Epitafio del capitalismo global
Murió el 14 de marzo del 2008
Alfredo Jalife-Rahme
Martin Wolf, editor de economía de The Financial Times, portavoz del neoliberalismo global, decreta la fecha de las exequias de la desregulada globalización financiera neofeudal cuando Ben Shalom Bernanke rescató de su quiebra al quinto banco estadunidense, Bear Stearns: “Recuerden el viernes 14 de marzo de 2008: fue el día en que el sueño del capitalismo del libre mercado global feneció” (25/3/08).
..
Fulmina que “con su decisión para rescatar Bear Stearns, la Reserva Federal (Fed), la institución responsable de la política monetaria en EU, principal protagonista del capitalismo de libre mercado, declaró que su era había concluido”. Agrega como último clavo en el féretro del putrefacto capitalismo neoliberal, las declaraciones de Joseph Ackermann, jerarca de Deutsche Bank, el principal banco de Alemania: “No creo más en el poder autocurativo de los mercados. La desregulación alcanzó sus límites”.
Cualquiera que haya leído el libro agotado El lado oscuro de la globalización: post-globalización y balcanización, Ed. Cadmo & Europa (que recopila textos a partir de 1997) y nuestras contribuciones a Bajo la Lupa desde hace ocho años, no se asombrará de la coincidencia de opiniones entre Wolf, Ackermann y quien esto escribe, sobre la crisis terminal del modelo neoliberal, que, desde el punto de vista estructural y no ideológico, diagnosticamos desde hace más de 10 años.
Siempre comentamos que lo único que faltaba era el sacerdote que oficiaría las exequias cuya identidad ya se sabe: Ben Shalom Bernanke, quien heredó el mayor cataclismo financiero de la historia de la humanidad creado por su antecesor, el locuaz Alan Greenspan.
La “desilusión” de Wolf, combinada con una notable honestidad intelectual, se acopla a la medida de su infantilismo ideológico, quien llegó “a soñar (sic) que la desregulación financiera” del mercado de riesgo (securitisation) conseguiría apartar a los gobiernos de su intervención”.
En realidad, el desregulado neoliberalismo neofeudal que practica la banca israelí-anglosajona, siempre epitomizó la “privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas” en forma parasitaria. A diferentes niveles y dimensiones, pero a final de cuentas no existe diferencia alguna entre los megafraudes de los hermanos Martin y Alejandro Werner Wainfeld en la Secretaría de Hacienda, totalmente controlada por la banca israelí-anglosajona, ni del tuxpeño Roberto Hernández Ramírez, con los felones de la banca privada de Wall Street.
Sin contar los revolventes riesgos inherentes a la “desregulación” del modelo neoliberal, es decir, su “contabilidad invisible” (off-balance sheet) y sus “paraísos fiscales” (off-shore), ambos diseñados para piratas, Wolf pone el dedo en la llaga sobre la “ineficiencia” del modelo neoliberal rescatado por los bancos centrales del G7: “un casino desregulado y subsidiado que no asigna los recursos correctamente”.
No es el ridículo “fin de la historia” fukuyamesco, pero sí el “fin de la histeria” bursátil del desregulado neoliberalismo neofeudal.
Los límites de la desregulación.
El gran poeta californiano Robert Frost, citado por el economista de Harvard Kenneth Rogoff y el mismo Wolf, describió los peligros tanto de la “ruina financiera”, que asemejó al “fuego”, como de la “inflación”, que comparó al “hielo”, que se abaten sobre los humanos. Wolf admite que “son tiempos peligrosos, pero también históricos” y pone en tela de juicio “las pasadas tres décadas”, en momentos en que “EU ha mostrado los límites de la desregulación”. Quizá lo ignoren los economistas, ya no se diga los ignaros financieros, pero en siquiatría la desregulación equivale a la locura.
Las “implicaciones serán globales, extensas y de largo plazo”, sentencia Wolf. En Hong Kong, desde las antípodas de Wall Street, Chan Akya fustiga a los “nuevos brahmanes” (Asia Times, 29/3/08), la nueva casta de banqueros que son rescatados de sus quiebras con el dinero de los contribuyentes, lo cual ha llevado a la “desaparición” (sic) del sistema anglosajón: “la Fed consiguió en un par de meses lo que tomó siete décadas a la Unión Soviética, es decir, destruir el capitalismo global de mercado del sistema anglosajón”.
Califica a los gobernadores de los bancos centrales del G7 (nota: extensivo a sus caricaturas grotescas de Iberoamérica) como “totalmente corruptos, además de ser terriblemente incompetentes”.
Se mofa de la “inflexibilidad de la política monetaria” del Banco Central Europeo que “alegremente rescata cada banco que se le arroja a sus pies”. Desmonta impecablemente el fracaso de los rescates bancarios de Japón y del “socialismo (sic) de mercado” de Suecia, que ha sido imitado en forma insensata por la Fed.
Murió el 14 de marzo del 2008
Alfredo Jalife-Rahme
Martin Wolf, editor de economía de The Financial Times, portavoz del neoliberalismo global, decreta la fecha de las exequias de la desregulada globalización financiera neofeudal cuando Ben Shalom Bernanke rescató de su quiebra al quinto banco estadunidense, Bear Stearns: “Recuerden el viernes 14 de marzo de 2008: fue el día en que el sueño del capitalismo del libre mercado global feneció” (25/3/08).
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Fulmina que “con su decisión para rescatar Bear Stearns, la Reserva Federal (Fed), la institución responsable de la política monetaria en EU, principal protagonista del capitalismo de libre mercado, declaró que su era había concluido”. Agrega como último clavo en el féretro del putrefacto capitalismo neoliberal, las declaraciones de Joseph Ackermann, jerarca de Deutsche Bank, el principal banco de Alemania: “No creo más en el poder autocurativo de los mercados. La desregulación alcanzó sus límites”.
Cualquiera que haya leído el libro agotado El lado oscuro de la globalización: post-globalización y balcanización, Ed. Cadmo & Europa (que recopila textos a partir de 1997) y nuestras contribuciones a Bajo la Lupa desde hace ocho años, no se asombrará de la coincidencia de opiniones entre Wolf, Ackermann y quien esto escribe, sobre la crisis terminal del modelo neoliberal, que, desde el punto de vista estructural y no ideológico, diagnosticamos desde hace más de 10 años.
Siempre comentamos que lo único que faltaba era el sacerdote que oficiaría las exequias cuya identidad ya se sabe: Ben Shalom Bernanke, quien heredó el mayor cataclismo financiero de la historia de la humanidad creado por su antecesor, el locuaz Alan Greenspan.
La “desilusión” de Wolf, combinada con una notable honestidad intelectual, se acopla a la medida de su infantilismo ideológico, quien llegó “a soñar (sic) que la desregulación financiera” del mercado de riesgo (securitisation) conseguiría apartar a los gobiernos de su intervención”.
En realidad, el desregulado neoliberalismo neofeudal que practica la banca israelí-anglosajona, siempre epitomizó la “privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas” en forma parasitaria. A diferentes niveles y dimensiones, pero a final de cuentas no existe diferencia alguna entre los megafraudes de los hermanos Martin y Alejandro Werner Wainfeld en la Secretaría de Hacienda, totalmente controlada por la banca israelí-anglosajona, ni del tuxpeño Roberto Hernández Ramírez, con los felones de la banca privada de Wall Street.
Sin contar los revolventes riesgos inherentes a la “desregulación” del modelo neoliberal, es decir, su “contabilidad invisible” (off-balance sheet) y sus “paraísos fiscales” (off-shore), ambos diseñados para piratas, Wolf pone el dedo en la llaga sobre la “ineficiencia” del modelo neoliberal rescatado por los bancos centrales del G7: “un casino desregulado y subsidiado que no asigna los recursos correctamente”.
No es el ridículo “fin de la historia” fukuyamesco, pero sí el “fin de la histeria” bursátil del desregulado neoliberalismo neofeudal.
Los límites de la desregulación.
El gran poeta californiano Robert Frost, citado por el economista de Harvard Kenneth Rogoff y el mismo Wolf, describió los peligros tanto de la “ruina financiera”, que asemejó al “fuego”, como de la “inflación”, que comparó al “hielo”, que se abaten sobre los humanos. Wolf admite que “son tiempos peligrosos, pero también históricos” y pone en tela de juicio “las pasadas tres décadas”, en momentos en que “EU ha mostrado los límites de la desregulación”. Quizá lo ignoren los economistas, ya no se diga los ignaros financieros, pero en siquiatría la desregulación equivale a la locura.
Las “implicaciones serán globales, extensas y de largo plazo”, sentencia Wolf. En Hong Kong, desde las antípodas de Wall Street, Chan Akya fustiga a los “nuevos brahmanes” (Asia Times, 29/3/08), la nueva casta de banqueros que son rescatados de sus quiebras con el dinero de los contribuyentes, lo cual ha llevado a la “desaparición” (sic) del sistema anglosajón: “la Fed consiguió en un par de meses lo que tomó siete décadas a la Unión Soviética, es decir, destruir el capitalismo global de mercado del sistema anglosajón”.
Califica a los gobernadores de los bancos centrales del G7 (nota: extensivo a sus caricaturas grotescas de Iberoamérica) como “totalmente corruptos, además de ser terriblemente incompetentes”.
Se mofa de la “inflexibilidad de la política monetaria” del Banco Central Europeo que “alegremente rescata cada banco que se le arroja a sus pies”. Desmonta impecablemente el fracaso de los rescates bancarios de Japón y del “socialismo (sic) de mercado” de Suecia, que ha sido imitado en forma insensata por la Fed.
El dramaturgo conservador e “historiador de las ideas” de Oxford, David Selbourne, resalta la “crisis profunda” de Gran Bretaña y su retroceso que compara a “la mitad del siglo XVII”, cuando se gestó la Revolución de Cromwell y la población se encontraba “loca de libertad” (como ahora): “con las economías occidentales ampliamente supeditadas al consumismo, que se ha vuelto la medida del progreso nacional, las democracias liberales han tropezado hacia la oscuridad” (The Spectator, 26/3/08).
Hace un año apuntamos en nuestro libro premonitorio Fin de una era: turbulencias en la globalización (Ed. Libros del Zorzal, Buenos Aires, 07): “Los bancos centrales del G-7 prefieren una crisis financiera global a tener que sacrificar el modelo capitalista. La gestión de las múltiples burbujas greenspanianas llevó a una megaburbuja teratológica que es preferible dejar estallar antes de que arrase con todos los jugadores. No es poca cosa, se trata del estallido del sistema de flotación impuesto unilateralmente por Nixon en 1971, que se sumó a la desregulada globalización financiera feudal de 1991. Habrá que ver cómo se repone el sistema capitalista de su orgía especulativa, que pone en riesgo su propia existencia y la supervivencia del género humano. Se muere una burbujeante era financiera de 35 años”. ¿No que no?
Hace un año apuntamos en nuestro libro premonitorio Fin de una era: turbulencias en la globalización (Ed. Libros del Zorzal, Buenos Aires, 07): “Los bancos centrales del G-7 prefieren una crisis financiera global a tener que sacrificar el modelo capitalista. La gestión de las múltiples burbujas greenspanianas llevó a una megaburbuja teratológica que es preferible dejar estallar antes de que arrase con todos los jugadores. No es poca cosa, se trata del estallido del sistema de flotación impuesto unilateralmente por Nixon en 1971, que se sumó a la desregulada globalización financiera feudal de 1991. Habrá que ver cómo se repone el sistema capitalista de su orgía especulativa, que pone en riesgo su propia existencia y la supervivencia del género humano. Se muere una burbujeante era financiera de 35 años”. ¿No que no?
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2 comentarios:
EPITAFIO DEL CAPITALISMO GLOBAL
La muerte o exequias de la desregulada Globalización financiera neofeudal, como lo adjetiva el autor se produjo el viernes 14 de Marzo del 2008 , pero la crisis financiera en curso en los mercados mundiales marca el fin de la Globalización, neoliberal y el comienzo de una nueva era de regulaciones , el concepto que tengo sobre el epitafio se va notando claramente en lo que esta pasando en el mundo señalando que en Alemania ya se observan señales del cambio, parte de una tendencia que se extiende rápidamente a través de Europa y por otros países. En medio de una creciente preocupación por la posibilidad de la que la crisis arrastre a más instituciones financieras a la quiebra, banqueros y líderes políticos alemanes reclaman la intervención del Estado para evitar una recesión severa, tanto nacional como internacional. El presidente del Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania, Josef Ackermann, dijo que ya no cree más en "la capacidad de autorregulación del mercado". Dada la magnitud que ganó la crisis en los últimos meses, "los gobiernos deben intervenir para influir sobre él", agregó. El economista jefe del banco, Norbert Walter, y otros expertos se hicieron eco de las palabras de Ackermann. Walter señaló en conferencia de prensa que la crisis podría extenderse hasta fines de 2009. "Necesitamos una nueva organización y nuevas ideas sobre la regulación de los mercados financieros", aseguró. Michael Heise, economista jefe del Allianz/Dresdner Bank, advirtió que muchas instituciones financieras internacionales podrían ir a la quiebra en los próximos meses, tanto en Alemania como en el resto del mundo, como consecuencia de la crisis. Sus comentarios se conocieron luego de que el banco privado estadounidense Bear Stearns cayera en una grave iliquidez a causa de su fallida especulación con hipotecas de alto riesgo, otorgadas a personas con escasas posibilidades de hacer frente a la devolución de esos créditos. Muchos otros bancos en Alemania, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, entre otros países, afrontan dificultades similares a causa del dinero colocado en los llamados "derivativos", instrumentos financieros especulativos y de alto riesgo que se apoyan en las hipotecas estadounidenses. En Gran Bretaña, el gobierno nacionalizó el mes pasado el banco Northern Rock, prácticamente en quiebra por sus riesgosas colocaciones en el mercado hipotecario de Estados Unidos.Se calcula que el costo de la nacionalización será de entre 110.000 y 220.000 millones de dólares. Alrededor de 100.000 pequeños accionistas del Northern Rock iniciaron una investigación sobre las operaciones del banco. Instituciones financieras privadas y estatales de Alemania enfrentan problemas parecidos. El banco estatal IKB recibió del gobierno garantías por 15.000 millones de dólares para evitar su colapso a causa de los fondos que colocó en el mercado hipotecario estadounidense. El gobierno alemán ha buscado en vano un comprador interesado en el banco IKB. Sus directivos admitieron el 20 de este mes que debieron pasar a pérdida préstamos por un total de 1.000 millones de dólares. Bancos públicos pertenecientes a los estados de Bavaria, Renania del Norte-Westfalia y Sajonia también recibieron abundantes fondos públicos para salvarlos de la quiebra. A la luz del fracaso de las políticas neoliberales, el ex ministro de Finanzas Oskar Lafontaine, ex ministro de Finanzas alemán entre 1998 y 1999, quien en 2005 se separó del Partido Socialdemócrata y fundó el Partido de Izquierda, invitó al banquero Ackermann a unirse a su agrupación. "Con comentarios como los de Ackerman, podemos ver la profundidad de la crisis", declaró Lafontaine. El líder del Partido Verde alemán, Juergen Trittin, ex ministro de Ambiente (1998-2005), dijo que la crisis actual representa la bancarrota de la globalización neoliberal. "Primero, los bancos apostaron el dinero de sus clientes en riesgosas especulaciones y ahora esperan que esos mismos clientes, a través de los impuestos, se hagan cargo de la factura", señaló. Trittin destacó que, hasta hace muy poco tiempo, Ackermann y Walter le decían al Estado que no pusiera sus manos en la economía. "Ahora es el Estado el que debe actuar como salvador", agregó. También en Francia los bancos afrontan las consecuencias de la falta de control sobre sus maniobras especulativas. En enero, el Société Générale perdió más de 9.000 millones de dólares y estuvo a punto de perder otros 75.000 millones en operaciones canceladas a último momento. El banco admitió que había ignorado 74 advertencias de su propio sistema de supervisión y permitió que siguiera adelante con las transacciones realizadas por uno de sus ejecutivos, Jerome Kerviel. Episodios similares de fracasos de los controles internos se han repetido en otras instituciones en todo el mundo. Esto se suma a la incapacidad del mercado para autorregularse. Ferdinand Lancina, ex ministro austríaco de finanzas entre 1985 y 1996, declaró al diario vienés Der Standard que "el neoliberalismo ha muerto, y por mucho tiempo". (FIN/2008)
EPITAFIO DEL CAPITALISMO GLOBAL
La muerte o exequias de la desregulada Globalización financiera neofeudal, como lo adjetiva el autor se produjo el viernes 14 de Marzo del 2008 , pero la crisis financiera en curso en los mercados mundiales marca el fin de la Globalización, neoliberal y el comienzo de una nueva era de regulaciones , el concepto que tengo sobre el epitafio se va notando claramente en lo que esta pasando en el mundo señalando que en Alemania ya se observan señales del cambio, parte de una tendencia que se extiende rápidamente a través de Europa y por otros países. En medio de una creciente preocupación por la posibilidad de la que la crisis arrastre a más instituciones financieras a la quiebra, banqueros y líderes políticos alemanes reclaman la intervención del Estado para evitar una recesión severa, tanto nacional como internacional. El presidente del Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania, Josef Ackermann, dijo que ya no cree más en "la capacidad de autorregulación del mercado". Dada la magnitud que ganó la crisis en los últimos meses, "los gobiernos deben intervenir para influir sobre él", agregó. El economista jefe del banco, Norbert Walter, y otros expertos se hicieron eco de las palabras de Ackermann. Walter señaló en conferencia de prensa que la crisis podría extenderse hasta fines de 2009. "Necesitamos una nueva organización y nuevas ideas sobre la regulación de los mercados financieros", aseguró. Michael Heise, economista jefe del Allianz/Dresdner Bank, advirtió que muchas instituciones financieras internacionales podrían ir a la quiebra en los próximos meses, tanto en Alemania como en el resto del mundo, como consecuencia de la crisis. Sus comentarios se conocieron luego de que el banco privado estadounidense Bear Stearns cayera en una grave iliquidez a causa de su fallida especulación con hipotecas de alto riesgo, otorgadas a personas con escasas posibilidades de hacer frente a la devolución de esos créditos. Muchos otros bancos en Alemania, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, entre otros países, afrontan dificultades similares a causa del dinero colocado en los llamados "derivativos", instrumentos financieros especulativos y de alto riesgo que se apoyan en las hipotecas estadounidenses. En Gran Bretaña, el gobierno nacionalizó el mes pasado el banco Northern Rock, prácticamente en quiebra por sus riesgosas colocaciones en el mercado hipotecario de Estados Unidos.Se calcula que el costo de la nacionalización será de entre 110.000 y 220.000 millones de dólares. Alrededor de 100.000 pequeños accionistas del Northern Rock iniciaron una investigación sobre las operaciones del banco. Instituciones financieras privadas y estatales de Alemania enfrentan problemas parecidos. El banco estatal IKB recibió del gobierno garantías por 15.000 millones de dólares para evitar su colapso a causa de los fondos que colocó en el mercado hipotecario estadounidense. El gobierno alemán ha buscado en vano un comprador interesado en el banco IKB. Sus directivos admitieron el 20 de este mes que debieron pasar a pérdida préstamos por un total de 1.000 millones de dólares. Bancos públicos pertenecientes a los estados de Bavaria, Renania del Norte-Westfalia y Sajonia también recibieron abundantes fondos públicos para salvarlos de la quiebra. A la luz del fracaso de las políticas neoliberales, el ex ministro de Finanzas Oskar Lafontaine, ex ministro de Finanzas alemán entre 1998 y 1999, quien en 2005 se separó del Partido Socialdemócrata y fundó el Partido de Izquierda, invitó al banquero Ackermann a unirse a su agrupación. "Con comentarios como los de Ackerman, podemos ver la profundidad de la crisis", declaró Lafontaine. El líder del Partido Verde alemán, Juergen Trittin, ex ministro de Ambiente (1998-2005), dijo que la crisis actual representa la bancarrota de la globalización neoliberal. "Primero, los bancos apostaron el dinero de sus clientes en riesgosas especulaciones y ahora esperan que esos mismos clientes, a través de los impuestos, se hagan cargo de la factura", señaló. Trittin destacó que, hasta hace muy poco tiempo, Ackermann y Walter le decían al Estado que no pusiera sus manos en la economía. "Ahora es el Estado el que debe actuar como salvador", agregó. También en Francia los bancos afrontan las consecuencias de la falta de control sobre sus maniobras especulativas. En enero, el Société Générale perdió más de 9.000 millones de dólares y estuvo a punto de perder otros 75.000 millones en operaciones canceladas a último momento. El banco admitió que había ignorado 74 advertencias de su propio sistema de supervisión y permitió que siguiera adelante con las transacciones realizadas por uno de sus ejecutivos, Jerome Kerviel. Episodios similares de fracasos de los controles internos se han repetido en otras instituciones en todo el mundo. Esto se suma a la incapacidad del mercado para autorregularse. Ferdinand Lancina, ex ministro austríaco de finanzas entre 1985 y 1996, declaró al diario vienés Der Standard que "el neoliberalismo ha muerto, y por mucho tiempo". (FIN/2008)
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