domingo, 2 de julio de 2017

BRASIL SE DESMORONA FRENTE AL ABISMO POLÍTICO.

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TEMER, EL PRESIDENTE DENUNCIADO POR CORRUPCIÓN.- El Fiscal General Rodrigo Janot, acusó formalmente al mandatario brasileño, por corrupción pasiva. El jefe de Estado vive sus horas más aciagas con su base de apoyo fracturado y un alto rechazo de la Ciudadanía. La Procuraduría solicitó le solicitó al Supremo Tribunal Federal que Temer sea apartado del cargo. Cardoso del Partido aliado, pidió su renuncia.

Michel Temer se convirtió en el primer presidente brasileño acusado formalmente de corrupción. El procurador general, Rodrigo Janot, lo denunció por corrupción pasiva ante el Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima instancia judicial del país. Junto con la denuncia Janot solicitó que Temer sea separado del cargo. El mandatario vive sus horas más aciagas con su base de apoyo fracturada y un alto rechazo de la ciudadanía. Los cargos en contra el mandatario sólo serán aceptados tras un análisis del Supremo Tribunal; para que el trámite siga adelante debe contar con el aval de la Cámara de Diputados. El primer análisis de la denuncia recaerá en manos del juez Edson Fachin, instructor del caso en el máximo tribunal, que luego debe decidir si la remite a la Cámara baja, que tendrá la última palabra sobre el asunto por normas constitucionales. Si la denuncia fuera aceptada, Temer podría ser suspendido de sus funciones por 180 días. 

En medios políticos y jurídicos la acusación formal contra Temer era un secreto a voces, sobre todo, porque el fiscal Janot adelantó la semana pasada su convicción de que Temer había recibido ventajas ilícitas del grupo JBS, que supuestamente negociaba su antiguo asesor Rodrigo Rocha Loures, actualmente en prisión por ese mismo asunto. Mismo convencimiento mostró la Policía Federal, a cargo de las investigaciones, que en un informe preliminar entregado la semana pasada al Supremo sostuvo que existen serios indicios de que el mandatario incurrió “con vigor” en prácticas corruptas. Hipótesis de los sabuesos que fue reforzada ayer cuando, en otro informe, la Policía Federal concluyó que el mandatario también intentó obstaculizar investigaciones y dejó de comunicar a las autoridades sobre maniobras corruptas de las que tuvo conocimiento, algo que podría generar otras denuncias. Las sospechas se desprenden de confesiones hechas por directivos del grupo JBS, que dijeron que sobornan al mandatario desde 2010 y además entregaron a la justicia grabaciones que comprometen al gobernante.

En esos audios, Temer escucha en silencio y hasta consiente unas maniobras irregulares que el dueño de JBS, Joesley Batista, dice que realiza en favor de su grupo tanto con autoridades del gobierno como con representantes del poder judicial. Las grabaciones fueron hechas por Batista durante una visita que le hizo a Temer en marzo, por lo que la sospecha que se teje en torno al mandatario se refiere a hechos ocurridos en el ejercicio de su mandato, algo que la Constitución impone como requisito para que un gobernante pueda ser objeto de un proceso penal. En caso de que el juez Fachin considere procedente la denuncia, la decisión final será tomada en Diputados, que la analizarán primero en la Comisión de Constitución y Justicia y luego en el pleno del órgano legislativo. Si los diputados avalan finalmente la denuncia por el voto de la mayoría de dos tercios, Temer sería suspendido de sus funciones durante un plazo de 180 días y su vacante sería cubierta en forma interina por el presidente de la Cámara baja, Rodrigo Maia.


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BRASIL SE DESMORONA FRENTE AL ABISMO POLÍTICO.
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Ulises Noyola Rodríguez.

ALAI. Sábado 1 de julio del 2017.

ALAI AMLATINA, 29/06/2017.- El presidente Michel Temer se encuentra de nueva cuenta acorralado después de la difusión de las grabaciones que confirmaron su decisión de otorgar varios sobornos dentro del sistema político brasileño, lo cual pone en duda la continuidad de su cargo ante la posibilidad de elecciones presidenciales anticipadas.

El presidente brasileño ha podido mantenerse en su cargo debido al apoyo del capital exportador y financiero, que desean sostener las reformas estructurales vinculadas a la congelación del gasto público durante veinte años, el empeoramiento de las condiciones laborales y la reducción significativa de las pensiones.

Las medidas de ajuste fiscal implicarán la destrucción de los beneficios sociales construidos durante el lulismo y servirán para sanear las finanzas públicas que, de acuerdo a las proyecciones del gobierno brasileño, tendrán un superávit primario de 10,000 millones de reales en 2020.

De la misma manera, las privatizaciones de activos públicos tomarán un nuevo impulso bajo la presidencia de Michel Temer, ya que se contempla llevar a cabo la privatización en sectores estratégicos como el petróleo, el gas, los aeropuertos, los ferrocarriles y las carreteras.

Las privatizaciones tienen como principal objetivo recaudar entre 20,000 y 30,000 millones de reales destinados a pagar la deuda pública alimentada por los enormes pagos de intereses que son causados por la tasa de interés (10.2%) del Banco Central de Brasil.

El estado brasileño se convirtió así en un cómplice de los grandes bancos, ya que acepta pagar una enorme cantidad de intereses, que son producidos principalmente por operaciones especulativas y que no tienen ninguna relación con el tamaño de la deuda ni con la magnitud del gasto del gobierno brasileño.

El mandato de Michel Temer estará entonces caracterizado por la presencia de movilizaciones sociales masivas desde marchas hasta paros generales, que podrían minar por completo la popularidad de su partido Movimiento Democrático Brasileño rumbo a las elecciones presidenciales en 2018.

Por otro lado, la principal figura del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva, retomó un discurso de reconciliación con los trabajadores brasileños, al indicar que era necesario formular una política económica enfocada en los sectores sociales marginados.

Es importante recordar que el lulismo se plegó a los intereses del capital trasnacional en las finanzas públicas, el sector financiero y la propiedad de la tierra durante los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff. El capital trasnacional se aprovechó de las elevadas tasas de interés, el régimen inequitativo de impuestos y la ausencia de una reforma agraria en ambas administraciones del PT.

El punto débil del PT reside, por tanto, en que su porvenir político depende de la popularidad de su candidato presidencial Lula da Silva, que se encuentra actualmente acusado de corrupción y que posiblemente podría ser inhabilitado de participar en las elecciones presidenciales en 2018.

Por otra parte, los dirigentes del PT ahora piden a la población brasileña que se movilice para convocar elecciones presidenciales anticipadas, pero no ratifican su apoyo a la realización de una auditoría de la deuda pública, la aplicación de un nuevo régimen fiscal y la aprobación de una reforma agraria en caso de ganar las elecciones presidenciales.

La economía brasileña lleva dos años de recesión impulsada por la caída del precio de los commodities entre 2016 y 2017, situación que puso de manifiesto la necesidad de implementar reformas radicales a fin de favorecer a los estratos sociales con menores ingresos.

Además de la recesión económica, la tasa de desempleo alcanzó una cifra histórica de 13.7% a mediados de 2017, que afectó a alrededor de 14.2 millones de brasileños en un contexto en que los programas sociales como Bolsa Familia ya no son suficientes para cambiar sustantivamente la marginación económica en Brasil.

Los integrantes del PT demandan también la creación de una Asamblea Constituyente con el fin de abordar la reforma del sistema político, que se encuentra plagado de corrupción y desprovisto de la legitimidad necesaria para conseguir el apoyo de la mayoría de los brasileños.

No obstante, la dirigencia del PT no convoca a realizar un cambio importante en la composición de sus miembros, muchos de los cuales tienen estrechos vínculos con las grandes empresas brasileñas y obstaculizan las demandas más radicales de los sectores marginados.

Los dirigentes del PT tampoco esclarecen qué acciones tomarán con los miembros que sean acusados por casos de corrupción, ni se comprometen a llevar a cabo una investigación profunda en todas las líneas del partido a fin de convertirse en un partido de masas con la legitimidad necesaria para transformar la economía brasileña.

En conclusión, el PT a pesar de que se encuentra frente al derrumbe del partido de Temer, está vacilando entre aceptar ciertas demandas de los trabajadores brasileños y al mismo tiempo, seguir obedeciendo a los intereses del capital brasileño, con lo cual acabaría de construir su propia tumba.

- Ulises Noyola Rodríguez es colaborador del Centro de Investigación sobre la Globalización.


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