al mercado, mientras en sus objetivos no se encuentra la maximización del lucro. Sin embargo, hace sensiblemente una década, se ha efectuado una aproximación entre el sector lucrativo y el no lucrativo, al paso que las organizaciones del tercer sector han empezado a emprender actividades lucrativas para garantizar su sostenibilidad y que las empresas se han implicado en acciones de responsabilidad social.


Las teorías de la innovación social hablan exactamente de estos contextos de gran flexibilidad de formas, interdisciplinaridad de dimensiones abarcadas y de una intervención multisectorial y multi-escalar.

Desarrollado esencialmente en los años 80, el concepto de innovación social venia acoplado al de innovación tecnológica, mientras la innovación tecnológica trataba de los productos, la innovación social se refería a los contextos (empleo, enseñanza), pero las perspectivas más recientes van apartar y distinguir definitivamente los dos conceptos. Una vez que la naturaleza de la innovación social es no mercantil, asume un carácter colectivo y se atribuye el objetivo último de crear mudanza social. El camino de la innovación social es el de satisfacer necesidades que no son consumadas en el mercado, incluyendo, por medio de la capacitación de los mismos, a los públicos enrollados en situación potencial o efectiva de exclusión social (André, 2006).


Con todo, este planteamiento de André no invalida que la innovación social pueda aliarse a otras formas de innovación, o que agentes del mercado no se deban envolver en procesos de innovación social. Al contrario, para alcanzar una mudanza sistémica efectiva, las iniciativas de innovación social deben conseguir incluir a todos los agentes presentes en los territorios, sean ellos estatales, sociales o mercantiles. Esto se consigue con la metodología de trabajo en red que garante la capacidad de conjugar los esfuerzos de las organizaciones, trabajando las diferentes problemáticas de las poblaciones, y que, al mismo tiempo, ayudará a trabajar en una escala más larga. Justamente, así lo define la McGill and Dupont Social Innovation Initiative, la significancia de un proceso de innovación social se mide en términos de escala, de alcance y de resonancia.


La escala tiene que ver con el número de personas o el área geográfica lograda, se pretende que las intervenciones tengan la capacidad de reproducirse o ser adaptadas fuera de su contexto original. El alcance es la capacidad de afectar o infligir mudanzas en las varias dimensiones de la exclusión social en que las poblaciones están inseridas, tiendo por base una perspectiva integrada de la intervención. La resonancia se define por la repercusión que los proyectos influyen en la imaginación de las personas, y aquí, no se refiere solo a las personas inseridas en procesos de exclusión social, pero también a los voluntarios, a los patrocinadores, a las empresas o otras organizaciones sociales, y al ciudadano común que lee un artículo en el periódico (NILSSON, 2003).


En suma, el enfoque de la innovación social se situa principalmente en el ámbito de los processos, de la forma de actuar, de las metodologias de trabajo. Hay que saber que las iniciativas de innovación social, como todo el nuevo repto, toda la idea nueva, tiene que ultrapasar determinadas resistências, principalmente la resistência a la mudanza del interior del sistema, no solo una resistencia atitudinal, pero tambien la tentativa de mantener estables las relaciones de poder y los fluxos de recursos y información.


De tal modo, en primer lugar hubo que infligir un cambio en la forma como las organizaciones conciben y efectuan la intervenccion social, passando a una acción basada en la capacitación de los públicos en riesgo o vulnerables, a un trabajo realizado con los grupos excluidos y no para ellos, y, paralelamente, efectivando la cooperación entre organizaciones por forma a realizar el verdadero trabajo en red, olvidando deseos de reconecimiento y focando más en la prosecución de objetivos que en los creditos institucionales (Skoll Centre for social entrepeneurship, 2007). Este cambio ha acompañado la evolución de las políticas sociales inclusión activa, capacitación, activación, innovación social – son palabras magícas que mantienen actualidad en los discursos.


En segundo lugar, fue necesário aliar esta nueva perspectiva de actuación a la visualización del posicionamento del tercer sector, por un lado, en el modelo de desarrollo integrado, que se quiere sostenible para alla de nuestras propias generaciones, y, por otro, en un sistema de políticas sociales tendencialmente concertado y participativo. Esto implica la clara consciencia de la necessidad de crear sinergias entre los 3 sectores y proponer soluciones con enfoque en la causa de los problemas y en las formas sistemicas de su resolución, justamente através de los sistemas territoriales. Es así que gana forma la potencialidad de las organizaciones del tercer sector para realizar acción ecologica, basada en una perspectiva ecosistemica de la sociedad. Los proyectos de desarrollo local efectuados por associaciones o agencias de desarrollo local se insiren neste ambito.


De acuerdo con el reporte In and out of the sync de la agencia NESTA, cualquier sistema de creación de innovación social necesita tres motores básicos: procura efectiva, oferta efectiva y estrategias efectivas. Pues, la oferta efectiva son las nuevas formas de realizar intervención social de las cuales ya hemos hablado aquí, se refiere a la capacidad de las organizaciones en proponer nuevas respuestas y ejecutar formas de las aplicar y expandir. La procura efectiva tiene que ver con el reconocimiento por parte de la sociedad de de la necesidad social en cuestión, reconocimiento que generará promotores directos – como voluntarios y consumidores de productos de campaña, y promotores indirectos – como patrocinadores y asociados institucionales. Ya, las estrategias efectivas, que van a conectar la procura con la oferta, son el punto donde se verifican las mayores fragilidades, porque hay carencia de financiamientos y de profesionales de administración en el área, no existiendo suficiente know how de métodos y técnicas aplicables.


Como a los inventos tecnológicos, hay que destinguir entre la invencción y su adopción alargada, en el área social hay que destinguir entre la nueva idea y su efectivo impacto social. Así, una vez desarrollada la idea, el segundo grande paso es enfrentarse al ambiente y correr los riesgos propios a una iniciativa innovadora (NESTA - National Endowment for Science, Technology and Arts, 2007).


De acuerdo con el Skoll Centre for Social Entrepeneurship, la mejor forma de empezar, es empezar pronto. Porque muchas veces es necesaria más que una experiencia para el proyecto estar listo a ser aplicado, pues solo en contacto con la realidad este se puede testar, reforzando por medio de reformulaciones su potencial. A la vez, los programas de financiamiento definen en la mayoría de las veces la necesidad de experimentos verídicos, como proyectos piloto. Como a los inventos tecnológicos, hay que destinguir entre la invencción y su adopción alargada, en el área social hay que destinguir entre la nueva idea y su efectivo impacto social (Skoll Centre For Social Entrepeneurship, 2002).


El paso siguiente es la creación de sinergias, el inicio de la difusión de la innovación, momento que concentra el potencial de acción eco-sistémica, porque es aquí que la organización proponente va a penetrar y posiblemente, activar o desarrollar las estructuras dinámicas de capital relacional. Como las define André, estas estructuras son conductos vivos de la articulación de poderes y la integración del conocimiento y de la información de diversos actores que se organizan con el fin de solucionar necesidades sociales. Las estructuras dinámicas de capital relacional pueden organizarse por criterios geográficos - sea al nivel local, caracterizado por la proximidad, sea al nivel interpersonal como interinstitucional (bonding capital), por sentimientos de identidad y pertenencia, sea al nivel regional/nacional (bridgind capital), valorizando la cooperación entre comunidades distintas; o segundo una orden desterritorializada, transnacional o global, que se basa “en otras proximidades (cultural, generacional, social), que no configura un territorio pero un espacio-red compuesto por nodos e por flujos.” (Putnam: 2000, citado por André: 2006).


En la disertación de pos-grado que sirve de base a este articulo, el nivel de enfoque es el nivel local, valorizando los criterios geográficos de estabelecimiento de redes de cooperación. Así se justifica la orientación de esta ponencia hacia el desarrollo local.

Luego, el desarrollo local implica un proceso continuo de negociación y dialogo entre la población, las organizaciones sociales, las autoridades públicas, las empresas y otros agentes, como instituciones o empresas culturales o artísticas.

Para Roque Amaro hay nueve requisitos para la definición de una iniciativa como proceso de desarrollo local.

1) En primer lugar, tratase de un proceso de transformación, contrario a las estrategias de sencilla conservación.
2) En según lugar, centrase en la comunidad, el local es su punto de referencia y su base operativa.
3) Este local es el mismo un proceso en construcción, en la medida que es un constructo de identidades que definen voluntades y intereses que movilizan solidaridades concretas.
4) Así, el desarrollo local parte de necesidades no cumplidas que se quiere solucionar con uso de recursos locales y también externos, ya que estos pueden auto-fertilizarse.
5) El desarrollo local sigue una perspectiva integrada de intervención, buscando soluciones en las inter-ligaciones entre las varias problemáticas socio-territoriales.
6) Para este fin, es necesaria una cooperación inter-institucional que garanta la contemplación de las necesidades de los diferentes grupos y así la negociación de los conflictos locales, activando un conjunto de respuestas bien articulado.
7) El impacto del desarrollo local suele sentirse en toda la comunidad.
8) Sus proyectos no deben ser apenas producto de una reflexión teórica, deben sí cruzarla con los testimonios de la población local y la realidad del territorio.
9) El desarrollo local puede seguir por una gran diversidad de caminos.


En suma, el desarrollo local es un proceso y no un fin en si mismo, que envuelve un esfuerzo por parte de los actores residentes en identificar problemas y definir objetivos y luego diseñar estrategias para cumplirlos, adoptándolos de forma democrática y participativa por forma a producir impacto en toda la comunidad (Amaro, 1993).

De acuerdo con el reporte World Resources 2005, el poder sobre los recursos ambientales es la piedra de toque para el empoderamiento económico de la población con pocos recursos, particularmente de la población rural enfrentándose a la pobreza.

Este documento articula la gestión de los ecosistemas con la promoción de respuestas para el grave problema de la pobreza por medio de las formas de gobernanza. Defiende la creación de programas de intervención capaces de favorecer el acceso y la posibilidad de propiedad legal a los recursos naturales por las poblaciones excluidas y además, su poder de decisión sobre la gestión de los ecosistemas. El repto es imprimir mayor consistencia a las políticas de gobernanza democrática por forma a incluir a las poblaciones en situación de pobreza, alargando su acceso a la información y a las esferas de tomada de decisión, promoviendo formas adecuadas de representación y favoreciendo la transparencia institucional necesaria. Esto significa aplicar mayor justicia en la división de los lucros y maleficios de la gestión de los recursos ambientales, envolviendo la revisión de los derechos de propiedad sobre estos recursos.


En la conclusión de este estudio internacional, 12 pistas son lanzadas para la transformación de la riqueza natural en la riqueza de la población necesitada. En la óptica de los ingresos ambientales, con relación a la óptica de este articulo, se destacan: la necesidad de maximizar la sostenibilidad de los recursos y la importancia de aplicar modelos más eficientes de comercialización de los mismos, que permitan a la población coger la larga parte de los beneficios, como la creación de cooperativas de producción. En la óptica de la gobernanza inclusiva, encuadrado en el enfoque de este articulo, se subrayan las ventajas de la gestión local de los recursos, la importancia de la propiedad colectiva de los mismos, la facilidad de emplear procesos de democracia participativa sobre las cuestiones ambientales que movilizan a las poblaciones y por último, como paso más amplio, la necesidad de reformular políticas de ordenamiento del territorio, políticas financieras y políticas sectoriales de determinados recursos, como el agua (UNDP, 2005).


Por esto, en el desarrollo local hay que tener en sentido la importancia-clave de la riqueza ambiental y de su acceso por las poblaciones más afectadas por la desigual distribución de recursos e ingresos. La activación de los recursos de la comunidad es crucial para el desarrollo local, justamente, parte crucial de estos recursos tienen origen en el ecosistema – que se define por una comunidad de organismos en interacción y el sistema físico que los sostiene – los ecosistemas contienen las florestas, los corales y otras estructuras ambientales, pero también todos los campos de cultivo, huertas y terrenos de pasto – conocidos como agro-ecosistemas – responsables por nuestra subsistencia.


Los ecosistemas son en realidad los motores de la vida en el planeta, que fundan toda la producción de bienes y servicios. Otra fuente crucial de recursos endógenos es pues, la población. Ya que los grupos de seres humanos que forman las comunidades son parte de los organismos vivos que interactúan en el ambiente. Por tanto, la mera existencia de pobreza es un obstáculo a una eficiente utilización de los recursos en favor del desarrollo, de la sostenibilidad y de la producción de riqueza. La existencia de una importante parte de la población que no tiene acceso, no solo a los recursos ambientales, como también a otros recursos, materiales e inmateriales, que puedan garantir su subsistencia y su inclusión en la distribución de riqueza, produce ineficiencias en el equilibrio de las sociedades y por consecuencia en la gestión de los ecosistemas. Efectivamente, es urgente operar formas de promover el acceso de las poblaciones al uso y a la propiedad de los recursos ambientales, a la información y al poder de decisión sobre la gestión de estos y otros recursos endógenos. Es imperioso promover la capacitación de los públicos excluidos para que representen un rol activo en el la comunidad sociopolítica.


Ahí, se efectiva la función de las organizaciones de la sociedad civil, privilegiadas por su proximidad a las comunidades y a los problemas, no solo de los grupos en situación de exclusión como a la población en general, tanto en los medios urbanos como en los medios peri-urbanos y rurales. Es importante frisar que para que el desarrollo local surta impacto en toda la comunidad, hay que aplicar políticas y programas inclusivos y participativos. La propia naturaleza del tercer sector es propicia a promover la cooperación entre personas con objetivos comunes, o bien intereses a defender en un determinado territorio. El cooperativismo, que ha tenido un desarrollo muy fuerte en los años 70 en Portugal, como en España, aunque hoy tenga menos expresión, mantiene su potencialidad, con ejemplos tan extraordinarios como Mondragón que de una simple cooperativa de trabajadores en el País Vasco se ha transformado en una corporación con delegaciones en países tan distintos como México y Rusia.


Sumariando, por su posición en la economía, en el sistema sociopolítico y por su lógica de actuación, las organizaciones de la sociedad civil son agentes privilegiados del desarrollo local. Las organizaciones sociales tienen un rol fundamental en la promoción del desarrollo local, especialmente si adoptaren las perspectivas de la innovación social que van al encuentro de la premisa del desarrollo local como un proceso sistémico y integrado que busca la solución en las causas de los problemas, encarados en su complejidad e inherente multidimensionalidad. Las premisas de la innovación social − trabajo en red, trabajo con la población − se incorporan de forma impar en la metodología actualmente preconizada por las políticas de desarrollo local. El desarrollo local es pues un terreno privilegiado para la implementación de proyectos socialmente innovadores con impactos territoriales significativos. Las estructuras dinámicas de capital relacional presentan posibilidades únicas de consumar estrategias efectivas para ligar la procura y la oferta de acciones innovadoras.


Esta confluencia de perspectivas es comprobada por la experiencia de las innúmeras asociaciones y agencias de desarrollo local, o bien todas las organizaciones sociales implicadas en planos de desarrollo local. Y también las que, aunque no integradas en planos, generan, por la eficacia y profundidad de sus proyectos, una mejoría efectiva en las condiciones de vida de las comunidades y en su capacitación para un desarrollo inclusivo, participativo y endógeno. Como ejemplo importante en el caso portugués, me debo referir al proyecto K Cidade que se consigna al desarrollo comunitario urbano en el área Metropolitana de Lisboa. La fundación Agha Khan, agencia internacional de desarrollo, es la entidad promotora, responsable por el diseño de la estrategia del proyecto, iniciado en 2005. Todavía, el K Cidade solo es posible por la cooperación con entidades locales e internacionales, públicas y privadas, con y sin finalidad de lucro, en las cuales si incluyen las municipalidades de Lisboa y Sintra, la Santa Casa da Mesericórdia, la Associação Comercial e Industrial do Concelho de Sintra, la Central Bussiness, la Hewlett Packard, la Associação Criança, la Fundação Calouste Gulbenkian.


El proyecto sigue los principios de una intervención integrada y multidimensional, de empowerment de las poblaciones en riesgo, de garantir la sostenibilidad de los recursos, de trabajar en cooperación interinstitucional y de cumplir con la evaluación y monitorización de los resultados obtenidos. Así que, el K Cidade integra tres dimensiones catalizadoras de la inclusión y del desarrollo − la educación; la ciudadanía y la cohesión social; y en tercero, el desarrollo económico − y envuelve la creación de centros comunitarios (hasta hoy existe solo uno, en Alta Lisboa) donde se realizan actividades de formación y el acompañamiento general de los habitantes, que allí también pueden acceder a tecnologías de información y a software educativo, así como a otros servicios. En el terreno del desarrollo económico se han promovido iniciativas de auto-empleo y empreendedorismo, como forma de aumentar la actividad profesional, los ingresos y los niveles de cumplimento de aspiraciones profesionales de la población, y a la vez, activar la economía local.


Rematando, me gustaría decir que hoy, a las puertas del Año Europeo de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social, es ocasión más do que cierta para reiterar los esfuerzos de cooperación interinstitucional, para la implementación de políticas inclusivas y de metodologías de democracia participativa en la gestión de los recursos y territorios, permitiendo la inclusión de los grupos de excluidos por forma a promover el desarrollo integrado y sostenible de las economías locales. Una palabra para los innovadores sociales, hay que empezar pronto!
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