martes, 26 de junio de 2018

CASI 70 AÑOS PERSIGUIENDO UN FANTASMA: EL “DESARROLLO”

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MODELOS DE DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA.- En América Latina, durante el último siglo, los modelos de desarrollo se han fundamentado principalmente en la teoría Keynesiana del Estado de Bienestar (sin llegar a desarrollarse realmente), en industrialización basada en la sustitución de importaciones, en la planificación central, para el caso específico de Cuba, y en la concepción liberal después de los 80. Estos modelos han dado lugar, en cada caso, a sistemas de protección social que han fluctuado entre los enfoques de la seguridad social, el seguro social y la asistencia social, pasando por las redes mínimas de protección social y el manejo social del riesgo. Estos dos últimos impulsados por organismos internacionales en cabeza del Banco Mundial.(AU) 

LA VISION DE LA CEPAL :De acuerdo a la publicación de la CEPAL “Transformación Productiva 20 años después”; las reflexiones son las siguientes:• Actualmente existe un “casillero vació” en la región es decir que, a pesar de los buenos indicadores económicos esto no se ha reflejado en los indicadores sociales.• Existe la dificultad de conciliar crecimiento económico y equidad social en los países.• Se necesita un Propuesta de Transformación Productiva con Equidad.

EL MODELO PRIMARIO-EXPORTADOR (1850-1930): Por “modelo primario-exportador” en América Latina me refiero al amplio periodo histórico que comienza con los movimientos de independencia política a comienzos del siglo XIX y que culmina en el periodo de Entreguerras, cuando se colapsa el orden liberal encabezado por Gran Bretaña desde la Revolución Industrial. En esa etapa, los ejes del proceso de acumulación de capital fueron el sector agropecuario y la producción minera. Los países latinoamericanos se especializaron en la producción y exportación de productos primarios. El motor de la economía era el mercado externo

EL MODELO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES (1930-1982)
El tránsito al modelo de sustitución de importaciones (MSI) fue un proceso desigual en América Latina. En los países en los cuales el MPE había logrado mejores resultados, como es el caso de los del Cono Sur y Brasil, y aún en México, el crecimiento de ciertas industrias de bienes ligeros o de equipamiento (frigoríficos, por ejemplo) cobró impulso antes de la Primera Guerra Mundial (Furtado, 1967), aunque fue este conflicto – que colapsó el orden liberal y la ola globalizadora de finales del siglo XIX -, así como la consecuente “gran crisis” que se desenvuelve a partir del mismo y que desemboca en la depresión de los años treinta

 EL MODELO NEOLIBERAL (1983-¿?). La crisis de la deuda externa de 1982 señaló el fin del MSI y el tránsito al MN. Pero cómo todos los quiebres históricos, el MN tiene antecedentes que lo anuncian. En América Latina los antecedentes del modelo hay que rastrearlos en las dictaduras militares de Pinochet ( ) en Chile, y en la junta militar argentina ( ) que se inaugura con el ascenso de Videla al poder en Ambos países fueron laboratorios de las políticas neoliberales y anticiparon las medidas después puestas en práctica por R. Reagan y Margaret Tatcher en Estados Unidos y en el Reino Unido (Harvey, 2005).
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CASI 70 AÑOS PERSIGUIENDO UN FANTASMA: EL “DESARROLLO”

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Alberto Acosta.
 
Rebelión martes 26 de junio del 2018.


EN MEMORIA DEL MAESTRO, COMPAÑERO Y AMIGO ANÍBAL QUIJANO.

El desarrollo, “un término de azarosa biografía (…). Desde la Segunda Guerra Mundial ha cambiado muchas veces de identidad y de apellido, tironeado entre un consistente reduccionismo economicista y los insistentes reclamos de todas las otras dimensiones de la existencia social. Es decir, entre muy diferentes intereses de poder. Y ha sido acogido con muy desigual fortuna de un tiempo a otro de nuestra cambiante historia. Al comienzo sin duda fue una de las más movilizadoras propuestas de este medio siglo que corre hacia su fin. Sus promesas arrastraron a todos los sectores de la sociedad y de algún modo encendieron uno de los más densos y ricos debates de toda nuestra historia, pero fueron eclipsándose en un horizonte cada vez más esquivo y sus abanderados y seguidores fueron enjaulados por el desencanto”.  Aníbal Quijano (1928-2018). 


 
 
Aunque los cuestionamientos surgieron casi al inicio mismo de dicha cruzada, y se intensificaron en años recientes, la búsqueda del “desarrollo” aún es incesante y hasta desesperada. Se oscila desde las versiones más economicistas que igualan “desarrollo” con crecimiento económico a las más complejas en donde el “desarrollo” recibe apellidos múltiples (como “a escala humana” o “sustentable”, por citar apenas un par). Incluso habría “desarrollismos” tanto de derechas como de izquierdas, tanto neoliberales como progresistas, todos impulsados por un mismo anhelo occidental: el “progreso”.

Paradójicamente, el ansia de “progreso” ha llevado a que varios países “desarrollados” en realidad terminen mal desarrolladosAdemás de que éstos se han enriquecido en gran medida explotando a muchas regiones dependientes -transformadas mayormente en fuentes de materias primas- son inocultables los varios problemas, conflictos y contradicciones graves que vive el mundo “desarrollado”, entre otros:
 

- Las crecientes brechas ricos-pobres 2 reflejadas, por ejemplo, en una intolerable pobreza de la niñez y la juventud en medio de la opulencia (en EEUU hay grupos donde la pobreza infantil supera el 30%, según UNICEF [3] y en Alemania, un 21% según la Fundación Berstelman).

- La insatisfacción incluso entre los beneficiarios de una mayor acumulación material.

- La creciente violencia multi-dimensional (que va desde la segregación racial hasta el neofascismo, pasando por la creciente criminalidad, la soledad y los suicidios).

- La incapacidad de las herramientas tradicionales para afrontar un desempleo crítico.

- La destrucción -aún imparable- de la naturaleza.

Hasta aquellos países “exitosos” de los últimos años, transitan la misma senda mal desarrolladora; por ejemplo, China, al efectivizar “su derecho al desarrollo”, ha incrementado la inequidad social, está arrasando con los recursos naturales del planeta y se ha vuelto el mayor emisor de gases de efecto invernadero 4  Justamente el ascenso de China hace recordar otro problema grave : el desarrollo irrepetible: a nivel mundial, pues si todos los habitantes del planeta alcanzaran los mismos productivismo y consumismo que el estadounidense promedio serían necesarios 5,1 planetas.

Ahora, ciertamente el maldesarrollo golpea más notoriamente en la periferia que en las metrópolis capitalistas. En particular, aún los países empobrecidos dependen de las lógicas de acumulación del capital transnacional, lógicas que condenan a estos países a encadenarse a extractivismos -mineros, petroleros, agrarios, forestales, pesqueros, etc.-, cada vez más violentos y voraces. Para colmo, los gobiernos del mundo empobrecido son presas fáciles de un gran ejercicio de hegemonía: siguen atados a la ilusión del “desarrollo”, aunque cada vez es más notoria y evidente su imposibilidad.

Todo lo antes expuesto explica por qué afloran cada vez más concepciones alternativas a la idea misma de “desarrollo” en diversas partes del planeta, incluyendo regiones donde sus habitantes han alcanzado mejores niveles de vida. Incluso, a medida que el desencanto se expande por el mundo, emergen con creciente fuerza discusiones y propuestas que paulatinamente vislumbran un escenario de pos desarrollo. 

Lo destacable y profundo de estas propuestas alternativas es que muchas provienen de grupos tradicionalmente marginados, y permanentemente explotados. Ejemplo claro son pueblos indígenas que, aún en la adversidad, procuran mantener sus valores, sus experiencias y sus prácticas consideradas como ancestrales, pero que a los ojos del “progreso” occidental son vistas como meros signos de atraso.

En definitiva, luego de años de desencanto queda claro que la competencia por el “desarrollo” es una competencia perdida. Por ello, hoy lo crucial es criticar y superar al propio concepto de "desarrollo", más cuando éste se ha vuelto una entelequia que norma la vida de gran parte de la Humanidad, a la que perversamente le sería imposible alcanzar el estilo de vida de los países enriquecidos, que nos sirve de faro orientador. No solo eso. El empeño por “desarrollarse” ha sacrificado en gran medida la posibilidad de construir y transitar caminos propios, diferentes a la modernización y el progreso que Occidente ha adoptado casi como religión. Una religión que, sea por la reacción de la conciencia humana ante la explotación o sea por las graves consecuencias causadas por la factura metabólica dada entre seres humanos y la Naturaleza  tienes sus días contados.

En 1992, Wolfang Sachs, ya lo anticipó:

“Los últimos cuarenta años pueden ser denominados la era del desarrollo. Esta época está llegando a su fin. Ha llegado el momento de escribir su obituario. (…) la idea de desarrollo se levanta como una ruina en el paisaje intelectual, (…) el engaño y la desilusión, los fracasos y los crímenes han sido compañeros permanentes del desarrollo y cuentan una misma historia: no funcionó. Además, las condiciones históricas que catapultaron la idea hacia la prominencia han desaparecido: el desarrollo ha devenido anticuado. Pero sobre todo, las esperanzas y los deseos que dieron alas a la idea están ahora agotados: el desarrollo ha devenido obsoleto”. 

Así, a punto de cumplirse 70 años de una alocada carrera detrás de un fantasma llamado “desarrollo”, urge cambiar el rumbo y transitar hacia el PLuriverso; caso contrario el fantasma seguirá provocando destrozos y frustraciones cada vez más irreparables. Y, sobre todo, no olvidemos que la tarea de enterrar al “desarrollo” es uno de los varios pasos a cumplir frente a un deber mayor, de carácter hasta civilizatorio que debemos acometer tanto desde el sur como desde el norte global: salir del laberinto capitalista. 

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Notas:

[2] Récord de desigualdad en Estados Unidos en 2016: el 1% controla el 38,6% de la riqueza del país.

[3] En los Estados Unidos, 39% de los niños afroamericanos, 36% de los niños indios americanos y 32% de los niños hispanos vivían en 2013 en familias pobres,  definidas como hogares con ingresos menores al nivel de pobreza establecido por la autoridad federal. El porcentaje para los niños blancos de ese país es del 13%, similar a los niños asiáticos.

[4] Para dimensionar el impacto de China basta indicar que este país, en tres años -2011, 2012, 2013- empleó 6.500 millones de toneladas de cemento, 1,5 veces más que lo utilizado por EEUU en todo el siglo XX

El autor es economista ecuatoriano. Profesor universitario. Ex ministro de Energía y Minas. Ex presidente de la Asamblea Constituyente.

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