miércoles, 21 de noviembre de 2018

BORON: DOS REFLEXIONES A PROPÓSITO DEL PENSAMIENTO CRÍTICO. ÁLVARO GARCÍA LINERA: “ESTÁN REPITIENDO VIEJAS RECETAS QUE FRACASARON”.

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EL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO HOY. EMIR SADER. Julio del 2017.- Siempre habían coincidido períodos históricos importantes para el continente y auges del pensamiento crítico latinoamericano. El período vivido por varios países del continente en este siglo configura, sin ninguna duda, un período especial en que, a pesar de los efectos negativos vividos por el continente como resultado de las grandes trasformaciones regresivas vividas por el mundo en las últimas décadas y por las tendencias negativas predominantes en el mundo actualmente, tuvimos países que han reaccionado positivamente, a contramano de lo que pasa en el mundo.
 


No solo fue un período importante por ello, sino por el surgimiento, como una de sus expresiones, de una generación de líderes políticos excepcionales, como Hugo Chávez, Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Pepe Mujica, Evo Morales, Rafael Correa, entre otros. Bastaría ello para confirmar que es un período extraordinario.


Sin embargo, tampoco se puede negar que el pensamiento crítico no ha estado a la altura de los desafíos políticos enfrentados por esos gobiernos, no se ha generado un período de auge de nuevas construcciones teóricas muy importantes para el pensamiento latinoamericano. ¿A qué se debe ello?


Sin duda una de las dificultades es la misma complejidad de ese período, su carácter contradictorio. Globalmente es un período de retrocesos, con el paso de un mundo bipolar a un mundo unipolar bajo la hegemonía imperial norteamericana; con el paso de un ciclo largo expansivo del capitalismo a un ciclo largo recesivo; con el paso de la hegemonía de un modelo de bienestar social a la de un modelo de competencia libre en el mercado. América Latina vivió esos cambios de forma concentrada-mente negativa, marcados por la crisis de la deuda a finales de los años 1970; dictaduras militares en algunos de los países más importantes del continente; y por ser la región del mundo que tuvo más gobiernos neoliberales y en sus modalidades más radicales.


Las dificultades para comprender cómo, en un marco negativo como ese, fue posible el surgimiento de gobiernos progresistas, es un problema teórico que hay que descifrar, para poder enfrentar los dilemas del nuevo período, así como las herencias como Estados mínimos y economías desindustrializadas, con la soya y la extracción de productos primarios con un rol importante, con la mayor parte de los trabajadores sin contrato de trabajo, con profundas desigualdades sociales, entre otras……..

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Dr. Atilio A. Boron en el Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico, organizado por CLACSO. Buenos Aires.


DOS REFLEXIONES A PROPÓSITO DEL PENSAMIENTO CRÍTICO.
La permanencia de la Izquierda.
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Atilio A. Boron.

Rebelión miércoles 21 de noviembre del 2018.

Muchos pensaron que con el triunfo de Mauricio Macri y la elección de Jair Bolsonaro, el pensamiento de Nuestra América caería una vez más en los nefastos extravíos del neofascismo, de la Xenofobia, la Misoginia, la Homofobia, el Racismo. Pero la extraordinaria Convocatoria al Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico, convocado por CLACSO en Buenos Aires, pone seriamente en cuestión la expectativa largamente acariciada por la derecha.

I. Pensamiento crítico recargado en Buenos Aires, y las tareas necesarias para pasar a la contraofensiva.

Muchos pensaron que con el triunfo de Mauricio Macri y la elección de Jair Bolsonaro el pensamiento de Nuestra América caería una vez más en los nefandos extravíos del neofascismo, de la xenofobia, la misoginia, la homofobia, el racismo. Es decir, en el pensamiento reaccionario en todas sus variantes, y que el pensamiento crítico había llegado a su ocaso. Pero la extraordinaria convocatoria del Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico convocado por CLACSO en Buenos Aires pone seriamente en cuestión esa expectativa largamente acariciada por la derecha. No sólo por la gran cantidad de intelectuales y políticos de todo el mundo que acudieron a la cita sino por el clima que se palpaba en la multitudinaria concurrencia y la receptividad demostrada ante diversas intervenciones que no sólo cuestionaban el saber convencional de las ciencias sociales, comenzando por la Economía, sino que expresaban la profunda convicción de que el camino neoliberal por el cual algunos gobiernos están llevando a nuestros países conduce inexorablemente a un holocausto social y ecológico de inéditas proporciones.

Ante esa amenaza es necesario construir una alternativa política, y esa requiere el aporte imprescindible del pensamiento crítico que permita trazar una hoja de ruta para evitar el derrumbe catastrófico de la vida civilizada. Hay que hacer un análisis concreto de nuestras dolorosas realidades y un profundo trabajo de organización en el fragmentado y atomizado campo popular que permita enfrentar a los hiper-organizados (en Davos, en el Grupo de Bildelberg, en el G-7, etcétera) enemigos de clase. Hacer también un no menos crucial trabajo de concientización para exponer el lento genocidio que perpetran las clases dominantes del capitalismo mundial (contra los adultos mayores, los jóvenes, las mujeres, los pueblos originarios, los afro-descendientes, entre tantos otros) y para que todas y todos perciban que otro mundo es posible, que eso no es una quimera sino un “principio esperanza” como decía Ernst Bloch o una utopía realizable, como en su momento fue la jornada de ocho horas. Por lo tanto: organización, unidad en la lucha, concientización y una sofisticada estrategia política de construcción de poder popular que no debe, bajo ninguna circunstancia, reducirse al sólo momento electoral. La clase dominante, el gran empresariado y sus aliados, luchan a diario por sus intereses y jamás detienen sus empeños para ajustarse al calendario electoral. Como dijo una vez el magnate húngaro-norteamericano George Soros, “los mercados votan todos los días”, y a nosotros nos llaman a votar cada dos o cuatro años. Debemos hacer lo mismo y luchar a diario con independencia del calendario electoral. Y tomando nota, además, de los profundos cambios registrados en la subjetividad de las clases y capas populares que empuja cv a algunos de sus sectores a votar por sus verdugos. Cambios que son consecuencia del fabuloso desarrollo de la informática y los medios de comunicación que permite llegar hasta las capas más profundas del inconsciente y, desde allí, manipular la conducta política de la población. Lo ocurrido en Brasil con la elección de Bolsonaro es una lección que no puede ser olvidada Para esta larga y difícil batalla se requiere mucha inteligencia, mucha fuerza y mucha pasión sin las cuales nada podrá construirse. Ante algunos apasionados cantitos de la enfervorizada concurrencia al Foro, entre ellos el famoso “hit del verano”, la ex presidenta Cristina Fernández lanzó una oportuna recomendación: “no gritemos ni insultemos porque perdemos tiempo para pensar lo importante.” De eso se trata: de no distraernos y pensar lo importante, es decir, de cómo retornar al gobierno y desde ahí, y con el pueblo en las calles, movilizado y organizado, conquistar el poder. Lo demás es pura catarsis, que tranquiliza algunos espíritus pero que condena a la impotencia política a quienes la cultivan.

II. Pensamiento crítico recargado.2, o sobre la continuada vigencia de la distinción entre derecha e izquierda.

En su presentación del lunes en el 1º Foro Mundial del Pensamiento Crítico la ex presidenta Cristina Fernández afirmó que la distinción entre izquierda y derecha era un anacronismo. Surgida de la forma en que se distribuían los diversos grupos políticos en la Asamblea Nacional de Francia luego de la Revolución el paso del tiempo había terminado por confirmar la irrelevancia de aquella diferenciación. Sin embargo cuando en el día de ayer Juan C. Monedero y Álvaro García Linera retomaron la cuestión sus conclusiones fueron muy diferentes. Después de manifestar que “la izquierda siempre está allí, aunque no se la mencione” el español se preguntó “¿si la izquierda está muerta, dónde están los cadáveres de sus sujetos: los obreros, los campesinos, los originarios, las mujeres, los jóvenes, los explotados?” ¿Es que han desaparecido? No, de ninguna manera. Están allí, retorciéndose de dolor ante tanta opresión, explotación, humillación. Y, prosigo con mi reflexión: mientras sobreviva el capitalismo y sus víctimas sigan creciendo en proporción geométrica la izquierda estará más viva y será más necesaria que nunca. Un solo ejemplo: jamás en la historia de la humanidad hubo un 1 por ciento que detentara tanta riqueza como el 99 por ciento de la población mundial. Por eso hay 99 razones para creer que la distinción entre derecha e izquierda es más válida hoy que en tiempos de la Revolución Francesa.

A su turno, García Linera expresó que la vigencia de la dicotomía derecha-izquierda se certifica cuando se observa que mientras los gobiernos progresistas y de izquierda del siglo veintiuno sacaron de la pobreza a 72 millones de personas en América Latina los de la derecha sumieron en ella a 22 millones; y que mientras los primeros reducían la desigualdad los segundos lo aumentaban. Pero no sólo eso: el vicepresidente boliviano también colocó en el haber de la izquierda el empoderamiento de vastos sectores sociales anteriormente privados de los derechos más elementales y la reafirmación de la soberanía económica, política y militar de los países gobernados por la izquierda por contraposición a la profundización de la subordinación económica, política y militar impulsada por los regímenes derechistas.

La supuesta extinción de la diferencia entre izquierda y derecha fue exacerbada en los noventas cuando se decía que la historia había llegado a su fin (Francis Fukuyama dixit) y con él la lucha de clases y los proyectos de izquierda. Pero las resistencias populares dieron al traste con esas rosadas expectativas y el neoliberalismo se vino abajo con Ménem-De la Rúa, Fujimori, F. H. Cardoso, Sánchez de Lozada y otros por el estilo. Y vinieron nuevos gobiernos, a partir del ascenso a la presidencia de Venezuela de Hugo Chávez en 1999, que marcaron una clara diferencia con sus predecesores, la misma que hoy se comprueba entre los gobiernos de Cristina Fernández y Mauricio Macri; o entre Dilma Rousseff y Michel Temer; y, seguramente, entre Enrique Peña Nieto y Andrés M. López Obrador, o la que podría haber habido entre Fernando Haddad y Jair Bolsonaro. ¿Significa todo esto negar que haya variantes de la izquierda que han ido absorbiendo algunos contenidos y valores propios de la derecha? De ninguna manera: una cosa es la izquierda que se expresa en la Revolución Cubana; otra en los gobiernos “bolivarianos” y otra muy distinta en las versiones más moderadas de Argentina, Brasil o Uruguay. Pero todas sin excepción fueron blanco de feroces ataques del imperialismo norteamericano como guardián planetario del capitalismo. Y si éste lo hizo fue porque sabía que, aún en su moderación, allí había un potencial de izquierda que debía ser tronchado sin miramientos.

Termino con una reflexión de uno de los más grandes filósofos políticos del siglo veinte: Norberto Bobbio. En un hermoso pequeño libro llamado Derecha e Izquierda este “socialista liberal”, como se autocalificaba, plasmó una bella metáfora que demuestra la vigencia de aquella distinción. Decía que “entre el blanco y el negro puede haber un gris; entre el día y la noche está el crepúsculo. Pero el gris no anula la diferencia entre el blanco y el negro ni el crepúsculo hace lo mismo con la diferencia entre la noche y el día.” Suficiente para validar la permanente actualidad de aquella clásica distinción. Podrá haber grises y crepúsculos, pero la izquierda siempre estará allí.

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García Linera y Monedero participaron en el segundo día del foro organizado por CLACSO. 

ÁLVARO GARCÍA LINERA:
“ESTÁN REPITIENDO VIEJAS RECETAS QUE FRACASARON”.
Criticó la ola neoliberal en el Foro Mundial organizado por CLACSO en el estadio de Ferro.
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El vicepresidente de Bolivia aseguró que hoy en América latina “tenemos una especie de zombie, un neoliberalismo fosilizado”. A su lado, el politólogo español Juan Carlos Monedero señaló que ser de izquierda es confiar en el prójimo.

La nueva ola conservadora que se está expandiendo por la región lleva como bandera un neoliberalismo zombie, dijo ayer el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera.

“El neoliberalismo que ha triunfado recientemente en algunos países de América Latina es fosilizado. Están repitiendo las viejas recetas que hace 20 años fracasaron. No hay inventiva, no hay creatividad, no hay esperanza. Lo que ahora tenemos es una especie de neoliberalismo zombie que sobrevive. Pero yo insisto en que esto se va a acabar”, afirmó.

Junto con el profesor de la Universidad Complutense de Madrid y cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, García Linera presentó la conferencia “El futuro de la izquierda y de la dignidad humana”, en el segundo día del Foro Mundial del Pensamiento Crítico, organizado por CLACSO. En el caluroso auditorio 1 del estadio de Ferro que estallaba de gente, el español y el boliviano pensaron en conjunto cuál es el rol de la izquierda en los años venideros.

El primero en tomar el micrófono fue Monedero, quien empezó admitiendo que definir qué es izquierda y qué es derecha, no es tarea fácil, una discusión que sirve de continuidad a las palabras pronunciadas el día de ayer por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero el académico aventuró una teoría:

“Hay una idea fundamental que diferencia a las personas progresistas de las personas conservadoras. Las personas progresistas confiamos en los seres humanos; las personas conservadoras, no. Las personas que no confían en el ser humano van a terminar justificando gobiernos autoritarios, incluso la violencia, el paramilitarismo. En cambio, el pensamiento de izquierda necesita confiar en los demás”.

El académico, luego, expuso, siguiendo a Espinosa, que los seres humanos tenemos dos grandes sentimientos: el miedo y la esperanza. “El miedo monologa, pero la esperanza necesita dialogar y cooperar. En esa lucha en nuestras sociedades, cuando se instala el miedo, gana la derecha”, aseguró Monedero y sentenció: “Hay un sector de la izquierda que piensa que es más inteligente y más de izquierda cuanto más apocalípticos, oscuros y tenebrosos son sus discursos. Eso no es verdad. La gente que no abre vías de esperanza está trabajando para el conservadurismo”. Los aplausos llenaron la sala. 
El profesor pasó la posta a García Linera, quien estimó que la primera oleada progresista que recorrió la región en la última década y media pareciera haber terminado.
“Hay que ser fríos y reparar en los límites y los errores cometidos durante esa primera oleada, porque tenemos que prepararnos para la segunda”, disparó el vicepresidente boliviano, quien recibió una sonora ovación.
García Linera analizó los logros alcanzados por los gobiernos progresistas de América Latina de esa primera oleada, comenzando por la redistribución de la riqueza.
“¿Qué significa ser de izquierda? Haber sacado a 72 millones de personas de la pobreza”, afirmó. Fortalecimiento de los sindicatos y organizaciones sociales, democratización creciente, políticas de integración y soberanía continental, entre otros, fueron los demás puntos destacados por el vicepresidente. 
En cuanto a los límites, García Linera fue tajante en la debilidad de las transformaciones del sentido común.
“En el fondo, la política es una lucha por la construcción del sentido común. Y los gobiernos progresistas supieron utilizar un discurso específico en el momento preciso en que un pedazo del sentido común  –que apostaba al mercado para la satisfacción de las necesidades, que delegaba en empresarios los problemas de los pobres, etc.– se resquebrajó en un momento de catarsis social”, comentó.

“Cuando se llega al gobierno se cree que ese nuevo sentido común está enraizado. Pero lo que hemos entendido es que el sentido común es un sedimento conservador y que si los gobiernos progresistas no hacen un esfuerzo planificado y sistemático en todos los aspectos para transformarlo, el viejo sentido común volverá a reconstruir y desplazará al nuevo sentido común progresista superficial”, continuó.

“De ahí la paradoja: ¿cómo es posible que compañeros que salieron de la pobreza fruto de las políticas progresistas voten en contra de un gobierno progresista? Parece una traición. No lo es”, aseguró.
García Linera reiteró que la izquierda debe prepararse para volver a tomar el poder y expresó su deseo de que esta vez, con esta posible nueva oleada de gobiernos progresistas, cuenten con apoyos de otros lugares del mundo. “Miramos a España, a Inglaterra, a Francia, a Italia, a todas las partes del mundo, con la esperanza de que no nos dejen solos. Con la esperanza de que la siguiente oleada pueda ensamblarse con una oleada continental y mundial”, afirmó. 
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